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Capítulo 11: Evidencias

Eran casi las ocho de la mañana, Loly se encontraba de camino a un restaurante elegante en medio de Brooklyn donde sabía que encontraría a Bells pues la rubia acostumbraba a desayunar ahí todos los días. La pelinegra llegó, entró por la puerta y comenzó a observar por todos lados para encontrar a su amiga.

—Sí, es particularmente ridículo lo de esas personas.

—No necesariamente tiene que ser ridículo, son héroes, hacen el bien.

—Héroes… por favor.

—Lamento interrumpir su charla mediática sobre personajes habilidosos… Bells, tenemos que irnos. — dijo Loly mientras se acercaba a la mesa.

—¿De qué hablas? Espera. — contestó la rubia mientras su amiga la tomaba del brazo y la levantaba de la silla como a una niña pequeña. — Ya vuelvo chicas…

—No, no volverás.

—¿Qué te sucede? — preguntó Bells.

—¿Recuerdas las investigaciones sobre la mafia, la hija de Tessa y las otras cosas? Bueno, salió mal y ahora puedes estar en peligro.

—¿En peligro? ¡Oye Loly! No puedo irme y dejar a estas personas así.

—Bells, confía en mí una vez en tu vida, estarán mejor con nosotros lejos de ellas, por favor.

La rubia se quedó pensativa y con una cara seria, sin embargo, aceptó.

—Está bien…

—Vamos, hay que irnos. — contestó Loly.

Ambas chicas caminaban hasta la salida, sin embargo, dos hombres peculiares se aparecieron atravesando la entrada.

—Mierda… vamos por las escaleras, corre.

El par de mujeres caminaron rápidamente hasta las escaleras y las subieron con bastante prisa.

—¿Qué es lo que está sucediendo, Lola?

—Es complicado, te explicaré en el camino… si encuentro uno.

—A veces me pregunto porque soy tu amiga. — dijo la rubia un poco frustrada.

Loly se dio media vuelta para ver a su amiga de frente.

—No te queda más opción, además, somos hermanas, no amigas.

Ambas sonrieron, sin embargo, la felicidad en el lugar duró poco pues Loly fue enviada al suelo por una patada que recibió.

—¡Loly!

—Bueno… eso dolió. — dijo la pelinegra para después ponerse de pie.

La chica trató de impactarle un golpe en la cara al sujeto que la golpeó pero lo frenó rápidamente y con una maniobra lanzó a la pelinegra al suelo nuevamente, una vez ahí, sacó un cuchillo de su bolsillo y estaba listo para apuñalarla.

—¡No! — exclamó Bells a punto de sacar su varita, sin embargo, el arma blanca salió disparada de las manos del sujeto gracias a un palo de metal que la impactó.

—Tú. — susurró el hombre.

—Por Merlín… — soltó Bells.

Aquel hombre enmascarado con traje rojo se acercó al lugar para brindarle una paliza al atacante con ayuda de Loly, entre ambos lograron deshacerse del sujeto.

—¿Dónde está? — preguntó la pelinegra luego de haberle soltado un golpe al tipo tan fuerte que lo envió hasta el último piso.

—No lo escucho, creo que se fue… — contestó Andrew.

Loly le dio una mirada al traje de Andrew de arriba a abajo.

—No se ve tan mal en persona, te sienta mejor que la bufanda. — dijo la chica, el hombre simplemente sonrió. — lindas orejas. — añadió.

—Son cuernos. — contestó Andrew.

[Queens, Nueva York]

Payton se encontraba sentado frente a un escritorio dentro de la habitación de un hotel, frente a él habían muchos papeles que había sacado de la casa del hombre que asesinó la noche anterior, analizaba cada detalle con mucha concentración para no dejar que nada se le pasara por alto. De repente, el teléfono de bolsillo que llevaba con él comenzó a sonar, rápidamente el hombre contestó.

—¿Si?

—Tengo lo que buscas, pero debes hacerme un favor antes. — dijeron del otro lado del teléfono.

—No soy su cobrador, si no me da lo que quiero voy a llenar de gasolina su estúpida cabeza y luego la prenderé fuego en el Times Square.

—No se apure, Payton, créame cuando le digo que no le conviene hacer eso. Si está interesado vaya al costado norte del Central Park en una hora.

La llamada fue cortada por el hombre que realizó la llamada, Payton bajó su teléfono y se quedó pensativo por algunos segundos, luego se levantó de su asiento y se dirigió hasta la cama, se agachó y de debajo de la misma sacó un estuche con algunas armas además de un chaleco antibalas.

Jack y Billy se encontraban camino al hospital donde Payton estuvo internado para recolectar información sobre el asesinato de su familia, ambos hombres llegaron a la recepción dónde los recibió una enfermera.

—¡Buen día señorita! Vengo a buscar a Ryan Payton, es un viejo conocido y me enteré de lo que pasó.

—Oh disculpe señor, pero ese hombre escapó de este hospital hace un par de días, aún hay orden de captura por parte de la policía, lamento no poder ayudarle. — contestó la mujer para después retirarse.

Ambos hombres salieron del hospital con el objetivo fallido.

—¿Escapó? Ese tipo está más loco que una cabra.

—Payton es un tipo especial, de hecho muy especial. — dijo Billy.

—¿A qué te refieres?

—Hay rumores de que Payton le dio una paliza a unos compañeros de trabajo en la construcción, dicen que por asuntos con la mafia Italiana.

—¿Qué? ¿Por qué no me dijiste antes? Nos hubiéramos ahorrado bastantes cosas… ¿Crees que por eso asesinaron a su familia?

—Puede ser, Jack, pero hay que investigar mejor esto, sé adónde podemos ir. — dijo Billy.

Amy había llegado a una comisaría de policía donde un viejo amigo de Andrew había aceptado proteger a las personas que se encontraban en una pequeña habitación de espera, la rubia entró y colocó su bolso sobre la silla mientras observaba el lugar.

—¿Quién es? — preguntó Bells sentada junto a Loly.

—No sé, quizá un conocido de Andrew. — contestó la chica.

—¿Andrew?

La conversación fue interrumpida por un hombre que entró a la habitación hablando muy fuertemente..

—¡Señorita Brismonth! — exclamó el de cabello rubio.

—¡Mccoy! ¿Cómo estás? — contestó Amy para luego darle un abrazo a su viejo amigo.

—Bueno, pasando por las consecuencias de un amigo justiciero. ¿Dónde está por cierto?

—No lo sé…

Payton había ido hasta el Central Park, esperaba sentado sobre una banca al sujeto que lo había citado al lugar por información, alguien se acercó hasta la banqueta y se sentó al lado del hombre con las manos en los bolsillos y la capucha de su suéter sobre su cabeza.

—Es un gusto verlo en persona, señor Payton.

—Empiece a hablar o dejará de ser un gusto.

El hombre sacó una foto de su bolsillo y se la entregó a Payton con disimulo.

—Este hombre es una amenaza potencial, lo necesito fuera de mi camino, si lo hace le entregaré lo que quiere.

Payton observó la foto reconociendo al instante al hombre en ella.

—Ni lo piense.

—¿Sabe quién es, no? — preguntó el hombre.

Rápidamente, Payton sacó un arma con disimulo y apuntó al hombre a su lado.

—No te dejes llevar, Ryan, te contaré la verdad… ese hombre es el culpable de que tu familia esté muerta, él planeó y ordenó todo lo que sucedió pero no contaba con que quedarías con vida.

—¿Qué estás diciendo? — preguntó Payton.

—Tengo las pruebas en físico. — contestó el otro hombre en la banqueta mientras sacaba un sobre grande de su chaqueta. — Es tuyo, dale un vistazo en un lugar seguro y sabrás que no miento. — añadió el sujeto para luego ponerse de pie.

—¿Dónde mierda crees que vas? — soltó Payton.

—Ya terminé mi trabajo acá, Ryan, tengo más cosas que hacer.

Sin más, el hombre se dio la vuelta y se fue del lugar dejando a Payton en la banqueta con varias preguntas y ninguna respuesta.

La noche había caído; Amy, Mccoy y Bells habían vuelto a sus hogares para descansar tranquilamente mientras Andrew y Loly se habían reunido con Jack y Billy para seguir investigando.

—¿No tienen nada nuevo? — preguntó Billy, Andrew negó con su cabeza.

—Fue un día duro comenzando con que un imbécil me golpeó fuertemente. — dijo Loly.

—Supongo que le fue mal. — contestó Jack con una sonrisa que Loly devolvió.

—Hablemos sobre la ninja asesina que ha aparecido dos veces. ¿Alguien sabe algo de ella?

—Su nombre… es Mónica, supuestamente estaba muerta pero al parecer no. — dijo Andrew sacándose los guantes de su traje.

—¿Cómo que “supuestamente”? — preguntó Loly con curiosidad.

—Mónica fue una aurora del MACUSA, su muerte fue en los sesenta cuando ayudó a un fugitivo del mundo mágico a derrotar a una secta de magos mafiosos. — soltó Andrew.

—¿Cómo sabes todo eso? — preguntó Jack.

Se hizo un silencio de algunos segundos en la sala, sin embargo, Loly habló.

—Sí… Leí algo sobre eso, estuve en Nueva York ese año. ¿Pero como mierda sigue viva esa mujer?

—Es una buena pregunta…

—¿Nigromancia? — preguntó Billy.

—No, lo dudo, ella reconoció cuando la llamé por su nombre, comúnmente la víctima de la nigromancia no recuerda esas cosas. — contestó Andrew.

—Espera un momento. ¿Conoces el mundo de los magos? — preguntó Jack a quien le había llegado tarde la noticia de que Andrew también pertenecía a ese mundo.

—Eres un genio, Poker. — soltó Loly. — ¿Estudiaste en alguna escuela mágica o algo así?

—A ver, puedo conocer ese mundo pero no me considero parte de él, no estudié nada de magia, hechizos o similares.

—Pero tienes sangre mágica, familia con magia… — dijo Jack.

—Nos estamos saliendo del tema principal.

—Tiene razón, hay que averiguar mejor lo que está sucediendo, Jack y yo tenemos una posible pista que investigaremos mañana temprano. — dijo Billy mientras se colocaba una chaqueta. — No sé qué harán ustedes pero lo que sea que hagan, que sea rápido. — añadió para después darse media vuelta e irse.

Andrew se colocó los guantes de su traje seguido de aquella máscara y sin decir una palabra se marchó también huyendo por una ventana.

—¿No te apetece una comida o algo? — preguntó Jack a su amiga quien lo miró seriamente.

—Sabes, comúnmente te diría que no pero no he comido desde el mediodía, estás de suerte. — contestó la pelinegra.

Payton había sacado todo lo que venía en el sobre que le había sido entregado, comenzó a analizar cada escritura que venía en los papeles dándose cuenta que aquel hombre que se lo entregó no mentía.

—Hijo de perra… — susurró para sí mismo.

El hombre se levantó de la silla en la que estaba sentado, se dirigió hasta aquella maleta con armas pero las ignoró, tomó el chaleco antibalas que se encontraba debajo y comenzó a hacerle algunas modificaciones preparándose para salir a matar.

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