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OO5 | PERFECTA

Taehyung dormía plácidamente mientras Hazel se encontraba observando a la nada con su mano colocada sobre la de él, deseando también tener tanta tranquilidad en su cabeza para poder dormirse tan rápido. Ni siquiera sabía en qué momento lo había hecho, ya que estaban conversando, pero suponía que fue cuando ella estaba hablando, pues lo había notado exhausto luego de cenar, pero habían quedado en ver una película y quería intentar distraer su cabeza después de lo que presenció.

Durante la cena, notó cómo Jungkook la observaba pese a estar conversando con su hijo, lo que tan solo lograba tensarla más al tener su intensa mirada sobre ella, sorprendiéndose de que él le dirigiera la palabra, como si realmente se interesara en ella. Pero claro que ahora no se ilusionaba, sino que era completamente consciente de que estaba buscando saber si aún después de lo que vio, seguía teniéndola a sus pies. Quería saber si iba a seguir dispuesta a complacerlo, pero, Hazel, por su manera de mirarlo, de hablarle, creía haberle dejado en claro que no, notando cómo sobre la mesa había empuñado su mano mientras su mirada se oscurecía.

Ahora tan solo podía sentirse una estúpida por haber creído que podía ser alguien especial para él, hasta sentía que le dolía el estómago, por lo que se preguntaba si se trataba de las mariposas que en aquellos días habían revoloteado cada vez que Jungkook la miraba y notaba una pequeña sonrisa en su rostro, provocada por ella. Y ahora, esas mariposas, estaban muriendo, y podría ser capaz de vomitarlas en cualquier momento. Se sentía enferma como nunca antes le había pasado, pero es que con aquel hombre todo parecía sentirse tan intenso y tan mal. Lo odiaba.

Apartó la mano de Taehyung, escuchándolo soltar un gruñido, lo que ignoró para levantarse, ya que estaba decidida a bajar a tomar un té, deseando que eso pudiera quitar aquel dolor que sentía, y así poder descansar de una vez. Pero en cuanto salió cerrando la puerta tras su espalda, sintió una presencia que le hizo girar la cabeza, provocando que un escalofrío recorriera su espina dorsal al ver a unos pocos metros a Jungkook que llevaba su cabello algo húmedo y una bata negra que enseñaba un poco su pecho, el cual parecía haber tenido la intención de bajar las escaleras hasta que la vio.

No parecía nada contento de verla salir de allí, y eso pudo confirmarlo cuando lo vio acercarse peligrosamente a ella, robándole un jadeo sorpresa al tomarla bruscamente de la muñeca.

—¡¿Qué hace?! —preguntó histérica, por lo bajo—. ¡Suélteme!

—Cierra la maldita boca si no quieres que mi hijo nos escuche.

Jungkook tiró del agarre haciéndole casi tropezar con sus propios pies, por lo que llevó la mano a la suya en un intento de apartarla, pero fue en vano y solo logró que él ejerciera más presión y ella soltara un quejido, hasta que abrió la puerta de su habitación, empujándola dentro.

—¡Es un animal! —exclamó indignada al perder el equilibrio y casi caer mientras él cerraba la puerta de su habitación—. Déjeme ir. No quiero estar aquí y mucho menos con usted.

—No te irás a ninguna parte —masculló tomándola del rostro, haciéndole levantar la cabeza, inclinándola hacia atrás mientras soltaba un quejido de dolor—. Ahora mismo me dirás qué demonios hacías en la habitación de mi hijo.

—¡Que me suelte! —exigió enterrando las uñas en su muñeca, lo que hizo que él gruñera y la soltara bruscamente, provocando que ella retrocediera.

—Habla. ¿Qué hacías en su habitación y a estas horas?

—Oh, ¿yo le debo explicaciones luego de lo que vi? —cuestionó cínica, alzando una ceja.

Jungkook soltó una ligera risa amarga mientras se tomaba el puente de la nariz e intentaba mantener la calma.

—¿Qué importa eso? Estoy haciéndote una pregunta, así que responde antes de que se me agote la paciencia.

—Puedo hacer con mi vida lo que se me plazca, así como usted, así que no tengo porqué darle explicaciones de mi vida —escupió molesta.

Hazel tenía demasiado resentimiento como para pensar con más claridad sus respuestas, tan solo quería marcharse, porque aquel dolor en su estómago parecía empeorar ante la presencia de ese hombre. Pero, lamentablemente, aquella respuesta logró que la sangre de Jungkook hirviera al punto de sentir que podría perder el control en cualquier momento. La tomó bruscamente del rostro, estampando su espalda contra la pared, logrando que ella soltara un grito ahogado.

—¡¿Quién demonios te crees que eres?! ¡¿Piensas que voy a permitir que actúes como una puta de mierda, dejándote follar por mí y por mi hijo?! —cuestionó enfurecido.

Hazel, que soltaba pequeños quejidos por el fuerte agarre de Jungkook, al escucharle hablarle de esa manera, logró que su molestia aumentará a tal punto que sacara las fuerzas necesarias para empujarlo, haciéndole retroceder un paso y, como si eso no fuera suficiente, la cabeza de Jungkook terminó girando hacia un lado por una fuerte bofetada de su parte.

—¡¿Quién demonios se piensa que es para hablarme de esa manera?! ¡Yo no seré una más del montón que le permite este trato solo para tenerlo! 

Jungkook, aún con su rostro girado, llevó la mano a su mejilla sintiéndola arder, seguro de que debía estar enrojecida luego de la fuerza con la que lo abofeteó, pero al humedecer sus labios, acabó soltando una ligera risa cínica.

—Te advertí que no actuaras como una zorra si no querías ser tratada por mí como una, pero tú viniste a mí y ahora buscas a mi hijo —recalcó alzando una ceja.

—Piense la mierda que quiera. No quiero volver a tenerlo cerca de mí —escupió con sus ojos cristalinos, dirigiéndose hacia la puerta—. ¡¿Me escuchó?! ¡No vuelva a acercarse a mí!

Al escuchar el portazo que dio al salir, pasó los dedos por las hebras de su cabello, tirando con fuerza de este mientras apretaba la mandíbula, intentando contener sus impulsos.

—Mierda, mierda, mierda...—masculló frustrado.















(...)














Jungkook lo tomaba de la camisa con fuerza, empuñando la mano libre para darle otro golpe en el rostro, provocando que soltara un quejido y cayera en seco al suelo mientras un hilillo de saliva junto a sangre escapaba de su boca y llegaba al suelo. Aquel calvo estaba completamente débil, su cuerpo tembloroso mientras apoyaba las manos, buscando las fuerzas necesarias para sostenerse y poder levantarse, pero acabó fallando, dejando hasta apoyar su rostro ensangrentado en el suelo, soltando pequeños quejidos roncos.

Se acercó nuevamente al calvo, pero esta vez para patear su abdomen, robándole un grito ahogado al arrebatarle el oxígeno mientras se colocaba boca arriba y llevaba las manos a este. Jungkook pasó la lengua por el interior de su mejilla, observando cómo en el suelo se encontraban siete cuerpos de otros hombres que ya se encontraban muertos, compañeros de aquel hombre que estaba golpeando, mientras que detrás de él estaban Gihyuk y Taesang, los cuales le habían ayudado con ellos.

Soltó un suspiro de frustración pasando los dedos por las hebras de su cabello que ya se encontraba desordenado, llegando a esparcir la sangre por su frente también sudada, para luego volver a acercarse al hombre que soltaba quejidos, empuñando su camisa mientras lo hacía inclinarse hacia adelante.

—M-máteme de una vez —ordenó con algo de dificultad.

Jungkook soltó una ligera risa amarga.

—¿Eso quiere?

—¿Q-qué está esperando? Máteme...

—Mmm... ya matamos a los demás, así que no puedo hacerlo —dijo haciendo una mueca de decepción—. Usted nos sirve.

—¿Qué...? 

—Usted será el encargado de hablar con el maldito proveedor para dejarle en claro que nosotros no somos unos idiotas que nos quedáremos nuevamente con sus productos defectuosos e incompletos. Le damos demasiado dinero como para que nos entregue esta mierda de mala calidad, y no vamos a seguir perdiendo por su culpa —explicó mientras el hombre soltaba un quejido al ser sacudido—. Así que esta vez, además de perder a varios hombres, también perderán nuestro dinero.

—P-pero...

—Consigan más materia prima si no quieren que esto vuelva a repetirse.

Jungkook lo soltó bruscamente, provocando que el hombre soltara un quejido al ser golpeado contra el suelo, mientras él volteaba para comenzar a caminar hacia la salida de la bodega, tomando el paño que le entregaba Taesang. Comenzó a limpiarse la sangre de las manos, soltando un gruñido al tocar sus nudillos.

Al acercarse al coche, sacó de uno de los bolsillos de sus pantalones negros la cajetilla de cigarrillos, llevándose con la mano temblorosa, uno a los labios. El estrés no parecía haberse esfumado como creyó.

—Permítame —Taesang se acercó con el encendedor, por lo que Jungkook se inclinó hacia adelante, acercándolo a la llama de fuego—. Tiene también sangre en el rostro.

Jungkook asintió dándole una calada a su cigarrillo, para luego comenzar a pasar el paño por su rostro.

—¿A dónde lo llevamos ahora? —preguntó Gihyuk mientras Jungkook pasaba la mano por su barbilla que llevaba barba de unos pocos días.

—Iré a ver a Jaekwang —respondió al cabo de unos segundos.

En cuanto terminó de fumar, tiró el cigarrillo al suelo, pisándolo con la suela del zapato mientras que Taesang le abría la puerta del coche para que pudiera subirse.

Durante el camino, Jungkook iba completamente perdido en sus pensamientos, pasando de Taesang y Gihyuk que cruzaban alguna que otra palabra, decidiendo no molestar a su Jefe al notarlo tan callado. Y es que el pelicorto parecía estar teniendo días que iban de mal en peor, lo que lo tenía realmente estresado, aunque creía que lo reciente había hecho que pudiera descargarse un poco, a pesar de que fuera la gota que rebasó el vaso, temiendo, de cierta que manera, cómo se lo tomaría su Jefe.

Una vez que llegaron a la fábrica, Taesang le abrió rápidamente la puerta y caminaron con él hasta la entrada donde les pidió que lo esperaran. Al ver al hombre con traje negro, que llevaba su cabello canoso echado hacia atrás, varias arrugas en su rostro, ojos cafés, nariz gruesa, y un puro habano entre sus finos labios, hizo una reverencia al saludarlo.
Notaba su mirada curiosa, por lo que rápidamente comenzó a contarle lo sucedido y la manera en la que decidió resolverlo. Pues, sabía que Jaekwang ya estaba demasiado molesto por la entrega anterior, donde recibieron menos mercancía y alguna de mala calidad, por lo que temía volver a decepcionarlo.

—Ahora ellos tuvieron problemas por no entregar la mercancía completa. Hiciste bien en darles una lección. No puede volver a repetirse esta mierda, y menos ahora.

—¿Sucedió algo? —indagó curioso, y más tranquilo al saber que estaba satisfecho con su actuar.

—Nos ha buscado un pez gordo —explicó mientras Jungkook se sorprendía por un momento—. Nos ofrece millones por cristales, así que no podemos desaprovechar esto. De todas maneras, espero que lo investigues bien —ordenó levantándose de la silla, acomodando su chaqueta—. No quiero cometer un error, ¿entiendes lo que digo?

—Claro. Lo haré.

—Sigue así, y puede que en un tiempo cuando decida retirarme, termines ocupando mi puesto de Presidente. Tendrás que lidiar con muchas ratas, pero sé que no te preocupará manchar tus manos de sangre y podrás manejar la situación.

Jungkook tan solo asintió mientras el hombre quedaba a su lado, colocando una mano en su hombro.

—Has hecho un buen trabajo, Jeon —comentó provocando que tuviera que reprimir una sonrisa—. Sigue haciéndome sentir que valió la pena todo lo que hice por ti.

Al escuchar los pasos alejarse, las comisuras de sus labios se elevaron en una pequeña sonrisa mientras volteaba a ver cómo se alejaba, sintiéndose satisfecho de sí mismo. Pues, Jaekwang era un hombre realmente importante en la vida de Jungkook, y no solamente por ser su Jefe, sino por el hecho de que en su adolescencia cuando vagaba por las calles al haber dejado su casa y a su padre alcohólico, metiéndose en problemas para conseguir algo de dinero, acabó encontrándose con aquel hombre, creyendo que sería su último día al ver cómo iba vestido y con tres hombres detrás de él, llevando armas. Había intentado robarle, así que era normal el miedo que lo invadió y el imaginar que sería su final, pero, para su sorpresa, Jaekwang decidió hacerse cargo de él, dándole un futuro en el que aunque tuvo que manchar su alma, también se llenó de ambición.

Tuvo que contar con una doble vida, teniendo que buscar la forma de ocultársela a su familia. Una que jamás creyó que pudiera ser capaz de construir, pero que buscaba proteger al punto de haber querido por un tiempo salirse de la organización, aunque acabó entendiendo por las malas que una vez que entraba, no había salida que no fuera la muerte, y tenía que pagarle de alguna manera lo que Jaekwang hizo por él.

Cuando su familia se rompió, quedando completamente solo, para él fue más fácil llevar aquella vida, pero ahora que contaba con su hijo, volvía a tornarse algo difícil para Jungkook. Temía poder llegar a ser descubierto, decepcionarlo, asustarlo, al punto de que ya no quisiera saber nada más de él.














(...)















Hazel estaba en la entrada de la casa, conversando por llamada con su madre, intentando convencerla de que todo estaba bien, aunque realmente no fuera así, ya que a pesar de que pasaban los días, el seguir viendo a aquel hombre le recordaba la decepción y lo estúpida que fue al ilusionarse. Ya ni siquiera tenía ganas de seguir allí, pero no sabía si marcharse era buena opción, ya que el pensar en no volver a verlo, de cierta manera, la desesperaba, porque, quizás, mantenía una pequeña esperanza de que pudiera arrepentirse y desearla de la misma manera. Además, no sabría qué excusa podría ponerle a su mejor amigo que parecía seguir emocionado de tenerla con él.

Estaba concentrada en la llamada, cuando sintió una mirada que la hizo voltear, encontrándose con uno de los hombres que trabajaban con Jungkook, dándose cuenta de que se trataba del mismo que le causaba demasiada incomodidad. No sabía si era exactamente porque no contaba con uno de los meñiques, llevando una prótesis, o era la manera en que parecía tan atento a cada movimiento, observándola de una manera intensa. Detestaba el hecho de que estuviera allí, aunque apenas fueran solamente tres días.

Al estar tan incómoda, decidió que lo mejor era finalizar la llamada y entrar nuevamente a la casa, soltando un gran suspiro de alivio al no tener que seguir soportando la presencia de aquel hombre, pero en eso, al escuchar unos pesos, giró a ver hacia su lado izquierdo, encontrándose con Jungkook que había salido de su despacho. Él se detuvo de manera abrupta al verla, provocando que cuando sus miradas se conectaron, Hazel sintiera cómo un escalofrío recorría su espina dorsal mientras empuñaba las manos.

Aquella opresión en su pecho hizo nuevamente su aparición, pues recordaba cómo habían discutido días atrás en la habitación de él, su manera de hablarle y su accionar, haciéndole sentirse aún más dolida.

Notaba que parecía llamarla con la mirada, pero después de todo no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer, a ser una más del montón, cuando estaba acostumbrada que fueran los hombres quienes se volvieran locos por ella y estuvieran dispuestos a todo. No podía ser la excepción con Jungkook, ya tenía más que suficiente con haberse decepcionado. No aceptaría que lo hiciera otra vez, porque todo con él era demasiado intenso al punto de hacerle sentir que podría perder la cabeza.

Mordiendo el interior de su mejilla, decidió pasar de él y comenzar a caminar hacia las escaleras para ir en busca de Taehyung.

—Hazel, espera...

Se detuvo rápidamente, sintiendo cómo sus latidos se aceleraban.

—Hablemos tranquilamente, ¿sí?

Cerró los ojos con fuerza, detestándose de gran manera por querer aceptar, escuchar lo que tendría que decirle.

—Ven conmigo, Hazel.

Volteó encontrándose con su mirada, notando cómo parecía algo esperanzado, aunque se decía que quizás solo era ilusión de ella.

Jungkook volteó para comenzar a dirigirse hacia su despacho, sorprendiéndola cuando le abrió la puerta para que ella entrara primero, pues desde que estaba allí se había dado cuenta de que lo que menos tenía era caballerosidad. O por lo menos con ella, recordando sus palabras acerca de tratarla como zorra, lo que tan solo lograba que sintiera más rencor hacia él.

—Tiene un minuto —informó queriendo parecer dura.

—Quiero que hablemos tranquilamente...

—Los segundo corren.

Jungkook tomó una bocanada de aire, como si intentara mantener la calma.

—La mujer que viste... es la hermana de la Vicepresidenta, así que debo tener una buena relación con ella.

—¿Con buena relación se refiere a follársela? —preguntó cínica, soltando una ligera risa.

—No es así. Lleva tiempo detrás de mí, y ha estado dándome problemas.

—Entonces, por eso se la folla.

—Que no. Jamás follamos —aclaró frustrado—. Tan solo dejé me la chupara para que me deje en paz por un tiempo.

Hazel asintió presionando los labios, pues aunque sabía que algo había sucedido entre ambos, escucharlo de su propia boca lo hacía aún peor. En ese momento se preguntaba cómo era posible que estuviera tan encaprichada con él al punto de querer romper en llanto al saber que no podía tenerlo solo para ella como tanto quería. 

—¿No dirás nada?

—¿Qué quiere que diga? —cuestionó volviendo a conectar sus miradas—. Se atrevió a tratarme como una zorra, cuando es usted el que no sabe mantener la bragueta cerrada.

—Sé que me equivoqué en cómo te hablé, pero es que no soporté el pensar en que podrías estar también con mi hijo.

—Ya, ¿sabe qué? No me interesa seguir escuchándolo —lo interrumpió con los ojos cristalinos—. Ya pasó el minuto que le di.

Hazel volteó para comenzar a dirigirse hacia la puerta, negada a seguir escuchándolo porque la opresión en su pecho se intensificaba, pero la mano de Jungkook se cerró en su muñeca, impidiéndole continuar.

—Escúchame, Hazel —pidió acercándose, quedando en frente.

Observaba sus grandes ojos oscuros e intensos, sintiendo cómo el aroma mentolado a la crema de afeitar y a cigarrillo se colaba por sus fosas nasales, acelerando los latidos de su corazón. Hazel bajó rápidamente la cabeza, mordiéndose el labio inferior mientras se reprochaba por estar debilitándose.

—Ni siquiera disfruté ese momento. Ella no me hizo acabar como tú...

—Cállese.

Jungkook acunó su rostro, buscando obligarla así a que lo observe, pero ella desvió la mirada mientras fruncía los labios, sintiendo su rostro arder por la vergüenza al sentir cómo no pudo seguir reteniendo las lágrimas, lo que sorprendió por un momento al hombre frente a ella, que reprimió una sonrisa.

—No llores, Hazel —murmuró con suavidad, sorprendiéndola al limpiar las lágrimas con sus pulgares—. No me gusta ser el hijo de puta que causa esto.

Jungkook acortó más la distancia, haciendo que sus respiraciones comenzaran a mezclarse. Ella intentaba bajar la cabeza al no querer seguir debilitándose, pero no se lo permitía y, al contrario, juntó sus labios en un suave beso que hizo estremecer a la fémina. No podía creerse que justamente él fuera quien estuviera besándola de esa manera, haciendo que volviera a aparecer aquel cosquilleo en su estómago mientras empuñaba su camisa.

—F-fuma demasiado —murmuró sobre sus labios, escuchando una risa ronca de su parte que causó que se sintiera temblar.

—¿No te gusta?

—No.

—Está bien. Intentaré no hacerlo cuando esté contigo.

—De todas maneras, debería cambiar eso por algo más. Quizás, un dulce...

Jungkook impactó sus labios con los de ella al no querer seguir escuchándola, por lo que Hazel hizo un sonido involuntario con la garganta ante la sorpresa. Su boca con la suya probaba cada rincón de su cavidad, saboreando sus labios esponjosos como si en esos días la hubiera deseado con gran intensidad, mientras apegaba sus cuerpos y ella se aferraba a él.

La hizo retroceder hasta que acabó chocando contra el escritorio, sorprendiéndose cuando la obligó a recostarse sobre este y sus manos pasaban por sus muslos, subiendo aquel vestido celeste que llevaba.

—¿Q-qué hace...?

Shh... Tranquila, solo te demostraré lo arrepentido que estoy por cómo actué contigo —respondió con una media sonrisa mientras se arrodillaba frente a ella.

Rápidamente tomó los bordes de sus bragas blancas para bajarlas mientras Hazel soltaba un jadeo, dejando a la vista lo que codiciaba poder atender. Comenzó a depositar besos por sus pálidos y gruesos muslos, llegando a morder levemente al ir subiendo.

—Señor Jeon...—murmuró sintiéndose arder y con sus latidos acelerados al ver cómo se aproximaba a su entrepierna.

—Abre las piernas para mí, Hazel —ordenó con la voz profunda antes de dejar una pequeña mordida en uno de sus muslos, sintiendo cómo eso la hacía sobresaltar.

Hazel no era capaz de desobedecerlo, por lo que Jungkook se sintió satisfecho de que lo obedeciera como antes. Uno de sus pulgares se dirigió a su feminidad, comenzando a hacer movimientos circulares sobre su clítoris, llegando a mezclar algo de brusquedad con movimientos suaves. Estaba realmente concentrado en lo que hacía, adorando poder escuchar y ver lo que estaba causando en ella con tan solo un dedo.

Su boca estaba haciéndose agua ante la imagen que tenía frente a él, por lo que finalmente acercó su rostro, comenzando a dejar besos húmedos en sus labios, hasta que las manos le abrieron los muslos, permitiéndole así poder hacer mejor el trabajo. Jungkook pudo hundir con facilidad su rostro, capturando su clítoris hinchado y enrojecido, el cual lamía, succionaba y tiraba de este sin compasión alguna, sintiendo cómo ella se retorcía mientras gemía por lo alto. Escucharla y sentirla así tan solo provocaba que su erección comenzara a doler, pero necesitaba seguir complaciéndola para volver a tenerla a sus pies y olvidar lo estresante que fueron los anteriores días.

La lengua del pelinegro se abría paso entre sus labios, separándolos, mientras que dos de los dedos se hundían con facilidad en su interior. El saborearla mientras los dedos la embestían aumentando la velocidad, llegando a curvarlos, estaban enloqueciendo a la fémina, al punto de que sus piernas se cerraban en el cuello de Jungkook, haciéndole algo difícil el seguir, además de que llegaba a dificultarle el respirar. Pero al sentir sus frecuentes contracciones, se daba cuenta de que estaba acercándola a su clímax.

Sacó rápidamente los dedos y despegó sus labios, pudiendo ver cómo el pecho de ella subía y bajaba con violencia, observándolo con su rostro enrojecido y sus labios ligeramente fruncidos y húmedos. Podía notar su decepción y ganas de hacerle un berrinche por no haberla dejado alcanzar el orgasmo, lo que le causaba ganas de colocarla en cuatro en aquel escritorio y tomarla de atrás mientras la escucha pedirle más y gritar su apellido. Lo estaba volviendo loco.

—Carajo, necesito follarte de una vez —masculló llevando la mano a su mandíbula.

—¿Y qué está esperando?

No pudo evitar sonreír al escucharla, ya que no sabía si contaban con ese tiempo, pero rápidamente llevó la mano a uno de los bolsillos delanteros de sus pantalones, sacando su billetera. Cuando Hazel observó cómo le enseñaba un condón, sintió alivio de saber que podría volver a ser follada por él. Mordió ligeramente su labio inferior mientras él se bajaba los bóxers haciendo saltar su erección, la cual tomó con una mano para bombear un poco, esparciendo el líquido preseminal y luego comenzar a colocarse el condón.

Al acercarse, comenzó a frotar el glande contra su estrecha entrada, haciendo que eso se volviera un dulce suplicio y ambos no pudieran contener sus gemidos. Quería seguir torturándola, pero su excitación no podía permitírselo, por lo que hundió los dedos en su cintura mientras la acercaba a él, hundiéndose por completo en una embestida, provocando que ambos gimieran de manera liberadora.

Comenzaron el vaivén de sus caderas, hundiéndose con fuerza y rapidez en su interior, juntando sus labios en un beso intenso y húmedo en busca de callarla, ya que los gritos de placer y pidiendo más llenaban aquel despacho, lo que hacía que él se sintiera en alerta. Rompió el beso mientras un hilillo de saliva colgaba de sus labios, tomándola con más fuerza buscando hundirse más profundo, lo que hizo que ella gimiera por lo alto a la vez que inclinaba la cabeza hacia atrás.

—¡Señor Jeon!

Jungkook observaba cómo sus senos saltaban ante las embestidas, sus pezones sobresaliendo al estar erectos, cómo su rostro estaba enrojecido, sus pupilas dilatadas, sin ser capaz de mantener la boca cerrada mientras su barbilla estaba humedecida por la saliva luego del beso que se dieron.

—¡Cállate, carajo! Vas a hacer que nos escuchen —advirtió cubriendo sus labios con la mano, sintiendo cómo esta se humedecía por la saliva.

Hazel lloriqueaba mientras él observaba sus ojos brillar por las lágrimas que contenía, cómo su respiración se volvía más pesada, ya que seguía cubriendo su boca. Pero en eso, unos golpes en la puerta llamaron la atención de ambos.

—¡¿Papá?! ¡¿Estás aquí?!

Al escuchar esa voz y los golpes, Jungkook que endureció sus facciones, volvió su mirada a la fémina que ya no era capaz de mantener las lágrimas y sus ojos se encontraban abiertos a la par por el miedo.

—Cierra la maldita boca si no quieres que mi hijo nos descubra —murmuró continuando con las embestidas, pero esta vez bajando el ritmo, aunque seguía llegando profundo en ella.

Lloriqueaba bajo su mano, inclinando la cabeza hacia atrás mientras cerraba los ojos con fuerza, detestando no poder contenerse ante todo el placer que le provocaba. Y así, escuchando la voz de Taehyung tras la puerta, Jungkook sintió cómo la cavidad de Hazel se cerraba alrededor de su miembro, por lo que su miembro siguió entrando y saliendo con fuerza hasta sentir la última contracción. Arqueó la espalda y llegó a morder la mano de Jungkook, intentando reprimir el grito de placer que quería escapar de su boca, aunque más lágrimas brotaron.

En ese momento, por más débil que se encontraba, se salió bruscamente de su interior, haciéndola voltear y apoyar el torso de la fémina en el escritorio. Jungkook volvió a hundirse en su húmeda vagina, haciendo que su pelvis chocara contra el trasero de ella.
La sujetó firmemente de las caderas, comenzando así a embestirla con todas sus fuerzas, provocando que se escuchara en el despacho el choque de su pelvis contra su trasero, como también el de sus testículos contra la feminidad de ella, que se retorcía bajo su grande cuerpo, dificultándole el respirar.

Ambos estaban agradecidos de ya no escuchar a Taehyung detrás de la puerta, aunque Hazel se cubría los labios, sintiendo cómo Jungkook empuñaba su cuero cabelludo y gruñía como un animal en su oído. El miembro de él salía y entraba de su vagina chorreante, robándole un chillido cuando sintió cómo azotaba su trasero con la mano que anteriormente estaba en su cadera.

—Míralo —ordenó entre dientes en su oído.

Ella no entendía nada, su visión estaba nublada a causa de las lágrimas, pero mientras sollozaba y con dificultad, levantó la cabeza, pudiendo ver cómo brillaba la pantalla del celular de aquel hombre que vibraba en el escritorio. En la pantalla salía una foto de aquel joven con su particular sonrisa cuadrada, lo que provocó que ella sintiera cómo el oxígeno abandonaba sus pulmones por un momento.

—¿Sabes lo que debe estar haciendo? Buscándote —aseguró en su oído mientras la mano libre acariciaba su vientre—. Debe querer preguntarme sobre ti, pero ¿cómo podría decirle que ahora mismo tengo a su mejor amiga bajo de mí, siendo un desastre mientras la follo duro? ¿Debería decírselo, Hazel?

Hazel sollozó de placer al sentir cómo su dedo índice y del medio comenzaron a sobrestimularla, por lo que cerró los ojos con fuerza mientras de su garganta salía otro "Señor Jeon", estremeciéndose en medio del orgasmo. Y luego de unas cuantas embestidas, Jungkook acabó también explotando, corriéndose intensamente en el condón mientras se aferraba al débil y tembloroso cuerpo de la fémina, gimiendo liberadoramente al hundir el rostro en el cuello de ella.

Ambos estaban sudados y exhaustos, y él al darse cuenta de que estaba dificultándole el respirar al apoyar parte de su peso en el cuerpo de ella, apoyó una de las manos en el escritorio, buscando sostenerse.

—¿S-señor Jeon?

Al escuchar su voz débil y sentir su tacto cálido, llevó la mirada a la mano de ella que acariciaba la suya, llegando a rozar las heridas de sus nudillos, lo que le hizo estremecer.

—¿Qué le sucedió?

—No es nada —respondió rápidamente, queriendo apartar la mano, pero ella se lo impidió al tomarla con fuerza.

—¿Por qué me miente?

—No...

—Puedo darme cuenta de que lo hace. Quiero conocerlo.

—Es lo mejor, así que no intentes indagar más de lo que no debes —advirtió apretando el agarre de su cadera, para luego salirse de su interior, haciéndola jadear al sentir el vacío invadirla.

Jungkook se sacó el condón mientras que Hazel sentía sus piernas temblar al voltear, por lo que se apoyó en el escritorio, viendo cómo él se reincorporaba luego de haber echado el condón usado en el pequeño bote de basura que estaba a un costado del escritorio.

—Deja de mirarme así —ordenó conectando sus miradas mientras volvía a acercarse a ella.

La fémina, decidiendo dejar sus nervios de lado, llevó una de las manos al rostro del hombre que tenía sus facciones endurecidas y una mirada amenazante.

—Permítame conocerlo.

—No digas estupideces.

—¿Qué tiene de malo? ¿Cree que no va a gustarme? —al no recibir respuesta, sonrió mientras hacía puntillas de pies para rozar sus narices—. Va a seguir gustándome de cualquier manera.

Jungkook soltó una risa cínica.

—Hazel, ¿no te das cuenta que tan solo estás encantada porque te follo bien? —examinó tomándola del mentón—. Eso es algo temporal y, cuando el encanto se vaya, vas a poder verme como realmente debes hacerlo, así que deja las cosas como están.

—No. Voy a conocerlo y demostrarle que mis palabras son ciertas, señor Jeon —aseguró juntando sus labios—. Soy completamente suya sin importar qué.

Al escucharla sobre sus labios, gruñó pasando los brazos alrededor de su cintura, apegándola más a él mientras profundizaba el beso.

«Primero me perdonas y luego dices que me aceptas a pesar de mi mierda, ¿acaso eres perfecta en lo que ella fracasó?»

Jungkook sentía cómo ella pasaba los brazos alrededor de sus hombros, por lo que la sostenía con fuerza al sentir que podría derrumbarse en cualquier momento. Rompió el beso mientras un hilillo de saliva colgaba de sus labios, observando aquellos orbes verdes dilatados que parecían demostrar lo encantada que estaba con él.

—Mientras estés aquí, podemos intentarlo, Hazel.

¡Hola!

¿Qué les pareció el capítulo? ¿Les gustó poder conocer un poco más al Jungkook de esta historia? ¿Creen que puede llegar a sentir algo por Hazel? ¿Será que puede funcionar lo de ellos?

Espero que les haya gustado el capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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