OO4 | DESILUSIÓN
Cuando Jungkook le dijo que recibiría un castigo, jamás se imaginó que terminaría completamente desnuda, con sus manos atadas tras sus espaldas y sobre el regazo de aquel hombre que estaba sentado en la cama.
—Lo haré veinte veces mientras que tú tendrás que encargarte de contarlos —explicó observando deseoso su redondo trasero blanquecino—. Si te pierdes o te olvidas de seguir la cuenta, como castigo te sumaré diez más, ¿entiendes? —alzó una ceja, escuchando un "Mhm" tembloroso de parte de ella, lo que tan sólo causó disgusto de su parte y que le diera sorpresivamente un azote, haciéndola chillar—. ¿Acaso ya se te dificulta responder? ¿Tan estúpida te pones tan rápido?
—L-lo siento...—murmuró con la voz más aguda de lo normal, intentando contener el llanto.
—Bien, empieza a contar.
Jungkook acarició su nalga derecha, la contraria a donde la había golpeado, observando su blanquecina piel, para luego darle un azote que provocó que ella soltara un grito ahogado mientras se sobresaltaba.
—¡U-uno! —exclamó removiéndose—. Lo hace demasiado fuer...
No la dejó terminar de hablar cuando le dio un azote en la nalga contraria, haciéndola chillar nuevamente.
—¡Dos!
—Si abres la boca para hacer algo más que no sea contar, también te sumaré diez más —advirtió molesto.
Hazel soltó un quejido mientras asentía, cerrando los ojos con fuerza al esperar el siguiente azote para contarlo. A medida que el tiempo fue pasado y fue recibiendo más azotes, el escozor se intensificaba, por lo que mordía su labio inferior para contener los gritos, acostumbrándose a ese tipo de dolor que, quizás, por sentir su piel ardiendo, provocaba cierto placer. Ni siquiera era consciente de que cerraba los dedos tanto de las manos y los pies con cada azote, tan sólo se concentraba en el tacto de aquel hombre y en poder llevar la cuenta justa, aunque sus sentidos estaban dispersándose.
—Carajo, tu trasero tan blanco y suave...—murmuró acariciando sus nalgas enrojecidas, haciéndola estremecer al apretarla, por lo que ella soltó un quejido debido al escozor que sentía en aquellas zonas—, se ven mucho mejor teñido de rojo y por mí.
Jungkook, sorpresivamente, le dio otro azote con más fuerza, haciéndola soltar un grito mientras sus lágrimas brotaban y un hilillo de saliva escapaba de su labio inferior.
—¡Diecinueve!
Acarició la zona afectada recientemente sintiendo cómo ella se removía al estremecerse, ya que parecía estar ardiendo, y el tacto suave de aquel hombre le producía más sensibilidad, por lo que acabó jadeando.
—¿Acaso esto está gustándote? —preguntó divertido—. Si es así, quizás debería agregarte diez azotes más, ¿no crees?
Hazel se mordió el labio inferior para no contestar, pero es que tampoco sabía demasiado bien si era capaz de soportar más porque su piel estaba demasiado sensible, tanto que no quería saber si sería capaz de sentarse luego si seguía sumando. Pero ahora le causaba más placer que dolor.
Al volver a sentir el siguiente, volvió a gritar porque Jungkook había golpeado la misma y con la misma fuerza, al punto de que fue consciente de que estaba clavándose las uñas en las palmas y más lágrimas brotaron.
—¡Veinte!
—Vaya, veo que esa estúpida cabecita si sirve de algo —comentó para luego soltar una risa nasal.
—¿V-va a soltarme? —preguntó con la voz ahogada.
—¿Eso quieres?
—Sí.
Jungkook la cargó con facilidad para dejarla en la cama, por lo que ella se arrodilló, observándolo hacia el frente donde estaba él, cómo su camisa negra estaba abierta enseñando sus pectorales y sus abdominales marcados. La forma en que mechones de cabello caían por su frente, logrando que aquel aspecto desordenado de él lo hiciera más jodidamente caliente para la joven.
—D-dijo que iba a desatarme —recalcó como si estuviera al borde del llanto, y es que, al verlo de esa manera, estaba desesperada por abalanzarse sobre él.
Hazel era capaz de suplicarle que la follara.
—¿Cuándo dije eso? Sólo te pregunté si lo querías. No confundas las cosas.
—P-pero...
—Silencio. Sólo vas a lograr que el seguir escuchándote me haga doler la cabeza —advirtió acercándose mientras alzaba una ceja.
Jungkook observaba detenidamente sus senos redondos, sus pezones rosados y erectos, su cintura, sus muslos gruesos y que juntaba. Estaba inclinada hacia adelante, tratando de controlar su respiración pesada, hasta que sintió cómo él llevaba la mano a su mentón. Le estaba fascinando sentir aquella mano grande y áspera acariciar su rostro, por lo que inclinó más la cabeza hacia su lado en busca de sentirlo aún más mientras cerraba los ojos, pero este comenzó a acariciar su labio inferior con el pulgar.
Observaba los ojos grandes y oscuros de él que miraban con completa atención sus labios esponjosos, rosados y suaves, por lo que los entreabrió, asomando su lengua y llegando a rozar su pulgar. Jungkook entreabrió los suyos, de cierta manera, asombrado por eso, hasta que, sorpresivamente, su dedo índice y del medio se introdujeron a su boca.
—Tienes que utilizar esta boca para algo mejor.
Hazel jadeó por aquella sorpresa y más cuando sus largos dedos parecían llegar hasta su garganta.
—Chúpalos como si fueran mi pene —ordenó con voz profunda.
No dudó en obedecer, acariciándolos con su lengua, para luego saborearlos y comenzar a succionarlos, notando cómo la respiración de Jungkook comenzaba a volverse pesada, probablemente, porque el verla de esa forma y sentir cómo chupaba sus dedos, estaban excitándolo de gran manera.
Jungkook llevó la otra mano a su cuello, haciéndole levantar más la cabeza mientras sacaba de su boca los dedos ahora húmedos por su saliva. Lo miraba mientras intentaba controlar su respiración, por más que él ejercía cierta presión en su agarre de la garganta.
—Abre las piernas.
Obedeció de manera torpe y él llevó esos dedos húmedos por su saliva, a su feminidad, haciéndola jadear.
—Vaya, estás tan mojada que ni siquiera hacía falta tu boca —comentó con una pequeña sonrisa.
El escucharlo de esa forma y sentir cómo hacía movimientos circulares en su hinchado clítoris, provocó que soltara un gemido agudo. Pero cuando este apartó de manera abrupta su mano, ella lo miró desconcertada.
—N-no, ¿qué hace...?
—¿Acaso no puedo probarte? —cuestionó alzando una ceja.
Había quedó atónita mientras que Jungkook llevó aquellos dedos a su boca, saboreándolos. La estaba probando, y eso la hizo jadear.
Volvió a llevar los dedos a su feminidad, pero ahora deslizándolos con gran facilidad hacia su entrada. La hacía inclinar hacia atrás, ya que sus dedos bombeaban dentro de ella, logrando así curvarlos y poder llegar con facilidad más profundo, buscando aquel punto G mientras ejercía más presión en su cuello.
Hazel estaba volviéndose un desastre mientras no podía evitar moverse sobre la mano de aquel hombre que no dejaba de mirarla fijamente y con su semblante serio. Gemía cada vez más sintiendo cómo aparecía un cosquilleo en su vientre, haciéndole así saber que estaba cerca su orgasmo, pero en eso, sacó los dedos, por lo que jadeó al sentir aquel vacío.
—Saboréate —ordenó dándole un pequeño toque con los dedos húmedos por los fluidos a sus labios.
Rápidamente soltando un gemido al dejar que los metiera en su boca, comenzando a saborearlos tal como le ordenó.
—¿Qué debería hacer? —preguntó cómo si estuviera pensando, desconcertándola—. ¿Debería follarte de una vez? —arrugó levemente la frente—. ¿O... tal vez, debería dejarte ir sin hacerte llegar al orgasmo y que eso también sea tomado como tu castigo?
—¿Qué? ¡No! —exclamó rápidamente causando asombro en él—. Fólleme. Por favor, lo necesito. Fólleme, señor Jeon.
Jungkook no pudo evitar soltar una ligera risa amarga ante su desesperación, observando aquellos grandes ojos verdes que se lo suplicaban. Este desabrochó el cinturón y el botón de los pantalones para quitárselos, así luego dirigirse a la mesa de noche, abriendo uno de los cojones y enseñarle un condón.
—Voy a tener compasión por ti y te daré un buen orgasmo.
Eso pareció aliviar a Hazel que observaba cómo este se quitaba la camisa tirándola al suelo junto a sus pantalones, para luego quitarse los bóxers, provocando que ella tragara con dificultad al notar las venas de sus pelvis marcarse ligeramente. Su miembro estaba erecto, dejando notar su punta rosada y brillosa por el líquido pre-seminal, como en su falo se marcaban las venas.
Hazel abrió los ojos a la par y tragó con dificultad, pensando en que podría dolerle, pero sin dudas lo quería de una vez dentro suyo.
—Voltéate —ordenó mientras comenzaba a colocarse el condón.
Una vez que ya estaba listo, se acercó a la cama, observando cómo ella había obedecido y tenía una buena vista de su trasero redondo y enrojecido por sus azotes, como también de su vagina brillosa por sus fluidos al anteriormente haberla follado con sus dedos.
Jungkook se tomó con una mano el miembro, rozando su feminidad mientras la escuchaba hacer un sonido involuntario con la garganta.
—Señor Jeon...—jadeó al sentir cómo volvía a rozarla.
Llevó la mano libre a sus muñecas, enterrándose bruscamente y de una sola embestida en ella, provocando que soltara un grito ahogado y le arrebatara el aliento. Era demasiado para la joven y su visión se había nublado mientras sentía la manta húmeda, seguramente, por la saliva que había escapado de su boca.
No estaba pudiendo pensar con claridad mientras intentaba acostumbrarse a su tamaño para que así el ardor pudiera desaparecer.
Lamentablemente, aquel hombre no parecía conocer la paciencia, mucho menos la compasión, ya que comenzó a embestirla escuchando cómo soltaba gemidos ahogados a la vez que empuñaba las manos con fuerza.
—M-me duele...—logró decir, cerrando los ojos con fuerza mientras sus lágrimas brotaban.
—Va a desaparecer en un rato.
Comenzó a acelerar sus embestidas, haciéndole entender que no iba a controlarse tan sólo por ella y que, quizás, lo tendría que aceptar y empezar a disfrutar porque además había rogado por eso.
Sus gemidos no paraban mientras sus paredes se apretaban alrededor del miembro de Jungkook al que todavía no lograba acostumbrarse, como tampoco a cómo la follaba de manera profunda. Era demasiado para ella, pero al tratarse de él iba sintiendo cada vez más excitación.
Así como iba sintiendo excitación, también iba teniendo más motivos para llorar, ya que Jungkook la estaba embistiendo cada vez más fuerte. Sentía el calor acumulándose en su vientre a pesar de que sus embestidas eran dolorosas, pero es que los testículos golpeaban en aquel punto sensible, haciéndola gemir incontrolablemente.
Fue así como sus paredes acabaron contrayéndose, haciendo a Jungkook gruñir por la manera en que apretaba su miembro y ella soltaba un grito ahogado, humedeciendo más la manta con su saliva y lágrimas.
—S-señor Jeon...—su voz salió débil y con un ligero temblor luego de un orgasmo tan intenso.
Jungkook sabía lo que diría, por lo que salió de su interior, escuchándola jadear.
—Estoy can...
—No me importa. No acabaremos hasta que logres hacerme correr.
Jungkook se colocó en la cama y con gran facilidad la cargó haciéndola chillar. Estaba sentado en la cama, teniéndola de espaldas, por lo que le hizo abrir las piernas, colocándole las rodillas a los costados de sus muslos, para así llevar una mano a su miembro y dejarla caer sobre él.
Hazel soltó un chillido al sentirse llena nuevamente, por lo que él llevó una mano a su cuello, ejerciendo presión.
—Deja de gritar si no quieres que mi hijo nos escuche. No me importa lo cansada que estés, compláceme como la pequeña zorra que eres, así que comienza a moverte, Hazel —ordenó entre dientes.
Por más que ella sentía que estaba sudando, que estaba demasiado agotada, comenzó a moverse con cierta dificultad siendo ayudada por Jungkook. Saltaba sobre su miembro en busca de complacerlo como le había ordenado, pero al sentir que aquella mano que estaba en su cuello, ahora amasaba uno de sus senos, llegando a pellizcar su pezón, hacía que no pudiera evitar derretirse sobre él mientras gemía.
Jungkook empujaba con fuerza su miembro dentro de la vagina de ella, observándola por momentos arquear la espalda y desesperarse por tener las manos atadas, pero no dudaba en recordarle que era parte de su castigo. Y no pasó mucho cuando la ayudaba con los movimientos, llegando profundo en ella, hasta hacerla tener un segundo orgasmo.
—Oh, no...—dijo rápidamente al sentirla caer sobre su cuerpo, apoyando la cabeza en su hombro izquierdo—, ya te he dicho que hasta que yo no me corra, no vamos a detenernos. Muévete.
Comenzó a lloriquear, pero Jungkook enterró los dedos en sus caderas, obligándola a seguir brincando sobre su duro miembro. La hacía caer con fuerza sobre él, logrando que la penetración fuera más profunda.
Hazel gemía, pero entre lágrimas porque comenzaba a dolerle cada vez más, aunque también sentía un placer indescriptible.
Hazel soltaba chillidos, arqueando su espalda mientras, a pesar de estar agotada, se esforzaba por complacerlo, intentando seguirle aquel ritmo violento, rogando en su cabeza que llegara al orgasmo de una vez. Pero en eso, se concentró en ese placer indescriptible, por lo que ambos comenzaron a moverse solamente enloquecidos por el placer.
Subió la mano a su cuello mientras llevaba la otra a su hinchado clítoris, manteniendo el ritmo bravío de sus embestidas. Una capa de sudor cubría ambos cuerpos que estaban también algo enrojecidos, aunque el de la fémina tenía marcas que resaltaban, tanto en sus nalgas como en sus muñecas y caderas por el agarre.
Jungkook jadeaba y bufaba como una bestia en celo mientras continuaba embistiéndola, ayudándola a mantener el ritmo a la misma vez que la hacía chillar y gemir incontrolablemente al sobreestimularla. Buscaba la forma de embestirla con más fuerza, y cuando sintió cómo sus paredes se contrajeron, hizo que su miembro saliera por completo mientras seguía los movimientos con los dedos en su clítoris, provocando que un gran chorro saliera de ella que chillaba y su cuerpo se llenó de espasmos.
Había tenido que sostenerla con fuerza para que no se desplomara hacia adelante. Hazel sentía que le había quitado el aliento y cómo temblaba encima del cuerpo de aquel hombre que soltó una risa ronca cerca de su oreja, pero en ese momento, comenzó a reaccionar, observando las sábanas negras y mantas grises humedecidas por ella.
Se sentía arder y la vergüenza la invadía por completo.
—O-oh, Dios, lo siento. Yo no sé...—balbuceó llena de vergüenza.
Aquello provocó más la risa de aquel hombre que soltó el nudo de la corbata, haciendo que con facilidad quedara recostada a un lado y él quedara encima de ella.
—N-no quise hacer algo así. Lo siento...
—Hazel...—sonrió inclinándose hacia adelante, dirigiendo el miembro a su entrada—, ¿acaso no sabes que eso puede provocártelo alguien que sepa follarte bien?
Lo observó sorprendida, sin saber qué decir al respecto, hasta que un gemido escapó de sus labios al sentir cómo se enterraba en ella. Las embestidas de él primero eran profundas y lentas, haciéndola soltar quejidos mientras con sus manos temblorosas se sostenía de sus bíceps, enterrando las uñas. Pero después fueron convirtiéndose en cortas y veloces mientras Hazel sentía cómo su visión se tornaba nublada. Esta vez no era a causa de sus lágrimas, porque para ella todo estaba desvaneciéndose, viendo cada vez con menos claridad cómo Jungkook sonreía y seguía embistiéndola.
(...)
Luego de eso, cuando Hazel volvió a abrir los ojos, estaba completamente desorientada y se había sentado con dificultad, observando a sus lados con el rostro arrugado mientras intentaba ver con claridad, hasta que pudo darse cuenta de que estaba en su habitación y que no parecía ser tan temprano cómo creía. En eso, fragmentos de lo que había sido su madrugada junto a aquel hombre que la usó como una muñeca con la cual saciar su apetito sexual, llegaron a su cabeza, haciéndola ser consciente de como su cuerpo comenzaba a doler cada vez más.
Lo que había sido más una sorpresa para ella, fue el hecho de llevar una marca en uno de sus senos, como también en sus muñecas por haberlas tenido atadas, el notar que llevaba otras bragas y cómo su cabello tenía otro aroma. Eso le hizo dar cuenta de que Jungkook pudo ser capaz de bañarla, por lo que un cosquilleo apareció en su estómago.
Había intentado levantarse, pero sus piernas acabaron fallando, haciéndola caer al suelo y que el dolor en su cuerpo parecía empeorar, por lo que acabó agradeciendo cuando la empleada tocó su puerta y pudo pedirle medicina, como también preguntarle por Taehyung, ya que se le hacía extraño que no la buscara siendo ya tarde, además de que estaba en la casa. De todas maneras, luego de comer y tomar la pastilla, deseando que el dolor pudiera disminuir, el cansancio comenzó a invadirla cada vez más, hasta que acabó durmiéndose por más horas. Cuando despertó, nuevamente desorientada, más al poder ver por la ventana el cielo que había oscurecido, con dificultad se levantó del sofá donde estuvo recostada, decidiendo darse una ducha para ver si eso podía ayudarla, ya que seguía agotada y adolorida, aunque eso haría que desapareciera aquel aroma que le recordaba a Jungkook.
No dejó de preguntarse porqué Taehyung no la había buscado, ya que debía ser sumamente extraño que no saliera de la habitación, sin saber en absoluto que, durante la mañana, fue lo primero que hizo, pero su padre lo llamó.
«No la busques. Hanna me dijo que no podía dormir y se sentía mal por lo sucedido, así que le dio una pastilla de las que suelo tomar»
«Si es así, entonces, debo hablar con ella...»
«¿No me escuchaste? Va a dormir hasta tarde, así que déjala. Y en todo caso, si despierta y sigue queriendo ser tu amiga, tienes suerte luego de tus acciones tan estúpidas»
Luego de aquella conversación, Jungkook comenzó a bajar las escaleras, dejando atónito a su hijo.
Y desde esa noche, donde Hazel fue follada por el padre de su mejor amigo, su deseo más que desaparecer, pareció tan sólo aumentar.
Había pasado cuatro días desde esa noche, días donde ella se desesperaba por poder estar un momento a solas, ya que este se la pasaba mayormente fuera de casa por su trabajo, y cuando estaba presente, Taehyung también lo estaba. En esos días, nada pasó, más que compartir miradas lujuriosas que le permitían a ella saber que ambos necesitaban que se repitiera, hasta el cuarto día. El castaño por la tarde se quedó dormido en la reposera, y cuando Hazel entró a la cocina por un vaso de agua, se llevó la sorpresa de que Jungkook estaba ahí. Ninguno había sido capaz de contener aquel deseo que llevaban reprimiendo por días, por lo que el pelinegro no dudó en arrastrarla hacia el baño donde acabó follándola en el lavabo y de manera rápida por si su hijo llegaba a despertar. Luego de eso, el pelinegro la había besado de manera profunda, haciéndole saber que volvería a buscarla, para luego salir como si nada, dejándola intentando procesar lo sucedido.
Era de noche y Hazel al terminar de hablar por llamada con su madre, bajó las escaleras, mirando a su alrededor en el completo silencio, hasta que su visión se dirigió al sofá. Allí veía un cabello desordenado, ondulado y castaño, por lo que sonrió acercándose cautelosamente, hasta que se abalanzó sobre aquel cuerpo que estaba recostado en el sofá, provocando que soltara un quejido mientras ella reía.
—¿Cómo vas a aparecerte así...?
—¿Está todo bien? —preguntó acomodándose mejor a su lado, quedando boca abajo mientras observaba a su mejor amigo que tenía la mirada en sus manos, jugando con un hilillo salido de la manga de su suéter—. ¿Qué haces aquí solo?
—Pienso.
—¿En qué? —frunció el ceño, llevando la mano a su cabello, acomodándolo, notando cómo las comisuras de los labios de Taehyung se elevaban en una pequeña sonrisa por un momento.
—No sé qué demonios estudiar, pero mi padre está muy pesado con ese tema —explicó haciendo una mueca—. Ya intenté Economía, Administración de Empresas, pero realmente no me gustaron y por eso las dejé. ¿Qué se supone que estudie?
Taehyung frunció un poco los labios, pareciendo realmente preocupado, lo que hizo que Hazel sonriera por la ternura que le causaba.
—¿Has investigado?
—Sí, pero sigo sin saberlo. De todas maneras, dijo que me llevará a la Universidad, ya que como es amigo de la Directora, le va a hacer el favor. Quizás si la escucho... pueda interesarme alguna.
Ella le regaló una sonrisa tranquilizadora mientras sonreía, bajando la mano que tenía en su cabello hasta tocar el lunar que tenía en su nariz, haciéndole medio sorprender y soltar una risilla. Amaba los lunares que tenía, pues creía que armonizaban a la perfección con su piel bronceada, sus ojos cafés profundos y hasta con su dulce ser.
Taehyung la miraba sonriente, hasta que ella escuchó su celular sonar, por lo que tuvo la intención de tomarlo, pero él le ganó sacándolo del bolsillo trasero de sus shorts. Hazel rodó los ojos cuando le guiñó el ojo, para concentrarse en la llamada que estaba recibiendo. Pero en ese momento en que leyó y vio la fotografía de Ezra, sintió cómo se estremecía, por lo que su amigo se inclinó a ver.
—¿Por qué te llama? ¿Vas a contestar?
—¿Debería...?
—Claro que no —le arrebató el celular para dejarlo en el sofá y apoyar un cojín sobre este—. Ignóralo.
—P-pero...
—¿Acaso vas a volver con él y distanciarte de mí otra vez? —examinó alzando una ceja.
—¡No! Es sólo que me preocupa...
—Ya no te concentres en él.
Hazel mordió el interior de su mejilla, pensando que él no podía entenderla, ya que ni siquiera sabía el verdadero motivo por el que se acabó su relación. Y es que ahora no podía evitar en si podría haberle sucedido algo.
—Ya, Hazel, creo que... hasta deberías dejar de salir con hombres que te lleven tantos años...—comentó haciendo una mueca.
—¿Y con quiénes debería salir? ¿Con los de tu edad? —bromeó alzando una ceja.
—Yo no le veo nada malo a que sean uno o dos años menores que tú...
Hazel estaba escuchándolo atentamente, pero al escuchar a lo lejos unas voces, su mirada se dirigió hacia un lado de la cabeza de Taehyung, pudiendo ver a una mujer de vestido negro, cabello rubio, que pasaba la mano por su labio inferior como si limpiara las comisuras. Y detrás de ella caminaba Jungkook, que acomodaba el cinturón de sus pantalones cenizas como también la camisa que llevaba dentro de estos.
Ella le sonrió mientras abría la puerta y Jungkook hablaba, hasta que la rubia salió y la cerró. Jungkook pasó los dedos por las hebras de su cabello, echándolo hacia atrás, ya que algunos mechones desordenados caían en su frente, pero en eso volteó encontrándose con la mirada de Hazel que se había sentado inconscientemente.
Sentía una opresión en su pecho, como si la desilusión se hubiera vuelto parte de ella. Y es que no podía evitar preguntarse, ¿acaso ella era solamente otra mujer con la que Jungkook follaba?
¡Hola!
¿Qué les pareció el castigo de Jungkook para Hazel? ¿Les gustó el smut? ¿Cómo creen que ahora ella reaccione con él al saber que no es la única?
Nuevamente me disculpo porque en el canal de WhatsApp les dije que actualizaría el viernes, pero no pude por los dos exámenes que me tomaron ese día y el mal sistema en la Universidad que me retrasó más, así que estaba cansada como para editar el capítulo tarde. De todas maneras, dependiendo del apoyo, seguro me motive para intentar actualizarles cada viernes como venía haciendo jujuu
Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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