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OO2 | TENTACIÓN

—Lo siento. En verdad lo siento...—sollozó bajando la cabeza, Ezra.

Hazel y Ezra se encontraban en la habitación de su departamento. Él sentado en la cama con su cabello castaño desordenado mientras no dejaba de llorar, cubriéndose los ojos con la mano, dejando ver cómo sus lágrimas brotaban, su barba de pocos días y sus labios húmedos. Llevaba una camiseta blanca lisa, pantalones negros y zapatos, ya que anteriormente había sido obligado a salir por su hermano menor.

La fémina estaba frente a él, con su semblante serio y sin ser capaz de seguir viéndolo de esa manera, cruzada de brazos mientras se perdía en sus pensamientos. Recordaba cómo hacía dos años se enamoró perdidamente del hombre que no dejaba de llorar frente a ella. Se enamoró perdidamente de ese Ezra Robinson que le demostró que la amaba y que iba a cuidarla como tanto necesitaba. De ese que creyó que era su alma gemela, el amor de su vida, con quien hizo muchos planes a futuro.

Fueron una pareja llena de amor, de pasión, de sueños y metas en común, como también de una intensidad que llegaba a consumirlos. Las discusiones tan intensas que llegaban a sentir que el amor no bastaba, que estaban desgastándose. Y es que Hazel no parecía medir sus palabras, como tampoco sus impulsos, hasta que se llenaba de miedo al pensar en que ya no tendría a aquel hombre que demostraba amarla, cuidarla, consentirla y hacer lo que tuviera a su disposición para complacerla de todo las formas posibles, desapareciendo así a aquella mujer que muchas veces volvía a sentirse una niña temerosa, llena de inseguridades, con ganas de recibir atención y amor.

—No quiero terminar con lo que tenemos...—tomó una bocanada de aire temblorosa, intentando continuar hablando.

—Es lo mejor. Terminemos de una buena manera antes de que lo nuestro se arruine por completo —lo interrumpió aún sin verlo.

Sentía su corazón apretado, pero ya no era capaz de seguir manteniendo su relación cuando no veía en él aquel hombre que la enamoró. Había intentado ayudarlo, llevaba unos pocos meses intentándolo, pero Ezra tan sólo parecía caer más en la depresión, y verlo de esa manera, le disgustaba y desgastaba.

No quería seguir sintiendo que estaba cayendo también junto a él al sostener su mano y buscar más maneras de ayudarlo, cuando ni siquiera hablaba con ella y solía ponerse demasiado irritable, haciéndole notar que nada de lo que intentara bastaba. Hazel extrañaba demasiado al novio que era atento con ella, que la cuidaba, pero ahora los papeles se invirtieron, y eso no era nada agradable para ella.

Era agotador intentar ayudar a alguien que no parecía querer su ayuda.

—Dijiste que te quedarías a mi lado, que me amabas...

—Estás hundiéndome contigo, Ezra.

—Saldré adelante, sólo...

—Ya es muy tarde —murmuró frustrada, volteando para salir de la habitación y tomar su maleta que estaba en el pasillo.

—¡Hazel, espera! —alzó la voz, levantándose rápidamente con la intención de seguirla—. ¡No puedes dejarme así!

—¿Por qué? —volteó a verlo por un momento mientras seguía caminando hacia la salida—. ¡Lo soporté por meses! ¡Claro que puedo dejarte!

—¡Dijiste que me amabas, pero estás dejándome tan fácil como si nunca lo hubieras hecho!

Hazel que estaba frente a la puerta, tomó una bocanada de aire mientras tomaba con más fuerza su maleta, escuchando cómo Ezra detrás de ella soltaba un pequeño sollozo.

Ya cansada de la situación, giró a verlo.

—Ya no siento nada por ti, ni esta relación despierta algo en mí —confesó mientras él la observaba dolido—. Ya no hay encanto alguno en esto, así que adiós, Ezra.

Salió del departamento escuchando cómo Ezra gritaba su nombre y sollozaba desesperado, pero lo ignoró por completo mientras caminaba por el pasillo, dirigiéndose hacia el elevador, queriendo poder abandonar aquel edificio de una vez para dejar de sentirse tan asfixiada.

Quizás era algo demasiado esperado que acabaran de esa manera, que se terminara dando cuenta que no era el amor de su vida y, probablemente, sólo estaba encantada con él. Pues, siquiera habían comenzado bien la relación, ya que él era un hombre casado.

Ezra Robinson llevaba siete años de matrimonio cuando Hazel se lo encontró en el elevador, una mañana donde quedó en filmar un comercial sobre un labial. En ese momento quedó encantada con aquel hombre que llevaba un traje ceniza que resaltaba su cuerpo robusto, su cabello castaño echado hacia atrás, su piel tan blanca como la porcelana, su barba de pocos días y sus ojos oceánicos que la miraron de pies a cabeza.
Hazel al ver el anillo en su dedo anular, luego ver que se trataba del esposo de la mujer que la maquillaría para el comercial, quizás debió pensar en que estaba mal. Pero, todo lo que pensó durante el corto periodo en que fue su amante antes de que él acabara con su matrimonio y luego de eso, fue que era amor. Todo era por amor.

Al estar en el estacionamiento, sacó las llaves de su coche del bolsillo de su chaqueta para poder subir la maleta al asiento trasero, pero una vez que se subió a ella, fue consciente de que ni siquiera había pensado a dónde ir. Había tomado la decisión de darse un descanso por la relación que llevaba, por la forma en que últimamente perdió la emoción hasta por su trabajo, consumida por la situación con Ezra. Cuando esa noticia llegó hasta a su madre, recibió una llamada de su parte, lo que tan sólo logró frustrarla más porque lo menos que quería era que se preocupara por ella. Y ahora que había terminado su relación, que no tenía a donde ir, no quería buscarla porque tan sólo lograría que su preocupación aumentara.

¿Amigas? No tenía.

Hazel no era una mujer que pudiera agradarle por demasiado tiempo a otra, lo que hacía que ella se preguntara porqué siempre sus amistades con ellas terminaban en un gran problema, por lo que ya ni siquiera intentaba entablar alguna amistad.

Al pensar en sus amigos, comenzó a buscar en sus contactos, abriendo los ojos a la par al ver al número de Taehyung y su fotografía. Hacía demasiado tiempo no sabía de él, lo que lograba que la culpa la invadiera porque en sus últimas conversaciones, ella fue la que terminaba ignorándolo para evitar discusiones.
Un pequeño suspiro escapó de sus labios, decidiendo hacerle una videollamada, ya que era algo que acostumbraron a hacer al no poder verse seguido. Los segundo pasaban y ella comenzaba a cuestionarse por su decisión, pues creía que podría estar molesto, lo que sería algo normal por su forma de actuar con él, hasta que el alivio la invadió al verlo en la pantalla de su celular.

Taehyung parecía estar recostado en su cama, con la cabeza apoyada en uno de los brazos, su cabello cayendo desordenado, sus ojos algo hinchados como si acabase de despertar, lo que le hizo sonreír por la ternura que le causaba.

¿Hazie? —su voz salió profunda mientras él arrugaba levemente la frente, refregando uno de sus ojos, confirmándole así que lo había despertado.

El escucharlo llamarle luego de tanto de esa forma, lograba que la calidez la invadiera, igual que las ganas de volver a verlo.

—Hey, ¿cómo estás? ¿Te desperté?

¿Qué sucede?

Su semblante era serio y por su manera de hablarle, ignorando su pregunta, para Hazel era demasiado fácil notar que estaba enojando, pues él no sabía fingir ni ocultar sus emociones.

—¿Estás molesto conmigo? 

—¿Tú qué crees? 

—Yo tan sólo puedo preguntarme cómo es que con el tiempo te ves más atractivo...

Deja tus halagos. No vas a lograr que te perdone tan fácilmente —la interrumpió rodando los ojos—. Por cierto, ¿dónde estás? Se ve oscuro.

—Estoy en el estacionamiento.

Oh, entonces, ¿como ese viejo con el que estás, no está a tu lado, es por eso que te acuerdas de mí y me buscas?

En otra situación, Hazel  podría haberle reprochado por su manera de dirigirse a Ezra, y defenderlo como siempre, pero ahora tan sólo bajó la cabeza, llamando por completo la atención de Taehyung.

¿Hazel? ¿Qué sucede?

—Terminé mi relación con él —confesó por lo bajo.

¿Qué? ¿Hablas en serio? —preguntó sorprendido, intentando ocultar la sonrisa que quería dibujarse en su rostro.

—No me siento para nada bien, Taehyung —murmuró levantando la mirada, permitiéndole notar cómo las lágrimas se asomaban, lo que hizo que la emoción de su amigo, desapareciera.

—Pero... ¿Qué sucedió? ¿Por qué terminaron? 

—Sé que me alejé de ti y que estuvo mal, pero... necesito a mi mejor amigo —expresó con un hilo de voz—. ¿Puedo ir a verte?

Oh...—Taehyung hizo una mueca y desvió la mirada—, la verdad es que estaba descansando un poco porque dentro una hora tengo un vuelo.

—Oh, entiendo —sonrió a medias por la decepción—. ¿A dónde te irás? ¿Es por mucho tiempo?

Estoy pensando en volver a Corea.

—¡¿Qué?! ¿Tu madre quiere volver?

Mira, estarías enterada de todo si no te hubieras alejado por tanto tiempo —intentó bromear—. Mi mamá no tiene nada que ver en esto. Me quedaré en lo de mi padre.

Hazel abrió los ojos de par en par, como si le costara procesar la información que estaba dándole su mejor amigo, el cual medio sonreía.

—Oh, está bien...

De todas formas, no me gusta saber que me necesitas y no puedo estar para ti, así que... quizás podrías venir conmigo. Sé de tu descanso, ¿y qué mejor que pases un tiempo conmigo? —preguntó sonriente.

—Pero... ¿A tu padre no le molestaría?

—No te preocupes por eso. Se lo informaré ahora.

—Está bien. Gracias, Taehyungie —sonrió, provocando que él ensanchara la suya.
















(...)













Aunque pasaron dos días, Hazel se sentía realmente extraña en esa casa y, de cierta manera, sin comprenderlo, también se sentía extraña con Taehyung, pero se decía que era por el hecho de que hacía un año que no se veían, por lo que ciertas cosas podrían haber cambiado en ese tiempo. Además, quizás era cuestión de volver a pasar tiempo a su lado para sentirse nuevamente cómoda junto a él, para poder darse cuenta de que la amistad seguía siendo la misma. Que Kim Taehyung seguía siendo aquel mejor amigo, la persona más especial que tenía en su vida y la comprendía como siempre deseó que alguien pudiera hacerlo alguna vez.

El castaño estaba bastante molesto, ya que había decidido salir durante la tarde junto a Hazel para comer y pasear, pero no pudieron ir solos.

«Jonghoon irá con ustedes» Jungkook informó cuando Taehyung caminaba hacia la salida junto a Hazel.

«¿Qué? Es una broma, ¿verdad?»

«¿Alguna vez me escuchaste bromear?» examinó alzando una ceja mientras caminaba hacia su despacho, doblando las mangas de su camisa celeste, lo que hizo que Taehyung apretara su mandíbula mientras lo seguía, dejando a Hazel sola y bastante desconcertada con la situación.

«¡Papá, no quiero tener a esos hombres siguiéndome como unos perros! Ya te he dicho que yo no los necesito como tú» exclamó frustrado, lo que hizo que Jungkook se detuviera.

«Y yo te he dicho que si vas a vivir en esta casa, va a ser bajo mis órdenes» recalcó entre dientes, volteando a verlo.

«Quiero poder salir tranquilo. ¿Por qué tienen que seguirme?»

«Sólo será Jonghoon, y tranquilo, ni siquiera notarás su presencia»

«¡No importa! ¡No quiero tenerlo detrás de mí!»

«Escucha bien, Taehyung, porque no lo repetiré otra vez. Como a partir de ahora vives aquí, cada vez que salgas, Jonghoon va a seguirte, así que deja tus caprichos, y no me hagas arrepentir de haber aceptado que vivas conmigo. Ahora déjame tranquilo que debo trabajar»

Eso había sido lo último que dijo Jungkook antes de entrar a su despacho, dejando a un Taehyung que sentía su sangre hervir mientras empuñaba con fuerza las manos. La rabia que le provocaba su manera de ser con él, era muchísimo más grande que lo dolido que llevaba sintiéndose desde que tenía consciencia. Pero ese no era un momento para reprocharle por su comportamiento, ya que recordaba que Hazel estaba esperándolo.

Había salido a una cafetería junto a Hazel y luego a pasear por el parque, aprovechando la tarde, pasando un momento demasiado agradable que hizo que la fémina se arrepintiera demasiado de haberse distanciado con él. Y es que estaba volviendo a sentirse cómoda a su lado, recordando sus viejos tiempos, anécdotas que les hacía reír, ignorando por completo al hombre que mantenía cierta distancia de ellos mientras los seguía por orden Jungkook.

Ahora se encontraban en la habitación de Taehyung, el cual se había quitado el suéter y echado boca abajo en la cama, por lo que Hazel se recostó a su lado.

—¿Sigues molesto? —preguntó observando cómo este apoyaba la cabeza en sus brazos y arrugaba levemente la frente mientras la miraba.

—¿Molesto? Si hasta hace un rato estábamos hablando y riéndonos —recalcó desconcertado—. ¿Me quedo callado un rato y piensas que estoy molesto?

—Oh, vamos. Sé que aunque estábamos hablando y riéndonos, hay algo que te molesta, y más se siente ahora que regresamos.

Agh... sí me conoces demasiado.

—Quizás —murmuró con una pequeña sonrisa, provocando que él rodara ojos mientras intentaba reprimir la suya—. ¿Es porque tuvimos que soportar la presencia de Jonghoon?

—Quizás tiene algo que ver —asintió—. Pero es más que nada por mi padre. Creo que pude haberme equivocado con mi decisión, y que mi madre tenía razón.

—¿Tu madre? ¿Ella no estaba de acuerdo? —indagó curiosa.

—Claro que no. Luego de lo que sucedió, ni siquiera se mantienen en contacto, aunque eso viene más de parte de ella —explicó haciendo una mueca—. Pero no la escuché. Fui bastante terco.

—Como siempre —soltó una ligera, causando que él medio sonriera—. Pero ¿por qué? ¿Cuáles fueron tus razones?

Taehyung soltó un suspiro mientras se acomodaba mejor, bajo la atenta mirada de Hazel que sentía demasiada curiosidad, pues para ella había sido una decisión bastante inesperada de parte de su mejor amigo, notando que pasaba la mayor parte de los días, molesto. No lo entendía para nada.

—Sólo quiero que nos conozcamos —murmuró cerrando los ojos, ya que no era capaz de mirarla sin sentirse un idiota al ser algo que le afectaba, pero trataba de fingir que no al haber pasado años—. Quiero poder tener la atención y el cariño de mi padre. Quiero que me quiera, Hazel.

—¿Y no has pensado en que él ya te quiere, Taehyung?

—Claro que no.

—Yo creo que sí lo hace, a su manera, pero lo hace.

—Pues, su manera sería una completa mierda.

—Taehyung...

—Si me quisiera, en siete años no me hubiera visitado tan sólo tres veces y puesto excusas cuando quería visitarlo —refutó dolido—. Esta vez no dejé que pusiera excusas, y aquí estoy, pero ni siquiera se emocionó al verme.

—Tu padre siempre se mostró frío —recalcó haciendo una mueca, apoyando la mano en el brazo de Taehyung, el cual abrió los ojos y la miró algo angustiado—. Por eso creo que te quiere a su manera.

—Intentaré que me conozca y que me quiera de una mejor manera —murmuró con una media sonrisa—. Pero ya, no hablemos más de eso.

Así continuaron hablando, logrando que toda la tensión se esfumara y Taehyung volviera a sentirse mejor, hasta que con los minutos acabó durmiéndose, lo que hizo que Hazel se frustrara al no saber qué hacer. La fémina se levantó pensando en que quizás podría llamar a su madre, pero en eso escuchó un chapoteo, lo que hizo que se acercara a la ventana. 

Esta daba hacia el jardín trasero, por lo que observó el cielo anaranjado, pero terminó bajándola y notando cómo en la piscina se encontraba un hombre pelinegro nadando, por lo que abrió los ojos a la par por la sorpresa. Hazel pensó que él no estaba en la casa, sino trabajando, ya que esos dos días que llevaba allí, tan sólo lo veía durante el almuerzo y luego desaparecía, pero ahora el poder verlo nadar, poder apreciar su ancha espalda, hizo que mordiera ligeramente su labio inferior.

Hazel estaba teniendo un impulso y, al voltear a ver a Taehyung, notando cómo dormía plácidamente, decidió seguirlo.













(...)













Hazel al ver la puerta corrediza abierta, tomó una bocanada de aire para intentar relajarse, ya que los nervios eran parte de ella. Ahora llevaba solamente un bikini rosado, dirigiéndose hacia la piscina donde Jungkook ya no estaba, pues estaba sentado en una de las reposeras de madera, con sus ojos cerrados, dejándose ver demasiado relajado. Pero eso no detuvo a Hazel que se acercó al borde de la piscina, decidiendo tomar asiento, dándole la espalda.

—Espero que no le moleste mi presencia aquí, señor Jeon —se atrevió a decir, intentando reprimir una sonrisa.

—Pues, ya es muy tarde para decirte que me gustaría estar solo, ¿verdad? —lo escuchó hablar con voz profunda luego de unos segundos.

Hazel mordió ligeramente su labio inferior, detestando su forma de ser con ella, pero la verdad es que estaba algo acostumbrada a eso, por lo que decidió dejarse caer a la piscina para comenzar a nadar. Lo hacía intentando mostrarse tranquila, siendo completamente consciente de la intensa mirada de aquel hombre, lo cual para ella era algo demasiado esperado, porque le gustaba llamar la atención de ellos y sabía perfectamente cómo hacerlo. 

No pasó mucho cuando se sostuvo del borde, apoyando los brazos y el mentón en estos, dirigiendo su mirada hacia Jungkook, el cual bajó la cabeza y conectó sus miradas, lo que hizo que Hazel sintiera un cosquilleo bajar por su vientre al ver esos orbes oscuros e intimidantes.

—¿Mi hijo sigue molesto? —preguntó sacándola de su trance.

—Un poco. Si habla con él...

—No —la interrumpió—. Así como se tomó el trabajo de enojarse, ahora también lo tendrá para desenojarse.

Hazel abrió los ojos de par en par por un momento, pero acabó sonriendo.

—¿Por qué sonríes?

—Porque Taehyung la tiene difícil con usted —explicó mientras él alzaba una ceja, incitándola a continuar hablando—. No va a poder seguir siendo el mismo caprichoso y terco de siempre.

—Es así porque a su madre siempre le gustó complacerlo en todo, aunque yo no estuviera de acuerdo.

—Lo sé. Taehyung parecía no pasarla bien con su ausencia, así que la señora Saebyeol buscaba contentarlo.

—Todo lo que tienen... es gracias a todas esas horas que no pude dedicarles por estar trabajando —masculló, lo que hizo que Hazel se tensara al notar cómo sus facciones se habían endurecido, dejando notar su enfado.

—Yo no creo que sea un mal padre, señor Jungkook —aclaró rápidamente—. Aunque se ausentaba, de todas maneras, formó parte de la vida de Taehyung. Le ha dado una buena vida —Jungkook relajó sus facciones mientras asentía—. Usted es un buen padre, y lo sé porque lo he visto desde pequeña. No como el mío que...

Jungkook la interrumpió soltando una risa amarga, por lo que Hazel arrugó ligeramente la frente.

—A la juventud de ahora le gusta escudarse en esas mierdas —chasqueó la lengua mientras negaba con la cabeza—. El que sus padres no les cumpla un maldito capricho o no estén presentes cinco minutos de sus vidas, parece que se las arruina para siempre —rodó los ojos—. Ustedes no saben lo que es realmente tener padres que te puedan joder la vida. Yo lo tuve, y mírame, salí adelante y les di una vida de lujo a mi familia. Pero la juventud de ahora es tan sensible, tan fácil de traumar. No saben cómo enfrentar una mierda.

La fémina mordía el interior de su mejilla, sintiéndose completamente disgustada de las palabras que soltaba aquel hombre que la miraba de manera burlona.

—A lo que iba, es que usted cumplió más su papel de padre conmigo que mi propio padre —retomó mientras Jungkook sonreía de lado, todavía con un brillo de burla en su mirada—. Hubiera preferido que el mío se la pasara trabajando, pero formara parte de mi vida, como usted formó de la de Taehyung, antes de que se fuera de la manera en que la hizo y sin importarle su esposa e hija.

El pelinegro tan sólo asintió, pero volvió a inclinarse hacia atrás como si estuviera completamente desinteresado en continuar su conversación con ella, por lo que Hazel endureció sus facciones, mirándolo molesta. 

Decidida comenzó a caminar hacia las escaleras, saliendo de la piscina para caminar por el borde de esta, colocándose frente a Jungkook, el cual volvió a dirigir su mirada a ella, observando su espalda donde también tenía pecas, su cintura, fijándose por un buen tiempo en su redondo trasero, bajando por sus gruesos muslos. 

Hazel medió giró a verlo con una pequeña sonrisa inocente, notando cómo él mantenía un semblante serio y hasta su mirada parecía haberse oscurecido aún más, pero ella decidió recostarse boca abajo en el borde de la piscina, permitiéndole seguir viendo a Jungkook la curva de su trasero. Ella observaba al hombre, las gotas de agua que seguían cayendo por su cabello todavía húmedo y echado hacia atrás, aunque algunos mechones caía por sus lados, sus anchos hombros, sus pectorales, sus abdominales marcados por donde resbalaban las gotas, perdiéndose en sus bermudas negras.

—¿Sabes? Cualquier hombre en mi lugar, pensaría que estás intentando seducir, así que deberías ser más cuidadosa con tu forma de actuar.

—¿Y si es lo que estoy haciendo? 

Jungkook se levantó mientras ella alzaba la cabeza, observando sorprendida e ilusionada cómo se acercaba a ella y  más cuando se colocó en cuclillas y la tomó de la mandíbula. Él dirigió su mirada al lunar en su mejilla, tocándolo por un momento con su dedo índice mientras una pequeña sonrisa cínica se dibujaba en sus labios y volvía a conectar sus miradas, notando cómo parecía tensa y su respiración se había vuelto pesada.

—No actúes como una zorra, porque no va a gustarte que te trate como a una —advirtió alzando una ceja.

La soltó de manera brusca para reincorporarse y comenzar a caminar hacia la casa, dejándola hecha un caos por dentro, al punto de que hasta respirar se le dificultaba.

Hazel jamás había esperado que el padre de su mejor amigo de toda su vida, ahora se convirtiera en una gran tentación para ella. Y claro que no pensaba quedarse como si nada, porque comenzaba a necesitar que fuera suyo.

¡Hola!

¿Qué les está pareciendo el personaje de Hazel ahora que lo están conociendo? ¿Creen que la relación de padre e hijo se pueda arreglar? ¿Les gustaría? ¿Será que Hazel sí va a conseguir que Jungkook caiga?

Desde ya les voy a avisando que probablemente el único personaje que sea, dentro de lo que cabe, agradable, es el de Taehyung. La advertencia sobre que los personajes pueden provocar emociones intensas, va a ser algo demasiado cierto en esta historia, así que a quienes no puedan soportar eso, les recomiendo no seguir leyendo JAJAJAJ ah, y de paso aviso que seguramente tenga más de 5 capítulos

Espero que les esté gustando esta historia, si es así no se olviden votar y comentar

¡Nos leemos pronto!

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