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──── seis; bonita 彡

❪🌘❫ O6 ; bonita

Si estás en el cuarto, mis sentidos no coordinan.

13 de noviembre del 2019
Montecarlo, Mónaco

Antonia terminó de ponerse el último tacón y verse por última vez en el espejo, hoy le mato, piensa con una sonrisa antes de salir. Desde su habitación podía escuchar el sermón que Nicolás en este momento le estaba dando a su monegasco.

—Estoy lista.—anunció la española.

Charles Leclerc cree que nunca se ha quedado sin palabras antes, sin embargo, ahora considera que es apropiado decir que lo ha hecho. Merde, no la merezco, opina. Sus sentidos no coordinan y hay una sola responsable de ello.

Lo único en lo que su cerebro puede fijarse es en lo bella que se ve Antonia Puig esta noche, probablemente tenga una expresión boba en su rostro, ya que eso es lo que ella ha ocasionado, dejarlo completamente alucinando. Sabe que ella siempre es preciosa, aun así, logra cautivarlo una vez más.

Que bonita tú, que bonita tú eres.

—¿Charlie?—proclamó divertida.

Atina a balbucear nervioso como respuesta.—Wow.—solté.

—¿Wow?—enarcó la ceja.

—Te ves increíble, chérie.—mordí labio.—Eres el verdadero significado de la belleza.

—¿Ah sí?—asentí.

—La obra de arte más bonita de todas, mia vita.—manifesté.—¿De qué museo te escapaste?

Note como el sonrojo sube a sus mejillas.—¿No deseas un pañuelo?

—¿Un pañuelo?—contesté.

—Para toda la baba que se te cayó al verme, guapo.—guiñó su ojo.

—No estaría de más.—afirmé sin perder la picardía.

—¿Estoy pintado o qué?—Nicolas exclamó indignado.—De sujeta velas, estaréis de coña.

Ambos reímos ante su reclamo.—Bueno, mucho palabreo. Estás advertido Leclerc, esta noche no echarás un kiki, chaval.—señaló.

La catalana golpea en el brazo a su mejor amigo para que este ingrese al departamento, cerrando la puerta tras de sí.—¿Nos vamos?

—No tienes que ni preguntarlo, ma belle.—dije antes de tomar su mano.

—¿Charles?—llamo Antonia.

—Dime.—respondió este.

—Me gustas todos los días, pero hoy has exagerado.—soltó coqueta.—Guapísimo es poco, corazón.

Le hice un gesto para que se acercase.—Mon coeur, quién fuera cemento para sostener ese monumento.—susurre en su oreja.

—Podrían ser tus manos cuando quisieras, mi amor.—replicó mordiendo su labio antes de entrar al ascensor.

Suspire recalando en todo mi autocontrol, definitivamente, ella sería mi muerte y la aceptaría más que gustoso.

•••

Reí ante la anécdota que relataba Charles sobre su último viaje junto a Pierre, vaya par que eran esos dos. No logro comprender cómo un francés pierde su maleta y luego la de su mejor amigo. O peor aún, cómo rayos se peleó con una señora mayor por estas mismas.

—Me encantan tus ojos.—declaró Charles.

—¿Enserio?—le mire incrédula.—A mí no mucho, siendo honesta.

—¿Por qué?—bebió de su vino.

—Son muy ordinarios, son marrones.—evidencie obvia.

—Nada en ti es ordinario, Antonia.—respondió.—Ya deberías saberlo.

—Así como tú deberías saber que me encanta tu sonrisa.—él sonrió.

Habíamos venido a cenar a Le Grill, un restaurante excelente en Mónaco, incluso tenía una estrella Michelin, especializado en cocina francesa. Nos encontrábamos en la terraza del restaurante, dado que me encantaba la vista que este tenía: un panorama excepcional de la belleza del Mediterráneo.

—Estamos cenando literalmente bajo las estrellas.—comenté.

—La noche está particularmente bonita hoy.—dijo.

—Lo sé, por lo que pude investigar... ¿De qué te ríes?—pregunté extrañada ante su carcajada.

Él negó.—No me refería precisamente solo a la noche, bonita.—lo que ocasionó mi sonrojo.

—¿Qué libro estás leyendo?—cambié de tema.

—¿Cuál crees tú?—lo mire incrédula, era imposible.

—¡Cumbres borrascosas!—exclamé alegre.

En una de nuestras tantas llamadas le había suplicado a Charles para que lo leyese, ya que no le había dado una oportunidad hasta la fecha, a pesar de mi gran estrés contra el protagonista, era un libro espectacular en todo sentido.

—Exactamente, Antonia.—correspondió a mi ánimo.—Debo de admitir que estoy abrumado, nunca supuse conocer a alguien tan rencoroso como Heathcliff.

—Se merecía el final que tuvo, francamente.—agregué.—¿Qué?

Leclerc me miró fijamente tratando de no reír.—Es algo tonto.—explicó.

—Venga, bombón.—pedí.—No cuesta mogollón decírmelo.

—Sabemos muchísimo del otro, sin embargo, ¿qué tal un par de preguntas directas?—propuso.

Mordí mi labio sin perder la sonrisa, Charles sonrió de igual forma, lo que ocasionó que me fijase en esta. Desde pequeña había admirado la habilidad de las personas para guardar los secretos de los demás y no ser bocazas para soltarlo. Su sonrisa parecía contener todos los secretos del mundo y tal vez, lo hacía.

—¿Alguna vez has viajado sola?—asentí confundida.

—A París, fue mi primera vez, no me puedo quejar, fue espectacular.—recordé.—Arrendé un departamento en el barrio de Montmartre y bebí champán frente a la Torre Eifel a medianoche, uno de los favoritos de mi madre. Alquilé un auto y conduje hasta Bruselas, una experiencia realmente horrible.—Antonia rio.—A modo de consejo, nunca vayas solo, siempre vas a necesitar una mano con la gasolina.

—Adivino, ¿te quedaste varada?—ambos reímos.

—Dato curioso, nunca alquiles un Citroën 2CV, me encanto el diseño, pero no me advirtieron que tenía algunas fallas.—arrugue la nariz.

El monegasco carcajeó.

—¡Mi turno!—manifesté.

Era hora de poder saciar algo de mi curiosidad por el hombre que tenía enfrente mío, sin embargo, por él liaría la manta a la cabeza. Tiene ese no sé qué, que me encanta, sinceramente, todo en él me encanta.

—¿Primer beso?—levante mis cejas pícaramente.

—Empezando con las importantes, ya veo ma belle.—me sonroje.—Fue a los catorce, en el sótano de la casa de ella, detrás de una cantidad incontable de cajas.

—¿En el sótano?—reí.—Que ingenioso de tu parte, Charlie.

—Bueno, no todos podemos besarnos con catorce años en la comodidad de una habitación, Anto.

Negué bebiendo de mi copa.—Si lo que buscabas era privacidad, podrían haber ido a un estacionamiento.

Él arrugó la nariz como si tratara de ofenderse por un olor pútrido.

—Di mi primer beso con uno de mis mejores amigos.—admití a continuación.—Aunque fue horrible.—me estremecí al contarlo.—Me clavó el diente, ósea sus dientes chocaron con los míos.

Un jadeo falso salió de los labios de Charles; una mano colocada sobre su corazón de una manera demasiado dramática. Ambos rieron ante su reacción, quedando en un silencio cómodo donde sus miradas cómplices hablaban por ellos, sin duda, se sentía bien.

—¿Un sueño que tengas?—miré curioso.

—Nunca lo he dicho antes en voz alta.—la española rio.—Quisiera tener algún día una pastelería, ya sabes, donde preparar miles de dulces y poder atender a la gente, creo que ello me haría increíblemente feliz.

—No estaría nada mal, espero tener un acceso especial.—manifesté divertido.

—Únicamente porque eres guapo, buena persona y uno de mis pilotos favoritos.—expresó rodando los ojos.

—No te olvides del mejor título, tu futuro esposo.—declaré.

—Me agrada muchísimo que lo tengas claro, corazón.—contestó.—Y ¿tú?

—Me gustaría lograr muchas cosas, entre ellas tener mi propio taller mecánico, al igual que una pista de karting.—expliqué.—Obviamente tendría que estudiar un poco, lo que vale la pena ciertamente.

—Hombre ambicioso, ¿puedes ser más perfecto?—coqueteo Puig.

—Si hablamos de perfección, tú eres el significado de ella, chèrie.— ella mordió su labio.

Era precisamente esto lo que más le gustaba de compartir tiempo con ella, la complicidad y magia que tenían, parecía como si únicamente chispas salieran al verse.

—¿Has estado enamorada?

Antonia pensó por un momento. Pensó que había estado enamorada de Carlos, pero después conocer a Charles Leclerc, no estaba muy segura. Su relación había tardado mucho en llegar tras la constante negativa del español en ceder ante sus sentimientos, en realidad, nunca habían tenido una relación propiamente dicha. Aprendió a través de los años a conformarse con sonrisas ocultas y miradas intérpretes. Era difícil aferrarse a cosas insignificantes como amores platónicos después de que el mismo te rompiera el corazón tantas veces.

—Pensé que lo estaba.—respondió ella con un simple encogimiento de hombros.—Pero creo a veces que confundí la ilusión con el amor.

Él asintió en acuerdo, por lo que le miró sorprendida.—Tuve que asumir la responsabilidad de mis actos, así que no quedó de otra que pretender estar enamorado.—declaró.—Opinó que equivoque la culpa con el amor.

—Curiosa perspectiva, guapo mío.—le guiñe el ojo.—Si me permites la indiscreción, estaría encantada de oír esa historia.

—En otra oportunidad, bonita.—comenzó a reír.—No es algo de lo que esté muy orgulloso de contar.

—Todos tenemos algo que no es tan bonito, Charles.—dije.—Tus errores no definen quién eres y si te hace sentir mejor, nada en este mundo, cambiaría mi perspectiva sobre ti.

—Te prometo que te contaré esa historia, mas no es importante ahora mismo.—entrelazo nuestros dedos.—Lo único que me interesa es aprender más de ti el resto de la noche.

—Tienes suerte Leclerc, el día de hoy, estoy bastante alegre como para abrirme a ti.—él se sonrojó.—Quizá en todo sentido, amore.

Las mejillas de Charles Leclerc podrían rivalizar perfectamente con el color del vino, un efecto que únicamente ocasionaba Antonia Puig en él.

•••

antoniapuig
missing lando

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antoniapuig happy b-day to my sparkle cookie!!u rock life, shine and light up like no one else anywhere!! missing the glasses of milk and karaoke nights, u'are amazing!! the best of friends, i adore you with all my heart!! miss you, dying to be there w u in london!!! see u soon, tu española favorita. @landonorris 🌘🎤🥐🏹✨🥛🧡🧚🏻‍♀️

pd: the second is my fav :)

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landonorris thanks for everything, the best friend 4ever, miss u a lot flaca mía 🥺🤍
antoniapuig facetime after hangover, chavalin 🤍
dinora APRENDE CARLOS
stanhamil dino is the feeling of the entire fandom >>>
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alex_albon couple that is not a couple...i still have the video of their performance of the last time 🤣
antoniapuig HAHAH WE'RE TRUE ICONS ALEX
georgerussell63 THIS IS THE LAS TIMEEEEE
nataliagarcia I'M ASKING YOU THISSSS
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nicolasgallardo no puedo creer que tengan la misma edad y anto parezca menor que lando 👼🏻
antoniapuig él es mi colágeno LOL
julietaserra aprendió de ti JAJAJA
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carlosonoros luke and leia vibes
landonorris then carlos would be han solo? 🌝
antoniapuig no, he's 007
landonorris and u vesper :)
dinora lando being captain of the ship since 1999
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maxfewtrell mr. norris & mrs. sainz, the best duo
lovinglando if carlos don't comment, i'm gonna cry 😭
norrisluv_ ojalá sea coña, creo que mr & mrs sainz se divorciaron 😭
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charles_leclerc puoi smettere di essere un incantesimo, carina?
stanleclerc EN EL PISO REPITO
charles1fan TRES PAROS ME HAN DADO
pierregasly Ç'EST MON PETIT CALARMARDO 🥳🧡
onlygasly pierre's a proud dad
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•••

Había perdido la cuenta de cuántas veces se había sonrojado esa noche, pero no hace falta decir que, mientras caminaba por el restaurante con los ojos de todos los comensales clavados en su espalda, nunca había estado más agradecida por el aire de la noche. Estábamos caminando descalzos en la playa Lorvotto, aprovechando la tranquilidad de la medianoche.

—¿Anto?—llamó Charles.

—Dime, Charlie.—respondí.

—¿Qué estamos haciendo, bonita?—preguntó.

Sonreí.—Conocernos.—declaré.—Y ver a donde va.

—Trato de entender lo que tenemos, chèrie.—admitió.—No somos amigos, tampoco lo otro todavía.

—Nos entendemos.—exprese entrelazando nuestras manos.—No sé, siento que lo nuestro es indescifrable.

—Y ¿cuánto tiempo más será así?

—Tal vez, deberías dejar de intentar ponerle una etiqueta y simplemente disfrutarlo.—manifesté.—Pasará lo que tenga que pasar, guapo.

Él soltó una carcajada.—Además, no le vas a quitar el privilegio a este mundo de conocer a nuestro hijo, eh.

Ambos comenzamos a reír sin parar ante mi ocurrencia, quedando en plenitud, quizá sentía eso cada vez que estaba junto a él.

Mordí mi labio ante mi pensamiento, Charles al parecer leyó mi mente y negó divertido. Insistí nuevamente, recibiendo otra negativa de su parte. ¿Qué de malo hay con querer nadar en el mar a esta hora? Por el contrario, es increíble. No es adivino, pero me comprende más allá de los espejismos y las apariencias.

—¿No te atreves?—reté al monegasco.

—Es una locura, ma belle.—respondió.

—Y eso precisamente es lo bello de ello.—dijo ella, sus ojos nunca se apartaron de los de él. Su sonrisa se amplió.

Antonia bajo el tirante de su vestido, dejándolo caer totalmente en la arena, revelando un conjunto de lencería a juego de color negro. Charles pasó saliva tratando de no ponerse nervioso. Esto únicamente había ocurrido en sus sueños y de otra forma, claro está.

Aun así, no pudo evitar morder su labio, tenía a la mujer que quería frente a él semidesnuda, invitándole a hacer algo inimaginable, algo tentador, jugar con fuego, mejor dicho, ya que ella simbolizaba todo ello y él acepto.

—Te lo dije, siempre consigo lo que quiero.—manifesté.

Leclerc se quitó el saco, desabotonó su camisa rápidamente para tirarla en la arena junto a las prendas de la catalana, finalmente, bajando sus pantalones, dejándole netamente en ropa interior. Un hecho a resaltar, sería la forma en la que ninguno de los dos jamás perdió el contacto visual.

—Supongo que eso es lo que quieres hacer esta noche, entonces.—murmuró, sus ojos se posaron en sus labios.

—Ilústrame corazón, ¿qué quiero hacer según tú?—pedí poniendo mi mano en su pecho.

—Tenerme a tu Merced.—soltó una sonrisa socarrona.—Aunque no era necesario tenerme en ropa interior para eso, mon amour.

—Pues no te equivoca, guapo.—respondí.—Sin embargo, te olvidas el detalle, que siempre te he tenido así.

—¿Es así, bonita?—acorto la distancia entre nosotros.

Asentí coqueta.—El truco es hacerte creer que lo tienes, guapo, es más divertido así.

Tomo mi mano, que aún estaba sobre su pecho, pero no la quito. En lugar de eso, la agarro entre sus dos grandes manos y, con un pequeño tirón sin esfuerzo, me atrae hacia él.

—Opino que lo que quieres hacer es vengarte.—afirmó.

—¿Por qué habría de querer vengarme de ti?—pregunté haciéndome la tonta.

Charles soltó un cálido suspiro contra su cuello, sus manos rozaron su cintura mientras volvía a colocar sus brazos a los costados. Antonia le miró lascivamente y su cuello se estiró hacia un lado, preguntándose si él descansaría sus labios allí como solía hacerlo para provocarla.

—Por todo lo que te podría dar, mas no te lo doy, mon ange.—susurro roncamente en mi oreja.—Es cuestión de tiempo para que sea tuyo.

Ella casi podía escuchar la sonrisa en su voz, su respiración abanicando sobre su oreja donde había susurrado la atrevida frase. Quería presionarse contra él, abrir el cuello a su asalto, quería ser víctima de pecado. Pero ella no lo haría. No todavía. Él la estaba probando, y ella lo sabía. Tenía tanta curiosidad por ella como ella por él.

El monegasco subió su dedo hacia su clavícula, donde delineó la forma de esta.—Así como espero que tú seas mía, Antonia.

Se detuvieron por un momento, solo respirando y mirando, preguntándose quién daría el primer paso, quién decidiría cruzar esa línea, aquella línea prohibida que ambos veían, quién decidiría dejar todo por un momento.

—Vas a tener que seguir esforzándote para conseguir eso, guapo.—negué divertida.

Ella tamborea suavemente sus dedos al rededor del elástico del bóxer negro del piloto, ni siquiera había tocado la piel, su caricia era tan ligera como una pluma que bien podría no haber existido, pero era algo sobre su vulnerabilidad actual: cómo Puig se sentía capaz de tomar cualquier cosa, incluso un roce de su piel no del todo, eso hizo que Leclerc se sintiera embriagado por razones que no podía explicar, pero sabía.

—Podemos seguir así toda la noche, cuore.—aseguró.

—O dejarnos llevar por el derroche, amor mío.—completé.

Le mira lascivamente para luego rozar sus labios esperando oír la rendición del ojiverde. Es un toma y dame que no tiene fin, quizá podría tenerlo esta noche, teniendo en cuenta las circunstancias y lo mucho que sus bragas agradecerían dejar de ser arruinadas por el hombre que tiene en frente.

Entonces Charles está en camino a sellar la distancia entre sus labios, sin embargo, no ocurre. Antonia acaba de empujarle divertida antes de escuchar una maldición de su parte y correr en dirección hacia el mar monegasco.

—¡Femme malfaisante!—grita antes de perseguirla.

Ella lo sabe, está jugando con fuego y está decidida a arder en él.

































capítulo medio raro, me medio gusto y a la vez no jiji, ya que sentí que mostraba un poco más de profundidad en su relación¡! nuevamente mil gracias por el apoyo, he tenido una semana de locos y no he tenido tiempo de actualizar, espero les guste¡! 🥹🫶🏻✨

—joa 🤍

pd: si llegamos a más de quince comentarios con #charnia, habrán más cositas #goals

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