—Cuida de tu hermana, ¿de acuerdo? —el joven miró a su padre con su hermana en brazos, ni siquiera sabía como cuidar de un bebé y tenía una gran responsabilidad, pero no dejaría que nada malo le pasara a su hermana recién nacida.

—Lo haré —su padre asintió con una pequeña sonrisa dándole un beso en la frente.

AÑOS DESPUÉS

Corrí tanto como mi vestido me permitía, ¿por qué demonios debía llevarlo? Era creado por el diablo, estaba segura, porque había veces en las que sí me gustaba llevarlos, pero otras veces, prefería que no.

Vi a lo lejos hacia Beocca y corrí hacia él.

—¡Beocca! —él se giró para verme con una pequeña sonrisa.

—Por los Dioses, cada día que pasa, te haces más mayor y hermosa, seguro que Uhtred ni te reconoce —solté una pequeña risa abrazándolo. 

Hacía tiempo que no veía a Uhtred, y aunque era un idiota, seguía siendo mi hermano y le extrañaba demasiado

—¿Sabes algo? —él negó.

—Pero nos acompañarás a Northumbria —abrí los ojos de golpe por la sorpresa, pensé que tendría que permanecer aquí, pero pensándolo mejor lo agradecía demasiado porque no podría aguantar mucho tiempo más.

—Gracias a Dios, creo que si tuviera que estar unos días más, me cortaría el cuello —él me miró mal, y yo le regalé una sonrisa inocente. 

Aunque tampoco era tan malo estar aquí, tenía a mi mejor amiga, Aethelflaed, era menor, pero era una muy buena compañía.

—Entonces, ¿cuándo nos vamos? 

—En este instante —asentí y corrí para prepararme, aunque no había mucho que preparar y no me costara demasiado, así que lo haría rápidamente porque no quería perder más tiempo.

Una vez lista, busqué a Aethelflaed, pero no la encontré, así que tendría que irme sin despedirme. Caminé hacia Beocca y algunas personas más y subí a mi caballo, era tan raro llevar mi espada y mi arco, porque hacía tiempo que no las usaba, mentira, lo hacía a la hora de entrenar, como me había enseñado Uhtred.

Cabalgamos hacia nuestro destino, aunque sería un viaje largo, pero no importaba porque había salido del reino y me sentía demasiado bien, me sentía libre.

Me sentía yo misma y era algo que adoraba.

Después de muchas horas, con pequeñas pausas, llegamos el día previsto y había anochecido. Así que caminé cuidadosamente por la zona, preparada por si pasaba algo, había bastantes degenerados, pero sabría arreglármelas como siempre.

—¿Helena? —yo conocía demasiado bien esa voz de mujer. Me giré para encontrarme a Hild a unos metros de mí con una gran sonrisa.

—¿Hild? —estaba demasiado emocionada por verla, así que corrí hacía a ella para abrazarla. Por todos los Dioses, si ella estaba aquí, mi hermano también tendría que estar.

—Por Dios mírate, estás hermosa —me dijo una vez que nos separamos, viéndome emocionada.

—Agradezco tus cumplidos... Él está... —ella asintió señalándome la taberna que teníamos a unos metros. 

Sin dejar que hablara, corrí hacia esa dirección y abrí las puertas, llamando la atención de muchos, incluido la de mi hermano, que me miró realmente sorprendido mientras se levantaba.

Le miré con lágrimas en los ojos y con una gran sonrisa. Le había extrañado demasiado.

—Helena... —corrí hacia él demasiado emocionada y me tiré a sus brazos, haciendo que él soltara una pequeña risa cogiéndome.

—Te extrañé demasiado —susurré sin soltarlo.

—Y yo a ti, no puedo creer que estés aquí —murmuró él abrazándome fuerte.

Yo dejé que las lágrimas se deslizaran por mis ojos, ni siquiera me importaba si la gente nos estuviera viendo. Había extrañado demasiado a mi hermano y después de todo lo que pasó, pensé que no lo volvería a ver nunca más y era algo que me atormentaba demasiado, porque después de todo era lo único que me quedaba.

—Pensé que ya no te volvería a ver —nos separamos un poco y agarro mi rostro con cuidado, sonriéndome con lágrimas en los ojos.

—¿En serio crees que no iría a verte? Es verdad que me he alejado de ti y no es justo porque eres mi familia después de todo y desde hoy, no pienso dejarte, estaremos juntos hasta que la muerte nos separe y ni siquiera entonces tu hermano mayor se alejará de ti —sonreí.

—¿Me lo prometes?

—Te lo juro Helena, no vas a estar sola nunca más y menos vas a vivir en ese sitio, mejor te quedas conmigo que estarás más segura —volteé los ojos divertida, soltando una pequeña risa.

—La verdad es que estuve bastante protegida, además, Beocca me cuidó bastante bien —él asintió dándome un beso en la frente.

—No puedo creer lo mayor que estás, hace nada eras una niña manchada de barro por entrenar y ahora eres una bella dama —sonreí.

—Y tú sigues siendo tú —él me miró divertido—. Qué sepas que es un gran cumplido viniendo de mí.

—Seguro que sí —me desordenó el pelo y me aparté rápidamente. Maldito hermano que me cargaba.

—Uhtred eres idiota —él me sonrió dándome un beso en la mejilla.

—Muy amable mi dulce hermana, ¿qué haría yo sin una hermana tan encantadora como tú? —volteé los ojos divertida.

—Yo sé muy bien que estarías perdido sin mí, es algo bastante evidente, pero no te preocupes mi querido hermanito, que aquí estoy para iluminar tus días —él soltó una risa, volviéndome a abrazar igual de fuerte que la primera vez. 

No me cansaría de abrazar a mi hermano, además, no muchas veces pasaba y debía aprovechar.

—Me gusta cuando me abrazas, querido hermano —susurré sin dejarle de abrazar, temía que si lo dejaba de hacer, él desaparecería de nuevo y era algo que no estaba en mis planes.

—No te acostumbres mi dulce hermana, además, debemos dar una buena imagen —murmuró él con toque divertido.

—Como si me importara eso, yo quiero un abrazo de mi hermano, no sea que desaparezcas de nuevo.

—No me pienso ir de tu lado Helena, ¿lo has entendido? Nadie ni nada harán que me aleje de tu lado. Somos hermanos y siempre que me necesites, yo estaré a tu lado pase lo que pase. Además, es difícil que algo malo me pase...

—Hierba mala nunca muere —él me miró divertido volviendo a desordenar el pelo. 

Bufé apartándome un poco.

—Cuanto te detesto en serio. Hombre tenías que ser.

—Eres demasiado cruel con tu hermano, ¿lo sabías? Tratar así a tu hermano que te ama con toda su alma y que haría cualquier cosa por ti —volteé los ojos divertida. 

—Eres demasiado dramático, ¿lo sabías? A veces te vuelves un insoportable, pero igualmente te amo demasiado, aunque la mayoría de las veces quiera clavarte una espada —él soltó una pequeña risa abrazándome por los hombros.

—Sinceramente, extrañaba demasiado todo esto. ¿Ya te buscaron marido?

—Por suerte no, y si así fuera, me negaría. No necesito de un hombre para ser feliz —él sonrió.

—Así me gusta, estás mejor con tu hermano. Los hombres son idiotas y no saben pensar —le miré obvia.

—Tú también eres hombre, ¿lo sabías? 

—Si, y estoy orgulloso de ello porque no soy tan idiota —miré a otro lado.

—Bueno... —él me miró realmente ofendido, apartándose. 

Solté una carcajada al ver su reacción. 

—Vete a dormir jovencita —volví a reír y asentí—. Anda voy a llevarte, no me fio de los idiotas que hay. 

Asentí de nuevo. 

Serían unos días interesantes, estaba segura de ello, pero estaba bastante convencida de que las cosas no podrían salir mal si Uhtred estaba aquí.

NOTA DE LA AUTORA

¿Qué os pareció el capítulo?

Si pudierais comentar lo agradecería muchísimo.

Espero que os haya gustado.

Os amo demasiado y gracias por todo el apoyo. Ya sabéis que podéis seguirme en tiktok para ver todos los edits de mis historias. La cuenta es lvprongs también hay un Hashtag por si queréis hacer edits de la historia, yo encantada de verlos #theothersidewattpad ❤

Os amo❤