11-Cuando el Mal tiene Voz
-¡Marcus! ¡Marcus!
Tan pronto como pronunció la última palabra cayó inconsciente. Parecía como si su repentina resurrección se debiera a un choque eléctrico, o una intervención divina.
Kran y Marie se mantuvieron quietos durante casi un minuto, en sus miradas quedaba reflejada la preocupación por aquel evento. La respiración de su compañero aumentó frenéticamente, su tórax subía y bajaba sin control alguno, hasta que de repente... paró.
-!Marcus! ¡Marcus!
Ambos se apresuraron en intentar ayudar: Marie buscó un poco de agua mientras que Kran intentaba moverlo de posición, a ver si con un poco de suerte ayudaba. Le dio un par de golpes justo en el centro de su pecho, parecía que iba a destrozarle
-¡Marcus, responde cojones! ¡Marcus! - Kran lo sarandeaba por los hombros mientras Marie le remojaba un poco la frente, pero nada surgía efecto.
Las esperanzas se diluían cada vez más rápido y el tiempo era su mayor enemigo.
-¿Qué pasa?¿En serio os importa este hombre? -las palabras habían salido del interior de Marcus.
Marcus abrió los ojos, pero no eran los suyos, el particular color arena de estos no estaba; sus cuencas reflejaban una luz blanca, parecían faros en medio de la oscuridad.
"Vuestro amigo está bien, de momento, pero no os prometo lo mismo a vosotros"
Su boca se mantenía estática, su cuerpo tieso como un muerto y su respiración acelerada como hacía unos minutos.
El ambiente se volvió increíblemente silencioso, como si incluso los árboles se hubieran puesto de acuerdo para acallar los constantes silbidos que emiten las aves y los insectos. Ambos se hallaban expectantes a lo que pudiera ocurrir.
Del interior de Marcus comenzó a hablar una voz tenebrosa, parecía surgida de otra dimensión.
"La civilización más poderosa de todos los tiempos intentó traicionarme y a cambio desaparecieron. A través de los años innumerables mortales han contado todo tipo de leyendas y relatos sobre mí, muchos creen que sus peores pesadillas son malas, pero no; yo soy peor que todo aquello que imaginan. Conozco cada miedo y me alimento de él, conozco cada mentira y me fortalezco de ellas, conozco cada secreto, yo, simplemente yo; soy todo aquello que se va a encargar de volver cada trozo de este lugar en un verdadero infierno. ¿Quieres encontrarme? ¡Adelante! Pero recuerda que el ciclo no se puede romper, estamos destinados a caer cara a cara. Ni siquiera ella te podrá ayudar"
Sus ojos volvieron a cerrarse y el ritmo cardíaco disminuyó hasta volver a la normalidad.
El bosque recuperó su habitual ruido de naturaleza salvaje donde las aves armaban una hermosa orquesta, pequeños animales corrían de un lado a otro y el agua del arroyo fluía lenta, pero melódicamente por su caudal.
-¿Kran? - preguntó Marie con un leve temblor presente en su voz - ¿Puedes acercarte tú a comprobar si está bien?
-No sé qué decirte - contestó algo inseguro con una sonrisa en su boca.
Se acercó lentamente a su compañero. Este yacía plácidamente dormido, ajeno a todo. Por su frente resbalaron dos gotas de sudor que se terminaron perdiendo en su pelo
La hierba a su alrededor se había marchitado, en esta habían algunos insectos muertos con las patas hacia arriba, incluso los árboles habían adquirido un tono cobrizo; a pesar de que el otoño estaba lejos de llegar. El ambiente se había quedado apagado, como si la naturaleza hubiera envejecido varios años de repente.
Situó su mano sobre la yugular de Marcus y sintió como su corazón latía tan normal como siempre. De hecho, incluso su cara había adquirido mejor color y sus pecas habían aparecido de nuevo.
«Nadie diría que lleva inconsciente varios días»
La situación era surrealista. Esa voz no abandonaba su cabeza, la había oído, pero... ¿Dónde?
Marie se hallaba varios pasos tras él con un rostro de preocupación que parecía no quererla abandonar, y Kran; bueno, solamente pensaba en la posibilidad de que su compañero no despertara en un tiempo más.
-Lo mejor será que nos pongamos en marcha hacia Ciudad Harryn - comentó la rubia con un tono algo apagado - Sus habitantes no son muy hospitalarios, pero sabrán como tratarlo. Además, esta amenaza necesita respuestas.
Kran asintió levemente y comenzó a recoger todos los objetos del campamento improvisado. La tarea fue rápida, sobre todo por lo poco con lo que contaban.
La brisa continuaba soplando ininterrumpidamente, costaba creer que unos minutos antes, en ese mismo lugar hubiera sido pronunciado un discurso semi apocalíptico. El aire adquirió su habitual olor a bosque virgen lleno de vida.
Unos minutos después ya todo estaba listo: los caballos cargados, las bolsas colgadas sobre las monturas y Marie a la espera de Kran.
Este tenía que cargar a su compañero y dejarlo sobre el caballo, algo sencillo teniendo en cuenta su fuerza física.
Lo tomó entre sus brazos con total facilidad, la escena era bastante rara: un hombre de casi dos metros sosteniendo a otro entre sus brazos, no era algo de todos los días. O al menos eso pensó Marie que se hallaba envuelta en una tormenta de carcajadas, algo que a Kran no le sentaba muy bien.
-¡Deja de burlarte! Lo vas a cargar tú.
Las carcajadas de Marie solo aumentaban ante el enfado de su compañero.
-Compréndelo Kran, es cómico.
Para el asombro de todos, Marcus estaba totalmente consciente, aunque su repentina intervención asustó a su compañero; quien lo dejó caer. Cayó contra el suelo de tal forma que incluso la rubia bajó rápidamente del caballo para socorrerlo.
-¡Joder Kran! Casi me matas - comentó mientras colocaba sus manos sobre su trasero, la zona más afectada durante la caída - Para la próxima te dejo cargarme y punto.
Su voz sonaba algo cansada, sin embargo, sus habituales comentarios carentes de gracia volvían a brotar de su boca, algo que sus compañeros agradecían.
Recibió ayuda de sus dos acompañantes, quienes le ayudaron a subir al caballo.
-Bueno - Hizo una pausa durante la cual miró a Marie con cierto aire de desconfianza. Esta le devolvió la mirada con algo de indiferencia, o quizás algo de pena - Supongo que no vale la pena seguir remando contra la corriente, bienvenida al grupo - Tendió su manos abierta en señal de paz.
-Muchas gracias "cara bonita"- Estrechó la mano de su compañero como gesto de buena voluntad- Me alegro.
-Bueno chicos - comentó el último de los ahí presente -, me encanta este gesto de amor y amistad, pero tenemos que irnos ya - Contempló los imponentes árboles que se alzaban alrededor de ellos. La mayoría de estos sobrepasaban los veinte metros, quizás los treinta, razón por la cual la luz del Sol apenas llegaba a tocar tierra - ¡Marcus! Tenemos mucho de qué hablar.
La travesía que les esperaba no era precisamente fácil. Una vez comenzabas a entrar a la parte norte del Continente, el frío y la escasez de lugares donde descansar eran los mayores enemigos. El suelo comenzaba a dejar atrás su hermoso color verde esperanza y adquiría un tono gris bastante deprimente. Incluso el cielo parecía querer encajar en aquel aura deprimente, y se cubrió de nubes del mismo color del suelo.
La vegetación comenzaba a escasear a un ritmo bastante acelerada, solo se alcanzaban a ver un par de pinos y algunos arbustos donde se refugiaban todo tipo de insectos, entre ellos el verilen; una avispa que era capaz de inyectar a través de su aguijón un veneno tan fuerte, que hacía alucinar incluso a un oso adulto.
Durante el amplio trayecto Kran intentó hacer un recuento lo más detallado posible sobre lo ocurrido, Marcus por su parte solamente era capaz de asentir en silencio. Cuando llegó la parte del incidente sobrenatural del bosque hubo que hacer una breve parada.
-¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¿De mi boca salió semejante discurso apocalíptico? - intervino con cierto tono de burla - ¡Eso es imposible!
-Imposible es que no te hayamos cortado la cabeza ahí mismo- espetó Marie a la vez que rebuscaba en una de las bolsas que llevaba sobre su montura.
-Bueno, en fin, me alegro de tenerte de vuelta compañero, pensé que te perdíamos - Su cara dibujó una leve sonrisa, la cual desapareció rápidamente.
-Y ¿Por qué vamos a Harryn? -preguntó Marcus algo desorientado todavía-. Esa ciudad apesta, siempre te quieren hacer lucir como idiota.
-Querido, tú siempre luces como idiota, no hace falta ir a Harryn.
Hubo un leve estallido de risas entre Kran y Marie, sin embargo, a Marcus no le resultó muy chistoso el comentario.
-A veces me arrepiento de que te hayamos encontrado - respondió con algo de ira.
-No te enojes "cara bonita" es broma.
-¡NO ME DIGAS CARA BONITA!
Marie sonrió con más fuerzas, dejando a la vista sus hermosas facciones que resaltaban en la nieve.
-No te enojes cariño. Parece que te levantaste algo irascible hoy - respondió con algo de dificultad, pues llevaba todo ese tiempo rebuscando entre las bolsas, algo que ya comenzaba a llamar la atención - ¡Aquí está! - dijo con aire triunfal mientras sacaba un libro de tamaño mediano y algo pesado.
-¿Qué haces con ese libro tan raro? - comentó Kran algo indiferente - Leí una parte mientras estábamos en el bosque, pero son puros inventos.
-¿Lo leíste completo? - interrogó Marie con cierto aire de superioridad.
-No - admitió cabizbajo - En ese momento llegaste tú.
-Pues lo estuve leyendo y hay cosas bastante interesantes. Hubo una sección en específico que me llamó la atención. ¡Lee la la página ciento quince!
Le lanzó el libro a su compañero, que con un rápido movimiento de manos lo cogió antes de que cayera al suelo.
Comenzó a ojearlo hasta llegar a la página indicada, después de unos segundos de rápida lectura en silencio se decidió a hablar.
"Últimamente he oído hablar sobre un tema bastante curioso: las Cinco Puntas. Me he dado a la tarea de viajar por todo el Continente en búsqueda de hechiceros y conocedores del tema, y me da bastante pena tener que admitir que la información que he recopilado no es cien por ciento verídica. Sin embargo, no todo es malo, tuve la oportunidad de hablar con un hechicero de Ciudad Harryn, del cual no desvelaré la identidad por obvias razones. Según él una de las Cinco Puntas es un mapa, el cual se halla en paradero desconocido, según antiguos manuscritos este no tiene ningún uso en este mundo; ya que es incapaz de orientar alguna ubicación conocida. La otra de las Puntas podría ser un collar, aunque debido a sus dimensiones este es uno de los más difíciles de rastrear. El último lugar conocido del que se tiene registro es Arcania, hace más de quinientos años"
-No se puede leer más, el resto es simplemente ilegible - concluyó cerrando el libro bruscamente - Tendré que empezar a leer más atentamente -admitió apenado mientras pensaba en lo que acababa de leer.
-Os juro que ahora mismo no entiendo nada - murmuró Marcus.
Todos asintieron en silencio. Ninguno tenía la más mínima idea de lo que ocurría: objetos misteriosos, un loco persiguiéndolos y un ente que los acosaba eran más que suficiente para mantenerlos ocupados.
Las temperaturas del norte comenzaron a surtir efecto en la moral del trío. La primera en caer fue Marie, quien aparentemente tenía cierta intolerancia al clima. Por suerte a mitad de camino encontaron una aldea, que si no fuera porque encontaron un par de leñadores en ella, dirían que estaba abandonada.
Daba pena, el lugar estaba casi desolado, la nieve llegaba casi a cubrir las ventanas que se hallaban a más de un metro sobre el suelo. Las casas por suerte parecían estar bien construidas, de lo contrario ya hubieran cedido ante el torrencial blanco que caía sobre ellas.
Descubrieron un pequeño comercio, donde después de varias horas de regateos consiguieron comprar un par de pieles para usarlas de abrigo.
El Sol descendió más rápido de lo esperado, razón por la cual tuvieron que pasar la noche en una pequeña taberna algo alejada del centro de la aldea.
La noche transcurrió con calma. El lugar poseía una tranquilidad imposible de experimentar en otros lugares.
Cuando la luz comenzaba a surgir por el horizonte, los tres ya habían abandonado el pueblo. Con un poco de esfuerzo llegarían a Harryn antes del mediodía.
El camino había sido sepultado producto a una nevada que cayó unos días antes, razón por la que se desviaron de vez en cuando.
-¡Odio la nieve, el blanco y los putos copos que me caen hasta en los ojos! ¡LO ODIO TODO! - gritó Marcus mientras intentaba moverse rápidamente para evitar que sus pies se durmieran nuevamente - Te juro que si estos magos no nos reciben, yo mismo les quemo la ciudad.
-Tranquilo "cara bonita" ya casi llegamos - respondió Marie con apenas un hilo de voz - Yo también quiero llegar, no me gusta montar tanto tiempo a caballo.
Entre quejas y protestas - de Marcus - pasó la siguiente media hora, hasta que por obra del destino se terminó callando. Llegó un momento donde todos creían que iban a morir sepultados entre el frío y la humedad, sin embargo, la silueta de un hongo en el horizonte los hizo recobrar la fe.
El grupo apresuró un poco los caballos, en menos de diez minutos podrían llegar. La silueta poco a poco dio paso a una imagen en color de un inmenso hongo de más de veinte metros de altura, no solo uno, habían nueve más; de distintos tamaños, aún así eran colosales. Los colores de estos eran bastante llamativos: rojo carmesí, verde brillante, incluso había uno de color negro; tan profundo que parecía una pequeña porción de noche en medio de aquella nieve.
El trío se apresuró en llegar a lo que parecía la entrada. Un inmenso arco color dorado se alzaba frente a ellos, en este habían una serie de trazos que a primera vista no tenían sentido, podían ser hechizos; aunque también podía tratarse de simple estética.
Miraron a su alrededor en búsqueda de una persona con quien hablar, pues entrar a ese lugar sin avisar no era lo más recomendable.
-¿Y ahora qué? - preguntó Marie algo desconcertada.
-Pues entramos como si nada - dijo Marcus con tono de obviedad, mientras se dirigía directo hacia los inmensos hongos que se hallaban en el horizonte.
De repente fue repelido por un campo de fuerza invisible, que lo envió varios metros atrás. Por los quejidos que emitió, el golpe había sido considerable.
-¿Pero qué? - preguntó confundido.
Por su cuerpo corría un dolor que iba desde sus muslos hasta su espalda, aún estaba convaleciente.
De repente, una voz tan profunda como misteriosa se proyectó ante ellos de manera repentina. No parecía provenir de ningún lado más que del mismísimo cielo.
¿Qué hacen aquí?
-¡Hola! - saludó Marie algo entusiasmada - Soy Marie, y ellos son mis compañeros - Los señaló uno por uno mientras los iba presentado - Aquel gigante es Kran - Este levantó su mano en señal de saludo - y aquel idiota que está en el suelo es Marcus, perdón por su intento de colarse. Ni siquiera para eso sirve - Le dirigió una mirada de desaprobación.
-¡Uy perdón! "Señorita perfecta", pero necesitábamos entrar y nadie nos recibió - Terminó de ponerse en pie con cierta dificultad, sus piernas seguían adoloridas.
¡Silencio! Exclamó la voz con un marcado tono de enojo.
-¡Perdón por el incidente! - Intervino Kran - Nuestro amigo no quería colarse, solo necesitamos hablar con alguien que conozca algo relacionado con "Las Cinco Puntas "
Nunca hemos oído hablar de ellas. ¡Lárguense!
-¡Por favor! Son nuestra última esperanza - suplicó Marie.
De repente una enorme figura envuelta en una túnica oscura se proyectó ante ellos. Su vestimenta impedía ver algo más allá de su rostro.
Era un anciano, en su semblante se podía ver un marcado enojo que se incrementaba por el color carmesí de sus ojos. Su boca parecía haber sido sustituida por una delgada línea, a la vez que sus fosas nasales se dilataban y contraían a un ritmo frenético.
-¿Puedo saber a qué se debe vuestra visita? - masculló entre dientes.
-Ya lo dijimos - intervino Kran - necesitamos saber todo lo relacionado con las Cinco Puntas, solo eso.
-Y también... - Se incorporó Marcus a la conversación - ...queremos comida y agua.
El anciano le dirigió una mirada de reproche al trío. Respiró profundamente y levantó su mano derecha , dibujó unos círculos en el aire; mientras colocaba la izquierda sobre el helado suelo.
Después de unos segundos un portal que hasta ahora era invisible, se fue disolviendo poco a poco, hasta dejar un agujero del tamaño de una persona promedio.
-¡Él te espera!
Notas del autor:
Hola a todos/as, muchas gracias por haber llegado hasta aquí.
Solo me gustaría recordarte que por favor si te gustó la historia puedes votarla, igualmente si encuentras algún error o algo así puedes comentarlo sin problema.
Muchas gracias por el apoyo. :-)
Recuerden que tengo otros libros que tratan sobre plantas, animales y relatos cortos que guardan relación con la historia, si gustan pueden darle un vistazo.
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