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Capítulo 1

Desperté gracias a mi alarma que tanto amaba, amaba que se callase.

Mi alarma era mi madre gritando como si la fueran a violar. No paraba de gritar que llegaría tarde a clases y que ya eran menos cuarto.

Yo, mientras, miraba el reloj de mi móvil. Este marcaba las siete y media.

Mi madre solía mentir con las horas por si acaso me lo creía, pero no la creí ni la primera vez que lo hizo.

Sí, recuerdo el primer día de escuela.

—Ya estoy despierta, deja de gritar— grité.

Me levanté al dejar de escuchar la voz de mi madre retumbar en mis oídos.

Elegí mi ropa y me la puse, la ropa consistía en un chaleco de tirantas azul verdoso de seda fina y unos vaqueros azules, pero solo un poco más oscuro que mi chaleco.

Me puse mis botines grises y me fui al cuarto de baño para lavar mis dientes y cepillarme el pelo.

Al terminar bajé y me quedé con la boca abierta cuando ví que mi madre me hizo tortitas.

Corrí hacia ella y le dí un abrazo.

—Hiciste tortitas— dije obvia.

—Sí, desperté con ganas de tortitas, espero que te gusten cariño— explicó mi madre.

—Se ven ricas.

Me fui hacia la mesa y empece a comer, perdón, tragarlas sin parar.

Mi madre se acercó e hizo lo mismo que yo.

Entonces fue cuando iba a comer otra más, pero ya no habían.

—Oye, hiciste pocas— me quejé con el ceño fruncido.

—Hice 20.

Me quedé con los ojos muy abiertos, ¿me había adictado a las tortitas?

—Ah— fue lo único que pude decir.

Miré la hora, faltaban 20 minutos para tener que estar allí, así que me iría a menos diez.

Me senté en mi sofá y encendí la televisión con el control remoto.

A estas horas no salía nada interesante, entonces puse MTV.

A esta hora salían videos musicales, sobre todo mis favoritos.

Mi banda favorita era 5SOS. Mi integrante favorito de esta banda era Calum Hood, sin duda.

Me gustaría salir alguna vez en este canal, aunque verme en la televisión sería extraño.

Y si tuviera 5 años me parecería siniestro, ya que creí que la televisión era una caja llena de gente y dibujos que habían dentro de ella.

Tenía 5 años, no es mi culpa que no tenga uso de razón.

Al pasar un tiempo largo salí de mi casa despidiendome de mi madre para ir a clases.

De camino a clases ví a mi mejor amiga hablando con un chico, ella está enamorada de ese chico y, enserio, odio reprimir la risa que me da verla hacerse la femenina con él. Siempre lo hace cuando habla con alguien que le gusta.

—Hola parejita— dije acercándome a ellos.

—¿Parejita? Vamos Kat, te pareces a mi madre cada vez que nos vé juntos— respondió él.

—Hey Brittany, nunca me dijiste que conociste a tu suegra.

—Idiota Kat ¿enserio crees que yo caería tan bajo como para estar con él?

—Hola, solo aviso, estoy delante y me estas hiriendo los sentimientos— dijo fingiendo amor por Brit. Amor que parecía sincero.

Brit le dedicó una sonrisa sonrojada.

—Geografía, voy a llegar tarde— se fue Brit.

—¿Te vas sin darme un beso?— preguntó haciéndose el gracioso.

Brit se acercó y Chris puso morritos, a continuación Brit le plantó una cachetada en la cara y salió corriendo.

—No tuve que darle chocolate— dijo el tocándose la cara, esta lucía roja.

Yo reí y negué con la cabeza.

—Nunca le des demasiada azúcar, solo son consejos para cuando os caséis en las vegas y tengáis doce niños— al decir eso me encogí de hombros y me fui hacia mi clase.

Me senté en la silla y esperé a que la profesora, quien no tardó en llegar.

Pasaron unas horas hasta que terminaran todas las clases, al fin. Salí de ahí lo antes posible, mi casa estaba muy lejos de este centro, así que siempre llevo prisa.

Me encontré con Brit, Chris y Tiffany, una chica amiga de Brit y mía.

—Kat, ¿te gustaría ir a mi fiesta? No te preocupes por tu trabajo, porque será a las diez de la noche en mi casa, confio en que vengas Kat, ya casi ni te veo— propuso Tiffany.

—No tengo escusa, no estará mal salir de esta rutina.

—Perfecto, prepárate bien, esta noche hablarás con chicos y quiero que te veas bien— dijo Tiffany.

—Sabes muy bien que yo no quiero chicos— respondí con plena sinceridad.

—Da igual, ya cambiarás de opinión— dijo marchándose por un lado diferente al que me correspondía.

No me gustaba la idea de conocer chicos, y menos de una fiesta de noche. Nunca se encuentra gente buena en fiestas así, todos son unos salidos o chicos con el ego por las nubes, incluso las dos cosas. Para eso prefiero morir sola.

Pero otra cosa es enamorarme, puede que yo le haya querido a alguien alguna vez, pero nunca enamorar.

Bueno, siendo sincera, la vez que llegué a querer más de la cuenta a alguien fue hace muchos años, pero por mi mala suerte él se fue y no supe nada más sobre él.

Pero de eso hace casi 10 años, tenía 7 años y no sé si era amor, pero estuve muy mal por mucho tiempo. Justo un día antes de que se mudara sin yo saberlo tenía pensado hacerle una carta para declararme. Esa carta me costó mi propia vida y me expresé todo lo que pude. Pero en la mañana siguiente recuerdo ver a mi madre entrando en mi habitación y dándome la mala noticia de que no podría verlo más, entonces fue cuando me hundí en lágrimas.

Él era el que siempre estaba en las buenas y en las malas, en aquellos tiempos yo sufría bullying y siempre me animaba cada vez que me deprimía, lo que él no sabía que tan solo ver su cara hacía que todo lo demás no importase.

Pero ver que él ya no estaba para animarme me deprimió más de lo que diariamente lo hacía, hasta que conocí a Brit.

Después de una semana pensé en mandarle una carta a su nueva dirección, pero yo no sabía hacerlo, así que se la dí a mi madre para que la enviara. Al enviarla no recibí ninguna respuesta, pero fui paciente y esperé una respuesta más tiempo.

Pero hasta ahora no recibí nada sobre él.

Me gustaría verle de nuevo y ver como ha cambiado en este largo tiempo, no creo sentir lo mismo que sentía antes pero era un gran amigo, pero fue la mala suerte la que nos separó.

Seguramente ya tenga novia y sea mil veces más guapa que yo, ya que él era muy guapo y, al contrario que yo, era muy sociable. Eso era lo que no entendía, ¿por qué querría una persona como él ser amiga de una persona como yo?

Eso es lo que hacía tener más razones para amarlo.

Al fin llegué a mi casa y comí de una vez. Mi madre aún no había llegado de trabajar, así que decidí tocar el piano y ensayar un poco mi voz. La canción que cantaría si me presentara a TXF sería Amnesia de 5SOS. Amo esa canción a la vez que me entristece el significado. Pero amo a 5SOS y sobre todo a mi gran Calum Hood.

Canté esa canción y algunas canciones de Avril Lavigne y Christina Perri.

Al terminar subí a mi habitación para estudiar un rato.

Ya eras las cinco, hora de ir a trabajar, estaba feliz porque hoy me daban la paga así que le haré la pelota un poco por si acaso.

Me vestí con mi uniforme. Era un chaleco de manga corta blanco con el logo del bar y unos pantalones negros.

Me recogí una cola alta haciendo que se vean mis raíces moradas y a partir de la cola un fuscia llamativo.

Salí de mi casa y fui de camino a mi trabajo tan bueno y fabuloso que tengo. Claramente es sarcásmo.

Odio mi trabajo y sobre todo a mi jefe, busca cualquier escusa para quejarse de mí y yo siempre intento hacerlo perfecto.

Llegué y fui donde estaba el fregadero, sí, también fregaba platos.

Vino mi jefe entrando a la cocina y se paro frente a mí.

—Katherine, te tengo que dar una buena noticia— avisó mi jefe.

—¿Una buena noticia?— pregunté yo extrañada, ya que no era nada típico.

¿Mi jefe dando una buena noticia? ¿A mí?

—Sí, te la daré a las ocho, hoy te vas a quedar una hora menos sin trabajar pero te pagaré lo mismo.

—Oh, muchas gracias jefe— le agradecí.

El rió.

—No es todo Katherine, tengo que darte esa buena noticia y créeme, me adorarás— dijo idolatrándose. En ese mismo segundo dió la vuelta y se fue.

Genial, odio quedarme con la duda. Y creo que esto tiene que tener algún tipo de trampa.

Una buena noticia es imposible que salga de él, si el es mi peor pesadilla.

Claro, pesadilla en la cocina.

Reí por mis pensamientos e intenté no verme como una subnormal que ríe sola cuando todo está en silencio.

Ni que el grifo me hubiera contado un chiste.

Si no imagínense, me haría millonaria en el circo, sería algo como "el grifo chistón" o "el chrifo".

No, dios, el chrifo no me gusta.

Deberían de existir grifos así, ¿sáben lo aburrido que es fregar? Lo que aún no entiendo es porqué no compran un puto lavavajillas.

Todo el dinero que ganan ¿dónde va a parar? Porque me pagan bastante poco para toda la gente que viene y los pocos empleados que hay.

Por cierto, los otros empleados ni les hablo, me llevo como la mierda, en cambio, mi jefe lleva perfectamente la relación entre ellas y él.

Normal, todas son pelotas de mierda.

No son pelotas de hacer pum y rebotar, sino pelotas en plan de "oh, jefe, ¿siempre vas tan guapo a todas partes?".

Dios, ¡cómo las odio!

Oh, mierda, de la rabia rompí un vaso.

Da igual, era lo último que me quedaba por fregar. Lo limpiaré antes de que venga mi jefe, si no me mata.

Escuché un ruido en la puerta lo que hizo que saltara de un susto.

Entró una empleada, se llamaba Sophie.

—Eh, estás sangrando en la mano— dijo señalando mi mano.

Al ver mi sangre derramada grité e hice que el vaso roto caiga al suelo con mi sangre también y rompiera en más pedazos pequeños.

Luego entró mi jefe.

—¿Qué ocurre aho...— preguntó entrando mi jefe, al ver lo sucedido se interrumpió.

Estoy despedida seguro.

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