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CAPÍTULO ÚNICO


Greta se encontraba en la sala de su departamento, sentada en el sofá junto a sus mejores amigos. Ellos habían llegado durante la tarde al aceptar la invitación a ver películas, y Austin era el más emocionado ya que una era la que estaba esperando. Estaba realmente concentrado en la película, apoyando la cabeza en el hombro de Greta mientras comía palomitas de maíz, al igual que Tessa, sin notar ninguno cómo la rubia parecía perdida en sus pensamientos.

Desde hacía unos pocos días, le sucedía con frecuencia, pero es que no podía dejar de pensar en qué era lo que estaba sintiendo últimamente. Una gran inquietud se había instalado en su pecho desde ese momento porque sabía perfectamente que no era para nada correcto, que debía matar aquello que estaba floreciendo.

—¿Qué es ese sonido? —preguntó Tessa, sacando del trance a su mejor amiga y provocando que Austin levantara su cabeza—. ¿Tu vecino canta?

Greta arrugó levemente la frente hasta que volvió a escuchar aquella voz que les trajo recuerdos, provocando que un cosquilleo recorriera su estómago. No quería pensar en él, menos en cómo todo se fue dando, por lo que un suspiro escapó de sus labios.

—Ahora entiendo porqué siempre lo insultabas —mencionó Austin—. Es realmente molesto.

—Iré a quejarme otra vez —habló decidida a la vez que se levantaba, pero Tessa la tomó de la muñeca.

—¡No! No es necesario. Además, no podemos negar que canta lindo —sonrió.

—Da igual si canta lindo o no, porque es imposible concentrarse en algo cuando se escucha así —intervino Austin—. Deberías quejarte otra vez.

—Ya, te has mudado hace apenas unos pocos meses, así que no deberías quejarte todo el tiempo —opinó haciendo una mueca—. Tus vecinos van a pensar que eres demasiado amargada.

—¿Tú crees? —preguntó insegura.

—Sí, además, la película ya acaba. Siéntate.

Greta soltó un suspiro, observando lo segura que parecía su mejor amiga, mientras que Austin parecía no estar para nada de acuerdo al seguir escuchando a su vecino cantar. Sabía perfectamente que Jungkook debía estar haciéndolo a propósito, pero no podía hacer nada al respecto, menos cuando sus amigos se encontraban allí.

Quería intentar concentrarse en la película que estaba finalizando, pero no podía al escuchar a su vecino del piso de arriba y menos al sentir sus latidos acelerados al pensar en él.
Tomó una bocanada de aire, diciéndose que ya no debía pensar en él, pero su celular vibró en su pierna. Al tomarlo y leer aquel nombre, no pudo evitar tensarse, pero aun así, no dudó ni un sólo segundo en abrirlo.

Jungkook

¿Qué estás haciendo? ¿Ocupada?
¿Estás concentrada escuchándome?
¿Por qué no vienes a reprocharme?

Greta

Estoy con mis amigos intentando ver
una película, pero lamentablemente
te escuchamos más a ti

Jungkook

Entonces, ¿eso significas que no vendrás
a quejarte?

Greta

Exacto.

Jungkook

Haz que se vayan.

Greta

¿Por qué lo haría?

Jungkook

Porque necesito verte.

Su rostro ardía, pero al sentir una mirada, giró encontrándose con los ojos verdes de su mejor amigo, notando una intensa curiosidad. Tragó con dificultad, dándose cuenta que ya no podía escucharse, por lo que decidió ignorar por completo el mensaje de Jungkook, algo que nunca antes había hecho, pero es que no toleraba para nada su manera de ser y cómo creía que siempre estaba a su disposición.

A los pocos minutos la película acabó, lo que hizo que ella se levantara del sofá y tomara el tazón que ya no tenía palomitas de maíz, haciéndole saber a sus amigos que ya debían marcharse. Austin parecía no querer, pero la castaña tomó sus pertenencias para despedirse, lo que hizo que él la imitara.
Una vez que se despidieron y Greta viera al rubio salir cerrando la puerta tras su espalda, soltó un gran suspiro.

No podía dejar de pensar en los mensajes de Jungkook, en cómo estaba ignorándolo, pero sabía que era lo mejor para ella, así que decidió concentrarse en prepararse la cena.
Creía que eso podría ayudarla en dejar de pensar en él, pero parecía ser que tampoco funcionaba porque había invadido sus pensamientos de una forma que jamás se esperó. Recordaba tan bien cómo había empezado todo, sin tolerar para nada lo engreído que era, ni toleraba verlo. Y es que, hasta ahora parecía no agradarle su manera de ser, pero no comprendía para nada porqué estaba sintiendo eso en su pecho.

Greta volvía al pasado, a cuando llevaba apenas unas dos semanas en aquel departamento y trataba de soportar la manera en la que el pelinegro parecía olvidar que tenía vecinos. Si no era por el hecho de que hacía karaoke junto a sus amigos, eran sonidos de golpes, la mayoría de veces cuando ella necesitaba concentrarse en sus cosas.
Había intentado las primeras veces mantener la calma e ignorar, pero parecía que eso no iba a detenerse y Jungkook seguiría igual. En ese momento, habló con su vecino de abajo, el cual le dijo su nombre y que la persona que anteriormente vivió donde estaba ella, tampoco lo soportaba, tuvieron varias discusiones, y hasta fue uno de los motivos por los que decidió irse.

Se preguntaba cómo el dueño del edificio podía seguir dejando que alguien así viviese allí, cuando las demás personas parecían no soportarlo y se quejaban de él. Greta ya no lo soportaba más, por lo que se dirigió al elevador para subir al departamento de él.
Necesitaba mantener la calma porque quería poder hablarle tranquila, esperando que comprendiera, aunque dudaba que lo hiciera si no lo hizo con los demás y seguía siendo igual de ruidoso.

Inhaló y exhaló al escuchar aún más fuerte unas voces y ruidosas risas, lo que le permitió saber que seguramente estaba con amigos. Aun así, dio unos toques en la puerta, sintiendo cómo los nervios comenzaban a invadirla y más porque no pasaron muchos segundos cuando esta se abrió.

Sus ojos se abrieron a la par al encontrarse con un joven alto, cabello oscuro y corto, que pasaba sus dedos por las hebras para echarlo hacia atrás. Sus cejas eran oscuras y gruesas con un piercing en un costado de la derecha, sus orbes oscuros parecían mirarla con una gran intensidad de pies a cabeza, sus labios eran rosados y delgados, también llevando un piercing en el lado derecho del inferior.
Greta no podía evitar sentirse pequeña frente a él, no solamente por lo alto, sino por su cuerpo robusto, llevando su brazo derecho lleno de tatuajes. Se veía realmente intimidante, por lo que ella tragó con dificultad, decidiendo no demostrarlo al enfrentar su mirada.

—Disculpa, ¿quién eres? —preguntó alzando una ceja mientras apoyaba su brazo en el umbral de la puerta, sin quitarle la mirada de encima a la fémina.

—Greta Pussett. Vivo en el piso de abajo.

—Oh, con que tú eres la nueva, ¿eh? —soltó una ligera risa, mirándola nuevamente de pies a cabeza, provocando que ella se tensara.

—Sí, soy la nueva, y tú eres demasiado ruidoso —espetó provocando que alzara ambas cejas por la sorpresa.

—Sí, suelen decirlo —afirmó encogiéndose de hombros, restándole importancia—. ¿Y qué haces aquí, Greta? —arrugó levemente la frente—. Puedo llamarte así, ¿verdad?

—Sólo vine a quejarme por el ruido que haces.

—Oh, ¿también eres así de amargada?

—¿Disculpa?

—Mira, hoy es sábado y, además, es temprano, así que no debería haber problema alguno.

—Pues, sí, hoy es sábado, pero ésto no sucede sólo hoy, es seguido —recalcó molesta al verlo sonreír burlón—. Dile a tu perro que deje de aullar.

—¿Disculpa? Mi perro lo tiene mi hermano.

—Oh, entonces, ¿se trata de ti? —preguntó cínica, cruzándose de brazos, mientras Jungkook la miraba indignado—. Pues, deja de hacerlo. Es molesto para mis oídos.

—¿Sabes? Eso no es lo que me dicen todos.

—Quizás es porque los has dejado sordos.

—¿Quién es, Jungkookie? —preguntó una voz masculina. Greta dirigió su mirada hacia un joven rubio que tenía una media sonrisa en el rostro, el cual la miró con curiosidad.

—No es nadie. Ya se va —respondió saliendo del departamento, cerrando un poco la puerta tras su espalda.

—Sólo deja de ser tan ruidoso cuando necesito concentrarme.

—Oh, claro. Envíame un mensaje cada vez que necesites concentrarte —habló cínico.

En ese momento, Greta tuvo que empuñar las manos para no seguir sus impulsos y borrarle la sonrisa burlona que comenzaba a dibujarse en su rostro, pues para él era muy fácil de notar que estaba sacándola de sus casillas. Lo disfrutaba porque hacía unos segundos atrás, había detestado la forma en la que se burló de él, por lo que no iba a dejárselo pasar.

—Estúpido.

—Amargada.

—¿Sabes qué? No vale la pena discutir contigo, así que me iré de una vez —masculló observando cómo él parecía divertirse, por lo que decidió voltear para comenzar a caminar, escuchando su risa, lo que provocó más su enojo al volver a voltear a verlo—. ¡Eres un idiota inmaduro!

—¡Y tú eres una fea inmadura!

Greta le enseñó el dedo del medio, observando cómo este inclinaba su cabeza hacia atrás, soltando una gran carcajada. Sin más, ella se subió al elevador, apretando su mandíbula con fuerza, detestando de gran manera a Jeon Jungkook.

Luego de enfrentarlo esa vez, se encontraban en el elevador cuando debían salir o al volver. Cada vez que lo veía, notaba cómo parecía siempre tan burlón con ella, lo que lograba hacerle perder su paciencia alguna que otra vez, provocando que algún que otro insulto escapase de sus labios, y él no dudaba en devolverlo.
Pero lo que jamás se esperó, es que por más que parecieran detestarse tanto, al ir por segunda vez a su departamento a reprocharle el sonido de la música mientras ella intentaba descansar, al terminar siendo besada por él, se diese cuenta que aquella rabia que le generaba, no era más que una gran atracción sexual. Pues, después de acabar en su cama aquella noche, todo cambió entre ellos porque empezaron a tener aquellos encuentros. Tan sólo bastaba un mensaje o llamada para que acabaran en la cama de uno de los dos.

Greta soltó un pequeño grito por la gran frustración al darse cuenta que no podía sacarlo de su cabeza por más que intentaba concentrarse en cortar las verduras. Al escuchar unos toques en la puerta, se detuvo rápidamente, arrugando levemente la frente mientras limpiaba sus manos con una servilleta, para luego comenzar a caminar hacia la puerta.

Una vez que la abrió, sintió cómo un escalofrío recorría su espina dorsal al encontrarse con aquella mirada oscura e intensa, al igual que una pequeña sonrisa con picardía. Este vestía de negro como la mayoría de veces, resaltando los tatuajes de su brazo derecho. Y Greta, al darse cuenta que no dejaba de mirarlo, lo que a él le hizo sonreír más, tragó con dificultad.

—E-Estoy ocupada con la comida —mencionó volteando nerviosa para caminar rápidamente hacia la isla de la cocina, escuchando cómo este cerraba la puerta.

—¿No vas a saludarme? —preguntó desconcertado, siguiéndola.

—Hola, Jungkook.

—¿No has tenido un buen día? —frunció el ceño, pasando la mano por la isla mientras se acercaba a ella, lo cual la hizo tensar más, pero intentaba seguir concentrada en cortar las verduras

—¿Por qué lo dices?

—No me has respondido por primera vez, y siquiera me miras —respondió colocándose detrás de ella, por lo que la fémina tomó una bocanada de aire, intentando ignorar sus nervios.

—Estoy concentrada en preparar la cena.

—Pero yo no vengo a comer eso —habló rozando su oreja con la nariz mientras pasaba las manos por su cintura desnuda, sintiendo cómo se estremecía bajo su toque—. Tú sabes lo que quiero —mordió el lóbulo de su oreja, haciéndola sobresaltar—. Déjame hacerlo.

—Ya, Jungkook, déjame concentrarme. No es un buen momento ahora —se esforzaba por hablar con normalidad, como si Jungkook no estuviese provocándole miles de sensaciones al bajar las manos por sus muslos, rozando su feminidad sobre la tela de sus pantalones mientras respiraba cerca de su oreja—. Ya...

—Estás muy tensa hoy, así que debería ayudarte —murmuró volviendo a subir sus manos, llevándolas al botón para desabrocharlo.

Greta al sentir cómo el tibio aliento chocaba contra su oreja, el contacto de la cálida piel de Jungkook, como una de las manos adentrarse en sus pantalones, sintió cómo un cosquilleo bajaba por su vientre y sus pezones se endurecían.
Un jadeo escapó de sus labios mientras dejaba el cuchillo en la isla, apoyando sus manos en la isla para sostenerse mientras abría más sus piernas, dándole más acceso a su intimidad.

Jungkook, al sentir lo húmeda que se encontraba, sonrió de manera satisfactoria, deslizando los dedos entre sus pliegues.

—¿Lo ves? Tu cuerpo reacciona a mí —el timbre de voz era tan erótico que ella gimió inclinando su cabeza hacia atrás al sentir cómo hacía presión en su clítoris—. Me necesitabas para desestresarte.

—J-Jungkook...

—Yo también te necesito a ti —gimió en su oreja, apretando la pelvis contra su trasero.

Y vaya que era cierto, Greta no puedo evitar jadear al sentir cómo le restregaba la erección en su trasero. Jungkook acercó un dedo a su entrada, hundiéndolo lentamente, lo que hizo que ella abriera los ojos por la invasión.
Giró su cabeza, lo que hizo que él también lo hiciera para poder verla, notando sus mejilla sonrosadas y la forma en que sus labios estaban húmedos y entreabiertos.

El pelinegro sonrió sacando el dedo, pero la penetró utilizando esta vez dos, haciéndola gemir mientras balanceaba su cadera. Su pecho subía y bajaba por su respiración pesada, jadeó queriendo juntar sus labios, pero dejó un beso húmedo en su mandíbula
Volvió a mirarla sonriendo mientras retiraba los dedos, lo que hizo que ella quisiera reprocharle, pero eso no pasó en absoluto al ver cómo llevaba los dedos bañados de sus fluidos a la boca, para así saborearlos. En ese momento, sintió que sus piernas flaqueaban y cómo su rostro ardía.

—Me encanta tu sabor —murmuró volviendo a tomarla de la cintura.

Greta quería decir algo, pero estaba embelesada con aquel hombre que le provocaba tantas sensaciones que aún no lograba comprender a la perfección, pero lo que sí sabía con claridad, era cómo lograba despertar su lujuria como nunca antes le sucedió. Con sus manos temblorosas acunó el rostro de Jungkook, colocándose de puntillas para así poder besarlo con una desesperación que sorprendió al pelinegro.

Ella lo deseaba de gran manera, queriendo que la poseyera otra vez más porque parecía que jamás iba a cansarse de que lo hiciera, sin importarle no ser la única mujer con la que follaba. Su beso era hambriento, transmitiéndole su necesidad, sus ganas de ser follada de una buena vez por él.
Jungkook la abrazó con fuerza, haciendo el beso más profundo y erótico cuando sus lenguas se encontraron, para luego pasar sus manos por los muslos y hacerle enrollar las piernas en su cadera, caminando hacia la habitación de la fémina.

Jungkook la recostó sobre la cama, colocándose encima de Greta que le fascinaba estar entre sus brazos, sentir su cálido aliento acariciarle el lóbulo de la oreja, lo que la hizo estremecer. Dejó escapar un hondo suspiro al sentir la lengua de Jungkook pasar por su cuello, por lo que apretó su cuerpo, frotándose contra él, haciéndole saber que quería más.
Nuevamente sus labios se unieron, acariciando su sedoso cabello corto, siendo un beso largo y profundo, sintiendo cómo las manos de él pasaban por todo su cuerpo, por lo que ella no quiso quedarse atrás y le quitó la camiseta.

Jungkook jadeó al sentir las manos de Greta por su piel, por lo que las tomó y las movió con suavidad por su pecho, bajándolas por sus abdominales marcados. La estrechó más entre sus brazos, volviendo a besarla, introduciendo la lengua en su boca, jugueteando con la de ella.
Buscó los bordes de su camiseta para deshacerse de esta y tirarla en algún lado de la habitación, haciendo lo mismo con sus pantalones, dejándola en ropa interior, lo que le hizo sonreír al poder contemplarla.

Entre besos y caricias obscenas, Jungkook se deshizo también de su ropa interior, mientras ella con sus torpes manos intentó quitarle los pantalones, pero al no poder, él soltó una ligera risa. Lo miró algo avergonzada, por lo que el pelinegro se quitó las últimas prendas, quedando completamente desnudo al igual que ella que suspiró de manera temblorosa sin dejar de contemplarlo, pensando en lo perfecto que era ante sus ojos, por lo que no pudo detener sus manos. Sus ojos estaban fijos en su miembro erecto y venoso, tomándolo con la mano para empezar a acariciarlo.

Jungkook soltó un gruñido, pero cerró los ojos dejándose llevar por las sensaciones que lo invadían. La fémina sonrió y mordió su labio con satisfacción, continuando con sus caricias, sintiéndose complacida por sus reacciones.
Le encantaba poder notar todo lo que lograba provocarle, pero no pudo evitar sobresaltarse al sentir la mano de Jungkook cerrarse en su muñeca para así detenerla. Quiso decir algo al respecto, pero fue atacada por sus labios, sintiendo cómo se colocaba nuevamente sobre ella, bajando los besos por su cuello.

Ella se estremeció bajo su tacto mientras él la apegaba más a su cuerpo, volviendo a besarla de manera hambrienta, haciéndole sentir cuánto la estaba deseando, lo cual era más que correspondido. Él bajo sus besos por su cuello, su pecho, tomando uno de sus senos, lamiendo y succionando, escuchándola gemir.
Él se deleitaba con sus senos, amasándolos con fuerza, mientras la rubia pasaba la mano por su cabello, jadeando y gimiendo.

—¡Fóllame de una vez, carajo! —ordenó desesperada.

Eso hizo sonreír a Jungkook, el cual arremetió contra ella, penetrándola salvajemente, provocando que chillara, aferrándose a sus anchos hombros y su cuerpo se arqueara para recibirlo por completo.

—E-El condón...

—Dijiste que se te acabaron y yo te esperaba en mi departamento —mencionó en su oreja—. Ya no importa. Tú te cuidas.

—P-Pero si me contagias...

—Te dije que no tengo nada, ¿acaso no confías en mí y aún así me la has chupado quién sabe cuántas veces? —succionó el lóbulo de su oreja, haciéndola jadear.

—Tienes razón.

—¿Ya puedo moverme? —preguntó conectando sus miradas, y ella asintió.

Jungkook la tomó con firmeza de las caderas comenzando a moverse, por lo que ella intentaba acoplarse. Su espalda se arqueó, balanceando las caderas con erotismo sintiendo cómo él entraba y salía, gozando de la fricción de sus sexos. Este llevó la mano al rostro de ella para unir sus labios, besándola con frenesí y lujuria.

Sus embestidas pasaron a ser rápidas e implacables, por lo que Greta enterró las uñas en su espalda sin poder dejar de gemir y mover sus caderas para que pudiera hundirse aún más.

—Oh, ¡me encanta! ¡Quiero más, Jungkook!

Él parecía excitarse más al escucharla gritar, por lo que sus embestidas se volvieron más violentas mientras le gruñía en el oído. Greta pasó la mano por su cabello, tirando de este haciéndole girar la cabeza, por lo que aprovechó para besarlo, sintiendo cómo Jungkook le robaba el aliento en un beso húmedo y feroz.

Este gimió por lo alto al sentir cómo su miembro era apretado por sus paredes, los espasmos recorrieron el cuerpo de la fémina que enterraba las uñas en la espalda de Jungkook, mientras soltaba un grito ahogado al haber alcanzado el orgasmo. Tan sólo bastaron de unas pocas embestidas cuando él gritó con gozo, corriéndose dentro de ella, la cual jadeo al sentir su tibia esencia.

Jungkook siguió embistiéndola, robándole algunos gemidos, hasta que sus piernas fallaron y se salió de su interior para dejarse caer a su lado.
Ambos intentaban recuperar el aliento y Greta giró su cabeza para verlo, notando que tenía su brazo estirado arriba de su cabeza, por lo que se apoyó en este, observando cómo tenía los ojos cerrados y pasaba la mano por su frente sudada. Pensaba en cómo era posible que fuera tan jodidamente ardiente hasta luego de follar, deseando poder tener la suficiente valentía para volver a besarlo. Mientras que Jungkook al sentir su mirada, giró la cabeza para verla, arrugando levemente la frente.

—¿Qué? ¿Por qué me miras así? —preguntó reprimiendo una sonrisa mientras ella desviaba la mirada, sintiendo cómo los nervios empezaban a aparecer.

—¿No puedo mirarte?

—Claro que sí. Sólo te preguntaba —respondió sacando su brazo para levantarse, buscando su ropa, lo que hizo que ella lo mirase desconcertada.

—¿Qué haces? —inquirió sentándose, llevando las rodillas a su pecho para cubrirse, observando cómo terminaba de subirse los bóxers para tomar sus pantalones.

—Debo irme.

—¿Ahora? Siempre te vas por la mañana —mencionó mientras este soltaba una ligera risa.

—Sí, pero debo hacer algo.

—¿Qué tienes que hacer? —indagó curiosa, y este al terminar de colocarse las zapatillas, gateó por la cama para acercarse a ella, lo que hizo que lo mirase nerviosa—. ¿Qué?

—Preguntas mucho hoy.

—¿Tiene algo de malo?

Sonrió provocando que ella se desconcertara más, por lo que quiso decir algo al respecto, pero este juntó sus labios haciendo presión, llevando a la vez la mano a su barbilla. Greta correspondió sintiendo cómo introducía su lengua, explorando su cavidad bucal, arrebatándole el aliento, para luego separarse mordiendo su labio inferior, lo que la hizo gemir de dolor y placer.

—Me encanta follar contigo —confesó con una sonrisa, volviendo a levantarse.

—Idiota —murmuró observando cómo este levantaba la camiseta del suelo.

—Te odio, fea.

—¡Yo te odio más, y ya deja de llamarme así, imbécil! —exclamó observándolo salir, escuchando una risotada de su parte.

—Sabes que no lo digo en serio, ¿no? —preguntó apoyando la mano en el umbral de la puerta, asomando su cabeza para permitir que ella viera su sonrisa.

—Obvio que lo sé.

—Qué ego tienes —comentó riendo, retomando el camino hacia la salida.

—¡Lo aprendí de ti!

—¡Que descanses, fea!

A escucharlo se echó hacia atrás soltando un gran suspiro de frustración, detestando la inquietud que iba aumentando, aunque no entendía perfectamente porqué. Lo que sí sabía era que deseaba que Jungkook se hubiese quedado a su lado, a pesar de que no era de hablar demasiado, siquiera sabía mucho de su vida, más que algunas cosas que solía hacer, pero no era lo suficiente.

Detestaba que se fuera durante la mañana cuando ella dormía, pero detestaba más que se haya ido tan pronto, dejándola con ganas de poder seguir a su lado, aunque tan sólo sea para mirarlo porque él no pareció siquiera sentirse cómodo al abrazarla.















(...)














Había pasado unos cuantos días desde esa última vez que estuvieron juntos, demasiados para ellos que solían verse unas dos veces por semanas y más seguido en el elevador, aunque se ignoraban como si no se conocieran. La mayoría de veces era Jungkook, el cual siquiera la miraba, pero ahora parecía ser que los papeles se invirtieron.
Pues, Greta llevaba evitándolo, ignorando algunas veces sus mensajes, aunque Jungkook se ponía algo insistente, así que buscaba alguna excusa para no verlo. Y es que estaba dándose cuenta que algo no estaba nada bien con lo que tenían, además del hecho de que a ella no le gustaba para nada ese tipo de relación de solamente follar, pero es que ahora era consciente de que estaba sintiendo algo más por él.

Greta fue más consciente una tarde al recibir un mensaje de Jungkook, lo que hizo que sintiese su corazón encogerse a tal punto que tuvo que llevar la mano a su pecho.

Jungkook

Hey, fea

¿Estás?

No me ignores esta vez.

Greta

No estoy.

Jungkook

Ya, en serio.
Necesito algo.

Greta

Hoy no tengo tiempo follar.

Jungkook

Eso ya lo sé.
Últimamente pareces no tener tiempo para nuestros encuentros.
Pero eso no es lo que necesito ahora.

Greta

¿Qué necesitas?

Jungkook

Necesito un favor.

Greta

Dime y veré si puedo o tengo ganas.

Jungkook

Necesito que escojas un regalo que
podría gustarle a una mujer.
Si es ropa, creo que tiene tu cuerpo, así que lo que a ti te quede, a ella también.
Mañana prometo devolverte el dinero, pero ayúdame, por favor.

Greta

Olvídalo.
Estoy ocupada hoy.

Jungkook

POR FAVOR, FEA.

Greta

¿Por qué demonios te ayudaría?
Tú nunca me has ayudado.

Jungkook

¿Y TODOS LOS ORGASMOS QUE TE PROVOQUÉ? ¿ESO NO CUENTA?

Greta

¿Por qué no vas tú?

Jungkook

SI PUDIERA IR NO TE LO ESTARÍA PIDIENDO.
AYÚDAME, POR FAVOR.
PROMETO QUE HARÉ LO QUE QUIERAS.

Greta

¿Lo que yo quiera?

Jungkook

Sí.
Más que prometido.

Greta

Está bien.


Greta al saber que podría pedirle lo que quisiera, lo cual ya lo estaba pensando, decidió pedirle a Tessa que la llevara a una tienda. Pues, ella estaba a su lado, ya que la había acompañado en su paseo para sacar fotografías, y sabía que no tenía nada más que hacer.
Ambas se encontraban en una tienda, buscando algo que les gustara para que fuera el regalo que le haría a esa mujer. La rubia no podía dejar de pensar de quién podría tratarse, si acaso le gustaba más a Jungkook, si con esa mujer todo era diferente.
Pues, a ella nunca le había hecho un regalo, aunque solo llevaran pocos meses teniendo esos encuentros, pero es que tampoco tenía algún detalle que le hiciera poder pensar en que había alguna mínima posibilidad de que Jungkook pudiese sentir más que atracción sexual.

Pensar en eso no le hacía bien, menos teniendo que elegir alguna prenda de ropa que pudiera ser el regalo que le haría Jungkook a esa mujer. Se detestaba demasiado por no haber sido más firme con su "no", pero es que parecía que estaba teniendo una gran debilidad por aquel pelinegro.

—Aún no entiendo porqué le estás haciendo este favor a ese idiota —mencionó Tessa, observando los vestidos—. Y tampoco entiendo porqué no lo echan de una vez del edificio.

—Su tío es el dueño del edificio.

—¿Y por eso estás haciendo lo que te pidió?

—¡No! Sólo no quiero seguir teniendo tan mala relación con él —mintió sin ser capaz de mirarla.

—Claro, no es cómo que follen de vez en cuando —comentó cínica, provocando que Greta abriera los ojos a la par.

—¿Q-Qué?

—Soy tu mejor amiga. No puedes mentirme, además de que por sí eres mala en eso.

—Lo siento.

—Me sorprendes, Greta. Tú no eres así.

—¡Lo sé! —exclamó angustiada—. Ni siquiera yo sé en qué me metí, pero es que él... folla bien —confesó con sus mejillas sonrosadas.

—¿Tanto así para que ya siquiera te fijes en alguien más que te dé lo que realmente quieres? —examinó girando a verla, notando cómo ella desviaba la mirada.

—No sé cómo decirle que no.

—Tu vecino es la excepción, ¿verdad?

—Ya, sigamos buscando algún regalo que él pueda hacerle —habló nerviosa, dirigiéndose a los tops.

—Elige algo feo y ya.

—No. Ella ni siquiera debe saber que yo también follo con ese idiota —suspiró.

—Bueno, tienes razón.

—Sigamos.

Tessa encontró un vestido rosado con el que ambas quedaron fascinadas, pero decidieron que, de todas maneras, fuera el regalo que le haría Jungkook a esa misteriosa mujer. Durante el camino, su amiga intentó indagar más sobre el tema de Jungkook y los sentimientos que estaba despertando en ella, pero Greta estaba completamente cerrada a hablar de ese tema.
No quería hablar con nadie sobre lo que estaba sintiendo porque sabía que no estaba para nada bien, así como Jungkook no le correspondía para nada, por lo que no quería terminar lastimándose.

Una vez que llegó al edificio, subió al elevador mientras buscaba el número de Jungkook para llamarlo.

¿Hola?

Ya tengo el regalo.

¿E-En verdad? ¡Perfecto! —Greta al escucharlo algo extraño, frunció el ceño por la curiosidad—. Gracias, fea.

Estoy subiendo a dejártelo.

¡¿Qué?! ¡Te dije que mañana pasaba a buscarlo y te devolvía el dinero que gastaste!

Ya, pero estás en tu departamento, ¿verdad?

Sí, pero...

Entonces, ábreme que estoy a unos metros —informó cuando las puertas del elevador se abrieron.

¡No...!

Greta no lo dejó terminar de hablar cuando colgó para caminar hacia la puerta de su departamento y dar unos toques. Los segundos pasaban y estaba alterándose por el hecho de que Jungkook no abriese.

  —¡Abre! ¡Ya dijiste que estás aquí, idiota! —exclamó tocando nuevamente—. ¡Abre...!

La puerta se abrió unos pocos centímetros y pudo ver la mano de Jungkook asomarse, lo cual la hizo rodear los ojos.

—¡¿Qué haces?! ¡Déjame pasar!

—No...

—¡Te traje el maldito regalo que tanto me pediste, así que mínimo déjame pasar para entregártelo! —ordenó empujando la puerta, provocando que Jungkook perdiese el equilibro por un momento, para que así ella pudiera pasar.

Greta no pudo evitar abrir los ojos a la par al notar su cabello corto desordenado con algunos mechones pegados en su frente por el sudor, cómo lucía más pálido de lo normal y con grandes ojeras. Llevaba una camiseta blanca holgada, pero que parecía pegarse a su torso por el sudor, y un pantalón negro de pijama.

—¿E-Estás bien? —preguntó preocupada mientras este se acercaba a paso lento—. Jungkook...

—Llama a un médico —pidió abalanzándose a sus brazos, lo que hizo que jadeara por la sorpresa y perdiese el equilibro por un momento ya que era demasiado grande y pesado para ella—. Creo que estoy muriendo, Greta.

La fémina lo hizo incorporarse, escuchándolo soltar un quejido, pero llevó rápidamente la mano a su frente sudada, sintiéndolo hervir.

—Sólo tienes fiebre. No vas a morir, exagerado —suspiró mientras este se echaba en el sofá.

—Yo siento que lo haré...

—Tienes que darte un baño de agua fría
—mencionó dejando la bolsa de regalo en el sofá pequeño a un lado de él, para luego acercarse y tomarlo del brazo—. Vamos. Tienes que darte un baño.

—No tengo fuerzas para levantarme. Déjame morir aquí —habló por lo bajo, cerrando los ojos.

—Oh, ¡vamos! Deja de exagerar por una simple fiebre —dijo frustrada, tirando de su brazo—. ¡Eres demasiado pesado para mí! ¡Levántate!

Jungkook soltaba quejidos, queriendo que lo dejase recostado allí, pero Greta no se daba por vencida, por lo que este tuvo que tomar algo de fuerza para ser capaz de levantarse. Pasó el brazo por los hombros de ella que soltó un quejido y quiso reprocharle al sentir cómo le hacía cargar con algo de su peso, lo cual se le dificultaba.
Aun así, decidió callarse y comenzar a dirigirse hacia el baño, escuchándolo lloriquear por lo bajo. Eso le hacía pensar que se comportaba igual a un niño, por lo que tuvo que reprimir su risa, además, que recordaba su gran enfado con él.

—Bien, desnúdate —ordenó al entrar en el baño, sacando el brazo de sus hombros para poder caminar hacia la regadera y abrirla.

—No puedo.

—Oh, vamos, te he visto ciento de veces...

—Ayúdame.

Greta giró a verlo con los ojos abiertos a la par, notando cómo este intentaba sacarse la camiseta de manera torpe por su debilidad, por lo que suspiró frustrada.

—Ya, ven.

Se acercó rodando los ojos, para tomar los bordes de su camiseta y ayudarlo a quitársela. Jungkook parecía en verdad sentirse demasiado débil, ya que hasta le costaba mantener el equilibro, por lo que tragó con dificultad al ayudarlo a quitarse los pantalones y bóxers.
Pudo terminar de confirmar que no se sentía nada bien, porque este no hizo ningún comentario al respecto al estar viéndolo desnudo, así que, sin más, lo ayudó a dirigirse a la regadera.

Pudo escucharlo quejarse al sentir el agua fría caer sobre él, pero eso no fue por mucho tiempo, aunque ella quería reprochar al estar también mojándose un poco, ya que temía que Jungkook no pudiese mantener el equilibro y se cayera.

—¿C-Cuánto tengo que quedarme así? —preguntó con las manos apoyadas en la pared, para mantenerse, inclinando su cabeza hacia atrás por un momento, dejando que el agua cayera por su rostro por un momento.

—Sólo un poco. Te va a venir bien.

—¿No te estás mojando?

—Un poco.

—M-Mierda, mierda, está muy fría, Greta —mencionó hasta con la voz temblorosa.

Greta suspiró pensando en qué hacer, más que nada cuando este giró a verla, pero cuando quiso decir algo al respecto, Jungkook pareció perder el equilibrio, por lo que ella chilló tomándolo rápidamente. No sólo él la estaba empapando al estar cargado sobre ella, sino que también el agua de la ducha llegaba a mojarla, por lo que quiso lloriquear al igual que él minutos atrás. Sentía el frío envolverla, por lo que con dificultad por el peso de Jungkook, cerró la regadera.

—L-Lo siento —murmuró tembloroso, Jungkook.

—Tranquilo. Te cobraré el doble el vestido —mencionó con una falsa sonrisa, intentando separar a Jungkook para que pudiera incorporarse.

—M-Me parece bien, pero en serio tengo frío.

Greta buscó con la mirada la toalla que estaba sobre uno de los muebles, para así pasársela rápidamente, por lo que este intentó colocarla alrededor de su cadera, pero la fémina sintiendo sus mejillas arder, tuvo que ayudarlo. Lo ayudó a caminar hacia su habitación, sintiéndolo temblar del frío, aunque claro, ella también lo estaba haciendo al estar empapada gracias a él.

Jungkook cayó sentado en la cama, señalándole dónde estaba su ropa, por lo que ella se acercó al armario para buscarla. Al tener los bóxers, una camiseta gris y bermudas negras, lo ayudó a vestirse, intentando desviar la mirada ya que verlo provocaba que sintiese su rostro arder.

—Deberías cambiarte. Saca ropa mía.

—Está bien, pero recuéstate.

Jungkook obedeció con algo de dificultad, mientras que Greta lo cubría solamente con la sábana para luego acercarse a su armario y tomar una camiseta negra y pantalones de algodón del mismo color.
Trató de ignorar su mirada mientras se cambiaba, ya que lograba provocar sus nervios de gran manera.

—Creo que ya tengo calor...

—¡Eres un niño!

—¡No lo soy! ¡Estoy enfermo!

—¡Y eres insoportable como uno! —exclamó frustrada.

—¿Ni siquiera porque esté muriendo puedes tratarme bien? —cuestionó indignado.

—Ya, te traeré un paño frío y te haré algo de comer.

—¿En verdad?

Podía notar la sorpresa en su voz, pero ella lo ignoró ya que debía buscar un paño y así mojarlo con agua fría porque sabía que eso lo ayudaría bastante.
Al volver a la habitación, se acercó a él, notando que estaba nuevamente comenzando a sudar, por lo que colocó rápidamente el paño frío en su frente, escuchándolo jadear.

—Gracias —murmuró con los ojos aún cerrados.

—¿Qué quieres comer?

—Sólo quédate aquí —pidió tomándola de la muñeca.

—Pero...

—Hazlo. Recuéstate a mi lado.

Greta estaba confundida por lo que le pedía, pero decidió obedecer recostándose a su lado. Este seguía con sus ojos cerrados, soltando algún que otro quejido, lo cual la quería hacer reír ya que sentía que estaba siendo demasiado dramático por tener fiebre, pero de todas maneras, él seguía gustándole.
El pensar en eso, la llevó a recordar el regalo y la mujer misteriosa, por lo que sintió su corazón encogerse.

—Compré un vestido rosado. Me lo probé porque dijiste que tiene más o menos mi cuerpo, así que seguro va a quedarle —mencionó por lo bajo, desviando la mirada.

—Gracias. Es el color favorito de mi prima, así que seguro va a gustarle.

Greta abrió los ojos a la par por la sorpresa, preguntándose si acaso había escuchado bien. ¿Prima? ¿Estuvo todo el tiempo mal, pensando en si aquella mujer le gustaba más, cuando se trataba tan sólo de su prima?

—¿P-Prima?

—Sí. Se llama Eunji, y mañana es su cumpleaños.

—Pero...

—¿Qué? —preguntó curioso, girando la cabeza para verla.

—Creí que se trataba de otra...

—¿Otra mujer que me follo? —una media sonrisa burlona se dibujó en sus labios, mientras Greta sentía su rostro arder, pero aún así, asintió—. No me follo a ninguna otra.

—¿Qué? ¿En verdad? —al verlo asentir, arrugó el rostro por el desconcierto—. ¿Por qué? ¿Por qué no te follas a otra? Creí que lo hacías. Estaba segura de eso.

—C-Creo que disfruto tanto de lo que nos hacemos sentir cuando follamos que no me deja pensar en estar con alguna otra mujer más —confesó riendo—. Me fascina lo bien que conectamos y... ya no sé lo que estoy diciendo. Olvídalo.

Greta no dejaba de mirarlo sorprendida, sintiendo su corazón brincar por la ilusión que comenzaba a invadirla. Pues, ella estaba completamente segura de que no era la única con la que el pelinegro follaba, hasta en un principio no le molestaba para nada, pero esa atracción sexual se convirtió en algo más. Ahora no sabía siquiera qué hacer o decir, más que sonreír mientras Jungkook mantenía sus ojos cerrados, acomodando su paño.

¿Acaso había alguna posibilidad de que fuese correspondida por él?















(...)
















Greta caminaba hacia el edificio, atando su cabello en una coleta, llevando la cámara colgada en el cuello, pero se detuvo al ver en frente de ella a Jungkook y a su lado un doberman. El pelinegro estaba concentrado mirando la pantalla de su celular, y en su otra mano llevaba la correa del perro que estaba sentado, observando con curiosidad a su alrededor.

Al sentir cómo los nervios la invadían, decidió fingir no ver al pelinegro, ya que había pasado apenas tres días desde aquella tarde y noche que tuvo que cuidarlo de la fiebre, mientras él dramatizaba que podría ser su último día con vida. Desde eso, se habían encontrado dos veces en el elevador, ella llevándose la sorpresa de que Jungkook ahora la saludara, pues se había acostumbrado a ignorarse y fingir que no se conocían para nada.

—¡Hey, Greta!

Al escuchar su voz sintió cómo un escalofrío recorría su espina dorsal, por lo que se detuvo rápidamente al subir el segundo escalón. Volteó sintiendo sus piernas flaquear al encontrarse con sus orbes oscuros, notando cómo él la observaba de pies a cabeza.
Llevaba su cabello rubio atado, dejando caer unos mechones, un suéter blanco, jeans y zapatillas. Jungkook al levantar la mirada, se encontró con sus largas pestañas arqueadas y sus orbes mieles, notando sus nervios.

—¿Q-Qué sucede?

—Te presento a Bam —mencionó con una sonrisa, lo que hizo que ella bajara la mirada al doberman, sintiéndose algo nerviosa por su gran tamaño—. Puedes acariciarlo. Es cariñoso, así que no te preocupes.

La fémina decidió creer en él y acercarse, inclinándose hacia adelante para poder acariciarlo, sorprendiéndose al darse cuenta que el pelinegro tenía razón. Pues, notó cómo Bam se puso contento con sus caricias, hasta se acercó para lamer su rostro, provocando que ella soltase una risotada por la sorpresa, y al alejarse, vio cómo Jungkook sonreía.

—Es hermoso —murmuró con una sonrisa, volviendo su mirada al doberman que parecía esperar que volviera a acariciarlo.

—Voy a sacarlo a pasear, ¿quieres venir?

—¿Tú vas a sacarlo a pasear o Bam va a sacarte a ti? —cuestionó ya que por su gran tamaño, sentía que podría tener tanta fuerza que sería difícil sacarlo a pasear, por lo que Jungkook soltó una ligera risa.

—Será un paseo tranquilo. Entonces, ¿qué dices? ¿Vienes con nosotros? —preguntó animado, mientras ella no podía evitar sorprenderse de que realmente pareciera interesado en pasar tiempo con ella y que fuese solamente para pasear.

—Está bien.

—¡Perfecto! Vamos.

Jungkook y Greta comenzaron a caminar, él llevando con la correa a Bam que iba adelante de ellos, olfateando por momentos. La fémina estaba sorprendida de que fuese tan tranquilo, ya que pensaba que sería de los perros grandes que por la fuerza que tenían sería quien llevara a la persona casi a rastras.
Ellos caminaban tranquilamente, conversando de temas triviales, la rubia realmente interesada en escuchar lo que Jungkook decía, ya que era la primera vez que solamente conversaban y estaban conociéndose. Hasta en un momento les había sacado una fotografía a Jungkook y a Bam, por lo que él pidió que se la enseñara y quería tenerla.

No podía dejar de mirarlo, llevaba un conjunto deportivo gris, zapatillas blancas y su cabello caía por su frente. Aquella tarde Jungkook parecía más sonriente de lo normal, y aún estaba sorprendida por cómo parecía estar soltándose, pues hablaba de su vida permitiendo que lo conociera más sin problema alguno.
Aquella tarde, Greta pensaba en que Jungkook se veía tierno, como nunca antes se lo esperó, porque siempre para ella se veía tan intimidante o ardiente, que la dejaba casi sin habla.

—¿Y tomaste buenas fotografías? —preguntó curioso girando a verla mientras caminaban por el parque donde había pocas personas.

—Creo que sí. Algunas me gustaron mucho —comentó con una media sonrisa.

—¿Me las enseñas?

—Puede que después lo haga.

—¿En tu departamento o el mío? —preguntó con picardía, provocando que ella soltara una sonora risa mientras negaba con la cabeza.

—¿No querías que te enseñara las fotografías?

—También —contestó riendo—. Por cierto, quería agradecerte por... cuidarme ese día.

—No tienes que agradecer.

—Claro que sí. No me esperaba que lo hicieras.

—¿Por qué? —preguntó arrugando levemente la frente.

—Es que... no tenemos ese tipo de relación donde nos preocupamos por el otro o algo así —explicó encogiéndose de hombros—. No lo sé. Me sorprendí de despertar y que aún estuvieras conmigo, cuidándome —la observó con una pequeña sonrisa tímida—. Gracias.

—Soy muy buena persona —sonrió burlona.

—A veces lo eres.

—¿Sólo a veces?

—Conmigo sí —asintió repetidamente con la cabeza.

—Porque no te mereces que lo sea.

Siguieron caminando tranquilamente, Greta admirando la vista, pues estaban rodeados de árboles, personas que también paseaban y por momentos había algún que otro puesto de comida. Estaban pasando un momento realmente agradable, ella escuchaba atentamente cómo hablaba de su trabajo. Jungkook era dueño de un Club, pensaba en que sería una buena idea ir a conocerlo, más que nada porque este estaría allí y podría pasar tiempo con él. Pero este no había mencionado cuál y ella se distrajo al observar cómo pasaba una pareja de la mano. Miró a Jungkook que seguía hablando mientras miraba a Bam, y bajó la mirada a su mano libre, preguntándose qué pasaría si se atreviera a tomarla, pero no era lo suficientemente valiente cómo para ser capaz de hacerlo.
Suspiró fijando su vista por un momento en un puesto de flores, donde se encontraba sentado un hombre mayor, hasta que sintió la mirada de Jungkook, el cual parecía haber notado que estaba distraída.

—¿Qué sucede? —preguntó mirando a sus lados, buscando lo que ella miraba.

—N-Nada. Estaba sólo pensando en qué... es una buena vista —mintió mirando hacia el cielo anaranjado y cómo el sol comenzaba a esconderse.

—Oh, ¿vas a tomar una fotografía?

—¿Debería? —Jungkook se encogió de hombros y ella rascó su nuca nerviosa—. Sí, lo haré.

—Espérame un momento —dijo al verla tomar la cámara que seguía colgada en su cuello y ella lo miró confundida—. Tú sólo toma las fotografías que quieras.

—Está bien.

Greta lo vio caminar hacia la dirección contraria, por lo que frunció el ceño, pero decidió concentrarse en tomar las fotografías del cielo, pensando en que, en realidad, si era una gran vista. Estaba realmente concentrada en eso, sin escuchar cómo Bam y Jungkook volvían a acercarse.

—Hey, volvimos...

—Oh, ¿quieres ver las fotografías? —preguntó ella, observando las que había tomado.

—Primero, ten —al escucharlo, giró a verlo confundida, arrugando el rostro, hasta que abrió los ojos a la par al ver las tres flores amarillas que llevaba en su mano.

—¿Qué...?

—Supongo que era lo que estabas mirando —se encogió de hombros y sonrió.

—Oh... gracias —murmuró tímida, tomándolas.

Jungkook al ver sus mejillas sonrosadas y como sonreía sin dejar de mirarlas, soltó una ligera risa, pensando en que se veía demasiado tierna, por lo que ahora creía que había hecho bien en comprarlas para ella, aunque se debatió por un momento.

—¿Seguimos? —preguntó llamando su atención.

—Sí, claro.

Ambos continuaron caminando, aunque esta vez en silencio, mientras ella sonreía por momentos al volver a ver las flores en su mano, pensando en si esta vez era una buena idea tomar la mano de él. Pues, el hecho de que le haya regalado aquellas flores estaban llenando su corazón de ilusión.

—¿Jungkook...? —habló luego de unos pocos minutos, por lo que este giró la cabeza para verla con curiosidad— ¿Por qué tres?

—¿Qué?

—Tres flores.

—Oh, ¿está mal? —frunció el ceño.

—No, pero quiero saber.

—¿Tiene que tener algún significado? —cuestionó riendo, y ella se encogió de hombros.

—No lo sé. Pero podría haber sido tan sólo una o un ramo, ¿no?

—Quizás, pero pensé...—se detuvo mientras Bam olfateaba unas hojas, y Greta también se detuvo para verlo, sintiendo sus latidos acelerarse por la emoción—, no puedo regalarle sólo una porque sería poco al tratarse de ti, pero tampoco puedo regalarle un ramo porque eso podría significar que me interesas mucho más de lo que lo haces, y me siento satisfecho con lo que tenemos —explicó con una sonrisa—. ¿Seguimos? Ya quiero volver.

Greta podía sentir cómo su corazón daba un vuelco y un nudo aparecía en su garganta, pero desviando la mirada para que él no pudiese notar cuánto le había afectado sus palabras, asintió. Retomaron el camino, y Jungkook al sentir cómo una tensión comenzaba a aparecer, decidió hablar nuevamente sobre temas triviales para intentar que se esfumara, aunque la rubia no parecía ayudar demasiado, lo que lo hacía tensarse y más al no comprender porqué parecía tan callada de repente.

(...)

Los días seguían pasando, Greta sintiendo cómo su corazón iba ilusionándose cada vez más, ya que a pesar de lo que le había dicho aquella tarde, prefería quedarse con el hecho se que sentía que todo iba cambiando entre ellos. Pues, ahora cuando se encontraban en el elevador, Jungkook se acercaba a ella para hablarle, buscando su atención, así cómo también iba conociéndolo cada vez un poco más.
Parecía ya no importarle en absoluto que ella indagara más, que buscara saber más de su vida, porque él hablaba hasta algo emocionado como si le gustase. Y de vez en cuando, Jungkook era el que indagaba en su vida, hasta parecía interesarse en las fotografías que tomaba, lo cual hacía agitar su corazón cuando notaba su curiosidad.

Supo esa tarde en el elevador cuando Jungkook se acercó por detrás a hablarle al oído, que era su cumpleaños, lo que le sorprendió y se reprochó por no saberlo. De todas maneras, sabía perfectamente qué era lo que él esperaba de ella como regalo, provocando que sintiese cómo un cosquilleo bajaba por su vientre, pero claramente no era lo único que quería tener para él esa noche.

Con algo de dificultad dio unos toques a la puerta, sintiendo los nervios invadirla mientras observaba el pastel con las velas encendidas, esperando que eso no le disgustara a Jungkook. En cuanto este abrió la puerta, alzó ambas cejas sorprendido para luego mirarla boquiabierto.

¡Cumpleaños feliz! ¡Cumpleaños feliz! comenzó a cantar, provocando que él se sorprendiera aun más y tuviese que reprimir la risa— ¡Cumpleaños feliz, Jungkook! ¡Cumpleaños feliz!

¿Y te atreviste a decirme a mí que cantaba como un perro aullando? —preguntó divertido, provocando que ella lo mirase indignada, pero él soltó una risotada—. ¿Era necesario poner las velas con el número veintiséis?

—¿Vas a quejarte de todo?

—Cierto, eso es algo que tú haces —asintió presionando los labios—. Pero ver cómo estoy envejeciendo, duele.

—Aún eres joven, idiota. Y ya, pide un deseo así soplas las velas.

—¿En verdad debo pedir un deseo?

—¡Hazlo!

Jungkook a regañadientes, obedeció, cerrando los ojos para pedir un deseo, lo que despertó la curiosidad de Greta, hasta que este se inclinó hacia adelante para soplar las velas y apagarlas.

—¡Muy bien!

—Ya, no soy un niño. Pasa, fea.

Greta lo observó de mala manera, pero obedeció y entró a su departamento, por lo que Jungkook cerró la puerta tras su espalda, observando cómo ella dejaba el pastel en la mesa pequeña frente del sofá. Él seguía algo sorprendido por verla allí, ya que la esperaba a la medianoche, pero aun así, no le disgustaba el verla antes.

—Gracias —murmuró sentándose en el sofá a un lado de ella.

—¿Por qué? —frunció el ceño, mirándolo desconcertada.

—Por el pastel, por venir, no lo sé —se encogió de hombros, soltando una ligera risa.

—Tienes que probarlo y decirme si te gusta. Nunca me dijiste tus gustos favoritos, así que tuve que elegirlos yo —mencionó tímida, lo cual la hizo sonreír.

Este pasó su dedo índice por la crema para llevarla a sus labios, mientras ella lo miraba indignada, pero acabó riendo cuando Jungkook comenzó a saborear la crema

—Me gusta. Prueba ahora tú.

Este pasó nuevamente el dedo para acercarlos a los esponjosos y rosados labios de ella, observando atentamente cómo ella le permitía introducirlo, para así pasar su lengua alrededor de su dedo, llegando a succionarlo, lo cual provocó que este jadeara y sus pensamientos impuros comenzaran a aparecer.

—Lo estás haciendo a propósito, ¿verdad? —preguntó con voz profunda, mientras ella liberaba su dedo.

—¿Por qué? —inquirió arrugando el rostro y humedeció sus labios.

Jungkook soltó una risa por lo bajo mientras negaba con la cabeza, sin creerse para nada su desconcierto, pero volvió a verla inclinándose peligrosamente hacia la rubia, llevando la mano a su nuca para estampar sus labios con los de ella. Su lengua se abrió inmediatamente camino hacia su boca, por lo que la de ella la aceptó gustosa.
Sus lenguas luchaban juguetonamente, hasta que el beso se volvió más profundo y erótico, lo que hizo que las manos de Jungkook se dirigieron a sus caderas, ayudándola a colocarse a horcajadas sobre él.

Dejó sus caderas bajándolas a su trasero, masajeándolo, provocando que ella gimiera en sus labios al sentir cómo una deliciosa sensación la invadía.

—Greta...—dijo jadeante, por lo que ella se separó unos centímetros, observando sus orbes oscuros y lujuriosos.

—¿Qué sucede?

—Quiero que me la chupes —confesó en un murmuro, rozando sus labios—. Hazlo, por favor. Necesito sentir tus labios...

Unos toques en la puerta provocaron que ella se sobresaltara, y Jungkook abriera los ojos a la par, haciéndola a un lado rápidamente, por lo que ella jadeó por la sorpresa.

—¿Qué sucede?

—Olvidé que habían quedado en venir mis amigos hoy, porque mañana pasaré el día con mi familia —respondió provocando que ella lo mirase temerosa.

—¡¿Qué haré yo?!

—¡La pregunta es qué haré yo! —recalcó señalando el bulto en su pantalón.

Greta no pudo evitar reír al ver cómo este intentaba acomodarse, para que así no fuese tan evidente, mientras la miraba indignado por escucharla reírse. Al volver a escuchar los toques en la puerta, comenzó a dirigirse hacia la puerta, por lo que ella se levantó nerviosa y algo desilusionada por no haber podido pasar tanto tiempo con él, ya que no se había esperado para nada a los amigos.

—¡Ven aquí, JK! ¡Feliz cumpleaños!

—¡Estás viejo, Jungkookie!

Greta sonrió al ver cómo tres hombres se abalanzaron hacia a él, abrazándolo con fuerza, provocando que ella ya no pudiera verlo al estar en medio de ellos, pero sí escuchaba cómo hablaba con algo de dificultad pidiendo que lo soltasen, lo que hacía reír a sus amigos.

—Ya, ¡no me dejan respirar! —exclamó exaltado y estos lo soltaron aun riendo, pero él también lo hizo.

—Tus regalos —habló un rubio que había conocido cuando vio por primera vez a Jungkook. Este dejó la bolsa en un mueble, por lo que los demás hicieron lo mismo.

—Oh, ¿quién es ella? —preguntó el más alto, el cual era de tez morena y su cabello estaba rapado.

—Ella es Greta Pussett, la vecina del piso de abajo —respondió acercándose con una sonrisa, mientras ella bajaba la mirada sintiendo su rostro arder por la timidez por la intensa mirada de sus amigos.

—Es bonita —confesó el castaño con picardía—. ¿Es tu novia?

—Ya, cállate y saluden —ordenó riendo.

—¡Qué bien que la tenias escondida!

Jungkook aún riendo golpeó su brazo, por lo que ella lo miró con una media sonrisa, pensando en porqué no lo negaba. Eso tan sólo lograba que su esperanza creciera.

—Bien, ya se pusieron idiotas. Él es Paul Wilson —habló Jungkook señalando al rubio que sonrió, por lo que ella le devolvió la sonrisa—. Él es Nicholas Jones —señaló al de tez morena, por lo que lo miró tímida al verlo serio, pero este movió su mano en forma de saludo. Y por último, observó al castaño que se veía bastante animado esa noche—. Y él es Ian Evans.

Los tres se veían bastantes agradables, pero Greta sabía que ya no debía estar allí, por lo que cuando los amigos del pelinegro tomaron asiento rápidamente hablando del pastel, mientras el castaño dejaba las cervezas en la mesa pequeña, ella comenzó a dirigirse hacia la puerta.
Jungkook sonrió al verlos, pero al buscar a la rubia con la mirada y verla dirigiéndose a paso inseguro hacia la puerta, se acercó rápidamente.

—Hey, ¿qué haces? —preguntó por lo bajo, tomándola de la muñeca, lo que hizo que ella girara a verlo.

—Volveré a la hora que acordamos si no cambias de parecer.

—¿Qué? Pero estás aquí ahora...

—Están tus amigos —recalcó observando cómo ellos conversaban y reían.

—¿Y eso qué? —frunció el ceño, mirándola confundido.

—¿No te molesta que esté aquí? —preguntó insegura.

—¿Por qué lo haría? —cuestionó con una pequeña sonrisa—. Quédate.

—¿Seguro?

—Tú eres la que debería estar segura si va a quedarse, porque mis amigos son algo idiotas —confesó riendo.

—Oye, ¡¿tu novia va a irse tan pronto?! —preguntó Paul, llamando la atención de ambos.

Greta sintió su rostro arder mientras que Jungkook la observaba curioso, por lo que ella tomó su brazo por los nervios, pero este le regaló una sonrisa tranquilizadora haciéndole saber que realmente no le molestaba si se quedaba.

—Me quedaré —asintió en un murmuro casi inaudible, provocando que la sonrisa de él se ensanchara.

—No, ella va a quedarse —informó Jungkook, pasando el brazo por los hombros de la fémina que lo miró sorprendida.

Greta al escucharlos estar satisfechos porque se quedaría, se sintió más cómoda, pero eso fue más porque Jungkook la hizo sentarse junto a él en el sofá más pequeño. A los segundos este se inclinó hacia adelante para tomar una lata de cerveza y abrirla.

—¿Te parece si compartimos? —preguntó por lo bajo, girando la cabeza para verla.

—Claro —asintió algo sorprendida.

Jungkook le dio unos sorbos, para luego pasarle la lata a Greta, la cual sonrió sintiendo sus mejillas sonrosadas al darse cuenta de cómo estaba comportándose con ella. Estaba encantada con eso, mientras el pelinegro se unía a la conversación de sus amigos.

















(...)
















Los minutos comenzaron a pasar con gran rapidez, Greta sintiéndose cada vez más cómoda, ya que los amigos de Jungkook buscaban integrarla en todo momento. Ella reía de algunas bromas que hacían, aunque notaba que al pelinegro algunas no le hacían mucha gracia porque iban en su contra, pero de todas maneras, no se molestaba para nada ya que estaba más que acostumbrado.
Comieron, bebieron y jugaron a las cartas, Greta sorprendida por la manera en la que no eran para nada desagradables cómo se los había imaginado, porque Jungkook siempre se le hizo demasiado engreído.

Fue realmente cómodo para ella poder compartir con ellos, más que nada al notar que el tatuado no parecía nada incómodo, y hasta parecía atento a ella por si llegaba a estar incómoda. Por momentos pudo sentir cómo este pasaba su brazo por detrás, llegando a rozar su cadera, lo cual provocaba que sintiese los nervios invadirla, pero también su corazón agitarse por la emoción.

Cuando el tiempo siguió pasando y se hizo de medianoche, los amigos de Jungkook tuvieron que marcharse, lo que no le gustó demasiado a la rubia al estar divirtiéndose, pero saber que se quedaría sola con Jungkook, provocó que sintiese un cosquilleo bajar por su vientre.

Ella volvió a tomar asiento en el sofá grande, sin atreverse a ver a Jungkook que se acercaba a ella, permitiendo que una gran tensión apareciera. Este se sentó a su lado, mirándola con algo de curiosidad por el hecho de que bajara la mirada y jugara con sus manos como si estuviese nerviosa.

—¿La pasaste bien? —preguntó provocando que ella conectara sus miradas, notando la sorpresa en sus orbes mieles.

—¿Tú la pasaste bien?

—Te lo pregunté primero —recalcó riendo.

—Pero es tu cumpleaños, no el mío.

—Ya, sí. Fue... diferente, pero me gustó —confesó con una media sonrisa.

—¿Diferente? ¿Por qué? —indagó arrugando levemente la frente.

—¿Tú cómo la pasaste? ¿Te agradaron esos idiotas?

—Sí, son muy divertidos —asintió con una sonrisa.

Jungkook sonrió relajado, sorprendiéndola cuando pasó las manos por sus caderas para acercarla más a él, para luego llevar un mechón de cabello detrás de su oreja, lo que hizo que ella desviase la mirada con sus mejillas sonrosadas. Él al notarlo soltó una risilla por lo bajo, inclinándose hacia adelante para acercar sus rostros, sorprendiéndola al dejar besos en su mejilla hasta llegar a capturar sus labios.

—Creo que antes de que ellos llegaran, tú y yo quedamos en algo —murmuró provocando que ella se estremeciera por la profundidad de su voz—. ¿Podrías recordármelo?

—¿Debería? —preguntó divertida, observando cómo este mordía por un momento su labio inferior.

—Quiero un segundo regalo. Es el que te pedí por la mañana —ella asintió, haciéndole saber que cumpliría, por lo que sonrió llevando las manos a sus pantalones para desabrocharlo y cuando ella pensó que se lo bajaría, este la sorprendió llevando la mano a su barbilla para juntar sus labios en un beso intenso. Su lengua abrió camino rápidamente a su boca, explorándola, haciendo un sonido involuntario con la garganta—. Quiero verte mientras me la chupas.

Greta sentía su rostro enrojecer, pero aun así, se colocó de rodillas frente a él que se bajó los pantalones junto a los bóxers, dejando a la vista su prominente erección. Ella humedeció sus labios y sin perder más tiempo, tomó su falo para empezar a lamer toda su longitud, observando cómo la mirada de Jungkook comenzaba a oscurecerse.
Él gruñó removiéndose en el sofá, para así acomodarse mejor mientras abría más las piernas, disfrutando de las maravillas que le provocaba siempre aquella boca.

La lengua de la fémina trazó delicados círculos sobre su punta rosada, sintiendo cómo se estremecía de placer. Sus labios presionaron sobre su glande, succionándolo, para luego sacarlo de su boca, haciendo que Jungkook jadeara al escuchar el sonido de succión.
Greta no podía dejar de observarlo, le encantaba admirar sus expresiones cada vez que lo complacía, cómo él mordía su labio inferior intentando callarse, la manera en la que juntaba  sus cejas, eso provocaba que pudiese sentir la humedad en su entrepierna.

Jungkook inclinó su cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldo al dejarse llevar por el placer, mientras su miembro se endurecía más en la boca de ella. Sus gemidos y lo que le decía haciéndole saber cuánto le gustaba, llenaban sus oídos, provocando que sintiese aún más intenso las ganas de ser follada por él.
Su cabeza iba y venía, metiéndolo casi por completo, a punto de que le dieran arcadas, por lo que lo sacó de su boca para bombearlo con su mano. Los gemidos de Jungkook eran sonoros y guturales, por lo que la motivaron a volver a meter el miembro a su boca, apoyando sus manos en los muslos musculosos de él, acariciándolos.

Jungkook comenzó a mover sus caderas, gimiendo por lo alto al follar su boca, empuñándole el cabello. Ella al sentir cómo se tensaba, supo que estaba cerca, por lo que aumentó los movimientos de su cabeza sin importar las arcadas que estaba provocándole, pero chilló al sentir cómo este tiraba de su cabello para apartarla.

—¿Qué...?

—¡Desnúdate! —ordenó con voz profunda, levantándose para bajarse por completo los pantalones y los bóxers y quitarse la camiseta.

—Pero...

—¡Obedece, carajo! —exclamó sorprendiéndola—. Necesito follarte.

Greta no lo dudó ni un segundo ya que le gustaba cuándo se ponía de esa manera, por lo que se quitó rápidamente cada prenda de ropa. Jungkook la tomó de las caderas haciéndola colocarse en el sofá, apoyando las manos y rodillas, por lo que este se puso detrás de ella, admirando la vista de su redondo trasero que no dudó en acariciar.
Le acarició sus muslos con algo de violencia, haciendo que los separara más, por lo que ella obedeció jadeando al sentir los traviesos y largos dedos moverse sobre su húmedo sexo.

Con suavidad se abrió paso sobre sus pliegues, comenzando a frotarlos sobre su hinchado clítoris, lo que hizo que ella soltase una gimiera, balanceando sus caderas con rapidez, imitando los movimientos de la mano del pelinegro.
Se sentía incapaz de controlarse por el gran placer que la invadía, actuaba impulsivamente, obedeciendo a las reacciones de su cuerpo que tan sólo le pedía más y más. Cuando este apartó sus dedos, ella quiso recriminarle, pero para su sorpresa, Jungkook la tomó de la cadera, levantando más su trasero, enterrándose por completo.

Greta soltó un grito de sorpresa al sentir cómo le quitaba el aliento por un momento, y el placer la invadía. Arqueó su espalda, gimiendo al sentir cómo la pelvis de Jungkook chocaba contra su trasero, embistiéndola con dureza a la vez que gruñía.
Ella cerró los ojos, aferrándose al apoyabrazos porque se sentía tan bien que dispersaba sus sentidos, y su cuerpo estaba comenzando a temblar por la manera en que la penetraba. Ambos gemían sintiéndose extasiados mientras él acariciaba su cabeza, hasta que, inesperadamente, tiró de su cabello, echando su cabeza hacia atrás.

Siquiera pudo gritar porque Jungkook estampó sus labios con los de ella, de manera lujuriosa, callando sus sonoros gemidos. Al dejar de besarse, Greta tuvo que cubrirse la boca con la mano porque sus embestidas eran veloces y frenéticas.
Un grito escapó de sus labios al sentir cómo un gran orgasmo la invadía, escuchándolo gruñir mientras seguía embistiéndola. Él se tensó, aferrándose a su cintura sin importarle dejarle marcas en su pálida piel. La fémina se frotaba, logrando con más rapidez que él estallara segundos después, soltando un jadeo mientras caía desfallecido sobre ella.













(...)













Greta regresó a la habitación, observando a Jungkook aún dormir con la sábana cubriendo de su cadera hacia abajo, permitiendo que ella pudiese admirar su torso desnudo, su brazo completamente tatuado, cómo su cabello estaba despeinado y caía por su frente. No pudo evitar sonreír al verlo de esa manera ya que era la primera vez, pues las pocas veces que se había quedado a dormir en su departamento, se iba antes de que ella despertara.

Se recostó cautelosamente a su lado para así intentar no despertarlo, dándole la espalda ya que no quería seguir su impulso de abrazarlo por temor a cómo él pudiese reaccionar.
Cerró sus ojos para intentar volver a dormir porque aún era temprano, pero no pudo evitar estremecerse al sentir la mano de él pasar por su cintura, apegándose y haciéndole sentir su calor corporal.

—Por un momento creí que te habías marchado —confesó con voz profunda y algo adormilada.

—Oh... sólo fui al baño.

Greta al sentir su tibia respiración chocar contra la piel de su cuello, se estremeció y quiso voltear a verlo, pero acabó jadeando cuando la mano de él tomó uno de sus senos. Comenzó a estrujarlo mientras pegaba los húmedos labios a su cuello, pasando la lengua, llegando a succionar.

Pasó su otro brazo bajo la cabeza de ella, apagándose más, lo que hizo que ella arqueara su cadera, tirando su trasero hacia atrás sintiendo cómo el miembro de Jungkook rozaba entre sus nalgas. En ese momento, su cuerpo tembló por completo, provocando que su excitación fuese en aumento
Él la tomó de la barbilla, haciendo girar su cabeza para así unir sus labios con algo de dificultad de manera salvaje, lo cual aliviaba un poco su sufrimiento, pero estaba necesitándolo.

La espalda de la fémina se arqueó al sentir cómo Jungkook se tomaba el miembro para restregarlo en su feminidad, por lo que ella gimió, cerrando los ojos, dejándose llevar por el placer.

—Oh, Dios...

—¿Quieres que la meta? —preguntó con voz profunda en su oreja, lamiendo su lóbulo, lo cual la hizo jadear.

—¡Hazlo! ¡Quiero sentirte hasta el fondo! —gimió balanceando las caderas para poder frotarse.

Jungkook soltó una risa por lo bajo, rozando apenas su miembro en la humedad de la fémina, haciéndola lloriquear por las ganas de ser penetrada de una vez. Su cuerpo lo ansiaba, necesitaba apagar de una vez ese fuego que iba consumiéndola poco a poco.
Quería sentir dentro su duro miembro, ser embestida salvajemente, logrando que no sea capaz siquiera de pensar.

El pelinegro sabía perfectamente cuánto estaba necesitándolo, de la misma forma que él a ella, por lo que enterró los dedos en su carne y mientras ella levantaba su trasero, se enterró lentamente. Greta mordió su labio inferior con fuerza, sintiendo cómo se deslizaba dentro de ella, llenándola poco a poco.
Tuvo que ahogar un gemido al sentir cómo la llenaba por completo, retirándose lentamente, pero dejando tan sólo la punta. Ella volvió a arquear la espalda, sintiendo cómo él la tomaba de la cadera con una mano mientras la otra la llevaba a su cuello, haciendo que inclinara su cabeza hacia atrás.

—Muévete, Greta —ordenó en su oído.

Jadeó sin dudar en obedecer, haciendo sus caderas hacia atrás a la vez que él empujaba la pelvis. Empujaba sus caderas sintiendo cómo él la llenaba, provocando que ambos gimieran siendo invadidos por la lujuria.
La pelvis de Jungkook chocaba contra su trasero, haciéndole llevar un ritmo más frenético y urgente, aumentando el placer para ambos. Sus caderas y todo su cuerpo estaban dejándose llevar por aquel ritmo, impulsándose, arqueando la espalda.

Greta se sentía extasiada, envuelta por la pasión, mientras Jungkook dejaba besos húmedos en su hombro, subiendo hasta su oreja donde le gemía, provocando que ella se sintiese cada vez más cerca.

—Córrete conmigo, mi amor —ordenó suave en su oído, soltando un jadeo a la vez que enterraba los dedos en su cadera—. Vamos a hacerlo juntos. Lo necesito.

Ella gemía por lo alto al sentir cómo sus embestidas eran cada vez más violentas, lo que hizo que quisiera apretar sus piernas, y Jungkook jadeara impidiéndoselo al llevar la mano a su muslo. Después de unas cuántas embestidas, Greta gritó de placer, entregándose por completo al orgasmo a la vez que él se liberaba, soltando un gemido ronco de satisfacción.

Cuando Jungkook se salió de su interior, pudo escucharla jadear, mientras ambos sentían cómo sus fluidos se esparcían. Sus pechos subían y bajaban mientras intentaban recuperar el aliento, pero ella aun así, se giró con algo de dificultad, observando cómo a él también lo cubría una capa fina de sudor y su rostro estaba sonrosado.

Este al encontrarse con sus orbes mieles, observando su cabello rubio desordenado, sus labios hinchados y enrojecidos, soltó una risilla.

—¿Qué?

—Te odio —murmuró lo que provocó que ella suspirara, pasando la mano por su frente.

—Ya deberíamos acabar con eso, ¿no crees?

—Esta vez no es broma.

—¿Por qué no lo es? —preguntó sorprendida—. ¿Por qué me odias?

—Porque siento imposible cansarme de follarte —confesó tomándola de la mandíbula para juntar sus labios en un lento y suave beso.

—¿En verdad? —preguntó con una media sonrisa y sus orbes mieles brillando de ilusión, lo cual él no era capaz de notar.

—Iré al baño así desayunamos —murmuró antes de dejar otro beso sobre sus labios.

Greta lo observó levantarse de la cama, para así dirigirse del baño, por lo que admiró su cuerpo desnudo mientras mordía su labio inferior, hasta que este desapareció de su vista. En ese momento quería chillar de emoción porque Jungkook parecía actuar cada vez más cómodo con su cercanía, hablando más y hasta querer desayunar con ella, algo que nunca antes hicieron.
Eso sólo provocaba que se sintiese más segura de que pudiera corresponderle, de que debería intentar darle a entender lo que estaba sintiendo por él.

Así los minutos fueron pasando, y cuando Jungkook salió del baño luego de haberse dado una ducha, decidió pasar ella. El sentir el agua caliente correr por su cuerpo, la ayudaba a relajarse un poco y no seguir pensando en si debería dar ese paso, pero de todas maneras, seguía sin dejar de sonreír por la ilusión.

Una vez que salió, decidió tomar prestada una camiseta negra de él que parecía ser eel doble de su tamaño, pero que de todas maneras le gustaba.
Al llegar a la cocina, vio a Jungkook en la isla de esta preparando unos sándwiches, por lo que se acercó con una gran sonrisa, observando cómo este llevaba su cabello despeinado y algo húmedo todavía, y solamente unos bóxers negros.

—De pronto me dio hambre —habló llamando la atención del pelinegro, el cual parecía seguir concentrado en la preparación.

—Vas a probar los mejores sándwiches de tu vida, fea —aseguró con una gran sonrisa, provocando que la de ella se borrara.

—¿Seguirás llamándome así? —preguntó algo frustrada, colocándose detrás de él.

—¿Por qué de repente parece molestarte que te diga "te odio" y "fea" cuando es algo de nosotros desde un comienzo? —inquirió curioso.

—No lo sé. Sólo ya... no me gusta.

—Sabes que aunque te diga fea, en realidad, te veo preciosa, ¿verdad?

Al escucharlo sintió su rostro arder y una gran sonrisa se dibujó en su rostro mientras su corazón se agitaba, lo cual la hacía querer chillar de emoción.

—Pues, deberías decirme así —opinó algo tímida, acercándose más a él que le ponía mayonesa al pan.

—No te llamaré igual que todos los idiotas que debes conocer.

—Creo que el idiota eres tú al no reconocer mi belleza —bromeó atreviéndose a pasar las manos por la cintura de este, llegando a su abdomen.

—Quizás, pero prefiero tener una manera "especial" de llamarte —mencionó provocando que ella volviese a sonreír.

—¿En verdad?

—Sí, así que ya no debería molestarte que te llame de esa manera.

—Pues, ahora que lo dices... de repente ya no me molesta —confesó por lo bajo, haciendo puntillas de pies para llegar a su oído—. Ahora me encanta.

Al escucharla soltó una risilla sintiendo cómo ella acariciaba su abdomen, comenzando a depositar besos en su hombro, lo cual le gustaba. Pero de repente, al girar un poco la cabeza para verla, sorprendiéndose al ver que llevaba una camiseta suya, encontrarse con aquellos orbes mieles donde podía reflejarse, fue como si algo hiciese "click" dentro de él. Su sonrisa fue borrándose mientras la incomodidad iba invadiéndolo, por lo que soltó el cuchillo y el pan, llevando las manos a las de ella para así hacer que dejase de tocarlo, lo cual la desconcertó.

—Deberías irte, Greta.

—¿Qué? —preguntó desconcertada mientras su gran sonrisa se borraba—. P-Pero dijiste... dijiste que desayunaríamos.

—Sí, pero olvidé que hoy quedé en pasar el día con mi familia por mi cumpleaños —explicó intentando no mostrarse tenso—. También íbamos a desayunar juntos.

—Oh...

—Por favor, cámbiate y vete.

Greta volvió a conectar sus miradas, sintiéndose completamente desilusionada, pero decidió asentir para comenzar a caminar hacia la habitación de él, sintiendo cómo su corazón se encogía por aquel cambio repentino.

















(...)














Los días siguieron pasando y Greta había comenzado a ignorar los mensajes de Jungkook sobre verse, pues desde aquel cambio inesperado de comportamiento ya no se sentía para nada segura de que fuese correspondida. Si no lograba ignorarlo porque insistía, entonces, se excusaba con estar ocupada, por lo que él comprendía aunque parecía estar notando que algo ya no estaba bien. Llevaba tres días sin escribirle, pero al encontrarse en el elevador, se había acercado a hablarle por detrás preguntándole si a partir de ahora estaría siempre ocupada, pero ella decidió ignorarlo cuando las puertas se abrieron y pudo salir de allí, sintiendo la intensa mirada del pelinegro. Greta no quería decirle que se sentía desilusionada, porque desde un momento supo que él no estaba buscando ninguna relación con ella, pero no podía mandar sobre su tonto corazón ilusionado, así que pensaba en que Jungkook no tenía la culpa de nada cómo para poder reclamarle.

Ahora ella se encontraba en un Club, podían escuchar a una mujer cantar y había un gran grupo de personas frente a ella, pero Greta junto a Austin, tomaron asiento mientras bebían y conversaban.

—¿Y si le escribes? Quizás podrían verse ahora —habló la fémina, antes de darle un sorbo a su cerveza.

—¡No! Podría pensar que la quiero ver sólo para follar.

—Dile que no es así, que te gusta realmente.

—¡No me sale! No puedo ser tan directo porque me gana la timidez —confesó frustrado—. Odio perder tantas oportunidades por esa mierda.

—Hey, estoy segura que vas a encontrar alguna forma de resolver las cosas con ella.

Austin giró la cabeza para verla, devolviéndole la sonrisa a la vez que acomodaba un mechón de su cabello, provocando que ella soltase una risilla, hasta que notó cómo este arrugaba el rostro al dirigir su mirada hacia el frente.

—¿Qué sucede? —preguntó desconcertada.

—¿Por qué ese idiota no nos quita la mirada de encima?

Greta giró la cabeza para ver hacia la dirección que miraba su mejor amigo, y sus ojos se abrieron a la par por el asombro al notar que a unos metros donde estaba la barra, a un lado del bartender se encontraba Jeon Jungkook con su mirada fija en ellos.

—¿Qué hace aquí? —preguntó para sí misma y su mejor amigo la observó desconcertado. Greta sentía cómo su corazón golpeaba contra su pecho con fuerza, más al notar que este se acercaba.

—¿Quién rayos es?

—Es el idiota y ruidoso de mi vecino —respondió notando cómo este se sorprendía.

—¡¿Es él?! ¡¿Y por qué viene hacia aquí?!

La fémina tragó con dificultad al ver cómo este se detuvo a unos dos metros de dónde estaban sentados, haciéndole saber que ahora esperaba que ella se acercara para hablar.

—Y-Ya vuelvo —informó nerviosa, levantándose, pero este la tomó del brazo.

—Pero ¡¿por qué...?!

—Espérame.

Austin suspiró asintiendo, y ella sintiendo cómo se le dificultaba respirar, comenzó a caminar hacia la dirección donde se encontraba el pelinegro. Estaba embelesada, observando cómo su cabello oscuro estaba echado hacia atrás, llevando una camisa celeste que enseñaba un poco su pecho, pantalones negro y zapatos del mismo color.
Al estar en frente, se encontró con sus ojos oscuros e intensos que parecían estar analizándola mientras alzaba una ceja, y ella se sentía más pequeña de lo normal frente a él.

—¿Q-Qué haces aquí? —intentó que su voz saliese normal, pero titubeó a causa de los nervios.

—Eso debería preguntártelo yo, Greta
—recalcó con el semblante serio—. Soy dueño de este Club.

Ella abrió los ojos a la par, pensando en lo idiota que debía verse, pero es que él jamás le había dicho que se trataba del Club Etsen, y ella tampoco se lo preguntó al haberse distraído.

—Oh... no sabía que se trataba de este Club —desvió la mirada, escuchando cómo él soltó una risa cínica, lo cual la hizo mirarlo molesta—. ¡Hablo en serio!

—Ya, cómo digas. No es nada extraño que vengas aquí cuando no dejas de ignorarme, ¿verdad?

—Bien, es mejor que me largue.

—No. Tú y yo vamos a hablar.

—Pero...

—Esta vez ya no aceptaré tus excusas, Greta.

Ella quiso decir algo al respecto, pero jadeó al sentir cómo este la tomaba de la muñeca, para así comenzar a caminar hacia las escaleras. Quería ser capaz de soltarse, pero Jungkook aplicaba algo de fuerza en el agarre para impedirlo, por lo que comenzó a subir las escaleras también.

Al estar arriba, observó las puertas que había en uno de los lados, hasta que Jungkook se dirigió a la última para entrar junto a ella, cerrándola para luego colocarle seguro, lo cual la hizo tensar. Observó el escritorio que había, así como la fotografía que estaba allí de él junto a una mujer mayor y un hombre, que suponía que se trataba de sus padres por algunos rasgos parecidos.
Giró a ver los muebles que había, algunos libros, una mesa redonda donde había una botella de whisky y unos vasos, pero sintió la intensa mirada del pelinegro, lo que hizo que carraspeara la garganta, intentando actuar con normalidad aunque sus nervios eran demasiado notables.

—¿Me dirás qué haces aquí?

—¡Ya te dije que no sabía que tú eres el dueño!

—Oh, ¡vamos! —exclamó rodeándola—. No me creeré que es una casualidad que vengas aquí y con alguien.

—Jungkook...

—¿Por qué me ignoras, Greta? —examinó alzando una ceja, y ella volteó a verlo tensa—. Quiero una respuesta.

—¿Por qué tanta importancia? —preguntó frustrada.

—Porque... ¡Porque me desespera que lo hagas! —respondió alzando la voz, pero inhaló y exhaló intentando volver a mantener la calma—. Dime, ¿hice algo mal?

—No —respondió en un murmuro casi inaudible, bajando la cabeza.

—¿Entonces? —frunció el ceño, acercándose a paso inseguro. Al no recibir respuesta alguna de su parte, la tomó de la barbilla para conectar sus miradas, notando en sus orbes mieles una angustia que no lograba comprender—. ¿Qué sucede?

Greta parecía no ser capaz de responder, lo que sólo lograba desesperarlo más, pero acercó más sus rostros llegando a rozar sus narices, logrando que sus respiraciones que ahora eran pesadas, se mezclaran. Jungkook no pudo seguir soportándolo, más al notar que ella parecía dudar sobre qué hacer, y juntó sus labios.

Empezó a mover sus labios esperando ser correspondido, pero al no pasar, hizo presión con estos, obligándola así a corresponderle. Introdujo rápidamente su lengua, comenzando a recorrer su cavidad bucal, acariciando su lengua mientras la tomaba de la cintura para apegarla más a él.
Greta al sentir su calor corporal, cómo la abrazaba más a su cuerpo, no pudo evitar hacer un sonido involuntario con la garganta, pasando sus brazos alrededor de sus anchos hombros y los dedos por su sedoso cabello.

Jungkook gruñó al sentir cómo ella succionaba con fuerza su labio inferior, detestando el tener que separarse para recuperar el aliento, porque la deseaba con tanta fuerza, mucho más de lo que solía hacerlo. Aun así, se separó unos centímetros, llevando las manos a sus pantalones para desabrochárselo.

—¿El sofá o el escritorio?

—¿Sólo piensas en eso? —preguntó amarga, lo que hizo que este la mirase desconcertado—. Sólo piensas en follar, ¿verdad?

—¿Qué? ¿En qué más podría pensar, Greta? —cuestionó arrugando el rostro.

—No puedo creerlo —soltó una risa amarga, volteando para caminar hacia la puerta, pero él con rapidez la tomó del brazo.

—¿A dónde vas?

—Ya, ¡déjame!

—¡¿Por qué actúas así conmigo?! —alzó la voz frustrado.

—¡¿Y a ti qué demonios te importa?!

—¡Me importa porque no soporto que me ignores y menos verte con otro hombre! —escupió molesto, provocando que ella se sorprendiera.

—¿Por qué te molestaría eso? —preguntó casi por lo bajo, intentando ignorar a su corazón que parecía agitarse por la emoción.

—¡Porque creía que al igual que yo, tú no te veías con nadie más! —confesó frustrado—. ¡¿Por qué tienes que refregarme en el rostro cómo con él si te ves y no lo ignoras como a mí?! ¡No lo soporto!

Greta no pudo evitar soltar una risilla, aunque quería chillar de emoción porque ahora sentía que podía confirmar cómo sí era correspondida, pero Jungkook, al escucharla, arrugó el rostro mirándola desconcertado. No entendía qué se le podía hacer tan gracioso, cuando él sentía su sangre hervir por la rabia.

—¡¿De qué rayos te ríes?! ¡¿Qué es tan gracioso para ti?! —preguntó molesto, por lo que ella presionó sus labios intentando reprimir su risa—. ¡Habla!

—Estás celoso.

—¿Qué?

—¿Por qué no te dejas de estupideces de una vez, Jungkook? —cuestionó acercándose a él que la observaba cómo si no comprendiese nada de lo que le decía.

—¿D-De qué hablas?

—Que estoy enamorada de ti, idiota —confesó tímida, apoyando las manos en su pecho mientras este abría los ojos a la par por la sorpresa, intentando buscar en su mirada algo que le hiciera saber que era mentira. Pero parecía ser completamente sincera.

—¿Enamorada?

—Y tú me correspondes —aseguró con una media sonrisa—. El hombre con el que estaba es sólo mi amigo, tonto.

—E-Espera —ordenó tomando sus manos para quitarlas del pecho y alejarse mientras se tomaba el puente de la nariz, cerrando los ojos, como si estuviese intentando procesar todo lo que estaba sucediendo, lo que hizo que Greta borrase lentamente la sonrisa—. ¿Enamorada? ¿Te correspondo? —preguntó mirándola arrugando el rostro—. Estás ebria, ¿verdad?

—¿Ebria?

—Eso tiene que ser —aseguró riendo—. Sino no entiendo de dónde has sacado esa estupidez —Greta lo observó dolida, mientras que él al notar que ella iba en serio, se sorprendió—. Yo te dejé en claro muchas veces de qué iba esta mierda...

—Ya lo sé —asintió sonriendo amarga.

—¡¿Entonces?! ¡¿Por qué me sales con ésto, Greta?!

—¡Porque yo no elijo qué sentir, imbécil! —respondió con sus ojos cristalinos.

Jungkook sintió su corazón dar un vuelco, siquiera era capaz de mirarla, por lo que volteó empuñando las manos mientras cerraba los ojos, intentando mantener la calma.

—Entonces, ya no volveremos a follar —murmuró escuchando cómo ella soltaba una una risa cínica.

—Púdrete, Jungkook.

La fémina lo observaba, deseando que este volteara y le dijese que estaba mintiendo, que en realidad si sentía algo, pero este pasaba la lengua por el interior de su mejilla, rogando que se marchara de una vez. Al no pasar lo que ella tanto quería, con sus lágrimas que comenzaban a brotar y su corazón destrozado, salió rápidamente de allí, dando un portazo que hizo sobresaltar al pelinegro.















(...)













Jungkook había decidido una noche ir a un bar junto a su grupo de amigos, esperando que eso lograra distraerlo, ya que en las últimas semanas sentía una gran presión en su pecho que parecía no dejarlo en paz. No entendía qué estaba sucediéndole, porqué no podía seguir sus días con la misma tranquilidad que antes porque ahora todos parecían ser realmente malos.

Cuando llegaron, estuvieron bebiendo y conversando, logrando que Jungkook pudiese distraerse un poco, por más que antes le preguntaron qué le sucedía ya que para ellos era fácil de notar al conocerlo tan bien. Todo iba bien para él, hasta que Paul decidió bailar con su novia e Ian fue a probar suerte con una joven que le resultó atractiva, lo que hizo que Jungkook se frustrara al quedar solo porque Nicholas no fue con ellos al estar ocupado.

Su semblante era serio y estaba perdiéndose nuevamente en sus pensamientos, sintiendo una inquietud en su pecho, hasta que una joven de cabello oscuro y ondulado se acercó a él, invitándolo a beber. Jungkook decidió aceptar, pues antes nunca era de rechazar a alguna mujer que se le hiciese atractiva.

En ese momento, comenzó a pasarla bien, intentando prestar atención a lo que ella hablaba. Aquella fémina se llamaba Sarah, tenía veinticinco años y le contaba sobre lo malhumorado que era su Jefe del cual era secretaria.
Por más que Jungkook intentaba, parecía que con cada minuto se le dificultaba más prestarle atención, pensando en porqué beber no parecía ayudarlo para nada con lo que sentía.
Cuando los minutos siguieron pasando y acabó con su segundo vaso de whisky, se disculpó para ir al baño.
Este no sabía cómo salir de allí y volver a verla, no podía negar que era demasiado bonita y le gustaba sus curvas, hasta parecía ser interesante, pero algo dentro de él no le permitía actuar cómo lo haría antes.

Decidió enjuagar su rostro con agua fría, intentando que eso lo ayudase a reaccionar un poco. Al secarse con la toalla desechable, salió suspirando, pero al verla a un lado de la puerta, abrió los ojos a la par por la sorpresa mientras ella sonreía algo tímida.

—¿Qué haces aquí?

—¿Está mal? —preguntó algo nerviosa.

—N-No, claro que no. Sólo que no me lo esperaba —aclaró rápidamente—. ¿Volvemos?

—Claro.

Jungkook pudo notar cómo ella parecía algo decepcionada e insegura al voltear, como si esperara algo más, pero no comprendía qué, ni tampoco sabía porqué lo esperado fuera del baño de hombres. Este estaba dispuesto a seguir su camino, pero acabó sorprendiéndose cuando ella volteó nuevamente, quedando en frente de él.
Pudo ver cómo una sonrisa de picardía se formaba en su rostro, por lo que quiso hablar, pero terminó siendo interrumpido por los delgados labios de la joven.

En un principio quiso separarla, pero decidió dejarse llevar, correspondiéndole. No le disgustaba para nada la manera de besar de la fémina, por lo que llevó las manos a la pequeña cintura de ella, sintiendo cómo apegaba más su cuerpo, pasando los brazos alrededor de sus hombros.
Sus lenguas danzaban y Sarah comenzó a llevarlo con algo de dificultad hacia el baño, provocando que este chocara la espalda contra el umbral de la puerta, lo cual lo hizo gruñir por el dolor.

Aun así, siguió besándola, haciendo que entren al baño mientras ella tiraba de su cabello. La besaba de manera desesperada, deseando poder hacer a un lado todo lo que estaba molestándole, pero de repente, sentía que no era capaz de seguir. Todo era demasiado.
Jungkook rompió el beso de manera brusca, provocando que ella lo mirase desconcertada y quisiera volver a besarlo, pero él no se lo permitió.

—L-Lo siento —dijo intentando recuperar el aliento mientras salía del baño de manera algo torpe.

Sentía cómo se le dificultaba respirar, su corazón golpear con fuerza contra su pecho y cómo la presión se volvía demasiado intensa. Caminaba entre las personas, llevándose algunos empujones, hasta que pudo salir del bar y la brisa fresca despeinaba su cabello.
Inhalaba y exhalaba intentando mantener la calma, poder pensar con claridad y descubrir qué era lo que estaba sucediéndole.

Esa noche estaba comprendiendo que, todas las noches estaban siendo solitarias para él desde que Greta había dejado formar parte de estas.

¿Acaso ella tuvo razón cuándo le dijo que, en realidad, él sí correspondía a sus sentimientos?















(...)














Greta aquella tarde tenía una exposición, por lo que estaba realmente nerviosa y no tenía cabeza para pensar en algo más. Pero al llegar, hablar con la dueña de la galería que había hecho posible en poco tiempo aquella exposición, ver a las personas comentar sobre sus fotografías, provocó que esos nervios fuesen desapareciendo.
El hombre, Christian Stewart, el cual le llevaba unos diez años, le comentaba sobre lo feliz que estaba con su trabajo, así que no dudó en invitarla a la fiesta que tendrían después junto a unos artistas y algunos críticos, lo que hizo que ella dudara en si debía aceptar. Pues, le provocaba muchos nervios el escuchar lo que podrían decirle, ya que era algo insegura, aunque hasta hacía unos segundos estaba más que satisfecha con su trabajo.

La exposición era sobre el "amor" sin un tipo en específico, pues había una fotografía sobre una pareja de ancianos, hermanas mellizas, madre e hijo, pero había una que dudó demasiado en si presentarla y la que no era capaz de mirar por más de un segundo. Se trataba de la fotografía que le había tomado a Jungkook, que estaba en cuclillas mientras acariciaba a Bam, y lo miraba con una gran sonrisa en su rostro. Ambos parecían tan felices el uno con el otro que era imposible no notar un amor tan puro.

No soportaba ver esa fotografía cuando durante la mañana lo había visto en el elevador, como parecía pasar más seguido desde que acabaron con lo que tenían. Pero lo más doloroso para ella era el tener que actuar como si no lo conociera para nada, ni acelerara sus latidos, haciéndole desear estar nuevamente en sus brazos, perdidamente enamorada de él.

Le dolía estar alejada, pero es que ya no era capaz de tenerlo solamente por ratos, cuando lo que más quería era tenerlo siempre. Deseaba poder ser capaz de mirarlo hasta cuando no hacía nada, reír con él, escuchar sus anécdotas, besarlo cada vez que quisiera aunque haya gente a su alrededor, acariciarlo, abrazarlo al dormir sin miedo a cómo pudiese reaccionar. Quería conocer todo sobre Jungkook, y que él conociese todo sobre ella. Pero más que nada quería poder tener un futuro a su lado, y que él quisiera lo mismo, así que, aunque haya sido por un tiempo la única excepción, ahora ya no era capaz de soportar el dolor de saber que sólo podría estar con él por ratos.

—Dime que vendrás —habló Christian, antes de darle un sorbo a su copa de champagne—. No puedes perdértela.

—Quizás... podría.

Greta sabía que su madre, Austin y Tessa le insistirían en aceptar, pues ellos no la dejarían sola con sus inseguridades, pero seguía indecisa. Christian la observó ilusionado, y ella sabía que no se rendiría, que le insistiría hasta que aceptase, por lo que iba a hacerlo, pero al sentir una mirada, dirigió la suya hacia el frente para saber de quién se trataba. En ese momento, sintió cómo el mundo parecía dejar de girar, su corazón empezó a golpear contra su pecho al ver aquellos orbes oscuros que parecían brillar al encontrarse con los suyos.

Jeon Jungkook estaba frente a ella, llevando un traje oscuro y camisa blanca, su cabello echado hacia atrás, aunque unos mechones rebeldes caían por su frente. Se veía realmente atractivo ante sus ojos, tanto así, que sentía cómo se le dificultaba respirar y no era capaz de pensar con claridad.

Este al verla llevando un vestido celeste, su cabello recogido con algunos mechones ondulados que caían, no pudo evitar quedar embelesado mientras una sonrisa tímida se dibujaba en su rostro. Inhaló y exhaló intentando calmar sus nervios, su temor, empezando a caminar con algo de inseguridad hacia ella, haciéndole saber que quería hablar.

—¿M-Me espera por un momento?

—Está bien, pero tendrás que aceptar —apuntó mirándola divertido.

Ella sonrió y asintió con la cabeza, para luego tomar una bocanada de aire y comenzar a caminar hacia el pelinegro, diciéndose que debía ser valiente para enfrentarlo. Siquiera se esperaba que él fuese capaz de presentarse a su exposición ya que jamás se lo había comentado, pero lo que menos se esperó, fue el hecho de que al estar cerca, Jungkook apresurara su paso y la tomara del rostro para juntar sus labios.

Greta abrió los ojos a la par por el asombro, pero al sentir cómo él hacía presión con sus labios, se debilitó por completo, dejándose llevar, por lo que él  la tomó entre sus brazos con fuerza. Le correspondió por un momento, siendo un beso suave y lento, que de todas maneras la llenaba de sensaciones que sólo él era capaz de provocárselas.

Ambos detestaron el momento en el que tuvieron que romper aquel beso, pero había personas a su alrededor, y ella necesitaba saber el porqué de su manera de actuar.

—¿P-Por qué? ¿Qué haces aquí, Jungkook? —preguntó por lo bajo y con su respiración pesada, aún sintiendo las manos en su cintura.

Jungkook no dejaba de observarla, pensando en cuánto le había dolido tener que verla sólo en el elevador, pretendiendo no conocerlo cuando él se moría de ganas de hablarle, aunque sabía perfectamente que ella también quería correr a abrazarle.
Durante ese momento que estuvieron ahí junto a más personas, hasta sintió miedo de que pudieran escuchar sus pensamientos, y darse cuenta que su corazón parecía querer salirse de su pecho para ir a las manos de Greta, donde pertenecía.

—Tienes toda la jodida razón —murmuró sacando las manos de su cintura, pero para llevar una a su mejilla, acariciándola con delicadeza con el pulgar, notando cómo ella lo miraba confundida—. Estoy enamorado de ti.

—¿Qué?

—Hasta cuando cierro los ojos... sólo te veo a ti —confesó con una tímida sonrisa, observando sus ojos mieles cristalinos y cómo sonreía.

—¿Hablas en serio? —preguntó observándolo fijamente, buscando en su mirada la verdad, reflejándose en ellos.

—¿Por qué más estaría aquí? Me estoy volviendo loco sin ti —expresó apoyando sus frentes por un momento, tomando una bocanada de aire—. Lamento no haberme dado cuenta antes. Lamento haberte lastimado esa noche, pero... es que ...hacía tanto no me sentía así —explicó nervioso—. Es demasiado intenso lo que siento por ti, así que no quiero perderte por idiota.

—Jungkook...

—Escúchame...—ordenó con suavidad, acunando su rostro—, quiero ser todo lo que tú quieras que seamos, Greta.

En ese momento, la fémina sonrió sintiendo sus lágrimas brotar por la emoción mientras su corazón brincaba, a pesar de que Jungkook parecía algo temeroso por su respuesta, por lo que decidió juntar sus labios para hacerle saber que quería que se dieran una oportunidad. Él se sorprendió por un momento, pero no dudó en corresponderle sin poder evitar sonreír en medio del beso.

—Tengo una fiesta con el comité, así que tendrás que venir conmigo —murmuró sobre sus labios, escuchándolo soltar una risilla.

—No quiero separarme de ti, así que aunque no me obligaras, tendrías que llevarme —dijo divertido antes de juntar sus labios en un pequeño beso.

Jungkook detestaba no haberse dado cuenta antes de todo lo que sentía por la rubia, porque estaba siendo consciente de que se perdía en su mirada, en su sonrisa, en ella por completo. Greta Pussett movió su mundo con una simple mirada desde que la había conocido, haciéndole sentir que la luz en su alma, por lo que no quería perderla jamás.

¡Hola!

A que no se esperaban que publicara un OS por el cumpleaños de Jungkook, a excepción de las lectoras del grupo de wsp, obvio JAJSSJA ¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Se esperaban que les trajera un final feliz?

Si esperaban un smut más a lo de Insane, pues ésto lleva MESES en borradores porque decidí dejarlo para el cumpleaños de JK y el de una lectora muy especial que me apoya desde mi primera historia.

Desde ya me disculpo si tiene muchos errores, pero tuve que editar rapidísimo las casi 16k palabras porque quedé con una amiga y ya llevo una hora de retraso aaa pero bueno, yo siempre impuntual. Una hora es lo mínimo.

Sin más, espero que ustedes también hayan disfrutado de la lectura, aunque no suelo escribir normalmente las tramas tan tranquilas y los personajes como sanos JAJSJSJ
Espero esta vez lograr dejar a todxs satisfechxs con el final ♡

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