UNO
¡Bienvenidos sean al SooKai!
Jajajajajajaja... Bueno, pues aquí está el mini FF que se ganó esta bella historia.
Cómo aclaraciones:
+Los dos últimos EP tienen correcciones mínimas (porque son los OS originales), así que sólo cambié algunos detalles para que concordara con el resto de la historia
Sin más que decir... Gocen!
Enjoy!!
🐻🐻🐻🐻🐻🐻🐻🐻🐻🐻🐻
El calor de la cocina aumenta, hay gente corriendo y moviéndose por cada rincón de la amplia habitación, los sartenes chisporrotean aceite, hay un repiqueteo constante de cuchillos cortando cebollas, papas, lo que sea, todas las freidoras están ocupadas y llenas de aceite hirviendo, las parrillas encendidas y con cortes de carne asándose en ellas, hay meseros entrando y saliendo, ordenes siendo colgadas en el tablero y platos siendo montados con velocidad.
—¡Una Pasta Alfredo, dos Chuletas Vallunas y una Corvina al ajillo!
—¡Si, chef!
—¡Entrando! ¡Dos Salmones envinados, una Ensalada Saksusa!, ¡dos Caldos Aipim y un Pato con ciruelas!
—¡Entendido, chef!
Las ordenes salen un tras otra, pero apenas se entrega un plato, llegan otras diez. Así suelen ser los días tranquilos en el DANDANIE, el restaurante más importante en el centro de Seúl, reconocido nivel mundial por la excelencia de sus platos, su sabor y su excelsa presentación, el restaurante aparece en los folletos de turismo de Corea del Sur y se ha hecho tan popular que es normal escuchar a la gente decir "sí no comiste en el DANDANIE, no fuiste a Corea del Sur".
Pero dicho restaurante no fue así de popular desde siempre, su auge lleva poco tiempo, una cosa de seis meses apenas. La razón es el cambio del jefe de la cocina, el nuevo chef ejecutivo qué llegó para imponer orden y hacer del DANDANIE el mejor.
—¡Terminamos por hoy! ¡Bien hecho! —los cocineros y meseros aplauden, fue otra excelente noche de servicio cinco estrellas—Otro día en el qué el DANDANIE es el mejor, mil votos positivos, cero en los negativos, ¡felicidades equipo!
—¡Gracias, Chef!
Una ronda de aplausos más y todos ayudan a limpiar la cocina, todos, hasta el jefe de cocina, cuya política dice qué hasta los trastes sucios forman parte del trabajo de un chef, hay qué conocer cada aspecto de la cocina, hasta el último detalle de la vajilla. Una vez listo el trabajo de limpieza, todos están listos para irse.
—Hasta mañana jefe Do.
—Ya no estamos en la cocina, KyungSoo está bien.
—Sigue siendo el jefe Do, hasta mañana.
—Hasta mañana Chanmi.
La señorita sonríe y entra a su auto, KyungSoo sonríe de vuelta mientras rebusca las llaves de su Cadillac en su abrigo, pero antes verifica las notificaciones y mensajes de su móvil. No hay nada en la bandeja de entrada y decide no prolongar más su llegada a casa, está muerto, necesita dormir.
Do KyungSoo, joven de escasos 24 años, cabellos negros y baja estatura qué ha tomado el mando de la cocina del DANDANIE, un alfa cambiante a oso pardo qué a pesar de su tranquila apariencia, tachándole a lo adorable, es un jefe estricto y eficiente, su naturaleza dominante se adecúa de maravilla al puesto y sus subordinados no tienen quejas. El servicio jamás ha dejado de tener cinco estrellas en las reseñas de revistas y sitios web culinarios, la comida del DANDANIE es casi legendaria entre los catadores profesionales y entre los comensales, de las favoritas. No hay día que el restaurante no esté a tope con otros más esperando una mesa, ni hablar en los días festivos cómo Año Nuevo o Navidad, días en los que KyungSoo era un novato cómo jefe y ofreció la mejor celebración en Seúl.
Nadie le tenía fe a su nuevo y joven jefe, pero los ha llevado hasta la cima de los recintos culinarios.
El día de KyungSoo acaba casi cómo inicia, solo en su departamento mientras busca más posibles recetas que añadir a su ya extenso menú. Cómo jefe de cocina no solo se encarga de que el servicio sea de excelencia, también elige los menús del día y de ser necesario, enseña las recetas de la manera adecuada para que el sabor sea magistral. También, de ser necesario, levanta la voz y saca cocineros de la cocina por errores casi minúsculos para los demás, pero capaces de bajar una estrella al servicio del DANDANIE.
KyungSoo encuentra una serie de postres que le gustaría intentar y se va a la cama, esperando que mañana sea otro gran día.
+++++++++++++
—La siguiente semana recibiremos un catador de comidas—el dueño del DANDANIE habla—Y por lo que escuché, uno muy estricto.
—Todos son especiales y jodidamente arrogantes—KyungSoo responde—No alaban la comida ni el servicio, alaban a quien mejor le lama los zapatos.
—No creo que este catador sea así. Hizo añicos el servicio del Ritz en París, el chef en jefe nunca supo dónde estaba sentado y de simplones y ordinarios no los bajó, ahora sólo pueden llenar el 50% de sus mesas.
—Sé que suena imbécil, pero ¿ha visto Ratatouille? —su jefe ríe—Es en serio. La comida no fue hecha sólo para ser masticada, digerida y desechada, ¿tiene idea de lo qué significa para un francés sentarse en Corea y comer crémme brulée estando lejos de su patria? ¿O un croissant? ¿Cómo cree que se sienta ese extranjero? ¿No cree qué ese simple pedazo de pan lo llevaría a su niñez o a sus días de escuela?
—Tienes razón. KyungSoo, eres brillante.
—Es mi manera de pensar. Extrañé por muchos meses un tazón de bibimbap durante mi estadía en Francia, tanto que pensé que el mundo es muy pequeño y hay coreanos en Francia, coreanos que extrañan sus hogares y qué mejor que la comida de sus naciones haga más digerible la ausencia.
—Pero aún no sabemos cómo luce el catador, simplemente aparece y al día siguiente el articulo está en todos los portales y revistas.
—Quien sea, catador o no, es un cliente deseoso de recordar mediante la comida. Yo me encargaré personalmente de la cocina esta semana, no se preocupe. El DANDANIE seguirá siendo el mejor.
—No sé que haría sin ti, Do KyungSoo.
—Agradézcale a mi madre, ella me inculcó el amor por la comida.
De esa forma termina la junta improvisada. Los catadores de comida no son una plaga para los restaurantes, pero últimamente se dejan llevar por quienes los halagan tanto que caen en lo ridículo, ya no se trata de la comida, sino de quien sea el más adulador. Y KyungSoo no soporta que se desmerite el esfuerzo de los cocineros, menos en su cocina.
El DANDANIE jamás ha perdido una sola estrella, han venido los catadores más arrogantes y el restaurante siempre sale con la nota más alta y la mejor reseña de la zona. El servicio no es exclusivo, los catadores son clientes a los que les gusta comparar y sí el servicio es exclusivo, ¿cómo sabrán de la atención a los comensales?
KyungSoo confía plenamente en sus instintos y durante la semana de prueba, ofrece un menú variado entre la comida internacional y la cocina tradicional de su país. Pero no va más allá de lo que hace, y lo que hace es lo mejor.
La noche del viernes llega y con ella la constante duda de sí el catador los ha visitado ya. KyungSoo no lo sabe, su rendimiento no ha bajado, los menús han sido variados y han ido de los tradicional hasta lo extravagante, recortó su cabello y hasta presentó las nuevas adquisiciones culinarias hechas por él mismo. El articulo no ha sido publicado y sólo hay dos opciones: no los han evaluado o, siguen haciéndolo.
—Jefe Do—uno de los meseros entra a la cocina—Alguien pregunta por usted.
—¿Reconoces quién?
—No señor. Está sentado al fondo del restaurante, cerca de la pirámide de copas con champaña. Moreno, pelo castaño y rostro gentil.
—Iré enseguida, por favor estén pendientes. La hora de los postres se acerca.
KyungSoo sale junto al mesero, quien le indica la ubicación del hombre que lo busca. Efectivamente, dicho personaje está sentado apaciblemente al fondo del local, con la mirada bastante emocionada en la pirámide de copas, sonríe amablemente a la nada y por alguna razón, KyungSoo se siente nervioso.
—Disculpe, ¿preguntaba por mí?
El chico regresa su mirada a KyungSoo y le sonríe. —Si usted es el jefe de cocina, entonces sí. Yo preguntaba por usted.
—¿Hay algún problema?
—Sí, el hecho de que no esté sentado y aceptando mi último macarrón—KyungSoo sonríe y toma asiento, tomando el macarrón ofrecido—¿Qué le parece su macarrón?
—Está bastante bueno, sí me permite.
—No sea modesto. Dígame qué le parece, ¿dónde está en estos momentos?
—¿La verdad?
—Nada más que eso.
—Siento cómo si caminara en las calles de París o rumbo a los Campos Elíseos—el pelinegro toma otro trozo del dulce—Acabo de atravesar el Arco del Triunfo.
El chico ríe y KyungSoo lo imita. —Es exactamente lo mismo qué sentí, aunque le faltó...
—¿El viento en mi cabello desde la cima de la Torre Eiffel o las palomas aleteando en Notre Dame? Tal vez un paseo por las orillas del Sena. Usted dígame.
—Me dejó sin palabras. Sólo quería felicitarlo, la comida ha sido exquisita y definitivamente regresaré mil veces más.
—¿Primera vez en el DANDANIE?
—Y espero qué no sea la última, pero espero algo con pollo frito.
—La siguiente vez, quizá.
—Quizá. Hasta la siguiente vez, ¿me repite su nombre?
—Nunca se lo dije, pero es Do, Do KyungSoo.
—Do KyungSoo. Un gusto, Kim JongIn.
—El gusto es mío, Kim JongIn.
—Definitivamente volveré.
—Por favor, hágalo.
JongIn toma su saco, deja el dinero de la cuenta y propina en la charola, sonríe una vez más para KyungSoo antes de irse y el jefe de cocina se siente feliz de haber tenido esa conversación tan coqueta. Ahora quiere que JongIn regrese cuando se acaba de ir, ¿qué le pasa?
A la mañana siguiente, la reseña de Kkamong, el catador más renombrado en Corea está lista y nombra a DANDANIE cómo el lugar "dónde viajas por el mundo con un solo bocado". KyungSoo sonríe y cierra la página web, no esperaba otro resultado.
Esa misma tarde y aprovechando sus días libres, camina hasta la cafetería de su vecindario, comprando un café americano y un sencillo pay de queso.
—¿Haces maravillas y te conformas con pay de caja? —JongIn aparece y KyungSoo trata de esconder su alegría—¿Puedo?
—Adelante—JongIn se sienta y pone en la mesa su dona glaseada—Las maravillas de la vida empiezan por las cosas sencillas.
—Tienes razón, cosas sencillas que nos evocan a nuestros orígenes cocinando y probando pasteles de lodo, que recuerdos.
—¿Kkamong? —el alfa pregunta recordando la reseña en el blog culinario más importante del país.
—En persona—KyungSoo sonríe, estuvo flirteando con el catador exigente la noche de ayer—Oh, ¿eso arruinó mi encanto?
—Para nada, pero necesito saber JongIn, ¿volverás a evaluar mi restaurante?
—¿Para qué quieres saber eso?
—Porque así puedo invitarte otra dona glaseada—KyungSoo dice con una sonrisa coqueta y sosteniendo la mano de JongIn—¿Y bien?
JongIn sonríe y se lame los labios. —Puedo aceptar esa dona, pero ahora quiero una de chocolate.
La piel de JongIn es tremendamente suave y electrizante a la par, envía descargas hacia todo el organismo de KyungSoo y hay una sutil fragancia a canela con miel. Delicioso.
Sí el hilo rojo del destino existe, KyungSoo desea qué JongIn sea su otro extremo, apenas lo ha visto dos días y ya está listo para pedirle un futuro juntos.
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