Capítulo 4
Capítulo 4.
Estaba acostada en mi casa pensando en qué debería de poner, había olvidado completamente la salida con Cole y realmente no quería dejarle la impresión de que no me importaba.
Estuve así por un par de horas hasta que me acordé del vestido que me puse en la última cena que iba a tener en México con mi familia, la cual resultó un desastre.
En realidad tenía un mal recuerdo de ese vestido, así que mejor idea de cambiar ese recuerdo por el de mi primera cita con el chico que me gusta.
El vestido era sencillo rojo y me llegaba 4 dedos arriba de las rodillas. Faltaba una hora para que él llegara, me bañé lo más rápido que podía y así tener tiempo para arreglar mi cabello.
Para mi sorpresa no tardé mucho, decidí sólo cepillarlo. No quise exagerar con el maquillaje, así que simplemente me arreglé los ojos y me pinté los labios.
Estaba poniéndome rímel cuando escuché el timbre de la casa. Para ser honesta cada minuto que pasaba los nervios me estaban comiendo por dentro. Respiré lo más hondo que pude y bajé las escaleras.
Sonreí al abrir la puerta, revelando frente a mí a uno de los chicos más guapos que he conocido.
Cole iba con un traje azul marino y playera blanca. Había peinado todo su cabello para atrás haciendo parecer a mi amigo mucho más adorable de lo que ya era.
— Maggie... Wow... Estas... preciosa.
— Y tú... — Reí— Estas perfecto.
— No puede ser, ¿Acabo de hacer que Maggie Ríos, riera de nervios? ¿Acaso esta noche puede mejorar?
— Pues ya veremos Mitchell.
Ambos reímos mientras que él me tendió la mano para que camináramos juntos. Sonreí tímidamente y la acepté. Creo que nunca en mi vida había estado tan nerviosa a lado de este chico.
— ¿Y a donde vamos a ir Cole?
— Espera que lleguemos allá.
Me ayudó a subir a su auto y en el camino puso mi disco favorito de Taylor Swift, como era de esperarse, empecé a tararear las canciones para que a mitad de camino, él y yo cantábamos al unísono Starlight, fue un momento tan especial, que dudo que un lugar tan elegante pueda superarlo.
Estaba tan maravillada por lo bien que nos la estábamos pasando que apenas me di cuenta cuando llegamos al lugar, como siempre Cole fue todo un caballero, corrió para abrirme la puerta y ayudarme a bajar.
Enserio no sabía lo que había hecho para merecer a este muchacho.
— Llegamos...
El restaurante, una mezcla de elegancia y delicadeza natural. Ambos caminamos hacia la persona encargada de las reservaciones, Cole dio su nombre y el hombre amablemente nos llevó a la terraza del lugar, en donde había solo una mesa, justo abajo de un arco decorado con pequeños focos con luz amarilla y varios ramilletes de flores silvestres.
La mesa tenía tres velas recién encendidas y dos sillas juntas viendo hacia la ciudad.
Esto estaba sacado de una película romántica de los años 2000'.
— ¿Qué te parece? ¿No te gustó?
— ¿Estas bromeando? Esto... Esto es lo más romántico que alguien ha hecho por mí. Cole, me encanta.
— Tenía un poco de miedo que no te gustara, hace un año no podía acercarme a ti por miedo a que me ignoraras.
— ¿A qué te ignorara? ¿Qué quieres decir con eso?
— Primero creo que deberíamos comer... Después te diré todo lo que quieras.
Me ayudó a sentarme, para después pedirle al mesero nuestra comida. Se notaba a kilómetros que esto lo llevaba planeando un tiempo y eso sólo hacía que mi corazón se acelerara cada vez más.
Pusieron canciones instrumentales de fondo para que ninguno de los dos pudiera distraerse de la plática pero la manera en que sus ojos brillaban y su cabello comenzaba a revelarse en contra del gel, haciendo que algunos rulos cayeran sobre su frente tenían toda mi atención, con la gran posibilidad que si afuera estuviera la 3ra guerra mundial y yo seguía embelesada por este chico.
Ambos comimos la misma cosa, no recuerdo el nombre, pero era una de las mejores comidas que jamás he probado. De beber, Cole había pedido Champaña, que para mí, era la primera vez que la probaría. Tuve mis dudas al principio, pero estando con él, sentía que nada malo podía pasar.
Tal vez no era tanto el sabor, tal vez era el ambiente. Tal vez, no era la comida, tal vez era la persona, la persona que me tenía mal desde que lo vi por primera vez. Y después de esto, tal vez ya no había vuelta para atrás.
— Maggie... creo que ya lo sabes, pero realmente quiero dejarlo muy en claro. Estoy perdidamente enamorado de ti, desde hace mucho tiempo, traté de olvidarte, pensando que no tendría oportunidad contigo, pero un día, después de que presentaran tus dibujos en la galería de la escuela, decidí que era el momento, si no podía que me vieras de una manera romántica, por lo menos quería ser tu amigo. Lo cual fue mi perdición, conocerte más a fondo sólo hizo que mis sentimientos por ti se arraigaran más a mí, haciendo imposible olvidarme de ti. Tardé tanto tiempo en invitarte a salir, pero después de esta velada, la espera se esfumó haciendo que cada segundo valiera la pena. A lo que quiero llegar es que... Maggie, me encantas, como nadie lo ha hecho en la vida. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ti, tú... simplemente me traes loco.
No tenía palabras para todo lo que acababa de decir, todo era tan maravilloso que era imposible de creer, sin darme cuenta, Cole acercó su mano a mi mejilla e hizo que mi cara se incendiara.
— Por favor dime algo Maggie.
— Creo que... yo... también me tienes mal desde hace un tiempo.
Sentí como mis mejillas ardían, no tenía idea que hoy sería el día que iba a admitir en voz alta mis sentimientos por Sprouse. Ambos sonreímos y todavía con miedo, miedo a que esto no fuera real, nos acercamos lentamente.
Estaba a centímetros de sus labios, podía sentir como su aliento chocaba con el mío. Sentía una revolución dentro de mi estómago, hasta que algo nos interrumpió. De un momento a otro, la lluvia nos sorprendió.
Había arruinado nuestro casi primer beso, pero me sentía completa, escuchar todas las palabras bonitas que dijo Cole después de que me diera cuenta de que en realidad siempre me había gustado, era como estar en las nubes.
Cole miró al cielo y rió, en poco tiempo llegaron varios meseros para recoger el lugar. Ambos ayudamos con las cosas y así se mojarán lo menos posible.
Luego de ese incidente, Cole pagó, sin dejarme la opción de que nos dividiéramos la cuenta. Me dio su saco para que no tuviera frío y esperamos hasta que bajara un poco la lluvia.
Estuvimos parados a la salida del lugar solamente escuchando como las gotas de agua chocaban con el pavimento, sin pensarlo, tomé su mano, fingiendo que seguía viendo la lluvia, esperando a que no la quitara.
Sentí su mirada y como una sonrisa se formaba en su rostro mientras entrelazaba nuestros dedos.
Luego de que la lluvia bajara, ambos nos subimos al carro, fuimos a mi casa, en donde mi mamá no estaba, ya que había ido de regreso a México. Le di una toalla para que se secara y ropa limpia, que tenía de Tom cuando se quedaba a dormir en la casa.
— Sigue lloviendo afuera... ¿No quieres ver una película hasta que se baje? — Pregunté, sólo estaba buscando una excusa para que no se fuera.
— No te preocupes, puedo manejar de aquí a mi casa... No quisiera molestarte.
— No, no me molesta... yo... quisiera que te quedaras.
Santo cielo, que me está haciendo este chico. Él sólo sonrió y asintió. Era tan afortunada de tener a alguien como Cole en mi vida.
Fuimos a sentarnos al sofá para poner Netflix, me sentía tan cómoda con él, ambos teníamos pijamas y el cabello húmedo, no sabía qué película debía de escoger así que le di el control para que pusiera cualquier cosa.
En lo que él la escogía, fui por mi manta azul, ya que comenzaba a hacer frío. Al final terminamos viendo una película de terror. Me acerqué a él con la excusa de que también lo cubriera la manta.
Y al poco tiempo, ya tenía una de sus manos en mi cintura y la otra jugaba con la mía, me recargué sobre su pecho, sintiendo que este era el lugar más cómodo del todo el universo.
Un sonido empezó a molestarme, poco a poco abrí los ojos y me di cuenta de que me había quedado junto con Sprouse, no sé en qué momento cambiamos de posición, pero ambos estábamos acostados, yo encima de él, con las piernas entrelazadas...
No puedo con este hombre.
El sonido volvió a aparecer, busqué por todos lados, hasta que en la mesa que estaba enfrente de nosotros, estaba mi celular, el objeto que provocaba todo el ruido.
Miré la pantalla en la cual aparecía el nombre "Holland". Sin dudarlo contesté.
— ¿Bueno? ¿Tom?
— ¿Eres Maggie? — Contestó una voz femenina... ¿Quién chingados era?
— ¿Quién habla?
— Oh, soy Montse, una... Tom vino a mi casa a una fiesta, pero está muy borracho como para regresarse solo... Y me dijo que si pasaba cualquier cosa, te llamara así que... ¿Podrías venir por él?
Este idiota...
Solté un bufido y le pedí la dirección, sabía que Tom iba a ir a una fiesta hoy, pero no pensé que se iba a poner tan mal como para no poder regresar.
Me zafé de los brazos de Cole como pude y lo volvía tapar con la cobija. Tomé llaves del carro de mi mamá, quien por suerte, esta vez lo había dejado. Antes de que pudiera abrir la puerta, escuché una voz.
— ¿Maggie?
— Cole... duerme, ahorita regreso.
— ¿A dónde vas?
— Iré por Tom, creo que fue a una fiesta pero está muy ebrio como para regresar.
— Voy contigo.
— No es necesario, tú sigue durmiendo Hal.
Pero ya era en vano, él ya estaba poniéndose los zapatos y tomando sus llaves del carro. Miré la pantalla de mi celular para ver qué hora era y me di cuenta de que ya pasaba de las 2 de la mañana. Tom nos debe una... muy grande.
Nos subimos rápidamente al carro y le dije la dirección para que en menos de diez minutos, llegáramos.
Estacionó el carro, tenía un poco de nervios pues este tipo de fiestas, siempre me traían malos recuerdos. Cole notó como me sentía y antes de salir del carro tomó mis manos.
— No te preocupes Maggie, sólo iremos por Tom y regresaremos lo más rápido posible. Pero si quieres, quédate en el carro.
No sé qué hice para merecer a este chico.
— Gracias Sprouse, pero quiero ir por Tom.
Bajamos del carro y caminamos hacia la puerta, este era un vecindario de gente con buena posición económica, lo cual era de esperarse. La puerta estaba abierta, y a pesar de la hora, seguía habiendo muchas personas. Caminamos por toda la planta de abajo buscando al chico estúpido que nos metió en esto.
— ¿Quién eres tú? — Preguntó una voz grave detrás de mí.
Giré para estar frente a frente y vi a Timothée Chalamet, el hermano de Montse.
— Soy Maggie, sólo vine por un amigo. — Contesté un poco confundida, no parecía borracho, lo cual era raro.
— Maggie que nombre tan diferente, soy Timothée Chalamet — Dijo con una voz ronca.
Estaba a punto de despedirme cuando sentí como alguien me tomó de la mano. Volteé y ahí estaba Cole con el ceño fruncido mirando fijamente a Timothée.
— Chalamet, veo que ya conociste a mi novia. — Le habló seco.
— Sprouse, no sabía que era tu novia... Creo que la deberías cuidar más, dejarla sola a la mitad de una fiesta puede verse mal.
— Vámonos Cole.
Traté de llamar su atención para nos fuéramos lo antes posible de ahí. Me miró, se dio por vencido, apretó mi mano y me dedicó una sonrisa. Le devolví la sonrisa y caminamos lejos de ese tipo.
No sin antes escuchar cómo se despedía detrás de nosotros.
Seguimos buscando por unos minutos y por fin lo vimos en el suelo de la cocina, aparentemente dormido.
— Maldita sea. — Murmuré.
Entre los dos lo cargamos y lo llevamos a la parte trasera del carro. Ninguno mencionó el momento incómodo que pasamos con Timothée, y así estaba mejor, pero no podía ignorar el hecho que me había llamado ''Mi novia''. En cualquier otra persona, ya le habría insultado o golpeado pero con Cole, todo era diferente.
Y me gustaba que fuera así.
Llegamos a la casa y volvimos a cargarlo, dejándolo en el sofá de mi casa, si lo llevábamos a la suya, sería hombre muerto. Aún tenía sueño, así que después de asegurarnos de que Tom no estuviera muerto, tomé a Cole de la mano y subimos a mi habitación.
Ambos nos acostamos en completo silencio, me acerqué de frente a él, lo suficientemente cerca para poder ver cada detalle de su cara. Miré su cara, que estaba a centímetros de la mía, hipnotizada por el momento, cerré lentamente los ojos y lo besé.
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