Capítulo 1
Capítulo 1.
En el cielo ya se podían ver las estrellas brillando en medio de la obscuridad de la noche cuando yo seguía leyendo ese estúpido libro de terror. Estaba tan entrada en la trama de la historia que fue un milagro que escuchara los golpes de las piedritas chocando con el vidrio.
Volteé rápidamente, vi el cabello con rulos de mi mejor amigo, quien me observaba desde su ventana. Me levanté de la cama para abrir el pequeño balcón.
— ¿Qué pasó? — Pregunté un tanto confundida.
— ¿Ya viste la hora que es? — Por lo ronca que sonaba su voz era fácil deducir que se acababa de despertar.
— No...
— Son las 5 de la mañana, se supone que en dos horas nos vamos a la escuela.
Mierda.
— ¿Por qué sigues despierta? ¿Cole no te deja dormir? — Preguntó con una sonrisa burlona.
— No idiota, estaba leyendo...
— Rayos Maggie, deja eso y ya ve a dormir.
— Claro papá...
Cerré el balcón para ir a mi cama. No fue hasta que me tapé con las cobijas que me di cuenta de lo cansada que estaba y a los pocos minutos ya estaba dormida.
[***]
— Maggie por favor, despiértate.
En ese momento sentí como el peso de un elefante me aplastaba.
Alargué mi mano para tomar mis lentes, cuando por fin pude enfocar vi que tenía encima a mi mejor amigo.
— Maldita sea Tomás quítate de encima.
— ¡No me llamo Tomás! Te lo he dicho miles de veces
— Tomás, Tom, es exactamente lo mismo.
— Como sea, vamos tarde, así que apúrate.
— ¿Qué hora es?
— Son las... 6:45...
— Rayos.
Me levanté lo más rápido que pude, fui al closet para sacar lo primero que encontré pero tropecé con la orilla de mi alfombra.
— ¿Estas bien? — Preguntó preocupado Tom.
— Ajá.
Entré como pude al baño y comencé a cambiarme. Casi siempre llegaba temprano pero últimamente (Gracias a las desveladas que tengo por quedarme leyendo) me he estado quedando dormida.
Después de cambiarme y arreglarme un poco salí del baño. Comencé a buscar mi mochila hasta que Tom me tomó del brazo para salir de la habitación.
— Ya tengo tu mochila, vamos Maggie llegaremos tarde.
— Ya, ya estoy lista... Mierda, mi mamá.
— Ella ya se fue, dijo que te avisara que hoy va a llegar tarde porque tiene una junta de trabajo o algo así.
— No sé qué haría sin ti Tom.
— Morirías probablemente... — Le di un leve empujón y ambos bajamos las escaleras.
Tom y yo siempre caminábamos a la escuela pues no queda muy lejos de donde vivíamos. Para mi suerte llegamos 5 minutos antes de que comenzara la clase. Ambos nos separamos, pues íbamos en salones diferentes.
— ¡Maggie! ¡Al fin llegas!
— Bridget... ¿Qué pasó?
— Ayer pasaron tantas cosas... ¿Recuerdas al chico que te dije con el que iba a salir?
— ¿Louis?
— No tonta, Finn.
— Es igual... ¿Qué pasó con él?
— Pues... Fue por mí a la casa, luego fuimos al cine y ahí... ¡Me besó! ¿Puedes creerlo? ¡Fue lo mejor del mundo! Él es tan... Perfecto que...
— Espera, ¿Finn? ¿El chico que juega básquet?
— Si, él, ese chico es perfecto.
— ¿Él no tiene una novia de su grupo elitista?
— ¿Qué? No seas tonta, él no tiene novia... Me lo hubiera dicho.
— Pero...
Antes de que pudiera decir otra cosa el profesor entró al salón. La clase pasó más lenta de lo que hubiera querido. Pero luego de las dos más largas horas, salí del aula junto con mi amiga.
— ¿Y tú? ¿Qué hiciste ayer? — Preguntó mientras caminábamos.
— No mucho en realidad, después de que te fueras Tom y yo fuimos a la cafetería donde trabaja y de ahí me regresé a mi casa.
— No entiendo por qué nunca sales... ¿No Cole te iba a invitar?
— No que yo sepa.
— ¿Enserio? Pensé que en este punto ya lo habría hecho. Tal vez es sólo es tímido.
— ¿De qué rayos estás hablando? Nosotros solo somos...
— Hey chicas ¿Hoy que vamos a hacer? — Mi mejor amigo se puso en medio de nosotras.
― Hola enano, no sé... hoy quedé con Finn para ir a comer. ― Dijo la castaña con su típica sonrisa tímida.
― Bien, otra vez seremos tú y yo Maggie.
— Que diversión...
— Yo sé que te emociona mi presencia, pero no debes ser tan obvia, te recuerdo que hace faltan algunas cosas de la alacena, podríamos ir al mercado.
— Claro que si Tommy. — Reí.
— Mierda, olvídalo, hoy es jueves, recuerda que hoy trabajo en la cafetería.
— ¿Eso quiere decir que me vas a dejar sola?
— Eso quiere decir que después de trabajar puedo ir a tu casa y hacemos un maratón de lo que tú quieras.
— Me conformo...
El timbre sonó, cada quien se fue al salón en el que le tocaba para entrar a clases. Sinceramente esta era una escuela bastante tranquila, a diferencia de muchas otras, no nos dividíamos socialmente. Aquí todos hablaban con todos. Y si bien algunos eran los más ''queridos'' no eran admirados como Dioses intocables. Y gracias a.... lo que sea, que era así.
[***]
En la hora del recreo, todos salieron apresurados a la cafetería. Como realmente no tenía hambre fui a mi casillero a dejar las libretas y tomar la manzana que siempre traigo de casa.
Al momento de tomar mi manzana siento como alguien se pone atrás de mí.
— Maggie, te estuve buscando toda la mañana.
Atrás de mí estaba Cole viéndose tan guapo como siempre. Tenía su cabello despeinado y su sonrisa perfecta.
— Oh... señor Mitchell, hola.
— Usualmente odio que me llamen así pero cuando tú lo dices suena tan bien.
— Cállate Cole...
— Te ves tan tierna cuando te sonrojas. ¿Quieres ir a la cafetería?
Hizo una pequeña reverencia para después ofrecerme su mano como si fuera un caballero del siglo XIX. Riendo acepté su mano para seguirle el juego.
Él es un chico encantador, de eso no hay duda y esa es una de las muchas razones por la que las chicas gustan de él.
Desde que comenzó el siglo escolar me comenzó a pasar más tiempo con nosotros. Ahí fue cuando mis estúpidos amigos comenzaron a molestarme con el hecho de que yo le gustaba.
Al llegar al comedor busqué con la mirada a Tom a Bridget, pero a causa de mi estatura y el hecho que en esta escuela los hombres parecen pie grande, no pude ver nada.
— ¿No has visto a los chicos?
— No en realidad...
En ese instante, por obra del destino, mis amigos aparecieron junto con bandejas de comida.
— No entiendo por qué si saben que los alumnos consumen más pizza que ensalada, sólo ponen de dos tipos de pizza y todo lo demás tiene que ver con verduras y esas cosas del diablo — Habló Tom.
— Sin contar que son lo primero que se acaba. — Secundó Bridget.
— Puede ser porque este es uno de los países con más índice de obesidad... y nos tratan de convencer que debemos comer sano.
— No digas tonterías Maggie, este país es controlado por dinero, a ellos no les importa nuestra salud, si no que gastemos y seamos victimas del consumismo...
— En vez de hacer tus hipótesis conspirativas, vamos afuera, necesito aire fresco.
Todos comenzamos a reír justo cuando caminábamos hacia afuera.
[***]
Estábamos sentados debajo de un árbol mientras comíamos, hasta que mi amiga rompió el silencio.
— Entonces Sprouse ¿cuándo invitarás a Maggie a salir? — Preguntó mientras nos veía con una sonrisa pícara.
Al escuchar sus palabras casi me ahogo con la manzana que estaba mordiendo. Los tres voltearon a verme preocupados, pero fue Tom el chico que me dio golpecitos en la espalda.
— Ejem... Lo siento.
— Pues... de hecho era de lo que te quería hablar hace tiempo Maggie... ― Cole me volteó a ver mientras yo sentía como todo se detenía. — ¿Quisieras salir conmigo mañana?
― ¿Qué? No tienes que hacerlo sólo porque Brid es una chica indiscreta.
― No, no lo hago porque ella lo dijo pero puedo entender si no quieres ir...
― No, claro que me gustaría salir contigo...
― ¿Entonces ese es un sí?
— Pues... Sí. — Los chicos comenzaron a aplaudir como si realmente fuera un logro.
— Wow, pensé que este día nunca llegaría.
— Mi niña ya está creciendo — Seguido de esto Tom me jala hasta él y me abraza de la manera más incómoda.
― Ya basta tonto...
Rápidamente cambié de tema. No es que no quisiera hablar de eso.
— Ok chicos, voy al baño, ahorita vengo — Dijo el rubio mientras se levantaba.
Espere a que estuviera lo suficientemente lejos para robar de su jugo pero antes de poder tomarle, una chica conocida se paró enfrente de nosotros.
Miré a Bridget y entendíque ya todo se fue a la chingada.
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