Mudarse
Vi "Coraline" y no pude resistirme XD
Espero que les guste~
Mudarse no era exactamente lo que Mickey quería pero realmente no había tenido un boto en aquella decisión, simplemente tuvo que obedecer y dejarse llevar a lo que en teoría seria su nuevo hogar, una casa que se hacia llamar "Departamentos: El Palacio Rosa". Sus hermanos mayores estaban discutiendo, acomodando las cosas, así que decidió simplemente alejarse y explorar un poco, decidido a buscar aquel extraño "pozo sin fondo" del que había leído después de investigar un poco. Bajo las escaleras, cruzando el enorme y obviamente marchito jardín, caminando pero sintiéndose observado en todo momento, algo incomodo ante la vista de múltiples arboles sin hojas a medida que más se alejaba de su hojas. Llego hasta una lugar relativamente abierto, mirando a su alrededor con pánico, podía escuchar que algo se movía entre la maleza crecida.
-¡¿Quién anda ahí?!- retorció entre sus manos la correa de su bolso cruzado, sobresaltándose y volteándose al escuchar un maullido, relajándose enormemente al ver a un gato negro sentado cómodamente en un pedazo tronco que no había notado. -Solo es un gato...-
-¡Mi gato!- se volteo ante la repentina voz, encontrándose con una coneja parada no muy lejos de él. Vestía de negro, sus ojos brillantes y coloridos parecían sobresalir en aquel lúgubre lugar. -Ups, lamento asustarte...-
-No, no, no, no hay problema- negó rápidamente, preguntándose mentalmente de donde había salido ella. -Soy Mickey- decidió presentarse.
-¡Soy Ink!- ella sonrío, acercándose hasta quedar parada al lado de donde estaba sentado el felino. -Y el es Félix- el mencionado maulló, su cola moviéndose de un lado al otro. -Supongo que estas buscando el "pozo sin fondo", ¿no?-
-¿Como lo sabes?- estaba algo sorprendido.
-No muchos vienen hasta aquí solo para pasear- rio ligeramente. -Te recomendaría moverte de ahí, estas sobre el- señalo el suelo, el ratón dando un salto al notar que estaba parado en medio de un circulo echo de piedras en el suelo. Ink s simplemente se acerco, agarrando una rapa dejada en el suelo, usándola para hacer palanca y levantar la tapa de madera, sacando la tierra que tenía encima en el proceso y dejando ver un pozo realmente oscuro. -Se supone que es tan profundo que si ves desde el fondo, veras un cielo estrellado en pleno día- rio ante sus propias palabras, dejando la rama a un lado y sentándose en el tronco junto a su gato.
-Wow...- se agacho, viendo hacia abajo, tirando una piedra cercana y dejándola caer, sin poder escuchar que chocara contra un final.
-Entonces...- levanto la vista, viendo como ella se removía ligeramente en su lugar, una de sus mano acariciando la cabeza del felino a su lado. -...vives...en el "Palacio Rosa", ¿no?- sonaba nerviosa.
-Si, acabo de mudarme- asintió, viéndola con curiosidad. -¿Por?-
-Mi abuela es la dueña...ella...- pareció dudar en continuar. -...ella no suele rentar ese lugar a familias con niños-
-¿Por qué no?- tenía mucha curiosidad ante aquello.
-Se supone que no debo decirlo...- jugo con el borde de su ropa. -...lo siento- él negó con la cabeza, quizás más tarde ella se lo diría.
-¿Me estabas siguiendo?- se decidió a preguntar, enarcando una ceja al verla asentir ligeramente.
-¡No fue mi idea!- fue rápida en negar pero antes de que Mickey pudiera preguntar otra cosa, un fuerte grito se escucho. -Debo irme- alzo al gato, quien maulló y se acomodo rápidamente. -¡Adiós!- se alejo, corriendo.
-Adiós...- esa coneja era algo extraña pero le agradaba. Decidió volver a tapar el pozo y volver con su familia, caminando a paso lento.
... ... ... ...
El día siguiente llego con una fuerte tormenta que lo mantenía encerrado adentro. Suspiro con tristeza, viendo y escuchando las gotas de lluvia chocar contra una de las ventanas de la cocina, aburrido.
-Oye, Mickey...- se volteo, viendo como su hermano se acercaba a él. Oswald, uno de sus hermanos mayores, se veía absolutamente cansada. -...alguien te dejo esto en la puerta- le extendió algo envuelto, alejándose apenas el ratón lo tomo.
-"Encontré esto entre las cosas de mi abuela, ¿dime si no se parece a alguien? INK"- decía la nota escrita a mano. Lo desenvolvió, sorprendido de encontrarse con un pequeño muñeco de trapo con relleno blando y con su misma apariencia, con botones negros en donde estaban sus ojos y vistiendo aquella cosa amarilla que utilizaba para caminar bajo la lluvia, incluso tenía su usual ropa debajo. -¿Pequeño-yo?- era muy extraño debía admitir pero decidió no pensarlo mucho por el momento, simplemente lo agarro y empezó a caminar. Pudo ver a Julius, mayor que Oswald, sentado dentro de uno de los cuartos, gruñendo algo para si mismo y luciendo tenso, casi podía decir molesto. Así que decidió evitarlo y simplemente recorrer la casa, la cual era un poco más grande de lo que esperaba. Tenía muchas puertas, la mayoría hacían ruido, y ventanas, muchas de estas con goteras, las paredes de todo el lugar pintados con colores opacos y viejos, con cuadros extraños colgados en las paredes de algunas habitaciones. En algún momento, perdió de vista a su nuevo muñeco. -¿Donde estas, pequeño-yo?- miro a su alrededor, notando entonces al muñeco tirado en el suelo, apenas asomándose por detrás de una gran caja apoyada en la pared. La movió a un lado, viendo con curiosidad la pequeña puerta que parecía estar sellada. Toco los bordes, un ola de curiosidad invadiéndolo de repente. -¡Ozzy!- su hermano tardo unos segundos en aparecer.
-¿Qué?- suspiro con cansancio, viendo al menor, notando como este tocaba la pequeña puerta. Mickey lo miro, sus ojos brillando con suplica. -Dame un segundo- se dio media vuelta y fue a la cocina, rebuscando rápidamente en un cajo donde le habían dicho que estaban todas las llaves, agarrando una de las tantas. Enarco una ceja al notar que la punta de la llave tenía forma de botón pero simplemente se encogió de hombros, volviendo a donde estaba el menor. Corto el papel con la llave, abriéndola, la emoción del ratón obvia hasta que lo vio.
-Awww, ¿qué...?- sintió la decepción al ver solo ladrillos.
-Lo siento Mickey, debieron cerrarlo cuando dividieron el lugar- bajo las orejas, viendo el puchero en el rostro ajeno. -Ten, puedes quedártela- le dio la llave, dándole una suave palmada en la cabeza antes de levantarse y alejarse, aun tenía cosas que hacer. Mickey se aferro a la pequeña llave, mirando fijamente los ladrillos, en serio creía que había algo más allí.
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