Corazón
Espero que les guste~
Ortencia se despierta como todos los días y sigue con su rutina normal, limpiando un poco y vigilando de sus pequeños, por eso no se da cuenta de nada hasta que uno de sus bebés se lo dice.
-¿Qué pasa?- preguntó ante la morada fija de los menores en ella.
-¡Algo suena en tu pecho, mama!- muchos de ellos gritan al mismo tiempo, mientras otros empiezas a saltar y chillar con emoción.
-¿Algo en...pecho?- esta confundida pero levanta la mano de manera inconsciente para tocar su pecho, tensandose y abriendo los ojos con gran sorpresa. Puede sentir un suave y rítmico palpitar allí, una calidez recorriendo su cuerpo entero y la sensación de estar completa de repente la hace sentir abrumada. Se sienta lentamente en el suelo y llora sin poder evitarlo, había estado tan distraída durante el día que apenas se da cuenta que ahora tiene un corazón en su interior. Los pequeños se detuvieron en seco al ver las lágrimas caer de los ojos de sus mama y fueron rápidos en entrar un pánico, un pequeño grupo se acurruca alrededor de la felina y otro corre, gritando por su papá.
-¡Ortencia!- Oswald no tarda mucho en aparecer, corriendo con preocupación hacia su esposa, los pequeños moviéndose para dejar pasar a su papá pero sin irse muy lejos, sin querer dejar a ninguno de ellos. -¿Estas bien? ¿Qué pasa, cariño?- acaricia las mejillas ajenas, secando las lágrimas y esperando a que ella le conteste. La felina mueve ligeramente las orejas, su mano libre levantándose para apoyarla en el pecho de su marido y dejando salir un temblorosa risa, sintiendo el latido ajeno bajo su mano.
-Tú también lo tienes...- susurra con pura alegría.
-¿Tener?- y el conejo se detiene en seco, si presta mucha atención lo puede sentir, latiendo lento y constante en su pecho, aquella sensación que había anhelado durante tantos años. -...un corazón...- las lágrimas no tardan en salir de los ojos de rey. El pecho de ambos brilla por un segundo de color rojo, como para que se den cuenta de que realmente está sucediendo. La pareja se abraza, riendo entre lágrimas, los pequeños chillando de emoción y alegría, enterrando casi a sus padres entre ellos.
Ninguno de ellos sabe que Mickey los está mirando, escondido y en silencio, con una gran sonrisa en su rostro. Camino en silencio y atraviesa el espejo, quedando para en medio de su habitación por unos segundos.
-¡Funcionó!- hizo un pequeño baile feliz, emocionado, ya corriendo fuera de su casa para encontrar a Minnie y contarle.
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