Warmth/Why Are Sundays So Depressing/Spanish Sahara
El cuarteto aún estaba tratando de recuperar el aliento, habían salido del hotel hace apenas segundos y la adrenalina en sus venas les impedía respirar correctamente. Se habían quitado las máscaras ni bien estuvieron en el exterior. Luz, que estaba empapada al igual que el resto, se dio cuenta de un detalle que la exaltó un poco.
—¡Gus!, tu máscara es de papel ¿No se deshizo en la piscina? —preguntó apenada mientras se abrazaba a sí misma para tratar de mantener el calor.
El brujo levantó su máscara que, aunque mojada aún mantenía su forma y color, sus dientes castañeaban por el frío, pero sus labios formaron una sonrisa mientras respondía:
—¿Crees que dejaría a este bebé sin un hechizo de protección contra agua? —inquirió divertido— ¿Podemos hablar del hecho de que acabamos de saltar de un edificio para escapar de otro brujo psicótico, justo después de haber escapado de una extraña ilusión creada por un demonio dónde el mismo tipo que nos atacó a muerte se hizo pasar por nuestro padre? —preguntó mientras miraba al resto.
—La verdad, es algo que quisiera olvidar —afirmó Willow imitando la acción de Luz para tratar de mantener el calor.
Antes de que la conversación prosiguiera, Amity decidió que ya habían pasado suficiente tiempo congelándose a la intemperie, así que todavía temblando levantó sus manos e hizo un círculo de hechizos que se expandió y después expulsó una poderosa ráfaga de aire caliente que secó casi por completo al cuarteto.
—Wow, no sabía que había un hechizo para eso —dijo la humana como siempre maravillada con la magia.
—Que bueno que Amity sabía como hacerlo —comentó Gus— de seguir como estábamos, nos habríamos resfriado.
Amity no lo hizo con una mala intención, pero ignoró el comentario del brujo porque había algo que comenzaba a molestarla, y ese algo era el hecho de que una vez más no había podido encontrar nada sobre su padre. La bruja de pelo bicolor se agachó para revisar otra vez si por alguna casualidad alguno de los archivos que metió al azar en su mochila, contenía la información que tanto necesitaba.
Luz se acercó a ver como Amity buscaba con cuidado entre lo que tenía en el morral para después decir:
—¡La comisión Thunderstorm ataca de nuevo! —exclamó para ver si con eso conseguía cambiar la expresión de enojo que tenía su amiga.
Amity resopló con frustración y cuando vio que sus amigos la observaban atentos sus ojos se pusieron llorosos por la impotencia de haber arriesgado sus vidas una vez más para al final no haber conseguido lo que estaban buscando.
—¿Pasa algo malo, Amity? —preguntó Luz.
Es solo que... —Cerró los ojos para contener el llanto para después apretar los puchos y dejar salir un suspiro de cansancio— ¡Ya fuimos a 3 malditos almacenes!, y casi morimos en cada uno de ellos. ¡Otra vez no encontré nada de mi padre! Y todo se pone más raro y peligroso cada vez... ¿Soy la única que recordó a ese demonio hablándome mientras estaba inconsciente? —inquirió, enojada consigo misma—, a este ritmo nos van a matar y no se me ocurre ninguna manera de compensarles lo que han hecho hasta ahora chicos. —Su tono enojado se rompió en uno más triste— Si este maldito cristal volviera a actualizarse mañana —cogió el objeto y lo miró con odio—, no tendría el valor de pedirles que me ayudaran otra vez... Es todo, esto fue todo —La bruja se dispuso a lanzar el cristal con todas sus fuerzas, pero la trayectoria de su brazo fue detenida con el suave toque de Luz.
La bruja se volteó y recién en ese momento se dio cuenta de que había empezado a llorar, el aire había enfriado las lágrimas que recorrían sus mejillas y era una sensación que no le agradaba en lo más mínimo.
Los otros dos brujos se acercaron a Amity y Luz comenzó a hablar.
—Amity... Está bien, no es tu culpa, nada de esto es tu culpa, tiene todo el sentido del mundo que quieras saber más sobre tu padre, sé que esta no es precisamente la manera más fácil de conseguir esa información, cuando vinimos aceptamos los riesgos... Y sé que es difícil de creer, pero lo hacemos con gusto, porque somos tus amigos y estamos aquí para ti.
Una vez más, la humana se las había arreglado para llegar a lo más profundo del corazón de la bruja con el objetivo de reconfortarla.
Amity se quedó en silencio, su manó tembló y el cristal se deslizo hacia el césped que había bajo los pies de la bruja. Luz miró a su amiga y le sonrió como siempre hacía.
—No importa si nos toma 10 almacenes más, estaré contigo hasta que encontremos lo que buscas —dijo para después abrazarla cálidamente.
—Aunque sería mejor si son menos de 10 almacenes —dijo Gus abrazando a la bruja también.
—Y si lo son, tal vez deberíamos tener un descanso entre reunión y reunión —añadió Willow, mientras se unía al gesto también.
Amity sollozó sólo un poco más para después corresponder con fuerza, feliz de que a su vida hallan llegado personas tan maravillosas. La luna fue testigo del momento agridulce que estos jóvenes recordarían por siempre.
El momento terminó y la bruja de pelo bicolor recogió el cristal del suelo y lo guardó en su mochila otra vez.
—Willow tiene razón —confirmó la humana—, un descanso no nos vendría mal, ¿qué dicen si mañana nos vemos en esa cafetería nueva?, ¿cómo se llamaba?
—¿Te refieres al cafetín Stella? —inquirió Gus.
—¡Ese mismo! ¿Qué tal mañana a las... 3?
Gus y Willow intercambiaron miradas y sonrieron.
—Ahí estaremos —dijeron al unísono.
Luz volteó hacia Amity, quien asintió ruborizada, indicando que también iría.
Después de despedirse todos regresaron a sus respectivos hogares, con excepción de la bruja de pelo verde, se negó a incumplir su promesa de acompañar a la humana a la casa búho, ambas caminaban con tranquilidad cuando Luz dijo:
—Amity, dudo que alguien nos siga, puedes irte a casa.
—Una Blight jamás rompe una promesa, Luz. Además, no hay nadie esperándome en casa, mi padre se fue ¿Recuerdas?, mi madre no ha estado en la ciudad desde hace una semana y mis hermanos saben que estoy contigo.
—Pero entonces... ¿En tu casa sólo están tú y tus hermanos?
—No si cuentas a todos los mayordomos y cocineros.
—Wow —dijo Luz sorprendida.
—Sí... Es extraño como la casa se siente tan vacía aun con tanta gente adentro —La bruja rememoró el sentimiento de soledad que la acomplejaba durante la mayoría del tiempo que pasaba en su casa.
—¿Y nunca trataste de hacerte amiga de uno de los mayordomos? —preguntó la humana sonriendo.
La bruja rio un poco antes de responder.
—No... ¿Por qué lo haría?
—¡Vamos!, si yo tuviera mayordomos me aseguraría de que todos fueran mis amigos —afirmó la humana.
Detalles como ese enternecían el corazón de Amity de un modo que ella no entendía. «Típico de Luz», pensó mientras esbozaba una sonrisa.
—No me digas que ninguno te cae bien —dijo Luz.
—Pues... —La bruja miró hacia arriba tratando de recordar—. Supongo que Reginald es bastante agradable.
—Si te haces su amiga, ya no te sentirás tan sola —afirmó con seguridad.
La bruja sólo pensó en que si Luz pudiera, se haría amiga hasta de una hidra.
Luz no estaba bromeando con lo que decía pues, aunque no se había sentido sola cuando estaba en su casa en la tierra, la escuela en la que estaba era algo totalmente distinto y esa sensación de aislamiento y desolación, no se la deseaba a nadie.
Pasaron el resto del camino recordando los chistes malos que sucedieron en la ilusión demoniaca. La humana incluso le contó a su amiga lo que eran las comedias sitcom de su mundo, a ambas les pareció extraño el hecho de que Klein pareciera conocer muy bien estos programas de otra dimensión y aunque quisieran saber cómo, preferirían no volver a toparse con ese aterrador brujo otra vez.
Finalmente llegaron a la casa búho, Luz saludó a Hooty, quien estuvo por llamar "intrusa" a Amity otra vez, pero cuando la bruja le dirigió una mirada asesina, decidió que lo mejor sería cerrar el pico por una vez.
Aunque un poco insegura al inicio, la bruja abrazó a la humana a modo de despedida, pero entonces...
—¡Auch! —exclamó la humana.
Amity se puso en estado de alerta inmediatamente, rompiendo el abrazo y mirando hacia los lados y luego hacia Luz.
—¿¡Qué pasó?! —preguntó preocupada.
La humana miró el dorso de la mano que le acaba de arder y creía saber el porqué de esto.
—No es nada, creo que... —Tal como supuso la humana, había comenzado a llover.
Las chicas habían estado tan sumergidas en su conversación que no habían notado las nubes de lluvia hirviente que se habían formado en el cielo. Luz tiró de Amity para que entrara en la casa.
—Lluvia hirviente —dijo la humana observando la lúgubre combinación de colores que formaban el azul cielo nocturno con el gris de las nubes.
—¿Tu mano está bien? —preguntó la bruja.
—Sólo fue una gotita —respondió observando el pequeñísimo círculo rojo que la gota había creado en su piel.
—¡¿Qué significa esto?! —Inquirió la voz de cierta bruja de pelo plateado mientras levantaba una nota que decía: "Salí un rato con mis amigos, regresaré pronto, abraza a King por mí. Con amor Luz". Al final de esta había un pequeño corazón dibujado— ¿Y por qué trajiste a "Smity" contigo? —añadió al ver a la otra chica.
—Verás... —intentó decir, sólo para ser interrumpida por Eda.
—¡3 horas!, desapareciste por 3 horas, Luz —dijo con algo de enojo—. Y ahora regresas con... —La dama búho observó otra vez a las dos nerviosas niñas, pensó en cómo se preocupó la de pelo verde cuando a Luz le cayó una gota, luego recordó el día en el que Luz regresó con ojos llorosos, pero con una sonrisa campal, y entonces sacó conclusiones— Oooh, ya veo —afirmó cambiando su tono de enojo por uno más sugerente y una sonrisa ladeada se asomó en sus labios al mismo tiempo que entrecerraba los ojos—. Pero si querías salir con tu n....
—¡Amiga!, ¡Somos amigas! —interrumpió la humana, esperando que su tono de piel ocultara su sonrojo.
Eda se rio un poco antes de responder burlonamente:
—Sí, claro, lo que tu digas. Tienes que ser más específica con tus notas, niña —afirmó mientras guardaba el papel—. Ahora...
—¡No, mi hermosa caoba no! —gritó Hooty, no queriendo que la lluvia maltratara más su madera.
—Denme un momento —dijo Eda para después salir a hacer el hechizo que usaba proteger la casa.
El corazón de Amity latía rápido por lo que la mentora de Luz había estado a punto de decir, agradecía que la humana no pudiera ver lo rosadas que estaban sus mejillas, y además trataba de buscar una razón para la extraña sensación que sintió en el pecho cuando Luz gritó: "Somos amigas". Antes de que dijera algo la humana volvió a hablar.
—En mi mundo, la lluvia no derrite lo que toca —comenzó Luz, mientras miraba el cielo.
—¿No? —inquirió mientras la imitaba.
—No, es solo agua y me encantaba sentir las primeras gotas sobre mi piel... Era algo... Especial —Un lejano tono de nostalgia se reflejaba en las palabras de la latina.
«Tú eres especial».
—¿Hmm?
La bruja se asustó cuando se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta.
—¿Dijiste algo? —preguntó Luz, su atención había sido atrapada por el gris paisaje, por lo que no escuchó a su amiga.
—Yo... —Al ver la calmada expresión de la humana supo que no la había escuchado—. Creo que debería irme... —respondió aliviada.
—¿Con esta lluvia? —inquirió Luz.
Amity estuvo por responder con el hecho de que el hechizo para hacer un paraguas era bastante sencillo pero la latina habló otra vez.
—¡Podríamos hacer una pijamada! —sugirió tan feliz como siempre.
La bruja se sobresaltó por un segundo, no sabía cómo sentirse con la idea de dormir en el mismo lugar que Luz, pero por alguna razón sintió un cosquilleo en el estómago y un nerviosismo latente. Amity miró a su amiga y la emoción que había en su mirada brillaba más que el sol en verano.
—¿Qué dices? —preguntó mirando a Amity.
Había una cualidad indescifrable para la bruja en los ojos de la latina, una que la cautivaba al grado de querer mirarlos por siempre.
—Supongo que sí —respondió tímidamente.
Luz celebró haciendo un gesto con el brazo, pero antes de que dijera algo más, el pequeño rey demonio habló desde las escaleras.
—¡Es la asesina de cupcakes! Rápido, Luz, ¡atrápala para que pueda consumar mi venganza! —ordenó mientras señalaba a la bruja de pelo verde.
Amity se sintió incómoda, había olvidado lo mal que había tratado al pequeño demonio y en ese momento no había creído que eso tendría alguna repercusión.
—Hoy no habrá sangrientas venganzas, King —respondió la humana.
—¡Pero ella...!
—Ella ya no es así, además estoy segura de que lo siente ¿No es así, Amity?
El alivio que sintió la nombrada cuando Luz habló por ella desapareció cuando esa pregunta llegó a sus oídos.
—Yo... Lo siento —respondió mirando a King.
—Hmm —dijo el demonio mientras entrecerraba los ojos para analizar la actitud de la bruja, dándose cuenta de que es actitud altanera que tenía cuando aplastó su cupcake contrastaba mucho con la mirada de arrepentimiento y la actitud de nerviosismo que tenía ahora.
—¿Lo ves? —inquirió la humana.
Te estaré vigilando —concluyó King mientras le hacía señas "amenazantes" a Amity con sus pequeñas patitas.
La bruja pensó que eso último era tierno, pero ahora no estaba segura de si debía decir algo más.
—Vas a poder vigilarla muy bien, porque hoy se quedará a dormir —anunció Luz con alegría.
—¡¿Qué?! —dijeron al unísono el pequeño demonio y Eda, que acababa de regresar a la casa.
La dama búho cerró la puerta detrás de ella aun con una expresión interrogativa.
—Oh, cierto ¿Puede Amity quedarse a dormir hoy? —preguntó a su mentora.
Eda miró a las dos chicas y al estupefacto demonio de las escaleras, otra vez Luz estaba haciendo ojos de cachorrito, la mayor se llevó una mano a la frente en señal de molestia y dijo:
—Está bien puede quedarse.
—¡Wuhuu! —se regocijó la humana.
—Pero sólo si prometen no hacer ruido y dormirse temprano. No estoy de humor para desvelarme con dos adolescentes inquietas —condicionó.
Luz ni siquiera tomó atención a lo que le dijo su mentora, simplemente tomó a Amity de la mano para guiarla a la planta alta de la casa mientras respondía.
—¡Lo prometemos! —dijo mientras se llevaba a la bruja consigo.
Antes de que Eda pudiera decir algo más, las dos chicas ya se habían marchado.
La dama búho dirigió su mirada al demonio que recién estaba superando el hecho de haber sido ignorado por Luz cuando ella subió las escaleras con Amity, pasando detrás de él sin siquiera mirarlo.
—¿No vas a ir con ellas? —preguntó Eda.
—¿Y que me hagan parte de sus cosas de niñas como pintarse las uñas o jugar con muñecas? Pff.
—¿Te mueres de ganas por ir no es así?
—¡No es cierto! —refunfuñó King.
Luz guio a Amity a su habitación en la casa búho, era básicamente un almacén adaptado, la bruja no pasó por alto esto.
—¿Así que tu duermes aquí? —inquirió observando el pequeño cuarto.
—Así es —respondió tan enérgica como siempre—, sé que no es mucho, pero...
El pequeño almacén sería lúgubre de no ser por la gran cantidad de pequeñas esferas de luz que iluminaban el lugar y le daban vida.
—Es acogedor —dijo la bruja, asegurándose de hacerle saber a Luz que no le molestaba que su "cuarto" fuera tan pequeño—, no es que sea algo malo, pero parece un almacén —añadió mientras veía los estantes con cajas viejas y empolvadas.
—Lo era. Si quieres puedes ver lo que tienen algunas de esas cajas, yo encontré desde una máquina de escribir hasta unos viejos conos de tránsito, pero quien sabe cuantas cosas más guarda Eda aquí.
La bruja entró y inspeccionó los sucios anaqueles hasta que detrás de otras cajas encontró una que decía: "¡King, no toques esta caja!". Luz se acercó antes de decir:
—Que extraño, no recuerdo haber visto esta —dijo para después apartar la caja del frente y tomar la otra— Uff, es más pesada de lo que aparenta —pujó mientras la ponía en el suelo.
Ambas miraron el objeto de cartón por un momento antes de que Luz se acercara a intentar quitar la cinta que evitaba que este se abriera.
—¿Estás segura de que Eda no se enojará?
—No lo creo, además, técnicamente dice que King es el que no puede abrirla, y nosotras no somos King —afirmó mientras terminaba de sacar la cinta y abría la caja.
Pronto, el contenido que había sido mágicamente comprimido dentro de la caja salió despedido en todas direcciones, los reflejos de Amity no fueron lo suficientemente veloces como para cubrirse cuando fue golpeada en la cara por...
—¿Un peluche de Otabin? —inquirió Amity después de que el suave objeto callera a sus manos.
—Y muchos otros más —dijo Luz recogiendo todos los que estaban en el suelo.
—¿Por qué habría tantos...? —la bruja fue interrumpida cuando otro peluche aterrizó en su rostro, esta vez habiendo sido lanzado por la humana.
Amity la miró con cierta molestia, pero cuando la vio reírse cualquier rastro de enojo desapareció y no tuvo otra opción que responder de igual forma.
La risa de la humana se detuvo cuando el peluche de Otabin le dio justo en la frente. Luz miró a Amity de modo desafiante y como si hubieran hecho un tratado silencioso sólo con la mirada, la guerra de peluches comenzó.
Los felpudos objetos volaron de un lado a otro de la habitación, las chicas corrían en círculos tratando de esquivar y lanzar al mismo tiempo. Las risas de ambas llegaban hasta el piso inferior y Eda no pudo evitar sonreír al pensar en los felices que debían estar las dos chicas.
Al final se dieron cuentade que, a cada una, apenas les quedaba un peluche para usar como munición. Como si de una película de acción se tratara ambas saltaron y tomaron los peluches que usarían como arma, en lugar de lanzárselos terminaron por usarlos como sifueran espadas, estocada tras estocada Luz se veía forzada a retroceder; el modo competitivo de Amity se activaba incluso durante juegos tan inocentes como este; en cierto momento Luz se tropezó y estuvo a punto de caer de espaldas, sin embargo esto no sucedió pues la bruja reaccionó a tiempo, soltó el peluche, la tomó de las manos y la jaló con fuerza hacia ella.
Amity evitó la caída de Luz, pero el raro movimiento las había dejado cara a cara, a escasos centímetros; en ese momento ninguna de las dos sabía si sus corazones se habían acelerado a causa del juego o si había sido por otra razón, ambas se miraron por un segundo y sintieron como sus acelerados latidos estaban coordinados. La bruja soltó a la humana de inmediato y se disculpó.
—Lo siento —dijo la bruja mientras se llevaba una mano a la nuca.
—Está bien, fue divertido —respondió feliz.
—¿Esto es algo... normal en el mundo humano? —preguntó insegura de lo que acababa de suceder.
—¡Claro!, aunque son más "peleas de almohadas" que "peleas de peluches", cosa que no abríamos podido hacer porque como podrás ver, no tengo muchas almohadas por aquí —afirmó.
Amity pudo observar que el lugar donde la humana dormía era una especie de manta en el suelo y no pudo evitar sentirse mal, «Luz merece algo mejor», pensó.
El tiempo pasó volando para las dos chicas, quienes pasaron el rato conversando sobre muchas cosas, desde los libros de Azura, hasta más datos del mundo humano que Amity no conocía, sin lugar a dudas a la bruja le encantaba saber más del mundo de la humana y la vez le parecía fascinante saber más de Luz.
La bruja se aseguró de mensajearle a sus hermanos para que supieran donde estaba y revisó el habitual mensaje que le dejaba su madre que simplemente decía que se durmiera temprano y siguiera poniendo en alto el apellido Blight.
Luz revisó la hora en su celular y se dio cuenta de que ya se habían pasado bastante de la hora a la que ella dormía regularmente, era hora de apagar las luces, pero solo entonces la humana notó un percance que había pasado por alto hasta el momento: Sólo tenía un saco para dormir.
La humana, como siempre, había hablado antes de pensar y cuando invitó a Amity a quedarse para una pijamada su cerebro pensó en su casa en la tierra, donde tenía su propia cama y por ende un saco de dormir para prestar, su expresión cambió por una de preocupación y no pudo hacer más que esperar que Amity no se enojara por lo que estaba por decir.
—Lo siento, pero... Olvidé que aquí sólo tengo un saco de dormir y.... —A Luz no se le ocurría un modo no incómodo de decirle a su amiga que lo mejor sería que una de ellas durmiera en el sillón de la sala.
Los pensamientos de Amity se tropezaban entre sí y una mezcla de emociones, sensaciones y una pizca de deseo terminaron por hacerla decir:
—Po-podríamos co-compartir —Había tartamudeado y no había forma de ocultar su sonrojo cuando sugirió eso.
La humana se sorprendió en un inicio y su cerebro pospuso lo de sugerir que alguien durmiera en el sillón.
—¿No te... molestaría? —tanteó.
—¿Por qué lo haría? —respondió la bruja, desviando su mirada al suelo.
Luz no respondió. Por un lado, quería decirle a su amiga sobre la otra opción; pero por otro lado una parte de su ser que no entendía le rogaba por aceptar la idea de Amity.
—Está... bien —dijo la humana—, sólo necesito un minuto para cambiarme —anunció amablemente.
—Oh, claro —Amity salió casi corriendo de la habitación y juntó la puerta una vez afuera.
Los pensamientos de la bruja estaban hechos un lío, al punto en el que tubo que gritarse a si misma mentalmente para poder calmarse, «¡Cálmate, Amity!, no hay ninguna razón por la que dos amigas no puedan dormir juntas de manera totalmente platónica. Además, no será algo raro mientras no lo conviertas en algo raro, sólo actúa natural, sólo compórtate como si esos ojos no te...».
—Amity, ya puedes entrar —llamó la humana desde la habitación.
Un escalofrío electrizante recorrió la espalda de la nombrada. Literalmente acabo de escapar de una ilusión creada por un demonio y sobrevivir a una caída de al menos 30 metros, «¡¿Por qué entonces lo que más me pone nerviosa es dormir al lado de Luz?!». La bruja respiró profundo antes de entrar otra vez a la habitación.
Una vez adentro observó como la humana había apagado casi todos los orbes de luz y también había abierto el saco de dormir todo lo que se podía.
—Yo... Tiendo a moverme mucho cuando duermo —afirmó la humana con una mano detrás de la cabeza—, así que por favor no dudes en despertarme si invado tu espacio o si te doy un codazo —Si eso pasaba, Luz se iría al sillón sin duda.
Amity asintió aún tensa. Ambas entraron en el saco y la humana subió el cierre del saco, de no hacerlo, el frío de la noche no las dejaría dormir. Luz apagó el último orbe que iluminaba la habitación, ambas estaban echadas mirando hacia arriba.
Las dos chicas sabían que iban a tener ciertas dificultades para conciliar el sueño, así que la bruja decidió hablar, tal vez así a ambas les daría sueño.
—Y... ¿Ya habías tenido una pijamada en el mundo humano? —preguntó.
—Pues...
Amity se golpeó en la cabeza mentalmente, Luz ya se lo había contado, que la única pijamada que tuvo fue con...
—Sí, con Emily —Su voz no expresaba ninguna emoción.
—Lo siento mucho, ya me lo habías dicho yo... —La bruja intentó enmendar su error.
—No hay problema. —Su voz recuperó la emoción y ahora evocaba calma, se dispuso a contarle algo a su amiga—. Cuando... Cuando estaba en esa casa dentro de la ilusión, con Gus y Willow, se sentía extraño, era como soñar despierta, en el fondo... Creo que sabía que nada de eso era real, pero, aun así, me rehusaba a volver a la realidad... De algún modo presentía que, si regresaba, nada sería tan fácil como lo era en esa ilusión; presentía que si volvía... Los recuerdos dolorosos también lo harían.
Amity, que escuchaba con atención cada palabra de su amiga, dejó de mirar hacia arriba y volteó su cuerpo hacia Luz mientras trataba de verla en medio de la oscuridad de la habitación.
Involuntariamente, la humana también había girado hacia su amiga.
—Luz, sé que lo que te dije cuando quería sacarte no fue... Lo más apropiado, pero... Tenía miedo...
La humana también trataba de ver a su amiga, pero toda expresión se hallaba oculta por el velo de la oscuridad nocturna. Después de una pausa, la bruja continuó hablando.
—Tenía miedo de perderte —finalizó Amity, echada de lado mirando hacia su compañera.
Hubo un silencio de unos segundos, antes de que Luz hablara.
—Cuando... Me estabas diciendo que nada era real, los recuerdos de... Emily —la voz de la humana se quebró un poco cuando pronunció ese nombre— comenzaron a regresar... ¿Por qué...? —A Luz le empezaba a costar hablar—¿Por qué los recuerdos más felices duelen más que los recuerdos malos? —La humana hizo su mejor esfuerzo para evitar que su amiga notara que había comenzado a llorar.
Amity era perspicaz por lo que notó al instante los pequeños sollozos de su amiga y no tardó en tratar de consolarla.
—Yo... —La bruja extendió su mano y la puso sobre el brazo de su amiga—. No sé lo que se siente perder algo así, no sé como se siente perder una amistad verdadera porque... Porque tu eres la primera amiga de verdad que he tenido. Lo que sí sé, es que... Nunca te pasará de nuevo, porque yo no voy a abandonarte Luz, bajo ninguna circunstancia —Sin darse cuenta, Amity había comenzado a acariciar el brazo de la humana.
—Lo... ¿Lo dices en serio? —preguntó entre lloros.
—Es una promesa —afirmó Amity, asintiendo con fuerza aún sabiendo que probablemente Luz no podría verla en ese momento.
Una sonrisa se dibujó en la cara de la humana, quien usó su mano libre para secarse las lágrimas antes de decir:
—Amity, la única razón por la que me permití recordarlo todo, tanto lo bueno como lo malo... Fue porque si olvidaba todo... También olvidaría a Willow a Gus... Y a ti... —Su voz tembló cuando pensó en el hecho de casi olvidar a Amity—. Eso es algo que no quiero que ocurra jamás, aún si tengo que vivir con recuerdos dolorosos —afirmó con seguridad mientras hacía un puño con la mano.
Amity sintió la tensión en el brazo de su amiga y entonces respondió:
—Todos... Todos tenemos recuerdos dolorosos, Luz, algunos más que otros, pero... Tenemos ser fuertes porque... Si dejamos que nuestras vidas sólo giren en torno a esos malos momentos, entonces no podremos crear nuevos recuerdos, buenos recuerdos... Recuerdos de cosas maravillosas, recuerdos de la gente que amamos y que nos ama... Y yo... —Lo último lo dijo en voz baja. Los pensamientos de Amity habían salido de sus labios, sin ninguna clase de filtro, como si fueran agua escapando después de que se derriba el muro de una represa—Yo.... —musitó. Las ideas se atascaron en la garganta de Amity y era incapaz de ordenar el revoltijo de palabras y emociones que se formó en su mente— Yo...
Un sonido proveniente del bolso de Amity se robó la atención de ambas de un momento para otro e interrumpió lo que fuera que quisiera decir la bruja.
—¿Qué fue eso? —preguntó al escuchar el curioso sonido. Había escuchado parte de lo que Amity quiso decirle, pero no se sentía preparada para oírlo, o, mejor dicho: no se sentía digna de escuchar tales palabras.
Amity conocía muy bien ese ruido, lo había descubierto el mismo día que llevó el cristal a su casa.
—Es... Es el ruido que hace el cristal cuando actualizan la información —explicó, sintiéndose aliviada, pues en su mente, estuvo a punto de decir algo de lo que se iba a arrepentir. Quizás se lo diría algún día, pero no en ese momento, no. Era demasiado pronto.
—Oh, ya veo —La curiosidad invadió a la humana, se sentó disponiéndose a pararse para traer el objeto que emitió el sonido, pero la mano que estaba en su brazo la detuvo.
—Podemos revisarlo mañana —aseguró la bruja, no queriendo que su noche fuera interrumpida por la mayor de sus preocupaciones.
La desilusión que Luz captó en la voz de Amity cuando le dijo esto hizo que volviera a acostarse, ya habían tenido suficiente de ese cristal por un día.
El silencio se alzó imponente una vez más, la irrupción ocasionada por el ruido que hizo el artilugio mágico había interrumpido un momento importante, siendo un alivio para Amity, un sentimiento de incertidumbre para Luz. Ninguna sabía si había algo que decir después de todo eso, los minutos avanzaron y ambas estaban echadas de lado, cara a cara, pero sin poder mirarse por la oscuridad, en completo silencio. La bruja estaba por dormirse cuando...
—Amity —La melodiosa voz de la humana sacó a la nombrada del vaivén entre sueño y lucidez en el que se encontraba.
—¿Sí? —respondió somnolienta.
—Quiero crear nuevos recuerdos... —Hubo una pausa antes de que Luz terminara su oración— Contigo.
Amity sintió ese cosquilleo en el estómago otra vez, sabiendo que era y resignándose ante lo que su corazón sentía respondió:
—Yo también, Luz.
Cuando estaban juntas, olvidaban lo frío que era el exterior. Ambas se durmieron sabiendo que se tenían entre sí, para sostenerse en este mundo salvaje.
El sol se ciñó gentilmente sobre las Islas Hirvientes, dando paso al inicio de un nuevo día. Cierta bruja de pelo verde abrió los ojos, dándose cuenta de que no estaba en su habitación y sonrojándose instantáneamente después de notar que su amiga se había movido mientras dormía hasta el punto en el que ahora la estaba abrazando como si ella fuera un osito de felpa. A la bruja no le disgustó en lo más mínimo, de hecho, deseaba quedarse así por un rato más, sólo necesitaba un poco más de tiempo entre los cálidos brazos de Luz; pero sabiendo que la humana pasaría un momento incómodo cuando despertara y descubriera que había hecho un poco más que invadir el espacio de Amity, la bruja de ojos dorados decidió intentar librarse del abrazo.
Cuidadosamente, la bruja retiró el brazo de su amiga de su estómago y se dispuso a levantarse sólo para notar que el cierre estaba del lado de Luz así que el único modo de salir de ahí era retorcerse como una serpiente hasta estar afuera. Aunque le costó, finalmente logró salir del saco de dormir, observó lo tranquila que se veía Luz al dormir, esto puso una sonrisa en su rostro.
Fue una mañana tranquila, Eda se despertó más tarde que cualquiera. Luz preparó el desayuno, que consistió en unos wafles hechos con ingredientes locales, la bruja saboreo cada bocado como si fuera el último y el corazón de la humana se alegró al ver que no solo y Eda disfrutaban de lo que ella preparaba.
Amity se despidió cordialmente de todos (exceptuando a Hooty, a quien ni le dirigió la mirada) y se fue a su hogar para acicalarse y prepararse para la reunión que Luz había organizado el día anterior.
El tiempo pasó muy lento para Luz, quien siempre estaba ansiosa por ver a sus amigos y aún así tenía un sentimiento en el pecho que no entendía, o que al menos no tenía sentido en ese momento; era esa una sensación de ¿Tristeza?
En el mundo humano, los domingos de Luz siempre habían sido deprimentes, pues al día siguiente tenía que volver a la escuela, donde no tenía amigos y todos la veían como una inadaptada. Sin embargo, esto no tenía sentido ahora que estaba en las Islas, ahora que asistía a una escuela con amigos que se preocupaban por ella y compartían sus gustos. Ahora que habitaba un mundo que, aunque peligroso, también había hecho realidad sus más locos sueños. Luz decidió que ignoraría ese pequeño "mal presentimiento" (como había decidido llamarlo) y solo continuaría con el grandioso día que tenía por delante.
Unas horas más tarde y el grupo se reunió en el café Stella, después de una buena noche de sueño y de poder levantarse tarde, todos se veían más descansados y con energía renovada.
—Espero que llegaran a casa a salvo, con esa lluvia hirviente... —dijo Luz sentándose al lado de Amity, los otros dos brujos se sentaron frente a ellas.
—No fue problema —aseguraron Gus y Willow.
—Siempre podemos hacer un paraguas mágico —afirmó el brujo.
—Oh, cierto —respondió la humana mientras tomaba un sorbo de su bebida.
El resto de la conversación se basó en temas triviales y Luz estaba feliz de haberse dejado aconsejar por sus amigos y pedir un cappuccino de bayas fantasma, se sorprendió de lo bien que sabía y para cuando se dio cuenta, había sido la primera en terminar su bebida. En definitiva "la comisión Thunderstorm" estaba pasando un buen rato.
—...Y entonces las dos brujas hicieron un pacto diabólico para revivir a Kyle —Luz estaba contándoles a todos la tercera temporada de American Horror Story.
—Los humanos tienen ideas muy extrañas de como somos las brujas —dijo Willow para después sorber un poco de su bebida—, además, es aterrador pensar que quemaban a las personas que eran brujas —añadió recordando otra parte del resumen de la humana.
—¿Te dejaban ver algo así siendo tan pequeña? —preguntó Gus, habiendo escuchado la aterradora trama.
—Pues, vi ese show con mi mamá y ella me tapaba los ojos con una almohada cada vez que pasaba algo demasiado fuerte —puntualizó—, así que supongo que no fue gran cosa —terminó.
Luz se disponía a continuar con su resumen, pero entonces Willow le dijo algo a Amity, quien había estado bastante callada durante su estancia en la cafetería.
—Amity, ¿estás bien? —preguntó a la chica con la mirada perdida.
—¿Qué?, Sí, claro —respondió tratando de disimular cambiando su expresión pensativa por una sonrisa.
—Es que, has estado algo distante hoy —dijo Willow.
Gus y Luz voltearon a ver a la bruja de pelo bicolor. Amity suspiró derrotada, lo que aquejaba su mente en esos momentos era comprensible: Cuando fue a su casa en la mañana, revisó por encima algunos de los archivos que se llevó el día anterior y uno de ellos era bastante perturbador.
—Verán... Esta mañana, revisé uno de los archivos que me llevé del hotel y... —Amity concluyó que la mejor manera de describirlo era diciéndoles lo que contenía, respiró profundo antes de continuar—. El título era "Código de moralidad" y tenía una serie de reglas creadas por el senado, y los castigos por romperlas, que eran: La muerte, tortura o ambas —explicó preocupada.
—Me sorprende que personas como las del senado tengan algo llamado "moral" —dijo Luz haciendo comillas con los dedos.
—Pues... Su sentido de la moral... Es simplemente aterrador —comenzó la bruja—, para empezar, instituyen que la única raza con derecho a existir en la isla es la de los brujos y la de las criaturas que les sirvan.
Todos en la mesa tenían miradas de consternación ante lo que tenía el documento.
—Eso no es todo —Amity sacó de su bolso el archivo del que hablaba, lo abrió y lo deslizó encima de la mesa para que todos lo vieran antes de continuar—, consideran como delito el tener bajos recursos...
Willow leyó una de las líneas que la otra bruja había subrayado.
—"Aquel que no posea los recursos para mantener un estilo de vida digno no merece nada más que la muerte" —Un escalofrío recorrió la espalda de la bruja al leer el texto.
—El resto del archivo tiene otras cosas como esa —dijo Amity, el resto del grupo comenzaba a entender porque había estado tan preocupada—, los castigos... parecen escritos por un sádico...
Los otros tres revisaron la sección de castigos, desde amputar las manos de cualquier ladrón sin importar si el objeto robado era una migaja de pan hasta una variedad de torturas relacionadas con los genitales de alguien si este cometía "actos impuros", que era como le llamaba el senado a cualquier acción de índole homosexual.
El rostro de los que leían el documento solo expresaba repudio ante las aberraciones escritas sobre ese papel, Gus estaba por pasar la página, pero fue detenido por la mano de Amity.
—No lo hagas —el tono de la bruja sonó más como un ruego que como una orden— La siguiente página solo tiene imágenes sobre lo que acaban de leer —Amity recordó muy bien el momento en el que se vio obligada a correr al baño a vomitar después de ver sólo la primera imagen que era de una pobre bruja horriblemente mutilada, su delito estaba explicitado al lado: "Intentar seducir a otra mujer".
Todos miraron a Amity ahora comprendiendo del todo, cualquiera se sentiría enfermo después de leer algo tan horrible.
—Esto es... Terrible —afirmó Gus.
—¡¿Quiénes se creen?! —exclamó Luz con indignación—, ¡¿Quiénes se creen para instituir reglas tan estúpidas como estas y castigar a gente por ello?! —La humana estaba muy enojada, Willow tuvo que calmarla para que no llamara más la atención ya que aún se encontraban en medio del cafetín.
—Luz, respira, respira —le pidió amablemente.
La nombrada obedeció, dándose cuenta de que el resto de los clientes del café había volteado a verla por el escándalo que casi arma.
—Lo que más me preocupa, es que los archivos que tomamos la otra vez tenían algo relacionado a esto ¿Recuerdan? —dijo la bruja de pelo bicolor.
—El que tenía el sello imperial —señaló Willow.
—El que decía que se había aprobado ese... ¿Cómo se llamaba? —inquirió Gus.
—"El plan de reducción a la normalidad" —recordó Amity.
—Lo que sea que estén planeando debe ser terrible —afirmó la humana, su voz ya no expresaba enojo, en su lugar ahora parecía angustiada.
—Eso es lo que temo... Por lo que vi —un pequeño remanente de las ganas que tuvo de vomitar cuando vio la imagen volvió— Ya han matado ha muchas personas, en muchas partes de las islas... El único lugar donde no hay víctimas aún es... Bonesbourgh.
La mención de la ciudad en la que vivían les causó repelús a todos. Ninguno encontraba palabras apropiadas para decir después de todo lo que se había dicho ya, hasta que.
—¿Había algo más en los otros archivos? —preguntó Luz, temiendo la respuesta a su pregunta.
—Los otros sólo tenían... Información sobre más víctimas del senado, todos eran sobre personas que incumplieron con su estúpido "código de moralidad" —la voz de la bruja reflejaba la pena que sentía al pensar en los inocentes brujos y brujas que habían sido asesinados despiadadamente.
Todos reflexionaron unos minutos en sus asientos, inseguros de que hacer ahora, tenían tanta información, pero ninguna forma de utilizarla. La idea que tuvo Amity de entregarle la información al aquelarre del emperador quedó descartada el día en el que ese archivo con el sello imperial llegó a sus manos y la ubicación de su padre seguía siendo un misterio para ella. En este punto no tenía sentido seguir ocultando de los otros dos brujos lo que había pasado con el objeto en su mochila.
—El cristal —La voz de la bruja sacó a los otros de sus pensamientos— también se actualizó —finalizó. Su tono expresaba desesperanza.
—¿Y qué esperamos? —inquirió Willow levantándose de su asiento, llamando la atención de sus amigos—, puede que no podamos detener sus horribles actos... Pero si algo hemos hecho hasta ahora contra ellos ha sido robarles sus tontos archivos y parece que eso no les gusta para nada —afirmó con severidad— Y en este momento no hay nada más que quiera hacer a parte de.... ¡Fastidiarlos! —La bruja había usado una palabra más fuerte que "fastidiarlos" en su cabeza, pero no se rebajaría a usar lenguaje tan vulgar.
Luz empatizó al instante con el sentimiento de Willow pues la bruja tuvo razón cuando dijo que la única manera de exasperar al senado que tenían era seguir con las infiltraciones que habían hecho hasta ahora. A Gus le tomó algo más de tiempo, pero no se quedaría impotente ante el sentimiento que tenía de hacer algo contra esos maniacos.
Amity vio a todos sus amigos, una vez más tenían esa mirada decidida ahora con un toque de ira, ira que ella también sintió cuando leyó esos archivos. La bruja les devolvió la mirada feroz que tenían y activó el cristal.
—Esta vez la reunión será en un castillo —afirmó, escudriñando con la vista la gigantesca construcción que aparecía en el holograma.
Eda estaba disfrutando de su fin de semana y aunque lo negaría si se lo preguntaban, disfrutaba del show que estaban pasando en su bola de cristal, había comenzado a verlo solo porque King se lo rogó. Ahora se negaba a perderse un solo segundo de "La bruja solitaria", por levantarse a conseguir algo de comida.
De pronto la estridente voz de Hooty le hizo perder la ilación de la serie.
—¡Tienes una visita!
Eda hizo un puchero mientras se levantaba del cómodo sillón, King ni se inmutó, limitándose a seguir viendo el programa. La dama búho se acercó a la puerta con desgano, sorprendiéndose por la persona que Hooty había atrapado enredando su cuerpo.
—¡¿Lilith?!
—Eda, ¿puedes decirle a esta cosa que me suelte? —inquirió con molestia.
—Está bien... Hooty, apriétala un poco más.
—¡A la orden! —respondió el búho.
Lilith hizo una expresión de dolor cuando el adorno apretó su agarre.
Eda rio un poco antes de decir:
—Okay, okay, ya puedes dejarla, Hooty.
La líder del aquelarre del emperador detuvo su caída con sus manos y se puso de pie mientras se quitaba el polvo.
—¿Cómo encontraste mi casa? —preguntó la dama búho.
—Estuve sobrevolando los bosques por más de una hora —explicó.
—¿Y cuál es la urgencia? —respondió con sarcasmo— Porque si estás aquí solo para rogarme que me una al Aquelarre del emperador, estás perdiendo tu tiempo.
—Si quiero que te unas al aquelarre, y lo harás, tarde o temprano —afirmó—. Pero no es por eso por lo que te estuve buscando.
Eda levantó una ceja en espera al motivo de la inesperada visita.
—Tu... "Estudiante" ¿Está en casa? —preguntó.
—¿Hablas de Luz? ¿Qué te traes tu con ella?
—Sólo responde —dijo con dureza.
—No, no está, ya puedes irte —dijo tratando de cerrar la puerta.
—¡Edalyn, esto es serio!
—¿Cuál es el problema entonces? No me digas que te molesta que mi Luz se halla hecho amiga de tu pequeña sangre-azul.
—¡¿Sabes donde está Luz?! —preguntó.
—Con unos amigos, me estoy comenzando a cansar de responder preguntas sin sentido ¿Puedes decirme ya para qué la necesitas?
—Ella... Ella... ¿Puedo pasar? —Lilith sabía que tenía mucho que contar y no quería hacerlo parada en la puerta.
La dama búho sintió la preocupación en la voz de su hermana, por lo que aceptó la petición.
—Bien, puedes entrar... Pero no te pongas muy cómoda —dijo mientras le daba espacio para que pasara— King, llévate esa cosa arriba, tengo que hablar con mi hermana.
El nombrado estaba embobado con el programa, por lo que obedeció robóticamente llevándose la esfera con él a la planta alta.
Las dos hermanas se sentaron en el sillón y Eda habló.
—Ya estás aquí, ahora dime, porque insistes en encontrar a Luz.
—Ayer la vi... En una reunión en el hotel Willard.
—¿Hablas de esas fiestas de ricos?
—Llámalo como quieras, el punto es que tu humana no tenía que estar allí.
—No seas dramática, Lilith, probablemente le dio curiosidad por saber que estaba pasando en ese hotel y terminó colándose en esa fiesta tuya... ¡Que alguien la arreste! —exclamó con ironía— Hicimos cosas peores cuando éramos niñas Lili.
—No lo entiendes... Ella no sólo se coló a una fiesta —dijo llevándose los dedos al puente de la nariz, con molestia—. Ella y otros 3 saltaron del piso más alto del hotel y aterrizaron en la piscina.
—¿Y sobrevivieron? Vaya... Esa niña me enorgullece más cada día —afirmó sonriendo.
Lilith no soportaba la actitud de su hermana.
—¡¡El Penthouse del hotel era el lugar donde se estaba reuniendo el senado sombrío, Edalyn!!
—¿Y?
—¡¿No tienes idea de lo que eso significa?!
Eda negó con la cabeza indiferentemente.
—El senado sombrío es un grupo de asesinos de élite, su trabajo oficial es matar a cualquiera que se oponga al emperador, pero últimamente han estado tratando de imponer sus políticas en todas partes de las islas hirvientes y créeme cuando te digo que, si mi disciplina te molesta, la de ellos te mataría ¡Literalmente!
—¿Y dices que Luz estuvo en el mismo lugar que esos maniacos? —El tono de Eda cambió por uno más serio cuando recordó el día en el que la humana regresó a casa con cortes.
—No estaba sola... Llevaba máscara al igual que las otras 3 personas que la acompañaban —añadió— Esto es muy serio... Si tu humana ha estado haciendo cosas en contra del senado, su vida y la de quien sea que esté con ella corre peligro. Esos tipos no son como yo, ellos van a asesinar a cualquiera que...
—¿Estás segura de que era Luz a la que viste? —interrumpió.
—Totalmente —aseguró—, Edalyn tienes que decirle que deje de hacer lo que sea que esté haciendo con esos enmascarados.
—No puedes estar segura de que ella estaba haciendo algo contra este "senado" del que hablas, quizás solo se metió en problemas con la administración del hotel, una cosa llevó a la otra y terminó... Ya sabes.
—El hotel está administrado por el senado, y ellos tienen una visión muy distinta de cómo se castiga la intrusión de alguien a una simple fiesta.
Un mal presentimiento llenó el pecho de la dama búho cuando escuchó eso... Últimamente Luz había pasado mucho tiempo fuera de casa, ya sea con esa tal Amity, o con sus amigos, ¿sería posible que de verdad se hubiera metido en un problema de esa magnitud?
—Dijiste que había salido con sus amigos ¿No? ¿Estás segura de que eso es lo que está haciendo ahora?
Eda sintió una punzada en el pecho al pensar que la vida de su alumna podría estar en grave peligro en esos momentos.
—Al fin me servirá de algo tenerte de hermana —afirmó la dama búho—, Eres la líder del aquelarre del emperador ¿No es así? ¿Podrías hacerle un favor a tu querida hermanita y pedirles a esos psicópatas que, si se encuentran con una humana, no la maten?
Lilith se refundió en su asiento antes de explicarse.
—El senado está por encima de cualquier aquelarre, sólo reciben ordenes se su presidente y del emperador, no tengo ningún poder sobre lo que ellos hacen.
—Maldición Lili —refunfuñó Eda. Luego miró a su hermana y se preguntó cómo es que ella sabía tanto y qué hacía ella en una fiesta organizada por ese grupo— Un momento... Este senado, es una especie de grupo secreto ¿verdad?, me acabas de decir que tú no tienes ningún poder sobre ellos... Debe ser el único grupo que está por encima de tu aquelarre y absolutamente nadie lo conoce... ¡¿Cómo es que tú sabes tanto sobre él?!
La otra bruja palideció por un segundo y no había nadie en este mundo que leyera mejor sus emociones que su propia hermana, antes de que le respondiera Eda habló.
—No puedo creerlo —la mirada culpable de Lilith le había dicho muchas cosas a la dama búho—. Quieres formar parte de ese senado ¡¿No es así Lilith?!
La líder del aquelarre imperial no iba a dejar que nadie le hablara así.
—¡Eso no es de tu incumbencia!
—Lili —la nombró con pena mientras se imaginaba lo peor—, siempre has sido muy dedicada con tus ambiciones, no te importó sacrificar nuestro lazo de hermanas con tal de unirte a ese dichoso aquelarre... Pero ¿Matar? ¿¡Estas dispuesta a matar sólo para tener más poder!?
—Vine aquí para decirte que la vida de tu pequeña mascota humana está en peligro no para ser acusada —Se levantó y se dirigió a la puerta.
—¡¿Así es como percibes la vida ahora?! —exclamó, haciendo que su hermana se detuviera— ¡¿Llamas mascota a una pequeña niña?! En que te has convertido...
—¡Yo no me convertí en nada! ¡Esto es tu culpa, si tan sólo...!
La discusión de las hermanas Clawthorne se interrumpió cuando Hooty gritó de dolor y la puerta de la casa búho comenzó a recibir una serie de golpes violentos.
Tres brujos y una humana caminaban por el bosque, acercándose a su destino con cautela y revisando sus alrededores para asegurarse de que nadie los estuviera siguiendo. Luz estaba feliz de no haber sido la única que trajo su máscara consigo, sus amigos, ya acostumbrados a las misiones que tenían cada vez que se juntaban también habían traído las suyas, no pudo ser más apropiado.
—El castillo es monumental —dijo Gus—, debe ser difícil mantenerlo todo vigilado —afirmó mientras caminaba revisando el mapa otra vez.
—Eso espero —afirmó Amity—, porque de otro modo no sé como vamos a entrar allí.
Avanzaron un poco más, hasta que llegaron a la ubicación, tuvieron que ascender por una gran colina repleta de árboles que no se podía ver al estar protegida por un hechizo que la hacía invisible a menos que te acercaras lo suficiente al lugar. Mientras subía, la humana sólo veía una pequeña mancha gris a la distancia, pero mientras más se acercaba, más notaba que esa pequeña mancha era en realidad una pequeña porción de uno de los gigantescos muros que rodeaban el hermoso castillo.
Incluso sabiendo que ese lugar era donde se reunía un grupo de personas horribles el grupo no pudo evitar maravillarse con la bella arquitectura del lugar.
Apenas podían ver el castillo completo desde el lugar en el que estaban, pero lo poco que podían distinguir era majestuoso.
—Woooow —Luz no pudo contener el asombro al ver la construcción.
—Para ser unos asesinos sádicos —dijo Gus—, tienen buen gusto con los lugares donde hacen sus reuniones.
Los 4 siguieron avanzando, la humana delante de todos, ansiosa por averiguar como sería el castillo por dentro.
Amity seguía a Luz a paso riguroso, pues la emoción de la latina la había hecho adelantarse bastante del resto del grupo, detrás de la bruja de pelo bicolor estaban Willow y Gus. Finalmente llegaron a la entrada, que se encontraba cerrada, la humana admiró la gigante puerta y se extrañó de que no hubiera guardias de ningún tipo.
La humana dio un paso más y fue entonces cuando una línea incandescente de color rojo apareció debajo de sus pies, Luz estaba distraída por lo que no notó esto; Amity por otro lado sabía lo que pasaría si su amiga se quedaba en ese lugar un segundo más, corrió lo más rápido que pudo hacia ella.
—¡¡¡¡Luz!!! ¡¡Cuidado!! —exclamó empujándola, causando que amabas cayeran.
La línea roja en el suelo se iluminó con fuerza y antes de que Gus y Willow alcanzaran a las otras dos chicas una pared de fuego gigantesca se alzó alrededor del castillo impidiendo que se acercaran y revelando que esa línea en el piso era en realidad un enorme círculo de hechizos.
Luz observó como las llamas se alzaban en lo alto, la bruja de pelo bicolor se giró también para ver la gigante y ardiente pared de fuego. Ambas se pusieron de pie al instante y entonces escucharon a sus amigos llamándolas.
—¡Luz! ¡Amity! —llamaron los dos.
—¡Chicos! —respondieron las nombradas.
Las llamas emitían un ruido parecido al cuando se quema madera, dificultando la comunicación entre el equipo.
—¡¿Qué pasó?! —preguntó Willow.
—¡Hay una especie de círculo de protección alrededor del castillo!
—¡Lo activé por error chicos! —exclamó la humana, con arrepentimiento.
Willow se tomó unos segundos para pensar, hasta que exclamó:
—¡Tengo una idea! —la bruja de pelo grisáceo hizo un círculo de hechizos e intento pasar una rama por encima de las llamas, pero estas se alzaron y la incineraron en un instante causando que la bruja hiciera un ruido de enojo e intentara lo mismo, pero por debajo del círculo; invocó otra rama y trató de hacerla pasar por debajo del fuego, pero esto solo le sirvió para comprobar que ese hechizo quemaría todo lo que se acercara a este, sin importar la dirección de la que se acercara— ¡Lo siento chicos, esta cosa es infranqueable! —exclamó angustiada.
—¡¿Puedes intentar hacer que crezca una rama de este lado?! —gritó Luz.
—¡Lo voy a intentar! —respondió Willow desde el otro lado.
La bruja intentó canalizar un hechizo, pero ese fuego no era un cualquiera, ningún hechizo pasaría de un lado para el otro.
—¡Lo siento! ¡No funcionó!
Amity tenía una expresión estoica mientras intentaba pensar en una forma de salir, la humana por su lado estaba comenzando a asustarse, la primera estaba por sugerir algo, cuando sin previo aviso, el fuego comenzó a acercársele.
—¿Pero qué? —exclamó retrocediendo hacia el castillo al igual que Luz.
Las dos chicas intercambiaron miradas de preocupación mientras el muro de fuego seguía aproximándose a ellas.
—¡¿Están bien?! —preguntó Gus con preocupación.
Amity y Luz seguían retrocediendo hacia la puerta cerrada del castillo preocupadas por lo que pasaría si eran alcanzadas por el hechizo. La bruja de pelo bicolor se dio cuenta en ese momento: Habían caído directo en una trampa y sólo quedaba una opción.
—¡Pidan ayuda! ¡¡Rápido!! —gritó Amity.
—¡Busquen a Eda! —añadió Luz.
Willow y Gus se miraron por un segundo antes de responder.
—¡Eso haremos! —exclamó el brujo mientras comenzaba a correr.
—¡Resistan! —habló la bruja uniéndose a Gus en la carrera para encontrar a la dama búho.
Las dos chicas estaban por entrar en pánicos, Luz trató de golpear la puerta que incluso suponiendo que estuviera abierta necesitaría mucha más fuerza de la que tienen dos niñas para poder abrirse. El sudor bajaba por la frente de ambas mientras pensaban en un posible escape, Luz se rindió con la puerta, tomó a Amity de la mano y la jaló hasta el muro que rodeaba la entrada.
—¿Sabes escalar? —preguntó desesperada.
La bruja asintió, entendiendo al instante lo que tenía en mente la humana, quien se dispuso a comenzar a trepar el muro.
—Espera —Amity la detuvo por un segundo, para después invocar una abominación que elevó a las dos del suelo. Mientras más rápido llegaran a la cima de este, más rápido estarían a salvo de las sofocantes brazas.
Ambas comenzaron a escalar la pared de piedras lo más rápido que podían, mientras el hechizo alrededor del castillo les pisaba los talones. La primera en lograr subir fue Luz, quien ni bien llegó se agachó y le extendió la mano a Amity para ayudarla a subir lo antes posible. La bruja de pelo bicolor estaba por llegar, pero dio un mal paso y entonces...
—¡Te tengo! —exclamó la humana, quien se había estirado para alcanzar la mano de Amity, quien ahora colgaba apenas habiendo sido por su amiga— ¡Vamos! ¡Vamos, brazos de nerd, no me defrauden ahora! —pujó mientras usaba toda la fuerza que tenía para jalar a su amiga hasta la cima del muro. La bruja se sentía impotente al solo tener la opción de resignarse ante lo que pasara.
Luz logró subir a Amity, quien ni bien pudo hacer contacto con el borde del muro lo terminó de escalar para quitarle el peso a su amiga. Ambas intentaron recuperar el aliento por un segundo.
—Gracias, Luz —dijo la bruja quien aún seguía muy agitada.
La nombrada pudo notar como el muro de piedra del castillo no detuvo el hechizo de fuego, sino que este continuó por arriba como si nada.
—¡Agradéceme luego! —gritó para después volver a tirar de Amity para hacer que se levantara y se alejara de las llamas.
Las chicas corrieron hacia el otro borde del muro, deteniéndose en seco una vez vieron lo alto que estaban, los corazones de las dos estaban por explotar del esfuerzo y ambas sabían que si intentaban escalar hacia abajo el fuego las alcanzaría. Pero la bruja fue más rápida, tomó a Luz de la mano y saltó con ella mientras usaba su mano libre para hacer un hechizo en el aire.
Una abominación se alzó sobre el suelo donde aterrizarían las dos y extendió sus brazos, las dos cayeron con tal fuerza en el pecho de la criatura que la derribaron, afortunadamente, su gelatinosa masa fue suficiente para amortiguar la caída del dúo.
Ni bien las dos le levantaron y se limpiaron los restos de abominación como pudieron, continuaron su huida ya que el hechizo de fuego no había mermado ni un poco su velocidad.
Se vieron obligadas a correr por uno de los muchos jardines que decoraban el lugar hasta llegar a la entrada al interior del castillo, mientras se acercaban a este pudieron observar como los torreones y baluartes donde se suponía que tenían que haber guardias estaban vacíos, el lugar parecía desierto.
Una vez adentro, usaron sus fuerzas combinadas pera cerrar la puerta, que era mucho más pequeña que la de la muralla exterior. Tenían la esperanza de que el fuego no las siguiera al interior de la construcción, pero este no sólo las siguió, sino que también cambió su forma, convirtiéndose en un alud de llamas aún más ardientes; las persiguió como si fuera un ser viviente.
Ninguna de las dos tuvo tiempo de examinar los bellos adornos que decoraban los incontables pasillos y recovecos de la fortaleza pues estaban muy ocupadas escapando, el hechizo les cortó el paso muchas veces, obligándolas a tomar otra dirección o a subir y bajar algunas escaleras, era como si estuviera guiando ganado al matadero.
Acorraladas por el fuego, llegaron a un enorme pasillo que guiaba hacia una puerta finamente decorada con oro y gemas preciosas, sin más opciones abrieron la misma y una vez adentro la cerraron otra vez, retrocedieron alejándose de la entrada, temiendo que ese terrible hechizo continuara su persecución como había hecho hasta ahora, sin embargo, lo único que escucharon fue un golpe sordo en la puerta y luego silencio.
Se quedaron expectantes unos segundos más, temiendo haber sido engañadas por sus oídos, pero nada pasó, recién entonces se relajaron un poco y se sentaron en el suelo para intentar calmarse y desacelerar sus respiraciones, creyendo que finalmente estaban a salvo.
—¡Lo veo y no lo creo!
Una voz juguetona resonó en las paredes del enorme salón donde se encontraban, las dos se pusieron sus máscaras instintivamente antes de voltear hacia el origen del sonido.
El miedo recorrió la médula de las dos chicas cuando vieron a la persona frente a ellas.
—¡No puedo creer que dos niñitas hallan causado tantos problemas! —exclamó el líder del senado sombrío— ¿Tienen idea de la cantidad de problemas que ocasionaron? —el enmascarado se levantó del trono en el que estaba sentado— ¡Claro que no! —se respondió a sí mismo.
El pelirrojo miró a las dos chicas frente a él, observó como apenas estaban recuperándose del pequeño hechizo y entonces dijo:
—Bueno... Que mi sorpresa no me quite mis modales ¡Bienvenidas al castillo Hohenzollern! mi nombre es Weierstrass. —Caminó hacia a las dos y entonces estuvo seguro de que ellas dos eran las que se llevaron el cristal de la biblioteca hace unos días—. Es un honor recibir como visita a la señorita Amity Blight —dijo cordial, pues había visto muy bien la cara de las dos cuando entraron corriendo al recinto—, ahora me pregunto ¿Cuál es el nombre de su distinguida compañera? —preguntó mirando fijamente los ojos de Luz a través de la máscara, al no obtener respuesta se acercó aún más a las dos y entonces lo vieron con claridad, esta vez no llevaba el saco que cubría los lados de su rostro—. Te agradecería que respondieras porque... Me interesa mucho saber el nombre de la única otra humana en la isla.
Era humano, el líder del senado de psicópatas era humano y la sonrisa que brillaba en su rostro comenzaba a perturbar al dúo. Las chicas yacían impávidas en su posición, no le responderían a ese maniaco ninguna de sus preguntas y Amity había ganado confianza al saber que, ya que era un humano, su control de la magia debía ser extremadamente limitado.
Al ver que ninguna de las dos estaba dispuesta a conversar con él, decidió continuar con su diálogo unilateral.
—¿Nada? —miró a la bruja reclamándole con la mirada— Esperaba más modales por parte de la hija de Gaspard.
—¡¿Qué sabes tú de mi padre?! —inquirió con enojo.
—Sé bastante —hizo una pausa antes de continuar— No me digas que él es quien ha estado enviándote a ti a tu amiguita a molestarme, siempre fue algo maquiavélico ¡¿Pero poner a su propia hija en riesgo?!, que decepcionante...
—¡Él no nos envió! —respondió Amity a la defensiva.
—¿Entonces están aquí por cuenta propia? —preguntó incrédulo, observando el nerviosismo de las dos— Los que ustedes tienen, señoritas, se llaman agallas —afirmó sonriente.
—¡Dime porque enviaste a tus soldados a amenazar a mi padre! —ordenó enojada.
—¿Me acabas de gritar? ¿Quién te crio? —preguntó con sorna— Dudo que el mojigato de Gaspard halla podido criar a una niña tan valiente.
—¡Responde! —gritó otra vez.
—Pide y se te dará, si respuestas es lo que quieres entonces respuestas tendrás —dijo con confianza—, pero lamento informarles a ambas que no tengo mucho tiempo... Estuve cubriendo todos los desastres que ustedes causaron para que esos buitres del senado no se me lanzaran al cuello, por eso le di la tarea de atraparlas a mis niños, pero ustedes, de algún modo los asesinaron, mis respetos —habló sin inmutarse—. Supongo que la lección es que si quieres que algo se haga bien... Debes hacerlo tú mismo. Pero cómo estaba diciendo, no tengo mucho tiempo ahora mismo así que... Que dicen si les respondo mientras nos batimos a duelo.
Las dos se congelaron por un segundo, primero por haberse enterado de que los dos brujos que las atacaron estaban muertos y segundo por que acababan de ser desafiadas a un duelo.
—Tomare su silencio... Como un sí —El humano se puso en posición de combate y de uno de los muchos bolsillos del interior de su abrigo, sacó 3 cartas que lanzó hacia el dúo.
Las dos chicas se alejaron de estas como si fuera un reflejo involuntario. Cuando las cartas impactaron en el suelo explotaron con gran poder, pequeños escombros del suelo salieron despedidos hacia ambas como perdigones, cortándolas y quedándose clavados en su piel.
Amity y Luz se hincaron en el suelo por el daño ocasionado y le agradecieron a la adrenalina por hacer que el dolor se disipara unos segundos después, sus oídos zumbaban por el ruido de la explosión y no se habían vuelto a parar, cuando del humo ocasionado por la detonación emergió el Líder del senado, lanzándoles más cartas.
La bruja reaccionó e invocó una abominación para que recibiera el impacto del siguiente ataque. Las cartas impactaron en la criatura y se convirtieron en esferas de acero de las cuales emergieron una gran cantidad de afilados picos, la abominación se tambaleó y el peso de las esferas terminó por hacerlas atravesar el cuerpo de la criatura y caer al bello suelo de granito.
—¡Bien jugado, señorita Blight! —anunció feliz mientras se acercaba a la nombrada y alistaba más cartas.
El enmascarado esquivó con habilidad los ataques del monstruo creado por Amity y se dispuso a lanzarle otra ronda de ataques cuando del suelo a su costado emergió una columna de hielo que por poco lo golpeó en la cara con fuerza, esta había sido creada por Luz, quien estaba en arrodillada tocando la carta con la que atacó al pelirrojo.
—¡¿También sabes usar glifos, niña?! ¡Ustedes dos son cajas llenas de sorpresas! —afirmó alegre, parecía no haber sentido dolor por el golpe.
—¡Dijiste que responderías! —exclamó la bruja.
La humana se paró de su sitio y apretó los puños, aún eufórica por la batalla y lista para lanzar sus propias cartas, alegrándose por traer suficientes hechizos de hielo consigo.
—Y eso haré —respondió para tomar una sola carta y lanzársela a las dos.
La abominación de Amity volvió a protegerlas y esta vez el ataque hizo explotar un costado del monstruo, que tardaría un rato en volver a formarse.
Luz lanzó una de sus cartas, que se convirtió en un pico de hielo y le rozó la mejilla al líder del senado, causándole un pequeño corte superficial.
—Debiste apuntar a la cabeza —se burló el humano—. Ahora ¿Qué querías saber de tu padre? —preguntó mientras lanzaba otro ataque hacia ambas.
La bruja y la humana saltaron hacia un lado para esquivar la carta que se convirtió en ácido cuando tocó el suelo. Las dos se pararon otra vez, se miraron comenzaron a moverse a su alrededor para facilitar el esquivar los ataques de su contrincante. Weierstrass notó esto y también comenzó a moverse, los dos bandos estaban en posición de ataque mirándose de frente mientras caminaban en círculos. Cada decisión hasta ahora los había reunido en la danza más mortífera de todas, la que solo se daba durante fragor de una batalla.
—Tu familia le debe un favor al senado, señorita Blight —dijo para después lanzar una carta frente a las niñas, está actuó con una bobina de tesla y poderosos rayos eléctricos salieron de ella, el dúo tuvo suerte de quedar ileso—. Verás, tu abuelo fue presidente del senado hace algunos años y tomó algunos recursos que no le pertenecían, mandé a mis chicos a reclamar lo que es nuestro pero tu padre resultó ser de los que tiran la piedra y esconden la mano.
Amity le lanzó una bola de fuego al líder del senado, que esquivó sólo para casi ser alcanzado por uno de los ataques de hielo de Luz.
—Es imposible, mi abuelo jamás sería parte de un grupo como el tuyo —aseveró la bruja.
—Ya te dije que tengo una política de honestidad... Por cierto, ese hechizo de fuego fue un chiste—añadió para después lanzar una carta que se convirtió en una esfera llameante enorme.
La abominación apenas se recuperó para esta vez recibir el ataque de fuego en lugar de las chicas, afortunadamente, las criaturas así no son inflamables por lo que Amity la mandó al ataque contra Weierstrass.
—Después de que tu abuelo fue destituido por sus "préstamos" —El pelirrojo esquivó un golpe de la abominación deslizándose entre las piernas de esta—, el puesto de presidente del senado se le ofreció a tu padre —Weierstrass esquivó otro golpe, esta vez saltando hacia atrás—, pero él lo rechazó, por lo que tu buen abuelo dejó al senado en mis confiables manos.
—¡Lo que ustedes hacen es monstruoso! —gritó Luz.
—¡Cuando el emperador se entere, todos ustedes irán al comformatorium por sus crímenes!
El presidente del senado comenzó a reírse a carcajadas.
—¿Cuándo el emperador se entere? —cuestionó con voz burlona, para después lanzar un ataque de ácido contra la abominación, derritiendo gran parte de esta.
—¡El padre de Amity dijo que se iba a encargar de ustedes! —exclamó la humana.
—¡Y cuando el regrese los va a...! —Amity fue interrumpida por el enmascarado.
—¿Hablan en serio? —se rio un poco más— Ay niñas... El emperador ya lo sabe —dijo con una sonrisa y les lanzó una carta que explotó en miles de pequeñas esquirlas de hielo.
Luz reaccionó usando dos cartas de hielo para crear un muro que protegiera a ambas.
—Ustedes bribonas, se han llevado muchos archivos ya... No me digan que no vieron el sello imperial que aprueba mi último plan.
Aún detrás del muro, Amity comenzó a temblar pues si lo que decía su atacante era cierto, entonces no sabía que era lo que iba a hacer su padre.
—El emperador no sería ni la mitad de lo que es sin la ayuda del senado —afirmó el humano—, y esos niños del aquelarre del emperador, estoy seguro de que se tocan en las noches mientras se imaginan que lograron entrar al senado, pero sólo los mejores tienen ese honor —anunció feliz.
—¡Mientes! —Amity se rehusó a creer lo que salía de la boca del pelirrojo.
—Les he permitido hacer muchas cosas, señoritas, pero acusarme de mentir ¡¡¡No es una de ellas!!! —gritó con enojo mientras les lanzaba cartas que se convirtieron en una especie de gas morado.
El dúo salió corriendo de su cobertura mientras tosían por acción del gas, sus gargantas ardían como nunca. Mientras trataba de alejarse del enmascarado, Luz se dio cuenta de algo que le causó escalofríos, se le habían terminado las cartas de hielo. Amity estaba agotada por el enfrentamiento y por toda la información que acababa de recibir, saber que el aquelarre al que tanto quería unirse era sólo una preparación para llegar a ser parte de ese senado de maniacos la había afectado bastante.
—Leímos sobre todo lo que hiciste ¡Eres un monstruo y un enfermo! —La humana lo insultó.
—Había olvidado que se llevaron archivos con mis mejores trabajos —mencionó mientras recordaba con alegría cuando estaba torturando o matando a los que consideraba pecadores—, pero no me llames así —dijo con tono triste—, después de todo... —Se quitó la máscara, revelando el resto de su rostro, su nariz respingada y las pequeñas pecas que cubrían sus tersas mejillas. Miró a Luz con sus penetrantes ojos de color verde pardo— Sólo soy un humano, como tú.
El dolor que ocasionó el gas en los pulmones de las chicas casi las había dejado fuera de combate y Weierstrass se les estaba acercando, las dos estaban de rodillas en el suelo y Amity estaba apoyada en el hombro de Luz para evitar desplomarse.
—No —murmuró la humana por lo bajo, al mismo tiempo que escuchaba el sonido que hacían las botas del pelirrojo mientras se acercaba lentamente.
—¿Qué dijiste? —preguntó mientras seguía caminando.
—No —dijo otra vez, con la voz rota.
—¿No qué? —inquirió el humano.
—¡¡¡No soy como tú!!! —gritó con todas sus fuerzas mientras le lanzaba las cartas de luz que tenía.
Weierstrass quedó segado por un segundo, tiempo que la abominación de Amity (o lo que quedaba de ella) aprovechó para intentar golpearlo.
La bruja y la humana cerraron sus ojos para no ser segadas y cuando los abrieron de nuevo...
—Estuvo cerca —La característica voz del pelirrojo llegó hasta los oídos de las chicas, calando hasta sus huesos.
Ambas se fijaron en frente y se encontraron con la abominación totalmente disuelta y con el humano parado encima del charco que era ahora la criatura. El mayor se agachó para verlas lo más cerca posible, ambas parecían aterradas y no había nada que le placiera más que ver el miedo en sus víctimas.
El líder del senado suspiró con felicidad, Luz quiso decir algo, pero fue callada cuando el hombre se irguió y la pateó en la mandíbula con fuerza, quedando noqueada. Los ojos de Amity se llenaron de lagrimas cuando vio a la humana caer de cara al suelo y su corazón casi se detiene del dolor que sintió cuando vio que se formó un pequeño charco de sangre debajo del rostro de la humana; cuando volteó a ver a Weierstrass lo último que vio fue el puño de este a justo antes de golpearla.
Amity abrió los ojos lentamente, adolorida, le tomó unos segundos recobrar la conciencia, se llevó una mano al rostro y notó que tenía un doloroso moretón debajo del ojo izquierdo; entonces se acordó de Luz, el miedo la consumió por un momento temiendo lo peor, pero entonces la vio inconsciente en el suelo, frente a ella, el charco de sangre ya no estaba.
—¡¡Luz!! ¡Luz! —la llamó gritando mientras la agitaba con fuerza.
La nombrada despertó y vio la lastimada cara de Amity.
—¡¿Amity?! ¡¿Estás bien?! —fue lo primero que dijo.
—Eso no importa ¿Estás bien tú? —preguntó la bruja casi llorando— Pensé que te había perdido —el llanto ya había comenzado.
Las dos se abrazaron entre lágrimas.
—Estoy aquí, estoy aquí —reconfortó la humana mientras acariciaba la espalda de Amity.
Cuando se separaron sus miradas se cruzaron, a la bruja le dolía más ver la sangre seca debajo de la nariz de Luz que sus propias heridas. Ambas se pusieron de pie, se limpiaron las lágrimas y recién entonces observaron el lugar donde se encontraban, ya no parecía el interior del castillo. Se encontraban en una especie de cuarto, el color de este era etéreo, celeste como el cielo, pero limitado como una caja, ambas caminaron un poco y encontraron las paredes, el lugar en el que estaban era bastante pequeño. De pronto, la voz que probablemente le causaría pesadillas por siempre sonó otra vez.
—Así que te llamas Luz, es nombre muy bonito y me parece que también apropiado —habló.
Ambas se pusieron a buscar de donde venía la voz, pero no lograron encontrar nada, el pánico las comenzó a invadir.
—Tranquilas, no las voy a lastimar, como les dije yo jamás miento así que pueden confiar en mí —dijo con su pícara voz—. Ustedes me han demostrado cuanta fuerza puede tener alguien tan pequeño, fue inspirador la verdad —continuó—. Así que seré breve, una de ustedes tiene una oportunidad de salir de aquí con vida —anunció, el tiempo se detuvo por un segundo para las dos chicas cuando escucharon eso—. Dime Luz, ¿Alguna vez viste "El juego del miedo"? —preguntó. La nombrada se estremeció al escuchar eso— Puedo ver que sí —se rio—, tranquila nadie va perder extremidades de su cuerpo... Espero... A continuación, voy a explicarles que es lo que va a pasar. Ambas están hechizadas y sus corazones se detendrán en más o menos... 10 minutos —Las chicas se miraron con terror—, pero pueden evitarlo... O, mejor dicho, una de ustedes puede evitarlo —se corrigió—, si una de las dos muere antes de que pasen los diez minutos la otra vivirá y se llevará un premio sorpresa muy especial de mi parte, que considerando como nos hemos llevado hasta ahora... Estoy seguro de que le encantará.
Las dos chicas se derrumbaron en solo segundos, el mundo daba vueltas, todo era confuso, ninguna podía creer la situación en la que se encontraban, no existían palabras que pudiesen describir la cantidad de ansiedad que sentían en esos momentos.
Sus respiraciones se agitaron, y el llanto se hizo presente una vez más.
—Tranquila, Luz, será una pelea justa, jamás te dejaría sola contra una poderosa bruja ¿Qué soy... Un monstruo? Te dejé un regalo para balancear las cosas...
La nombrada levantó la mirada y se encontró con un paquete de cartas.
—Muchos de mis hechizos preferidos están ahí, espero que les des un buen uso —dijo juguetón—, incluso te dejé, mi hechizo favorito.
Luz ni siquiera se acercó a la baraja, se giró hacia Amity y la vio de espaldas, temblando, tan aterrorizada como ella.
Los pensamientos de la bruja eran un total caos, pero la mayoría se podían resumir con una sola palabra: Desesperación. No quería morir, no quería que Luz muriera, no quería estar allí; ella quería estar en una pijamada en la casa de la humana divirtiéndose, ella quería confesarle sus sentimientos mientras peleaban con peluches y se reían, ella quería esa felicidad que sólo la humana podía darle.
La humana vio las cartas una vez más y se arrodilló frente a ellas mientras lloraba, era su culpa, siempre era su culpa, lo hizo, finalmente lo hizo, lo arruinó; ni siquiera sabía porque le sorprendía, a estas alturas ya debería saber que todo lo que está cerca de ella se marchita hasta la muerte, todo lo que este cerca de ella está destinado a sufrir, por eso en el mundo humano nadie la quería, por eso su madre la envió al campamento... Por eso Emily la abandonó. «Pero hizo bien en hacerlo», pensó Luz. «Me lo merecía. Pero Amity no merece morir por mi culpa, no, no, no, cualquiera menos Amity».
El tiempo pasa rápido cuando se sufre y no hay sufrimiento que se compare al que sentían las dos chicas en ese momento.
—¡Okay! refunfuñó Weierstrass, me estoy hartando de ver al las dos solo llorando como bebes tontos... El plan era que se mataran entre ustedes ¿De verdad me tienen que arruinar eso también? —Hizo una pausa como si esperara una respuesta—. Está bien, ustedes ganan, les diré cual es el premio sorpresa para ver si una de las dos se muere de una vez... —suspiró con molestia— El hechizo también está conectado a mi corazón, si se apuran ya que les quedan dos minutos, no sólo mataran a una amiga, me mataran a mí también.
Las dos chicas levantaron sus miradas del suelo por un momento.
—Veo que funciona... ¡Y así es, mis niñas! ¡Si una de las dos se muere, me llevará consigo! ¡¡¡Se llevará al "monstruo" que tanto odia!!! ¡¡¡¡Al monstruo que le hizo esto!!!! ¡Mi corazón se detendrá al mismo tiempo que el de la perdedora! Así que, a menos que quieran morir ambas y dejarme ir vivito y coleando, será mejor que comiencen a matarse.
La bruja no lo tomaría, nada le aseguraba que el psicópata dijera la verdad. Pero si no quería hacerlo, entonces ¿Por qué su cerebro estaba haciendo que su mano temblara tentativamente para crear una abominación?, «¡¡No!! ¡¡No!! ¡¡No quiero lastimar a Luz!! ¡¡¡No lo haré!!!, se gritó a sí misma, ¡¿Por qué?! ¿Por qué?! ¡¿Por qué mi brazo se está moviendo?!», se rehusaba, lo hacía con todas sus fuerzas, pero una parte de su cerebro, la parte más primitiva, la que guarda los más egoístas deseos de supervivencia estaba luchando contra Amity y ella estaba llena de ira, no lo soportaba, no lo soportaría más.
—¡Queda un minuto! —anunció el pelirrojo.
Amity se volteó, tenía una mano en alto y apenas podía usar su otro brazo para tratar de bajarla, entonces la vio. Luz estaba frente a ella, destrozada, ensangrentada, y lloraba a ríos mientras sostenía una carta frente a su cuello en la que se leía: "Mi favorita personal (mata al contacto)". Todo lo que sentía la bruja era dolor, dolor sin anestesia y de la forma más pura, su mejor amiga estaba por suicidarse en frente de ella...
Pero no la dejaría, jamás ¡Jamás! ¡¡¡Jamás!!!, sin importarle las consecuencias saltó hacia Luz, con todas sus fuerzas, embistiéndola y arrebatándole la carta, calló sobre ella, y la miró a los ojos, apenas podía distinguir algo entre todas las lágrimas, la humana estaba en un estado en el que no sentía ninguna de sus extremidades, no sentía nada, nada más que su corazón apretándose en su pecho.
Amity, sabía que era el fin y estaba dispuesta a aceptarlo, al menos se iría con la persona que amaba... Puso sus labios sobre los de Luz, en algo que difícilmente se podía llamar "beso" pues era en realidad el último acto de dos corazones desesperados.
Dejaron de sentir, en donde antes había estado esa vorágine de sentimientos ahora solo había un vacío monumental... ¿Esta era la muerte?
La bruja se separó de Luz y observó como el cuarto pintado de cielo se desmoronaba lentamente a su alrededor, y la presión sobre su corazón cesaba. Levantó su borrosa mirada y pudo ver a 4 personas que se acercaban corriendo hacia ellas, parecían desesperadas y alguien gritaba algo, pero ni Amity ni Luz escuchaban nada, sus fuerzas las habían abandonado y la visión de ambas se terminó de oscurecer.
Amity se echó sobre el pecho de Luz y el latir del corazón de la humana la arrulló.
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Bien, bien, bien, es difícil escribir mientras estas llorando así que me tendrán que disculpar si hay algunas faltas, esto es de las cosas más largas que he escrito y espero que se hallan subido a la montaña rusa de emociones que fue escribir este capítulo.
-Warmth - Bastille
-Why Are Sundays So Depressing - The Strokes
-Spanish Sahara - Foals
No tengo muchas curiosidades para este:
-El nombre del cafetín es una referencia a una canción que me encanta llamada Stella Brown.
-La primera canción simboliza lo que quería hacer en el primer acto del capítulo, Warmth significa calor, calor afectivo, eso es en lo que estaba pensando cuando escribía la pijamada de Luz y Amity, quise crear un acercamiento entre las dos, espero haberlo logrado. La última parte es como la canción "Hold you in this wild, wild World".
-Why Are Sundays So Depressing está aquí porque es la antesala, es como un mal presentimiento y una pregunta sin respuesta, esto es lo que sonaba en mi cabeza mientras Luz y Amity se enfrentaban a Weierstrass.
-Spanish Sahara es la más emocional de estas 3 y si tienen el valor de escucharla mientras leen la última parte del capítulo, se van a autodestruir como lo hice yo. Esta canción habla sobre tener un lugar para olvidar lo errores, un lugar donde dejarlo todo e irse para no regresar, habla sobre la ira y mientras me escribía, me habló de la impotencia, que era lo que deseaban las chicas mientras estaban en esa horrible situación, no les mentiré, esta canción me deja un mensaje deseperanzador, pero el próximo capítulo se trata de levantarse y ser joven y no hay nada como eso para curar el alma.
Creo que me puse muy profundo ahí atrás, pero terminaré eso diciéndoles que cada pequeño comentario en el que se ríen, se extrañan, se asustan, o simplemente me dicen que les gustó lo que escribí, me alegra los días, gracias por leer.
Ahora...... *redoble de tambores*
Hay dos cosas muy importantes que quiero anunciar:
Número 1: Una lectora hizo fanarts de Weierstrass, no quiso ser espoileada así que no le dije que en realidad era humano y que tenía pecas, ¡¿pero acaso eso importa en absoluto?!, dibuja genial y voy a a guardar esos dibujos por siempre.
Me da algo cada vez que los veo AAAAAAHHHH, la autora es Val-chian626, no le pongo el arroba porque wattpad explota y no tagea nada bien, pero tengo fe en que comentara por aquí.
Gracias Val.
Si por alguna casualidad alguien más quiere hacer fanarts de mi fic que sepa que sepa que me van a dar mini-paros cardíacos si eso pasa xd.
Número 2: Con este cap, estoy llegando oficialmente a la mitad del fic, estamos a medio camino del final y tenía la idea de hacer un especial, pero no estoy seguro de como, lo único que se me ocurrió hasta ahora es una especie de preguntas y respuestas pero para que funcione resulta que alguien debe preguntar algo ¿Pueden creerlo?, si les gusta la idea pueden ponerme sus preguntas como comentario justo aquí, también pueden ponerme sugerencias de que más hacer como especial, o pueden no hacer nada xd y pues supongo que en ese caso solo escribiré el próximo cap sin especial ni nada.
En fin, gracias a todos los que leyeron hasta aquí, espero no haber estrujado mucho sus corazones con la última parte, porque el mío se hizo papilla.
Recuerden: A las estacas de madera se las mata con la mordida de un vampiro en el páncreas y
Yo no existo
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