Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Hello Anxiety

—¡Ese fue un gran lanzamiento! —exclamó una emocionada Amity, sentada en el césped.

Luz había mejorado notablemente en su lanzamiento de cartas de hechizos.

—Gracias —respondió orgullosa.

Lo único que las acompañaba en ese momento, era el bello sonido del agua que corría por el río que estaba corría a su lado.

—¿Crees que a alguien le moleste que congele partes del río? —preguntó la humana.

—Pues la corriente parece ser lo suficientemente fuerte como para deshacer el hielo, así que no creo que sea problema.

—En ese caso. —Luz, lanzó con estilo otra de las cartas de la baraja que había fabricado junto a Amity.

El hechizo congelo temporalmente parte de la superficie del agua, pero tal como había dicho la bruja, este efecto no duró mucho tiempo.

—¿Fue ese movimiento de caderas necesario? —preguntó la bruja.

—Todo —hizo énfasis— está en la cadera. —Le guiñó un ojo.

La de pelo bicolor se rio con timidez y contempló como Luz buscaba entre las cartas, probablemente para practicar otro hechizo. Últimamente no podía evitar sonreír al verla, y esto no la molestaba en lo más mínimo. Se giró y admiró el cielo, casi parecía que este era aún más azul en las afueras de Cálico.

La noche anterior aún se sentía surreal para ambas. Y lo que sintieron al derrocar a un rey loco y traer a un príncipe muerto a la vida se quedaba corto comparado a lo que habían sentido esa noche, al huir de la fiesta que Harvey les había preparado en lo que sería a partir de entonces una festividad local.

Tantas emociones habían salido a la luz de la luna, y parecía que a cada momento a partir de ese, la presión en el pecho de las chicas, el miedo irracional y la tristeza habían disminuido. Para lograrlo solo habían tenido que hacer una cosa: Hablar, hablar y hablar de ello sin parar, sin tapujos ni filtros.

Las palabras que habían intercambiado todavía sonaban en la mente de Amity.

"Jamás fue tu culpa, Luz".

"Tenía miedo, demasiado miedo".

"Yo también"

"No sabía si ese maniaco decía la verdad, pero si tenía al menos la mínima oportunidad de salvarte con mi vida...".

"Nunca lo vuelvas a hacer, no me estarías salvando... No, no estoy segura poder seguir sin ti".

"Lo siento... Lo siento tanto".

"No lo sientas, sólo júrame que nunca volverás a hacer algo así".

"Lo juro".

"Yo soy la que...".

"Amity, se que crees que pudiste hacerme daño... Pero no es cierto, puede que ese pensamiento haya pasado por tu mente, pero jamás lo hiciste... Sé que no serías capaz, sé que no quieres hacerlo y sé que nunca lo harás".

"¿Cómo puedes estar segura?".

"Estoy más que segura y lo único que necesito para estarlo es saber eres Amity Blight, la única otra miembro del club de fans de Azura, la mejor estudiante de Hexside y... Más importante que lo anterior: La mejor amiga que he tenido en la vida... No le digas a Willow o a Gus que dije eso".

Amity se rio para sus adentros al recordar esa parte, y luego recordó el pinchazo en su pecho al escuchar la palabra "amiga", seguido por lo que le respondió.

"Yo, yo no sé qué decir".

"Entonces no digas nada".

La bruja sentía a los brazos de Luz rodeándola y presionándola contra ella. Acarició sus propias manos, tratando de usar eso como estímulo para recodar como se aferró a la espalda de la humana, como si fuera a morir de no hacerlo. Incluso se permitió suspirar al recordar que la noche anterior, después de la charla en ese tejado, habían dormido juntas en la cama gigante de la lujosa habitación que les había ofrecido el rey Harvey.

La emotiva conversación había ocurrido a la mañana siguiente de eso, justo antes de que Luz se pusiera a copiar a poco los hechizos de la perturbadora baraja que le había dado Weierstrass. Ni bien terminó de escribir sus propios glifos y descripciones de cada carta, tiró a la basura la baraja del humano y se dedicó a afinar su dibujo, para sorpresa de nadie, esto provocó muchos accidentes que involucraban fuego, picos de metal e inundaciones. Esa fue la razón por la que Tácet y Harvey les sugirieron amablemente que practicaran en el exterior.

Los glifos que mejor le salían mejor a Luz por el momento, eran los de hielo, agua y humo; por lo que eran los que más había estado practicando la humana.

—Cuando ese Weier-lo-que-sea vea lo que puedo hacer. —La latina había estado tan concentrada en lanzar sus hechizos de humo, que no había notado lo distante que había estado su compañera durante esos minutos—. Será él quien tema por su vida —dijo con una ferocidad que había resultado más tierna que amenazadora.

—Lo que tu digas, Luzura —dijo Amity, con tono burlón, riendo al no poder ver a su compañera a través de todo el humo que había creado lanzando cartas.

—¿Dudas de mis habilidades, Hemity? —inquirió divertida, asomándose del humo que había creado.

—Claro que no —respondió, se había puesto de pie frente a la humana—. Es más, estoy segura de que harás que ese psicópata desee regresar al hospital mental del que escapó.

—¡Hey! —se quejó la humana— Se supone que respondas: "Es inevitable que dude de alguien con habilidades mágicas tan pobres". —corrigió haciendo una voz mientras citaba a Hecate.

—Claro que no —sonrió con picardía en respuesta—.

—¿Eh? —se extrañó— ¿No es así como va el libro?

—Claro que sí, eso que dijiste es exactamente lo que dice el libro, pero hay un problema —mencionó mientras se acercaba aún más a su compañera.

Luz levantó una ceja.

—El problema es —miró a Luz de pies a cabeza—, que yo jamás podría dudar de ti, ni siquiera si estoy fingiendo ser Hecate.

Amity levantó una de sus manos para acariciar la mejilla de la humana, quien se sonrojó al instante y desvió la mirada con pena, casi parecía incómoda.

Al instante, el impulso de confianza que había ganado la bruja por haber estado tan metida en sus recuerdos se desvaneció. Causando que alejara su mano y se pusiera más roja que un tomate.

—¡Lo siento! Me dejé llevar por el Azucate. —Intentó disimular, al mismo tiempo que se giraba.

Luz se dio cuenta de lo que había causado en su amiga y trató de arreglarlo.

—¡Oh! No es nada porque disculparse... Yo, yo también me dejo llevar a veces. —Puso su mano sobre el hombro de Amity antes de que se alejara más.

Cuando la bruja se giró y se encontró con una nerviosa, pero sincera sonrisa por parte de su compañera, fue incapaz de no sonreír de regreso.

—Creo que ya es hora de regresar. —Cambió de tema—. El sol está por ponerse —señaló, notando que el cielo ahora estaba más rojizo que celeste.

—No, en serio, no es algo por lo que debas avergonzarte. —Luz trató de recuperar el tema—. Me... me gusta que te dejes llevar... Yo... Yo...

—Shhh. —La calló Amity, poniendo su índice sobre los labios de su compañera—. Te vas a perder el atardecer —dijo mientras retiraba su dedo y se giraba hacia el sol poniente.

La humana imitó la acción y contempló maravillada la ahora tenue luz del sol.

El paisaje era simplemente hermoso, una delicada combinación del verde del bosque y los miles de tonos naranjas y rojos que danzaban alrededor de un orbe amarillo cuyo brillo era cada vez más débil.

La sombra cubrió de a poco cada resquicio del lugar y el astro solar le cedió el protagonismo a la luna, que alumbraba muy poco esa noche.

Las chicas se miraron una vez más antes de emprender el camino de regreso al castillo Feline. Fueron tomadas de la mano, sin decir ni una sola palabra. Y aunque su camino fue apenas iluminado por un pequeño orbe de luz que hizo la humana, no hubo miedo que aquejara los corazones de ninguna, pues al estar unidas, sentían que no había nada que pudiera lastimarlas, no de nuevo, nunca más.

El día siguiente comenzó como un sueño, con los primeros rayos de sol entrando filtrados por una de las cortinas que cubría uno de los ventanales de la habitación de las chicas, iluminándolas. Amity fue la primera en abrir los ojos, alegre por tener a Luz abrazándola, igual que la noche anterior.

—Si que te mueves mientras duermes —dijo la somnolienta bruja.

—¿Te molesta? —respondió la humana, sorprendiendo a Amity, quien creía que la otra aún estaba dormida.

Cuando el asombro pasó miró con algo de enojo a Luz, quien aún tenía cerrados los ojos.

—No, en lo más mínimo —respondió, sintiendo el calor que emanaba del cuerpo de su compañera.

Quisieron quedarse así por siempre, pero el ruido de alguien golpeando la puerta les recordó que eso era imposible.

—¿Puedo entrar? —dijo Harvey desde el otro lado.

Amity se levantó de la cama, Luz gruñó por esto. La bruja caminó hacía la puerta, aún despeinada y desaliñada; para finalmente abrirla. Normalmente nunca dejaría que nadie la viera en este estado, pero Harvey había probado ser de confianza.

Al abrir, notó que el rey tenía una bandeja con tostadas y alguna clase de jugo. El peli-rosado apenas pudo sostener el objeto para con una sola mano para tocar la puerta.

—Traje esto para ustedes. —En ese momento notó que Amity parecía recíen haber despertado—. Oh, pensé que ya estarían...

—No importa, adelante. No es muy común que el Rey en persona le traiga el desayuno a sus huéspedes. —Le sonrió.

—No sabes lo que tuve que hacer para que Percy me dejara hacerlo —respondió.

Harvey entró a la habitación y se encontró con una Luz igual de desarreglada, sentada sobre la cama bostezando.

—Oh, hey Harvey —saludó la humana—. ¿Eso es para nosotras? —preguntó, notando la bandeja que traía.

—Por supuesto —declaró mientras se la entregaba.

Luz puso la bandeja sobre sus piernas, Amity se echó a su lado otra vez y tomó una tostada. El monarca se sentó al pie de la cama antes de hablar.

—Ser Rey es al menos 10 veces más cansado de lo que imaginé, con razón mi padre enloqueció —bromeó.

Las dos se sorprendieron de que pudiera hacer un chiste sobre algo así tan pronto.

—Vamos a salir a seguir practicando hechizos al bosque ¿Por qué no nos acompañas? —inquirió Luz con la boca llena.

—Me gustaría, pero no creo poder hoy —dijo con pena—. Bueno, me alegra saber que están disfrutando de su estadía —habló con alegría.

Algo en el tono del brujo, le decía a Amity que había algo más que quería decir, pero que por algún motivo no podía. La bruja sabía que era.

—En fin, nos vemos. —Harvey se despidió y se dirigió hacia la puerta.

—Espera. —Lo detuvo Amity.

El peli-rosado se giró.

—¿Sucede algo? —inquirió.

—Hay algo que tenemos que contarte —dijo la bruja.

Luz, se giró sin entender a que se refería su compañera; bastó con una mirada de ella para que la humana entendiera lo que quería decir.

El Rey volvió a sentarse al pie de la cama y se dispuso a escuchar.

—Demonios —maldijo el peli-rosado, le costó encontrar palabras que decir después de todo lo que había escuchado—. Supongo que entonces... Todos en esta habitación pasamos por algo horrible.

El ánimo de las chicas decayó después de hablar sobre lo que pasó en aquel castillo, el brujo notó esto.

—Sé de primera mano que es difícil, pero no estén tristes. ¡Solo mírennos! Logramos o, mejor dicho, ustedes lograron grandes cosas. Salieron lastimadas y aún no lo han superado del todo, yo tampoco he superado a mi padre, pero no importa, porque se que lo lograremos. Todavía hay mucho camino por delante y no podemos perder tiempo deprimiéndonos por lo que pasó. —Las dos chicas comenzaron a sonreír, por estas palabras—. Las cosas en Bonesborough no deben estar bien ahora mismo, por lo que me dijeron sobre ese infeliz, pero después, presiento que tiempos mejores se acercan. E incluso si me equivoco, confío en que ustedes dos pueden hacerle frente a lo que sea, tienen el amor que se necesita —dijo con alegría, haciendo que las dos chicas se sonrojaran. Harvey se rio un poco al notarlo—. Por mi parte, si alguna vez mi ayuda, no duden en pedirla. Los que fuimos lastimados debemos estar juntos ¿No creen? —inquirió— ¡Por un futuro mejor! ¿Están conmigo?

Las dos chicas asintieron decididas e inspiradas por sus palabras.

—Cuento con ustedes y ustedes cuenten conmigo.

—¡Rey Harvey! —un gritó recorrió el pasillo exterior.

—Bien, esa es mi señal. ¡Nos vemos luego! —Salió corriendo de la habitación para encontrarse con un molesto Percy que lo estaba esperando.

El dúo se rio por lo sucedido y se alegraron de contar con alguien como Harvey.

—¡No puede ser! —gritó Luz— Olvidé preguntarle si quería ser un miembro oficial de la Comisión Thunderstorm —se lamentó.

—Estoy segura de que aceptará al instante cuando le preguntes —contestó Amity con una sonrisa.





—Hola, otra Luz —La humana saludó a su copia exacta, que solo parpadeó sin responder— Oh, eres una versión callada de mi... Supongo que escondes muchos secretos —dijo con voz misteriosa.

A los lejos, el sonido de algunos animales las acompañaba en el pequeño claro de bosque donde se encontraban.

—O quizás la carta de ilusión que usaste no es tan avanzada como para que haga eso —tanteó Amity sentada sobre el césped, observando a la otra Luz.

—Sí, eso sueno un poco más probable —respondió. Luego miró las cartas de ilusión que había hecho y se preguntó algo en voz alta—. Espera entonces... ¿Estas cartas, hacen una copia estática de quien las toque?

—Supongo que... —Amity no pudo terminar pues Luz ya había tomado su mano y usado su dedo para activar una carta.

Esta se iluminó hasta convertirse en una copia exacta de la bruja.

—¡Genial! —La humana gritó de la emoción— Ahora Luz segunda tendrá una compañera. Sólo necesito...

La humana intentó levantar la ilusión de Amity para ponerla al lado de la suya, pero al hacerlo lo único que consiguió fue hacer que se esfumara.

—¡No! —gritó, sobreactuando— Soy una asesina. ¿Qué pensara Luz segunda de mí?

Amity soltó una risilla por la reacción de su compañera.

—No creo que le moleste —mencionó al mirar como "Luz segunda" estaba tan estática y sonriente como siempre—. De hecho, parece que se alegró un poco —bromeó.

—¡¿Qué?! —exclamó Luz, quien se sobresaltó y giró hacia su copia.

—Estaba bromeando —explicó la bruja.

—Eso... O quizás estás tratando de encubrir que Luz segunda es en realidad una psicópata —jugueteó.

—¿Qué?

—¿Si quiera eres la Amity verdadera? —preguntó cómicamente.

—Claro que lo soy.

—Sólo hay un modo de comprobarlo —entrecerró los ojos con picardía.

—¿A qué te...? —intentó decir.

—¡Hechizo de cosquillas! —exclamó mientras se abalanzaba sobre la indefensa brujita.

—Oh no, esta vez, jajaja, esta vez, jajaja, no será tan fácil.

La bruja de pelo verde contratacó usando fuego contra fuego en lo que se convirtió en una especie de pelea de cosquillas. Ambas reían sin parar al mismo tiempo que rodaban por el pasto, a veces Luz estaba arriba, a veces era Amity quien ocupaba ese lugar.

Cuando se quedaron sin energía y sin aliento se detuvieron y se echaron una al lado de la otra, observando la bóveda celeste que se alzaba sobre ellas.

—¿No te gustaría volar? —preguntó la bruja a la que aún le costaba respirar con normalidad.

—Cuando tenga mi bastón, te prometo que volaremos juntas —respondió.

—Eso será genial.

—Claro que lo será y con los nuevos hechizos que estoy aprendiendo probablemente sea antes de lo que pensé en un inicio. —Se levantó—. Ahora, será mejor que me ponga a practicar mis hechizos de plantas.

La de pelo verde se sentó otra vez y observó a su compañera volver a buscar entre el mazo de cartas que tenía dentro de una caja decorada con dibujos de gatitos por un lado y dibujos de Azura y Hecate por el otro; había disfrutado de cada momento que se pasó haciéndolos con Luz.

—¿Crees que podrías hacer una abominación? Tengo algunas ideas de como combinarlas con algunos de estos hechizos.

La voz de la humana sacó a la otra de sus recuerdos.

—¡Claro! —respondió nerviosa mientras se ponía de pie. No había querido gritarlo, pero era difícil no emocionarse cuando se trataba de algo relacionado con la chica que ocupaba casi todos sus pensamientos.

El sonido de las risas de las dos chicas adornó el cálido paisaje, y resonó por debajo del cielo azul, mismo que al día siguiente acompañó a ambas otra vez en el mismo claro a mitad del apacible bosque.

Los hechizos de la humana y su puntería habían mejorado considerablemente en solo los otros dos días anteriores. Y ese día era hora de probar algo nuevo.

"Por si quieres combatir fuego contra fuego", esa era la descripción que tenía la carta que había hecho Weierstrass originalmente. Luz todavía recordaba el extraño dorso o, mejor dicho, dorsos, ya que en realidad el hechizo estaba compuesto por cuatro cartas unidas y dobladas de modo que el glifo en ellas era mucho más grande que otras.

Luz extendió su propia versión de las cartas en el césped y se dispuso a activarlas frente a una Amity que no podía parar de observar con detenimiento cada una de sus acciones.

El glifo se iluminó de un color morado neón y el complejo trazado se desdibujó en un espiral que lentamente se convirtió en un fluido morado. Este líquido espeso comenzó a rebalsar y convertir al resto de las cartas en partes del mismo, de a poco, el compuesto se elevó y comenzó a tomar una forma que las dos chicas presentes conocían muy bien.

—¡Abominación, levántate! —gritó la humana.

—No creo que necesites decir eso si invocas a una abominación de ese modo —dijo Amity.

—Vamos, no le quites lo divertido.

La creación de la latina se levantó frente a ambas, su hombro derecho estaba más bajo que el izquierdo y una de sus piernas era más grande que la otra.

—Amity, ¿podrías...?

—¡Abominación, levántate! —exclamó la bruja mientras dibujaba un círculo de hechizos, adelantándose a lo que pediría su compañera.

—Hmm —murmuró, mirando y comparando con detenimiento a las dos criaturas.

Al ver que la de la bruja era algo más simétrica y proporcionada dijo:

—Supongo que mi abominación será tan perfecta como mi dibujo —teorizó.

—Tiene sentido para mí.

—¿Y puedo darle órdenes? —le preguntó a la bruja.

—Pues tú la creaste. ¿Por qué no lo intentas?

—Okay. —Luz se giró hacia su asimétrica creación, sacó su celular (que apenas había podido cargar antes del viaje), lo encendió y después de poner una vieja canción, dijo algo que había pensado hacer desde hace mucho—. ¡Abominación!... ¡Baila!

[Earth, Wind & Fire - Boogie Wonderland]

La viscosa criatura llevó una de sus extremidades a su cara, parecía estar en una postura interrogativa.

—Ehem, Luz, no creo que tu abominación sepa que es "bailar" —habló notando la reacción de esta.

—¿Qué?, ningún hijo mío será un no-bailarín —espetó, acto seguido comenzó a hacer una especie de baile, moviendo sus brazos y piernas—. Baile, bai-le, esto es un baile —añadió mientras comenzaba a usar pasos de la era disco que había visto una vez en una película.

—No estoy segura de que funcione así —dijo Amity para después reír por el estilo de baile de la humana.

—Shhh —la calló sin dejar de danzar—. Está funcionando —habló mientras apuntaba a su abominación con la mirada.

La bruja de pelo bicolor se sorprendió genuinamente al notar que lo que decía Luz era cierto, efectivamente, la abominación había comenzado a imitar vagamente los pasos de Luz.

—Wow, no puedo creer que...

Amity no pudo terminar, pues su compañera la tomó de las manos y la giró hacia ella mientras aún bailaba.

El ritmo que siguió Luz con la cabeza y los movimientos de su cuerpo eran suficiente para que la otra chica intentara imitarla.

Las dos se dejaron llevar, fuera de este mundo. Guiadas por la pegajosa canción y motivadas por las radiantes sonrisas que tenían ambas. Amity se sentía segura y, aun estando tan lejos de Bonesborough, finalmente se sentía en casa.

Luz estaba más feliz que nunca, sintiendo el suave contacto de las manos de Amity sobre las suyas; contacto que solo rompía cuando quería hacer un paso de baile específico. «Especial, esto es especial, ella es especial», pensó.

La canción terminó y las dos se quedaron estupefactas al notar que sus abominaciones habían terminado exactamente en la misma posición que ellas, como si las hubieran imitado hasta ese punto.

—Parece que las abominaciones también saben como "sacarle brillo al piso" —comentó la humana.

—Sí —respondió sin pensar, pues sus manos aún estaban entrelazadas—. Espera... ¿Qué? —preguntó con un rostro de total desentendimiento.

La latina se rio por esto, rompiendo el agarre para llevarse las manos al vientre por la risa. Había algo en las expresiones de Amity, que hacían a Luz increíblemente feliz.

—Es solo una expresión —explicó.

—¿Qué es tan divertido? —refunfuñó la bruja, falsamente enojada.

—No, nada —dijo con picardía, haciendo su mejor esfuerzo para dejar de reír.

Amity rodó los ojos en respuesta y se sentó distraída con la siguiente canción que sonaba por el celular, a la espera de que la humana comenzara a practicar otros hechizos.

—Ahora que domino por completo el arte de hacer abominaciones...

La bruja tenía sus dudas con respecto a esto.

—Tendré que practicar con... —Buscó entre sus cartas—. ¡¡Fuego!!

—Luz, ya que eres tú, creo que es necesario que te advierta que el fuego es algo bastante peligroso y difícil de manejar...

—Seré cuidadosa —la interrumpió mientras levantaba una de sus cartas frente a ella, las abominaciones se miraron entre sí—, además, ¿Qué tan difícil puede ser?

Ni bien rozó su dedo con el extraño glifo de la carta, este no se tardó ni un segundo en consumir toda la carta para convertirla en una intensa y fugaz llamarada que asustó a las dos.

—¡Auch! —lloriqueó Luz, acto seguido se llevó los dedos con los que había sostenido la carta a la boca, para tratar de aliviar el dolo.

—¡Maldición! ¡¿Estas bien?! —La bruja se paró en un microsegundo y se acercó a su compañera.

—Sí, sí, es sólo una pequeña quemadura —se excusó la humana, aunque sus palabras sonaron raras por tener los dedos aún en la boca.

—Muéstrame —ordenó con severidad.

La latina obedeció como una niña que estaba por ser regañada, quizás porque eso era exactamente lo que era en ese momento.

Un pinchazo en el corazón de la bruja fue lo que sintió al ver lo lastimados que estaban las puntas de los dedos de Luz, las quemaduras no eran grandes, pero al haberse concentrado en un lugar había dañado bastante la piel.

—Oh, por. —Exasperarse no iba ayudar de ningún modo, así que Amity se esforzó por tranquilizarse—. No te muevas y no me distraigas —exhortó aún un poco molesta.

Luz asintió muchas veces, expectante por lo que su compañera planeara.

La bruja cerró los ojos, sostuvo la mano herida de la humana y susurró un hechizo mientras usaba su otra mano para hacer un círculo que se iluminó de color verde oscuro.

Vulnus, sana eam. Cicatrix, ita delere. Dolor, áuferant eam —recitó.

Cuando termino de decir estas palabras, el círculo de hechizos se deshizo y se repartió por las heridas de Luz y el ardor que ella sentía se detuvo.

—Ya-ya no me duele —tartamudeó, sorprendida.

—Me alegra. Ese hechizo no curará tu herida, pero ayudará a que sane más rápido —respondió tajante.

—¡No sabía que podías hacer hechizos de curación! —exclamó alegre, mientras miraba sus casi sanados dedos.

—No es la gran...

—¡¿Qué?! —la interrumpió— ¡¡Claro que lo es!! ¡Es maravilloso! ¡Tú eres maravillosa! Y no entiendo porque te cuesta tanto verlo —añadió mientras acariciaba la mejilla de su compañera.

—Yo —La otra chica no tenía idea de como responder a eso, pero sus mejillas totalmente enrojecidas ya decían bastante por ella—. ¡No cambies de tema! Te dije que tuvieras cuidado y ahora mira lo que sucedió.

Luz se rio con nerviosismo y se dispuso a bajar su mano, pero entonces Amity la detuvo levantando su mano y poniéndola sobre la que la humana había puesto en su mejilla.

—Sé más cuidadosa, odiaría que te lastimaras —dijo firme, pero con una sonrisa.

—¡Lo prometo! —respondió sonriendo de vuelta, para luego girarse apenada hacia su mazo de cartas, que ahora yacía en el suelo.

—Tranquila —comenzó la bruja, notando el cambio de ánimo de su amiga—, sé que lograrás hacer hechizos de fuego, sólo tienes que...

—No es eso —objetó—. Es que... Me gustaría tener una carta con un hechizo de curación, pero... Parece que todas las que tengo solo sirven para lastimar —admitió con algo de pena.

La de pelo bicolor se tardó un poco en encontrar las palabras que buscaba.

—No importa, no necesitas cartas de curación —tragó saliva—. Porque me tienes a mí.

Había tenido que llenarse de valor para decir lo que acababa de decir. Luz abrió los ojos de sorpresa, no se esperaba palabras tan dulces por parte de su compañera.

—Amity... Pero, que pasará si... No, que estoy diciendo. ¡Claro que no te lastimaras! Yo no dejaré que eso pase jamás, seré... Tu valiente campeona —exclamó.

La bruja se rio, le divertía la actitud de la humana y más importante aún: Amity era feliz si Luz era feliz.

—Hey, no te rías —se quejó—. Hablo en serio.

—Lo sé, lo sé —dijo mientras paraba de reír—. Es sólo que...

Miró a su compañera a los ojos, parecía impaciente por la continuación de su frase.

—Es sólo que —intentó otra vez—. Yo te...

Sin previo aviso, algo golpeó el pecho de Amity, no le dolió, pero sí la tomó desprevenida.

—¡Amity! —La humana se agachó, habiendo visto que algo blanco que vino del cielo para chocar contra su compañera.

—Estoy bien, pero... ¿Qué es esto? —inquirió mientras separaba el objetó que la había golpeado y lo revisaba.

—Creo que es...

—¿¡Una carta?? —dijeron al unísono.

La bruja le dio vuelta al sobre, buscando sin éxito a un remitente.

—¿Qué clase de método de envío es ese? —preguntó Luz.

—No tengo ni la menor idea.

—¡Podría ser de Eda o Lilith! ¡O incluso de nuestros amigos! —exclamó emocionada.

—Eso... Creo —dudó.

—Ábrela, ábrela —dijo con emoción.

Aun dubitativa, Amity decidió hacer lo que su compañera dijo.

Desdobló el sobre y sacó la hoja que había en el interior, no había modo de describir la expresión de horror en su rostro al ver lo que había allí.

—¿Qué-qué su sucede, Ames? —preguntó, presintiendo lo peor.

La bruja volvió en sí y de pronto sintió la tentación de quemar la carta, o de hacer lo que sea. Porque sabía que, si se la entregaba a Luz, pasaría un largo tiempo hasta poder ver su sonrisa otra vez.

—King. —Fue lo único que Amity pudo articular.

—¡¿King?! ¡¿¿Le pasó algo!?? —preguntó con preocupación.

La de pelo bicolor tembló al pasarle el contenido de la carta a Luz, quien lo recibió con un terrible presentimiento.

La humana se llevó la mano a la boca para ahogar un grito de sorpresa, después calló de rodillas al suelo y estrujó el papel con fuerza.

—¡¡¡¿¿Pero... cómo?!!! ¡¡¿¿Cómo paso esto??!! —gritó con impotencia, había comenzado a llorar.

Sobre el césped se hallaba la arrugada misiva: Una foto de un pequeño demonio inconsciente y herido; más abajo, una leyenda perfectamente escrita en cursiva: "Aquí las espero. Con amor, Weierstrass".






___________________________________________

Aaaaah, maldición. 

[Hello Anxiety - Phum Viphurit]

Elegí esta canción porque describe a la perfección la situación en la que se encuentran las chicas ahora que saben lo que sucedió en Bonesborough: "Hola ansiedad, viniste para mantenerme acompañada...".

Siento mucho que el capítulo sea tan corto, pero vaya que pensé mal cuando creí que tendría más tiempo libre. 

En fin cada capítulo requiere de mucha dedicación y eso solo me dejó dos opciones que no comprometen la calidad, la primera era actualizar cada 3 meses y la otra era subir capítulos mas cortos así que decidí dejarles este pequeño cap para que no mueran mientras hago el resto.

Originalmente este sólo sería la introducción del siguiente mega-cap, por lo que no sé si les habrá gustado, pero sentía que se necesitaba un poco de calma después de lo que fue el anterior cap.

La curiosidad de este cap es lo que dijo Amity en latín: "Las heridas, sánalas. La cicatriz, bórrala. El dolor, llévatelo". 

Así que ahora pueden decirme que les parece esta decisión, tomaré en cuenta sus comentarios. Por si no quedó claro: ¿Prefieren capítulos más cortos más seguido? ¿O prefieren caps gigantes pero que tarde meses en actualizar?

En fin, recuerden que no todo lo que es oro brilla y que

Yo no existo.





Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro