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Capítulo 4: Resucitado.

Varios grupos de personas caminaban por las calles de Nueva York, algunos apurados debido a que llegaban tarde a su trabajo. Un auto color negro llamaba la atención de la gente, puesto que tenía varias manchas de sangre en el parabrisas trasero. El auto se dirigía a una vieja bodega a las afueras de Brooklyn.

-Limpia el parabrisas, no queremos llamar más la atención.

-Sí, ¿Y tú qué harás?

-Hablar con el jefe y terminar el plan de esta tarde, únete a la conversación cuando termines.

-Entendido.

Uno de los hombres bajó del auto, caminó hasta la puerta de la bodega y tocó un par de veces, le abrieron la puerta y dentro del lugar habían tres hombres armados.

-¿A qué vienes? - preguntó uno de ellos.

-Vengo a ver el jefe, me dijeron que había reunión hoy.

-Si tienes armas las dejas acá, no entras con ellas.

-Sí... - susurró el hombre, al mismo tiempo que desenfundaba su arma. - sé cuantas balas tiene dentro, si al salir me falta una, la encontrarán en su cabeza. - soltó, amenazante.

Le permitieron pasar, después de caminar un par de minutos, llegó al fondo de una habitación con una gran mesa, donde estaban reunidos varios hombres.

-Señor Winston, siéntese. - dijo un hombre calvo.

Al otro lado de la ciudad, un hombre caminaba por el medio de los asientos en una pequeña iglesia, detrás de él venía una mujer rubia. Ambos se desviaron hacia la derecha, bajaron por unas escaleras y llegaron hasta una habitación, donde un hombre pelirrojo estaba durmiendo.

-¿Cómo pasó esto? - preguntó la mujer al verlo.

-¿Te diste cuenta del accidente en Queens? Un tiroteo...

La mujer asintió, entendiendo.

-¿Y sólo lo encontraron a él? Si estaba aquí supongo que es porque visitaba a sus padres, tiene esposa e hijos.

-Sólo estaba él, pero escuché que los paramédicos sacaron a varios y los llevaron al hospital.

El hombre pelirrojo comenzó a despertar, escuchando las voces que habían en el lugar, trató de acomodarse en la cama, pero el dolor que sentía aún era intenso.

-¡Matthew! Quédate quieto. - dijo la mujer, mientras se acercaba a ayudar a su amigo.

-Amy... ¿Qué haces aquí?

-Yo la llamé, James...

-No debiste hacerlo.

-Claro que si, estoy para ayudarte, ¿lo olvidaste?

-Sólo quiero salir de aquí... debo buscar a Abril, a mis padres.

-James, tenías una vértebra salida según la enfermera que te encontró, conseguimos cerrarte y vendarte las heridas que tenías, ¿Qué fue lo que pasó?

El hombre, con dificultad, se sentó sobre la cama, sintiendo dolor en su espalda.

-Estaba... con ellos, mis padres, mi esposa, mis hijos. Escuché unos gritos a las afueras de la casa, era una de mis hijas. Cuándo salí a ver escuché tiros cerca de la casa, un hombre me acorraló... me dio dos tiros en el abdomen pero pude quitarle el arma y dejarlo inconsciente. Luego corrí a la casa, varios hombres amenazaban a mi familia... después no sé qué pasó.

-James, los paramédicos sacaron a varias personas de esa casa, los llevaron a un hospital.

-Están en el Sant Vincent's Hospital a unas cuadras de aquí.

-Quiero verlos... por favor, llevenme.

El padre Castle miró a la rubia, después asintió.

-Te traeré un poco de ropa, Amy, ayúdale a levantarse.

-Sí señor.

Sam se encontraba sentada junto a su hermana Erin, hablaban de distintos temas mientras esperaban a que les dieran el permiso para ver a Abril. Después de un rato, el doctor se acercó.

-Pueden ver a la señorita Wood, pero solo una a la vez.

-¿Qué hay de los muchachos? - preguntó Sam.

-Ellos aún no pueden ser visitados, pero estaremos avisando.

-Gracias, doctor.

-¿Y cuando entregarán los cuerpos de mis padres? - preguntó Erin, con enojo.

-Tranquila Erin... ignorela doctor, solo está... estresada.

El doctor se alejó de la escena.

-Quiero verla primero, ¿puedo? - preguntó Erin.

Sam asintió. La peliblanca comenzó a caminar en dirección a la habitación donde estaba su cuñada.

-Con cuidado... - escuchó decir Sam.

Dos hombres entraban al hospital acompañados de una mujer rubia. Sam se giró para mirar, reconoció a su hermano al instante.

-¡James! - exclamó. Se levantó y corrió para abalanzarse sobre él pero la rubia la frenó.

-¡No no no! Está muy herido... puede ser peligroso.

-Oh, lo siento... James ¿Qué fue lo que pasó?

La chica abrazó levemente al muchacho, el cual correspondió.

-¿Puedo contarte después? ¿Cómo está Abril?

-Sí, claro, ella está bien, James. Los chicos también pero ellos aún no despiertan, no podemos verlos.

-Pero a ella si, quiero verla.

-Me parece que necesitas un médico primero.

-Aceptaré lo que sea después de verla, por favor...

Sam notó la cara de tristeza en su hermano, no le quedó más que aceptar.

-Sólo que... debes esperar, hay alguien dentro con ella...

Un hombre rubio caminaba por el sótano de una vieja casa, con un cuchillo en mano. Hacia pequeñas maniobras con el objeto afilado mientras se acercaba a una muchacha pelirroja.

-Señorita... Sawyer ¿No? - preguntó el hombre, burlón.

-Señor pocos huevos, ¿No? - respondió Venecia.

El hombre se limitó a reír, se sentó en una silla y comenzó a hablar.

-Quiero que sepas que esto no es por algo que hayas hecho tú, si no tu padre.

-¿Dónde está mi hermana?

-¿La chica pelivino? Ella está bien, niña.

-¿Y mis padres?

El hombre sonrió.

-Creeeeo que no puedo decir lo mismo...

Venecia puso una cara seria.

» Pero bueno, tú estás bien, eso es lo importante ¿O no?

El rubio se levantó de la silla, caminó hasta las escaleras con una sonrisa en su cara, guardó el cuchillo y se fue.

James estaba sentado, esperando a que aquella persona que acompañaba a su esposa saliera de la habitación. La puerta se abrió y una mujer peliblanca salió de la habitación, James la reconoció.

-Erin... - susurró.

La muchacha caminó hasta su hermano, con su mirada fija en él. Se fundieron en un abrazo, tenían un par de años sin verse. El cabello de la mujer comenzó a tornarse pelirrojo y sus ojos retomaron el color verde.

-Ella está bien, James. Ve a verla.

Sin dudarlo, James caminó hasta la puerta de la habitación, la abrió y entró. Visualizó a su esposa en la camilla, ella le devolvió la mirada y un par de lágrimas salieron de sus ojos.

-Estás bien... por Merlín. - soltó la pelivino entre sollozos.

Su esposo se acercó, le tomó la mano y la besó.

-No dejaré que esto se quede así... lo prometo.

-No, rojito, no quiero que te metas en más problemas.

-Si no lo hago, habrán consecuencias peores, Abby.

El hombre le limpió las lágrimas a la mujer.

-¿Cómo están los chicos?

-Sam dice que están bien, pero aún no despiertan.

-Venecia y Aurorus, ¿Sabes algo de ellas?

James se quedó pensativo, se tomó la cabeza preocupadamente.

-Dios, los gritos...

-¿Gritos? - preguntó Abril.

-Cuándo estábamos en la casa de... mis padres...

Sus padres, ¿Acaso había preguntado por ellos?

Se levantó rápidamente de la silla y un peculiar sonido se escuchó en su espalda. Cayó al suelo, arremetido de dolor. Abril se puso de pie y trató de levantarlo, sin éxito, pidió ayuda.

-¡Sam, Erin, ayúdenme! - exclamó.

Las muchachas junto a dos enfermeras entraron a la sala enseguida, mirando a James en el suelo con un dolor insoportable.

-¿¡Qué pasó!? - preguntó Sam, histérica.

-¡No lo sé! Cayó al suelo de repente...

-Su espalda, tiene una vértebra salida.

-La tenía cuando lo encontraron en un basurero. - dijo el padre Castle por detrás de los demás.

-¿Cómo caminó hasta aquí así?

-Eh... yo... digamos que la "acomodé" con un par de golpes.

-Carajo... traigan una camilla, lleven a este hombre a una sala. - dijo una de las enfermeras. - necesito que ustedes salgan y esperen afuera, ¿Entendido?

Todos asintieron y siguieron las órdenes de la enfermera.

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