
Capítulo 19: Un Par Peligroso.
Había amanecido, Amy despertó y caminó hasta la sala de estar donde esperaba ver a James en el sofá, sin embargo, el hombre no se encontraba en el departamento.
—Carajo… — susurró la rubia.
La chica se dirigió hasta la cocina y se preparó su desayuno, al terminar se dirigió hasta el baño donde tomó una ducha y por último salió del departamento.
Mccoy se había quedado toda la noche cuidando de Andrew, cuando el hombre de cabello negro despertó vio a su amigo frente a él.
—¿Ya no tienes más mentiras que decir, Wilson? — preguntó el rubio.
—Qué cálidos buenos días… — contestó Andrew en un susurro.
—No soy una de tus amigas, Andrew. Gracias a ti estoy llegando tarde a una reunión importante. Avísame cuando estés bien.
—Mccoy. — dijo Andrew antes de que su amigo saliera por la puerta. — gracias…
Mccoy solo asintió con su cabeza y luego salió del lugar.
—¡Mike! ¿Qué haces acá tan temprano? — preguntó Amy quién se dirigía hasta el departamento de Andrew.
—Bueno, yo… venía a dejarle un papel a Wilson, solo eso. Ahora debo irme, es un gusto verte Amy.
—Hasta pronto, Mike. — contestó Amy, inmediatamente después entró al departamento.
Andrew se encontraba en la cocina preparando un poco de desayuno para sí mismo. Se puso en guardia al escuchar el sonido de la puerta abriéndose, sin embargo, se tranquilizó al agudizar sus sentidos y darse cuenta de quién era.
—Buen día. — dijo el pelinegro.
—¡Andrew! Dios, ¿Qué te pasó? — preguntó la mujer al notar las heridas del hombre.
—Caí en una trampa de Blake anoche, estas fueron las consecuencias. — contestó mientras caminaba hasta la mesa.
—¿Mccoy te vio?
—Él me curó y estuvo toda la noche aquí, creo que está molesto porque no le conté mi secreto.
Amy guardó un poco de silencio y luego habló.
—Maldito Blake… se trata de deshacer de todos nosotros.
—¿Sucedió algo más?
—La iglesia fue atacada ayer por el falso tú, James trató de detenerlo pero el tipo asesinó al Padre Castle.
—Sí, algo escuché. ¿Él está bien?
—Un poco herido pero es terco igual que tú. Esta mañana no lo vi en el departamento.
—Quizá salió con Erin o Samantha.
—O salió en busca de ellas… — contestó Amy.
Andrew supo a qué se refería.
—¿Cuándo pasó?
—Anoche recibimos una carta de que habían sido secuestradas, además venía con una foto de ellas, estaban inconscientes.
—Déjame ver algo…
Andrew guardó silencio al igual que Amy, se concentró lo suficiente para lograr escuchar lo que sucedía a los alrededores de la ciudad e incluso más allá de ella. De fondo logró escuchar el sonido de un hombre golpeando un saco de boxeo con mucha furia.
—¿Lo encontraste?
—No está lejos, sólo está entrenando, golpeando sacos.
A unas cuantas manzanas del departamento de Andrew se ubicaba aquel gimnasio abandonado donde James entrenaba antes. El pelirrojo se encontraba practicando con los sacos de boxeo que habían en el lugar. En su mente pasaban muchas cosas, primero su esposa e hijos y ahora sus hermanas, lo último que quería era meterlas en su juego y fue lo único que logró. Mientras pensaba de todo, la furia en su interior se volvía más y más grande. Ya se encontraba cansado por lo que decidió parar, caminó hasta el ring de boxeo cercano y bebió un poco de agua, luego se sentó y comenzó a quitar las vendas de sus manos.
Tras un rato de descanso el pelirrojo salió del gimnasio con la capucha de su suéter sobre su cabeza, tomó un atajo por un pequeño callejón y antes de doblar se frenó justo en la esquina puesto que había escuchado a dos personas cerca.
—¿Te enteraste del último plan de Blake? — preguntó uno de los hombres.
James prestaba total atención pues el tema era de su interés.
—No, ¿Qué sucedió?
—Hace unas semanas un policía testificó en su contra y contra los policías corruptos. El juez no le creyó porque es de los nuestros así que rechazaron el caso. En fin, Blake lo anda buscando para asesinarlo pero nadie ha sabido dónde está hasta anoche, dicen que lo vieron escondido en una casucha abandonada al sur de Brooklyn, esta misma noche irán por él y su familia.
—¿Estarás ahí? Porque suena interesante y quiero ir.
—Por supuesto que estaré y tú también. Me debo ir viejo, nos veremos al rato.
—Seguro que sí, hasta pronto.
La conversación entre los tipos ayudó bastante al pelirrojo a dar su próximo golpe.
Blake se encontraba junto a su esposa en la habitación de su gran casa, la pareja parecía prepararse para salir a alguna parte de la ciudad.
—¿Estás preparada? — preguntó el hombre calvo recibiendo un gesto de afirmación de parte de su compañera.
—El auto está preparado, señor Blake. — dijo uno de los guardias.
—Muy bien, informame de la situación con las Sawyer. ¿Hay reportes de los justicieros?
—No señor, la última vez que los vieron fue anoche, uno cayó en la trampa y el otro fue herido por Nolan.
—Excelente, busquen a Mills, lo necesito fuera cuanto antes.
—Entendido.
Blake salió junto a su esposa del lugar.
Tras caer la noche, Andrew seguía aburrido en su departamento tratando de distraerse con los sonidos de la ciudad que el hombre alcanzaba a escuchar.
—¿Distraído? — preguntó un hombre que entró al departamento.
—Quería saber si todo estaba en orden. — contestó el pelinegro.
—Lo está, por ahora. — dijo el hombre mientras caminaba hacia la ventana.
—¿Por ahora?
—Sí, Blake enviará hombres a capturar a un oficial que rescaté hace unas noches, el tipo testificó contra él y su gente, no le creyeron.
—Mierda… ¿Viniste por qué necesitas ayuda?
—No, solo vine a ver si estabas bien. Escuché que te tendieron una trampa anoche.
—Estoy bien, solo unos cuantos golpes de los que debo recuperarme. ¿Y tú, qué tal?
—Igual, pero no puedo esperar a quekio sanen mis heridas si quiero detener a Blake. El proceso legal no funcionará, Andrew, sé que no. Actuaré bajo mis reglas, bajo mi mano y sin apoyo de la ley.
—Pero si de la justicia. — dijo el pelinegro. —lo justo es que Blake pague lo que te hizo a ti y a tu familia, James. Yo lo entiendo bien y te apoyo, siempre lo he hecho.
James bajó su mirada y luego habló.
—Eres un gran chico, buen peleador también, amas esta ciudad y la has protegido cuando yo no estuve. En el momento en que no esté quiero que seas tú quien tome mi manto, Andrew.
El pelinegro sonrió un poco.
—No soy tan bueno cómo tú.
—No, eres mejor. — dijo el pelirrojo. — piénsalo y házmelo saber cuando lo tengas claro, eres un héroe.
Sin más, el pelirrojo se colocó su máscara negra y salió del lugar por la ventana rumbo a su nuevo destino.
Varios autos se dirigían hasta el sur de Brooklyn, eran hombres de Blake que buscaban al ex oficial Mills.
—Bien, ya saben el plan. Él entra a casa en una media hora aproximadamente, vigilaremos varios puntos hasta que llegue. Mills entra con el arma en mano, siempre en guardia, hay que esperar que su familia entre y cuando menos se lo espere, atacaremos.
—Entendido jefe, ¡Vamos! — exclamó uno de los hombres.
Mientras hablaban, James se encontraba debajo de uno de los autos escuchando la conversación, enganchado al mismo para no caer al suelo.
Tras unos cuántos minutos, Mills había llegado a su refugio junto a su familia, tal como lo había descrito el líder de los hombres de Blake, el ex oficial cargaba con su arma en mano escoltando a su esposa e hijo hasta la entrada, realizó el protocolo de examinacion y dejó pasar a sus familiares.
—Todo está limpio, vamos. — dijo el hombre.
Su esposa e hijo entraron, Mills aún seguía en guardia pues subió las escaleras apuntando con su arma.
—¿Qué es lo qué está sucediendo, Alan? — le preguntó la esposa a su marido.
—Necesito que empaquen sus cosas, tenemos que irnos… creo que nos están siguiendo.
—¿Dónde iremos papá? — preguntó el niño pequeño.
—Iremos donde tú quieras, hijo, serán unas vacaciones, pero necesito que empaquen y que sea rápido, vamos. — contestó Mills.
Blake se encontraba cenando en un elegante restaurante en Nueva York junto a su esposa. La plática se había vuelto interesante tras hablar de los planes que el hombre tenía desarrollados en su mente, los cuales sólo faltaban concretar.
—¿Y cómo piensas hacer todo esto, Liam?
—Ya todo está planeado, querida, solo falta ejecutarlo. El gran día será este sábado cuando inauguremos el edificio Blake.
—La gran trampa… es un plan increíble.
—Lo será y cuando se concrete haremos de esta ciudad un lugar mejor.
La esposa de Blake levantó su copa de vino y habló.
—Así será, Liam, así será… salud por eso.
—Salud. — contestó el hombre quién tomó su copa y la chocó levemente con la de su esposa.
La familia de Mills estaba lista, el hombre ahora escoltaba a su familia hasta la salida de la propiedad preparados para escapar y pasar desapercibidos. Cuando las personas bajaron al primer piso y se dirigían a la puerta, uno de los hombres de Blake pasó lo suficientemente cerca de una ventana como para que Mills se diera cuenta.
—Alto… — susurró el hombre moreno. —… por la otra salida. — añadió.
Retrocedieron lo suficiente para dirigirse a la salida más cercana, sin embargo, cuando llegaron era tarde puesto que alguien se encontraba del otro lado de la puerta tratando de forzarla para entrar.
—Alan… — susurró la esposa del hombre.
—¡Mierda! — exclamó Mills al notar que un hombre había entrado a la casa, su única reacción fue apuntarle y disparar. — ¡Lleva a Junior a la habitación y no salgan por nada, ahora! — dijo entre gritos el hombre moreno.
La esposa de Mills corrió junto a su hijo e hizo caso a la indicación de su marido mientras él se quedó escondido detrás de una viga grande y gruesa. El hombre respiró profundamente y luego sin pensarlo salió de su escondite donde lo esperaba un hombre armado, sin embargo, Mills fue más rápido y logró impactarle un disparo en su pecho haciéndolo caer al suelo, luego de esto, el ex oficial se escondió detrás de una pared. Comenzaron a dispararle justo frente a él desde la ventana, el hombre logró esquivar los balazos para después correr mientras le disparaba a su rival y subía las escaleras. Una vez en el segundo piso se escondió tras una pared y revisó el cartucho de su arma.
—Carajo… no me quedan muchas. — pensó el hombre.
Mientras meditaba en la soledad, uno de los hombres de Blake se acercaba silenciosamente subiendo un par de escalones y apuntando justo a la cabeza de Mills pues ya lo tenía localizado, sin embargo, antes de disparar sintió como alguien lo tomó de su camisa y lo lanzó al suelo rompiendo el barandal de la escalera, Nómada había aparecido para ayudar al oficial. El enmascarado de negro tenía a su rival en el suelo y comenzó a darle golpes por toda su cara, luego tomó el brazo del hombre con sus piernas y con una llave la rompió en dos, tomó el arma y le brindó un fuerte golpe en su cara con la misma que lo dejó inconsciente. James se levantó en una rápida acrobacia aún con aquella arma en mano, se escondió tras la viga grande, le sacó el cartucho al arma junto a la última bala que yacía en la recámara de disparo y luego la lanzó al suelo quedándose totalmente en silencio esperando a su próxima víctima.
Un hombre calvo apuntaba su arma al frente mientras caminaba silenciosamente. El hombre caminó junto a la viga donde James estaba escondido mientras el pelirrojo rodeaba el parapeto muy inteligentemente para interceptar al hombre armado por su espalda. Al hacerlo, lo tomó de la cabeza y la golpeó fuertemente contra la viga y luego lo empujó al frente donde realizó una combinación de patadas acrobáticas que lanzaron a su oponente al suelo totalmente fuera de combate. El enmascarado se quedó quieto tras derrotar al hombre pero sintió como alguien se levantaba del suelo con un arma en su mano izquierda la cual apuntaba a su cabeza.
—Quieto. — dijo aquel hombre.
James desobedeció y comenzó a girarse lentamente para mirar a la cara al hombre que le apuntaba quien tiró del gatillo fallando por completo pues el arma estaba totalmente descargada, el hombre de negro simplemente sonrió. Mills apareció para apuntar con su arma al hombre que amenazaba a Nómada, luego le brindó un fuerte golpe con su arma en la cara devolviendolo al suelo.
—¡No te muevas! — exclamó Mills al enmascarado.
—Obviamente vine a ayudarlo, oficial.
—Tú me enviaste a testificar contra Blake… me tendiste una trampa para que me mataran, ¿No es así?
—Se equivoca, Mills, estoy aquí para ayudarle. No lo hice con esa intención, tiene que creerme. — contestó James.
—No puedo creer en nadie ahora…
—En mí sí, oficial. Usted confío en mí y arriesgó su vida por eso, déjeme devolverle el favor.
James levantó sus manos hasta su cabeza y muy lentamente se quitó la máscara que tapaba su cara.
—¿Sawyer? — preguntó el oficial mientras bajaba lentamente su arma.
—Conozco a un par de abogados incorruptibles que pueden ayudarle, mantendremos a su familia a salvo.
Mills lo pensó, sin embargo, tras unos segundos de análisis, aceptó.
Las malas noticias viajan rápido puesto que Blake ya había sido notificado del fracaso de la misión contra Mills. Uno de sus hombres se encargó personalmente de informarle sobre los sucesos de hace un par de horas.
—¿Quién fue… el de rojo o el otro? — preguntó el hombre calvo.
—Fue el otro, señor, el hombre de negro… Nómada. — respondió.
Blake sentía coraje y rabia al mismo tiempo, sin embargo, lo dejó pasar.
—Busquenlos por mar y tierra, traiganlos ante mí, hay que deshacernos de estos malditos entrometidos de una vez por todas. Ah y dile a Nolan que su oferta queda rechazada… yo soy quien manda en este lugar.
Arrestos, asaltos, accidentes, todos estos eran los sonidos que transmitía la ciudad de Nueva York los cuales eran recibidos por Andrew se encontraba en aquel gimnasio abandonado en el que James estuvo hace unas horas. El pelinegro estaba entrenando puesto que su próximo objetivo lo tenía claro, ir contra Blake y para hacerlo debía estar en la mejor forma posible pensando en las palabras que James le había dicho hace un rato. Ya exhausto el hombre decidió sentarse en una de las banquetas del lugar para descansar.
—¿Ya te cansaste? — preguntó Mccoy entrando al lugar.
—Me vigilas desde hace diez minutos, lo pensaste mucho para entrar.
—¿También lees pensamientos? Creí que eso era imposible.
—No, no leo pensamientos. — contestó Andrew. — Pero si es posible… —. susurró.
—¿Qué dijiste?
—¿Qué haces aquí, Mccoy?
El rubio caminó un poco y luego se frenó cerca de su amigo.
—Yo… solo vine a ver cómo estabas.
—Estoy bien, solo cansado.
Mccoy asintió con su cabeza.
—Escucha Mike, sé que fue difícil para ti darte cuenta de esto y no te lo conté no porque no confiara en ti, si no para protegerte. No soy como tú, no solo armo peleas como lo crees, me gusta hacer lo que hago, salvar personas. No dejo que alguien sufra por algún código de mierda, ya no… cuando encuentre a Blake y lo haré, lo voy a matar. — soltó Andrew desde lo más profundo de su corazón.
—Yo… lo entiendo, lo entiendo perfectamente. Y lo respeto, en realidad lo hago, pero no te apoyo, Andrew. La ciudad necesita a este héroe, tienes razón, pero yo no, yo necesito a mi amigo, cuerdo y con vida. Solo te estás arriesgando por el bien común y eso no siempre es lo correcto pero te deseo suerte. — contestó el rubio para después irse del lugar dejando a Andrew en la soledad de sus pensamientos.
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