Único
Mini advertencia: Este one shot contiene descripción de violencia doméstica (No romantizado). Si no te sientes cómodo leyendo esto, por favor evita hacer malos comentarios o faltar el respeto. Ya eh tenido problemas con gente que no lee las advertencias bien, mucho ojito aquí.
La noche luce tan tranquila.
Hoseok piensa eso mientras sigue a Jimin por las calles de Seúl. Siempre le han gustado las noches estrelladas, siente tanta calma al ver la luna en su punto más alto brillando alegremente y resaltando entre los demás astros. A veces diría que en su siguiente vida quisiera ser una estrella, tan bonita, que todo el mundo la aprecie, la ame y sea libre de sobresalir junto a sus hermanas.
Tal vez salir con Jimin no era tan malo después de todo, podía ver mejor el cielo conforme caminan en busca de un bar local. Quería olvidar, empezar de nuevo luego de mucho tiempo. Las luces neón de un servicio privado lo ciegan pero Jimin dice que es normal en ese lugar, así que se da cuenta que ya llegaron y se despide de la preciosa vista nocturna.
Jimin había estado insistiendo con salir desde hace meses, decía que una pequeña borrachera aliviaba las malas vibras del pasado. Y Hoseok quería hacer eso, ya no quiere seguir pensando en si él volverá a buscarlo, o que vendrá para hacerle más daño. Entonces termina en este lugar, sintiéndose cohibido entre el montón de gente que charla alrededor y debe cuidarse de los empujones que dan las personas que bailan en el centro de la pista conforme trata de seguirle el paso a su mejor amigo que está acostumbrado a este tipo de lugares. Acepta que tal vez era demasiado nuevo en estas cosas, después de todo nunca salía de casa y si lo hacía debía pasar la noche pidiendo perdón por divertirse.
Se sienta cerca de la barra de bebidas, Jimin saluda a unos cuantos amigos gentilmente antes de preguntarle si quiere algo para beber. Hoseok no tiene idea de que habla, no sabe mucho de bebidas y vergonzosamente le dice que pida algo suave para empezar, aún le tiemblan las manos al recordarse que ya no tiene que preocuparse por volver a "casa" y dar explicaciones tontas. Confiadamente su amigo llama al barman para pedir una mezcla rara, el pelirrojo no puede evitar sonreír por su ignorancia en el tema y simplemente asiente a todo lo que balbucea (porque el barman de esta noche es guapo, claramente pilla a Jimin sonrojándose cada que recibe una mirada del hombre en el mostrador).
Mientras el chico desaparece para buscar las botellas que ocupará, a su lado puede escuchar gritos llamando a su amigo y Jimin promete volver al irse para atender a los chicos del otro lado del bar, sus ojos delatan que no quería dejarlo a su suerte sabiendo que aún tenía miedo de toparse con cualquier persona que se parezca a él pero Hoseok lo tranquiliza diciendo que va a estar bien. Se ve obligado a quedarse con el barman, luego de que Jimin le pidiera de favor que no lo perdiera de vista y que si pasaba algo extraño fuera por él para encargarse del asunto, y el chico es demasiado lindo al regalarle una bolsa de palomitas antes de seguir con su trabajo.
Hoseok observa el lugar para entretenerse, admirando las bonitas pinturas que decoran las paredes y que resplandecen por las luces que las iluminan. Suspira mientras mira sus ropas oscuras, ¿Cuándo fue la última vez que se permitió vestirse de sus colores favoritos? ¿Tenía un color favorito por lo menos? El barman le dio una ligera sonrisa cuando le entregó la bebida que Jimin le pidió, preparándose para tomar más pedidos. Hoseok le agradece tímidamente, diciéndose a si mismo que podía beber lo que quisiera cuando se le diera la gana.
La mezcla de melocotón con alcohol lo marea en el primer sorbo, así que deja el vaso con cuidado en la barra porque si bebe más podría sentir que su alma moría del amargo sabor, hizo un gesto de asco inconscientemente. Miró a la gente que estaba cerca, ya que todos parecían haber salido del trabajo por sus relucientes trajes de marca, pensando en que mañana aprovechará que su terapeuta está atendiendo asuntos personales para buscar en internet algún empleo en la ciudad. Sonríe levemente para si mismo, es agradable poder tomar decisiones por su propia cuenta sin presión o miedo a ser reprendido.
Juguetea con las manchas grises en su brazo cuando se cansa de estar sentado solo, si los moretones no desaparecían le gustaría tatuarse cosas lindas sobre ellos para sacarles un lado positivo. Probablemente el terapeuta querría aumentarle la dosis del medicamento por pensar en hacer eso, pero quería cerrar todas las heridas posibles y curarlas con pequeños vendajes. La cicatriz en su frente ahora es adornada con un lindo tatuaje de gatitos, lo había obtenido de una bolsa de papas fritas y deseaba encontrar más formas de tapar el pasado, sus muñecas están todavía rojizas por la marca de las cuerdas que usó él para hacerle daño, la garganta le duele al emocionarse con sus películas favoritas porque siempre gritó tanto de agonía que posiblemente se desgarró alguna cuerda bucal. Usar maquillaje se volvía cansado porque la piel le picaba, sin embargo era casi obligatorio tenerlo puesto para que sus ojeras junto a los moretones en su rostro pasaran desapercibidos por si salía con sus amigos y la policía hacía preguntas incómodas sobre ello. El dolor en su cadera había desaparecido casi por completo, era lo que más odiaba porque le recordaba los peores días y su cuerpo estaba recuperándose de toda la masa muscular que perdió por pasar semanas sin comer bien.
Suspira con tristeza, ¿Cómo había permitido todo eso?
Cerró los ojos con fuerza para no llorar, dolía tanto perderse en los recuerdos. Aún podía sentir las manos callosas tocándolo, los gritos reclamando porque todo lo hacía mal y la sensación de los golpes en su mejilla. Quizá esto era lo que se merecía por haberse casado tan joven, con diecisiete años ¿Cómo podría haber previsto lo que ocurriría? ¿Por qué se enamoró de un hombre casi seis años mayor?
Era decepcionante pensar que él tomó esa decisión por amor, porque estaba tan enamorado de un chico que le prometía hacerlo feliz, darle el amor que quisiera y que le susurraba cosas lindas al oído para tenerlo anclado en su camino. Sus amigos de esos tiempos le advirtieron que era peligroso estar con alguien de una edad más madura que la de él, pero no los escuchó. Y cuando él se atrevió a pedirle que vivieran juntos para casarse, no dudó en decírselo a sus padres pese a que ellos estaban en contra de su matrimonio. Él conocía gente en los registros, así que los convenció de que los papeles de su casamiento fueran legales y falsificó la edad de Hoseok para evitar problemas con la fiscalía si llegaban a revisarlos.
Fueron los primeros días los únicos que realmente disfrutó antes de que se le prohibiera salir de la casa, los golpes empezaron como pequeños recordatorios de que solamente era una muestra de su amor y Hoseok le creía. Luego lo tocaba sin su consentimiento diciendo que como su esposo tenía que complacerlo siempre y a veces Hoseok lloraba en las noches después de que su marido lo usara como una muñeca para desquitar el estrés del trabajo. Luego estaba el tema del sexo, a él le gustaba que Hoseok estuviera quieto en la cama mientras hacía lo que quisiera con su cuerpo, y a veces cuando no tenía ganas su esposo lo encadenaba a la cabecera. Su inocencia era lo que vendaba sus ojos, pensaba que todas esas cosas eran por amor.
Desvelar noches para esperar a su esposo aún si sabía que lo engañaba con otra mujer, pasar días sin comer por darle todo a él, creer que el abuso sexual era hacer el amor, o que sus moretones fueran una pizca del cariño que le tenía y su piel anhelaba esas marcas para saber que seguía siendo el favorito de él.
Cinco años encerrado en esa casa fueron suficientes para que Hoseok quisiera romper su matrimonio, el día que quiso escarpar su esposo lo golpeó tanto que no podía moverse y sus vecinos llamaron a la policía. Él huyó para evitar cargos, dejando a Hoseok luchando en el hospital contra las enfermeras que querían tocarlo para sanar sus heridas y lloraba por miedo a que lo lastimaran más mientras su ex-esposo regresaba para llevárselo a casa.
Jimin estuvo con él después de acordar una cita con un terapeuta, Hoseok estaba tan aterrorizado con la gente alrededor que los ataques de pánico tenían a los médicos obligados a suministrarle sedantes para que durmiera tranquilo y casi no hablaba por imaginar a su pareja entrar a la habitación e intentar callarlo a golpes, como siempre lo hizo.
—Hey, ¿estás bien? —el barman agitó su mano frente a Hoseok, su rostro delataba la preocupación y pudo notar que buscaba a Jimin entre la multitud de gente.
Necesitaba relajarse, ni siquiera se dio cuenta de que se perdió en sus pensamientos y ahora ese chico se preocupaba por él.
—Estoy bien, solo quiero echarme agua en la cara —trató de tranquilizar.— ¿Dónde está el baño?
—La puerta a un lado de la cabina de música.
Sin decir algo más se dirigió hacia el baño, la música empezaba a ser un ruido abrumador que no sería capaz de soportar y no quería molestar a Jimin con tonterías. Abrió paso tratando de esquivar los grupos de chicos que estaban junto a la cabina y entró al baño.
Mirarse al espejo no era su hobbie favorito, le daba pena ver su propio cansancio y que sus ojos seguían sin recuperar su brillo alegre. La ropa no era algo que querría ponerse todos los días pero no tenía más en su armario, rechazaba los buenos intentos de sus amigos por comprarle nueva ropa ya que odiaba que sintieran lástima por él. Era su culpa, si alguien iba a hacerse cargo de sus problemas sería Hoseok.
Realizó los ejercicios de respiración que le aconsejó el terapeuta para calmar los síntomas del ataque de pánico, lo que menos desea es armar un escándalo. Se mojó la cara para aliviar el ligero dolor de cabeza y se apresuró en secarse las manos al escuchar el sonido de la puerta abrirse, era tímido si se encontraba a solas con algún desconocido en un lugar así.
Pero en el momento que volteó para irse, se paralizó por completo.
No podía estar pasando esto, era un sueño. Quería creer que el poco alcohol que tomó le estaba gastando una broma a su mente.
—Hoseok, no creí volver a verte cariño, ¿por qué no volviste a casa? Te estuve esperando —su voz es dulcemente aterradora.
Nunca iba a regresar ahí, jamás.
Retrocedió en cuanto lo vio acercarse, su respiración agitándose mientras las lágrimas se deslizan por sus mejillas y sus labios tiemblan intentando no soltar un sollozo. Tropezó con sus propios pies y cayó al suelo por el susto que tuvo al mirarlo estirar la mano para divertirse con su miedo.
—Mírate, siempra has sido una cosa llorona —se rió sin dejar de acercarse para tocarlo— no te preocupes si por eso no has querido regresar conmigo, ¿quieres que tu esposo te arregle otra vez? No me gusta ese maquillaje que traes, te ves más feo de lo que eres.
Hoseok siguió alejándose hasta que su espalda topó contra una pared, negó con la cabeza al sentir esas manos tomarlo de los hombros y su llanto incrementó por los besos que él presionaba en su cuello. Colocó sus propias manos temblorosas en el pecho ajeno tratando de alejarlo, pero fue en vano cuando las sujetó con fuerza y las presionó encima de su cabeza. Se alteró mucho más al recordar las veces que hizo esto, sabía que no podría contra él porque era más fuerte.
—Ayuda, ayuda, ayuda..—su voz vaciló, aún si la música cubría el débil grito.
—Cállate Hoseok, sabes que me gusta que no hables mientras te hago el amor.
Una mano se desliza debajo de su camiseta, apretando con fuerza la piel lo suficientemente para provocarle gimoteos de dolor. Su vista estaba nublada en lágrimas, así que no pudo ver el momento en que su ex-esposo comenzó a desabrochar sus pantalones y su cuerpo se dejó hacer luego de ser acomodado en el suelo sucio.
Deseó que esto fuera una mala jugada de su mente, quizá todavía estaba en la barra y sin querer se quedó dormido. Esto debía ser una pesadilla.
Quería despertar, que lo dejara en paz.
La puerta del baño volvió a abrirse y entonces vio una oportunidad, se armó de valor para golpearlo al ver que estaba distraído haciéndose el idiota. Quien sea que haya entrado lo salvó de una grande, ojalá pudiera saber quien había sido para agradecerle más tarde.
Escapó del allí para meterse entre el montículo de gente bailando, debía encontrar a Jimin con mayor razón ahora. Si él estaba aquí, no sabia que más podría hacer para intentar llevarlo consigo. Para su mala suerte no veía a su amigo por ningún lado, y en cuánto divisó la barra de bebidas donde el barman se suponía que estaba para cuidarlo, tampoco logró hallarlo.
Su corazón parió desenfrenado al ver que no había nadie para ayudarlo y pudo escuchar su nombre ser gritado con ira a lo lejos. No tuvo tiempo de moverse porque chocó con alguien en el intento.
—Oye, ¿está todo bien? —la persona preguntó alarmada.
Trató de decir que no pero no tenía la voz para hablar, sólo señaló hacia donde su ex-esposo lo buscaba con la mano temblorosa y el chico pareció entender.
—No te preocupes, quédate conmigo mientras me encargo de ese tipo ¿de acuerdo? —la palabras que logró entender en medio del aturdimiento que provocaba el llanto fueron un respiro de alivio.
Hoseok se abrazó a uno de los brazos del otro chico y se disculpó en voz baja, quería un lugar seguro donde calmarse.
Lo siguiente que supo fue que su esposo reclamaba algunas cosas sobre él delante del chico desconocido, Hoseok se dedicó a admirar sus rasgos en cuanto este parecía molestarse con Dosan. El muchacho que estaba abrazando parecía ser de China, sus rasgos eran algo obvios para Hoseok que estudió un poco de chino hace algunos años en la escuela secundaria.
No tiene idea de que están hablando.
Pero Dosan estaba cabreado, su voz lo delataba siempre.
—Vamos amigo, te estoy diciendo que yo me haré cargo —por un raro instante, sonó desesperado.
—¿Crees que voy a dejarte irte con mi prometido? Debes ser bastante ingenuo —su salvador se rió sarcástico, haciendo un gesto con su mano para ahuyentarlo.
Hoseok tambalea al oír la palabra "prometido" pero se obliga a aparentar que es un novio asustado por un idiota si quiere demostrarle a él que ya no tiene oportunidad de hacerle daño.
—Maldita sea Hoseok, ¿te ha pagado alguna cantidad? Eres una buena perra para pasar el rato, pero no lo suficiente para conseguir un tipo como este. ¿Por qué no quieres venir conmigo? Te daré el amor que quieras —Dosan trata de tomarlo de la muñeca.
Entonces Hoseok pierde su agarre del brazo ajeno porque el chico está ocupado golpeando a Dosan. La gente alrededor se espanta con la pelea que está ocurriendo, eso claramente parece ser demasiado humillante para su ex-esposo que deja de meter las manos para defenderse y no dice palabra alguna cuando seguridad viene a parar todo. El chico desconocido le explicó a los hombres de seguridad que Dosan trataba de joderle la paciencia molestando a su prometido y ellos se lo llevaron.
Se secó las lágrimas rápidamente para arrodillarse en el suelo y hacer una reverencia en muestra de gran respeto hacia el chico que lo acaba de salvar. Murmura un leve 'gracias' implorando que cobre el favor.
El contrario suelta una risa nerviosa antes de ayudarlo a levantarse del suelo, Hoseok parece entender que no quiere verlo agradecer de esa forma.
—No hagas eso, me haces sentir como si fuera el presidente, ¿quieres ir afuera? Nos vendría bien un respiro de aire fresco—propuso agotado, la gente aún miraba en dirección a ellos.
Hoseok asintió.
—Venía con un amigo, pero puedo enviarle un mensaje después de asegurarnos que estés bien —sigue hablando al salir del lugar, la calle luce vacía a estas horas.—Entonces, si no te incomoda, ¿quien era ese tipo? Parecía conocerte.
Se sentaron en la banca del parque cercano al bar, Hoseok en secreto necesitaba descansar un momento de todo lo que ocurrió.
—Era mi ex-esposo, no teníamos una buena relación —se encogió en hombros, como si hablara de cualquier cosa.
—Ya veo, el tipo es un idiota natural, se le nota en esa cara de chihuahua pelón enojado.
Hoseok se rió inevitablemente, recordando los días felices donde Dosan se molestaba de forma infantil por decirle que parecía un chihuahua haciendo berrinches.
—Tu risa es linda —el chico comentó de la nada.
— Gracias —sus mejillas se coloraron.
Un silencio cómodo vino después, Hoseok se encontró a si mismo pensando en el chico frente suyo con ensoñación. Era agradable, como si se conocieran de hace tiempo, ¿tendría un nombre bonito? ¿Cuál sería?
—Jackson Wang —él pareció leer sus pensamientos.
Oh.
—Jung Hoseok —correspondió.
Jackson le sonrió dulcemente, no existía maldad alguna en esa curvatura tierna de sus labios. Le dio confianza, desde que lo había abrazado su cuerpo se sintió bien y relajado. Algo que no pasaba seguido.
—Ya no tengo ganas de volver a ese lugar, quiero un café amargo con galletas —Jackson se puso de pie para mandar un mensaje en su celular, estirandose para deshacerse del aburrimiento —¿Quieres venir conmigo? Realmente no tengo deseos de ver a ese tipo detrás tuyo otra vez.
Hoseok sonrió tímidamente antes de enviarle un mensaje a Jimin sobre que iría con un tipo agradable a alguna cafetería cercana. No recibió respuesta inmediata así que supuso que su amigo estaba por algún lado de ese bar con las copas hasta el cerebro.
Jackson le ofreció su brazo, secretamente había gustado de la forma en que Hoseok se aferraba a él, y Hoseok lo tomó enseguida. De alguna manera, Jackson quería seguir siendo ese lugar seguro que fue para Hoseok, donde podía esconderse y ser protegido.
—Hoseok, creo que me gustas.
El más alto bajó la mirada con vergüenza y trató de evitar mirar a Jackson a los ojos para no sonrojarse más, estaba comenzando a sentir que quizá todavía tenía la oportunidad de iniciar de nuevo.
Mientras caminaban Hoseok miró el cielo nuevamente, admirando que las estrellitas brillaban mucho más fuerte que cuando iba camino al bar. Sonrió para si mismo al procesar toda la noche, observando a su lado a la persona que quería conocer y arriesgarse a no dejarlo ir.
Porque, quizá esta era su oportunidad de brillar otra vez.
Espero les haya gustado, se que es raro el shipp pero se me hizo lindo hacer un Jackson x Hoseok.
La violencia doméstica no es un tema cualquiera, es la realidad de muchas personas, mi intención en este escrito no es romantizar o minimizar la situación.
Gracias por leer.
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