Joder, ¿no te cansas? El chisme es malo, debes tener algo más interesante que hacer en vez de estar pendiente de mí. Pero, ya que estás aquí, mi queride chismose —para estar a la moda te digo así, ya sabes—, me veo en la obligación de decirte que como entiendes: mi historia no ha terminado.

Aún han pasado muchas cosas que tengo ganas de contarte y ni siquiera sé por qué. Aunque eso no es lo importante ahora.

Después de que aquel beso terminara y yo me fuera a mi casa, un par de días más tarde, Daniel se fue del vecindario una vez más. Me sentía triste, voy a admitirlo, pero más triste estuve cuando me enteré de un rumor que yo sin dudarlo tomé como una verdad.

Y lo sé, estuvo mal.

Sin embargo, creo que es momento de continuar contando mi historia y hablar un poco más sobre ese rumor que cambió un poquito mi perspectiva con relación a él. Quizás si ese rumor no hubiese existido, yo seguiría como estúpida enamorada de mi vecino. Sé que ya lo mencioné antes, en la primera parte de este libro, pero debería dar más detalles, ¿no?

Bueno, bueno, ¡ya! Mejor no me extiendo tanto, para no aburrirlos.