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La marca de Caín

Los días pasaron y mis padres habían cumplido su promesa, ellos se turnaban para estar la mayor parte del tiempo conmigo.

A pesar de que mi casi muerte había aligerado la presión entre mis padres eso no me había salvado del castigo.

Tris vino a verme aunque mis padres se lo prohibieron como parte de mi castigo, tampoco podía usar mis redes sociales por lo que no podía contactarme con él o Beck.

Mis días de recuperación fueron más largo de lo que creí, pero tras la autorización del doctor podía volver a la escuela y para mi suerte dejándome fuera de cualquier actividad física.

Por la mañana mi padre insistió en llevarme a la escuela lo que me hizo llegar tarde.

Lo unció bueno de este pueblo es que a los policías se les trata como reyes, por lo que permitirme llegar tarde era un lujo que solo yo me tomaba.

En el auto mientras íbamos tarde mi padre se comportaba raro.

—¿Y cómo está Beck? —preguntó mi padre.

—No lo sé, no he podido hablar con él —respondí algo inseguro.

—Cierto —dijo mi padre — ¿Y qué tal el funeral?

—Fue un funeral así que... ¿Por qué preguntas sobre Beck? —pregunté confundido.

—Curiosidad solamente —contestó.

Al llegar se fue sin más.

Entré a clase con un permiso que me había dado el director.

Al entrar todos me miraban extrañados, Tris solo sonreía burlón y Beck... Beck por su parte simplemente me miraba con culpa.

Me senté junto a Tris como de costumbre.

—Estás vivo —sonrió para abrazarme.

—No tan fuerte —me quejé pues aún me dolía.

—Lo siento —sonrió— la emoción.

Miré a Beck pero él solo apartó la vista.

—Cree que es su culpa —contó— en parte lo es pero si se lo digo yo terminaré con la cabeza contra los casilleros.

—De cualquier manera terminarás ahí pero mejor retrasemos el evento —exclamé.

El solo asintió y continuó con sus apuntes, no por nada era el más listo de la escuela.

Para la hora de la comida él ni siquiera se había presentado en la cafetería.

Sin embargo en la hora de educación física no se podía librar de mi.

No tenía que hacer ejercicio pero según el profesor si tenía que usar esos ridículos shorts.

Siempre había odiado tener que cambiarme en los casilleros, más cuando todos solían burlarse de mis piernas tan flacas como pollo.

Mientras nos cambiábamos Tris no dejaba de ver a Eliot.

—¿Cómo es que se puede ver tan bien con esta mierda de ropa? —preguntó sin dejar de verlo.

—No responderé eso —contesté extrañado.

Él solo rodó los ojos, me quite la playera para ponerme la del uniforme, en ese momento me di cuenta que todos me miraban.

—¿Qué? —pregunté molesto.

Nadie dijo nada solo apartaban la vista.

Los chicos empezaron a salir.

—Te alcanzo después —le dije a Tris para dejarle.

Me acerqué a Beck quien estaba con Eliot.

—Puedo hablar contigo —pedí a Beck.

Eliot le miró confundido pero solo asintió y salió.

—¿Cómo estás? —preguntó sin mirarme a los ojos.

—Adolorido —contesté— pero estoy bien.

Él sonrió levemente y pasó de mí.

—No fue tu culpa —aclaré.

Él me miró por fin.

—Si lo fue —contestó para salir.

No podía hacer mucho, desde pequeño siempre había sido terco.

Salí para sentarme en las gradas del gimnasio junto con todos los que no podían hacer ejercicio.

No muy lejos de mi estaba aquel chico quien mostraba interés en Tris, mirándole como mi amigo solía hacer con Eliot.

—Funciona mejor si le hablas —le dije, el chico me miró algo aterrado— será muy listo pero para captar señales es todo un tonto.

El chico solo bajo la mirada.

—Soy Sam —me presente.

—Liam —dijo bajándose de su sitio para sentarse a mi lado.

—Te gusta Tris —me atreví a decirle.

—¿Tan obvio soy? —preguntó.

—Si —conteste riendo— háblale, parece... en realidad parece inofensivo y lo es así que tu tranquilo.

Él suspiró frustrado.

—De que serviría si de todos modos le gusta Eliot —comentó abrumado.

—Tris es un niño aún por si no te has dado cuenta —me burle pero a la vez estaba por ayudarle— es inmaduro y terco como nadie, pero cuando se de cuenta que Eliot nunca le hará caso será tu oportunidad y que mejor que estés cerca.

Él sonrió esperanzado, mirada que se interrumpió cuando Tris llegó con la nariz sangrante.

—Odio educación física —gruñó.

Le tendí su toalla la cual presionó para detener el sangrado, Tris se sentó a mi lado.

—Odio a Beck —dijo tratando de hacerse el fuerte aunque estaba a nada de llorar.

Le di un par de palmaditas en la espalda.

—El es Liam —lo presente pues él no lo haría.

—Tristan —saludó el chocando puños.

Vi a Beck salir de ahí enojado pues el entrenador lo había sacado por lanzar los balones tan fuerte, razón por la que la nariz de Tris sangraba.

—No me siento bien iré a la enfermería —mentí a Tris aunque estaba algo atontado.

Miré a Liam insinuándole que le dijera algo pero la verdad no creía que lo hiciera.

Salí en busca de Beck y termine por encontrarlo en los casilleros, golpeando uno de ellos.

—Los casilleros no tienen la culpa —comente pero eso no importó pues le dió un golpe más.

—Déjame solo por favor —pidió.

—No —contesté— amigo no estás bien.

—Como si eso fuera novedad —atacó— lo diferente es que casi te mato.

Me quedé callado.

—Si, lo hiciste —contesté de la única manera que sabía que me escucharía.

Él me miró abrumado.

—Me llevaste a una situación complicada pero yo fui quien estrelló el coche —aclaré.

—Pero...

—No Beck, yo lo estrellé por que fue mi decisión ayudarte y no me arrepiento así que déjalo —pedí.

Él me miró de nuevo, tenía los ojos cristalizados pero no lloraría.

—Y por favor deja de golpear a Tris.

Él sonrió, sabía que no lo haría.

—No prometo nada —confesó.

Mi hermana no podría ir por mí así que me fui con Tris de regreso.

—Que tal Liam —insinúe.

—Es buen chico —contestó sin mucho interés.

—Claro pero a ti te gustan los idiotas —me burlé.

—Me gusta Eliot así que... si —contestó abrumado.

—Ya déjalo nunca te hará caso —exclamó Beck apareciendo.

—Vienes a golpearme o a pedirme que esconda el cadaver de alguien —atacó.

—Venía a disculparme pero ahora creo que a golpearte —contestó molesto.

—Bien hazlo, total casi matas a Sam no veo por que no lo harías conmigo —exclamó él.

Beck se acercó a nada de darle una golpiza.

—Muy bien basta los dos —grite— quieran o no los tres estamos ocultando algo muy grande así que por el bien de todo podrían llevarse bien.

—El me provoca —se defendió Beck.

—Tris quieres ser tratado como mayor entonces deja de comportarte como un niño y Beck los golpes no resuelven nada —los calme.

Los chicos solo pusieron los ojos en blanco.

—Bien —dijeron al unísono.

—Ahora dense la mano —pedí por diversión.

Ellos se quejaron pero como la autoridad que me habían dado los obligue.

—Ahora carajo o los obligare abrazarse —exclame.

Lo hicieron como las buenas personas que son.

—Mejor si abrácense —bromee.

Beck me tiro a la cara lo primero que encontró que fue una botella de agua casi vacía.

—No abuces Sammy —dijo Tris molesto.

—Bueno me tengo que ir, no creí que la muerte de mi madre me traería tanto papeleo —contestó para irse sin más.

Al llegar a casa mi padre estaba preparando la cena.

—llegas tarde —dijo al verme.

—Si hola papá —bufé molesto.

—Lo siento —se disculpó de inmediato— ¿Cómo te fue?

—Bien, algo cansado —confesé— iré a dormir.

Él no se negó así que hice mi actividad favorita, dormir.

Desperté un par de horas después con la voz de mi madre.

—Despierta Sammy —dijo con una voz tranquila— es hora de cenar.

—Si mamá —murmure medio adormilado.

Ella besó mi frente y subió.

Me tomó un momento subir pues me quedé un momento tirado en mi cama, cuestionándome mi existencia.

Cuando subí mi hermana estaba poniendo la mesa y las gemelas viendo Dancing With The Stars, programa que nunca se perdían.

—Puedes ir por tu padre está en su oficina —pidió mamá.

Suspiré algo abrumado, odiaba entrar ahí pues era su lugar donde recibía sus casos por lo que muchas veces tenía fotos desagradables.

—Papá —llame a la puerta.

Él no contestó así que abrí la puerta, no estaba.

Me alegre por no tener que entrar así que decidí no entrar... no hasta que una imagen en su tablero me llamó la atención, la mamá de Beck.

Era una Jessica Jones en una mesa de metal, su cuerpo tenía un color más blanco y algo azul.

Entré para ver el tablero de mi padre el cual contenía sus casos en proceso.

Miré la mesa la cual tenía varios papeles, lo cual sólo indicaba una cosa.

—Sam sabes que no debes entrar aquí —regañó mi padre.

—Estás investigando la muerte de Jessica Jones —concluí.

En ese momento fue cuando todo se fue a la mierda.

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