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Capitulo 1

Kaveh siempre tuvo interés por el mundo terrestre, siempre subía a la superficie y mirar a los habitantes en la orilla del puerto, algunos pescando y otros teniendo comercio, era enorme emoción que sentía ante eso.

Sin embargo, todo esas emociones se reducieron a una sola cosa. Estar entre ellos, Kaveh sabía que no habría nada para él, el era diferente y posiblemente sería descubierto a la primera, pero realmente quería estar entre ellos, aunque sea unos días, sin embargo su cuerpo se lo impedía.

Kaveh es un tritón solitario, dejo su pequeña ciudad acuática hace ya cientos de años solo para estar más cerca de los humanos, aún así no tiene la habilidad para salir del océano y hacerse pasar por uno, solo le queda ver desde lejos el avance que llevan los terricolas.

El puerto Ormos durante la noche es tranquila, el sonido de las olas se escucha a los lejos y eso es una señal para que el tritón salga a la superficie por suerte no puede irse demasiado del océano debido a su cuerpo, sin embargo sube a la rocas para poder deleitar los canticos, muchos marineros se guiaban con esa hermosa melodías en tiempos de neblinas o tormentas, cuando el faro solía estar apagado, pero había otras veces que la gente escucha a atento, era tan hermoso, muchos de ellos querían saber de autor de dicha voz, pero nadie tenía suerte.

La voz se extendió tanto, Kaveh estaba maravillado, todos los días cantaba, mientras su aleta dorada brillaba con la luz de luna, su corta cabellera dorada hacia notar, incluso dejando a la vista unos toques oscuros en su punta, ya que hace unos meses quiso pasar desaparcibido usando tiendes, pero no funcionó sino quitaba su aleta.

Su canto se vio interrumpido, cuando en un movimiento de parte del tritón hizo ver hacia su costado, logrando ver a un sujeto de pie, con traje oscuro, con adornos dorados y verde, sin contar que ese cabello gris y ojos turquesa que lo miraban con atención, en un inicio chillo el tritón, su cantico desapareció y el pronto se arrastró hasta el océano, lanzandose de manera cuidadosa.

Había logrado escuchar de parte de aquel hombre que se detuviera que no se fuera, pero había sido demasiado tarde, aunque...

En el agua pudo verse la cabellera dorada y esos orbes rubi que brillaban con intensidad, sobresalia del agua la mitad de su cabeza, haciendo que el humano, quedará estático.

Sin decir nada, mantuvo su vista ahí, incluso las palabras que ese hombre quería decirle al tritón jamás salieron, hasta minutos después que esperaba a menos reaccionara.

— ¿Eres un tritón?

Sin creerle aún, pregunto, pero no obtuvo respuesta, ya que el rubio pronto dejo la zona, posiblemente huyendo a lo más profundo del océano.

El hombre quedó un poco confundido, solo para ver a cierto tritón huir, el mantuvo su vista en el océano esperando a menos que este reaccionara, pero no, tras esperar unos minutos más, regreso al faro, el provenia de la ciudad de Sumeru, un erudito que tenía poco de graduarse, sus habilidades de en mecánica podrían ayudar en el faro que había ahí, era un inicio, a pesar que Al-Haitham no era fanático del océano en ningún momento, bueno, tampoco era gran fanático del desierto, ya que en el desierto había otro faro, para indicar en dónde se encontraba el pueblo, y este era visible, ya que en ciertas zonas eran visibles faros donde había pequeños campamentos.

Regreso al interior del edificio subiendo las escaleras hasta la cima en dónde había algunas computadoras y un gran foco que ayudaba a los marineros a descubrir tierra, se acercó hasta el cristal en dónde miro a la orilla, buscando por 10 minutos más a ese ser de fantasía, pero al no verlo solo se empeño a mirar al horizonte.

Dio un suspiro, solo para regresar a su asiento, más tarde regresaría al puerto a descansar.

_

Tritón quedó cerca de la superficie, había esperado por mucho tiempo a qué ese individuo se fuera, pero no se atrevió a regresar a la superficie, en cambio, fue a su pequeña cueva, una cueva pequeña y oculta debajo de ese gran faro, había un túnel que lo llevaba a un especial considerable grande, en dónde salía del agua sin problema alguno, incluso tenía cosas humanas como retratos rotos, zapatos que usaba como maseta, tenedores, platos, cosas que el realmente no sabía para que funcionaban, que eran las pertenecía que a las personas solían caerse y perderlas, quedó viendo el retrato, una foto vieja de una mujer que ya no se distingue muy bien, debido al agua que hace perder el color de la tinta, mira su cueva, se siente vacía como otras veces y es que ese lugar es un sitio realmente amplio a menos para que otra persona pueda entrar ahí con el, sin embargo no se siente tan agusto, su aleta se mueve sobre el agujero en dónde se deja ver el agua, el sonido es notorio y la poca iluminación proviene de la bacteria que ha evolucionado para vivir ahí.

Cómo puede se sienta sobre la roca, abraza con cuidado su aleta mientras su mente le recuerda esa expresión del humano, comienza a sentir curiosidad, saber que hubiera pasado si se hubiera quedado ahí, que hubiera sucedido si ambos se comunicarían, etc.

Miro sus manos, por unos momentos, viendo sus membranas que se extienden entre sus dedos, solo para dar un suspiro y mirar hacia la nada.

Se acomoda de nuevo en la húmeda roca y de manera tranquila cierra sus ojos esperando dormir un poco antes de irse de nuevo al océano, ese método lo ha tomado debido que nunca a visto a humanos dormir bajo agua y el tiene el sincero deseo que algún día será un humano.

_

Kaveh estaba tan cómodo, se remueve un poco, solo para abrir sus ojos lentamente, se da cuenta que alguien más a entrado ahí, solo para ver a ese hombre del faro, puede notar el cuerpo naa grande del contado, incluso era el doble que el suyo, más eso no era lo único, el rubio puede notar la calidez que desprende aquel hombre, más porque puede sentir los latidos de su corazón y los suyos mismos.

— Lamento si te desperté...

La voz de ese hombre es gruesa y serena, incluso Kaveh chilla mentalmente al escucharla, solo para esconderse rápidamente en el cuello del más alto, pudiendo sentir la el cabello corto y gris de aquel hombre. Sin embargo ese hombre no es igual a él y en cuenta forma le hace preocuparse.

De un momento a otro solo puede sentir las caricias en su cuerpo y de un momento a otro, nada.

No existió nada...

_

Kaveh abrió sus ojos, se levantó con cuidado de la roca, podía sentir el agua subir un poco más llegando a la mitad de la piedra más alta de su pequeña cueva, solo para entender que afuera abría alguna tormenta, más no quiso asomarse, pero... La curiosidad.

Cuando salió fue para ver la vida de los humanos, pero se llevó una sorpresa al ver cómo el hombre que había visto hace unas horas, parecía correr de un lado a otro, parecía que llevará algunas cajas. Incluso otro hombre le ayudaba en su ajetreado trabajo.

— ¡Está es la última Al-Haitham! ¿En serio que quieres quedarte aquí?

— Debo de hacerlo, aún hay barcos en el océano, debo mantener la luz encendida.

— Entendido, solo tenga cuidado.

Hablo el hombre, quien huía hasta una zona segura fuera del puerto, las olas se veían altas, y todo era a la tormenta, Kaveh mantenía su distancia y en una zona segura, pero aún así pudo escuchar aquellas palabras, incluso el mismo le dijera a ese hombre que se fuera de no ser que no puede hablar su idioma o algo por el estilo.

Antes de que ese hombre entre al faro, se da cuenta de Kaveh, quien de manera sigilosa le habla, haciendo que Kaveh se hunda ocultando la mayor parte de su cuerpo y parte de su rostro.

— No... Yo... Tks... por favor, quiero hablar contigo... Cuando quieras hacerlo, esperaré así como la primera vez.

Solo dijo, la tormenta fue severamente notoria y el platinado no podía exponerse, sabiendo que ahí afuera estaría un tritón en peligro, pero el rubio quedó sorprendido y pronto huyo a su escondite, seguro de toda aquella tormenta.

Mantuvo su silencio hasta que chillo, está a tan emocionado que no podía creerlo movia sus manos de manera nerviosa y pronto sus palabras, en su idioma, surgieron.

— ¡Un humano quiere hablar conmigo!

Dijo, escuchándose tan emocionado, que incluso comenzaria a buscar algunas conchas y adornos acuáticos para verse lindo para "una cita" para el tritón no conocía eso y solo pensaba que sería como algo cortejo como solía hacerse en su ciudad.

Kaveh había cortejado a muchas chicas, pero con ninguna no había tenido la oportunidad de obtener algo bueno y solo pudo dejarlo al tiempo, aunque el tiempo fue dejar el pueblo acuático de Fontanie para unirse a ese puerto que le pareció los más interesante hace ya siglos.

_

La tormenta había pasado, el día prosiguió con más normalidad, la gente reparaba algunas cosas dañadas, mientras Al-Haitham había salido a comprar algunas provicioned. Era claro que la situación no podría detenerse ahí, necesitaba conseguir más en caso de que en un futuro pasara, aunque se detuvo en su andar, ya que pensaba como si realmente deseada quedarse ahí, el no era tan fanático de esto, solo hacia como un trabajo antes de tener el verdadero trabajo que había estado buscando, aún así dejo eso en el paso y se dedicó a pensar en las compras.

La noche llegó tan rápido y los canticos comenzaron a ser sonoros, la gente parecía sentirás más tranquila que la noche anterior, pero eso fue el llamado que Al-Haitham había esperando, de manera cuidadosa camino hasta la parte trasera, viendo al tritón que le daba la espalda viendo la hermosa figura y esa cabellera dorada que llegaba a los hombros, podía ver los adornos de caracolas y perlas que adornaban aquel tritón como si fuera un cinturón que hacia un lindo juego con esa aleta dorada, mientras en sus cuello había un dije de una forma extraña de una flor, al final que unos aretes que no había visto, claro, esos adornos habían Sido conseguido cerca de la bahía en con joyero que había caído al agua, y que Kaveh logro tomar.

Al-Haitham se sintió hipnotizado por aquello y una vez que pudo llamar la atención del tritón dejo su cantico solo para verle, ambas miradas se encontraron, incluso el tritón se giro para ver mejor al humano, en cambio, el hombre mantuvo cierta distancia, para no ahuyentar a ese ser.

— Realmente eres uno... No puedo creerlo, esas historias de fantasías, realmente son verdaderas.

Hablo el de cabellos plateados, el rubio sonrió, a pesar de no entender en lo más mínimo, aunque pronto aquello cambio cuando el más alto se acercó y lo hizo porque noto la cierta confusion del tritón.

— No entiendes ¿No? ... Yo, soy, Al-Haitham...

Está vez fue más lento, presentándose, incluso hablando de manera lenta y acercándose un poco mas, incluso entro al océano, a menos hasta los tobillos, ya que a medio metro y sobre una piedra alta, estaba el tritón, quien parecía querer comprender las palabras de ese humano ya que le daba toda la atención posible, incluso sus labios se movian al igual que el humano, más ninguna voz salía de él.

— ¿Y el tuyo?

Kaveh no era estúpido, entendía en algunas veces, pero su dialecto le impediría hablar con un humano, por motivos así se negó a salir del océano durante el día, para que ni un humano lo viera.

Más no iba a perder ese momento, se acomodo como pudo y se lanzo sobre el humano, sus labios se juntaron, en un beso, beso que se prolongó por unos segundos hasta que finalmente el tritón se separó, demostró una sonrisa mientras se levantaba un poco dejando la mirada de cuerpo sobre el humano, sus manos eran un excelente apoyo en esos momentos y su dulce y tentadora voz salió.

— Kaveh... Soy Kaveh...

Apenas dice, solo para ver con atención el rostro del humano, incluso ese aroma de nuevo se cuentra en él, se acerca al cuello del contrario, oliendo, mientras sus manos incluso se atreven a tocar un poco, logrando sentir ese cuerpo fornido, aunque pronto se da cuenta de sus acciones de como se encuentra y prontamente se aleja, a menos a medio metro del humano.

Kaveh se ruborizo tanto, eso no debía hacer, el no es quien corteja, esos pensamientos surgen, sus mejillas ardían tanto, que incluso sus membranas sobre sus cabeza comienza a cambiar de color a tonos rosados.

Al-Haitham tomo asiento, está empapado, cayó al agua, solo para notar la actitud de ese tritón, incluso parece entender un poco la situación a menos lo que creía pensar el tritón.

— No te preocupes todo está bien, solo fue un accidente.

— ¿A-accidente?

— Los humanos siempre tenemos accidentes. Pero eso no importa ahora, ¿Que te ha traído por aquí?

— ¿Traerme? No, no, yo estar aquí... Mucho tiempo... Mmm... Siglos, vivir siglos aquí.

— Ya veo...

El silencio siguió, Kaveh estaba avergonzado se sentía incómodo, bueno, no de esa manera sentía una extraña vergüenza, como si lo que hubiera hecho era mal y lo llenaba de pena, pensando que ese hombre jamás lo iba a cortejar en lo más mínimo.

— Humano... ¿Vivir en el faro?

Su pregunta salió, queriendo interrumpir el incómodo momento, por su parte Al-Haitham, respondió, incluso los orbes rubi del tritón se firmaron a verle.

— Si, aunque solo será por un tiempo.

Esa frase no fue tan bien recibida, ya que algo en esa frase le hacía sentir una extraña sensación de tristeza, el tritón miro de nuevo al océano solo para impulsarse al mar. Cosa que fue visto por el cuidador del lugar quien intento detenerlo.

— Quiero verte mañana por la noche ¿Puedo?

Kaveh mantuvo su silencio y su mirada que había visto a ese hombre por segundos se dirigió al océano, solo para afirmar, aunque había algo que le impediría acercarse al humano y es que ambos eran de mundos tan diferentes que no sabía cómo todo eso iba a terminar, incluso sentía cierto miedo.

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