───capítulo X.
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Erik.
Los fantasmas de la memoria son aquellos que te aquejan día y noche, sin descanso alguno. Brindándole a la salud, la pésima experiencia de recordar e imaginar qué hubiese pasado.
Ese era mi caso.
Me torturaban de la peor manera, dejándome así, con infinitas ganas de sacar mi corazón para no sentir nada. Quisiera volver a ser el mismo que cuando llegué aquí... pero ella me arrebató todo aquella noche.
La música que escribí, ahora es el recuerdo de una noche oscura. Una penumbra, una incertidumbre... y hoy, volvería todo eso de nuevo.
Ella retoma su vida nuevamente aquí, va a tomar el control de todo... y quizá sobre mí. No de la misma manera de antes, será ahora de la manera más cruel; porque detrás de un ángel, siempre habrá un demonio.
Mientras observo desde aquel palco inhabitable, donde reunieron a todos los nuevos integrantes de la ópera, noto el nerviosismo de Firmin y André. Dos buenos para nada, que hicieron de este edificio una ruina total.
¿Quién hace un ballet navideño en primavera?
Ellos.
Cuando Antoniette me contó, pude burlarme todo el tiempo que quise. No tienen ni una pizca de congruencia en sus actos, y es lo que más me llena de ira e impotencia. Esta ópera se mantuvo a flote por aquellas obras que escribí, y sé que por miedo no piensan sacarlas a flote de nuevo.
Meg indica que hagan silencio.
Sonrío al ver lo mucho que ha crecido, y lo hermosa que está. Me hace recordar a su madre cuando tenía esa edad.
—¡Qué se callen, gracias!— exclamó una de las niñas... o, esperen, ¿esa es Gabrielle?
Su porte era de seriedad, sus brazos cruzados sobre su pecho; su cabello recogido en un listón rosa, sus crespos caían por detrás y detante de sus hombros; aquel vestido de ballet azul le resaltaba aquella mirada misteriosa.
—Gracias, señorita De Queralt.
Habló el viejo André.
—El motivo de hoy, es para afirmar ciertos rumores de nuestro retiro.
Los murmullos empezaron a escucharse, Madame Giry golpeó el piso con su bastón, todo para lograr el silencio.
—El día de hoy tendremos el honor de presentarles a los nuevos gerentes de la ópera.— comentó Firmin— Dos personas que tienen el potencial de hacerse cargo, y más cuando una de ellas es la soprano lírica de París, Christine Daaé.
Me fijé en todas las actitudes frente a la noticia. Me sorprende que no muchas personas estaban contentas con aquella noticia, pero en especial, una de ellas... fue de terror, o algo similar.
Lo cual se me hizo extraño.
—Hola, buen día.— escuché aquella voz dulce, los recuerdos vinieron cual brisa de invierno— Muchísimas gracias por esta bienvenida, esperamos que bajo nuestra administración esta ópera vuelva a surgir.
Ya no se ve tan niña, como cuando le conocí. Pero esa mirada inocente sigue estando presente.
Su cabello castaño estaba totalmente recogido en una coleta, un traje señorial color púrpura, un sobrero delicado como tocado. En sí mano derecha relucia una hermosa sortija de matrimonio...
—Mi esposo no pudo estar presente, pues está cuidando a nuestros mellizos, así que en la próxima oportunidad él vendrá a presentarse.
¿Ya tiene hijos?
Fruncí el ceño.
—Primero que nada, me gustaría conocer los nuevos talentos de este hermoso lugar.— añadió — De pronto más tarde haré un encuentro con los chicos de esta nueva producción.
Gabrielle salió corriendo del lugar.
Madame Giry le restó importancia, sin embargo, una chica pelirroja salió detrás de ella.
Meg analizó por un momento la escena, y miró a su madre, pasó su dedo índice sobre su mejilla. Quizá le dijo que la castaña se había dado llorando.
Antoniette se disculpó y salió en dirección a las dos chicas.
Me pareció un tanto dramática aquella escena, pero algo se esconde detrás y mi instinto nunca me falla en ese sentido.
🖤🎭💀
Gabrielle.
—...Christine Daaé.
Me desconecté por completo de la realidad que me aquejaba, todo se me vino para abajo y las lágrimas empezaron a acumularse en mis ojos.
¿Qué hacía ella aquí?
Apreté mis puños, empecé a sentir un ardor incómodo... fue entonces cuando dejé de apretar.
Lo más posible y consecuente es que me vaya de aquí, lo que menos quiero es tener un problema con ella.
Huí.
Salí del teatro corriendo, mientras las lágrimas seguían empapando mis mejillas. No me importó si van a tener una mala impresión de mí... necesitaba respirar.
—Gabbie.— le escuché a mi mejor amiga, venía corriendo detrás mío.
Subí hacia los dormitorio, ya mis piernas no me daban, mi garganta ardía al igual que mis ojos. Entré a mi habitación.
Estaba presentando un estado de ansiedad.
Mi respiración se sentia muy pesada, trato lo que más puedo empezar a relajarme para poder respirar bien, pero me es en vano.
—Gabbie, amiga.
Alex entró, su reacción fue envolverme en un abrazo. Aunque yo sea capaz de forcejear para que me soltara, ella no lo iba a hacer.
—Solo sigue mi voz... sigue mi voz.
Ambas empezamos a respirar.
Mi corazón golpeaba fuertemente mi pecho.
—Estás segura, estás a salvo... tranquila...
—Gabrielle Sophie, ¿qué ha sido todo...?
El temblor en mis manos empezó a disminuir, al igual que el llanto. Alex me tomó de las manos y revisó con cuidado mis palmas, estaban un poco llenas de sangre.
—Toca curar esto, Gabbie.— comentó mi mejor amiga, me guió hasta la cama para que me sentara junto a ella— Voy a traer los implementos de curación, no tardo.
Asentí, mientras me limpiaba las lágrimas.
Alexandra salió de nuestra habitación, dejándome sola con mi madrina. Ella simplemente me miraba, quizá con una pizca de enojo.
—¿Por qué no me dijiste que ella vendría?
Habría cuestionado entre dientes, con mi vista fija hacia la nada. Todo esperé, menos ver a mi media hermana de nuevo.
—¿A qué te refieres?
—A Christine.
Mi mirada reflejaba todo el dolor y el enojo que estaba sintiendo en ese momento.
—¿Qué tiene que ver con esto?
Suspiré, pesadamente. Era hora de contarle toda la verdad a mi madrina, y quizá la razón por la que me iría de aquí.
—¿Recuerdas que mamá te contaba de mi media hermana?— cuestioné, empecé a recordar el día que fui a buscarla porque necesitaba ayuda — Christine... Christine Daaé es mi hermana. Yo soy aquella bastarda a la que ella tanto odia.
La expresión de mi madrina decía muchas cosas, tantas, que no me era posible decifrarlas. Pero una de ellas era decepción.
—¿Ella fue quién te humilló ese día que fui a visitarte?
—Ella misma... aquella soprano dulce, verdaderamente es una mierda de persona.
Mi madrina pasó una de sus manos sobre su rostro, aún me miraba impresionada. Recordé las palabras que me dijo Carlotta aquella noche, y ahora entendía muy bien las veces que mi madre me traía aquí en mis tiempos de adolescencia... era para verla... A decir verdad, en lo que he estado viviendo aquí, nunca mencionaron su nombre.
Me levanté con rapidez hacia mi armario, empecé a descolgar mi ropa.
—Gabrielle...
—No, madrina. Ella no me querrá ver aquí, eso lo sé muy bien.
Sentí el apretón en mis brazos por parte de mi madrina, obligándome a verle a la cara.
—¡No seas estúpida, Sophie! ¡No le des gusto a ella, demuéstrale que no eres lo que ella piensa!
Me soltó, dejándome un fastidio en mi piel.
—Esa no es la joven que educó Anne.— espetó— No debes huir de las situaciones que te pone la vida, ¡tú no eres una cobarde!
El que haya nombrado a mi madre fue un detonante para que parara mi ansiedad.
Respiré profundo, y recordé lo mucho que me mencionaba que debía ser fuerte y atreverme a todo.
—Es mejor intentarlo y cagarla, a cagarla sin haberlo intentado.
Esa frase me la dijo en un momento de nervios para mí, todo fue por presentar unos lienzos para mi clase de arte en la normal de señoritas. Desde aquel día, me arriesgaba a todo, absolutamente todo.
Y Christine no era el único obstáculo que tendría en mi vida.
Se supone que en mí sangre, hay sangre española... no tengo porqué temer de alguien que solo en su corazón hay odio. Siempre me he arriesgado a todo, y al qué dirán.
—Ya traje la curación... no me digas que te vas, porque te juro por mi vida, que te dejo de hablar.
Mi madrina me miró, expectante.
—No, Alex. Eso sería muy inmaduro de mi parte, mejor hagamos la curación y nos vamos a ensayo. Quizá la señorita Daaé quiera vernos.
🖤🎭💀
Christine Daaé.
—Ella estaba ahí...
—No entiendo cuál es tu problema con esa niña, es tu hermana, cielo.
Suspiré pesadamente, de nuevo.
El dia de hoy habia hecho mi presentación como nueva gerente en la ópera, llevandome por sorpresa, que aquella chica de la que dicen ser mi hermana... estaba ahí.
—No es mi hermana.
Raoul estaba a nada de perder la paciencia conmigo. En ese sentido siempre ha sido muy pacífico, y comprensivo; pero en este momento se notaba que ya no soportaba el tema.
—Mira, sé que te disgusta que tu padre haya tenido otro "matrimonio", pero ella no tiene la culpa de todo lo que piensas.— dijo, con seriedad. Solo rodé mis ojos— Hasta en su inocencia de infante, creía que tu madrastra era madre de ambas.
Mordí mi pulgar, mientras analizaba la situación.
—¿Cómo habrá llegado ahí?
—Pues llegó, y ya, Christine.— puntualizó— Ahora no es que vayas a arrebatarle el sueño de estar ahí... porque aunque me creas idiota, yo me di cuenta cómo la trataste el día que vino a buscarte.
Abrí mis ojos de par en par.
Recuerdo muy bien cómo ocurrió, justamente estaba probando mi vestido de novia. Pero no llegué a imaginar que él hubiese escuchado.
—Ella estaba mal, Chris.— prosiguió, su expresión se mantuvo seria— Ella necesitaba a su hermana, y tú rechazaste eso.
—¿Y por qué la defiendes, si ni siquiera la conoces?— cuestioné, finalmente— ¿Acaso me perdí de algo?
Raoul negó con la cabeza.
—Yo nunca tuve el apoyo de mis hermanos mayores, Little Lotte... llegué hasta el punto de odiar haber nacido.— aquella confesión era dolorosa, lo noté en sus ojos— Así que deja el puto orgullo de lado, y haz las cosas bien.
Fue lo último que me dijo antes de marcharse de mi despacho. Se notaba furioso... mi orgullo quizá me hace ver que tengo la razón, no me permite analizar bien las cosas que mi esposo me dijo.
Miré la puerta unos segundos más, hasta que finalmente decidí continuar leyendo los documentos de la ópera.
Deudas, deudas, y más deudas.
No entiendo cómo carajos lograron estar en un punto de bancarrota, cuando me encontraba como bailarina aquí, todo marchaba siempre bien. O a mi parecer.
En uno de los documentos estaba la lista de los nuevos chicos, de los maestros, de la banda musical.
Sonreí al ver el nombre de mi mejor amiga, como directora en la parte de actuación. Ella siempre se había interesado en ese campo, lo recuerdo muy bien. Madame Giry seguía en el mismo cargo, y noté nuevos maestros.
Seguí con la lista de los chicos. Me sorprendió la cantidad de nuevos talentos encontrados.
—Gabrielle Sophie De Queralt...— susurré, al leer el nombre de ella.
Fruncí el ceño.
Recuerdo que papá le había dado el apellido, ¿por qué no lo tiene? O mejor dicho, ¿por qué no lo usa?
—¿Cantó para el acto benéfico?
Había una página principal de uno de los periódicos de la ciudad pegada al listado, ella estaba en primera plana.
Empecé a leer con cuidado cada línea de la noticia. Daban buenas críticas frente a su rango bocal, pero mi corazón se detuvo al leer qué canción había interpretado... había sido la misma con la que yo debuté.
Respiré hondo.
—Perdón por interrumpirte, nena, pero Rosalie está llorando mucho.
Era Raoul, con nuestra hija en brazos. Mi niña estaba llorando con fuerza, lastimosamente ya lleva días así y no he detectado qué es.
Me levanté de mi escritorio y la tomé con cuidado, de inmediato se escondió en mi cuello, apenas pude sentir que sus lágrimas empapaban mi abrigo.
—¿Qué pasó, mi dulce princesa?
Empecé a arrullarla, pero me era en vano, su llanto se incrementaba.
—¿Revisaste el pañal?
—Lo cambié hace un rato.— me respondió mi esposo— ¿Será hambre?
Imposible, le había dado pecho hace una hora... sin embargo, me senté en la silla mesedora que había en el despacho, y empecé a lactar.
—Raoul, debemos llevarla a que la revisen.— hablé, bastante preocupada— Los llantos de ella no son normales.
Mañana no sería el día, porque debo ir a la ópera, así que espero que pueda dentro de unos dos o tres días llevarla a chequeo.
—No te preocupes, Chris. Yo me encargo.
N/A: Cada vez estoy feliz con el rumbo por el que voy con esta historia. El día que les cuente el porqué del amor que le tengo a este musical, van a entender muchas cosas.
Pero, por el momentooooo, ¿cómo les ha parecido hasta ahora?
Quiero dedicarle este capítulo a una nueva amiga -moonmontague 💖
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