Emiliano Bonventre.

Un mes había pasado desde la revelación del género de mi bebé y joder, estaba bastante contento, la felicidad no cabía en mi cuerpo, como las lágrimas no habían tratado de ocultarse en el momento en que ví el color azul resaltando por el cielo, había sido un momento único y inolvidable, ahora estaba más que seguro que sería.

Adib Roux Bonventre.

El aire me golpea fuertemente la cara, pues estaba sudando mucho y Emily me envió a sentarme fuera de la mansión ya que si el sudor me corría el maquillaje, me asesinaba.

Jovi estaba sentado a mi lado, mirándome con su cabeza inclinada a un lado.

Pasos acercandose hace que me ponga de pie instintivamente, no quiero que nadie me vea como un idiota sentado en las escaleras de la salida.

— Emiliano? — la voz de mi padre se hace presente — que haces aqui?

Me examina con los ojos entrecerrados y no oculta la sonrisa burlona que aparece el en su rostro al ver el mío completamente maquillado.

— Espero a Emily para poder irnos — me cruzo de brazos al ver cómo trata de no reírse en mi maldita cara.

— Ah, y tus amigos? — pregunta.

— Fuera de la habitación cubriéndola — respondo.

El muy maldito estaba tan estúpidamente rojo como si fuera a morir, solo por estar aguantando las fuertes ganas de reírse en mi cara.

— Joder, te vas a matar si la sigues aguantando — me cruzo de brazos — Ríete mierda.

Las grandes carcajadas brotan de su garganta, sin poder contenerme me río con el.

— Emily te ha obligado a pintarte eso en la cara? — dice entre risas.

— Me lo ha pedido y tú sabes que si la peque me pide algo...

— Lo tendrá — asiente dándome a entender que sabe mi lema — esa chica de verdad que se ha ganado tu corazón.

— Ella no se lo ha ganado — le digo — ella es mi corazón.

Sus ojos se llenan de lágrimas y se muy bien porque es.

— Mamá era el tuyo ¿Verdad? — le digo mirándolo.

Su mirada automáticamente se va al cielo, el cual está en un hermoso color, morado con un poco de rosa creando un hermoso atardecer digno de admirar.

Ella está feliz.

Siempre pensaba en eso cada vez que veía un atardecer así de hermoso como el de ahora.
Siempre decía que ella nos veía y se alegraba causando que el cielo se tornara de colores hermosos.

— Tu mamá no era mi corazón — confiesa mirando al cielo — Ella era mi vida.

Sus lágrimas comienzan a caer, causando que en mis ojos se acumulen algunas.

— Ella era todo, mi vida, mi corazón, mi mente y mi alma — dice sincerado — y el saber que ya no está conmigo me quema.

— Porque tuve que llamarla para que saliera a jugar conmigo ¿Porque?

— Sabes cómo era ella Emiliano, una mujer terca.

Ese día, ese maldito día que Lucia y Su padre nos la habían arrebatado había sido tan trágico, solo les había bastado con bajarse del coche y llenarla de tiros.

— Lo se... Todo por llamarla a jugar.

— No Emiliano, fueron cosas del destino, tu no tienes la culpa.

Se sienta en las escaleras haciendo que yo automáticamente haga lo mismo.

— Ese día se repetirá una y otra vez en mi cabeza — digo.

— Mamá!, Mamá ven a jugar.

Mi madre sale con un hermoso vestido pegado a su cuerpo, y unos tenis lista para poder jugar conmigo.

— Emiliano tiramela.

Estamos jugando alegremente con una pelota.
Cuando el sonido de un coche acercandose a todo velocidad hace que nos detengamos.

— Amor, vamos a jugar adentro.

El coche se detiene justo en la entrada, un hombre baja a toda velocidad al igual que una chica.

— Magnus, MAGNUS!!

El grito de mi madre llamando a papá es lo único que se escucha.

— LUNA!

el hombre grita haciendo que mamá se gire y lo mire desde lo lejano, ambos levantan sus armas y sueltan tiros certeros que le dan a mamá por todo su pecho y su vientre de seis meses.

— MAMÁ!!

ella cae de rodillas al piso, llevándose las manos a su vientre, mientras de sus ojos caen lágrimas.
Alcanzo a tomarla por la espalda, sentandome en el piso y quedando con ella en mis piernas.

Las ruedas del coche rechinan al salir a toda velocidad.

— LUNA, Luna amor!

Sale papá con siete guardas y este les da órdenes.

— BUSQUENLOS, Y ME LOS TRAEN.

El llamado de mi padre me saca de mi ensoñación.

— Te puedo hacer una pregunta?

Limpió las lágrimas que han logrado salir de mis ojos en el momento en que me perdí en mis pensamientos.

— Claro.

— Porque has decidido que su apellido fuera primero?.

Se a que se refiere.
El nombre de Adib está un poco modificado, pues Bonventre Roux no lo quería.

— Porque así lo quiero, además combina un poco más.

Ambos nos reímos haciendo que nuestras roncas carcajadas se mezclen.

— Emiliano, cuida muy bien de Emily, protegela a toda costa, ella es esa chica que se merece el mundo, regalaselo, y por favor no dejes que nada le pase como le pasó a tu madre y hermano, prométemelo.

— Te lo prometo, papá.

Alguien se aclara la garganta haciendo que ambos peguemos un respingo.

— Emily — dice papá posicionando la mano en su corazón.

Mi ceño se frunce ágilmente pues ese saludo es para la mujer de la vida de un hombre, jamás lo había hecho pues nunca me separo de Emily, pero mi padre lo ha hecho y su mirada fulminandome me obliga a hacer lo mismo.

— Emily — pongo la mano en mi corazón, pues ya estoy seguro de que ella es la mujer de mi vida.

Ella frunce ligeramente su ceño, pero luego vuelve a la normalidad, restándole importancia.

— Ya estoy lista — avisa y la recorro con la mirada, el corto vestido pegado a su cuerpo, haciendo que su panza sea notoria, pues oficialmente tiene siete meses, la cinta de color negro pegada a su cuello, los guantes que le llegan a sus codos, sus zapatillas negras y su perfecto maquillaje.

— Wow — la palabra abandona mis labios antes de poder detenerla.

Ella sonríe y el brillo en sus ojos que antes había perdido, vuelve a aparecer deslumbrandome como la primera vez.

— Bien, es hora de irme, Emiliano, te en cuenta lo que te dije — me señala antes de perderse dentro de la mansión.

— Yonathan y Liam? — pregunto frunciendo el ceño al ver que no se encuentran detrás de ella.

— trayendome de la cocina unas cajas de Donuts, derrepente se me antojaron y no quería ir hasta la cocina — se encoge de hombros.

Tal declaración me hace reír un poco, pues ella se ha tomado demasiado enserio el ordenarles.

Las ganas masivas de besarla me invaden, así que sin previo aviso, me agachó hasta su altura y estampo mis labios contra los suyos.

Su sabor vuelve a mis papilas gustativas como si fuera la primera vez que la beso.
Sus labios se mueven al compás de los míos, introduzco mi lengua, la suya y la mía se tocan, causando que los escalofríos que siempre me recorren cada vez que me besa aparezcan enrolla sus brazos en mi cuello, tratando de acercarme más a ella, pero su vientre me lo impide.

Me alejo y es cuando me doy cuenta.
Mis ojos conectan con los suyos y aquellos ojos azul cristal me dicen una cosa.

Emily es mi vida.

Ella es la mujer destinada para mí, ella es mi corazón, mente, alma y mi vida entera y estoy mas que seguro que no la dejaré ir por nada.

— Interrumpimos algo? — dice Liam elevando y bajando sus cejas.

— No — contesta la peque

— Si — la contradigo, fulminandola con la mirada.

— Bien... Cómo ya estáis interrumpidos — habla Yonathan — Aqui están las cajas Emily, tratamos de traer de diferentes sabores pero solo habían de estás.

— Lo se — dice haciéndome una seña para que agarre las cajas — Son antojos y en la cocina solo estan las cosas que he pedido al transcurso de mi embarazo.

— Eso explica muchas cosas — Liam habla mirando a Yonathan.

Entre cierro los ojos mirándolos, pues en este momento no se a que se refieren.

— Bien, antes de que nos vayamos, Emiliano, podrías explicarme el porque ese saludo? — la peque habla mirándome fijamente.

— El saludo? — dice Yonathan.

— ESE SALUDO? — lo acompaña Liam.

— Si — respondo mirandolos.

— A que saludo se refieren Emiliano — enarca una ceja.

— Verás Emily — comienza Yonathan.

— En la mafia un hombre saluda a la mujer normal cuando no es nadie para ellos — Liam es quien explica — Cuando posicionan la mano derecha encima de su corazón es porque se refiere a que eres la mujer de la vida de algún mafioso, en este caso Emiliano.

— Que? — sus expresiones me hacen saber que está muy confundida.

— La mano en el corazón significa respeto hacia la mujer de la mafia, a la que un hombre considera de que ella es la mujer con la que quiere pasar sus días — Yonathan hace una explicación más rápida.

— Que? — Vuelve a articular ella.

— Joder eres tonta o te haces? — pregunto ganandome una mirada asesina de su parte — Este saludo — pongo la mano en mi corazón — significa que eres parte de la mafia, que eres la persona por la cual muchos darían su vida, eres la mujer con la que un mafioso pasará el resto de sus días, osea yo.

Ella parece por fin entender ya que sus ojos se abren como platos y estos se llenan de lágrimas.

— Vez la hiciste llorar, idiota — Dice Liam dándome un fuerte golpe en la parte trasera de mi cabeza.

La miro nuevamente y su rostro se ilumina ante la hermosa sonrisa que me brinda a la hora de mirarme.

— Estás tratando de decirme que no eres nada sin mi?.

— Sin ti y lo que llevas en tu vientre.

Joder... Estaba volviendome demasiado sincero a su lado y la verdad eso me gustaba, era realmente relajante poder ser sincero con la persona que amas.

Ella literalmente me jala hasta su altura y estampa sus labios con los míos, brindándome ese querer que tanto me ha dicho que siente.

— Me quieres? — pregunto.

— Con mi alma.

*****
Hola!!!

Capítulo medio triste y medio feliz, espero y lo hayan disfrutado muchísimo.

Emiliano cada vez nos sorprende más, pero que podemos esperar osea, semejante diosa con la que está, así cualquiera.

Bueno no tengo nada más por decirles así que nos vemos en la próxima actualización, por lo que veo el libro se hará un poco más largo de lo planeado, pero igualmente el final está mas cerca que lejos.

Y perdón por los laczos de tiempo, pero realmente necesito eso.

No olvidéis votar y comentar.

Os quiero mucho

Cuidaos!!!

Con cariño.....

Mayra ♥️

Foto de representación al famoso saludo.