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3. El Beso.

Emily Roux

El apartamento de Max y el mío juntos se quedaban cortos con esta maldita mansión.

A ver... por algo es una mansión, no estúpida?

Lo se, lose eso a sido muy estúpido de mi parte.

Max y Charlotte están igual de impresionados que yo, mirando a todas direcciones.

- Emiliano ya llegaste? - La voz cruda y fuerte de un hombre proveniente del segundo piso me saca de mis pensamientos.

- Ya padre - Responde el rubio, que me esta mirando como si fuera quien sabe que.

- Traemos visitas, señor Bonventre - interrumpe Lucia haciendo que Emiliano la fulmine con la mirada.

- Oh, no contaba con eso, Emiliano porque no me avisaste? - El hombre salió de las sombras del segundo piso y quede igual de impactada como cuando conocí a Emiliano.

Era alto, cabello negro y porte dominante (ahora se de donde lo sacó), vestía un traje negro ajustado a su cuerpo tonificado.

definitivamente la belleza viene de familia.

- Porque en realidad, fue de imprevisto - Respondió el cruzándose de brazos.

- Está bien, si necesitan quedarse a dormir, nuestra ama de llaves, os enseñará las habitaciones de huéspedes - Dicho esto, salió una mujer de edad de una de las habitaciones del piso donde nos encontrábamos.

Nos enseñó la casa de pies a cabeza y Dios santo, aquí podría vivir yo con toda mi familia y no tendríamos ni un puto problema, Charlotte miraba algo y era como si estuviera viendo diamantes o Emiliano desnudo.

Mierda, porque estoy pensando en eso.

Quizás andas caliente por el pequeño baile que le hiciste.

Giro mi cabeza en su dirección y lo encuentro observándome de pies a cabeza, reparando cada parte de mi cuerpo.

No, yo no puedo andar caliente por un baile, que tontería.

Tanta tontería que le restregaste el culo en su..

SILENCIO

Cuando me doy cuenta ya estamos nuevamente en donde empezamos.

El salón.

contenía un estúpido televisor mas grande que las paredes de mi habitación.

Sofás de color negro en cuero, unos enormes cuadros y uno que otro espejo.

Seguía impactada por los cuadros y mas por uno que había llamado toda mi atención.

Una mujer rubia (muy linda), con labios carnosos, de piel pálida y de aspecto delicado y ojos color cristal, posaba al lado del padre de Emiliano y de el.

Voltee a ver a Charlotte y como si la pregunta se reflejara en mis ojos ella me dedico una sonrisa triste.

- Era su madre, le mafia se la arrebato - Dijo mirando el cuadro con atención - O mejor dicho, el padre de lucia la asesinó.

busque con la mirada a Emiliano y me tensé al verlo parado detrás de mi, tenia la mirada fija en el cuadro como si quisiera que aquella mujer saliera de este.

- Lo lamento - murmure.

El levanto su mirada y se quedo mirándome directamente a los ojos.

- No tienes nada de que lamentarte - dijo con voz cruda y firme.

Yo solo asentí dándole la razón y me moví directamente a donde se encontraba Max.

Quien por ya de costumbre, estaba bebiendo con Lucia.

- Hora de irnos - Solté

- Tan prontoooo - dijo arrastrando las palabras.

Genial, estaba ebrio.

¿Cuánto llevaba bebiendo con lucia?

- Yo no me subiré al coche estando Max ebrio - se quejo Charlotte.

- Entonces tu conduces - la mire.

- Ni de coña, recuerdas la ultima vez que tome el volante de un coche, casi muero! - Chillo

Lo que faltaba y yo ni encender un coche sabia.

- Puedeeen quedarrrse - pronuncio lucia.

Agh mierda.

- Pediré un taxi - dije.

- Y mi cochee - Suspiró Max

Mierda.

- Pueden quedarse, ya os lo dijo lucia, por habitaciones no hay problema - la voz de Emiliano hizo presencia.

- No! - dije

- Si! - me contradijo Charlotte.

- Ya dije que no Charlotte - le reproche.

- Vamos Emily, solo es por esta vez, yo en taxi no me voy y menos me subiré al coche de Max - y como era de esperarse no tenia mas ideas para poder irme de aquí.

Luego de unos minutos pensándolo, suspire.

- Vale - Dije sin mas.

Charlotte grito como loca, Max siguió bebiendo con Lucia y Emiliano solo me miraba de arriba a abajo.

- Dios! será que puedes dejar de verme como si quisieras comerme? - Emiliano levanto las cejas sorprendido, creo que no debía usar esas palabras.

- Comerte?, ya lo habría hecho - me tensé un poco ante su respuesta, pero trate lo mejor posible de que no se viera el miedo por ningún lado.

Pasadas las 4 de la mañana me encontraba sola en la sala de estar, era la única que había decidido no ir a dormir.

El recuerdo del pequeño baile que le hice a Emiliano pasa una y otra vez por mi cabeza, era tortuosamente excitante.

Ahora cada vez que escuche esa canción me acordare de el.... QUE FRUSTANTE!

- Que, ahora no duermes en las noches? - La voz adormilada de Emiliano me sacó de mis pensamientos.

- No es eso, solo es que en esta casa no soy capaz de pegar ojo - Lo miro de reojo y Virgen del mundo, esta sin camisa, su cabello rubio revuelto y un pantalón ancho para dormir, a este hombre definitivamente todo se le ve bien.

- Vale, si es por miedo a que te asesinemos mientras duermes o algo así, no tienes nada de que preocuparte, mi padre no asesina a inocentes - Suspiró - Pero si cuídate de Lucia, a empezado a sentir celos de ti.

Comienza a caminar en mi dirección a paso lento, veo de reojo que se a sentado a mi lado, mi corazón comienza a latir mas rápido que de costumbre.

- Vale... y se puede saber porque vienen los celos? - me senté de lado para poder verlo mejor.

- El baile de aquella fiesta la a alterado un poco - dijo encogiéndose de hombros.

- Oh, ya veo - solté como único comentario.

- Si... y estoy mas que seguro que se a puesto peor cuando a visto que estabas sentada justo aquí - Señaló su entrepierna.

- Ya... Me imagino - Me puse de pie, decidida en irme a cualquier lugar de la casa donde no estuviera el.

Pero todo pensamiento quedo en el olvido cuando sentí un jalón en mi brazo y en menos de dos segundos estaba nuevamente sentada sobre el.

SOBRE EL.

Mis mejillas sin necesidad de hacer nada ya estaban encendidas.

- No sabes las ganas que te agarre después de aquel baile - Dice el mirándome, mis labios se entraben un poco al sentir su dedo pulgar pasar sobre ellos y mirándolos fijamente.

Dios mío! este hombre puede poner caliente a cualquiera en cuestión de segundos.

- Creo que esto no esta bien - logro decir antes de perder toda la cordura.

- Lo se, pero para mi esta jodidamente bien -dicho esto estampo sus labios contra los míos.

No me dio tiempo de asimilarlo bien, sus labios se movían con desesperación y su respiración era demasiado agitada.

Luego de unos segundos sin hacer prácticamente nada, reaccione, comencé a mover mis labios al compas de los suyos, mientras que mis caderas se balanceaban hacia adelante y hacia atrás.

Sentí como sus manos tomaron en su poder mi cintura, obligándome a detener mis movimientos.

- Si continuas haciendo eso, luego no podre detenerme -gruñó el contra mis labios.

No quería que se detuviera, pero joder, estábamos en la sala de estar de su casa, cualquiera podía venir en cualquier momento.

Podía sentir debajo de mi falda como se iba poniendo duro, mientras seguía besándome y yo permanecía en mi lugar.

Una de sus manos se coló por debajo de la falda y fue haciendo un camino por mi muslo hasta que se detuvo unos centímetros antes de que llegara a mi entrepierna.

Sus labios comenzaron a descender de mis labios hasta mi clavícula y de esta hasta mi cuello, dejando besos húmedos y escalofríos por todas mis zonas.

Su mano termino de subir y con un solo roce de su mano en mi zona débil, hizo que me estremeciera por completo.

Sus dedos comenzaron a correr la tela de mi braga dándome un exquisito placer de espera.

Pero nos detuvimos en seco al escuchar los pasos de alguien bajando las escaleras.

- Joder - Gruñó el con fastidio - Necesito que te acuestes hasta el otro extremo del sofá, no quiero peleas con Lucia a esta hora.

Yo solo asentí y me baje de sus piernas, caminé con cuidado hasta el otro extremo y me acosté, los pasos cada vez se oían mas cerca.

- Emiliano? ¿Qué haces aquí a esta hora? - La voz chillona de lucia se hizo notar.

- No podía dormir - Se limitó a responder.

Yo seguía haciéndome la dormida, un paso en falso y se daría cuenta de todo.

- Espero y no estés molestando a Emily ¿verdad? - Pregunto ella.

- Por si no lo has notado, ella esta hasta el otro extremo del sofá, así que no jodas - Bufa el.

Al final, voy dejando de escuchar, ya que el cansancio me gana y me obliga a dejarme profundamente dormida.

#

- Lo has besado! - Me señala Charlotte.

- Cállate! - Le digo enojada - No tiene porqué enterarse todo el mundo y mucho menos Max

Estamos en el facultad, la mañana llegó rápido y así fue como salimos de la mansión Bonventre.
No quería pasar ni un minuto más dentro de esas paredes.

Pero anoche, si que querías tener algo dentro de....

CALLA.

- Emily, lo conociste ayer - Me reclama Charlotte - en la mañana!

- Lo se, lo sé y lo siento, pero Dios, no me pude contener - dije sobándome la cabeza.

- Pensé que no eras tan lanzada - Ella se cruzó de brazos.

- Yo no soy lanzada, el me provocó - Me justifique.

- Y claro, tu super rogada le dijiste que no - Rodo los ojos.

- Claro que se lo dije - Chille - Pero no me escuchó.

Seguíamos caminando por los pasillos de la facultad.
Íbamos de camina a la cafetería para poder llenar mi estómago de algo que ni fueran dulces.

- Emily - Me llama Charlotte - Se que esta bueno si, y todas quisiéramos hacer lo que hiciste, pero por favor, prométeme que no lo volverás a hacer, es el novio de la hija de un mafioso y ni quiero que nada malo te pase ¿Vale?.

- Tranquila, no es algo que yo quiera que vuelva a pasar.

Cuando llegamos a la cafetería nos fuimos directamente a la mesa donde Max y sus amigos estaban sentados.

Nos sentamos a comer, estaba concentrada en mi plato y de pronto todo tipo de ruido dejo de sonar, ahora eran murmullos, sin levantar la cabeza ya sabia quienes acababan de entrar por aquellas puertas.

Algunos murmullos eran

- Ese no es al que Emily le bailo?

- Si, que afortunado, ella no lo hace con cualquiera.

- Afortunada ella que pudo bailarle y no hubo confrontación con la novia.

- tendrán algo en secreto? porque anoche estuvieron demasiado cerca.

Genial ahora piensan que tenemos algo

- Así como va a estar de cerca mi puño en tu estúpida cara si no te callas - Soltó Max con rabia girando su cabeza en dirección a los murmullos.

- Chicos! - La voz chillona de Lucia me obligó a levantar la mirada.

- Hola - Trate de sonar lo más normal posible, no quería que el idiota de cabello rubio se diera cuenta que tenía los nervios a flor de piel.

- Que tal sus clases? - Pregunto ella sentandose como si nada.

- Pésimas - Dije.

Todos me miraron con cara de asombro y yo solo solté una pequeña risa.

- Es la verdad, además tampoco es que este muy contenta de estar aquí en la cafetería - Voltee a mirar a las personas que todavía seguían murmurando.

- Ya me encargo yo - Formuló Lucia.

Se puso de pie, llamando la atención de todos, obligándolos a mirarla.

- Escuchaos todos, hoy estoy de muy buen humor, pero mi amiga no - dijo señalándome - Por lo que veo andan con sus murmullos por la fiesta de anoche, así que al próximo que escuche diciendo algo del tema, tendremos que hablarlo en privado.

El tono que uso para decir aquellas palabras hizo que mis pelos se pusieran de punta.

- Gracias - Susurre.

Ellos siguieron hablando por un buen rato, mientras yo repetía el beso una y otra vez en mi cabeza.

No podía creer que enserio le hubiera seguido el beso, solo llevaba un día de conocerlo.

UN DIA.

Podía sentir la mirada de el clavada en mi cara todo el maldito tiempo y eso no me incomodaba al contrario, me gustaba.

Luego de la facultad decidí irme directamente a él apartamento, la vecina como siempre me recibió con quejas y como no tenía paciencia para nada, la mande a la mierda.

Tenia planeado irme temprano a patinar, ya tenia una pista y eso era lo único que me mantenía alegre, me había duchado, tenia todo preparado para poder irme.

Iba cruzando la sala cuando las voces de la puerta llamaron mi atención.

Me devolví rápidamente a mi habitación y cerré la puerta lo más pasito que podía, no quería hacer mucho ruido.

— Y aqui vivimos Emily y yo — dijo la voz de Charlotte.

Venía hablando con alguien pero....
Con quién?.

— Es bellísimo — mi pregunta se responde al escuchar la voz chillona de Lucia — A que si cariño?.

Cariño...

Ah no.

por favor que Charlotte no lo haya traido.

Por favoooooor.

— Si — La voz cruda y sería de Emiliano me hizo ponerme de los nervios.

Genial, ahora tenía a dos hijos de mafiosos en mi depa, Charlotte ahora sí que se volvió loca.

Que refutas? Si te besaste a uno y con novia.

Silencio.

Ahora que quería salir, no podía, gracias a las ingeniosas ideas de la señorita Charlotte por traerlos.

Bueno, no queda de otra, la única es salir, saludar e irme.

Simple.

Claro que sí....

— Vamos, yo quiero ver otra película — No se cómo mierdas Charlotte me había convencido de quedarme a ver una película con ellos.

Había desperdiciado toda mi maldita tarde!.

— Charlotte, ellos ya deben irse ¿Verdad? — Le rogaba a Emiliano con los ojos y el pareció darse cuenta, pero lo que salió de sus labios fue algo muy diferente a lo que pensé que diría.

— Pues yo no tengo nada que hacer y no veo el problema de ver otra película — Me miro y sonrió de medio lado.

Hijo de pu...

— Pues yo tampoco, así que vale, veamos otra.

Así fue como después de tres películas, Charlotte y Lucia quedaron profundamente dormidas en el sofá.

Me puse de pie y comencé a recoger todo lo que se encontraba en la mesita del frente del sofá.

Habían ordenado hasta pizza.

Estaba recogiendo la última caja cuando escucho a Emiliano decir.

— Lindo trasero — me giré hacia su dirección y lo fulminé con la mirada.

— Gracias, pero si quieres conservar esa cara limpia, será mejor que te calles— El mostró esa sonrisa torcida que solo el poseía.

Levanté la caja y con las manos ocupadas me dirigí hacia la cocina.

Tire las cajas a la basura y me tensé al escuchar los pasos que se dirigían a la cocina.

Cuando llegó, no lo pensé dos segundos para salir de la cocina, no quería estar en un lugar "pequeño" con el.

Comencé a caminar hasta mi habitación y paré en seco al seguir escuchando esos pasos que no dejaban de seguirme.

— Será que puedes dejar eso de perrito faldero — Me crucé de brazos.

— Uy lo siento, mister delicada — Sonrió — No sabía que te incomodaba.

Cómo que no iba a saberlo, no es muy cómodo que te andén siguiendo por toda la maldita casa.

— Puedes volver a la sala? — Pregunté — Quiero cambiarme en paz.

— Te ayudo — Iba a entrar en mi habitación, pero su caminada cesó al ver que le detenía el paso al colocar un brazo bloqueandole el paso.

— Por si lo has olvidado, tu novia está en mi sala de estar — Le recordé.

No quería problemas y más sabiendo lo peligrosos que pueden llegar a ser ellos dos.

— Y? — Enarcó una ceja.

— Pues que tienes novia y no puedes andar diciéndole todo lo que me dices y haciendo todo lo que haces como si fuera la cosa más normal del mundo — Me enfadé.

— Para mí lo es — Se encogió de hombros.

— Eres increíble — rodé los ojos.

— Lo se, gracias por recordarmelo — Me sonrió.

— Idiota — bufé por lo bajo.

— Te escucho — Dijo acercándose.

— Inútil — Sonreí mirando al piso.

— Te sigo escuchando — cuando levanté la mirada, el estaba otra vez demasiado cerca.

Mi pulso volvió a acelerarse, mi respiración se agitó al verlo tan cerca.

Empecé a retroceder mientras el daba pasos hacia delante.

El sonido de la puerta cerrandose fue el que me hizo entender de que había caído en su trampa.

Y el sonido del pestillo, lo re confirmó.

Mi habitación estaba a oscuras, no me había dado cuenta de que había anochecido, pero eso era lo que mostraban mis ventanas al estar de par en par abiertas.

— Deberías ser más respetuosa conmigo — dijo el con voz ronca.

— Y porque debería? — Le dije.

Había dado tantos pasos hacía atrás, que el último hizo que quedara sentada en mi cama, mientras el estaba allí de pie enfrente de mi.

— Porque no quiero castigarte — Susurro tomándome el mentón obligandome a mirarlo.

Sus ojos estaba fijos en los míos, sus labios carnosos ligeramente abiertos.

— Y como me castigarías? — Sus ojos se abrieron de deseo, sabía que no debía preguntar eso, porque estaba realmente mal.

El tenía novia y le estaba fallando, conmigo.

— Enserio quieres saber — Pregunto tomandome con un poco de más fuerza el mentón.

— Si — Solté en un pequeño jadeo.

Bien ya me estaba calentando, la humedad de mi entrepierna me hacía saberlo.

— Entonces, no saldrás de aquí, hasta que halla completado tu castigo — Sus labios se estamparon con los míos al terminar de decir aquella frase.

Y allí comenzó todo.

********
Hola!!!

Siento si me tardo en subir capitulos, pero estamos en periodo final y mis trabajos exigen demasiado tiempo.

Pero aquí les traigo un capítulo!
Se que no es mucho, pero se hace lo que se puede.

Os quiero

Cuidaos...

Con cariño.....

Mayra ♥️

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