25. La situación.
Este capítulo es para ti!.
Gracias por estar conmigo en este proceso y espero te guste mucho este capítulo.
Emily Roux
Las ganas masivas de vomitar me despiertan de golpe, sin importarme que me diga las enfermeras, Amaris o Emiliano, me quito todos los cables que tengo en mi cuerpo para poder irme corriendo al baño.
Cuando llego no alcanzo ni a cerrar la puerta, ya que las arcadas solo me dan tiempo para voltearme y vomitar.
Genial, tendré que limpiar esto.
Las arcadas vuelven, así que me pongo de rodillas dejando la cabeza cerca del retrete y expulso todo lo que tengo en mi estómago.
- Emily? - escucho a Emiliano.
- En el... - Las arcadas me interrumpen - baño.
Cuando llega a mi posición, de reojo puedo ver la cara de asco que pone.
- Lo se - digo tratando de respirar normal - debo limpiar.
- No - dice rápidamente - tu encárgate de terminar de vomitar, yo limpiaré.
Y así fue.
Mientras yo seguía con la cabeza metida en el retrete del baño, Emiliano buscó una escoba y un recogedor, y comenzó a limpiar.
Quien diría que el mafioso temido y respetado, estaría aquí haciendo este tipo de cosas, aunque en realidad, era al muy tierno y signicativo para mí.
Después de casi diez minutos sentada en la misma posición y con ánimos de mierda, tome el valor de levantarme, lo cual quedó en el olvido porque apenas hice un poco de fuerza, mis piernas me fallaron haciéndome caer de culo.
- Joder - Emiliano al ver el esfuerzo que hacía para levantarme, prácticamente corrió hasta mi dirección y me ayudó.
- Mierda, pensé que jamás te verías en esta situación - dijo tranquilamente y con una pequeña sonrisa.
- Cállate, pesado - solté.
Mientras caminaba (con ayuda de Emiliano) hasta la camilla, escuché los pasos que provenían desde afuera.
Quien ser....
- Buenos días pequeña! - una sonriente y radiante Amaris entró por la puerta.
Su sonrisa se borra al ver que no estoy en la camilla, conectada a todos esos aparatos.
- ¿Que paso? - se acerca para ayudarme.
- Vómito - responde Emiliano por mi, porque hasta para hablar me siento muy agotada.
- Agh, joder, es lo peor que puede pasarnos en el embarazo, está tan, agh - hace muecas, haciendo que yo automáticamente arrugue mi nariz.
Emiliano me detalla de pies a cabeza.
- ¿Que miras? - suelto a la defensiva.
- Uy joder, solo estaba mirando que estas pálida, pesada - dice con las manos en el aire.
- Eso es normal, como los cambios de humor - dice Amaris cruzandose de brazos - Así que tenle mucha paciencia Emiliano.
- ¿Más? - dice haciendo que Amaris sonría negando con la cabeza.
- Damon y los niños? - pregunto derrepente.
- En la sala de espera, iré a llamarlos y a una enfermera para que vuelva a conectarte todo eso - mira los cables con el ceño fruncido.
Asiento con una pequeña sonrisa en los labios, de reojo puedo ver a Emiliano, quien está ¿Nervioso? O tenso.
- ¿Que tienes? - le pregunto haciendo que clave sus ojos en los míos.
- Nada... - el nerviosismo en su voz no pasa desapercibido.
- Ya
- Enserio nada - lo miro fríamente entrecerrando los ojos, puesto que se que muchas veces he hecho hablar a las personas con la mirada.
- Ya
- ¿Puedes dejar de decir ya? Me irritas - dice con cara de desesperación.
- Lo he dicho dos veces, no seas exagerado - sigo mirándolo con los ojos entrecerrados.
- Joder ya! - dice Irritado por mi mirada - Voy... A decirte algo, pero prométeme que no me dirás nada ni te reiras de mi.
Asiento dandole via libre a que me cuente que es lo que tanto piensa.
- Anoche... Anoche me he quedado un buen rato despierto pensando... - dice - Oye mira que pareces una maldita garrapata humana, no dejabas de abrazarme.
Está cambiando el tema.
- No me cambies el tema - me cruzo de brazos - ¿En qué pensabas?.
- Nombres.
La palabra hace que frunza mi ceño.
¿Nombres? ¿Para que?.
Mi expresión debe de decirlo todo, pues el suelta algo que me deja pensativa.
- Nombres para el bebé.
Su declaración me deja en shock.
¿Había estado pensando en nombres? Joder... Eso nisiquiera se me había pasado por la cabeza.
- Cuáles son? - digo cuando logro encontrar mi voz.
- Si es una niña - piensa - Carissa, que significa noble.
Carissa.... Era un nombre raro si, pero era realmente hermosa y único.
- Y si es un niño? - dije ahora mas interesada en la conversación.
- Adib, que significa educado y culto - dice con una sonrisa.
Dios! Eran nombres realmente bellos, por mi mente jamás se me habrían cruzado ese tipo de nombres, siempre iba por los sencillos tipo, Luisa, Angela, Sofía...
Mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas que no pude contener, y cuando comenzaron a caer por mis mejillas, los ojos de Emiliano se abrieron como platos.
- ¿Que paso? ¿Que hice? ¿Que dije? - hace preguntas tan rápido que ni tiempo de responder me da y mas ganas de llorar me inundan.
- Nisiquiera se porque coño estoy llorando... - dije en un susurro.
Su ceño se frunce y en su boca se forma una línea recta.
- Estás loca peque - dice riéndose un poco, logrando que de en mis labios se forme una ligera sonrisa.
La puerta se abrió y la primera en entrar fue Amaris, quien al verme con los ojos llenos de lágrimas no dudo en hablar.
- ¿Que sucede? - pregunto alarmada.
- Nada de que preocuparse, enserio.
Ella asiente y los demás no tardaron en entrar, los gemelos me miran y me preguntan como me sentí y como pase la noche.
Unas horas después me dan mi salida, pues Emiliano no quiere que esté más tiempo en el hospital, pues teme a que Lucia intenté hacer algo.
Aunque en realidad era ridículo, no creo que ella tratará de acercase a mi, al ver que ninguno se iba a arrepentir o a pensarlo más de dos veces en asesinarla.
Al llegar a casa, siento el ambiente familiar, el mayor de los Bonventre está justo enfrente, mirándome con los ojos entrecerrados.
- Estás pálida - es lo primero que me dice, al detallarme de pies a cabeza.
- Papá, no la molestes - dice Emiliano con cierto nerviosismo en su voz.
- No la estoy molestando, solo le estoy diciendo que está pálida - se encoge de hombros.
El hombre dirige la mirada a mi espalda, donde se encuentra Amaris, su esposo e hijos.
- Señor Bonventre - hablo - Ellos son mis amigos, Amaris, su esposo y sus hijos.
El padre de Emiliano extiende su mano para estrecharla con Damon, quien lo piensa demasiado, causando que Amaris le de un codazo para que reaccione.
- Mucho gusto - Habla Damon.
- El gusto es mío - dice
- Sentimos incomodarlo, pero solo queríamos ver qué Emily llegara bien a casa.
- No os preocupéis, los amigos de mi nuera, son bienvenidos.
Aquella palabra hace que mis ojos y los de Emiliano se abran como platos.
Vaya, le agradas mucho como para que te diga así.
Amaris nota mi reacción y sonríe un poco haciéndome reaccionar al instante.
- He... Amaris y tus maletas? - pregunto viendo cómo Emiliano y su padre desaparecen de mi vista.
- No queremos incomodarlos, hemos tomado dos habitaciones en un hotel - al terminar de decir la frase, mi ceño se frunció automáticamente.
- No joder, tenéis que quedaros aquí con nosotros, hay suficiente espacio - les digo.
- Por lo que vemos así es - comenta Nicolás, si no mal recordaba el nombre.
- ¡Nicolás! - Chilla Sofía - Eso no se dice.
- Pero si no he dicho nada malo! - se queja.
- Niños! - la voz profunda de Damon hacen que se callen al instante.
Ahora entiendo porque Amaris se enamoró de él...
Si que si.
- ¡Yonathan! - chillo.
El llamado hace que tanto Yonathan como Liam, entren corriendo a la habitación donde me encuentro, pues ellos se habían quedado afuera conversando.
- No chilles así! - me regaña Liam al ver que me encuentro bien - menudo susto.
Le sonrió angelicalmente y Yonathan se toma el puente de la nariz.
- ¿Que vas a pedir?
- Quiero que vayan al hotel donde se están quedando Amaris y su esposo y traigan sus maletas.
- ¡¿Que?! - Amaris se sobre salta - No Emily, nosotros preferimos no incomodar.
- Ya te dije, por espacio no hay problema.
Después de casi diez minutos convenciendo a amaris, ella les da la dirección y número de habitaciones a mis guardas, y al tener la orden, salen directamente a cumplirla.
Pasan casi dos horas cuando llegan Yonathan y Liam, quienes dejan las maletas y sin decir nada más, se disponen a buscar me imagino que a Emiliano.
En las dos horas que estuve con Amaris y Damon, pude conocerlos más.
Al parecer habían sido vecinos cuando eran jóvenes y una de sus charlas más largas fue antes de una carrera de coches, la primera carrera a la que yo asistí, luego me contaron lo que hicieron en el acantilado de una playa, los tatuajes que se hicieron con más amigos y demás.
Era una pareja adorable y me gustaba mucho como se miraban el uno al otro, era tan mágico que por un momento pensé que así nos mirábamos Emiliano y yo.
La voz de Emiliano y su padre se escucha acercandose por alguno de los pasillos, vienen discutiendo, así que todos guardamos silencio.
- ¡Está loca! - la voz irreconocible de Emiliano grita con furia - ¡Eso solo lo pudo haber hecho ella!
- Joder Emiliano, debiste controlarte!
Los gemelos asustados, buscan el refugio que tienen más cerca, que resulta ser su padre, así que no dudo mucho en levantarme del sofá, haciendo una seña para que todos hagan lo mismo y me sigan.
No quiero en este momento preocuparme por nada que no sea mi bienestar y del bebé que está formándose dentro de mi.
Los llevé hasta el patio trasero, había venido unas cuantas veces y jamás dejaba de impresionarme, era extremadamente grande, decorado con una hermosa mesa de jardín y una pequeña pileta.
- Joder... Nosotros tenemos lujos pero esto ya es demasiado - espeta Sofía.
- Sofía! Que te he dicho de las palabrotas? - la regaña Amaris.
- Que les den a las palabrotas - Nicolás se gira hacia a mi al igual que su hermana
Y lo que menos esperaba era lo que dijeron a continuación ambos al tiempo.
- Adoptanos! - mis ojos se abren como platos.
Damon y Amaris se miran entre ellos.
- Niños! - refuta Damon de la nada - Ustedes pueden permitirse este tipo de Lujos, que no queramos que se vuelvan caprichosos es otra cosa.
Los ojos de Sofía y Nicolás caen en su padre nuevamente.
- Es verdad? - pregunta Sofía mirando ahora a su mamá.
- Claro que sí - responde - Ambos somos profesionales y ganamos mucho, pero ustedes tienen que ganarse las cosas.
Al parecer el último comentario les afecta porque ambos se cruzan de brazos.
- Chicos - los llamo - lo que os acaba de decir sus padres es totalmente cierto, todos debemos ganarnos las cosas, así que si ustedes quieren lujos y cosas caras, deberán ganárselas y si desobedecen a sus padres, me aseguraré que no los dejen volver a venir.
Obviamente lo último lo dije de chiste, pero tanto los niños como sus padres se lo creyeron, haciendo que levante mi mirada a amaris y le guiñe un ojo, provocando que se relaje nuevamente al confirmar que es mentira.
Caminamos hasta la mesa de jardín y no sentamos a platicar un poco.
- Peque - escucho a Emiliano.
Levanto la mirada y en su cara se refleja la preocupación, me pongo de pie instintivamente y camino hasta su posición.
- ¿Que pasa? - pregunto al ver que Yonathan y Liam están detrás de el con la misma expresión en sus caras - Emiliano dime qué pasa.
- Te acuerdas del tipo de la facultad?
- Claro, como olvidarlo, casi lo matas.
- Pues está muerto.
Su expresión es de susto y la mía me imagino que de enfado, pues siento como las mejillas comienzan a calentarsemen y mi ceño se frunce rápidamente, Yonathan y Liam se alejan poco a poco viendo que en mi está saliendo la furia total.
- ¡¿PERO QUE COÑO HAS HECHO?! - Espeto, furiosa - TE DIJE QUE LO DEJARAS EN PAZ, NO HABÍA HECHO NADA MALO, QUE MIERDA PASA POR TU CABEZA?!
Emiliano se encoge ante mi enojo, en su boca se forma una línea recta y la verdad no puedo creer que me tenga miedo, Mide una cabeza más que yo!
- Pero si yo no he...
- ¡Ni se te ocurra decirme que tú no has Sido Emiliano, pobre chico y demás ¿Que te he dicho de decirme mentiras?!
- Pero escu...
- Te callas, no quiero oírte en este momento.
Miro por los lados de su cuerpo y no veo a sus dos amigos.
Ay que alguien los salve.
- ¡YONATHAN Y LIAM! - grito haciendo que Emiliano de un respingo.
Ellos salen de detrás de las puertas que separan la mansión del jardín trasero, estoy apunto de explotar nuevamente pero el toque de una mano cálida en mi hombro hace que me detenga en el acto.
- ¿Que pasa tía Emily? - dice Sofía, pero ambas abrimos los ojos con impresión al escuchar aquella palabra que me ha dicho.
- ¿Cómo me has dicho? - le digo sonriendo.
- Ah.... ¿Tia Emily? - dice con nerviosismo - No te gustó? Si es así no volveré a decirlo jamás.
Mi enojo disminuyó al escuchar la palabra que había soltado Sofía, era como si hubiera dado en un Off de mi cuerpo.
- Claro que sí, me gusta ese seudónimo - le digo.
Sus ojitos brillan y allí me doy cuenta de que ella tiene los mismos ojos que su padre, ese color grisáceo que hacía la hace resaltar al igual que su cabello rubio y radiante.
- Ahora puedes decirme que pasa? - me mira a los ojos
Emiliano está tenso, enfrente de mi, como si quisiera hablar, pero en realidad en este momento es a la última persona que quiero escuchar y ver.
- Nada cariño, ve a sentarte con tus papás ¿Si? Ya voy con ustedes - apenas terminó de decir eso y veo que ella hace caso, mis ojos vuelven a centrarse en mi primer objetivo - Emiliano, está discusión contigo no ha acabado.
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Hola!!!
Tiempo sin saber de mi, pero aqui estoy y os traje un nuevo capítulo!!!
Siento un poco la demora pero como saben, estoy en el último año de colegio y me queda un poco pesado escribir, teniendo clases todo el día y trabajos que hacer en la noche.
Este capítulo es un poco más largo que el anterior.
Al parecer lo que piensa Lucia es cierto, Para Emily solo hay un culpable y si no escucha a emiliano algo no saldrá bien.
Que les está pareciendo la historia, yo estoy amando cada capitulo que les escribo y espero y ustedes también lo hagan.
Sin más que decir nos vemos en la siguiente actualización.
Os quiero mucho
Cuidaos!!!
Con cariño...
Mayra ♥️
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