24. El encargo.
Lucia Dumont
— hija de puta! — le grito a la mujer que me estaba sacando del hospital del cabello.
— Vuelves a decir algo así y yo arrancaré cada maldita extensión rubia de tu maldita cabeza hueca — amenaza.
— Es cabello natural — defiendo.
Estoy apunto de seguir con mis gritos, cuando veo que gira en sus pies y dos de los cuatro guardas que venían con ella se quedan en la entrada del hospital, me imagino que asegurandose de que yo o Charlotte no volvamos a entrar mientras la estúpida esa de pelo corto y ojos azules, esté allí internada.
Maldita sea!
Maldita la hora en la que me acerque a Emily, Maldito el día en que nos quedamos en su casa y maldito el momento en que me entusiasmó el que viviera con nosotros.
Esta embarazada.
Embarazada!!
Cuando llegamos a la pista y vimos a Max salir corriendo de esta, sabíamos que algo no andaba bien y cuando escuchamos a aquella chica decir la novia del mafioso se desmayó fue pase completo para seguir a Max hasta aqui.
No podía creer que enserio Emiliano me hubiera hecho algo así.
Me duele, el amor de mi vida me había traicionado y de la peor forma que pude imaginar.
Rendida comencé a caminar en dirección a mi coche, escuchando atenta a los pasos que venían detrás de mi.
— Era obvio Lucia — habla Charlotte tratando de consolarme — debes dejar de martirisarte por ese idiota.
— Ojo como te refieres a él — me giro bruscamente señalandola con un dedo — Jamás vuelvas a decir algo así de Emiliano.
Ella levanta las manos en señal de rendición, pero yo en el fondo sabía que eso era verdad, Emiliano ya no me quería con el y no lo entendía, tantas cosas que hice para estar a su lado y así me pagaba.
— Lo siento ¿Vale? — sube al coche mientras habla — Pero ya debes dejarlo atrás Lucia, mira para otros lados.
— ¿Cómo cuáles? — le bufo — ¿A ti? ¿Enserio?.
Al parecer mis palabras la afectan, pues su expresión decae en el momento que termino de soltarlas.
Enciendo el coche y arranco con enojo, sigo sin poder creer que le estúpida de Emily este embarazada.
Me encuentro tan absorta en mis pensamientos que no oigo absolutamente nada de lo que me rodea, pues estoy pensando en que cosa haría enojar tanto a Emily como para que hiciera que ella y Emiliano terminaran.
— ¿Que es lo que más le enoja a Emily? — le pregunte a Charlotte, quien seguia con expresión decaída.
— Las mentiras — soltó — las detesta, las odia, para ella eso es como un maldito tiro en la cabeza.
Genial....
Las mentiras y por lo que había notado en la salida de la facultad, tampoco le gustaba la violencia.
Eso sería dos papeles que podría usar a mi favor.
— ¿Cuál es el chico al que Emiliano casi asesina? — pregunto nuevamente.
— A Josh — dios está mujer si que socializa.
— Bien — Dije asintiendo.
El resto del camino lo transcurrimos en silencio, pues sabía que Charlotte no estaba para hablar y lo único que había hecho era preguntarle por los dos cínicos que se encontraban en este momento en el hospital haciendo quien sabe que.
Durmiendo, Lucia, todo el mundo a esta hora está haciendo lo que nosotras deberíamos hacer, DORMIR.
No.
Antes de ir a dormir debía mandar a ejecutar el pequeño plan que había armado en mi cabeza.
Cuando llegué fui directamente al despacho de papá, sabía que no dormiría hasta verme llegar con bien.
— Papá — lo saludo con un leve asentimiento de cabeza.
— Lucia — dice con voz cruda — ¡¿Donde coño estabas?!
El pequeño levantamiento de voz hace que de un pequeño respingo, pues solo yo sé cómo es papá cuando está fuera de control y la verdad el no perdona a nadie.
— Estaba mirando una cosa y necesito que me hagas un favor.
— Si es para "recuperar — hace las comillas en el aire — tu "relación" — vuelve a hacerlas — con Emiliano, olvídalo.
Joder, necesitaba ese favor y al parecer papá no iba a ayudarme.
— Bien — le digo caminando en dirección a la puerta — gracias por nada.
Salgo dando un portazo y comienzo a buscar en toda la mansión al señor que es como el mayor de todos los guardas y se que si le pido aquel favor, lo hará sin refutar.
Lo encuentro en la cocina, hablando con tres de los hombres encargados de nuestro bienestar.
— Buenas noches — saludo en general, pues sería de muy mala educación solo saludar al hombre con el cual necesito hablar.
— Señorita — saludan todos al tiempo.
— Podrían regalarme un momento a solas con su jefe? — pregunto.
Todos asienten y comienzan a caminar fuera de la cocina, pues en este momento estoy tratando de ser lo más gentil posible para que ninguno se queje.
— En que le puedo ayudar, señorita Dumont — me pregunta el hombre.
Lo medito un momento, pensando bien en como haré que todo esto este a mi favor.
Sin más suelto lo que el está esperando pacientemente.
— Necesito que asesines a alguien — su ceño se frunce y en sus manos se forman puños.
— ¿Quien le ha hecho daño? — habla — Es aquella chica de ojos cristal y cabello negro?
No más de escuchar como detalla a la idiota de Emily, me enferma.
Niego con la cabeza, haciendo que al instante el se relaje.
— ¿Entonces quien es? — dice sonriente.
A este hombre pese a los años que tiene, siempre le ha gustado o mejor dicho fascinado, asesinar personas, es como si ese fuera su propósito de vivir.
— Se llama Josh — digo con voz neutra — Es un chico de la facultad, pero necesito que lo asesines mañana, no tienes más tiempo.
El lo piensa, como si tuviera muchas cosas que hacer, pero se que no me fallará y eso es lo que me tranquiliza.
— Bien — me sonríe — tienes su dirección?
Joder...
Eso era lo que me hacía falta, pero entonces recordé que Charlotte es una gran socialista y a de saber la dirección de la mayoría de los estudiantes.
— Charlotte la tiene — digo — Si está dormida, despiertala, no lo hago yo porque no quiere hablarme.
El asiente y tras un leve asentimiento que le doy con la cabeza, sale de la cocina en busca de la pelirroja que se encuentra en el segundo piso.
Ahora soy yo quien sale en dirección a la segunda planta, pero para poder ir a dormir, pues siento que si no lo hago pronto me quedaré dormida incluso de pie.
Por fin!!!.
Hay conciencia lo dices como si todos los días nos fuéramos a dormir tarde..
Pues cuando piensas en lo que pasó con Charlotte, si que nos dormimos tarde.
Eso...
Eso era algo que sucedió en un momento en el que no estaba bien, me había gustado, claro que sí, pero yo podía corresponderle como ella quería.
Además no sabía que en el tiempo que había estado viviendo conmigo, me estaba viendo cómo algo más que una simple amiga.
Debía confesar que hubo unos días que cada que la veía, hacia que sintiera ese revoloteo en mi estómago, pues no había que negarlo, Charlotte era muy bonita y cuando se arreglaba, aún más.
Llegué a mi habitación y cerré la puerta, me cambié y acosté, sabía que mañana estaría mucho más que feliz porque aquel trabajo estaría hecho y para los ojos de Emily, solo habría un culpable.
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Nota autora:
Bueno este capítulo si que es corto, pero como os he dicho, odio escribir a Lucia, por el odio que le tengo, jejeje.
Ahora hablemos del capitulo: Al parecer Lucia también ha sentido el revoloteo de las mariposas en su estómago.
¿Ustedes creen que ellas terminen juntas o no?.
Déjenme sus teorías.
Como ya sabéis tardaré un poco en subir capitulos, pues estoy en el último año de colegio y es el más pesado, pero eso no quiere decir que deje de escribirles para ustedes.
Sin más que decir nos vemos en la próxima actualización.
Os quiero
Cuidaos!!!
Con cariño....
Mayra ♥️
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