Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

Lucifer me cede el paso y me apresuro a entrar de nuevo a la casa, espero a que llegue a mí para que entre primero a la cocina.

Aunque esperaba dejarlo adelantarse, el demonio termina posando una mano sobre mi espalda y nos hace ir a la par.

Me volteo a mirarle y él ladea un poco la cabeza para verme también, puedo ver que esta a punto de sonreírme sin embargo termina por fruncir el ceño y mirar en dirección a la cocina.

Apresura el paso y me suelta para entrar primero.

—El rey ha llegado — exclama una voz profunda pero con cierta felicidad.

Príncipe — corrige Lucifer —. ¿Pero qué haces aquí?

—He venido de visita, planeo quedarme un tiempo para despejarme de mis deberes infernales por un rato.

—No sé dónde planeas quedarte — menciona Belcebú —, no hay habitaciones ya. 

—Claro que hay — inquiere Lucifer como si la idea acabase de llegar a su cabeza —. La habitación de Valary está técnicamente disponible.

Absolutamente todas adoptamos una expresión diferente. Michelle abre los ojos y hace una mueca, Zoe esconde la cara para que nadie vea la sonrisa que ha puesto. Megan sólo pone una mano sobre su boca muy discreta. Valary y yo intercámbianos miradas seguramente pensando lo mismo, y Larisa rueda los ojos y pone mala cara.

—Ness iba a mudarse para allá hoy — le recuerda Belcebú ligeramente molesto.

—Por eso no hay problema, ella puede seguir durmiendo conmigo, no pasa nada.

Los ojos del nuevo demonio del cual desconozco nombre se van sobre mí por primera vez, tal parece que apenas y se da cuenta de mi presencia.

—¿A quién tenemos aquí? — pregunta mirándome con demasiado interés y una sonrisa poco marcada.

—Ella es Ness — me presenta Lucifer.

—Pero que veo, ¿hay seis chicas para cinco demonios? Puedo suponer que puede ser mía ahora.

Espero que Lucifer acepte sin problema alguno, ya hasta puedo oír su voz y el corazón comienza a palpitarme con fuerza.

—Para nada — niega con voz dura —, tienes prohibido tocarla.

—¿Ella es tu humana? Pensé que lo era Larisa.

—No lo es, pero tampoco será la tuya.

—Vaya. ¿Por qué no le preguntamos a ella lo que quiere? — todos me miran y termino de ponerme nerviosa. Miro a Lucifer y niego con la cabeza.

—No quiero — digo en voz un poco baja.

—Ya la oíste, no ha aceptado, tendrás que buscar a alguien más.

—Muy bien — acepta —, si cambias de opinión serás bien recibida — me dice mirándome directamente a los ojos.

—No cambiará de opinión, Satanás, no insistas — inquiere Lucifer.

—No dije que lo hiciera. Sólo fue por si acaso.

—¿Alguien puede mostrarle dónde va a dormir? — pregunta fastidiado intentando ser tolerante ante la situación.

—Vamos — dice Belcebú parándose de la silla —, sígueme.

—He vivido engañada toda mi vida... — mascullo sin darme cuenta.

—¿Por qué? — pregunta Lucifer volteándose a mirarme, cosa por la que me sobresalto y me quedo pasmada sin saber que decir.

—Bueno, pues, yo... — comienzo a balbucear mientas intento ordenar mis ideas bajo sus fulminantes ojos —. Yo creía que tú y Satanás eran el mismo demonio...

—¿Ser el mismo? ¿Es una broma o un insulto?

—Ninguna, falsa información tal vez.

—Puede ser, no importa, sólo no nos vuelvas a confundir.

—No lo haré.

El demonio señala hacia la mesa para que tome asiento en uno de los bancos, y aunque realmente no tengo ganas de estar aquí me veo obligada a aceptar.

—¿Que tal les fue? — pregunta Megan rompiendo el incómodo silencio de la mesa.

—Bien, Ness está haciendo nuevos amigos — contesta Lucifer demasiado contento y relajado por mis nuevas amistades.

—Increíble, ¿quienes son tus amigos?

—Pues, sólo Calipso y un chico llamado Harry... aunque creo que sólo quiere comerme y se ha hecho mi amigo para estar ahí en primera fila cuando vaya a morirme.

—Ness es un poco paranoica — comenta Lucifer.

—Bueno, es un vampiro y no me resultaría tan extraña mi idea.

—No van a hacerte daño, saben que eso sería la peor y más estúpida idea que podría pasar por sus cabezas.

—Aún así la paranoia ayuda a tener precaución, así que, seguiré con lo mío.

—Necesito dinero — dice Larisa de repente.

—¿Para? — cuestiona el demonio mirándola con una ceja alzada por la forma tan repentina de la petición.

—Bueno, estamos a miércoles, por si nadie aquí lo recuerda, el viernes tenemos una fiesta, eso significa que sólo tengo mañana para ir por un vestido nuevo.

—La fiesta — recuerda el demonio.

—Que bueno que nos lo has recordado — comenta Zoe —, tenemos que ver el vestido.

Yo me quedo callada esperando de nuevo la invitación, aunque me pone algo de nervios que esta vez no la hagan y el plan que tengo con Calipso de vaya abajo.

—Ness — habla Michelle sacándome de mis pensamientos —. ¿Ya te sientes lista para estar en una de las fiestas?

—Bueno, pues... — comienzo fingiendo estar nerviosa, no voy a aceptar alborozadamente.

Volteo a ver a Lucifer que ya está mirándome con una expresión algo esperanzada.

—¿Sabes algo? No voy a esperar una respuesta por tu parte — dice —. Estarás en la fiesta.

—Genial — chilla Val dando aplausos contenta.

Me volteo a mirar a Larisa, que claramente está con un cólera capaz de incendiar la casa. Desvío la mirada antes de que me mate con los ojos o me eche algún hechizo.

—Hice wafles — habla Zoe parándose de su silla —. Salieron intempestivos de aquí y ni siquiera comieron algo.

—Invité a Ness a desayunar luego de ir al castillo. 

Larisa se para de la silla de golpe y sale hecha una furia de la cocina, todos nos quedamos callados y la miramos salir.

Oigo que Lucifer suspira y se mueve en su silla, se pone de pie sin ganas y la atención se centra en él.

—Vuelvo en un rato — avisa antes de salir de la cocina también.

Lo sigo con la mirada hasta que está fuera de mi alcance, todos nos quedamos un momento en silencio sin saber muy bien qué pasa ni mucho menos que está a punto de pasar.

—¿Será que por fin le pone un alto? — pregunta Astaroth de una forma un poco cómica.

—Más nos vale — contesta Agramón.

—¡Cómo pides que me calme! — se escucha un grito arriba y todos volvemos a guardar silencio —. ¡Yo soy la que!... — la voz de Larisa se corta y no logra terminar la frase. A mí se me pasa por la cabeza la probabilidad de que Lucifer haya decidido acabar definitivamente con las cosas y haya hecho cenizas a la chica.

Pero no es así.

Oigo un golpe en una de las paredes, eso me hace creer que ha decidido aventarla por todas partes hasta matarla.

Sin embargo sigue otro golpe, y otro, y otro hasta hacerse continúo. Cosa que me hace comprender la situación.

Se está cogiendo a Larisa.

Me paro de mi silla y me apresuro a salir de la cocina, me voy caminando hacia la entrada sin detenerme y termino por salir de la casa.

Esto de verdad es el colmo,
Lucifer es el ser más difícil de entender.

Todo parecía indicar que no soportaba a Larisa, incluso yo soy testigo del momento en que habló sobre dejarla ya... ¡y aquí está el imbécil follándosela como si jamás hubiera dicho nada!

Vaya, me doy cuenta que la idiotez varonil no conoce límites y también abarca las especies demoniacas.

Comienzo a caminar por el jardín aparentemente sin rumbo, mis pies se detienen un momento cuando veo dos figuras a los lejos, sin embargo les obligo a seguir, pues justo eso es lo que estoy buscando.

El corazón se me acelera, siento miedo de ser atacada y brutalmente despellejada por el par de perros-demonio que están a unos metros de mí. Sin embargo eso no me ayudará en nada.

Me hinco en el pasto y dejo que se acerquen, cosa que parece también costarles trabajo, pues seguramente no se esperaban que alguna vez alguien que no fuera Lucifer se les acercara de esta forma.

—¿Tienen miedo? — pregunto al ver que se acercan muy dudosos y me olfatean de lejos —. Quien lo diría, ustedes que podrían estar arrancándome un brazo no quieren acercarse.

Alzo con lentitud una mano hacia ellos y dejo que se acerquen más a olerme.

Su miedo incluso es razonable, soy una humana, igual que la persona que acabó con sus vidas.

Igual que la persona que los echó a la calle.

Igual que todas esas personas que los patearon y maltrataron mientras buscaban refugio.

Soy de la misma especie por lo menos, porque claro que jamás sería tan inhumana como todos ellos.

Aún cuando tienen un aspecto tenebroso no sería capaz de hacerles daño.

Y claro que pueden reconocer, seguramente saben que su dueño no es uno de nosotros, aún cuando su aspecto es prácticamente igual al de un humano, sé que ellos pueden ver que no es uno de nosotros.

Quien lo diría, estos animales les temen más a los humanos que a los demonios.

Me temen más a mí que al mismo Lucifer.

Qué cosas de la vida, los malos somos nosotros. Y el infierno real no está bajo tierra. Está aquí, está en mí, está en todos nosotros.

—Es difícil volver a confiar — les hablo —, pero no todos somos iguales.

Por fin uno termina de acercarse y me deja tocarle, su piel no es suave, se siente igual a como se ve. Pero quién soy para juzgarlo.

El otro termina cediendo al ver que no le he hecho daño al primero, y luego de unos segundos terminan dándome su confianza.

—Tienen cara de querer un nombre — digo mientras les acaricio y pienso un buen nombre para ambos —. Lo sé, yo tengo cara de idiota, pero veamos. ¿Qué nombres serían buenos?

—¿Vas a bautizar a mis perros? — la voz de Lucifer me provoca un escalofrío horrible y termino por pararme y mirarlo.

—Ponerles nombre no es malo.

—No dije que lo fuera.

—Perfecto. ¿Gustas aportar ideas?

—Hmm... ¿qué tal Leo y Aries?

—¿Por qué les pondríamos el nombre de un signo zodiacal?

—Porque tu signo es Leo y el mío sería Aries.

—¿Ustedes tienen meses?... me refiero, ¿en el paraíso también se cuentan los meses como tal?

—No, pero cuando fui rebautizado puedo llamarle un nuevo inicio, eso significaría que podría ponerle una fecha, y eso pasó en marzo, cosa que nos deja con Aries. ¿Qué tal? No se oyen mal.

—No, no está mal — acepto pensándolo. Son nombres buenos, y luego de que oí que el nombre de un perro era "Chuleta", suenan aún mejor.

—Pues así será, el es Leo — dice señalando al más pequeño —. Y el Aries. 

—Increíble, elegiste al más grande para darle tu parte.

—Es sólo un nombre.

—Lo sé.

—Vamos adentro — pide haciéndose a un lado para que pase.

No quiero volver a entrar. La verdad es que comienzo a aburrirme un poco de estar siempre aquí adentro, no sé si pudiese salir, me gustaría poder ir y verme con mis hermanos, o por lo menos sólo ver a Sandra que es la única que sabe de mí.

Pero por lo que veo eso sólo podré hacerlo los sábados si es que Lucifer acepta que tenga contacto con mi familia de nuevo.

—Estoy aburrida — me atrevo a decir mientras caminamos de vuelta.

—Aburrida — repite pensativo —. ¿Qué quieres que hagamos?

La palabra "hagamos" me sorprende un poco, pues por lo que entiendo ni él ni sus amigos son muy de hacer algo con sus chicas o cosas que no sean las suyas.

—Vaya... pues no lo sé, no pensé que quisieras hacer algo conmigo.

—¿Por qué ni querría?

—Pues no das demasiado la pinta de querer actuar como una persona normal... y no te culpo, ser normal es una mierda y tú no eres ni una persona ni mucho menos normal... sin ofender, claro.

—No me ofendes, ofensa sería llamarme persona normal.

—Increíble, creo que por lo menos nos entendemos bastante bien.

—En efecto, me agradas bastante, creo que incluso me comprendes.

No sé cómo es eso, no pensé poder comprenderlo de verdad, es tan confuso, difícil y desconocido para mí que simplemente he decidido darle su espacio y crear la menor molestia posible...

Aunque claro que eso podría ser.

—Puede ser — acepto luego de analizarlo un momento.

—¿Y bien? ¿Ya pensaste que quieres hacer? ¿O me dejarás elegir a mí? — propone sonriendo de medio lado y cruzándose de brazos.

—No me digas — contesto muy retadora —. ¿Qué cosa tan increíble podría hacer conmigo el gran príncipe de las tinieblas?

El chico se detiene y me mira con satisfacción, no sé cuales sean sus obscuras intenciones, pero sé que las hay.

Comienzo hasta a sentir miedo, ¿qué me dio por retarlo? ¿Soy idiota?

Bueno, claramente si no lo era ahora lo soy.

Voy a retractarme justo cuando me alza en brazos, voy a soltar un grito pero termino ahogándolo cuando me avienta muy lejos de donde estamos.

Justo cuando preveo tocar el piso termino hundiéndome en la maldita alberca.

—Nada tan asombroso después de todo — contesta cuando salgo a flote.

—¡Cabrón! — me quejo con la voz entrecortada mientras intento respirar y mantenerme a flote al mismo tiempo.

—¿Disculpa? — inquiere mirándome a los ojos con una ceja enarcada.

—Cabrón — repito un poco más tranquila. De todas formas ya me ha escuchado la primera vez que lo he dicho y no soy ninguna cobarde para decir que no dije nada.

—Vaya... nadie que no esté dispuesto a perder la cabeza me había insultado antes.

Quiero tomarme su amenaza muy en serio, sin embargo por alguna extraña razón me da risa.

—¿Estás sonriendo? — inquiere.

—No, para nada — miento con mucha obviedad.

—Estás retándome.

—No sé cómo sean las cosas de dónde vienes, pero de dónde vengo yo las sonrisas no son reto para nadie.

—Pero estás burlándote de mí, eso claro que es retarme.

—Yo no me burlo.

Lucifer se quita la chaqueta y la echa al suelo, veo como comienza a desabrocharse el cinturón y se desnuda.

Doy la vuelta y comienzo a nadar al lado contrario deprisa. No creo que planee entrar y sumergirme hasta que muera ahogada, pero no quiero investigar qué es lo que puede hacerme y prefiero intentar huir aunque sé que no lo lograré de todas formas.

Oigo como entra al agua y me entran los nervios, nado más rápido con la esperanza de alcanzar a llegar a la orilla y poder salir. Sin embargo siento como su mano me envuelve un tobillo y me jala hacia sí.

—Lo siento, lo siento — digo en cuento lo tengo enfrente —. No estaba retándote, tú ganas.

Lucifer termina riéndose de mi poca valentía, pero me no me suelta aún.

—Esa risa me da miedo — admito —. Es una risa de gracias por aceptar la derrota pero voy a matarte de todas formas.

—En efecto — acepta muy tranquilo y a mí hasta se me baja la presión.

Nos sumerge con violencia y comienzo a moverme como una loca mientras siento que me lleva al fondo de la piscina.

Algo muy extraño pasa, pues cierro los ojos tal vez por miedo, y tal pareciera que el mundo se ha volteado pues el descenso termina llevándome de vuelta a la superficie.

Siento que el agua se mueve un poco más de lo normal, abro los ojos y termino abrazada al demonio con todo el miedo que alguien pudiera sentir en la vida.

—No, no, no, no — comienzo a repetir sin parar mientras intento ver el jardín y todo lo que nos rodeaba hace segundos.

—¿Recuerdas que me preguntaste qué cosas podía hacer?

—Llévame de vuelta — pido mientras el movimiento del mar termina de tensarme.

—Creo que eso no se va a poder.

—¿Estás loco?

—Puede que un poco.

—Por favor, sácame de aquí.

—Tú y yo vamos a platicar.

—Platicaremos todo lo que quieras si me sacas de aquí.

—No. El miedo es pieza importante para conseguir lo que uno quiere.

—Sabes que te temo, no hay necesidad de ponerme en esta situación para que acceda a tus peticiones.

—No me arriesgaré.

—Sólo dime qué quieres.

—Sé que tienes la intención de irte pronto.

No sé cómo es que sabe eso, pero el mar me aterra más que la razón por la que tiene ese conocimiento.

—Puede ser, te lo dije desde el principio, agradezco tu ayuda pero no quiero ser una carga.

—Y yo desde el principio te dije que no eras ni serías una carga. Ambos sabemos que irte no te conviene, y sé que eres muy inteligente. Cuando nos conocimos te dije que fueras conmigo porque era lo mejor, sin embargo decidiste no hacerme caso y a fin de cuentas terminaste haciendo lo que dije. ¿Quieres irte y terminar volviendo de todas formas?

—No debo quedarme y es algo que tú y yo sabemos.

—No hay razón para que te vayas, así que vas a quedarte.

—No lo haré...

—Te tengo una pregunta muy importante.

—¿Cuál?

—¿Le temes a los tiburones?

—No por favor — musito agachando la cabeza sin querer mirar nada.

—Porque veo qué hay seis que estar rodeándonos ahora mismo.

—Sácame de aquí ahora.

—¿Vas a quedarte?

—Te lo ruego, sácame ya.

—Lo siento, pero los poderes no funcionan si no recibo algo a cambio.

—¿Qué quieres a cambio?

—¿Vas a quedarte?

—No.

—Uy, creo que cada vez se acercan más... — aunque no quiero termino mirando a los tiburones que giran a nuestro alrededor.

—No dejarías que nos comieran.

—¿Eso es otro reto?

—No, no lo es — me apresuro a negar antes de que decida qué nos coman.

—Soy muy capaz de dejar que nos devoren, ahora bien, ¿vas a quedarte sí o no?

—Está bien, me quedo, me quedaré si me sacas de aquí.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro