Capítulo 7
—Vayan con cuidado — pide Belcebú y le da un beso a Valary.
—¿De verdad no quieres dinero? — pregunta Lucifer acercándoseme un poco.
—Yo tengo, gracias — contesto y Val se engancha de mi brazo para irnos ya —. Que suerte haberte quedado con el más atento, ¿no crees? — le pregunto a chica.
—Él me eligió, y eso me alegra demasiado, jamás hemos tenido problemas ni nada por el estilo.
—Se ve que no es muy conflictivo.
—No lo es — acepta ella encogiéndose de hombros.
—¿Y Larisa? — pregunto mirando hacia todas partes sin ver su cabello rubio.
—Nunca sale con nosotras — me responde Michelle.
—Y que así se conserve — pide Zoe rodando los ojos.
—¿O sea que ella se pierde sola?
—Así es.
La puerta de la casa se abre y Larisa sale a la calle, no se inmuta ni siquiera en mirarnos y camina en dirección contraria a la nuestra.
—Y... ¿no les da curiosidad saber qué es lo que va a hacer? — cuestiono mirando como la rubia se aleja —, porque a mí me parece extraño que ni siquiera intente integrarse con ustedes... porque bueno, no lo hace, ¿o si?
—No... — acepta Megan mirándola también.
—¿Y si la seguimos?...
—Mierda, Ness — se queja Michelle —, que puta idea tan más maravillosa, sigámosla.
Como idiotas, las cinco cambiamos de dirección y casi corremos hacia el lado contrario.
—¿Y si se da cuenta? — pregunta Zoe.
—El punto es que no se de cuenta — digo yo —, hay que ser discretas y guardar nuestra distancia.
—Tomará un taxi en la esquina — informa Megan.
—Tomemos uno también — dice Michelle y se voltea para atrás en busca de alguno que venga cerca —, miren, viene uno.
La chica le hace la parada y todos nos detenemos esperando que quiera recogernos.
—Dame eso — pide Zoe quitándole a Michelle una gorra negra —, me voy enfrente.
Mientras Zoe rodea el auto, Michelle se sube y recorre hasta el otro lado, le sigue Megan, Valary y al final yo.
—¿A dónde las llevo? — pregunta el hombre.
—¿Alguna vez ha estado de encubierto? — pregunta Zoe.
—¿A quién seguimos? — contesta muy decidido, cosa que me causa gracia.
—A la rubia de allá — dice señalando a Larisa que ya está parando un taxi.
—Esperemos que esté haciendo algo interesante para que esto valga la pena — comenta Michelle.
—Yo sé que así será, a leguas se ve que se trae algo extraño — le contesta Megan.
Estamos bastante alejados de ella como para que pudieran darse cuenta de que le estamos siguiendo, ademas de que hay un carro extra frente a nosotros.
—Piensen en excusas por si la bruja nos descubre — pide Zoe.
—No lo hará — contesta Valary —, además podemos decir cualquier cosa, depende hacia dónde nos dirijamos es lo que vamos a inventar.
Vamos mirando el auto con toda la atención del mundo, ya estamos entrando a calles más transitadas y no pensamos perderla por nada.
El taxi da vuelta en una calle, y aunque pensé que nosotros nos detendríamos por la luz amarilla del semáforo, el conductor decide acelerar a fondo y alcanzamos a cruzar a tiempo, aunque con algunos cláxones sonando.
—¿A dónde carajos va? — pregunta Michelle por lo bajo.
—No tengo idea, pero esto se ve muy raro — contesta Megan de la misma forma.
El taxi de Larisa se detiene, ella sale del auto y comienza a caminar por la acera.
—Siga de largo — pide Zoe, y las que vamos atrás nos agachamos para que la rubia no vaya a vernos aquí arriba.
—¿Hacía donde va? — pregunta Valary.
—Entró a ese bar — contesta Zoe —, deténgase aquí.
El taxi se para, Michelle abre la puerta y se asegura de que nadie nos vea antes de bajar.
—¿Ahora qué? — pregunta Megan cuando estamos todas sobre la acera.
—Deberíamos entrar — sugiero dándole una mirada al bar.
—¿Y si nos descubre?
—No creo que lo haga... se ve que hay bastante gente ahí adentro, seguro hasta nos toma tiempo encontrarla a ella.
—Debemos entrar — apoya Valary —, no vinimos sólo a escoltarla para que llegara bien a su destino, vinimos para saber qué está haciendo.
—Muevan el culo — presiona Michelle —, tampoco estamos aquí para platicar.
La chica toma la delantera mientras se amarra el cabello rosa en una coleta, Megan hace lo mismo con su cabello rojo y se pone la capucha sobre la cabeza.
—¿Lo ven? Sus cabellos pintados llaman demasiado la atención — se queja Zoe.
—Y tu cabello rubio igual — contesta Michelle.
—Por supuesto que no.
—Las únicas aquí que no llaman la atención por eso son Val y Ness.
—Chicas, hay brujos adentro — interrumpe Valary.
—Mierda... — musita Megan bajando un poco la velocidad —, ¿aún consideran buena idea entrar?
—Deprisa, no pasa nada — presiona Michelle —. Como si jamás hubiésemos convivido con alguno.
Lo admito, puede que esta haya sido una mala idea y nos vaya a meter en problemas a todas... pero de qué hay algo malo con Larisa estoy segura, y consiguiéremos pruebas a como dé lugar.
Esquivamos a unas cuantas personas en la entrada y nos metemos sin la menor precaución.
No nos toma demasiado encontrar a la rubia, pues está sentada sobre la barra con un tipo entre las piernas mientras lo besa apasionadamente.
—¿Es ella? — pregunta Zoe sorprendida.
—Ven aquí, no puede vernos — le recuerda Michelle jalándola y haciendo que todas vayamos a sentarnos a uno de los tantos gabinetes.
—Alguien debe tomarle unas malditas fotos — pide Megan sin dejarla de mirar.
Saco mi teléfono de la bolsa del pantalón y me apresuro a abrir la cámara, con suerte tal vez logre sacarle algunas fotos donde sea imposible confundirle con alguien más.
—¿Quien es él? — pregunta Val.
—No tengo ni idea — le contesta Michelle —, no logro verle lo suficiente.
—Bien, tenemos las fotos — les aviso.
—Graba un video, no quiero que diga que le hicimos algo a la foto para inculparle — me pide Megan mirando la pantalla del móvil.
Comienzo a grabar el video entonces, le hago un acercamiento a Larisa, y grabo tanto como me es posible de ella.
—Les aseguro que Lucifer no tiene ni idea de esto — dice Michelle desviando la mirada de la rubia —. Ya quiero ver cómo se pone cuando vea que "su humana" se entrega a brujos o quien sabe qué cosa sea él.
—Pero no vamos a contárselo ahora — inquiero mientras busco un mejor ángulo para la cámara —, hay que esperar, seguro que hay un mejor momento para ir a soltar todo esto.
—No lo entiendo, si está siendo feliz de esta forma, ¿para qué seguir bajo el mandato de Lucifer?
—Tal vez quiere conseguir algo de él — sugiero —, o es que no le conviene como tal abandonarlo porque significaría perder todos los lujos y esas cosas.
—¿Qué cosa podría conseguir de él? — inquiere Zoe sin encontrar demasiadas cosas que respondan su pregunta.
—No... — susurra Valary con la boca entreabierta mientras nos mira con los ojos bien abiertos por lo que acaba de pensar.
—¿Ness? — una voz más interviene, giro la cabeza para ver quien me ha nombrado y siento un vuelco atacar mi corazón.
—¿Mason?
—Vaya, ¿qué haces aquí?
—Pues...
—Están todas... — corrige mirando a las otras cuatro chicas —. ¿Lucifer tiene idea de que están precisamente aquí metidas? — cuestiona cruzándose de brazos y mirándonos con una ceja alzada.
—¿Debería saberlo? — pregunto yo.
—Pues... no creo que esté muy de acuerdo con ello
—¿Y eso qué?
—A mí me sorprende encontrármelas aquí, éste no suele ser un sitio al que vengan demasiados humanos — dice mirando todo alrededor.
—Seguimos a Larisa — explico sin demasiadas ganas.
—Vaya... — dice lento y termina por sentarse junto a mí —. Con qué la están haciendo de detectives...
—Tal vez, creo que se trae algo muy raro.
—Pues raro no.
—¿Sabes algo de ella? — pregunto en busca de información.
—¿Qué es lo que quieres saber? — pregunta mirándome directamente con los ojos morados tan intentos que tiene.
—No lo sé, sólo dime que se trae.
—Traerse como tal nada, pero digamos que tiene una relación con ese tipo — dice señalando con la barbilla hacia donde aún están —. Así que sí, técnicamente está engañando al demonio — confirma mis especulaciones.
—¿Entonces por qué sigue con él?
—¿Con Lucifer? — asiento —, supongo que hay intereses creados, tiene sus propios planes fuera de sus sentimientos, es una bruja, qué te digo, pone antes su bienestar y comodidad y que lo que siente.
—¿Estás diciendo que es totalmente bruja?
—Bueno, no, sólo fue aprendiz, así que eso es aún peor, porque sólo se quedó con sus enseñanzas de codicia y no ha pasado de eso.
—¿Entonces qué es lo que quiere?
—Yo qué sé, el trono, un título, no sé, pueden ser demasiadas cosas, más viniendo de ella. Pero, si ahora te crees con la responsabilidad y obligación de proteger a Lucifer... yo te recomendaría que hagas algo para sacarla de allí. Aunque no demerito los dones y el poder del demonio, ella puede causarle algunos problemas extras a los que de por sí ya tiene.
—Excelente — habla Michelle —, una razón más y decisiva para sacarla.
—Pero para eso necesitan pruebas muy contundentes para ir en su contra.
—¿A dónde va? — pregunto cuando veo que el tipo la baja de la barra y se la lleva a otro lugar.
—A un lugar más privado — contesta Mason —, ya sabes a qué, ¿no?
—¿Qué hacemos? — habla Megan nerviosa.
—Necesitamos más fotos... — contesto intentando pensar en alguna forma de conseguirlas.
—¿Quieres que te lleve? — propone el brujo.
—¿Llevarme a dónde?
—A que tomes esas fotografías. No van a un lugar tan privado, será fácil lograrlo.
Miro a todas las chicas, no sé qué tan bueno sea aceptar esta propuesta, pero al mismo tiempo necesito esas pruebas a como dé lugar.
—Bien — acepto —, llévame.
Mason se pone de pie y extiende una mano para que la tome.
Lo hago y dejo que me guíe hacia el mismo lugar en que la rubia desapareció hace un momento.
Este bar es muy extraño, y lo único que quiero hacer es tomar unas cuántas fotos y salir de aquí para no volver más.
Las bebidas son muy luminosas y burbujeantes, sacan humos de colores e incluso dejan de ser tan agradables a la vista. Y no sé qué decir de las personas, con sus vestuarios raros y extravagantes.
El lugar al que entramos es muy obscuro, iluminado únicamente por luces neón y algunas cosas muy "mágicas" para mí.
—Ahí está — dice mirando hacia un punto. Veo a la rubia sobre el chico mientras parecen estar comiéndose y a punto de cogerse ahí mismo, sin importar que haya mas personas alrededor... aunque esas personas están en situaciones muy parecidas, aquí la que se sale del cuadro en todo caso soy yo —. Ven aquí — pide jalándome y sentándonos en un sillón muy extraño.
Mason me sienta en sus piernas y me acerca demasiado a él.
—¿Qué haces? — pregunto pensando en que intentará propasarse conmigo.
—Escúchame, este lugar en especial no es para venir a platicar en privado, aquí sólo vienes a coger o por lo menos a liarte con alguien. Si no quieres levantar sospechas por lo menos permanece muy pegada a mí para pasar desapercibidos.
Miro todo alrededor, y no miente. No veo una sola pareja que no esté haciendo algo de lo mencionado.
—Bien — acepto sin muchas ganas.
—Ponte encima — pide —. Por completo, como si estuvieses besándome, mientras toma tus fotos.
Me acomodo como lo dice, abro las piernas y me pongo sobre él, lo "abrazo" y saco el teléfono para tomarle fotografías a Larisa mientras está muy entretenida a punto de tener sexo con ese tipo.
—Mierda, la luz no ayuda demasiado — me quejo enderezándome un poco y entrando a ver las fotos.
—Supongo que es suficiente, no creo que Lucifer no vaya a creerte con lo que le digas.
—No lo sé... ella puede negarlo fácilmente... — digo pasando todas las fotografías e intentando analizarlas bien.
—No lo creo, ademas... si lo necesitas estoy de tu lado, diré la verdad — se ofrece.
—No tienes que hacerlo.
Alzo de nuevo la vista y me topo con una muy desagradable sorpresa.
Creo que he sido descubierta.
—Mierda — mascullo —. Nos descubrió.
Mason me toma con firmeza antes de darme la vuelta y recostarme sobre el sillón. Siento su cuerpo acomodarse entre mis piernas, y sin que me dé tiempo de reacción une los labios a los míos.
Me quedo pasmada un momento, sin embargo alcanzo a mirar el cabello rubio de Larisa a poco de nosotros, y acabo por devolverle el gesto al brujo y abrazarme a él con más fuerza mientras nos movemos un poco violentos, simulando que realmente estamos necesitados de estar aquí y no sólo ha sido una mentira para unas fotografías.
Luego de bastante tiempo por fin nos separamos, Mason se endereza y mira el lugar en busca de Larisa.
—Se ha ido — me avisa volviéndose a mirarme. Ambos estamos agitados por el momento tan intenso que tuvimos que crear para no ser descubiertos —. Te ves demasiado hermosa así de sonrojada.
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