Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

Bloqueo el móvil y lo dejo sobre la cama, me he asegurado de bloquear a mi padre y todas las personas que puedan darle información de mí. Mis hermanos son los únicos exentos aquí, sin embargo aún no he hablado con ellos para aclarar todo, o por lo menos decirles que estoy bien. La única que lo sabe es Sandra, y sé que no va a decir nada.

Me paro de la cama y camino en dirección a la ventana con un poco de curiosidad.

Chasqueo los dedos y la luces de la alcoba se apagan, me siento en el pequeño sillón y miro curiosa todo lo que hay abajo.

La iluminación es diferente en los distintos puntos del jardín, aunque todos lucen con ropa muy extravagante, las que más resaltan son las respectivas damas de cada demonio.

La alberca es uno de los puntos más luminosos del lugar, pues el agua es de un azul turquesa intenso, combinado con destellos morados, y todo brilla como si fuese una mezcla con diamantina.

A diferencia, la fuente luce un poco más gótica, pues el líquido que brota de ella es rojo intenso, haciéndome pensar que incluso es sangre, pues veo que varias personas acercar una copa para beber la sustancia.

En la "cancha" con el pentagrama grabado parece haber una explosión, me sobresalto al verlo, sin embargo nadie parece prestarle tal atención como yo.

El humo resplandeciente comienza a dispersarse, y veo una figura salir de el.

No es hasta que queda completamente al descubierto cuando veo a varios prestarle atención.

Una mujer, blanca como el papel, con el cabello obscuro y largo. Viene vestida con ropas tan doradas como el oro y que en un descuido tal vez lo sean.

Veo a varios acercársele y hacer alabanzas, otros tantos intentan escoltarla.

Veo a Lucifer entonces, suelta a Larisa y se dirige hacia la nueva invitada, le saluda e invita a integrarse con los demás mientras hablan de algo.

Mis ojos se mueven de lugar, vuelven a vagar por todos lados hasta detenerse sobre otro par de ojos morados. Me quedo pasmada en ese momento, estoy a obscuras por completo, y pensé que sería algo imposible ser sorprendida de mirona por alguien.

Me hago a un lado y cierro la ventana, corro las cortinas y regreso a la cama de un brinco.

Ese tipo estaba mirándome directamente, no fue simple coincidencia, sentí como me miraba, como sabía lo que veía y no sólo coincidió en que sus ojos estaban en un punto ciego para él.

Bajo de la cama y me aproximo a la salida, llevo más de tres horas aquí encerrada y no me siento capaz de soportar más.

Bajo las escaleras con velocidad, abro la segunda puerta y salgo al pasillo que continúa vacío, tal como lo prometió Lucifer. Dijo que la casa era toda mía, pues nadie entraría ni pasaría de la puerta.

Bajo las escaleras un poco insegura, pues aunque me haya jurado una cosa el demonio, no me quiero encontrar con otra.

No oigo ningún ruido cercano, las luces están prendidas en su totalidad y tampoco veo alguna sombra.

Me meto a la cocina muy dispuesta a buscar algo de comer, y tal vez husmear un poco por los cajones y alacenas, pues no tengo demasiado que hacer y tampoco me han prohibido mirar.

Abro el refrigerador y observo con atención todo lo que hay. Este me recuerda mucho al de mi casa, aunque todavía es un poco más grande está repleto de cosas de todo tipo, aunque aquí veo cosas aún más caras que las que comprábamos nosotros.

Saco un paquete de blueberrys y comienzo a comérmelos mientras miro que más hay aquí adentro.

—¿Puedo preguntar tu nombre? — pregunta una voz un tanto curiosa, doy un brinco donde estoy y me volteo a mirar al responsable.

—¿Qué haces aquí?... — pregunto con voz temblorosa, el mismo tipo que me miró cuando estaba en la ventana está ahora frente a mí. Su piel es morena, cabello obscuro, tiene una perforación en la nariz y ceja. Es alto y bastante delgado, hombros anchos y cuerpo bien trabajado. Sus pestañas son largas y rizadas, sus cejas pobladas pero bien definidas, sus labios son carnosos y su rostro está enmarcado por una barba corta alrededor de la mandíbula.

—Realmente te vi y no pude evitar venir y preguntar por tu nombre — contesta encogiéndose de hombros y una cerveza aparece sin explicación alguna en su mano —. Así que, ¿cuál es tu nombre?

—No creo que Lucifer esté muy de acuerdo con que estés aquí adentro.

—Que más da — contesta alzando los hombros con desinterés y dándole un trago a la cerveza —. ¿Y bien?

—Soy Ness — contesto sin más opción.

—Ness — repite —, increíble, yo soy Mason — contesta acercándose a dónde estoy y extendiendo una mano a modo de presentación.

—Mason — repito yo estrechando su mano y recordando la plática de los demonios de esta mañana —. Con qué eres tú.

—¿Algún problema? ¿Has oído hablar de mí?

—No, ninguno — respondo quitándole importancia —. Es sólo que no le caes demasiado bien a Lucifer.

—Bueno, él y yo no nos llevamos muy bien realmente — confiesa —. Pero no es algo que me interese.

—Pues bien.

—Y dime, Ness, ¿qué haces aquí encerrada?

—Bueno, buscaba algo con que entretenerme y de paso comer.

—¿No has sido invitada?

—Claro, es sólo que no quise salir, no es mi ambiente.

—¿No te sientes a gusto con mundis como nosotros?

—¿Con qué?

—Creo que ya entiendo qué ocurre en realidad... te explicaré, a todos los seres mágicos y pertenecientes del inframundo nos llaman mundis... es una forma de generalizar.

—Ah... entiendo.

—Excelente, así que por lo que veo eres una humana nueva en esto.

—Efectivamente.

—Muy bien, y platícame, Ness, ¿qué te trajo aquí?

—La misma cosa que puede sacarte si te encuentra aquí también.

Mason suelta una carcajada entonces, vuelve a beber y va a sentarse a una de las sillas.

—No me interesa Lucifer, pero es interesante saber que él te trajo aquí... ¿eres su humana?

—No, sólo soy una invitada.

—¿Una invitada? Hmm, eso no lo he visto nunca antes.

—Pues, así es.

Cierro el refrigerador y voy a sentarme también, continúo comiendo los frutos mientras él piensa y bebe su cerveza en silencio.

—¿Cuántos años tienes? — pregunta sin mirarme.

—Veintitrés, ¿y tú? — mi pregunta le da gracia, pues esboza una gran sonrisa.

—Ochocientos.

—¿En serio? — cuestiono luego de casi ahogarme con una mora.

—En serio — acepta —, nací en el año mil doscientos diecinueve.

—Vaya... no puedo creerlo.

—¿Por qué no?

—Me resulta un poco raro estar hablando con alguien que tiene ochocientos años, sigue vivo y con un cuerpo de veinte.

—Veintiuno — corrige —. A esa edad dejamos de envejecer.

—Bueno, sigue siendo extraño.

—No tanto, si has convivido con todos esos demonios no veo que yo resulte precisamente extraño.

—Ellos también lo son.

—Bueno, pues me llevan muchísimo más años.

—Ya lo creo.

(...)

Oigo voces provenientes de la cocina, esta vez me he despertado por mí misma y sola.

Entro al lugar y todos me voltean a ver por un momento. Lucifer me hace una seña para que me siente a su lado, y aunque no estoy muy convencida lo hago.

—¿Cómo estás, Ness? — pregunta Valary.

—Bien, ¿y ustedes?

—Yo estoy bien — acepta señalando un plato frente a mí con panes y galletas.

—Igual yo — contesta Belcebú, éste es el demonio más agradable de todos, aunque igualmente no le veo sonriente a todas horas ni nada parecido, puedo notar que no es tan seco como los demás.

—También estoy bien — acepta Megan.

—Yo igual — contesta Astaroth sin mucho interés y metido en su teléfono.

—Yo estoy un poco cansada — dice Zoe encogiéndose de hombros.

—Yo bien — dice Amún.

—Supongo que bien, la fiesta de anoche no estuvo tan pesada como otras — contesta Michelle.

—Y tú Larisa, ¿cómo estás? — pregunto volteándome a mirarla.

—Excelente — acepta mirándome con odio.

—Que bien.

—¿Saldrás con nosotras hoy? — pregunta Valary muy entusiasmada.

—¿Salir a dónde? — cuestiono tomando un panqué de la charola.

—Los sábados tenemos permiso de salir de aquí — contesta. Y eso me incomoda un poco, literalmente están aquí reclusas sin poder salir.

—Vaya... pues claro, voy con ustedes.

—¿Conociste a Mason anoche? — pregunta Lucifer, provocando que comience a ahogarme con el pan.

—Yo... bueno, yo vine a la cocina por algo de comer y él apareció aquí... le dije que debía irse pero no le importó...

Sería demasiado estupido intentar mentirle, más por un tipo que ni siquiera conozco y por el que no creo que valga la pena arriesgarse.

—Maldito Mason... — musita con los puños apretados.

—Se pronostican terribles lluvias de azufre, con ráfagas de fuego de hasta ciento veinte k/h — comienza Agramón haciendo burla por la molestia de Lucifer.

—Cállate ya — le ordena más molesto.

—Mejor hazlo si no quieres que la lluvia sea aquí adentro — pide Belcebú.

—¿Cuál es su maldita necesidad de ir en contra de las cosas? — pregunta Lucifer.

—Es la necesidad de joder al enemigo, que en este caso eres tú — continúa Amún —, o tal vez es que no le interesa lo que sientas y hace su propia voluntad por gusto.

—Su propia voluntad — repite rodando los ojos —. Voy a hacer mi propia voluntad y le romperé el maldito cuello.

—No creo que sea conveniente hacer eso — interviene Astaroth —, sabes que matar a Mason en particular nos traería demasiados problemas, romper lazos con los demás no vale la pena por un simple brujo.

—¿Qué carajo debo hacer? ¿Sólo dejo que se salga con la suya y ya?

—Técnicamente sí — acepta Belcebú casi con gracia —, sólo déjalo estar, ¿qué cambia del resto del tiempo que has lidiado con él?

—Muchas cosas.

—Yo sólo veo una — dice Valary mirándome con una sonrisa. Ella junto con Belcebú comienzan a reírse, y yo termino voltearme a ver con Lucifer.

—Aquí tienes — dice Larisa poniendo un plato frente al demonio, y de paso me empuja con su brazo al inclinarse.

La chica va y se sienta frente a mí al otro lado de la mesa, me mira con odio y yo decido desviar la mirada y centrarme en otra cosa. Mi rasguño luce horrible en su mejilla, claro que eso no me importa pues de lo merecía, incluso más.

Veo a Lucifer toser y parece que va a escupir lo que tiene en la boca, pone una mano sobre sus labios y se queda quieto por un momento.

Yo pongo mi mano sobre mi boca completamente en un intento de ocultar la sonrisa que tengo, sin embargo no puedo evitar reírme cuando miro a Valary y Belcebú en la misma situación que yo.

Los tres comenzamos a reírnos, más tarde los demás lo hacen también, y aunque me parecía algo imposible, Lucifer termina riéndose con nosotros. Aunque realmente me da miedo que sólo lo haga como una copia para luego preguntarnos el por qué de nuestras risas.

—Maldita sea, Larisa — se queja, pero aún sonríe —, echas a perder hasta una sopa instantánea.

Miro su plato entonces, su desayuno son huevos revueltos con tocino y pan tostado. No se ve tan mal, aunque por algún extraño motivo los huevos lucen blancos por completo, se ve que el tocino está un poco más tostado de como debería, y lo único que creo que se libra es el pan tostado.

—Si el pan se libra es porque ya viene tostado — menciona Lucifer dándole una mordida y vuelvo a reírme.

—¿De qué carajo te ríes? — ladra la rubia mirándome fulminante.

—Claramente de tu incompetencia para hacer un desayuno — contesto —. Puedo hacerte algo de desayunar si me lo permites — le ofrezco al demonio.

—Claro... — acepta.

Quito el plato de la mesa y lo dejo sobre uno de los muebles de la cocina, camino al refrigerador y miro todo lo qué hay dentro.

—¿Qué cosa se te antoja comer? — pregunto.

—Pues, no lo sé...

—Suenas a que nunca te hacen esa pregunta — admito.

—Puedes hacerle lo mismo que Larisa pero en rico, no en horripilante — sugiere Astaroth divertido, y por fin me mira a mí y no a su teléfono.

Larisa se para de la mesa molesta, y termina saliendo de la cocina sin decir palabra.

—¿No respiran paz cada vez que se aleja? — pregunta Zoe.

—Me conformo con no respirar comida quemada — contesta Agramón.

Saco un par de huevos del refrigerador, busco tocino y me dirijo a la estufa para cocinar.

Tomo uno de los sartenes y lo pongo a calentar mientras pico algunas rebanadas de tocino en cuadros pequeños.

Vierto un poco de aceite y rompo ambos huevos cuando éste está caliente.

—No sé ustedes, pero para mí que Larisa está más insoportable que de costumbre — comenta Michelle —. En serio, ya no la soporto, sólo miren lo que hizo ayer, eso de ir y golpear a Ness es una atrocidad.

Sé perfectamente que está exagerando las cosas, pero aún así no pienso decir nada, yo tampoco soporto a la rubia y no pienso echar abajo ninguno de los planes que ellas creen para ir en su contra.

—Así es, Michelle tiene razón — le da coba Agramón —, hasta para mí me es insoportable.

—No sé qué ocurre con ella, se ha vuelto más pesada de un tiempo para acá — confiesa el demonio.

—¿Aparte de celos? — sugiere Zoe.

—Su temperamento de bruja sale a luz con el tiempo, no hay mucho que pensar — agrega Amún.

—Hay que ponerle un alto ya, no quiero que terminemos con problemas por su culpa — inquiere Belcebú.

—Hablaré con ella — asegura Lucifer.

—Eso espero, no quiero tener que hacerlo yo — acepta Belcebú —, no de nuevo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro