Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3

—No lo entiendo... ni siquiera le hice nada como para caerle así de mal.

Michelle y Valary se voltean a mirar ante mis palabras, ruedan los ojos y nuevamente me miran.

—Él te trajo — dice Mich.

—¿Y eso qué tiene que ver?

—Son celos — explica Megan —. Celos de que él te trajera, eres su muy posible y seguro reemplazo.

—¿Reemplazo de qué?

—¿De verdad eres tan noble?

—Creo que sí, no entiendo a lo que se refieren.

—Mira, voy a explicarte algo... — dice Zoe sentándose entre Mich y Val —. Esto puede ser duro, aunque más bien es difícil de creer y un poco... de miedo.

—No te lo tomes tan mal — me pide Megan posando una mano sobre mi hombro.

—Escucho — digo nerviosa de lo que van a decirme.

—El chico que te trajo es...

—¿Lucifer? — pregunto yo.

—Si... — acepta Zoe mirándome un poco extraño —. ¿Ya lo sabías?

—No me digas que es en serio... — pido intentando oír que mis ideas del mafioso son ciertas.

—Pues es en serio. Él es Lucifer. El real. El demonio. El príncipe.

—Ay no puede ser... — digo sin aliento.

—Si puede, y es. — afirma Megan.

—Sé que es muy espeluznante — continúa Val —. Se vale sentir miedo, pero yo quiero recomendarte algo... sólo tómatelo con calma, sé que nadie lo haría, pero esto no es tan malo como cualquiera pudiera creer, no es como si él fuera a comerte, o a poseerte y termines vomitando cosas verdes... eso no pasa.

—Así es — acepta Zoe —. Puede ser un poco difícil de procesar, sin embargo al cabo de un tiempo terminarás por verlos más normales que los mismos humanos.

—Pero no entiendo... porque ustedes están aquí... de esta forma...

—No quiero llamarnos esclavas ni juguetes sexuales...

—Pero así es — termina Michelle.

—No es así — contradice Val —. Ellos no son malos, no creas que tienes que agachar la cabeza cada que te acercas a alguno o que te van a dar con un látigo para que hagas lo que piden... somos sus...

—¿Parejas? — propongo.

—Yo no nos llamaría parejas — dice Megan —. No sé cómo nombrarnos, esto es difícil de explicar, no somos sus novias, aunque de cierta forma somos "suyas". Estamos para ellos, para "servirles" de alguna manera.

—¿A todos?

—No específicamente, digo, si Belcebú me pide algo por supuesto que le obedecería, aunque yo le sirvo específicamente a Astaroth.

—Somos mascotas, ¿bien? — dice Michelle —. Agramón lanza el palo y yo tengo que ir por él y llevárselo de vuelta.

—Se oye un poco denigrante llamarnos así, pero de cierta forma puede ser cierto — acepta Zoe —. Nosotras estamos a su disposición, cuando ellos quieren tenemos sexo... y ese tipo de cosas.

—Somos sus humanas — dice Megan —. Suena más... estilizado.

—Aunque no es tan malo — continúa Val —. En ocasiones hasta puedo decirte que es divertido.

—No le hagas caso, Val tiene una conexión única y demasiado fuerte con Belcebú, y por lo que vemos y creemos, el demonio término emparentádose con ella.

—¿Emparentarse? — cuestiono sin entender el verdadero significado de la palabra.

—¿Enamorándose? — me sugiere Michelle.

—Ah, entiendo...

—Por eso Val es la mas feliz de todas, y te intentará convencer de que esto no es una mierda.

—Pues yo tampoco siento que lo sea — inquiere Zoe —. Mira, tal vez esto no es una relación como la que cualquier chica de nuestra edad estuviese buscando, pero seamos realistas, los hombres de ahora sólo quieren sexo una noche y no vuelven a buscarte. Y si les gustó te buscarán, pero no puedes esperar otra cosa más que eso. Sexo. Así que, si lo analizas esto no está mal, ellos, tampoco van a darte el amor de telenovela que cualquiera quisiera tener, pero por lo menos no te dejan botada o esperando una llamada para un segundo encuentro.

—Además, sólo mira esto, te dan casa, comida, lujos, comodidades, y todo sólo por servirles. Y eso de servirles no te lo tomes tan real, son muy autosuficientes, no es como si se la pasaran todo el día tirados en la cama pidiendo cosas cada cinco minutos. Incluso no se la pasan demasiado tiempo aquí adentro — continúa Michelle.

—Para ser más específica y darte un mayor entendimiento... eres como la primera dama de un presiente, sólo que aquí serías de un demonio. En las fiestas que hacen eres su presentación, te vistes extravagante y sales junto a él, cuando se sienta con los invitados tú te sientas en sus piernas y punto. Eres una simple presentación. Mentalízate como una modelo.

—No creo quedarme demasiado — admito.

—¿Qué? — preguntan las cuatro.

—Es sólo que yo... ni siquiera debería de estar aquí, él me salvó, se lo agradezco muchísimo, pero yo no vine aquí como su humana, le dije que no quería causarle molestias e iría a otro lado.

—Pero... — sugiere Megan, sabiendo que hay un pero.

—Me dijo que debía venir aquí con él. Yo me negué, y fui a casa de una amiga. Pero las cosas se salieron de control, ella no estaba en casa y uno de sus agentes de seguridad intentó violarme... no sé cómo lo hizo, pero me salvó y me trajo aquí.

Todas intercambian miradas entonces, Megan se ha quedado con la boca abierta. Las demás tienen los ojos abiertos por completo y todas lucen sorprendidas.

—No lo creo... — dice Michelle.

—Ni yo — continúa Zoe.

—¿Qué pasa? — les pregunto.

—Esto es imposible, él no es de los que va salvando gente por ahí... mucho menos le ofrecería a alguien refugio sólo porque sí.

—Sólo me crucé en su camino, es todo.

—Hay algo más aquí, puedo verlo.

—En efecto, las cosas con él no pasan sólo porque sí.

Luego de un momento las cuatro empiezan a dar ideas, hacer suposiciones, y llenarme la cabeza de más dudas.

—¿Qué tanto cuchichean? — pregunta Larisa acercándose a donde estamos. Viene de brazos cruzados y nos mira seria.

—Nada — contestan todas.

—Pues yo oí perfectamente.

—Si oíste para qué preguntas — cuestiona Valary rodando los ojos.

—Mira, a mí no me hables así — comienza amenazante mientras se acerca de golpe a la chica.

—Y tú quien te crees, que no se te suba el humo a la cabeza, eres la humana de Lucifer, no él, ni su esposa, y mucho menos lo vas a ser. Además... yo que tú iba pensando en dónde voy a vivir ahora que me echen de aquí, porque veo muy posible que te reemplacen pronto.

Los ojos de la rubia se van en mi dirección, yo prefiero desviar la mirada, pues esta no es mi pelea y ni siquiera sé porque me nombran cuando no tengo nada que ver aquí.

—Que te quede algo en claro, niña — comienza Larisa haciendo a un lado a Val y caminando lo que falta hacia mí —. Lucifer es mío, y jamás va a ser tuyo, ni sueñes con ser su humana, porque eso jamás va a pasar.

—No tienes que amenazarme ni advertirme — contesto tranquila —. No tengo las intenciones de ser humana de nadie, no quiero robarte a tu demonio, descuida por eso, planeo irme ya mismo.

—Perfecto, ahí está la puerta.

La rubia da media vuelta luego de señalar la entrada, y se va victoriosa por donde llegó.

A mí me queda hirviendo la sangre, pude haberle dicho algo lo suficientemente bueno como para destruirla. Pero no quiero problemas, ni siquiera sé qué estoy haciendo aquí.

—Mi señor — le escucho decir con voz provocativa, y miro como se abraza al demonio de ojos verdes. 

—Ahora no, Larisa — niega quitando sus manos de encima y continúa el camino.

—¿No? — cuestiona ella.

—No. — niega rotundamente —. Megan, puedes prestarle algo de ropa a Ness, vamos a salir.

—Por supuesto — acepta ella, da la vuelta dándole la espalda y veo que su boca forma una O mientras me mira emocionada.

—Creo que debemos hablar... — digo yo en voz un poco baja.

—Lo haremos de camino.

—No, ahora.

El chico que mira con ojos ciertamente sorprendidos, seguramente porque no está acostumbrado a que nadie le lleve la contraria.

—¿Qué quieres decirme?

—Veo sano irme — comienzo —. Ahora, no quiero causar problemas, es temprano y creo conveniente buscar un lugar en el cual quedarme.

—Para nada — se niega.

—Eso suena estupendo — dice Larisa acercándose de nuevo —. Debería hacerlo, así está cómoda en otro lugar, y no te importuna en tu habitación.

—¿Te dije que brindaras tu opinión? — le cuestiona molesto ladeando ligeramente la cabeza.

—No, pero...

—Nada, ve a hacer algo, cualquier cosa. En cuanto a ti — me dice —. No te vas a ir, no quiero que el comentario de nadie de esta casa te afecte, tú estás aquí por mí, y nadie más tiene el derecho a cuestionar mis decisiones.

—No es por eso, es sólo que no quiero causarte problemas.

—No causas ningún problema, Ness, tú eres bienvenida aquí, sé que no tienes otro lugar donde quedarte, no puedes mentirme, así que quiero que te quedes aquí.

—Puedo buscar algo...

—¿Qué cosa? — pregunta cruzándose de brazos esperando mi respuesta —. Aquí claramente tienes escasas opciones. Una es volver con tu padre, cosa que veo tremendamente estúpida, la otra es volver a la casa de tu amiga, algo aún más estúpido y que de verdad espero ni siquiera tengas en mente.

—Puedo rentar un apartamento...

—¿Y puedo preguntar cómo piensas pagar la renta?

—Pues... — si, buen punto, no tengo ni un solo centavo en la bolsa... aunque ni siquiera tengo bolsas.

—Hagamos algo. ¿Quieres irte? Te daré dinero para que rentes un apartamento si es lo que quieres.

—Yo no quiero deberte más de lo que ya te debo, sólo quiero irme.

—Yo creo que deberías esperar más para eso... — dice Zoe en voz baja mientras se acerca mí —. Por lo menos unos días, acabas de llegar, y se ve que aún no estás del todo recuperada.

—¿Recuperada..? — comienzo sin entender de qué cosa debería recuperarme.

—Así es, se ve que aún estás vulnerable para salir a tu suerte de aquí — dice ahora Michelle poniéndose a mi otro lado.

—Pero yo...

—Por favor quédate — pide Val mirándome con ojos suplicantes mientras hace pucheros.

—Val, yo... — comienzo sonriendo por su cara tierna.

—Por favor.

—Y-yo... — no sé qué decir estoy rodeada por tres chicas y los ojos verdes de él están clavados sobre mí —. Está bien, me quedaré... pero solo unos días más mientras soluciono el problema. 

—Tu problema está solucionado, Ness — dice el chico —. Aquí estarás bien y segura.

(...)

—¡Es que no! — digo enojada y ciertamente desesperada —. No quiero mas gastos que tengan que ver conmigo, no quiero que compres nada.

—Ni siquiera tienes que ponerte...

—Pues lo sé, pero no quiero que compres ropa. Yo sólo quiero mis malditas cosas, mi ropa, mi todo.

—¿Qué propones entonces?

—Pues no lo sé, pero definitivamente no quiero que gastes nada en mí.

—¿Quieres ir a tu casa por algunas de tus cosas?

—¿Si te digo que sí me llevarás? Pensé que no querías que volviera ahí.

—No oficialmente, ni de forma que tu familia se entere.

—¿Lo harías?

—Si, pero tienes que apurarte y solamente recoger tus cosas.

—Si — acepto emocionada por poder recuperar algo de lo que me pertenece.

—Está bien, vamos — acepta a regañadientes y enciende el motor del Mustang.

El radio parece encenderse solo y una canción de Mayhem suena al instante, poniéndome los nervios de punta.

Aunque me tensa oírle, me quedo callada sin reprocharle, no hace falta nada para notar que ama escuchar este tipo de música, y no voy a llegar a cambiarlo sólo porque sí.

Intento concentrarme en lo que hay fuera del auto, miro las calles por las que vamos e intento pensar en algo que me aleje mentalmente de aquí.

Pero la música no me deja divagar, y en vez de distraerme sólo me llegan cosas perturbadoras a la mente.

—Te noto tensa — dice entonces y doy un salto en donde estoy.

—Estoy bien — digo intentando calmarme.

—¿Es la música?

—No importa, estoy bien — aseguro quitándole importancia al hecho de que su música me estresa.

Sin preguntármelo cambia la canción, se lo agradezco mentalmente hasta que empieza algo peor.

Gorgoroth termina de tensarme, y deseo bajarme del auto ya mismo.

—Mejor así — dice apagando el estéreo y dejándonos en silencio.

—Gracias — digo al fin aceptando quedarnos sin música.

—No es nada.

—Yo...

—¿Tienes algo que decirme?

—Creo que bastantes cosas... — confieso pensando por cuál empezar —. Lo primero que tengo que hacer es agradecerte, me salvaste la vida, de verdad no sé qué hubiera pasado de no ser por ti.

—No me gustan los agradecimientos, si hago las cosas no es para recibir nada a cambio.

—Lo sé, pero, todos esperamos por lo menos un gracias...

—Yo no, así que ni siquiera te molestes, no ha sido nada.

—Pues... bueno... — en momentos su hostilidad me confunde, pues con sus primeras acciones conmigo se veía bastante amable.

—¿Algo más?

—Amm, pues... aprecio que me dejes quedarme en tu casa, y de verdad espero no causar molestias ni nada parecido.

—Para nada.

—Y... ¿qué quieres que haga entonces?

—¿Sobre qué cosa?

—En la casa...

—Ni hablar. Tú no tienes ningún compromiso ahí adentro, no te preocupes por ello.

—Pero no quiero sólo estar ahí sin nada...

—Ya veremos después.

El chico entra a un callejón y detiene el auto, se voltea a mirarme por un momento y luego baja sin decir nada.

Me quedo en donde estoy sin saber qué hacer, ¿debo salir también?

No muy convencida lo hago, me acerco lentamente a él y me quedo callada esperando a que diga algo.

—¿Lista? — pregunta.

—¿Lista para qué?

—¿Para entrar por tus cosas?...

—¿Por aquí?... — cuestiono mirando en donde estoy parada.

—No querrás que entremos por la puerta, ¿o si?

—Bueno, no, pero...

—Vamos ya.

Me abraza sin decir mas, y antes de que pueda protestar o decir algo, siento todo moverse a mi alrededor y en un parpadeo estamos en mi habitación.

—Date prisa — pide soltándome, y del cambio tan repentino me tambaleo.

—Ya voy... — acepto intentando moverme de lugar sin terminar cayéndome.

Abro las puertas del closet y busco en el piso una maleta para meter lo más posible, aunque sé que será un poco imposible.

Pongo la maleta sobre mi cama y comienzo a descolgar lo que toman mis manos sin siquiera ver qué es lo que llevo.

Abro el silencio los cajones y saco tanto como mis manos pueden tomar. Aviento todo a la cama, algunas cosas caen dentro del bolso, otras fuera y otras caen al piso.

Mientras saco una maleta más pequeña oigo un ruido en la entrada, pero es tarde para cualquier cosa que quisiera hacer, los ojos de mi hermana están sobre mí antes de que yo pueda siquiera moverme.

—Shh, cállate — le digo en susurros antes de que grite mi nombre —. Cierra.

—No puedo creerlo, estás aquí — chilla en voz baja corriendo hacia mí.

—No por mucho, tengo que irme ya — le aviso separándome de ella.

Me volteo a ver al chico que me mira serio a un par de metros de donde estoy. Veo a mi hermana fruncir el ceño y mirar en la misma dirección que yo, sin embargo vuelve a mirarme extraña.

—¿Pasa algo? — pregunta.

—No... — respondo confundida —. Sólo divagué un momento, lo siento.

Regreso a donde estaba y hecho tantos zapatos como se cruzan en mi camino en la nueva maleta. Me apresuro a tomar mi teléfono del buró y meto en la bolsa de afuera de la maleta los audífonos y el cargador hechos bola.

—¿Qué haces? — me pregunta Sandra.

—Sólo vine por cosas, no puedes decirle a nadie que estuve aquí, de verdad.

—No diré nada — me promete acercándose —. ¿Pero qué ocurrió? ¿Por qué mi padre te sacó de aquí así?

Me quedo pensando un momento en decirle la verdad, pues aunque mi padre no merece discreción ni que guarde el secreto, no sé si sea una buena idea que mis hermanos se enteren de la verdadera razón.

—No debería decírtelo... Sandra, tienes que prometerme que no le contarás esto a nadie, de verdad. Ni Peter ni mis hermanas pueden enterarse de esto.

—Lo juro.

—Bien... papá pagó sus deudas conmigo — suelto sin detenerme un poco. Debo irme ahora y no hay tiempo para suavizar las cosas.

—¿Que hizo qué? — cuestiona sorprendida.

—Lo que oyes, me tomó por dinero y me entregó a dos tipos... estoy bien, alguien me salvó y... no hay tiempo de contar la historia, pero estoy bien.

—¿Mi padre hizo eso? — pregunta con voz dolida.

—Lo hizo, pero por nada del mundo puedes decirle que estuve aquí ni nada de lo que te dije, si empieza a buscarme... será su culpa no poder encontrarme ahora.

—¿Me juras que estás bien?
— pregunta con ojos tristes y preocupados.

—Te lo juro, ahora vete y no digas nada.

—¿Volveré a verte? — me volteo a mirar al chico en busca de respuesta a la pregunta de mi hermana, sin embargo éste desvía la mirada.

—Lo haremos — le aseguro abrazándola de nuevo —. Pronto. Ahora vete, te quiero.

—Igual te quiero — dice antes de salir corriendo del lugar.

—¿No puede verte? — pregunto.

—No si no lo quiero.

—Vámonos — pido tomando ambas maletas de la cama y acercándome al chico.

Me quita una de las maletas, vuelve a rodearme con un brazo y desaparecemos instantáneamente.

—Ponla atrás — pide echando el bolso a la parte trasera del auto.

Le obedezco y hago lo mismo, me abrocho el cinturón antes de que se eche a andar, y miro para todos lados esperando que nadie nos vea.

Aunque me parte el corazón no poder pasar más tiempo con mi hermana, me alegra por lo menos haberla visto un par de minutos. Tengo algunas de mis cosas por fin, y todo comienza a tomar un poco más de forma.

El corazón me da un vuelco cuando veo el auto de mi padre a metros, me quedo pasmada sin saber qué hacer, y comienzo a temer que me vea aquí.

Me agacho quedando fuera del alcance visual de papá, noto que el chico se voltea a mirarme confundido.

—Es mi padre — digo con voz temblorosa.

Eso basta para que su expresión cambie y tome característica más agresiva y de odio.

—Serás maldito con perder lo que más quieras — oigo que dice sin quitar la mirada de mi padre —. Y sin oportunidad de recuperarlo.

_________________
Holaaa. 💙
¿Cómo están mis lectores preciosos?

Espero que les esté gustando esta historia. 🖤

Les recuerdo que pueden ir a seguirme para recibir notificaciones de avisos que les dejo sobre esta y las demás historias que tengo. 👻

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro