Creo..

Pienso que cada Luna tiene un brillo divino... pero la mía era algo especial... solía salir a la ventana donde cada noche ella me abrazaba.

Nuestro encuentro era sumamente íntimo.
Ella susurraba a mi oído diciéndome que le dedicara el poema más bello de todos.

¿Qué poesía podría igualar tu color?

De todos los cielos en el universo en este eres mi lumbrera.
No comprendo como tanta belleza puede ser admirada por mis ojos.

¡Oh cielos! Dadme el valor para declarle mi amor, ¡sí! a ella que vuelve loco mis días.
Sulfuro del corazón..remueves mis entrañas esclava mía.

Te deseo tanto..
Tomame y no me dejes.. pero si he de morir que sea en tus nubes amada mía.

Conmovida la Luna no dejaba de llorar, ella era un misterio, de esos que no puedes resolver tan fácil. Todo un mapa por explorar.

Nuestra esencia se complementaba cuando salía para admirarla por las noches.

Era el planeta más exquisito pero no podía visitarla... sólo ver y soñar...

Recuerdo que en una de esas noches después de amarnos en silencio, tenía que despedirme...
No entendía como algo tan eterno nos separaba, ella no moría pero mi día si se acercaba.. pasaban los años...

Las horas...

Oscuridad...

La Luna recuerda con cariño mis palabras, decía que mi mirada era quien la hacia más fuerte.. Ella brillaba.

Ese día... la Luna se tornó negra y hubo silencio.

Mi suspiro se fue con ella, disperso.
Mis cenizas estaban en el aire... éramos ella y yo.

Me convertí en la única forma de poder estar con ella, renaci siendo la más hermosa de las estrellas.

Y de tantas y tantas, yo fui la más bella.

Cada noche de los lugares elegí la de ella..
Salíamos juntos y lo único que nos separaba era la gravedad.

Pero creía en el destino y ella terminó siendo el mio.