| Capítulo tres |
Era de noche y estaba rodeada de árboles, por lo cual no tenía una excelente vista y, debido a ello, se sentía muy angustiada. ¿Dónde estaba? No lo sabía. Ni siquiera tenía la más mínima idea. Por lo tanto, se puso a llorar de desesperación hasta perder las fuerzas y caer al pasto, lugar donde había unas bellas flores blancas que, inesperadamente, la calmaron un poco.
Sin embargo, después de un rato de quedarse observándolas con la poca luz de luna disponible, a sus espaldas comenzó a escuchar desgarradores gritos de auxilio que lograron asustarla demasiado, no obstante, lo que logró que su corazón latiera todavía más fuerte al punto de sentir que lo vomitaría, fue cuando reconoció que quienes gritaban eran sus padres, los cuales ya yacían muertos en un charco de sangre.
La chica gritó lo más fuerte que pudo y trató de correr hacia ellos, pero las flores blancas se enredaron en sus tobillos, ocasionando que cayera y no pudiese avanzar. Preocupada, volvió a dirigir fugazmente su mirada a donde estaban sus progenitores y nuevamente volteó a ver lo que la sujetaba con fuerza, dándose cuenta de que aquello no era nada más y nada menos que las manos de un joven rubio de aproximadamente su edad.
—Quiere venganza.
Al escuchar aquello, la azabache pudo ver cómo una joven idéntica a ella que estaba parada justo al frente, la ayudó a levantarse. De pronto la oscuridad se fue y junto con ella sus padres, sin embargo, debido a ello, pudo percatarse de que no estaba parada sobre flores, sino sobre dos cuerpos humanos sin mencionar al que la sujetaba. Sus manos comenzaron a temblar mucho, pero las elevó frente a sus ojos para confirmar lo que ya temía.
— ¿No es magnífico ser tú la que se manche las manos de sangre?
Marinette abrió los ojos y se sentó de golpe. Estaba sudando en frío y tenía tensa la mandíbula. Asimismo, estaba padeciendo taquicardia y el aire parecía no querer llegar a sus pulmones. Usualmente se le presentaban unas horribles pesadillas todas las noches, pero esta última verdaderamente la había dejado helada.
— ¿Te encuentras bien? ¿Qué sucede? —comenzó a interrogarla Chloé mientras prendía la luz, para después sentarse rápidamente frente a la azabache y sujetar sus manos con el fin de iniciar el ejercicio de respiración— Por favor mírame a los ojos.
Se encontraba asustada, pero aun así le hizo caso a la rubia. Ambas comenzaron a tomar aire por la nariz lentamente, contando hasta tres, después lo retuvieron la misma cantidad de tiempo, y finalmente lo soltaron por la boca. Estuvieron haciendo ese ejercicio por diez minutos, y cuando Marinette por fin se calmó un poco, procedieron a hablar.
— ¿Soñaste lo mismo de siempre?
—No —respondió la chica al borde de las lágrimas—. Esta vez no.
— ¿Quieres hablar de ello? —Chloé recibió instantáneamente un fuerte abrazo de su contraria, quien aceptó hablar del tema, pero aún temblaba— Está bien, cuéntame sobre tu sueño.
—Vi a mis padres —inició a relatar—, pero estaban muertos...
— ¿A tus padres? Pensé que no recordabas casi nada sobre tu pasado.
—En realidad recuerdo todo, absolutamente todo —confesó aferrándose aun más a Chloé—. Al menos ahora lo hago. Y no merezco ser tratada bien.
— ¿Qué? ¿De qué estás hablando? —Marinette se alejó de ella y se abrazó a sí misma, temerosa de reconocer la verdad auténtica.
—Soy una asesina. —enunció antes de echarse a llorar.
[...]
Había bastantes cosas en su cabeza, ni siquiera sabía cómo sentirse respecto a las palabras que habían salido de la boca de su amiga. De verdad no tenía ni idea de cómo se había metido en algo tan serio, pero eso le pasaba por andar queriendo ser buena persona, seguramente si su actitud fuese como en un pasado no tendría por qué estar pasando por eso y su vida sería más fácil. Pero ni modo.
Ahora sabía que el nombre completo de la azabache era Marinette Dupain Cheng, entre otras cosas que ésta le confesó, pero no abundó tanto. Todavía, y por obvias razones, tenía dudas, pero no quiso presionar a la chica; todo saldría a la luz en su momento. Sí, así sería.
Chloé decidió dejar a un lado el tema y mejor concentrarse en la cena de bienvenida que le tenía preparada a su mejor amigo de la infancia, el cual iba a llegar de otro país con una amiga con la cual ella, si bien no congeniaba tanto, la toleraba.
La reunión sería en el hotel, es más, Marinette iba a estar presente porque a pesar de todo, se había vuelto la mejor amiga de Bourgeois y quería que tanto ella como su mejor amigo se conocieran.
Con ayuda de la susodicha y de Luka, los tres jóvenes adornaron el lugar donde se daría el pequeñísimo, pero importante evento. Pusieron globos, un cartel de bienvenida y algunas flores y luces.
— ¿Qué sucede Marinette? —le preguntó Luka a la azabache, después de verla sentada en una esquina, seria y jugando con sus propios dedos.
— ¿Realmente tengo que ser parte de esto? —su mirada estaba fija en el suelo y la expresión de su rostro delataba lo ansiosa que estaba.
—Es una reunión muy importante para Chloé, y por lo que me ha dicho, tú también eres importante para ella y es por ello que quiere que seas parte de esta cena —aclaró—. Desde luego, si quieres puedo convencerla de que tú te quedes adentro y mejor se conozcan en otra ocasión, cuando estés más preparada.
—No —interrumpió—. Está bien. Si es por Chloé entonces lo intentaré.
—De acuerdo, pero no te pidas más de lo que puedes dar —pidió y luego cargó unas cajas—. Me alegra que mi chica tenga una amiga tan buena como tú.
El de cabello azul se marchó y dejó sola a la Dupain, quien al escuchar lo último se sintió algo triste y culpable. Era correcto que nunca haría algo para dañar a la rubia, pero sus pensamientos y sus demonios, como decidió nombrarlos, en ocasiones pensaban lo contrario, más ahora que estaban en peligro con esa información que dejó salir. Tenía miedo.
Inhaló y exhaló varias veces hasta tranquilizarse, cuando por fin lo consiguió, se levantó y se metió al cuarto. Aún escuchaba varias palabras, ruidos y quejidos al mismo tiempo, y eso la quería volver loca, así que decidió dibujar y ponerse audífonos con el máximo volumen con tal de desaparecer aquello que le aquejaba y mejor disfrutar un relajante momento lleno de música. Aunque sólo fue un poco, sonrió.
[...]
—Vamos ricitos de oro, no querrás llegar tarde con tu preciada amiguita. —bromeó una chica de ojos rasgados, jalando hacia ella misma al chico con el que iba.
— ¿Y por qué tanta urgencia? Pensé que no te gustaba que fuéramos con ella. —molestó él a la joven, observándola con los ojos entrecerrados.
—Eso es cierto —afirmó—, pero me gusta que sonrías, y lo haces mucho cuando nos reunimos con ella. Aparte, no me gusta llegar tarde, porque...
—Porque la puntualidad es indispensable, lo sé, Kagami, lo sé. —la chica sonrió y después dejó salir una sonora pero linda risa.
Ambos amigos recién habían llegado de Londres en la mañana, luego de haber estado ahí algunos meses debido a una competencia de esgrima, sin mencionar que al finalizar ésta, quisieron también aprovechar el tiempo y conocer mejor la capital de Inglaterra.
Tenían planeado llegar a París y descansar un día entero cada quien en su hogar, sin embargo, Chloé casi casi le había suplicado al chico, cuyo nombre era Adrien, que se vieran ese mismo día, así que los recién llegados aceptaron siempre y cuando fuera en la noche. Debido a lo mismo, Adrien le ofreció a Kagami que se arreglara para la cena en su departamento y que regresando de ahí, se quedara esa noche con él, cosa que la joven aceptó.
Así pues, el rubio se metió a bañar en lo que su amiga preparaba la ropa que se pondría para esa noche, cuando él salió, fue turno de ella para ducharse mientras él se vestía. Adrien y Kagami tenían quince años cuando se conocieron en el colegio debido a las clases extracurriculares de esgrima, y aunque ya habían transcurrido tres años desde eso, seguían siendo muy buenos amigos.
— ¿Ya estás lista? —preguntó el de ojos verdes, terminando de acomodarse su camisa negra.
—Por supuesto. —la morena hizo su aparición con un sencillo vestido rojo y una chaqueta negra, dejando con la boca abierta a su contrario.
—Vaya, te ves muy bien —halagó el joven—. ¿Entonces nos vamos, señorita?
—Vamos.
Los dos se subieron al carro y se dirigieron hasta el hotel Le Grand Paris, que si bien no estaba muy cerca, tampoco quedaba tan lejos. A petición del rubio, Kagami le marcó a la Bourgeois con el fin de avisarle que ya iban en camino; la rubia, emocionada, agradeció y colgó la llamada, no sin antes dar un pequeño grito de alegría que fue audible incluso para su amigo.
Posterior a recibir la llamada, Chloé fue a donde estaba Marinette para hacerle saber que ya estaban por llegar y para ver si ya estaba lista. Al escuchar aquello, la azabache sintió escalofríos y mantuvo su mirada en su propio reflejo, como si estuviera analizándose a sí misma; eso llamó la atención de Chloé.
— ¿Todo en orden? —le preguntó sujetando sus hombros desnudos.
—Sí, es sólo que estoy nerviosa.
— ¿Mucho?
—Pues tengo ganas de vomitar, pero... Estoy bien —declaró Marinette, pero esta vez ya viendo a la rubia—. ¿Me veo mal con esto?
—Para nada, elegiste un buen atuendo. El negro resalta el color de tus ojos.
—Chlo, ya están afuera. —avisó Luka asomándose por la puerta.
—Gracias amorcito, enseguida vamos —le hizo saber en respuesta, después se giró nuevamente hacia Marinette—. Los voy a pasar a la terraza, tú sal cuando te sientas lista.
—Sí, gracias.
Después de que la rubia salió del cuarto, Marinette se volvió a ver en el espejo. Detrás de ella estaba L, pero a diferencia de las demás ocasiones, no le decía nada, simplemente estaba ahí detrás de ella, como su sombra o guardaespaldas, daba igual el término.
Suspiró y decidió finalmente salir a donde aguardaban los demás por ella. Se había prometido cooperar para que fuera una linda noche para Chloé, quien a pesar de todo, se mostraba fiel a ella.
La azabache comenzó a dar pasos lentos, pero firmes hacia la puerta que daba hacia el balcón. Una vez llegó, giró la manija y salió. Primero vio a Chloé, quien formó una inmensa sonrisa al verla fuera, después vio a una chica japonesa, la cual la saludó con un gesto. Sólo faltaban Luka y el otro chico.
—Hola. Tú debes ser Marinette. —a sus espaldas dijo un hombre sonriente, con el cual se quedó atónita una vez lo vio.
—N-no, tú no pu-puedes es-estar aquí... ¡No! —gritó la azabache completamente asustada, justo antes de empujar a Luka y meterse para encerrarse en el baño.
Los cuatro restantes se miraron entre sí y corrieron detrás de la chica preocupados y confundidos, en especial Chloé y Adrien, quienes cruzaron miradas.
—Perdónenla, ella a veces es así —aclaró Chloé—. Dejemos que se calme, si no sale en un rato entro con ella.
—De acuerdo. —contestaron los invitados al unísono, para después seguir conversando acerca de otro tema.
Sin embargo, para Marinette las cosas no mejoraban en lo absoluto. No podía formular palabras, ni siquiera podía gritar, era como si su voz hubiese sido robada. También temblaba en demasía, abrazada a ella misma en uno de los rincones del baño y las lágrimas la tenían empapada casi por completo. Se sentía confundida, desesperada y en peligro.
<<¡Es él!>>
<<¡Es él!>>
<<¡Es él!>>
<<¡Estúpida! ¡Eso eres!>>
<<¡Mátalo ahora! ¡¿Qué esperas?!>>
<<Maldita perra, mejor muere.>>
<<Antes de que nos encuentre, ¡muere!>>
<<MUERE>>
El aire le faltaba, pero al contrario de estar preocupada por ello, le era indiferente, pues lo único que ella quería en ese momento, era morir, desaparecer de ahí. Era mejor la muerte que repetir una y otra vez lo mismo del pasado. Estaba mareada, pero como pudo se levantó y comenzó a buscar un objeto en específico en el botiquín de emergencias.
Todo le daba vueltas, no se sentía ella misma, era como si alguien más la estuviese manejando y ni siquiera reconocía dónde estaba. Quería acabar con todo eso. Quería acabarlo ya. Así que, al tanteo, encontró unas tijeras que también venían con una navaja y con ayuda de ésta, comenzó a hacer varios cortes profundos en sus muñecas, ocasionándose mucha pérdida de sangre. Ya no tenía ni idea de qué estaba ocurriendo, sólo quería morir. Parpadeó y al abrir sus ojos vio cómo dos sombras se acercaban a ella, después de eso, para ella todo se oscureció.
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¡Hey! Hola.
Antes que nada, discúlpenme por actualizar hasta ahora y no ayer en la tarde, es sólo que no me sentía motivada debido a un problema que ocurrió en mi familia, pero bueno, ya estoy aquí.
¿Cómo han estado? Realmente espero que esta última semana se la hayan pasado bien, así como espero que también tengan un lindo inicio de semana, jaja!
¿Qué opinan del rumbo que va tomando la historia? ¿Les gusta? ¿Tienen teorías? Cuéntenme, me gusta leer sus comentarios.
En fin, les doy mil gracias por tomarse el tiempo de leerme. Cuídense mucho.
Los quiere;
AllieGarcia9
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