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| Capítulo nueve |

Sinceramente no estaba segura de si estaba haciendo lo correcto, ¿pero qué importaba?, después de todo era algo que si bien no iba a solucionar mágicamente las cosas, quería hacerlo en el fondo de su corazón. 

Sacó papel de la pequeña bolsa que tenía el vestido que le había entregado Luka cuando escaparon del hospital, y se limpió las lágrimas de la cara para posteriormente sonar su nariz. Le costaba trabajo mantener calmadas sus manos, pues éstas estaban temblando como nunca antes. Asimismo, intentó mantenerse de pie y caminar por su cuenta pese a que su mente le estaba jugando chueco.

—Tengo que llegar pronto —se dijo a sí misma, posando su mano sobre la bolsa del vestido—. Sé que ahí estará.

Cuidándose de no toparse con nadie, fue corriendo a cierta dirección que tenía grabada en la mente debido a las múltiples veces que Félix le comentó, cuando apenas comenzaban a salir, que tenía una casa ahí. 

Esperanzada de no equivocarse, siguió caminando, con bastante miedo en su interior, hasta que se detuvo abruptamente al ver que Félix entraba al lugar junto con Kagami. Quiso escupir su propio corazón del coraje, preocupación y adrenalina que tenía. Esperaba de todo corazón que la japonesa saliera ilesa, aunque al mismo tiempo llegó a la conclusión de que quizá el primo de Adrien la había llamado para cobrar su venganza.

Una horrible punzada atacó su cabeza y todo le comenzó a dar vueltas. Tapó sus oídos y cerró los ojos con fuerza, pero de todas formas seguía sintiendo cómo alguien más se intentaba apropiar de ella y cómo jugaban con su mente; sentía que se estaba volviendo loca. 

Sollozó y se echó a correr hacia la casa de aquel sujeto que le había hecho la vida miserable, sin embargo, no abrió la puerta, pues antes de eso trató de escuchar atentamente la plática entre Félix y Kagami, aunque su cerebro en ese momento fuera un mundo de palabras, pensamientos e imágenes fusionadas. 

—Estoy completamente seguro de que Chloé Bourgeois sabe dónde está Esa. —comentó el rubio, ayudándole a la japonesa a quitarse el suéter. 

— ¿En serio se arriesgaría a encubrirla? Eso le podría acarrear varios problemas y, aunque lo parezca, no es tan tonta.

—Tienes un punto, pero recordemos que es la hija del alcalde y eso puede ayudarle a evitar ciertas penalizaciones, ¿no crees?

—No lo había pensado así... —aceptó Kagami, posando su mano sobre su barbilla— ¿Entonces cómo llegaremos a Marinette? Con el poder que tiene, la pudo haber ocultado en cualquier lado.

—No te tienes que preocupar por eso. 

— ¿Qué? —preguntó confundida y después de darle un sorbo a su café, Félix contestó.

—Cuando éramos niños Chloé nos comentó a Adrien y a mí que tenía un "lugar secreto"; nunca quiso enseñarnos cómo llegar a él, pero yo lo descubrí por mi cuenta y puedo asegurarte, Kagami, que es ahí donde tiene a Marinette. 

Los ojos de Kagami se abrieron por completo.

— ¿Qué es lo que más deseas? ¿Cómo es que piensas vengarte de ella? ¿Estás dispuesta a cualquier cosa?

—Estoy dispuesta a matarla si es necesario. 

—Perfecto, pero antes, por favor permíteme divertirme con ella tanto como pueda. —solicitó Graham de Vanilly, sonriendo macabramente. 

Marinette ya no pudo aguantar más y abrió la puerta con todas sus fuerzas, era como si se estuviese entregando a su peor miedo, pero ella sabía por qué lo hacía; no le daría a su ex pareja el lujo de jugar nuevamente con ella como si fuera una muñeca. 

Los otros dos voltearon a verla sorprendidos, en especial porque la Dupain sostenía un arma de fuego en sus manos, con la cual apuntaba directamente al chico.

—¡Kagami, detrás de ti hay una pistola! ¡Hiérela! —en un gritó le ordenó Félix a la de ojos marrones. Ella obedeció y tomó el arma, no obstante, fue incapaz de disparar.

— ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué mataste a mi hermano?! —empezó a reclamar Kagami al borde del llanto— Él no te hizo nada. Él... Él lo era todo para mí ¡y tú me lo arrebataste!

—Nunca fue mi intención, ¡ni siquiera recuerdo bien lo que pasó! Lo lamento tanto...

— ¡No! Te voy a matar —murmuró Kagami, apuntando a Marinette, pero empezó a titubear; sus manos iniciaron a temblar y cayó de rodillas—. No puedo... ¡¿Por qué no te puedo matar?!

—Si te puedo pedir un favor, llama a la policía y a una ambulancia. —suplicó Marinette, aún sin dejar de apuntar hacia Félix.

— ¿Qué? ¿Me vas a matar y después te vas a entregar? No seas patética. Tú me debes algo y lo voy a conseguir sea como sea, porque no voy a morir, viviré para hacerte sufrir. —enunció el de ojos verdes acercándose lentamente a la Dupain.

—No. Ya no volveré a ser tu juguete. eres el que va a perder  —aseguró la euroasiática, colocando la pistola pegada en su cabeza—, porque yo moriré y tú vivirás para sufrir. 

Una vez dicho eso, Marinette apretó el gatillo y cayó, ya sin vida, al suelo. 

Aún sin poder asimilar lo recién ocurrido, Kagami Tsurugi comenzó a gritar desesperadamente, asustada y sumamente impactada de ver machas de sangre alrededor del cuerpo de Marinette. Incluso le dieron nauseas y apenas podía respirar.

— ¿Por qué...? ¡¿Por qué no la heriste?! ¡Eres una inútil! ¡Tenía que hacerla sufrir! ¡Tenía que matarla lentamente por haber escapado y matado a mis padres! ¡¿Acaso tú me vas a dar todos los problemas que me dio esa perra?! —el Graham de Vanily perdió el control y dirigió su puño directo a la cara de Kagami, sin embargo, fue detenido por alguien. 

Antes de ver cómo se suicidaba Marinette, Tsurugi había logrado avisarle a Adrien que llegara al lugar junto con policías y ambulancia tal y como se le había pedido, por lo tanto éstos pudieron llegar antes de que Félix le hiciera pagar a Kagami por sus errores en el plan. 

Pasaron algunos minutos y tanto Chloé como Luka ya habían llegado al lugar del suceso también. El de cabello azul tenía abrazada a su novia, quien no podía parar de llorar al ver que, en efecto, su mejor amiga había logrado lo que tanto quería. 

Por su parte, Adrien ni siquiera sabía cómo se sentía, pero deseaba con toda su alma que todo, absolutamente todo fuese una mentira. El corazón le dolía y sus ideas estaban bastante confusas. No creería nada hasta hablar con su primo, con Kagami y ver... y volver a ver el pálido rostro sin vida de la chica que quería.

—Félix, ¿es verdad que tú hiciste todo..? —comenzó a preguntar Adrien algo decepcionado, pero fue interrumpido.

—Cállate. No sabes cuánto te odio. ¡Los odio a todos! ¡Ya suéltenme! —gritó Félix, tratando de liberarse del agarre de dos oficiales. 

—No podemos hacer eso. Según la declaración de la señorita Kagami Tsurugi y todo lo contado a través de una carta por la difunta joven Marinette Dupain Cheng, usted ha cometido delitos verdaderamente graves y necesitamos tenerlo encerrado y bajo vigilancia mientras investigamos todo y hallemos pruebas. —así pues, se llevaron a Félix.

Era veinticinco de agosto del 2021 cuando todo ocurrió. Era veinticinco de agosto el día que por última vez Marinette respiró. 


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¡Hola! 

¿Cómo están? Espero que muy bien. :3

Tal vez este parezca el final, pero aún falta el capítulo diez y el epílogo, sí que sí.

No diré mucho por ahora, me reservaré mis comentarios para más tarde, jeje... 

Los quiere;

AllieGarcia9

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