| Capítulo dos |
Había transcurrido una semana desde que la hija del alcalde de París decidió ofrecerle su ayuda a una jovencita desconocida, que apareció fuera de la cabaña que sus padres tenían en Estrasburgo. La familia regresó al hotel Le Grand Paris donde originalmente vivían, y le ofrecieron una recámara a la chica, pero finalmente, ésta terminó quedándose en la habitación de Chloé.
Los últimos días, la rubia se aseguró de que su nueva amiga aprendiera cómo estaba distribuido el hotel para que no se perdiese, asimismo, quiso sacarla a las calles de París para que se familiarizara con la ciudad, no obstante, Marinette se negó rotundamente, pues sentía que si se atrevía a salir, la estarían vigilando y buscarían hacerle daño.
La azabache, por lo mismo de que no quería toparse con tantas personas, casi no salía del cuarto, por lo cual, le subían la comida a éste y únicamente, aparte de Chloé, accedía a hablar con André y Audrey Bourgeois, aunque con los últimos no se sintiera tan cómoda.
Por otro lado, a pesar de ya no alterarse demasiado cuando salía a la luz el tema, Marinette seguía sin aceptar la posibilidad de asistir a terapia, pues argumentaba que ella no lo necesitaba; que lo que tratarían de hacer con ella en vez de ayudarla, sería lavarle el cerebro y controlarla de pies a cabeza. Simplemente no quería aceptar la ayuda.
Sin embargo, Chloé no se rindió y continuó buscando diversas maneras para convencerla de ir, de que nadie le haría daño, que al contrario, buscarían la mejor forma de ayudarla; y es que desde que se conocieron, se había percatado de el pésimo estado mental de Marinette. La chica siempre despertaba a la mitad de la noche gritando y con el cuerpo rígido, durante el día hablaba sola o tapaba sus oídos gritando que por favor pararan, sin mencionar que su mirada siempre estaba perdida, como en otro lugar.
Debido a lo anterior, la Bourgeois recurrió a llamar a su novio para que éste le ayudase a convencer a la chica, aún si eso significaba arriesgarse a que la susodicha se alterara al verlo, al fin y al cabo, aunque no lo conocía, de vez en cuando ella le hacía comentarios sobre que la rubia tendría que tener mucho cuidado y que no debería confiar en él.
—Marinette —llamó Chloé a la azabache, quien tenía la mirada en un punto fijo—. ¿Marinette?
—Perdón. ¿Qué pasó? —giró su cabeza para ver a quien le hablaba.
— ¿Cómo decirlo? —se preguntó a sí misma, entrelazando sus manos— En este corto tiempo que llevamos de conocernos te he tomado cariño...
— ¿Gracias?
—Espera, aún no termino de hablar —inhaló, exhaló, y dejó salir las palabras—. Te he notado mal. Es complicado ser espectadora de cómo sufres todos los días, pero es aún más complicado entenderte, porque no te abres lo suficiente y por ende no me es posible ayudarte. Por eso he hablado sobre ti con mi novio y lo invité hoy para que nos escuches a ambos y le des una oportunidad a lo que te pedimos —finamente confesó, para luego voltear a la puerta y continuar hablando—. Puedes pasar, Luka.
La puerta de la habitación se abrió y dejó ver a un joven alto, de cabello negro y azul, el cual caminó tranquilamente a las chicas y, al llegar con ellas, se puso de cuclillas para sonreírle a Marinette y presentarse.
—Mucho gusto Marinette, yo soy Luka. Me alegra por fin conocerte —la azabache frunció el entrecejo y volteó a ver a Chloé, molesta y algo asustada; al notar eso, el chico continuó hablando—. Puedes estar tranquila, no haré nada malo, al contrario, quiero que me consideres tu amigo.
—Es verdad, él sólo quiere ayudar. —mencionó la rubia.
—Hablando con mi novia me enteré de que tiendes a tener alucinaciones, y no está mal, el problema aquí es que te están jugando chueco y no te dejan tranquila, ¿es cierto?
—Eso creo...
—Considerando eso, dime, ¿por qué no quieres ir con una psiquiatra? Yo conozco a una que es muy buena y puede ayudarte a salir adelante.
—Ya había dicho esto antes, pero lo voy a repetir. Yo no estoy loca. —reiteró Marinette, temblando ligeramente.
—Y nadie está diciendo que lo estés —aclaró Luka—. Sin embargo, no estás en tus cinco sentidos y tanto Chloé como yo, queremos que mejores y tengas una enorme sonrisa en tu día a día.
—Así es. Me duele verte así, linda.
<<¡No los escuches! Ellos no te quieren. Te harán daño. No seas estúpida. ¡Reacciona!>>
—No. No quiero. —volvió a negarse, abrazándose a sí misma, mirando al piso.
—Si no lo haces —Luka le guiñó un ojo a su novia—, entonces no podrás continuar viviendo aquí.
— ¿Qué? —los ojos de Marinette se abrieron por completo y lágrimas amenazaban con salir de éstos.
—El que no quieras recibir ayuda y te pongas mal a diario le afecta mucho a Chloé, y ella, por más que quiera, no está en la obligación de cuidarte a ti. Ella también tiene una vida. ¿Quieres que algo malo le pase o separarte de ella?
—No, no quiero.
— ¿Entonces aceptas que te llevemos a terapia? —le preguntó el de cabello azul, levantándose y extendiendo su mano para que su contraria la tomara. Marinette cerró los ojos y suspiró, tratando de hacerles caso omiso a las voces que retumbaban en su mente, para después ver a Chloé y tomar la mano del novio de ésta.
—Está bien. Acepto.
La pareja sonrió aliviada, y Bourgeois abrazó al chico para agradecerle por haber hecho entrar en razón a la azabache.
—Llámale a Beata para confirmar la cita. Dile que no tardamos —le indicó Chloé a Luka, antes de acercarse más a Marinette y tomar sus manos—. Iremos en mi carro, así que no te preocupes por la gente. Ahora, ¿quieres entrar sola o prefieres que yo entre contigo?
—Por favor entra conmigo.
—Ok.
Una vez confirmado todo, los tres jóvenes bajaron hasta donde estaba el carro, se metieron a él y finalmente se dirigieron a donde la psiquiatra designada para Marinette daba consulta.
[...]
Al llegar de nuevo al hotel, los tres chicos subieron a la habitación de la rubia. Marinette había estado en silencio desde que salió de consulta, ni siquiera abría la boca para responderles a la pareja cada que preguntaban algo, simplemente se limitaba a mover su cabeza para darse a entender. Luka y Chloé se miraron algo confundidos y preocupados, no obstante, supusieron que de cierta forma era normal.
Una vez en el cuarto, la azabache corrió a encerrarse en el baño para llorar. Estaba muy confundida y no quería estar cerca de más personas, después de todo apenas lograba diferenciar lo real de lo que sólo estaba en su cabeza, y la razón era que las voces que estaba escuchando eran tan verdaderas que por más que quisiera no podía dejar de escucharlas, sin mencionar que se sentía mareada; todo le daba vueltas.
<<Estúpida, te dije que no fueras.>>
<<Gracias a ti nos quieren desaparecer.>>
<<Eres un asco. Te odio. Te odio. Te odio.>>
<<Aléjate de ellos, son nuestros enemigos.>>
<<Eres tan ingenua. Jugarán contigo.>>
<<Dale fin a esto.>>
<<Mátalos. Mátalos. Mátalos.>>
<<Muere.>>
—¿Marinette? —la llamó la rubia desde el otro lado de la puerta— Marinette, ¿estás bien? Ábrenos por favor.
—Sólo queremos charlar contigo. —intervino Luka. Chloé estaba a punto de sacar la llave del baño y entrar, cuando la débil azabache abrió la puerta y salió caminando directo a la cama, para acostarse y taparse con las cobijas hasta la cara. No obstante, Bourgeois se sentó a un lado de ella y la destapó un poco para poder acariciar el cabello de la chica.
—Tienes los ojos rojos. ¿Estuviste llorando, verdad? —la otra asintió— No te preocupes, ya estamos en casa.
Luka se quedó observando la escena recargado en la pared; estaba preocupado, pero tenía esbozada una sonrisa serena. Su novia había cambiado mucho desde que se conocieron. Antes era una niña mimada que parecía no preocuparse por nadie más que por ella misma, pero él nunca se rindió y quiso buscar más a fondo de ella, para demostrar que era una persona sumamente valiosa y buena, y asegurarle a la chica que no tenía nada de malo dejar salir la fragilidad, pues ésta volvía más que bellos a los seres humanos. Y con la manera en la que Chloé se estaba comportando con esa tal Marinette, se sentía orgulloso y cada vez más enamorado. Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sonó su celular. Ya habían llegado los medicamentos de la azabache, así que le avisó a las chicas y salió para recibir las cajas de las pastillas.
Mientras tanto, Chloé logró que su contraria se sentara e hiciera ejercicios de respiración junto con ella para que lograra despejarse y sentirse más calmada. La flaca no refutó, sólo seguía los pasos que se le indicaban y poco a poco, la ansiedad que tenía hasta el tope, cedió a desaparecer casi por completo. Al notar eso, la rubia sonrió y la felicitó dándole un fuerte abrazo.
—Muy bien Marinette. Trataré de hacer esto contigo todas las veces necesarias, pero si no estoy y necesitas hacerlo, no lo dudes, hazlo, te servirá.
—Gracias Chloé.
Ambas chicas voltearon hacia la puerta debido a que ya había regresado Luka, quien traía una bolsita de plástico en donde venían algunas cajas de fármacos que había recetado la psiquiatra. Rápidamente, el joven le hizo entrega de éstos a Chloé y a Marinette le ofreció un vaso con agua. Entonces, la rubia comenzó a explicarle a su amiga para qué servía cada pastilla y las dosis que debería tomar al día, no sin antes recordarle que, al menos al inicio, la encargada de todo eso sería ella para no tener "dificultades".
—Bueno chicas, ya me tengo que ir al trabajo —avisó el de cabello azul, dándole un corto beso a su novia y alborotando el cabello de la amiga de ésta—. Espero que nos veamos pronto y te sientas mejor con eso, Mari. Adiós.
—Ahora que ya se fue —comenzó a decir Chloé—, es hora de que te tomes esto.
La rubia le hizo entrega de las pastillas necesarias en ese momento a Marinette, quien se quedó observándolas no muy convencida.
— ¡Vamos! Tómatelas —animó—. Aunque los cambios en tu estado de ánimo y la desaparición de esas alucinaciones se comiencen a notar aproximadamente dentro de una semana, es necesario que te las tomes ya para que hagan efecto. Ya verás que estarás mucho mejor después de esto.
—Está bien... —aceptó aun sin estar segura. Se metió las pastillas a la boca y tomó agua para pasárselas, cosa que hizo sonreír a Chloé, al menos hasta que se percató de que a su novio se le había olvidado el celular.
—Perdón, tengo que alcanzar a Luka para darle su celular. ¿Te importa si te dejo sola? —Marinette negó y la rubia salió corriendo. Cuando por fin se quedó sola, escupió en su mano una de las pastillas, el Clopsine, y corrió por papel para envolverla y tirarla al bote de basura.
<<Bien hecho. No te la tomes nunca más. Quieren lavarte el cerebro y separarnos.>>
—No lo haré. —le respondió Marinette a L, su amiga, quien estaba vestida de negro con rojo y la abrazaba por detrás.
Finalmente llegó la noche y las chicas decidieron cenar en la terraza una pizza y un refresco. La hija del alcalde tenía música puesta, ya que le gustaba escuchar canciones antes de dormir y parecía ser que a la azabache también.
De vez en cuando Marinette se quedaba ida y estática, así como también habían ocasiones en las cuales parecía susurrar cosas y movía de un lado a otro su cabeza, como si quisiera ahuyentar a una mosca. Por lo tanto, iniciaría una conversación que la sacase de su propio mundo, pensó Chloé.
— ¿Sabes? Tengo un mejor amigo que, después de haber estado en Londres, mañana llegará a la ciudad —enunció, logrando captar la atención de Marinette—. Él siempre ha estado para mí incluso en mi peor versión.
—Creo que eso es... lindo.
—Sí —afirmó antes de comenzar a reír—. Ahora mismo lo considero un hermano, pero admito que cuando éramos más jóvenes me gustaba y mucho.
—Pero ahora tienes a Luka.
—A quien amo con todo mi corazón —comentó—. ¿Tú has tenido novio, Marinette?
—Sí.
—Cuéntame acerca de él. —pidió Chloé, atenta a su amiga.
—No es algo que quiera traer a mi memoria. —respondió con un tono de voz sombrío, dejando confundida a la rubia.
—Vayamos a dormir. —atinó a decir y ordenó todo el desastre que habían hecho. Cuando Marinette por fin cayó rendida, Chloé tomó su celular y le comentó lo ocurrido a Luka. Tendrían que investigar más acerca del pasado de la chica.
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¡Hola chicos!
¿Saben? Curiosamente estoy disfrutando muchísimo hacer cada capítulo, pese a que de repente me sienta rara y como si estuviera flotando mientras que todo lo que pasa a mi alrededor se vuelve lento, Idk JAJA!
Como sea, espero que se encuentren perfectamente bien y tengan una lindísima semana. <3
Muchas gracias por leerme. Espero que mi escrito en serio sea de su agrado.
Los quiere;
AllieGarcia9
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