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Monster

Jungkook siempre había sido un niño tranquilo y educado, cada que asistía al preescolar iba con sus zapatitos bien lustrados, peinado y su uniforme impecable, todo lo contrario a sus compañeritos que en menos de lo que cantaba un gallo ya estaban echos un desastre.

Mientras ellos jugaban las atrapadas o al fútbol, el prefería jugar con las niñas a las muñecas. No le gustaba causar escándalo y prefería quedarse donde no se ensusiara y pudiera comer con tranquilidad su almuerzo.

Por eso ese día después del fin de semana cuando estaba acomodando a los niños en fila para los honores; se sorprendió al notar las terribles marcas que poseía el infante en su cuerpo. Lo había tomado del brazo para guiarlo a su lugar, pero el pequeño había soltado un quejido de dolor que la había asustado y preocupado.

Al finalizar las clases se quedó esperando como era costumbre a los padres de los niños para que los retiraran, pero estaba esperando específicamente a la madre de Jungkook.

—Muy buenas tardes maestra.

Irene, la maestra a cargo del pequeño Jungkook asintió llamado al niño que se divertía con sus compañeros jugando en el sube y baja, cuando el menor noto a su madre salió corriendo a abrazar sus piernas.

A Irene le causaba ternura y preocupación.

—Disculpe señora Jeon —la mujer que sostenía la mini mochila de su hijo la observó —. Mientras se estaban organizando los honores y trataba de guiar a Jungkook a su lugar; me percate que tiene muchos moretones en su cuerpo, ¿sabe que es lo que lo está causando?

La mirada sobre su persona le hacía sentir nerviosa, tenía una mirada pesada y fría al observarla, como si estuviera muerta en vida. La mujer observó el cuello arrugado del pequeño y solo se dio media vuelta sosteniendo la pequeña mano del niño.

—Esta enfermo.

Pero Irene no se lo creía.

Una pena que no estaría para saberlo, porque al día siguiente Jungkook ya no asistiría. Lo habrían dado de baja.

—Mami, extraño a la señorita Irene, ¿cuando iremos a la escuela? Quiero jugar.

Era otro día en la casa de los Jeon y desde hacía una semana que había retirado a Jungkook del prescolar y todavía no estaba registrado en otra escuela; sus días se la pasaba viendo caricaturas y dibujando haciéndole compañia a su madre.

—No podemos Jungkook, luego te registrare en otro kinder y harás nuevos amiguitos.

Jungkook sonrío sin despegar la mirada de su dibujo. Quería muchos amigos, así como Hoseokie, su vecino de al lado.

—Quiero amigos que me defiendan del monstruo.

Al escuchar eso el cuerpo de la mujer castaña empezó a temblar, aquel cuchillo con el que estaba picando verduras se deslizó cortándole parte de piel del dedo.

—Maldición —susurró dejando el cuchillo en la mesa.

Agarro un trapo y empezó a limpiar las gotitas de sangre que habían caído en la tabla de picar.

Jungkook solo veía como su madre respiraba muy agitada con lágrimas cayendo de los ojos, siempre veía a su mami llorar, pero fingía que no la veía para no ponerla más triste, antes creía que era normal que las personas llorarán todos los días, pero cuando le pregunto a sus compañeros, ellos dijeron que no y le llamaron raro. El no era un raro.

Sonrío hacía su dibujo ya terminado dejando su lápiz en su bolsita de colores, era el con todos sus amigos nuevos clavandole un cuchillo al espantoso monstruo, así nunca más saldría en las noches a espantarlo y hacerlo llorar.

—Mami, ¿crees que mis nuevos amigos me ayuden a derrotar al monstruo? —una tierna sonrisa se asomo por sus labios agrietados.

La mujer quedó muda observando el dibujo en silencio.

El sonido de la puerta de la casa abriéndose llamó la atención de ambos, especialmente de la castaña que inevitablemente su cuerpo empezó a temblar.

—Jungkook, ve a tu cuarto.

El pequeño asintió llevándose su bolsita de colores y su dibujo a su habitación.

Al pequeño Jungkook no le gustaba cuando se oscurecía, le daba miedo y no podía ver nada, tampoco le gustaba que cuando se quedaba dormido aparecía ese monstruo en su cama para hacerle cosas malas.

Él era un monstruo malo, no era como los demás monstruos que veía en la televisión. Él era más malo que ellos.

Se cubrió con su cobija de Ironman hasta la cabeza, desde hace unos minutos su mami estaba llorando muy fuerte, estaba muy asustado y quería que su mami no estuviera así. No le gustaba.

Tragó saliva cuando escucho la puerta siendo abierta para segundos después ser cerrada, su cuerpo había empezado a temblar, esos pasos se oían como el del monstruo.

¡El monstruo le haría daño de nuevo!

Las lágrimas habían empezado a caer de sus mejillas mientras le rogaba a diosito que su manta protectora lo protegiera de aquel terrible monstruo.

Pero parece que Dios estaba muy ocupado...

Su cobija había volado por la oscuridad de la habitación, tenía frío y miedo, había quedado desprotegido de ese aterrador monstruo. Jungkook solo se hizo bolita escuchando la pesada respiración de ese ser maligno, no quería que se le acercara.

Sus pequeños puños se apretaron cuando sintió las terribles garras del monstruo tomar su cabello, el cabello que su mami cuidaba con mucho cariño.

Lloró y gritó tratando de apartarse, pero no podía hacer nada, solo era un niñito indefenso en manos de un aterrador monstruo, ¿qué podía hacer?

—¡M-mami!, ¡ayudame mami! ¡El monstruo! ¡Es el monstruo!

Pero su mamá nunca llegó.

Jungkook era un pobre niño.

Uno el cual el monstruo se iba a comer.

Uno el cual sería utilizado como diversión para el monstruo.

El monstruo necesita con que divertirse.

Y que mejor con un niño como Jungkook, tan tierno y tan bonito...

Oh pequeño Jungkook, eres tan bonito que hasta los monstruos te quieren invitar a jugar.

—¡Sueltame!

El pequeño Jungkook debería saber ya que al monstruo no le gustan las patadas, porque si le dan patadas el monstruo se enoja y empieza a dejar marcas. El monstruo solo quiere jugar, pero Jungkook es un niño malo, así que lo tiene que castigar, aún si eso le hace botar sangre y vomitar.

Así son las reglas del monstruo, si obedeces y no te portas mal, nada malo te va a pasar, porque el monstruo solo quiere jugar.

Y al parecer la señora Jeon se había portado más mal que el pequeño Jungkook, tanto que el monstruo ya no quiso jugar con ella y la obligó a jugar a las escondidas dentro de la bañera.

Jungkook solo gritaba, el monstruo estaba comiendo su boca y abriéndolo a la mitad. Jungkook no quería ser partido de nuevo, dolía mucho y no podía caminar, por eso no podía jugar las atrapadas con otros niños.

Jungkook quería que el monstruo se aburriera y lo dejara, sabía que cuando el monstruo pegara un grito feroz todo se habría acabado. Pero no sabía cuándo gritaría, solo podía ver oscuridad entre sus lágrimas y las uñas del monstruo aruñarle el trasero. Su mami había dicho que no debería ser tocado ahí.

Pero al monstruo no le importaba.

El monstruo solo quería jugar.


Min Yoongi era uno de los psiquiatras que trataba con pacientes especiales, a veces llegaba ser muy agotador, pero el trabajo era trabajo, y el solamente había estudiado eso para ayudar a su hermanito Jimin.

Jimin era un niño de doce años que estaba a su cuidado después de rogar a lás instalaciones.

Había tenido suerte.

Sonrío sorbiendo la poca de agua de su botella antes de caminar por el jardín del lugar, deteniéndose específicamente en un chico de no más de quince años dibujando en su cuaderno. Siempre lo veía solo, excepto cuando el llegaba a hacerle compañía, parecía que era el y su compañera Rose con quiénes no se ponía nervioso.

Si no mal sabía; el había ingresado hace tiempo por psicosis, recuerda haber leído que lo había desarrollado después de sufrir constantes abusos que lo llevaron a caer en drogas y más, era realmente triste, pero cada día parecía mucho mejor, era un avance.

—Hola Jungkook, ¿qué dibujas?

Preguntó con curiosidad observando unas figuras de bolitas y palitos, había una gran mancha oscura que estaba siendo tallada con fuerza por el crayón negro, alzó una ceja tratando de descifrar aquello.

—Es patito Jimin.

Yoongi abrió los ojos con sorpresa cuando el pelinegro empezó a escribir el nombre de su hermanito arriba del monito que estaba en un rectángulo.

—¿Quieres saber que está haciendo? —Jungkook se había quedado viendo a una abeja que había pasado enfrente de el con asomobro.

—Claro.

—Jimin está en su cama —respondió después de perder de vista a la abeja.

Yoongi asintió observando como el muchacho sacaba el crayón azul de su caja y empezaba a trazar líneas en lo que parecía ser el rostro de Jimin.

—Jimin está llorando.

La mueca de confusión de Yoongi le llamo la atención a Jungkook, quién solo río divertido como un niño pequeño.

—¿Y por qué llora?

Jungkook se quedó callado sacando el crayón rojo y guardando el azul, empezado a dejar manchas rojas en la parte baja de Jimin.

—Porque el monstruo lo hizo llorar, Jimin no se porto bien y el monstruo lo castigo.

El rostro de Yoongi palidecio observando el dibujo por unos segundos más, rápidamente salió corriendo de ahí llamado la atención de los otros enfermeros y enfermeras.

—¿Qué le pasa a Min?

Jungkook solo sonrío.

Si Yoongi se hubiera quedado más tiempo hubiera podido ver cómo Jungkook escribía su nombre arriba de esa mancha oscura.

Jungkook se sentía sucio, pero el monstruo que lo había acompañado desde que era niño le decía que en la noche podía transformarse en un monstruo y limpiarse la suciedad con la pureza de Jimin.

Jungkook estaba feliz, ahora entendía porque el monstruo iba a su habitación en las noches.

Aunque no le gustaba hacerle daño a Jimin, él era tierno, era como el.

Pero no debía preocuparse, cuando Jimin crezca podía limpiarse al igual que el.

—¿Quieres visitar a patito hoy?

Jungkook hablo a la nada con la mirada perdida.

—No puedes, Jimin está cansadito. —frunció el entrecejo —¡Que no puedes! —gritó con frustración tirando de sus cabellos —¡Ayer fuimos! ¡Patito no está bien!

—¡Enfermeras, el paciente está teniendo un ataque!

El monstruo no estaba contento.


final

La mayoría de los abusos sexuales se produce en el entorno familiar y alrededor de 15 o 20% es ejercido por personas relacionadas con los menores y que ejercen un poder, bien por ser su educador, tutor, entrenador o monitor.
Se calcula que entre el 10 y el 20% de los adultos sufrieron algún tipo de abuso sexual durante la infancia. Pocos se denuncian, y en estos casos, el 70% no llega ni siquiera a juicio oral, según un informe de Save the Children.

Referencias utilizadas:

https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-76062006000100006

https://www.fundacioorienta.com/es/abuso-sexual-en-la-infancia-consecuencias-psicopatologicas-a-largo-plazo/

Más otros portales de noticias que registran los abusos sexuales en menores este 2022.

Que te atraigan los niños siendo tú un adulto NO es una orientación. Es pedofilia. Ve a terapia.

Agosto 2022

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