Pov Arellys

Regresamos al campamento en profundo silencio, creo que ambos estabamos inmersos en nuestros pensamientos.

Bajé la mirada por casualidad y no pude evitar sonreír al ver nuestras manos entrelazadas, encajando perfectamente la una con la otra como si solo hubieran sido hechas para estar juntas.
Apreté el agarré llamando la atención de Peter solo por un momento, nos miramos a los ojos transmitiendonos todo sin pronunciar ni una sola palabra y eso es lo que más amaba de Peter, que no debíamos hablar para comunicarnos.

Cuando llegamos a nuestro destino, Peter fue directo al grupo de chicos que intentaban separar a sus compañeros, yo por mi lado decidí ignorar ese pequeño embrollo, por lo que caminé hacia uno de los troncos frente a la fogata que ya estaba encendido.

-¿Arell? ¡Cuánto tiempo!-giré apenas mi cuerpo para encontrarme con Archie, el chico pelirrojo del bosque.

-¡Arch!-me paré siendo abrazada por él casi al instante sin poder evitar corresponderle.

-¿Qué haces aquí?-preguntó cuando ya nos separamos y nos habíamos sentando.

-decidí escuchar a mi corazón-miré con disimulo a Peter.

-No-dijo sin creerlo-¿Están juntos?

-se podría decir que sí, sólo que algo acaba de molestarnos... Archie, Peter está muriendo-admití con profundo dolor-creo que me decidí demasiado tarde.

-Jamás es tarde para el amor-tomó mi mano apretandola suavemente en señal de apoyo.

-muy bellas palabras, Archie-el ojiverde se apareció justo a nuestro lado-pero te recomiendo no coquetear con mi chica-si pudiera, Peter lo hubiera matado con la mirada.

-lo siento Pan-se levantó y se fue hacia otro lado.

-eso fue muy grosero, Peter-lo regañé.

-no me importa, no si es por ti-se agachó a mi altura y acarició mi mejilla con su pulgar-tú eres mucho más valiosa que todo el oro del mundo y no me voy a permitir el volver a perderte.

-amor...-tomé su rostro con mis manos e hice que se levantará hasta que nuestros rostros estuvieron frente a frente y uní nuestros labios en un beso, sentí como Peter pasaba sus brazos por mis costados hasta dejarlos en, yo supongo el tronco en el que estaba sentada para poder apoyarse, mientras mis manos se perdían en su cabello.

Al faltar el aire nos separamos con un leve chasquido de labios, nuestras miradas no se separaron en ningún momento, o eso pensaba hasta que llegó Félix.

-¿Qué acaso no te cansas de interrumpirnos?-preguntó Peter un poco exasperado.

-no, es divertido-sonrió con picardía.

-¿Para qué me interrumpiste?

-los pieles roja piden hablar personalmente contigo, no llegamos a un acuerdo-se puso serio.

-luego lo arreglo-le quitó importancia-vete a cocinar.

....

Cuando la luna estuvo en su punto más alto, los niños perdidos se pusieron sus disfraces que consistían en capas de colores oscuros y un poco mas llamativos que sus ropas de todos los días, junto con máscaras hechas a mano en forma de rostros de diversos animales.

Empezaron a bailar al ritmo de una música que parecía que sólo ellos podían escuchar, pues en el ambiente para mis oídos no se percibía ninguna melodía.
Fue cuando mi mirada cayó en Peter y en la zampoña en sus manos, ¿Él estaba tocando? ¿Por qué no podía escucharlo?
Su mirada inquisitiva se encontró con la mía y levantó una de sus cejas, dándome a entender una pregunta de su parte sin ser articulada ¿Qué pasaba?

Decidí levantarme y caminar hacia él, me senté a su lado apoyando mi cara contra su hombro, mientras el seguía tocando la zampoña.
Levanté la mirada encontrandome con la suya, la comesura de su labio se alzó en una pequeña sonrisa de costado dedicada a mí.

-Peter ¿Por qué no puedo escuchar la flauta?-pregunté cuando dejó de tocar para tomarse un descanso.

-resulta que es mágica-pasó un brazo por mi cintura-solo la oyen quiénes se sienten, solos, perdidos y con falta de amor, que no sienten que su mundo sea el lugar adecuado para ellos.

-¿Tú... tú la oyes?-pregunté con temor.

-antes si, pero cuando te conocí de apoco se fue apagando para mí, ahora solo percibo apenas un murmullo.

-prometo que dejarás de escucharla, haré lo imposible para que encuentres tu camino y te sientas amado-ahora fui yo quién acarició su mejilla- y te lo mereces porque todos merecemos ser amados en nuestra vida, por más mala o buena que sea.

-eres demasiado buena conmigo y me pregunto ¿Qué hice para merecerte?

-no lo sé-me encogí de hombros con una sonrisa juguetona en los labios.

-de todas formas no deberíamos seguir con esto, siento que cuando me vaya...

-no, no quieras seguir con ese tema porque no conseguiras pararme-tomé su mano-sí, te irás pero al menos lo harás sabiendo que alguien te amo como te lo merecías.

-tú y yo tenemos algo pendiente-quisé preguntar a que se refería, pero no hizo falta cuando nos hizo aparecer en su cabaña y me atacó con un beso apasionado.

La cosa fue subiendo de tono al punto en que el ya me encontraba en su cama con el sobre mí apunto de demostrarnos todo lo que no pudimos la noche pasada.

Esa noche me dormí llena de paz, haberlo hecho con Peter fue como si volviera el tiempo atrás porque se sintió como la primera vez, incluso se sintió mejor que cuando lo hice con Dylan. Peter fue muy dulce y atento conmigo, siempre intentando no ser brusco.
En resúmen me hizo sentir como una reina o una muñeca de procelana, me hubiera gustado haberle dado eso tan importante que tenía a él, pero en aquel entonces creía que Dylan era el indicado y aunque él no me lastimó en ningún momento, ahora siento que Peter lo era.

No quería pensar en que un día él no iba a estar porque sé que entonces me derrumbaría  no pudiendo seguir y es que siento que debo ser fuerte por Peter y por mí, sino ambos caeremos en el abismo.