The Promise.
La promesa.
Cuando Dipper abrió los ojos lo primero que se encontró fue al menor de los Cipher jugando Pocker con el pretendiente de su hermana sobre su estómago.
—¿Se puede saber qué hacen? —preguntó confundido frunciendo ligeramente el ceño.
El menor miró al rubio medio adormilado quitando algunas cartas de encima del chico.
Ese día el viaje lo había dejado demasiado agotado por lo que apenas le entregaron la tienda a los hermanos Cipher y se había hecho el cambio de compañeros el castaño no había podido evitar echarse una siesta antes de la fogata que la escuela tenía planeada.
—Jugando Pocker —le contestó Xólotl—, duh.
—Sí, sobre mí —le respondió sacudiéndose las cartas que quedaban de encima—, pero, ¿por qué? —preguntó confundido.
—Oh, porque Bill me mandó un mensaje diciendo que no podía creer que hubiera cambiado a Will por ti y que estaba aburrido por tener que compartir la tienda de acampar contigo —le respondió sintiendo un fuerte golpe por parte de mencionado—, rayos.
—Oh —fue lo único que atinó a soltar Dipper sintiendo un fuerte dolor en el pecho—, ya veo.
El castaño bajó la mirada, intentando de no ver a Bill, probablemente empezaría a llorar si lo hacía.
—No fue así cómo pasó —intentó aclarar el rubio.
—No... —murmuró el chico interrumpiéndolo—, no te preocupes... lo entiendo —dijo sintiendo un nudo en la garganta, tenía que salir de ahí o se pondría a llorar a mares frente a Bill y no tendría una excusa para ello.
El menor se levantó dispuesto a salir de la tienda de campaña mientras Bill lo miraba apenado.
—Iré a tomar aire... para que ustedes puedan jugar tranquilos —les dijo tratando que su voz no se quebrará mientras salía corriendo de ahí.
Cuando el menor abandonó la tienda de acampar Bill volvió a golpear a su amigo, está vez más fuerte que la anterior, bastante enojado.
—¿Qué te pasa? —le preguntó molesto—, Dipper no tenía por qué enterarse del mensaje, imbécil.
—No lo sé —el chico se encogió de hombros—, tú fuiste quien escribió el mensaje.
—Y te lo escribí a ti específicamente para que Dipper no se enterará —le regañó viéndolo mal—, si hubiera querido que se enterará se lo habría gritado o yo qué sé.
Su amigo no dijo nada ante esto.
—Mientras de seguro lo hice sentir mal —añadió irritado—, gracias Xólotl, ahora volverá a ser un imbécil conmigo.
—Que malo, ni siquiera te preocupa haberlo hecho sentir mal sino que va a molestarte otra vez —le dijo su amigo y Bill se sintió mal ante ello—. Y si lo piensas bien, no sé porque me culpas, digo, tal vez si no hubieras actuado como un idiota no habría pasado, si te hubieras ahorrado el comentario de "me aburre estar con Pines, vamos a jugar" y sólo me hubieras invitado a jugar nada de esto hubiera pasado. Ni siquiera es como si Dipper te estuviera molestando o algo, tengo entendido que incluso ha sido amable contigo de manera genuina en los últimos días y honestamente estaba durmiendo, tampoco le diste una oportunidad de que hablaran o algo.
—Ugh —el rubio volvió a golpear a su amigo odiándose internamente por su actitud—, cállate.
—¿Y por qué me pegas? —le cuestionó el de cabello negro.
—Porque odio que tengas razón —respondió de mala gana.
—Incluso te había pedido disculpas, ¿o no?
Bill se cubrió el rostro sintiéndose mal y a decir verdad bastante avergonzado de sus acciones, él era el verdadero imbécil.
—Ugh...
—A menos de qué... mmm —el chico pareció pensarse algo.
—¿Qué te pasa ahora?
—A lo mejor todo esto es un plan malvado para que te enamores de él y te desconcentres en clase y te gané como el mejor de la clase —murmuró Xólotl más para él que para Bill.
—¿Qué? —preguntó confundido.
—Sí, ya sabes, como en Glee —le respondió pensativo.
—¿En serio crees que Dipper quiere que me enamoré de él para hacer eso? —cuestionó antes de soltar una risa—, ¿además de donde sacas enamorar? Dipper a lo mucho quiere ser mi amigo y lo dudo, que tontería.
—Dije enamorar porque me recuerda a algo que vi anoche, y no es una tontería, pasó en Glee ¡dos veces! Cuando Jessie se lo hizo a Rachel y luego cuando Will le hace eso a Sue para romperle el corazón porque ella siempre es mala con los chicos —le explicó con seriedad—. Tal vez tú eres Sue o Rachel.
—¿Pero enamorarme?
—Tal vez sólo lo está haciendo para confundirte —le dijo encogiéndose de hombros—, ¿de qué otra manera explicarías el cambio drástico de actitud?
—¿No hace un minuto lo estabas defendiendo? Tal vez tenías razón y sólo quiere ser amable uno y dos, en serio no puedo creer que estés viendo Glee —continuó el rubio.
—Mabel me la recomendó, ella piensa que la veo en serio pero en realidad sólo la veo para reírme de lo ridículas que son las situaciones —dijo soltando una carcajada—. Digo, uno de los chicos creyó embarazar a su novia por bañarse en un jacuzzi.
—Lo único ridículo aquí es que en serio estés comparando está situación con Glee —respondió.
—Yo sólo decía, me pareció divertido —añadió inocente—, pero hablando en serio, tendrás que disculparte seriamente con Pines por lo que hiciste, fuiste un idiota con él.
—Y ahora vuelves a defenderlo, ¿quién te entiende?
—Es el hermanito de Mabel, sabes que tengo que ponerme de su lado, además sí te excediste esta vez —le dijo con dramatismo.
—¿Crees que no lo sé? —soltó frustrado—, ahora estoy pensando cómo lo haré.
Bill suspiró, tenía que disculparse con el castaño.
[...]
Dipper había caminado por un buen rato por el lugar tratando de desviar sus pensamientos, y se dirigió de vuelta a donde estaba cuando vio que el sol estaba por ocultarse, aún sintiéndose horrible por lo que había pasado.
Tenía unas inmensas ganas de vomitar y a decir verdad no había podido evitar soltar bastantes lágrimas por la situación.
Se sentía frustrado y hasta cierto punto bastante molesto.
Aunque no estaba seguro si estaba molesto consigo mismo por ser así de sensible o molesto con el rubio por sus comentarios.
Es decir, le había pedido disculpas... había tratado de cambiar totalmente su actitud frente a él e incluso había vencido más de una vez su vergüenza para hablarle.
Y aun así, las cosas con el rubio no habían cambiado en nada... Bill seguía detestándolo en la vida real.
Tal vez simplemente no debió de haber forzado las cosas con él, si no hubiera manipulado ligeramente a Gleeful para que cambiará de lugar con Will, Bill no se habría aburrido a su lado y ahora no se sentiría tan horrible mientras lloraba en la soledad del lugar.
Ugh, el dolor en su pecho no hacía más que aumentar cada vez que pensaba en eso... pero su mente no paraba de repetirle lo idiota que era una y otra vez.
Cuando se acercó al lugar se limpió el rostro aún más y se dirigió a su tienda con Bill, afortunadamente el rubio ya no estaba... lo más probable era que el mayor ya se había ido para la fogata, por lo que podría estar un rato a solas en la tienda de acampar.
Sin pensarlo mucho se lanzó al piso acostándose, al diablo con la fogata, no planeaba salir de ahí hasta la mañana siguiente, mientras menos viera al rubio mejor.
Bill finalmente encontró al menor cuando lo vio entrar a la tienda, se sintió aliviado de saber que estaba bien así que se dirigió para preguntarle si iría a la fogata.
—¿Dipper? —le preguntó el chico.
En la oscuridad notó el pequeño cuerpo del menor estremecerse al escuchar su voz, estaba de espaldas a él, por lo que realmente no pudo verle el rostro.
No hubo respuesta...
Un nudo se formó en la garganta del rubio sintiéndose culpable, el menor simplemente no podía hablar, sentía que si intentaba decir algo se pondría a llorar de nuevo y no quería que Bill supiera aquello.
—¿No vendrás a la fogata? —le preguntó nuevamente en un intento de sacarlo de ahí para poder hablar con él.
—No —susurró tapándose con la manta que trajo—, estoy demasiado cansado.
—Um... —el rubio suspiró—, entonces, supongo que... ¿mañana?
—Ajá —balbuceó y el mayor no pudo más que sentirse peor.
Bill abandonó el lugar cerrando la tienda para que nadie pudiera molestar al menor mientras descansaba, sintió un nudo en su estómago mientras se dirigía a donde se realizaría la fogata.
De verdad que era un idiota.
[...]
Bill se había mantenido al margen esa noche, no se sentía de humor para nada.
A lo lejos veía a Will y a Gleeful asando malvaviscos para intercambiarlos, bastante melosos entre ellos... y por otro lado se encontraba Mabel con Xólotl acercándose a él y Bill sabía que pronto se pondrían melosos.
—¿Dónde está Dipper? —le preguntó Mabel.
Bill no supo que decir, el nudo que se había mantenido en su estómago subió a su garganta.
—Decidió quedarse en la tienda —respondió desviando la mirada hacia dónde el menor se encontraba descansando—, dijo que aún estaba muy cansado.
—Oh, ya veo —murmuró la castaña algo preocupada—, ¿todo bien? Te ves desanimado.
—Supongo que yo igual estoy cansado —contestó encogiéndose de hombros—, ¿cómo ha estado tu día Mabel?
Le preguntó en un intento de cambiar el tema.
Y tras unos minutos de conversar acerca del día de la castaña, Vanessa le había llamado dejando a Xólotl y a Bill solos.
Fue entonces cuando el de ojos azules le metió un buen golpe a su amigo.
—Se supone que hablarías con Pines —le regañó Xólotl y Bill bajó la mirada.
—Lo sé —murmuró sobándose el golpe—, pero no pude, no quería hablar conmigo.
—¿Y te sorprende? —le cuestionó con el ceño fruncido.
—No... —balbuceó el rubio algo triste.
—¿Entonces por qué no lo intentaste más? —inquirió irritado—, debiste esforzarte más para arreglar las cosas con él.
—Lo sé, lo sé —respondió desanimado—, pero no supe que hacer... me acobarde.
Xólotl se tocó la frente pensando en porque su amigo era tan idiota.
—Lo peor es que pienso en la posibilidad de que tal vez si le gustes —le dijo algo preocupado—, ahora imagínate que tu amigo imaginario te tratará así, ¿no te gustaría o sí?
—Uno, no es mi amigo imaginario, es mi novio, dos, el nunca haría algo así y tres no es lo mismo porque incluso si le gustará a Dipper, no se compara a lo que Pino y yo tenemos, es más profundo —le respondió defendiendo al chico—. Sin embargo, no dudo que le haya dolido... incluso si no le gusto.
—No puede ser tu novio si no existe —le dijo molestándolo.
—¡Qué sí existe! —exclamó irritado—. El día que lo encuentre te lo voy a presentar y vas a decir: ¿A poco si existía? Y yo te voy a decir que ¡sí, te dije!
—Bueno, eso no importa piensa en que sí trataste muy mal a Dipper —comentó el chico ignorando lo de Pino—, independientemente si le gustas o no, eso fue demasiado.
—Lo sé, voy a hablar con él —afirmó el rubio.
—Hazlo ahora.
—Ahora está descansando, no lo voy a molestar más —le dijo serio—, hablaré con él en la mañana.
—¡Xólotl! —le llamó la castaña una vez que dejo de hablar con Vanessa.
—¡Ya voy! —le gritó de vuelta—. Prométemelo Cipher —le insistió—, prométeme que vas a arreglar las cosas con mi futuro cuñado.
—Te lo prometo —le dijo rodando los ojos—, ahora vete con tu futura-novia.
El chico lo hizo sin decirle nada más y Bill se dedicó a mirar a las personas a su alrededor... todos se divertían.
Dipper podría estar divirtiéndose en esos momentos sino le hubiera arruinado el día, claro está.
Frunció el ceño. No podía con la culpa y para el colmo, el lugar lleno de parejas lo deprimía cada vez más, porque además de hacer sentir mal a Dipper, no podía estar ahí con Pino.
Se sentía decepcionado de sí mismo, era un desastre.
Y dios, si Pino se enterará de lo que pasó, probablemente también estaría decepcionado de él... probablemente en la noche lo iba a regañar por ello.
No pudo más y se levantó de su lugar dirigiéndose a su tienda con Dipper, al abrirla se encontró con el menor durmiendo envuelto en su manta.
La culpabilidad lo invadió de nuevo, definitivamente se disculparía a primera hora mañana, de verdad que había sido un verdadero idiota.
Se acomodó al lado del chico, despojándose de su camisa para poder dormir.
Por primera vez en años, tenía algo de miedo de ver a Pino, no quería ver en sus ojos decepción por su comportamiento... pero aun así, sin poder evitarlo, cerró sus ojos esperando a verlo.
Al abrir los ojos se encontró en el mismo lugar de siempre, de espaldas se encontró la cabellera castaña e instantáneamente quiso morirse.
—Dios mío, soy un idiota —soltó frustrado llamando la atención del chico—, ugh.
Dipper lo miró y le sonrió como pudo.
—Hola, Bill —saludó tragándose las ganas de llorar—. ¿Puedes creer que literalmente estamos durmiendo juntos?
Preguntó tratando de evitar lo que estaba por pasar, y sin poder evitarlo Bill abrazó al chico frente a él.
—Lo siento, lo siento... —repitió bastantes veces con el castaño en sus brazos—, de verdad lo siento, Pino.
El menor no contestó, había algo en su garganta que le advertía constantemente que si hablaba se pondría a llorar de nueva cuenta.
—¿Pino? —le preguntó el rubio separándose para verlo a los ojos.
Dipper lo miró unos segundos antes de cubrirse el rostro para que el mayor no lo viera llorar de nuevo.
Odiaba la voz en su cabeza que le gritaba que eso confirmaba una de sus teorías, que Bill lo quería como Pino... pero probablemente nunca lo haría como Dipper.
Bill notó como sus hombros temblaron ligeramente y no pudo evitar abrazarlo de nuevo.
—No fue mi intención... te lo juro —murmuró sintiendo al chico aferrarse a él con fuerza—, quería disculparme contigo... pero, ugh no lo sé... no sé porque me cuesta tanto hacerlo.
El castaño enterró su cabeza en el pecho del mayor, sin ser capaz de soltarlo.
—Planeaba hacerlo mañana ya que hoy... realmente no parecía que quisieras hablar conmigo y ahora lo entiendo —el rubio explicaba—, de verdad que no quería arruinarte la excursión... sabes que lo que menos quiero es causarte daño, soy un idiota, perdón.
El menor se separó y negó con la cabeza varias veces.
—Fue mi culpa, Bill... —soltó sin poder mirarlo—, yo quería tanto poder estar contigo un rato que hice todo lo posible para que nos tocará juntos en la excursión... y te forcé a estar con alguien con quién no querías estar, eso es todo.
—¿Estás bromeando? No es tu culpa en absoluto —le dijo limpiando sus lágrimas—, de saber que eres tú con quién duermo ahora no sería tan idiota contigo.
Al escuchar aquello un nudo se formó en el pecho del menor quién desvió la mirada.
Exacto.
—Yo... no quiero hablar de eso —soltó Dipper sin ser capaz de ver al rubio—, no quiero pasar este tiempo llorando, te he extrañado tanto todo el día, incluso aunque hemos estado juntos la mayor parte, pero tú me entiendes, extraño esto.
Bill le tomó la mejilla esperando poder verlo a los ojos y el chico negó varias veces apartando su mano con suavidad.
—Hagamos algo divertido —le dijo de repente con una sonrisa pícara—, quiero olvidar todo eso.
El rubio lo miró sin comprender del todo lo que estaba pasando, hasta que sintió los labios del castaño sobre los suyos.
A su espaldas sintió una cama... la cuál aparecía cada que uno la quería.
Sin dejar de besarse ambos se habían acomodado en la cama con el castaño encima de su pareja.
Dipper le quito la playera a Bill desesperadamente besando cada rincón del cuerpo contrario, yendo desde su cuello hacía su pecho ahora desnudo hasta que finalmente llegó a su objetivo.
Con una sonrisa subió de nueva cuenta besando los labios del mayor mientras su mano desabrochaba el pantalón del rubio y aprovechaba para juguetear un poco por ahí.
Paso seguido el castaño le sonrió de manera pícara viendo cómo mantenía su respiración agitada y las mejillas sonrojadas mientras sus manos deslizaban el pantalón de Bill aún más hacía abajo dejando el suficiente espacio para que los labios del menor jugarán un poco.
Era momento de divertirse.
[...]
Al despertar Bill agradeció infinitamente que el castaño no estuviera en la tienda.
Después de todo no sabría cómo mirarlo después de lo que había pasado la noche anterior en sus sueños, su rostro tomó color enseguida pensando en eso.
¿Por qué había soñado aquello?
Sin pensarlo mucho se vistió para salir del lugar, encontrándose con varios chicos desayunando, entre ellos el castaño quien desayunaba con su hermana y tío quién había ido a cuidar a los jóvenes.
Mentiría si dijera que no le sorprendió ver a Dipper con una sudadera mientras desayunaba, tenía un diseño de Star Wars, cosa que le pareció bastante curiosa.
Negó varias veces buscando a Xólotl.
Y afortunadamente para él encontró a su amigo hablando con su compañero de tienda.
—Xólotl necesitamos hablar —le dijo el rubio desesperado.
—¿Ya hablaste con Pines? —le preguntó expectante.
—Aún no —respondió.
—Mal —murmuró viéndolo fijamente.
—Esto es más importante —le regañó Bill desesperado—, lo haré una vez que pueda verle a la cara.
—¿De qué hablas? —cuestionó confundido.
—Es bastante privado —le dijo antes de arrastrar a su amigo lejos de ahí.
[...]
—Espera... ¿qué? —preguntó bastante confundido—, ¿me estás diciendo qué soñaste que Pines te mordía el pene mientras te hacía una felación?
Bill se sonrojó hasta las orejas.
—Si lo dices así suena muy mal —le comentó.
—¿Tú crees? —cuestionó divertido—, y yo que creí que el qué tenía un crush con el otro era Pines.
—¡No me gusta Dipper! —exclamó alterado—, de seguro pasó por todo lo de anoche... yo no podría hacerle eso a-
—¿Tu amigo imaginario? —inquirió burlón y su amigo lo fulminó con la mirada—, mira Bill, por más que una persona esté en tu cabeza si no te atrae aunque sea un poco, no tienes sueños húmedos con esa persona.
—Pero... —el rubio se quedó sin nada que decir—, no tiene sentido... no me atrae Dipper.
—¿Y cómo justificas tu sueño húmedo con él? —le preguntó con sorna.
—Yo... —el rubio se quedó sin palabras por unos segundos—, ¡bueno, eso no importa!
—¿Y qué es lo que importa, entonces?
—¡Qué es la primera noche en años que no sueño con Pino!
—Porque te gusta Dipper.
—No, eso no.
—¿Entonces?
—¡Entonces no sé cómo pedirle perdón después de lo que soñé! —exclamó alterado—. Y que necesito hablar con Pino o moriré de la culpabilidad.
Xólotl soltó una carcajada mientras su amigo se sonrojaba aún más.
—¡No es gracioso! —Bill le pegó en su hombro.
El rubio se arrastró la mano por el rostro, definitivamente había perdido el apetito ese día.
Era la peor excursión de su vida.
[...]
Bill notó al castaño entrar a la tienda y supo que ese sería el momento adecuado para hablar con él.
Al entrar notó como estaba por quitarse la sudadera pero al escucharlo entrar se lo acomodó con rapidez.
—¿Pasó algo? —le preguntó refiriéndose a su atuendo.
—Me resfrié anoche —mintió sin verlo, sonrojándose un poco, a diferencia de él Bill no había tenido cuidado con los chupetones.
Después de todo usaba esa sudadera para ocultar toda marca que el rubio había dejado en su cuello y brazos esa noche.
—Oh, ya veo —comentó Bill sin saber que decir—, es una pena.
—Lo es —respondió viéndolo finalmente.
—Quería hablar contigo desde ayer —empezó el rubio después de un rato viéndose fijamente.
—Te escucho —le dijo mientras empezaba a acomodar un par de cosas de su mochila de manera "distraída".
—Sobre lo que dijo ayer Xólotl —empezó con tranquilidad sintiéndose mal al notar la actitud del menor—, de verdad lo siento... Fue bastante grosero de mí parte.
Dipper soltó una pequeña risa.
—¿Tú crees? —murmuró de manera irónica antes de verlo—, pero no te preocupes por eso, no estoy molesto.
Bill se sintió peor por su respuesta y el castaño lo notó sintiéndose mal por eso.
—De igual forma —continuó el rubio tomando aire—, tú me habías pedido disculpas el otro día... y yo no lo hice aunque yo también he hecho bastantes cosas en contra tuya.
El castaño lo miró fijamente sin poder apartar la mirada de la suya.
—Así que perdón, de verdad Dipper, hice muchas cosas malas y... —le dijo de la manera más sincera que pudo—, sólo espero que puedas perdonarme por ser un cretino contigo, no sólo anoche sino todas las veces anteriores —dijo imitando la frase que Dipper había usado para pedirle perdón y el corazón de Dipper se derritió.
El menor le sonrió amablemente sorprendiéndolo.
—Está bien, Bill —le aclaró para tranquilizarlo—, yo igual dije cosas bastante estúpidas antes de disculparme, ¿o no?
El mencionado le sonrió aliviado.
—¿Podrás soportarme el resto de la excursión? —bromeó el rubio.
—Supongo que no tengo otra opción —contestó juguetón el castaño—, espero no matarte del aburrimiento mientras tanto.
Bill soltó una pequeña risa al escuchar al castaño bromear acerca del tema.
—Después de todo no se te dan tan mal las bromas —le comentó con una sonrisa.
Dipper le sonrió de vuelta perdiéndose en la sonrisa de Bill por unos momentos.
De verdad le encantaba aquella sonrisa.
[...]
Finalmente era el momento de ver el cometa y Bill hizo una mueca cuando efectivamente todos sus amigos se encontraban con sus respectivas parejas en las mantas.
Miró al castaño sentado en una manta aún con su sudadera de Star Wars y sonrió de manera inconsciente.
—¿Solo, Pines? —le preguntó el rubio sorprendiéndolo.
—Bueno... Uno de mis amigos está con su novia, mi hermana está con tu mejor amigo y mi mejor amigo está con tu otro mejor amigo que también es tú hermano —le dijo divertido con una sonrisa—, ¿y tú?
—Mi mejor amigo está con tu hermana, mi otro mejor amigo que también es mi hermano está con tu mejor amigo y mi otro amigo seguramente está cogiendo en una tienda con mi otro amigo —le contestó y Dipper soltó una pequeña risa.
—¿Te importa entonces si te hago compañía? —le preguntó sorprendiendo aún más al chico.
Dipper negó rápidamente y el mayor procedió a sentarse.
—Si no te aburre ver el cometa conmigo, por supuesto —soltó el castaño y Bill lo empujó suavemente a modo de broma.
—Creí que habíamos dejado eso en el pasado —le dijo entre risas.
Dipper se sonrojó por el contacto y agradeció la oscuridad del lugar cuando Bill lo miró.
—¿Qué puedes esperar de mí? Soy un aferrado, ya sabes —le contestó a modo de broma.
—¿No dejas ir nada o sí? —preguntó divertido y el menor negó con la cabeza—, voy a tener que ponerme a recordar todas las cosas que me dijiste para poder contestar a eso.
Dipper soltó una risa al escuchar aquello y el rubio lo miró con una sonrisa.
—Por favor, no —soltó con una sonrisa.
Un cómodo silencio se instaló entre los dos por unos minutos hasta que Bill decidió romperlo.
—¿Quieres que te cuente la historia del cometa? —cuestionó Bill.
—Adelante —respondió viéndolo—, muero por escucharla —le dijo sintiendo su interior derretirse por dentro.
Bill estaba ahí, junto a él y honestamente parecía sacado de un sueño, estaban hablando bien... Dipper daría lo que fuera por seguir así por siempre.
El mayor empezó a contarle una historia sobre una extraña relación entre el cometa y el fundador de su escuela.
Y mientras el rubio hablaba explicando cosas con sus manos, viendo un montón de cosas a la vez Dipper no podía hacer nada más que perderse en cada cosa que hacía Bill... le parecía adorable su intento de entretenerlo.
Con la poca iluminación que les brindaban las estrellas y la luna en aquel lugar hacían ver al mayor con un brillo singular, con la cual podía apreciar esa tenue luz reflejada en los ojos del rubio y en cada facción que Bill tenía.
El castaño no hizo nada más que verlo con una pequeña sonrisa mientras el chico le contaba una historia que se acababa de inventar.
Bill finalmente lo miró fijamente a los ojos con una sonrisa viéndose bajo la luz de las estrellas.
Dipper no pudo evitar soltar una risa después de un rato, procesando todo lo que el más alto le había contado.
—¿Qué pasa? —preguntó el rubio burlón—, ¿no me crees?
—Por mucho que me gustaría creer tu historia, hay un pequeño problema con ella, Bill —le comentó explicándole el porqué de su risa—, el cometa que vinimos a ver se llama Beneth... y el fundador de nuestra escuela es Becker.
El mencionado soltó una risa al escuchar aquello.
—Olvidaba que eras un sabelotodo... —respondió con una sonrisa—, la verdad te conté esa historia para que no supieras que en realidad la escuela está construida sobre un cementerio.
—Ajá... seguro que sí, Bill —le respondió con una sonrisa burlona.
—¿No me crees? —cuestionó "ofendido"—, pregúntale a tu tío entonces.
—Absolutamente no —respondió con una mueca—. En estos momentos no puedo ni verlo.
—Creí que te llevabas bien con él —confesó Bill sorprendido.
—Lo hago... pero se enteró de algo bastante vergonzoso que hice —le contó sonrojándose—, y honestamente no sé cómo mirarlo ahora.
Bill pensó en que a él le había pasado lo mismo esa mañana, se sonrojo de golpe recordando su sueño, el mayor desvió la mirada llamando la atención de Dipper.
—¿Pasó algo? —le preguntó.
El rubio soltó una risa nerviosa.
—¿Es ese el cometa? —soltó señalando hacía arriba haciendo mirar al menor hacía el cielo, y al no encontrar nada, Dipper le dio un leve empujón.
—No me ilusiones así —le dijo con un pequeño puchero.
Bill se sorprendió al verlo hacer aquello, pensando que el chico se veía bastante adorable haciéndolo, así que simplemente soltó una pequeña risa tratando de no pensar mucho en eso.
—¡No es gracioso! —exclamó empujándolo de nuevo mientras el mayor reía—, si pasa de verdad y me avisas no voltearé y me perderé el cometa por tu culpa.
—Entonces voltea.
—No, porque creeré que estás mintiéndome.
Bill soltó una risa.
—Prometo que no te mentiré otra vez.
—Y yo prometo no volver a ser un imbécil contigo —Bill lo miró confundido—, Xólotl me contó que te daba miedo que volviera a tratarte mal, pero no lo haré.
—Maldito Xólotl, no sabe guardar secretos —Dipper soltó una risa—, pero sí, supongo que es una promesa.
El rubio se detuvo y le regaló una sonrisa, Dipper no pudo evitar corresponder esa sonrisa.
Y cuando el mayor rompió el contacto para ver el cielo estrellado, el menor sólo pudo dedicarse a mirarlo.
—Ahora sí, ahí está el cometa —le dijo.
Dipper volteó y lo vio, era hermoso, pero sus ojos querían volver a Bill.
Después de todo no había sido tan mala decisión jugar con la cabeza de Gleeful para poder estar así con él ahora.
Y Bill sólo pudo pensar que, tal vez después de todo, no había sido una excursión tan mala.
Fin del acto 1.
¡Hola!
¿Pueden creer que por actualizar este capítulo no vamos a comer mañana?
¿Y qué tal? ¿Cómo están? ¿Les gustó el capitulo?
¿Qué creen que pasará ahora? ¿Por qué creen que Bill piensa que lo de Dipper fue sólo un sueño? ¿Creen que Xólotl se tomará más en serio Glee antes de que Mabel se entere?
Sin más, les queremos mucho y esperamos que hayan disfrutado de la doble actualización.
Atte. Pastel de chocolate y mañana no comen.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro