The One With Troubles in Heaven.
El que tiene problemas en el paraíso.
Dipper sentía un peso en el pecho.
Su madre había conducido hasta la casa de los Gleeful algo preocupada por el pesado silencio de su hijo. Había algo que claramente lo molestaba, pero no estaba segura qué era. Se estacionaron frente a la casa y Dipper parecía tan absorto en sus pensamientos que ni siquiera se dio cuenta de que habían llegado.
—¿Les fue bien estudiando? —preguntó con una pequeña sonrisa.
Dipper pareció regresar a la realidad al escuchar la voz de su madre. Notó la preocupación en su rostro, a pesar de la sonrisa que intentaba mostrarle, y decidió tranquilizarla.
—Sí, bastante bien. Bill se puso a cantarme canciones en francés —respondió con una sonrisa suave, queriendo disipar sus preocupaciones—. Luego hablamos un buen rato. Fue un buen día, aunque... bueno, Will y Mason terminaron... ya sabes.
Su madre asintió con una sonrisa más genuina esta vez.
—Me alegra escuchar eso... bueno, no que terminaran tus amigos, pero me alegra que tú y Bill estén bien —dijo, visiblemente aliviada—. Eres un buen chico, Dipper. No tenías que avisarme cada media hora ni mandarme fotos, pero te agradezco que lo hicieras. Gracias por tenerme en cuenta hoy.
Dipper se sintió orgulloso de sí mismo y le devolvió la sonrisa.
—Te prometí que estaría pendiente de mi celular —dijo contento de su logro—. Además, fue divertido ver los stickers que nos mandabas. Bill estaba encantado solo de pensar que hoy no estabas molesta.
La señora Pines soltó una pequeña risa.
—Él también es un buen chico. Estuvo mandándome mensajes toda la tarde, quería asegurarse de que supiera qué estaban haciendo. Me gusta para ti —le comentó con una sonrisa cálida mientras le acariciaba la mejilla—. Sabes que no quería castigarlos, pero en serio me molestó lo que pasó el sábado.
Dipper bajó la cabeza un poco, sintiéndose aún apenado por aquello.
—Lo sé, y no volverá a pasar, te lo juro —le prometió apenado—. Bill en serio es un chico increíble, es muy dulce conmigo y se esfuerza muchísimo por mí. Sin contar que yo lo he estado ayudando mucho con la escuela. ¡Hoy le fue excelente en matemáticas! Pregúntale al tío Ford.
Su madre rió de nuevo, encantada por la emoción de su hijo.
—Sé que lo es —asintió con ternura—. Sólo pórtense bien, ¿sí? Si siguen así, quizás recuperen sus privilegios más pronto. Pero aún si eso fuera así, quiero que tengas en consideración lo mucho que me preocupa cuando no me contestas.
—Lo haré, te lo prometo —aseguró Dipper, visiblemente más contento.
—Perfecto. Ahora, ve a ayudar a tu amigo... Llevamos 10 minutos en su puerta —le avisó, notando que su hijo aún no había salido del auto.
Dipper parpadeó, dándose cuenta por fin de que ya estaban frente a la casa de los Gleeful.
—Avísame para pasar por ti más tarde —le pidió su madre—. O si necesitas que te traiga ropa para quedarte a dormir, ¿de acuerdo?
El castaño asintió rápidamente.
—Gracias, mami —dijo, inclinándose para darle un rápido beso en la mejilla—. Yo te avisaré.
Ella le sonrió con cariño, viéndolo salir del auto.
—¡No le causes problemas a su familia, Mason! Pórtate bien —le recordó, como siempre que lo dejaba en algún lugar.
—Yo siempre me porto bien —respondió Dipper, sonriendo de vuelta con su respuesta habitual antes de cerrar la puerta del auto.
Y aunque aún sentía un peso en el pecho, la calidez de ese intercambio con su madre le dio la fuerza que necesitaba para enfrentar lo que venía a continuación.
Dipper bajó rápidamente del vehículo, notando lo extraño que le parecía que apenas comenzara a anochecer, considerando todo lo que había ocurrido ese día, lo había sentido eterno. Caminó con familiaridad por la elegante y prestigiosa entrada de la casa de su amigo, y con confianza, tocó el timbre.
Por lo general, era una señora del servicio quien le abría la puerta, pero en esta ocasión, una joven castaña de ojos azules muy agobiada fue quien lo recibió.
—¡Al fin llegaste! —exclamó aliviada, como si ver a Dipper fuera su salvación—. ¡Dios estaba a punto de marcarte, no lo soporto más! —continuó, hablando con la urgencia de quien se siente al borde del colapso—. El estúpido de mi hermano está en su habitación. Sólo déjame advertirte que está insufrible.
—¿Mason te dijo que iba a venir? —preguntó Dipper, algo sorprendido.
—No, pero son mejores amigos. Era obvio que vendrías en cuanto te enteraras —explicó, como si fuera lo más evidente del mundo—. Ahora, si me disculpas, ya que estás aquí para cuidarlo, me voy a comer con Vanessa o hacer algo que me relaje... No puedo soportar ni un minuto más escuchando sobre lo tonto que es Will o de cuánto se arrepiente de haberlo dejado ir.
—Está bien, yo me encargo —le aseguró con firmeza.
La chica se apresuró a salir de la casa con una urgencia palpable, pero antes de cruzar la puerta, se detuvo y miró al castaño. Dipper notó una chispa de preocupación en sus ojos azules, una preocupación por su hermano que no podía ocultar del todo.
—Gracias por venir a verlo —dijo en un tono sincero antes de desaparecer por la puerta.
Dipper saludó cortésmente al personal del servicio, con quienes ya estaba acostumbrado a tratar, y les pidió un pequeño favor: que guardaran algo en el refrigerador. Tras asegurarse de que el helado estaba a salvo, subió con paso decidido hacia la habitación de su amigo. La puerta estaba entreabierta, lo cual no era inusual, ya que Mason odiaba cerrarle la puerta a su gatita. Al asomarse, Dipper vio a su amigo tumbado en la cama, acurrucado junto a la pequeña felina, mientras le susurraba sus penas a la única compañía que no lo juzgaba.
El de ojos castaños pisó con fuerza cerca de la puerta para anunciar su presencia. Como esperaba, Mason se incorporó con cuidado, intentando no molestar a su gatita. Dipper notó cómo su amigo se apresuraba a secarse las lágrimas, un gesto que le provocó un suspiro antes de tocar suavemente la puerta.
—¿Mason? ¿Puedo pasar? —preguntó, sin asomarse del todo.
—¿Qué haces aquí? —cuestionó Mason, aclarando su garganta y tratando de sonar serio y firme, aunque su voz flaqueó por un instante.
—Vine a asegurarme de que estés bien —dijo con una sonrisa tímida—. Mi mamá me trajo, y pasamos por la tienda para comprarte tu chocolate favorito. También traje helado de choco-menta, pero lo dejé abajo para que no se derritiera.
Victoria, la gatita de Mason, ronroneaba tan fuerte en la cama que Dipper podía escucharla desde la puerta.
—Te dije que estaba bien y que no necesitaba que vinieras —respondió Mason con un tono brusco, cruzándose de brazos en un intento de mantener su fachada.
Dipper rodó los ojos acostumbrado a la postura defensiva de su amigo. Aunque a veces Mason ponía muy a prueba su paciencia.
—Ay, por favor —dijo con un toque de exasperación—. Es Will de quién estamos hablando, claro que necesitabas que viniera.
Sin esperar más entró a la habitación, ignorando la actitud del tonto de su amigo. Sabía que estaba sufriendo, y aunque Mason intentaba aparentar lo contrario, Dipper no iba a dejar que se enfrentará a todo solo.
El de ojos castaños se acercó a la cama del otro chico, sentándose en un costado, lejos de su amigo y la gatita, para darle espacio. Con un gesto calmado, sacó de su mochila la barra de chocolate que habían comprado y se la ofreció.
Mason lo miró con ojos enrojecidos y ligeramente hinchados, una clara señal de que había estado llorando. Luego su mirada se deslizó hacia el chocolate... demonios, sí, era su favorito.
—¡Tenías razón! ¡Los Cipher son un maldito problema! —espetó tomando la barra y arrancando la envoltura del chocolate con frustración—. No puedo creer que sean tan... ¡ugh!
—En realidad, solo dije que Bill lo era, y eso fue hace mucho tiempo —respondió Dipper con suavidad—. Nunca me metí con Will.
—No hables tan pronto —le cortó Mason, su tono cargado de amargura—. Los dos son igual de idiotas, mentirosos e infieles, créeme.
Dipper abrió los ojos con sorpresa, ¿infiel? ¿A qué se refería con eso? Will no era capaz de algo así y... ¿Bill? Dipper rezaba que no tuviera que ver, con lo que creía que tenía que ver.
—¿De qué estás hablando? —le preguntó, subiendo las piernas a la cama y cruzándolas en una posición parecida a la meditación—. ¿Por qué se pelearon?
—Por culpa del estúpido de tu novio —le explicó, imitando la postura de Dipper, con Vicky aún acurrucada a su lado—, aunque, si me preguntas, el que debería ser tu ex.
El castaño de ojos marrones frunció el ceño, sorprendido por lo que escuchaba.
—¿Se pelearon por Bill? —cuestionó, claramente confundido—. ¿Es por todo lo que le dijiste en la cafetería? Porque si es así, tengo mucho que decir al respecto, sólo no lo he hecho porque claramente estás mal y yo sí tengo empatía.
—No fue por eso y no me pasé con él, definitivamente se lo merece, y ojalá le hubiera dicho más cosas —dijo Mason con amargura, ignorando las indirectas de su amigo—. Pero no fue por eso, al menos no del todo. Ya llevábamos un par de discusiones.
—¿En serio? ¿Will y tú? —cuestionó Dipper, aún más sorprendido.
—¡SÍ! —respondió con molestia, su frustración volviendo con fuerza al recordar los eventos recientes—. ¡Todo empezó con el estúpido de Gavigan! Y sí, ¡puede que esté celoso de un personaje ficticio! Pero no es Gavigan lo que me molesta, ¡es el principio! ¡Nos íbamos a casar y me morí! O sea, si yo me muero en la vida real, ¿va a empezar a salir con alguien en menos de un mes? ¿Tan reemplazable soy? ¿Es tan loco lo que estoy diciendo?
Dipper apretó los labios, tratando de no reír, pero una sonrisa traviesa se le escapó. ¿Se habían peleado por un personaje de un juego de rol? La situación era tan absurda que no pudo evitar encontrarle el lado cómico, aunque sabía que, para su amigo, esto era un asunto serio.
—¡No te rías! Te he visto pelear con el grupo por cosas peores —le reclamó de mala gana—. Recuerdo la vez que te peleaste con Mabel y se dejaron de hablar por una semana porque no quisiste usar tus puntos de suerte para ella.
—¡No me estoy riendo! —se excusó Dipper, cubriéndose la boca para evitar sonreír más—. Aparte, ese día nos íbamos a enfrentar a un montón de cultistas, necesitaba esos puntos para la batalla final.
—¡Incluso Ford nos ha contado que su primer grupo de rol terminó tan mal que dos de los jugadores se terminaron divorciando! —le recordó alterado—. Sabes perfectamente que a veces el rol no es solo rol.
—Okay, puede que tengas un punto —reconoció el chico—, puedo entender que lo de Gavigan te molestara, pero ¿qué pasó después qué fue tan grave? ¿Tan grave que estás dispuesto a terminar con Will por eso?
—¡No fue solo por eso! Lo de Gavigan fue una discusión pequeña que resolvimos rápido.
—¿Lo hablaron? —preguntó Dipper con interés.
—Cómo lo resolvimos no es de tu incumbencia, concéntrate en el presente —Mason chasqueó los dedos para llamar la atención de su amigo y redirigir la conversación, pero el castaño hizo una mueca de desagrado al comprender a qué se refería—. Como sea, lo de Gavigan lo dejamos de lado porque Will prometió que no haría más chistes para no hacerme sentir mal, y lo aceptamos porque al final de cuentas era solo un juego. Will a veces se siente desplazado por mi princesa, pero eso no significa que voy a dejar de consentirla o sacarla de mi vida. Ambos acordamos que estaba bien siempre y cuando le diéramos espacio al otro. Así que esa discusión no fue tan importante. Lo que pasó después sí lo es. ¿Okay? ¡Enfócate!
—Supongo... —dijo tratando de desviar el tema también—, continúa.
—El lunes llegó y con eso el estúpido de tu novio hizo acto de presencia en la ecuación —continuó, rodando los ojos con irritación.
—¿Cuándo te pasaste de imbécil con él? —le recordó Dipper, todavía molesto.
—Se lo merece, y cuando termine de contarte todo, créeme que desearás que hubiera sido más grosero con él —contestó sin darle oportunidad al castaño de decir algo más. Luego continuó—: ¡Es que tu novio es un imbécil! Y perdóname, Dipper, pero lo es. Primero hace todo este drama en la cafetería por Jay, que en mi opinión es mucho mejor partido y no sé por qué no estás saliendo con él.
—¡Porque me gusta Bill! —respondió el mencionado, indignado—. Por si no ha quedado claro, me gusta mucho el novio que tengo actualmente.
—¡Ese no es el punto! —interrumpió de mala gana—. El punto es que Will se la pasó sermoneándome y regañándome por horas por tratar mal a "su hermanito" y por ser un "tonto sin corazón", cuando yo solo di mi opinión ¡que Bill me pidió! ¡Bill me preguntó! ¿Sabías eso? ¡Pero no! Todos escogen ignorar esa parte.
—¡Es que te pasaste! ¡Empezaste a sacar cosas que no tenían nada que ver y te pusiste violento con él! —le reclamó el castaño molesto—. Y no sigas con eso porque no tienes idea de lo mucho que amo a Bill ni de lo mucho que él me ama a mí. Sé que ha hecho muchas tonterías en el pasado, pero él iría hasta el fin del mundo por mí. No puedes basar tu opinión de nuestra relación en lo poco que sabes, y mucho menos decirle a él que no te gusta lo nuestro. Porque no tienes idea de lo duro que he trabajado para que Bill deje de odiarme para que le metas dudas en la cabeza sobre nuestra relación.
—¿Viniste a apoyarme o a regañarme y ponerte del lado de Will? —Mason le reprochó, igualmente enojado—. ¡Se supone que eres mi amigo! ¡No el de Will!
—¡Sí, pero fuiste muy cruel con mi novio! —contestó Dipper, como si fuera obvio.
—¡El cual no debería serlo!
—¡Deja de decir eso! —le reclamó frustrado.
—¡No! Porque el verdadero motivo por el que nos peleamos es porque Will es un hipócrita, él es un maldito hipócrita, ¡y es peor que yo! —se quejó mirando a su amigo fijamente—. ¿Quieres saber por qué? ¡Porque su jodido hermano te está siendo infiel! ¡Deberías terminarlo y salir con Jay porque Bill te está engañando! ¡Y Will lo sabía y lo ha estado ocultando! ¡Y se atreve a decir que yo soy el malo por tratar mal a su hermano cuando él está permitiendo que su hermano le sea infiel a mi amigo!
Dipper lo miró, atónito. ¿Qué acababa de decir?
—Espera, ¿qué? —interrumpió, confundido al escuchar lo que su amigo decía—. ¿Se pelearon porque piensas que Bill me está siendo infiel?
—¡Sí! —Dipper lo miró confundido—. Y... no, ¡estoy molesto porque Will es un hipócrita y no se vale que me trate mal por ser duro y cruel con su hermano cuando él está siendo peor que yo!
En ese momento, Victoria, la gatita de Mason Gleeful, maulló al lado del castaño, quien, inconscientemente, se recostó en su cama y se cubrió con una frazada. La gatita se subió sobre él y comenzó a enterrar sus patitas en la cobija, amasando con suavidad como si de ser panadera se tratará.
—¿Y sabes qué es lo que más me molesta? —cuestionó, acariciando a la gatita en su pecho mientras continuaba quejándose—. ¡Ugh! ¡Princesa!
El castaño de ojos azules movió con cuidado la patita de Victoria a una zona que le doliera menos.
Al parecer, Vicky había presionado con demasiada fuerza en un costado, haciendo que Mason se retorciera brevemente antes de seguir como si nada, volviendo a acariciar a la gatita quejándose más fuerte.
—Lo que más me molesta es que, si Will le está encubriendo la infidelidad a Bill y me está siendo infiel con Gavigan, ¡¿quién dice que no me está engañando en la vida real también?!
—Espera, ¿me estás diciendo entonces que Will no te fue infiel de verdad?
—¿No me estás escuchando? —le gritó de mala manera—, me fue infiel con Gavigan.
—¡Tu personaje está muerto! ¡Y Gavigan no existe!
—¿¡Y eso que tiene que ver!?
—Tienes que estar bromeando. Dime que en serio no crees nada de eso —pidió Dipper, observando cómo la gatita dejaba de aplastarlo para acomodarse nuevamente en un costado de la cama.
—¡Por supuesto que no! ¡Además la parte donde está encubriendo que Bill te está siendo infiel con alguien más no está a discusión! —replicó Mason con evidente frustración, sentándose en su cama—. ¡O a ti! ¿Por qué no te importa que tu estúpido novio te esté siendo infiel? ¡Deberías estar llorando! ¡O al menos tan molesto como yo!
—¡Suficiente con eso! No estoy llorando ni estoy molesto porque Bill no me está siendo infiel —lo detuvo el de ojos marrones tratando de explicarse—. Sea lo que sea que pienses que sabes, es un malentendido.
—No sé si estás en negación, en shock o si simplemente eres un tonto, pero Bill está enamorado de alguien más —le soltó sin contemplaciones, sin importarle demasiado como su amigo se tomaría la noticia—. ¡Así que deja de hacer el ridículo y llora, grita, termina con Bill o haz algo!
—Déjame adivinar, ¿esa supuesta persona es Pino? —preguntó Dipper, levantando una ceja.
—¿Lo sabes y aun así sigues saliendo con él? —respondió Gleeful, claramente disgustado—. Quiérete un poco, ¿no? Siempre supe que no tenías dignidad, pero esto es caer demasiado bajo.
El de ojos marrones dejó escapar un sonido de pura frustración desde lo más profundo de su garganta. ¡No, no, no, no! ¡Esto no podía estar pasando! ¡No otra vez! ¡No cuando finalmente estaba a punto de resolver las cosas con Bill!
—¡No, Mason! ¡Es que yo soy Pino! —le explicó, sujetándolo por los hombros con una desesperación palpable, un nudo formándose en su garganta—. Así que por tu propio bien, dime que no terminaste con Will porque crees que Bill me está siendo infiel con Pino. Dime que no se pelearon por eso, por favor.
Mason Gleeful se apartó abruptamente, su expresión transformándose en una mezcla de incredulidad y furia.
—¿Que tú qué? —preguntó, frunciendo el ceño con una intensidad que sólo aumentaba el estrés de su amigo.
—Yo soy Pino.
—¿Es esto una clase de juego de rol sexual? —preguntó irritado.
—¿Qué? —respondió confundido—. No.
—¿Entonces?
Dipper inhaló profundamente, intentando mantener la calma mientras tomaba sus mejillas. La frustración y el pánico se reflejaban en sus ojos mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas. ¡Cómo deseaba no estar en esa situación, cómo deseaba haberle contado a Bill primero!
Pero el destino, como siempre, tenía otros planes. Al parecer, al final del día, sí le confesaría lo de Pino a alguien. No era a quien quería, ni mucho menos porque quería, pero el caos que se había formado necesitaba ser deshecho... ¡De nuevo!
¿Acaso no podía tener un descanso? ¡Todo este desastre podría haberse evitado si tan solo hubiera tenido más tiempo de hablar con Bill! Pero no, allí estaba, enredado en una situación que jamás imaginó, explicándole a la persona equivocada el secreto que había guardado durante tanto tiempo. En vez de estar con su novio, arreglando todo de una vez por todas y cortando el tema de raíz.
Y lo peor de todo era que, después de soltarle toda la verdad, Mason no solo lo miraba con incredulidad y furia, sino que ahora parecía estar a un paso de querer matarlo con sus propias manos.
—¡Te voy a matar! —le soltó molesto tomando una almohada y golpeando fuertemente a su "amigo"—. ¡Te voy a matar a ti, a Bill y Will porque a esta tontería se refería cuando dijo que era complicado! ¡Esto era lo que me escondía y no que me es infiel y prefirió que creyera eso a delatar a su tonto hermano! ¡Te odio y los odio! ¡Los voy a matar a todos y voy a empezar contigo!
—¡Deja de decir la palabra con "M" en frente de Vicky! ¡Sabes que no le gusta la violencia! —le recordó tratando de apaciguar la furia de su amigo, quien estaba aplastándolo con la almohada.
—¡No te atrevas a usar a mi princesa contra mí! —le dijo presionando sus manos contra el cojín y el cuerpo de Dipper rítmicamente.
—¡No la estoy usando contra ti! ¡Mírala! ¡Está molesta! —le dijo señalando a la pequeña gatita que los miraba seriamente desde el piso—, ¿verdad, Vicky?
Un maullido salió de la boca de la gatita que se estiraba en su lugar y cerraba los ojos suavemente.
—¿Ves? —le contestó intentando quitarse de encima al de ojos azules, sabiendo perfectamente que la gatita estaba pidiendo mimos—. Está molesta.
—¡Te está mandando besitos! —le respondió molesto—. ¡Quiere que la acaricien!
—¡Entonces hazlo en vez de violentarme! —reclamó apartándose de él—, ¿en serio vas a dejar a tu princesa colgada?
—¡Ugh! ¡Te odio! —replicó de mala gana sentándose y cargando a la gatita como si fuera una bebé—. ¡Acaríciala también! ¡Tú la despertaste!
Dipper rodó los ojos, pero obedeció acariciando a Victoria en su estómago.
—Mira, ya no peleemos por esto, primero resolvamos lo tuyo con Will, ¿paz? —preguntó intentando llegar a un acuerdo, extendiendo su mano hacia el de ojos azules.
—¡No! ¡Nada de "¿Paz?"! —soltó apartando la mano de Dipper con violencia.
—No entiendo por qué te molesta tanto —respondió el de ojos marrones confundido.
—Porque te defendí y resulta que le estás mintiendo a Bill y no debí defenderte porque eres un imbécil —soltó Mason furioso, señalándolo con el dedo—, y al final Bill sí cree estarte engañando así que él también es un imbécil. Y Will también cree que sí te está engañando, y lo está protegiendo así que en resumen a pesar de que todos me han tratado como el malo aquí, soy el menos imbécil de esta situación.
Dipper hizo un pequeño puchero, pero no negó lo que su amigo le recriminaba, después de todo tenía un punto.
—Y tienes suerte de que Victoria quisiera mimos, porque si no te aseguro que estarías muerto —le masculló entre dientes—, pero no me preocupo, ¿quieres saber por qué?
El de ojos castaños no respondió, pero eso no detendría a Mason Gleeful.
—Porque la siguiente pareja que va a terminar por esto serán ustedes —espetó con amargura—, si no haces algo para decirle que tú eres Pino pronto, estoy seguro de que tu novio se va a hartar de tus mentiras. ¿Y sabes qué? Cuando te deje, estaré del lado de Bill.
—¿Crees que no lo sé? —replicó molesto, su voz temblando por el nudo en su garganta—. ¡Estaba a punto de confesarle lo de Pino hoy cuando Will entró llorando por ti!
—¿Estaba llorando? —preguntó el castaño, preocupándose sin poder evitarlo por el mencionado.
—Estaba devastado —le contestó Dipper—, tanto que no pude hablar con Bill, ¿qué crees que estaba haciendo en su casa?
—Pensé que estaban estudiando francés... o que querían la casa sola para hacer indecencias —soltó asqueado.
—¡Esa era la excusa! ¡Nunca había estado tan cerca de decírselo! ¡En este momento podría estar con Bill explicándole las cosas a él, pero en su lugar estoy aquí, apoyándote a ti y explicándote a ti porque eres mi amigo! ¡Y ahora Will le va a decir a Bill que sabes lo de Pino y me va a intentar decir y me va a terminar por no decirle antes! —le reprochó, la frustración palpable en su voz—. Y sí, puede que se pelearan por lo de Pino, pero tú estás más molesto porque Will es un hipócrita, y lo sabes. ¡Ni siquiera te importaba si Bill me estaba siendo infiel de verdad!
—¡Claro que me importaba! —respondió Mason, sin dejar de acariciar a Victoria—. ¿Crees que iba a permitir que siguieran viéndote la cara de idiota? ¡Claro que no! Después de todo eres mi amigo, ¿no?
Dipper lo miró sorprendido, a veces le sorprendía lo mucho que Mason había empezado a demostrar que le preocupan otras personas desde que salía con Will... aunque no siempre lo hiciera de la mejor manera.
—Gracias.
El de ojos marrones miró con seriedad mientras su amigo, bajando la mirada, acomodaba a la gatita en su cama, evitando el contacto visual.
—No hay de qué —le dijo bajando a Vicky—. Pero sí, puede que me haya molestado muchísimo el hecho de que Will ocultara algo así.
—Eres un tonto —le reclamó a su amigo.
—Quiero el tonto helado que trajiste —añadió Mason haciendo una mueca con sus labios y saliendo de la habitación, ignorando a su amigo.
Dipper se quedó unos segundos ahí paralizado, haciendo un puchero bastante angustiado. Mason tenía razón... La siguiente pareja que iban a terminar serían Bill y él. Todo porque no había sido lo suficientemente valiente para contarle la verdad a tiempo.
No podía culpar a Mason por odiarlo; sabía que se lo merecía. Ya había arruinado la relación entre su hermana y Xólotl por lo mismo, y ahora, enfrentarse a la posibilidad de perder a Bill era como recibir un castigo que sentía merecido. Dipper era el peor y, si el rubio decidía dejarlo por eso, sabía que tendría que vivir con la culpa, sabiendo que él mismo había sido el causante de su desgracia.
Llevó las manos a su rostro, presionando sus mejillas como si eso pudiera contener el torrente de emociones que lo abrumaba. La idea de perder a Bill lo mortificaba, y esa angustia se reflejaba en cada músculo tenso de su cuerpo. Pero justo cuando sus pensamientos comenzaban a consumirlo por completo, Mason lo sacó de ellos.
—¿Vas a venir o no? —le preguntó con una mezcla de irritación y resignación—. Ese helado no se va a comer solo.
Dipper asintió rápidamente, agradecido por la distracción. Sin decir una palabra, se levantó y siguió a su amigo, dispuesto a ahogar sus penas en helado. Cada paso que daba era un esfuerzo por alejarse del estrés que lo consumía, buscando consuelo en algo tan simple como un helado, sabiendo que, al menos por un momento, podría dejar de pensar en el desastre que había creado.
[...]
Ambos castaños habían devorado el helado mientras se quejaban de sus respectivas desgracias, tumbados en el suelo de la habitación de Mason. Después de un largo silencio, el de ojos castaños decidió romper la tensión, sentándose con un suspiro.
—Mira, lo más probable es que Bill le dé permiso a Will para explicarte lo de Pino. No va a dejar que terminen por esto —dijo, tratando de animar a su amigo—. Hablarán de todo y lo resolverán. Y antes de que te des cuenta, estarán de nuevo en la cafetería, dándose comida en la boca. Bueno, Will te estará dando comida mientras se sienta en tus piernas.
Mason hizo un puchero ante eso, realmente quería mucho a Will, sí se había enojado y se habían gritado, pero no quería terminar con él, lo amaba demasiado... ¡y lo que menos quería era terminar con él por culpa del idiota de su amigo!
—¿Y si no? —soltó, confesando el miedo que tenía desde un rato atrás—. ¿Y si Will decide que no quiere arreglar las cosas conmigo porque soy un robot sin corazón? ¿Qué tal si aprovecha esta oportunidad para librarse de mí y mi mal genio? —replicó Mason, sumido en la miseria—. ¿Cuál es el punto de intentar resolverlo? El amor no existe.
—Sabes que eso no es cierto —respondió Dipper con calma.
—¿Qué vas a saber tú? Una de tus relaciones es una farsa y la otra es imaginaria —contestó el de ojos azules, mientras Victoria le lamía la cara, como si intentara consolarlo.
—Ay, cállate —se quejó el otro, rodando los ojos, aunque el comentario le había dolido—. Pero está bien, si quieres quedarte sin novio, no te ayudo.
Mason suspiró, sentándose para mirar a su amigo con seriedad.
—Perdón... pero en serio —dijo finalmente intentando ocultar el dolor en su voz—. ¿Tú crees que aún puedo recuperar a Will? Lo quiero mucho... aunque sea un hipócrita.
Dipper lo observó con una mezcla de compasión y resignación.
—Claro que sí —le respondió—. Will te ama y te puedo jurar que estaba igual de triste que tú, yo sé que debe estar muriendo por reconciliarse contigo.
—¿Y me vas a ayudar? —le preguntó agrandando los ojos, llenos de una súplica inocente que le recordaba a un cachorro buscando cariño.
—Sigo bastante molesto por lo de Bill, pero no quiero que termines con Will por lo de Pino. Me hace sentir culpable —admitió encogiéndose de hombros—. Así que sí, claro que te voy a ayudar a recuperarlo.
Mason se quedó en silencio por un momento antes de hablar, su voz cargada de una rara vulnerabilidad.
—Con lo de Bill... puede que me haya pasado un poco —confesó a regañadientes—. Pero también es tu culpa por pelearte con él cuando lo conociste, y por dejar que te coquetee Jay. A mí me han coqueteado cientos de veces y ni siquiera me digno a mirarlos —Dipper estaba a punto de contestar cuando Mason se desvió—. ¡Por eso me molesta tanto lo de Gavigan! ¡Will es un descarado!
—¡No sabía que me estaban coqueteando! —se quejó el castaño—, pero ya le voy a poner un límite a Jay, ¿okay? Aparte creí que habías superado lo de Gavigan.
—Mentí, lo odio con toda mi existencia —murmuró Gleeful, su mal humor regresando—. Ford y él están discutiendo si le va a dar la hoja del personaje para que me la pase a mí, pero yo no la quiero. Soy feliz jugando con Penny, y aquí entre nos, no dudaré en fallar mis tiradas para que Gavigan muera.
Dipper dejó escapar una pequeña risa ante la confesión de su amigo, sabiendo que, a pesar de todo, Mason seguía siendo el mismo obstinado de siempre.
—Eres un tonto —le respondió con una leve sonrisa.
—Ni hables, que sé lo mucho que quieres dejar al personaje de Jay por el de Bill —le replicó el de ojos azules.
—Nunca he tratado de ocultarlo —admitió Dipper encogiéndose de hombros—. Haré lo que sea necesario para salir con Nick, manteniéndome en personaje claro está.
—Sí, claro —soltó sin poder creerse aquello.
Un pequeño silencio incómodo se instaló entre ambos hasta que Mason suspiró, con un tono más serio cuando habló de nuevo:
—Lo siento por todo lo que te dije. Espero que el tonto de tu novio no te deje por lo de Pino... Tampoco creo que tus relaciones sean esas cosas horribles que mencioné —dijo finalmente, con arrepentimiento en su voz—. Sólo lo dije porque estaba molesto.
—Lo sé —respondió Dipper, reconociendo la disculpa con un asentimiento—. He aprendido a no tomármelo personal. Pero sí me gustaría que le pidieras disculpas a Bill, en serio lo hiciste dudar de mi relación con él.
—Will ya me lo había pedido —admitió avergonzado—. Tenía planeado hacerlo cuando lo dejará en su casa hoy, pero ya sabes cómo terminó todo.
—Sí, lo sé —repitió, soltando un suspiro—. Parece que nuestros planes se arruinaron mutuamente.
Mason lo miró por un instante antes de alzar la mano en señal de tregua.
—¿Paz?
—Paz —respondió Dipper con una pequeña sonrisa, antes de estrechar su mano con la de su amigo.
Las cosas seguían siendo un enredo, pero al menos ambos sabían que podían contar con el otro para enfrentarlas. Después de sellar su paz, se quedaron en silencio, acostados en el suelo, dejando que el peso de la situación se asentara sobre ellos. Finalmente, Dipper rompió el silencio:
—¿Sabes? Cada vez que peleábamos durante el día, lo resolvíamos en la noche. Nos pedíamos disculpas y entendíamos que no lo hacíamos por maldad —dijo de repente, su voz suave y pensativa.
Mason lo miró de reojo y soltó una risa sarcástica.
—Eres un tonto —replicó nuevamente—. Pensé que estabas pensando en cómo ayudarme.
El de ojos castaños se encogió de hombros, sintiendo un leve rubor en sus mejillas.
—Lo estaba haciendo, pero me distraje pensando en Bill —admitió, un poco avergonzado.
—"Lo estaba haciendo, pero me distraje pensando en Bill" —repitió, en tono burlón.
El de ojos marrones lo ignoró, y el silencio volvió a instalarse entre ellos, pero esta vez, Mason se quedó reflexionando sobre lo que su amigo había dicho. Algo en esas palabras resonaba más profundamente de lo que esperaba.
—¿Nunca pensaste que Bill podría ver las cosas de esa manera? —preguntó después de un rato—. ¿Que no te guardaría rencor porque ya habían hablado las cosas en sus sueños?
Dipper suspiró, tratando de articular lo que realmente sentía.
—No es tanto eso... —comenzó agobiado—. Pensé que se decepcionaría de mí. La Mindscape es diferente, allí no piensas tanto las cosas; solo las haces o las dices. Pero en persona... soy solo este inseguro que está obsesionado con él.
Mason frunció el ceño, asimilando las palabras de su amigo.
—Tienes razón en lo último, pero no creo que sea ese el caso —insistió dispuesto a explicar a lo que se refería.
Dipper lo miró con curiosidad, esperando que Mason explicara su punto.
—¿Por qué no? —inquirió.
—Porque si dices que cuando dormían, ambos eran conscientes de quiénes eran al despertar y de lo que había pasado ese día, eso significa que Bill sabía que eras tú, sabía cómo eras realmente —explicó Mason con paciencia, tratando de hacer que su tonto amigo abriera los ojos—. Y, aun así, nunca dejó de querer a Pino. Incluso si no te reconocía al despertar, el Bill de sus sueños sabía que eras este chico lleno de defectos y medio imbécil al despertar, y nunca dejó de quererte por eso...
Dipper parpadeó, dejando que las palabras de su amigo se hundieran en su mente. Era una perspectiva que nunca había considerado, y aunque al principio le parecía extraña, comenzaba a ver algo de verdad en ella. Tal vez su amigo tenía razón. Si el Bill dormido siempre había sabido quién era realmente, aceptando sus defectos y torpezas, ¿podría el Bill despierto hacer lo mismo cuando finalmente descubriera que él era Pino?
La idea lo llenaba de una mezcla de esperanza y temor. ¿Podría Bill dejar de lado la confusión y el enojo que seguramente sentiría al enterarse de la verdad? Después de todo, si había decidido estar con él en primer lugar, tal vez ya había visto más allá de sus inseguridades y había encontrado algo que lo hacía quedarse. Pero la duda persistía, como una sombra que no podía ignorar.
—Claro si es que todo lo que dices es cierto y no es una clase de alucinación colectiva que tienes con Bill —continuó el de ojos azules.
—Justo cuando creí que no podías ser más imbécil conmigo —le dijo con ironía.
—Sólo te estoy dando mi opinión, pero si resulta que es verdad, ¿no crees que es así como lo vería Bill?
—Creo que nunca lo había visto así —admitió, como si tratara de convencerse a sí mismo de que, tal vez, no todo estaba perdido. Pero esa razón, ¿sería suficiente para mantenerlos juntos cuando la verdad saliera a la luz?
Mason rodó los ojos, como si la respuesta fuera obvia.
—Claro que no, porque eres un imbécil —respondió, con una mezcla de afecto y burla.
—Estúpido, ¿vas a querer que te ayude a recuperar a tu novio o no? —le dijo rodando los ojos con diversión—. Porque creo que se me ocurrió un plan.
—Sí, por favor —respondió Mason, desanimado, aferrándose a la esperanza de que tal vez su relación aún podría repararse.
Dipper, con una mezcla de determinación y empatía, comenzó a detallar su plan para ayudar a Mason a recuperar a Will. Su voz, aunque segura, llevaba un matiz de preocupación mientras describía cada paso con cuidado, consciente de la fragilidad de las situaciones que ambos tenían en frente.
¿Podrían Mason y Will resolver el malentendido que su secreto había causado sin querer? Se preguntaba con culpabilidad. Él esperaba que sí.
Mientras hablaba, no podía evitar que su mente se desviará hacia sus propias preocupaciones. Su relación con el rubio lo atormentaba, preguntándose si todo lo que habían construido se desmoronaría una vez que la verdad saliera a la luz. ¿Sería capaz de reparar el daño que él mismo había provocado? Una pregunta dolorosa y persistente resonaba en su mente: ¿Podría Bill perdonarlo una vez que supiera la verdad? Aunque rogaba internamente que la respuesta fuera afirmativa, no podía silenciar la pequeña voz en su cabeza que le susurraba lo contrario, insinuando que una vez que su novio descubriera todo, el amor que compartían se desvanecería.
¿En serio Bill era capaz de dejar de amarlo? ¿O sólo eran sus miedos hablando por él?
A pesar de su terror y la incertidumbre que lo atormentaba, Dipper sabía que ahora no era el momento de sumergirse en sus propios problemas. Mason necesitaba su apoyo, y él estaba decidido a ayudarlo a salvar su relación, incluso si eso significaba poner en pausa la suya propia.
Ambos parecían estar teniendo problemas en sus respectivos paraísos, y mientras el futuro era incierto, Dipper sólo podía esperar que fueran lo suficientemente fuertes para superarlos.
Primero que nada, yo sé que me odian por el capítulo anterior, pero no me arrepiento de nada !! Todo pasa por algo.
Y para su información, Karla se ofendió con ustedes porque les valió verga que Will se estuviera muriendo, creo solo como 2 personas se preocuparon por él.
Capítulo dedicado a 098Michi_Mike PORQUE FUE LA ÚNICA PERSONA que a pesar de estar frustrada pregunto como estaba Will. Y porque le quiero mucho y y y siempre me hacen felices sus comentarios y porque me mandó fotos de mapaches y gatitos por IG, se merece esto y más.🫶🏻
Pero bueno, ¿cómo están? ¿Les gustó el capítulo?
¿Quiénes creen que serán los siguientes en terminar por culpa de Pino? ¿Ya entienden por qué Will estaba tan afectado? ¿Quién ganará mejor pareja en el concurso de San Valentín si dos de ellas ya terminaron? ¿Sabían que Vicky fue la primera a la que Dipper le dijo que era Pino? ¿Quién le está diciendo a todo el mundo sobre Pino? ¿El amor imposible de Will por Gavigan cuenta como infidelidad? ¿La Mindscape es en realidad una alucinación colectiva? ¿Lograrán reconciliarse Will y Gleeful?
La verdad no sé de dónde se me ocurren tantas tonterías para preguntar, pero en serio me hace muy feliz que la gente sí me responda shdkdkd., les tqm a cada uno que responde las preguntas todas babosas.
Esta es la segunda parte del capítulo anterior que tuvimos que dividir y como ven, casi no queda con lo que pasó en el anterior, así que aquí está en su propio capítulo.
No sé si a alguien de aquí le interesa, pero Karla y yo creamos una comunidad en WhatsApp donde estamos hablando con muchos de ustedes sobre el Billdip, Dipwill y los fics en general, también tenemos un chat de spoilers, fanarts y un sin fin de ellos que no sabemos usar, pero por si quieren unirse y pasar un rato con nosotras, estaremos más que felices de convivir con ustedes, el link al grupo está en el perfil de la cuenta (hasta el final de la descripción) junto con nuestras demás redes sociales.
Tengo pensadas un par de dedicaciones a las personas que casi siempre comentan los capítulos y me hacen muy feliz pero ya no quedan tantas partes y y y me odio porque no se me ocurrió antes, ¿se molestarían si les dedico capítulos antigüos a algunos? Y si aceptan, les dejo escoger el capítulo que quieran ahdjdld. Igual si no comentan y quieren dedicatoria en alguno de los capítulos anteriores, sientanse libres de pedirlas aqui:
Les quiero mucho, mucho, mucho y espero que tengan un muy feliz viernessss. No quiero ilusionarlos pero la próxima semana Karla descansa y tenemos planeadas varias cositas.
Atte. Infiel #1 e Infiel #2.
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