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The Messy Dinner With The Pines.

La desastrosa cena con los Pines.

Dipper sabía que su madre estaba a punto de descubrir sus mentiras.

Llevaba aproximadamente 1 hora tratando con todas sus fuerzas no arruinar la relación de su hermana por accidente, pero era más difícil de lo que había creído, no solo era ocultar su repulsión hacia Xólotl con lo que decía sino también tratar de evitar demostrar la molestia de su voz y las muecas de su expresión, y eso le estaba costando más de lo que creía.

Las respuestas acerca de Mabel y su felicidad habían sido fáciles, pero las preguntas sobre su opinión del chico eran realmente difíciles.

—Bueno Dipper, ya casi terminamos —le dijo Mary sentada en el estudio de su esposo con extrema seriedad.

El mencionado estaba 100% seguro de que su hermana estaba tratando de oír la conversación a través de la puerta muriendo de los nervios.

—¿Qué tan bien te llevas con Xólotl? —le pregunto y el castaño sabía que su mueca era imposible de ocultar esa vez.

—Nos llevamos bien... —mintió débilmente.

—Mason —soltó, y al escuchar su nombre salir de la boca de su madre estaba seguro de que estaba muerto—. ¿Sabías que se ve peor que me hayas mentido casi toda la entrevista? Sé que quieres la felicidad de tu hermana, pero tengo que asegurarme que es un buen partido para ella.

—¡Y lo es! —Replicó con velocidad.

—¿Entonces por qué mientes?

—Porque... —Dipper miró a los ojos a su mamá, y decidió ser honesto—, porque no nos llevamos bien, a veces ni siquiera lo tolero, pero no quiero que mi opinión sobre él afecte su relación con Mabel, incluso aunque Xólotl me cae mal sé que la quiere mucho y ni siquiera yo quiero arruinar eso para ellos —confesó nervioso.

—¿Y se puede saber por qué no lo toleras?

—Solo no lo tolero a veces.

—Bueno, de esas veces ¿porque no toleras a Xólotl?

—Porque-

La puerta del estudio sonó interrumpiendo a ambos, por lo que Mary permitió una pequeña pausa para abrir la puerta viendo a la castaña con un puchero en sus labios.

—Todavía no terminamos, corazón.

—No, no es por eso —dijo con la voz entrecortada—, es solo que Bill ya llegó.

—Pero todavía no es hora —soltó Dipper confundido.

—Yo le dije que llegará antes —aclaro Mary—, dile que pase aquí con nosotros, quiero hablar con él.

Mabel asintió como pudo y fue en busca del rubio, mientras Dipper miraba a su madre confundido.

—¿Por qué estás tan sorprendido? Tengo su número porque a ti se te olvida avisarme cuando salen —comentó la señora contestando la pregunta que su hijo no había terminado de formular en su cabeza—. Y más importante, quería una segunda opinión.

—Es que se me olvidaba —dijo haciendo un puchero—, aparte, pudiste haberme avisado, no me había terminado de arreglar, me va a ver así.

—Supongo que también a mí se me olvido avisarte —le dijo con una sonrisa.

—A veces eres malvada.

—Además tu siempre te ves precioso, mi angelito —continuo con una sonrisa, provocando que Dipper se sonrojará ligeramente.

Unos golpes tímidos en la puerta les dieron a entender que el rubio había llegado, Mary se levantó de su asiento y le abrió la puerta, invitándolo a pasar, Bill saludó tímidamente a su novio sentándose a su lado, el rubio se encontraba vestido entre la combinación perfecta de casual y formal, cargando una pequeña mochila que dejó a su lado al sentarse.

—Disculpa que te haga pasar aquí, pero me encantaría hacerte unas preguntas rápidas y ya luego puedes estar un rato con Dipper en lo que llega Xólotl.

—Claro que sí, no hay problema —le dijo con una sonrisa nerviosa.

—Bueno Bill, te traje aquí porque me gustaría saber qué opinas de Xólotl.

—Es un tonto —respondió el mencionado sin pena alguna.

—¡Bill! —le regañó su novio por lo bajo empujándolo ligeramente.

—Déjalo hablar a Mason —le regaño su madre, quien no estaba de humor para más mentiras.

—No sabe cuándo parar con las bromas o chistes, uy y ni hablar, a veces hace unos comentarios tan fuera de lugar —dijo sin ninguna vergüenza sobre su amigo—, y siendo sincero a veces molesta mucho a su hijo.

—Dios mío Bill eres lo peor —soltó Dipper, él realmente lo había intentado.

¿Acaso Bill odiaba secretamente a Xólotl?

—Y la verdad es que Xólotl es afortunado de tener a alguien como Mabel como su novia, en todos los años de amistad que tengo con él puedo jurar que la luz de sus ojos es Mabel, Xólotl se desvive por ella, ha pasado todas sus tardes ayudando a Mabel con las grabaciones de su proyecto de arte y ayudándole con los props de las escenas, jamás lo había visto así por ninguna chica.

Dipper entendía a donde iba, tal vez Bill sí quería a su amigo después de todo.

—Sí, es cierto, sus chistes y bromas no tienen reparación y suelen molestar a Dipper, pero siendo honestos yo solía irritar mucho a su hijo y él también a mí y mire dónde estamos, puedo asegurarle que su hijo me adora y yo lo adoro a él, Dipper es definitivamente lo mejor que me ha pasado, alegrándome con su existencia y nada de eso hubiera sido posible si usted no me hubiera dado la oportunidad de salir con él, así que simplemente le pido que le dé esa oportunidad a Xólotl.

El castaño lo miró con ternura al escuchar sus palabras, arrepintiéndose de dudar de él.

—¿Ves Mason? Eso es lo que quería escuchar —le dijo su madre viendo a su hijo hacer un pequeño puchero—, adelante, ya se pueden retirar, ya escuché suficiente.

Ambos chicos se levantaron de sus asientos, el mencionado noto al rubio bastante tembloroso debido a los nervios, por lo que lo tomó de las manos mientras salían de la habitación encontrándose con la castaña quien parecía haberse puesto a rezar.

—¿Se puede saber qué haces?

—¿Ya terminaron? —pregunto ansiosa y su hermano asintió—, ¿cómo fue? Y Dipper, claramente estoy manifestando y decretando que todo salga bien hoy y que la familia acepte a Xólotl.

—Ehhh...

—Estoy desesperada, ¿okay? —soltó la castaña, ella mejor que nadie conocía a Xólotl, y su carácter tan... Xólotl, era lo que hacía que se muriera por él, pero lo que hacía que estuviera aterrada por su familia—, ya dime cómo les fue, ¿voy a tener que terminar con Xólotl?

—Sabes que mamá no se va a interponer en nuestra relación a menos que crea que es un peligro para nosotros, y no hay manera de que crea eso de Xólotl —le dijo Dipper intentando calmarla—, aunque-

—¿Aunque qué? —preguntó asustada.

—Sí se enteró de que Xólotl me cae mal —comentó con una sonrisa incomoda—, pero Bill supo cómo solucionarlo, lo juro.

La castaña soltó un extenso suspiro de resignación.

—¿Seguro?

—Seguro, ¿verdad Bill?

—Totalmente, le gusto mi sinceridad —añadió el rubio bastante orgulloso.

—No fue a la única —le dijo su novio con una sonrisa.

—Confiaré en ustedes —contestó desanimada, pero tratando de mantener su esperanza—, pero aun así le pediré a mi ser superior su ayuda.

[...]

Los tres chicos se encontraban ayudando a preparar la mesa, con cada vez menos tiempo para que llegaran los invitados, y por cada minuto que pasaba Mabel se sentía cada vez más desesperada.

Mary preparaba los cubiertos que se usarían durante la cena, y cuando Dipper noto aquello no dudó ni un momento en intervenir, por lo que se acercó cuidadosamente a su madre.

—¿Podemos ponerle una cuchara pequeña a Bill? —preguntó causando una inmensa ternura y agradecimiento en el rubio.

—Claro que sí corazón.

Cuando el menor regresó junto a su novio para seguir ayudando Bill le dio un corto beso en las mejillas seguido de un pequeño susurro agradeciéndole, mientras que la madre acomodaba los cubiertos reservando aquellos con la cuchara pequeña para el rubio.

—Listo mis amores —les dijo Mary—, yo me encargo desde aquí, ustedes vayan a recibir a sus tíos que ya deben de estar por llegar, y más importante aún, nuestro invitado de honor.

Y como por arte de magia el timbre de la puerta sonó.

—Les dije —comentó la madre de los gemelos—, mi instinto nunca falla y el que diga que revise mi celular es un mentiroso.

Dipper rió sabiendo que se refería a él, pero rápidamente ambos hermanos fueron a abrir la puerta sólo para encontrarse con ambos de sus tíos.

—Realmente espero que el chico sea un buen partido para ti Mabel, especialmente con lo del otro día —dijo Stanley.

—Te juro que eso fue un accidente —replicó la castaña.

Ford miró a la chica y a su hermano con curiosidad.

—Sino, no sabe en lo que se mete —continuó Stanley.

Stanford soltó una carcajada.

—No se vale, tú ya lo conoces —se quejó Stan—, nos arruinas la primera impresión.

—Oh, esta noche será divertida —soltó con una sonrisa que lentamente disminuyó cuando vio al rubio—. No sabía que también te nos unirías a cenar hoy.

Dipper notó como inmediatamente el rubio se tensaba en su lugar, probablemente recordando la actitud tan molesta que tomaba su tío con él.

—Mamá lo invitó porque lo quiere mucho, ¿verdad, Bill? —respondió el castaño con rapidez a la defensiva.

—Sí, la señora Pines me invitó —comentó con nerviosismo—. Quería preguntarme por Xólotl también.

—¡Stanford Pines! Si te atreves a atormentar a Bill esta noche te quedarás sin postre —amenazó rápidamente Mary saliendo del comedor con una cuchara a lo que Ford se encogió de hombros—. Antes que nada, hoy es día en el que atormentamos al novio de Mabel, no el de Dipper.

—Definitivamente estos son mis días favoritos —comentó Stanley—. Comida deliciosa de Mary más encima podemos atormentar adolescentes con una excusa.

La castaña soltó un quejido seguido de un puchero.

—Son lo peor —soltó la castaña.

—Mira corazón, tu vienes con tu familia incluida y tu novio tiene que vernos en nuestro peor momento —le dijo su madre—, y si no se asusta por tu familia desquiciada, entonces ahí es.

—¡Mamá! —se quejó la chica y los tres adultos rieron—. ¿Por qué con Dipper no fueron así?

—Porque con Dipper hay que tener cuidado, era el primer novio que nos presentaba, su salida del closet oficial y aun así creo que lo asustamos un poco —explicó Mary mientras terminaba de acomodar unas cosas—, ¿no es así corazón?

—No necesariamente —respondió el rubio—. Fue divertido, me la pasé bien y comí muy rico y Ford de por sí me asusta siempre así que no hubo diferencia.

Esta vez fue el turno de Stanley de reír.

—¿Ves? Bill nos acepta como familia desquiciada, por eso tiene mi aprobación —dijo su madre—, por eso y porque es una ternura de niño, así que deja de quejarte y ve a buscar a tu padre que está trabajando en mi cuarto y dile que ya casi es hora de la cena.

Bill sonrió orgulloso ante la aprobación de la señora Pines.

—Sí, porque tú lo mandaste a trabajar ahí para hacer la entrevista en su oficina como si estuvieras en alguna película de mafiosos —respondió Mabel.

—Mentiras niña, él se ofreció por tu propio bien —añadió Mary.

—Ni tú te crees eso má —le replicó.

Dipper tomó una bocanada de aire completamente dispuesto a que los eventos de la cena anterior no se repitieran, especialmente ahora que su madre había traído el tema.

—Tío Ford necesito hablar contigo urgentemente —dijo Dipper.

Una vez que su tío accedió, el menor se lo llevó a un lugar apartado para poder hablar.

—Bueno Bill, tú conoces a ese tal Xólotl, así que necesito que me digas si ese chico es bueno para mi calabacita o si tenemos que meterle un tate quieto...

Eso fue lo último que escuchó Dipper e internamente rogó porque su tío Stan no molestara mucho a Bill mientras no estaba, y cuando finalmente estuvo lo suficiente lejos de su familia, el castaño se armó de valor para decirle lo que quería.

—¿Qué ocurre Dipper? —le preguntó su tío ligeramente preocupado—. Estás demasiado serio, ¿todo está bien?

—Me gustaría pedirte que no seas tan duro con Bill en la cena... y también fuera de la cena —le pidió el castaño—. En especial fuera de la cena.

—No entiendo a qué viene todo esto —le respondió sorprendido—, es mi responsabilidad supervisar con quien te relacionas.

—Y está bien que lo hagas, pero no lo estás supervisando, lo estás atormentando y no es justo que seas así con él, ya sea por un error que yo cometí al escribir eso en el examen o por cómo le va en tu clase, porque como le va en la escuela no define cómo es como persona o incluso más importante, no define cómo es conmigo —aclaró el menor armándose de valor diciéndole todo lo que quería—. Tío, tú sabes cuanto valoro tu opinión y aunque la respeto mucho, no puedo evitar pensar que es demasiado injusta la actitud que tienes con él, especialmente porque no ha hecho nada para que actúes así.

—Dipper, no es agradable tener que recordarte todas las veces que los vi discutir y tuve que separar tanto en mi clase como fuera de esta y aunque te guste llamarlas debates la mayoría de estas no sonaban para nada tranquilas como para serlo —le aclaró, recordándole que hace un par de meses no estaban en los mejores terminos—, así que claro que me preocupa demasiado ver que has olvidado por completo tu antigua relación con Bill y todo lo que hicieron por el simple hecho de que ahora te guste.

—Es cierto que la mayoría de esas discusiones fueron demasiado desagradables y entiendo que Bill haya generado una mala impresión en ti por eso, porque también lo hizo en mí, pero la mayoría de esas discusiones no las inicio él, sino yo, yo era el que solía seguir con el tema cuando él quería parar y eso aunque me vuelve un poco imbécil no define quien soy, y mucho menos define a Bill, yo solo pido que le des una oportunidad porque la verdad es que no solo me gusta y ya —dijo muy seguro de sí sonrojándose un poco con lo último—. Y de verdad significaría el mundo para mi si dejarás de pensar que es el peor novio para mí y realmente intentaras conocerlo.

Stanford miró seriamente a su sobrino, escuchando cada una de las palabras que decía, por dentro sabía que Dipper tenía razón, había estado actuando demasiado crítico con el chico y aunque había algo que no terminaba de cuadrar acerca del rubio cuando terminó, decidió tragarse su orgullo para sugerirle una idea al menor.

—¿De verdad lo quieres tanto? —le preguntó y su sobrino asintió tímidamente—, bien, veré que podemos hacer para que lo pueda conocer mejor, pero aun así lo voy a atormentar hoy en honor a que es una cena para espantar al novio de Mabel —advirtió con una sonrisa—, pero no seré tan duro con él fuera de eso.

—Supongo que eso está bien —contestó el menor, sintiendo como su cuerpo se llenaba de alivio—, regresemos antes de que mi mamá se enoje por secretear cuando hay visitas.

—Buen punto, no me quiero quedar sin postre hoy —añadió el mayor.

Dipper se emocionó mientras ambos regresaban y llegó muy contento al lado de su novio mientras que él le contaba a Stanley las cosas positivas de su amigo.

—Hasta que se dignaron a regresar los groseros —soltó la madre de los gemelos.

—Le estaba preguntando algo de la escuela —mintió el menor.

—Eso lo pudieron hacer cuando se fueran nuestros invitados —les dijo con una sonrisa que ambos sabían era mentira.

Antes de que la señora pudiera seguirlos regañando, el sonido del timbre la detuvo.

—Justo a tiempo —dijo Mary con emoción—. El invitado de honor, pero aun así hablaremos de esto después.

Al decir lo último Dipper hizo un puchero.

—Dipper —le gritó su hermana—, abre la puerta.

La mamá la miró confundida mientras la castaña comenzaba a subir las escaleras.

—¿Por qué yo?

—Porque Xólotl me tiene que ver bajar de las escaleras —explicó mientras corría.

—¿Por qué?

—Es por efectos dramáticos, Dipper por favorrr —le suplico alargando las r.

Bill soltó una risa.

—Ya la escuchaste —le dijo el rubio a su novio.

El castaño rodó los ojos, pero fue a abrir la puerta, encontrándose a un joven que no reconoció, el cabello que usualmente tenía en un estilo un poco rebelde ahora estaba pulcramente peinado, y su ropa que típicamente se veía como deportiva, era una vestimenta semiformal con una camisa y pantalones.

En sus manos tenía un ramo de flores, él no quería llevar lo mismo que el rubio había llevado, en su lugar él quería llevar un mariachi para darle una serenata a su amada, pero su madre insistió en que no podía hacer eso, aunque la verdad es que no había encontrado un mariachi que pudiera escribirle una canción especial a Mabel con tan poco tiempo de anticipación.

—Buenas noches —le dijo con seriedad.

Dipper rodó los ojos... Esa sería una noche larga.

—Adelante —respondió apartándose para dejar entrar al chico.

Bill estaba escondiendo una sonrisa, mientras su amigo entraba a la casa.

Mabel salió de su habitación y se paró en la punta de las escaleras, posando ligeramente con una sonrisa mientras bajaba lentamente y Xólotl la miró con una sonrisa en cada escalón y cuando la castaña finalmente llegó a los últimos escalones, el chico sacó una flor de detrás de él.

—Esta es para ti, pero ni una flor tan bonita como esta se compara con tu belleza —le dijo sin pensarlo ni un solo segundo y con una sonrisa le coloco la flor en su cabello, Mabel sonrió ampliamente y lo tomó de la mano.

La mamá vio la interacción con curiosidad, entendiendo cada vez mejor porque era el novio de su hija, por unos instantes la castaña olvido por completo porque su familia podría no aceptar a alguien tan lindo como Xólotl, mientras que Dipper por su parte, trataba fuertemente de no hacer muecas ante la presentación del chico, en especial desde que Bill le apretaba la mano ligeramente tratando de decirle que se controlara.

—Mami —dijo la castaña emocionada—, te presentó a mi novio, Xólotl.

—Dipper y Mabel no me habían dicho que tienen una hermana —soltó con una sonrisa inocente—, estás son para usted.

La señora Pines lo miró con una sonrisa ante tan agradable comentario, haciéndola olvidar que tenía que regañar a ambos de sus hijos por unos instantes.

—Pero qué encanto —le dijo aceptando las flores—, la comida ya está lista.

[...]

La cena no iba ni a la mitad y Dipper ya quería desaparecer de ahí.

Después de la pequeña introducción de Mabel hacia la familia, la familia entera se había acomodado en la mesa, la cual tenía una pequeña mesa anexada para que todos tuvieran un lugar.

Dipper debía admitir que estaba más ansioso de lo que le gustaría admitir, en primera porque su mamá ya lo había atrapado mintiendo una vez y eso nunca era bueno, en segunda porque la cena era bastante incómoda, más de lo que se había esperado, y en tercera porque había decidido preguntarle a Bill sobre sus medicinas al final de la cena y definitivamente no sabía si estaba listo para eso.

Y, por si fuera poco, Stan y Xólotl se estaban llevando bien, ¿quién hubiera dicho que después de unos minutos intentando "intimidar" al chico de su calabacita, Stan se hubiera dado cuenta que el novio de Mabel tenía el mismo estúpido sentido del humor que él?

Dipper ciertamente no, y no estaba muy complacido, genial, el tío que abogaba siempre por Mabel ya quería a su novio, y el que siempre abogaba por él, no soportaba al suyo.

El castaño había esperado que, así como lo fue con su novio, hubiera un poco más de agresión hacia el de nombre azteca, sin embargo, ahí estaba haciendo una que otra broma.

—Ford, tu que eres el listo —le dijo Stanley a su hermano—, ¿sabes cómo se despiden los químicos?

—No Stanley —respondió rendido, rogando que acabara con sus sufrimiento—, ¿cómo?

—Ácido un placer.

Xólotl y Mabel fueron los únicos que rieron ante esto y para desgracia de todos en la mesa, el novio de la castaña decidió unírsele a su tío.

—¿Sabían que en este mundo hay tres tipos de personas? —Mabel lo miró, animándolo a continuar—. Los que saben contar y los que no.

Stanley soltó la carcajada más fuerte de toda la cena, al parecer Mabel había logrado que su novio y su tío se llevarán, y Dipper no sabía ni porque le sorprendía.

—Detengámonos ahora antes de que el tío Stan empiece con los chistes de ex-esposas —dijo Mary—, pero eso estuvo bien Xólotl.

Era como una pesadilla hecha realidad, el castaño sólo quería irse de ahí.

—¡Qué aguafiestas, Mary! —se quejó Stan—, él chico y yo estamos divirtiéndonos.

—No empieces o no habrá postre —soltó con una sonrisa.

Como fuera Dipper y Mabel estaban ayudando a llevar los platos a la mesa, porque después de todo ellos eran los que tenían invitados. Uno a uno, fueron llevando la entrada que consistía en una sopa simple, una vez que todos tenían su plato listo.

—Gracias por acordarse —soltó Bill emocionado al notar los cubiertos pequeños en la mesa hacia la mamá de Dipper.

—En realidad Dipper me recordó —le contestó con dulzura—, está muy pendiente de ti.

Bill y el castaño se sonrojaron ante ese comentario.

—Gracias —le dijo el rubio.

—Y, dime chico —le habló Stan, llamando la atención del castaño—, ¿por qué comes con una cuchara pequeña?

Todos dirigieron su mirada hacia el rubio, quien por un momento se sintió algo avergonzado por la repentina atención, Dipper le tomó la mano por debajo de la mesa dándole ánimos.

—Porque si son más grandes son incómodas, siento que me voy a ahogar —contestó simplemente, sin querer darle importancia al asunto llamando la atención de Stanford, pero se vio interrumpido por el comentario de su hermano.

—Si una cuchara te hace sentir así —empezó Stan queriendo molestar a su sobrino—, ¿cómo le haces con el-

—Detente ahí mismo, Stanley —le interrumpió la Mary furiosa—. Ni siquiera lo intentes, es completamente inapropiado.

—Yo no dije nada —soltó con falsa inocencia.

El castaño jamás se sintió tan aliviado por su mamá, pero pudo notar como el rubio se ruborizaba fuertemente por la intención de la pregunta, su madre nada más rodo los ojos.

Xólotl contuvo una risa con todas sus fuerzas no reír ante el comentario de Stanley.

—Aparte era una broma, hasta su amigo lo pensó —dijo con diversión.

—No señora —habló inmediatamente Xólotl, borrando la sonrisa de su rostro de inmediato—, yo no.

—Bueno —interrumpió Mabel sabiendo que Xólotl caería ante una de las bromas inapropiadas—, independientemente de que Bill usa cucharitas, ¿te he contado que Xólotl habla perfectamente español?

—¿Ah sí? Háblame más de eso tesoro —le respondió su madre felizmente de cambiar el tema.

—¿Y si es tan bueno en español por que sigues fallando tus exámenes? —preguntó su papá—, la última vez sacaste 63 y antes de 50.

—Esa mejora fue gracias a Xólotl —respondió la chica.

—¿Por qué sacaste 50 y 63? —le cuestionó Stanley confundido—. ¡Puedes hacer trampa! ¡Está todo en internet!

—¡SI HICE TRAMPA! —la chica se dio cuenta de lo que había dicho—, es broma mami y Ford.

La señora Pines se veía ligeramente irritada por eso, pero no iba a armar un escándalo frente a los invitados.

—Luego hablaremos de esto cielo —le dijo evidentemente enojada—, y ¿cómo aprendiste español?

—Mi mamá es mexicana —empezó a explicar Xólotl, totalmente nervioso—. Y pues desde que era muy pequeño ella nos enseñó y...

Dipper pudo escuchar como Xólotl entablaba una conversación en español enseñándole algunas palabras y frases a su familia, pero decidió ignorarlo mientras se concentraba en Bill, ¿cómo le preguntaría lo de sus medicinas sin que se vea extraño?

—Además, ¿tío Ford verdad que le va muy bien en tu clase?

—Si no fuera porque nunca para de hablar diría que es el mejor de la clase —respondió y luego aclaró—; junto con Dipper, aunque Dipper ha tenido algún que otro altibajo.

El castaño se avergonzó ante eso. Estaba hablando del examen que hablaba de Bill, pero decidió no darle importancia.

—¿Ves? Mi relación jamás le ha afectado en sus calificaciones —dijo Mabel y al instante se arrepintió—. Perdón, Dipper.

—Fue antes de que saliera con Bill, ¿okay? —aclaró finalmente.

—Como decía, es un buen estudiante, aunque bastante revoltoso —comentó Ford.

—No puedo evitarlo, soy muy parlanchín —explicó algo nervioso—, mi hermanita siempre me regaña cuando le hago trenzas porque dice que no me calló, y que me tardo más contándole de Mabel que peinándola, pero nunca fallo escolarmente.

—¿Hermana? —preguntó Mary.

—Ah sí mamá, Xólotl tiene una hermanita de 6 años, y es su adoración, se llama Karen y este fin de semana iremos juntos al zoológico —dijo la castaña y su madre la miró esperando algo más—; claro, si me das permiso.

—Mi hermanita adora a Mabel, dice que es como una princesa en persona y no podría estar más de acuerdo —añadió Xólotl—, a ella le encantaría ir al zoológico con Mabel.

—Que lindo, me alegra que te lleves bien con la pequeña, así que lo considerare —empezó la madre de los gemelos—, aunque me sorprende que ya te conozca tanto como para que te quiera tanto, me hace cuestionarme si tú y este chico llevan saliendo tan poco tiempo como dices.

—Soy muy encantadora con los niños —dijo la castaña rápidamente.

—Mabel —habló Robert, intentando ayudarla—, me agrada el muchacho, pero me alegra más que hayas superado tu etapa acosadora.

—¿Superado? —interrumpió Stan—, ¿de verdad crees que siquiera le permitiría cenar con nosotros sin conocerlo?

Xólotl lo miró sorprendido.

—Mabel y yo le hicimos un chequeo a sus antecedentes, y créeme, Mary, no hay nada preocupante —Stan lo miró seriamente—, ¿o sí?

Estaba mintiendo, ¿verdad? No había manera de que supiera del incidente del fuego en casa de su tío.

—Así es, todo limpio —mintió sonriente.

Stan le guiñó el ojo y Xólotl supo que debía hablar con él en algún momento, especialmente porque creía haber eliminado toda la evidencia de aquello.

—Que bonitos platos señora —empezó Xólotl completamente nervioso tratando de cambiar el tema—, en mi casa ya no usamos los platos de porcelana desde que mi tío le lanzó uno a mi otro tío y tuvieron que ponerle puntos y llamar a la policía, así que desde eso en las reuniones solo usamos de plástico, muchas familias escogerían terapia o algo así, pero en la mía decidieron irse por cambiar los platos.

Xólotl se dio cuenta de lo que había dicho tal vez un poco tarde, debido a las miradas sorprendidas de la familia de su novia.

—No que mi familia este mal o sea violenta, de hecho, ya no hablamos con esos tíos, especialmente desde que mi mamá comenzó a sospechar que uno de ellos vendía drogas, lo cual mi mamá y yo no aprobamos y Mabel nunca tendrá que interactuar con ellos, yo ya le dije que ni los invitaría a la boda... —soltó aún más nervioso sin poder parar—, no que le esté pidiendo su mano, aunque si me gustaría que nos casáramos un día... ¿sabe? Creo que mejor me callo, solo no me prohíba salir con su hija, es lo mejor que me ha pasado.

La madre de los gemelos lo miró seriamente unos segundos y luego soltó una carcajada, contagiando a algunos en la mesa, pero Ford lo miró con preocupación.

—Puedo entender porque ustedes dos empezaron a salir —dijo con diversión Mary—. Definitivamente puedo ver porque te gusta, cielo. Es como tú.

Mabel rio nerviosamente.

Una canción con un tono pegadizo empezó a sonar, Dipper creía haberla escuchado antes pero no recordaba el nombre, algo similar a "Don't Start Un-believing".

—Ugh no esa canción de Glee —soltó el rubio sin pensar haciendo una mueca y tapándose los oídos ligeramente.

—Lo siento tanto, creía que lo tenía en silencio —soltó Xólotl colgando la llamada.

A pesar de que lo había quitado rápidamente todos miraban con excesiva curiosidad la reacción de Bill, quien pareció darse cuenta de cómo había actuado.

—Perdón —reaccionó rápidamente ocultando sus manos con nerviosismo—, es solo que no me gusta la canción.

—Mabel, dime que no lo hiciste ver Glee —dijo su madre tratando de desviar la atención del rubio que se veía visiblemente incómodo.

—Obvio que sí mamá, es la mejor serie —dijo la castaña notando sus intenciones—, es una obra de arte y a Xólotl le gusta mucho, ¿verdad?

—Sí, sí, me encanta —complementó el chico y Bill no supo si estaba mintiendo o no—, mi personaje favorito es Finn.

—Finn es el amor de la vida de Rachel —aclaró la castaña.

—Créeme que lo sé —soltó su madre—, nunca paras de hablar de ellos, es como cuando pasaste una semana llorando porque Rachel no paso su audición de NYADA.

—¡Es que llevaba toda su vida practicando esa canción! No es posible que la fallara —explicó la castaña.

—Ni siquiera es buena, no entiendo porque les gusta —se quejó Dipper rodando los ojos—, y no me hagan empezar con lo que hicieron en Britney 2.0, ahí perdieron sus derechos humanos, ¿escuchaste lo que hicieron con Oops I did Again? Y ni hablar de que se burlaron de su crisis del 2007, ese capítulo es simplemente una falta de respeto y un sacrilegio al legado de las canciones de la diosa que es Britney Spears.

—Y ni así nos habíamos dado cuenta que eras gay hasta que trajiste a Bill a cenar —dijo Stanley con burla—. Ahora, Ford págame.

—Eso es mentira, ya sabíamos —dijo su mamá por inercia—, ¿aparte que apostaron ustedes dos?

—¡Mamá! —exclamó el menor con las mejillas rojas.

—Perdón corazón, pero es la verdad —respondió apenada.

—Acerca de si Dipper se quejara por milésima vez sobre el capítulo de Britney 2.0 si Mabel mencionaba algo de Glee —explicó Stanley—, supiste muy bien cómo sacar el tema Calabacita.

Mabel sonrió orgullosa y Bill soltó una pequeña risa.

—¿Cómo hicieron eso? —pregunto Xólotl.

Dipper se tapaba el rostro mientras Mabel explicaba cómo le había pedido a una de sus amistades en común, cierta chica rubia, que le marcara a Xólotl durante la cena para sacar el tema casualmente y el castaño solo podía pensar en cómo a veces odiaba a su familia.

No podía entender cómo incluso en la cena que no era para atormentarlo lo conseguían hacer tan exitosamente, en especial cuando el resto de la cena se la habían pasado aliándose contra él.

Así que agradeció cuando por suerte habían terminado el postre, Dipper y Mabel no dudaron ni un minuto en ayudar a levantar los platos de todos junto a la compañía de sus parejas.

—La vez pasada lo hice yo, así que te toca —Dipper se encogió de hombros con una sonrisa—, excepto el de Bill, ese me lo puedes dejar a mí.

—Te odio —respondió la castaña.

Mientras eso ocurría Xólotl se le acercó a su amigo.

—¿Qué fue eso con la canción de Glee? —le preguntó ligeramente preocupado.

Dipper rápidamente dirigió toda su atención a la conversación.

—Perdona, es solo que me agobia mucho escuchar el "cha, cha, cha", no sé si es porque es tan repetitivo, pero tiene algo que me pone muy nervioso y me desespera —trató de explicar el chico.

—¿Eso es porque estas loquito o porque eres mamón? —preguntó Xólotl y Bill lo empujo rodando los ojos.

—Eres un pendejo —le respondió

—Era una pregunta genuina —se defendió Xólotl—, para saber si la cambio por alguna otra Finnchel.

—No es necesario —aclaró el rubio.

—Ya te tocan los de Bill —la chica lo sacó de la concentración que tenía en la plática—, encima me dejas los platos por chismoso.

—Cállate Mabel —respondió su hermano con molestia.

—¿No sabías que es de mala educación escuchar pláticas ajenas? —preguntó Xólotl.

Bill rió al notar al castaño escuchar cautelosamente la conversación, Dipper se sonrojó al ser descubierto.

—Es que quería saber también.

—Puedes preguntarme directamente, ¿sabes? —aclaró su novio con diversión.

Dipper lo miró a los ojos tomando esa oración como una señal divina, no había otra opción, esa sería la noche en la que finalmente le preguntaría sobre el tema de las medicinas, solo tenía que encontrar el momento adecuado.

—Eso es lo que siempre le digo —añadió Xólotl.

El castaño lo observó como si fuera un raro y Bill bastante confundido, pero simplemente decidió ignorarlo.

—Por cierto, ¿crees que pueda hablar con tu madre ahora? Es que quería pedirle permiso para poder salir en San Valentín con mi cuchurrumin —le preguntó al castaño.

—¡Cierto! Yo igual debería hacer eso —murmuró Bill más para sí mismo—, lo último que quiero es que se enoje conmigo por no avisarle.

—Copión —reclamó Xólotl.

—Mira quien lo dice, venir formal y traer flores fue mi idea, solo que yo incluso traje galletas.

—Y yo si le traje a mi chikistrikis, tus nomas le diste a la señora Pines.

—¡Pensé que sería demasiado!

Dipper soltó una pequeña risa ante la conversación que ambos chicos compartían, y aquella conversación le había recordado que todavía no estaba del todo seguro cual sería el regalo adecuado para su novio este San Valentin, no sabía si regalarle lo que realmente quería.

[...]

Un rato había pasado desde la cena en la que los adultos se habían encontrado hablando mientras ambas parejitas conversaban en la sala, pero cuando estos habían terminado de hablar Stanford le había pedido hablar con Dipper.

Lo último que había escuchado que discutían los chicos había sido como Xólotl les preguntaba si se había pasado con algo que Dipper no sabía si había escuchado bien, ¿Moco de gorila? ¿Qué era eso?

Ni siquiera sabía porque estaba sobre analizando algo tan tonto como eso, pero suponía que eran los nervios de lo que su tío le diría a continuación.

—Bueno como oficialmente no creo que haya peor pretendiente que Xólotl que ayuda a tu hermana a pasar español pasándole las tareas o aliandose a Stanley para hacer chistes tontos, estuve pensando en alguna manera en la que pueda conocer mejor a Bill, pero primero me gustaría saber si estás de acuerdo con eso —le comentó Stanford a lo que él castaño asintió con una pequeña sonrisa llena de emoción—. ¿Qué tanto crees que le gustaría a tu novio unirse al rol? ¿Y qué tanto te gustaría a ti que se una?

Dipper sintió como el aire regresaba a sus pulmones mientras se llenaba de un alivio inmenso al escuchar aquello y sonrió a más no poder, y fue ahí cuando Stanford entendió lo mucho que Bill Cipher hacía feliz a su sobrino.

—Me encantaría —soltó el castaño con una sonrisa—, y sé que a Bill también le va a encantar.

—Perfecto, enséñale todo lo que necesite saber para que vaya pensando en un personaje —le dijo con una sonrisa enternecida.

El castaño lo abrazó rápidamente con una fuerza que Ford no sabía que tenía en él, y simplemente negó con la cabeza.

—Gracias tío, de verdad —respondió con una sonrisa y se alejó corriendo dispuesto a contarle todo a su chico.

Dipper regresó emocionado hasta la sala donde vio a su novio con la parejita de tórtolos que hacían Xólotl y su hermana, con rapidez decidió alejarse de ahí con Bill para darle la noticia y preguntarle si quería unirse.

—Okay —empezó completamente emocionado—, ¿qué te parecería unirte a mí y a unos amigos a jugar rol?

—No tengo ni la menor idea de que es eso —respondió Bill—, pero claro que me encantaría pasar más tiempo contigo, solo necesito que me expliques que es "rol".

—Oh no, no te metas en ese mundo —le advirtió Xólotl—, mal ahí Pines, pero no vas a pervertir a mi amigo así.

—¿Pervertir? —cuestionó confundido el castaño—. ¿De qué hablas? Aparte esta conversación es privada.

—Era.

—Espera, ¿Bill va a jugar con ustedes? Yo también quiero que Xólotl juegue —se quejó Mabel.

—No, por dios, no —respondió Dipper sin dudarlo un segundo—, el rol es mi lugar seguro, no puede venir.

—Auch, y yo que ya te consideraba de la familia —Xólotl hizo un puchero—, yo ni siquiera quería jugar, pero ya que mi cuchurrumin quiere si lo hiciera, ¿sabes?

Dipper rodó los ojos.

—Y vas a jugar —le aseguró su novia—, ahorita mismo voy a obligar a mi tío Ford, ven conmigo.

La castaña salió con rapidez arrastrando a su novio de ahí en busca de su tío para presionarlo amablemente a que invitará a su novio también.

—Puedo asegurar que solo entendí el 10% de esa conversación —soltó Bill confundido.

Su novio lo miró con ternura.

—No te preocupes, yo te explico, pero primero necesito preguntarle a mi mamá algo rápido —le habló a su madre—. ¡Mami!

—¿Qué pasó, corazón? —preguntó Mary alejándose de Stanley y Robert, con quienes se encontraba hablando.

—Quería saber si no habría problema si Bill y yo subimos a mi cuarto un rato —dijo con ojos suplicantes y un puchero.

Su madre lo miró seriamente antes de suspirar.

—Solo porque confío en ambos... sí —respondió rendida—, pero le pones seguro y pierdes mi confianza y que tu tío Stanley no se entere, o no parara de hacer comentarios desagradables la próxima cena.

Dipper le dio un abrazo a su madre antes de subir corriendo las escaleras de la mano del rubio y antes de que la puerta de su cuarto se cerrará por completo, coloco algo deteniéndola, dejándola así entrecerrada, y en esos momentos se encontraba extremadamente agradecido de haber limpiado y ordenado tan cuidadosamente su cuarto, el haber cambiado su sobrecama y sábanas de Spiderman también había sido buena idea.

Bill miraba con atención el cuarto del castaño, el cual se veía sospechosamente ordenado, con varias figuras de colección en unos estantes encima de un escritorio, con dos libreros a cada lado, uno lleno de libros y el otro lleno de cómics y algún que otro coleccionable, y justo al frente de éste se encontraba la cama del chico, todo hasta ahí parecería bastante normal... pero aquel póster de Britney Spears con la serpiente en su presentación de los VMA's en el techo encima de la cama lo distraía bastante.

—¿Debería estar celoso de Britney? —soltó el rubio con diversión.

—Siempre —dijo rápidamente el menor con una sonrisa antes de guiarlo y sentarlo en su cama—. Es Britney de quien hablamos.

Bill rodó los ojos con diversión.

—Conque así vamos a estar, perfecto —dijo rápidamente—, para saber.

—Mira quien lo dice, el que me terminó —le reprocho por milésima vez y Bill rodó los ojos nuevamente.

—Lo hice para que pudieras estar con tu verdadero amor, Britney —respondió el rubio con drama—, y yo me pudiera quedar con mi poderosísimo verdadero y único amor, la razón.

—Te odio —dijo poniéndose serio rápidamente.

—Tu eres el que no puede dejarlo en paz —soltó encogiéndose de hombros.

—Y yo que moví contactos para que pudieras venir a jugar conmigo rol —dijo haciendo un puchero.

Bill soltó una pequeña carcajada, y con una pequeña sonrisa miró a su novio, sin poder creerse lo feliz que lo hacía estar junto al castaño.

—Sigo sin saber qué es eso —repitió.

—Es complicado de explicar, pero te mostraré algunas cosas para que sea más fácil entender de lo que hablo —le dijo antes de sacar varias cosas de los cajones de su escritorio—. Verás, mi tío organiza este juego y varios de mis amigos nos reunimos.

—¿Tu tío? —preguntó con incomodidad.

—¡Sí, pero no es malo como crees!

Soltó el menor antes de explicarle detalladamente cómo era el juego, sacando unos dados y varias hojas para explicarle la dinámica del juego, pero más importante, se la paso explicando como Ford no lo molestaría y que incluso había sido la idea de Ford para que dejará de ser tan duro con él.

—Está bien, solo espero ser lo suficientemente bueno para eso —comentó el rubio preocupado—, suena demasiado complicado, pero si con eso Ford deja de odiarme y encima puedo pasar más tiempo contigo me parece como la mejor oportunidad posible, solo que necesitare tu ayuda para entender el contexto de lo que estaba pasando para poder crear mi personaje.

Dipper sonrió dándole un corto beso en los labios.

—Perfecto, y lo mejor de todo es que puedo ayudarte a crear tu personaje.

—Oh, no no —soltó rápidamente asustando al menor—, quiero que sea una sorpresa, si eso está bien para ti.

—Me parece genial —le dijo emocionado, y seguido de eso se acomodó al lado de su novio en la orilla de la cama—, le puedes pedir ayuda a Will.

—¿Will está metido en esto?

—Ups —Dipper empezó a balbucear antes de que se le ocurriera una respuesta—, ¿recuerdas que siempre hay un día en el que no podemos tener citas y encima Will esta fuera de casa?

—No puedo creer que ocultaran esto de mí.

Dipper iba a saltar con las excusas cuando el celular de Bill sonó, llamando la atención de ambos chicos.

—Cierto —soltó el rubio apagando rápidamente la alarma—, ¿sabes dónde dejé mi mochila?

—Ehh... no recuerdo haberte visto salir con ella de la entrevista con mi mamá —le contestó el castaño—, déjame ir por ella, tú quédate aquí.

—¿Seguro? No tengo ningún problema en acompañarte.

—Seguro, no me tardaré nada en ir por ella—le aseguró con una sonrisa.

El castaño se paró y se dispuso a buscar la mochila de Bill, al salir de la habitación y bajar las escaleras dirigiéndose al estudio pudo escuchar a su madre decirle algo a Xólotl muy seriamente y aunque sabía que no debía aun así decidió escuchar un poco de lo que le decía.

—Me agradas... y entiendo porque tú y mi hija terminaron juntos, pero —le dijo con seriedad antes de seguir—; no puedes seguir molestando a Dipper, ¿de acuerdo?

Dipper decidió no seguir escuchando y buscar lo que tenía, por otro lado el rubio se dedicaba a mirar aún más aquel cuarto, notando aquellos detalles que hablaban de su novio tan claramente, cómo su colección de cosas de nerds en la cual tenía varias figuras coleccionables de Star Wars, El señor de los anillos, Spiderman incluyendo varios funkos de estos mismos, las fotografías que tenía de su familia y amigos o el hecho de que había guardado las gráficas de aquel día debajo de su escritorio, pero había algo que no dejaba de llamar la atención del rubio... aparte del inmenso poster de la princesa del pop, y era un pequeño diario que el castaño tenía al lado de su mesa de noche del otro extremo al que se encontraba el.

Bill jamás se atrevería a leerlo, pero tampoco podía ocultar la inmensa curiosidad que le generaba el saber que podría escribir el castaño en aquel diario.

El menor entró por la puerta llamando la atención del rubio.

—Aquí tienes —dijo Dipper extendiéndole la mochila.

—Gracias mi vida —soltó el rubio dándole un beso en la mejilla.

—¿En serio me acabas de llamar mi vida? —le preguntó sonrojándose ligeramente.

—Sí... no te molesta, ¿verdad? —preguntó el mayor.

—Para nada, me encanta —respondió sentándose nuevamente en la cama con las mejillas rojas.

Bill entonces sacó un termo y unas pastillas de la pequeña mochila que cargaba y sin más, tomó con rapidez las pastillas volviéndolas a guardar, a pesar de que Dipper recordaba lo que Xólotl le había dicho en la fiesta acerca de las medicinas de su novio, la incertidumbre de no saber lo estaba matando y ya no podía más con ella, especialmente porque sabía que este era el momento que había esperado toda la velada.

—Esta vez traje mi termo para no deberle ningún vaso a nadie —le aclaró bromeando, pero el castaño se veía increíblemente serio, asustando a Bill—, ¿todo bien? ¿No te ofendí trayendo mi termo, ¿verdad?

—Bill... ¿qué? No, para nada, pero ¿puedo preguntarte algo? —soltó armándose de valor.

—Claro... —respondió confundido.

—Puedes no decirme si quieres, entiendo si soy muy metiche al preguntar —empezó el castaño hablando muy rápido, por lo que el rubio supo al instante estaba verdaderamente nervioso y ansioso—, pero, vas al doctor cada mes y tomas pastillas diario cada que desayunas, cenas o te vas a dormir y no las puedes combinar con alcohol, Xólotl me dijo que no es ninguna enfermedad terminal o sexual, pero ¿puedo saber de qué son las medicinas que tomas?

El rubio lo miró con incredulidad por unos segundos, notando que al parecer había preocupado a Dipper por accidente, pero no pudo ocultar la pequeña sonrisa y risita que se formaba ante la manera en la que su pareja había dicho todo.

—Espera, ¿le preguntaste a Xólotl antes que a mí? —le preguntó con diversión—. ¿De eso hablaba con lo de Glee?

—Contéstame primero o me voy a morir —respondió tratando de evitar la pregunta.

—Bueno, como me imagino que quieres saber qué es lo que tengo y no realmente lo que tomó empezaré por ahí —dijo con una sonrisa antes de explicar—; en las mañanas después de desayunar tomo mi medicamento para mi TDAH, que es Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, aunque si te soy sincero a veces la tomo cuando suena mi alarma sin desayunar como 2 horas antes de que tenga que levantarme para que cuando me haga efecto me despierte por su cuenta porque si no, no lo hago.

Dipper lo miraba bastante aturdido, ¿TDAH? No es que el hecho le pareciera difícil de creer, pero lo que no podía creer que no se había dado cuenta antes, es decir, el chico se la pasaba perdido en sus pensamientos, pasando de un pensamiento a otro en tan solo instantes, se la pasaba tratando de mantener sus manos ocupadas todo el tiempo, tenía dificultades para seguir los procedimientos y las cucharas normales se le hacían incómodas, ¿cómo era posible que no se hubiera dado cuenta antes?

—Luego, después de cenar tomo mi antidepresivo —continúo rápidamente impidiendo procesarlo—, y antes de que te asustes, tengo depresión crónica, pero está controlada, mi familia tardó bastante en darse cuenta que tenía TDAH y la primera psiquiatra con la que fui me dijo que no podía tener TDAH porque eso me lo hubieran diagnosticado de pequeño porque hubiera sido muy inquieto, pero yo tengo un tipo que es algo inusual.

Dipper lo miraba con atención.

—Por lo que mi depresión se originó porque me sentía demasiado estúpido e incompetente, en especial porque no podía ser como los demás, no podía concentrarme en clases si no garabateaba cosas y si las garabateaba me regañaban por no prestar atención, no puedo seguir procedimientos porque mi cabeza se salta los pasos y claramente no podía mantener una rutina para ir a clases o hacer otras cosas por lo que lo único que podía pensar era que no era un niño normal y que algo estaba mal conmigo, ¡pero! Ahora entiendo que no es así y aunque entiendo que no es mi culpa y blablablá, pero aun así a veces suelo recaer, pero no hay nada de qué preocuparse porque Angelica dice que estoy cada vez estoy mejor y que pronto vamos a empezar a disminuir la dosis, y por si no está claro Angelica es mi psiquiatra.

El castaño sentía que tanta información le haría explotar la cabeza, pero mientras más oía la explicación de Bill, más piezas empezaban a cobrar sentido.

—Y por último, antes de dormir me tomo medicamentos para lograr dormir, porque mi mente no deja de pensar en cosas ni por un solo segundo por lo que en las noches me es imposible dormir y después de años de tratar con medicinas alternativas y demás cosas esas pastillas son las únicas que me permiten dormir, y obviamente voy con mi psiquiatra cada mes para que ver mi seguimiento y mejora —terminó de explicar—, perdona por preocuparte, no se me ocurrió que te preguntabas para qué eran, supongo que para mí ya es algo muy cotidiano.

—Oh —fue todo lo que atino a decir, pero poco después continúo—; no puedo creer que no me diera cuenta antes... pero tiene tanto sentido.

—Eso dicen todos cuando se enteran, en especial Will cuando le explico que algo que hago o me pasa viene del TDAH —respondió el rubio divertido—. Y a eso se refería Xólotl hace rato... Claro que es un pendejo y me llamó loco para molestarme, pero sé que por dentro se lo toma muy en serio.

—Me hubiera gustado haberme enterado antes —dijo Dipper algo triste—, así yo también hubiera sido consciente de muchas cosas para evitarlas...

—Lo importante es que ahora ya sabes —le respondió con una sonrisa.

—Me hubiera gustado saber para haber estado para ti en todo ese viaje, así no hubieras tenido que pasar por todo eso solo —comentó olvidando unos segundos la situación en la que se encontraban.

—Bueno... tampoco es como si hubiéramos sido cercanos en esa época —contestó el rubio tratando de aliviar ligeramente al menor.

El castaño desvío ligeramente la mirada hacia sus pies, sin poder negar dicha afirmación, no porque fuera cierta, sino porque Bill no sabía toda la verdad.

—Puede ser —soltó rápidamente—, pero hay varias cosas que no hubiera hecho... como por ejemplo ponerte textos extensos con palabras demasiado complicadas porque sabía que te abrumaban... claro que en ese entonces no sabía, pero igual fue muy imbécil de mi parte.

—Fue imbécil de tu parte independientemente de mi TDAH —le respondió riendo.

Dipper lo empujó de manera juguetona acercándose más a él de paso.

—¿A poco no hay cosas que tú hiciste para molestarme de más de las cuales te arrepientes?

—Oh claro que las hay —soltó orgulloso—, pero no te las voy a decir.

—¡No sé vale! Yo te dije —se quejó.

—Porque quisiste —respondió el rubio—. Nadie te obligó.

El castaño hizo un puchero.

—Por favor, mi vida —suplicó el menor.

Bill rodó los ojos con una sonrisa creciendo en su rostro, no podía evitar caer ante los adorables encantos del castaño.

—Se supone que tú eres el que debería responderme mis preguntas por soportar otra de estas cenas y porque yo ya contesté una, pero, Dios Dipper, no puedo decirte que no —dijo completamente rendido.

—Lo sé —contestó con una sonrisa inocente—, pero al menos debería hacerte sentir mejor saber que es completamente mutuo.

—Oh vaya, que lo hace —respondió juguetonamente.

Dipper no podía sacarse de su cabeza algo: Bill le había contado algo que ni siquiera Pino sabía... y aunque no estaba seguro de que representaba eso para su relación, su corazón no podía dejar de palpitar y sus labios no podían parar de formar una sonrisa cada vez que pensaba en eso.

Lo único que sabía por seguro es que esperaba tener más momentos así a su lado.

Ninguno de los dos sabía en qué momento ambos se habían recostado debajo de aquel póster tan peculiar, pero entre las confesiones penosas de lo que habían hecho los dos tortolos se habían acostado uno frente al otro jugueteando con sus manos mientras reían sin parar, y fue ahí cuando Dipper se dio cuenta de que nunca, ni siquiera como Pino, habían tenido ese nivel de intimidad.

¡Hola! ¿Cómo están? ¿Les gustó el capítulo?

¡Les prometimos que volveríamos!

En fin, ¿se esperaban que Bill en realidad tenía TDAH? ¿Como creen que será el personaje de Bill en el rol? ¿Cómo creen que le irá en el juego con Ford ahí presente? ¿Se esperaban que Xólotl se llevará bien con Stan? ¿Cómo les irá en San Valentin a los pequeños tortolos? ¿Quien ganará el concurso? ¿Que creen que pasará ahora? ¿Dónde está Jay y por qué esta tan tranquilo?

Disculpen la hora de la actualización, el capítulo estaba listo hace algunas horas, pero Karla y yo estabamos bastante ocupadas haciendo el Acto III del archon quest de Sumeru y solo puedo decir que es GOD.

El TDAH y todo lo que cuenta Bill en realidad esta más que inspirado en mi historia bastante... pero bastante resumida, por si les interesaba saber porque es tan especifica, y sí, mi increíble psiquiatra se llama Angelica y se dio cuenta que tenía depresión y posiblemente TDAH en la primera sesión y desde entonces mi vida ha mejorado DEMASIADO.

En fin, esperamos de todo corazón que les gustará este capítulo y esperamos poder actualizar pronto otra vez. El capítulo de BS estará pronto con ustedes y puedo decirles que estará buenisimo.

Y si pueden mandenle buenos deseos a Xolotito que esta enfermito y necesitamos que la medicina funcione y no agraven sus sintomas.

Agradecemos que sigan con nosotras y esperamos leer de ustedes.

Atte. NahidaGod y SexyDottore.

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