The First San Valentine.
El primer San Valentín.
Finalmente había llegado el tan anhelado día para ambos chicos: su primer San Valentín juntos.
Dipper sabía que esa podría ser la mejor noche de su vida o la peor hasta el momento.
El chico había planeado obsesivamente su regalo para el rubio, no porque fuera muy complicado de pensar, sino porque sabía lo increíblemente difícil que sería de ejecutar.
El castaño sabía a la perfección qué era lo que rubio quería para San Valentín, porque este se lo había dicho con claridad, lo sabía y aunque quería dárselo con todo su corazón, no sabía que tan capaz era de hacerlo, por lo que se las había ingeniado para hacer una lista de pasos aprueba de fallos —y también algunas otras 3 listas más en caso de emergencia, sólo en caso que la principal le fallara— para poder decirle la verdad.
Ese día sería el día en el que finalmente le diría que él era Pino.
Y aunque realmente estaba determinado a ir hasta el fin del mundo y de regreso por cumplir su plan, el terror y la inseguridad que crecía en él lo tenía mortificado.
¿Por qué estaba tan aterrado? Dipper no se atrevía a siquiera pensar en esa posibilidad, mucho menos decirla en voz alta, pero el miedo lo consumía vivo.
El castaño toco el timbre de la casa con el estómago revuelto, esperando varios minutos antes de que Will le abriera la puerta de la casa de los Cipher, con un gato negro en brazos y al notar a aquella criatura —la cual ya era un poco más grande que en las fotos—, se dio esa era la primera vez que veía al gato de los hermanos Cipher en persona.
—Hola Dipper —saludó Will con una sonrisa—, disculpa la tardanza, es que si no lo cargo se intenta escapar el baboso.
—No te preocupes —le respondió riendo ligeramente por el apodo y sintiéndose bastante nervioso, guardo su celular donde había revisado por milésima vez la lista y entró en la casa con una caja de plástico y algo más envuelto por sus manos—, ¿es esa lindura el famoso Wayne?
—El travieso querrás decir —corrigió con diversión cerrando la puerta para evitar que el gato saliera, quien rápidamente subió las escaleras a esconderse—. Suele ser tímido al principio, así que no te sientas mal si no te deja ni verlo, a Mason todavía no le deja acariciarlo... me imagino que eso es el regalo para mi hermano... ¿lo otro que es?
—Oh... es la cena casi terminada que mi mamá me ayudo a preparar, no quería demorarme mucho en caso de que Bill llegara antes —explicó el castaño ligeramente avergonzado—, lo otro bueno... podría decirse que sí.
Dipper había envuelto un regalo de emergencia si su plan principal fallaba, pero realmente estaba enfocando toda en su energía por hacer lo que debía y cumplir con lo que se había prometido.
—Bueno... sobre eso, Bill debe llegar como en dos horas más, Xólotl está tratando de ganarte el máximo tiempo posible en caso de que tuvieras algún contratiempo —le comentó chico, quien se veía bastante arreglado, se imaginaba que él también tendría planes esa noche—, también me dijo que te diera esto... y que no te preocupes mucho por como puedan quedar a mano.
El mayor le extendió una botella de alcohol a Dipper y aunque no lo admitiría en voz alta, estaba demasiado agradecido hacía el chico de nombre azteca, quien no sólo le había le había ayudado sacando al rubio de su casa por horas llevándoselo con la excusa de que necesitaba ayuda de emergencia para Mabel sabiendo que perdería horas de cita con su hermana, sino que también había conseguido una botella de alcohol para la ocasión, en la botella veía pegado una nota que decía; "Es tequila, el favorito de Bill, no olvides avisarle para que no tome sus pastillas ;)".
No es que planeaba que quedaran ebrios, pero era cierto que pensaba que decirle sería un poco más fácil si había, aunque sea un poco de alcohol en su sistema y tal vez, sería un poco más fácil para Bill procesarlo.
—Gracias Will —le dijo completamente agradecido—, me encargaré de que sepa que se lo agradezco... solo espero no actúe como un idiota.
—Eso es imposible —se rio el chico antes de seguir—; Mason debe de estar por llegar por mí.
—¿Van a salir?
—Iremos a cenar a este nuevo lugar —le dijo con ilusión el mayor de los Cipher—, es un lugar algo elegante y me emociona mucho, Mason me dijo que tuvo que hacer la reservación hace un tiempo, ¿no es un encanto?
Dipper rió un poco, seguramente, así como veía a Will en esos momentos es que todos lo veían cuando estaba con Bill: completamente enamorado.
—No es la primera palabra que se me viene a la cabeza para describirlo —contestó con una sonrisa—, pero estoy seguro que contigo lo es.
Will se sonrojó ligeramente.
—Bueno, eso puede ser cierto —dijo el de cabello azul mirando la hora.
—Por cierto —contestó con una sonrisa—, ¿ya te dijo Bill que se nos unirá al rol en algunas sesiones?
—Oh sí —respondió feliz—, está muy emocionado creándose su personaje, incluso estaba haciendo algunos accesorios referentes a su personaje, créeme, te volaran la cabeza.
Dipper sonrió tontamente al escuchar eso, sonaba como la cosa más adorable de la vida, ¿Bill haciendo accesorios para su personaje? No podía imaginar qué clase de personaje se habría creado, pero moría por saber todo sobre él.
Ambos chicos platicaban como de costumbre mientras el castaño se encontraba terminando la comida para su cita, no paso mucho rato cuando lo que dijo el chico se cumplió, Mason había llegado y apenas Will había abierto la puerta, el castaño lo había besado con algo de pasión, provocando que el chico se sonrojara.
Después había entrado mientras el dueño de la casa iba a buscar algo rápido, en ese tiempo, el castaño aprovecho para intentar que Wayne se dejará acariciar por el, rogándole al pequeño gatito negro que se dejará, pero cuando vio que sólo estaba haciendo el ridículo frente a Dipper, se enderezo y se aclaró la garganta.
—Ya deberíamos irnos Will —comentó, con evidente decepción en su voz esperando que el otro chico no lo haya visto—, es hora de que el patético de Dipper termine de preparar su cena para Bill.
—No seas así —le dijo con seriedad a su novio—, sé amable con Dipper, estuvo toda la semana planeando esto.
—¿Y si no lo hago? —le preguntó con sorna—. ¿Qué me harás?
Will lo miró detenidamente.
—Te vas a quedar tú sin tu regalo —le dijo pícaramente—. No me retes.
El castaño rio ligeramente.
—De acuerdo —continuó sonriéndole a su pareja—, tú ganas, dejaré al patético de Dipper en paz.
Will rodó los ojos al escuchar aquello, su novio era un estúpido.
—Al menos yo tuve la intención de hacerla casera, sólo te vas contra mí porque tú no sabes cocinar —replicó Dipper.
—Ni te hagas, he comido demasiadas veces en tu casa como para saber que esa comida tan perfecta la hizo tú mamá mientras que tu fingías ayudarla cortando verduras o algo así —dijo con diversión.
Eso no era del todo mentira, ¡pero! Dipper también había ayudado a probar la comida para saber si estaba bien.
—Como fuese, no es de tu incumbencia —contestó.
—Eso es un sí —dijo con una sonrisa satisfactoria.
—Oh, cállate —murmuró de mala manera.
Antes de que ambos chicos pudieran seguir discutiendo pasivo-agresivamente Will había decidido que si seguían se les haría tarde a los 3, por lo que se había ido con el castaño de la casa, tratando de no llegar tarde a su reservación, Dipper pudo ver que al salir, el mayor de los Cipher se puso su perfume afuera de la casa, pero ya no tuvo tiempo de preguntar por qué, y tratando de no pensar mucho en eso se encontraba terminando de preparar todo para que esa noche fuera perfecta, él se encargaría de eso, incluso se había encargado de que absolutamente toda la comida fuera apetecible para el rubio después de una amplia investigación con su hermano, después de todo no quería que Bill se encontraba con alguna textura o sabor que no le gustase.
El castaño abrió el cajón de los cubiertos dispuesto a preparar la mesa para ambos, encontrándose con varios cubiertos pequeños de oro y unos para adultos de color plateado, en los dorados había una clara nota que decía "no tocar", pero Dipper suponía que el chico no se molestaría si los tocaba él para prepararlos.
Cuando terminó de preparar todo, el chico se dirigió al baño a verse en el espejo, en parte para darse ánimos y en parte porque quería asegurarse de que se veía lo mejor posible para su novio, cuando terminó, se encamino a la sala a tratar de relajar los nervios que lo dominaban en lo que esperaba por Bill, mientras estaba sentando en el sofá pudo notar que el árbol para gatos que estaba puesto en la ventana tenía un papel pegado que decía "Wayne Tower" en el punto más alto de este, una sonrisa escapo sus labios sabiendo que claramente había sido el rubio quien había hecho aquella referencia, la cual desapareció cuando escucho la voz del rubio fuera de la casa, su estómago se revolvió al escuchar las llaves y se arregló el cabello como pudo una última vez y se armó de valor para encontrarse con el chico.
La puerta se abrió y se puso de pie nervioso, caminando hacía él, sólo para ver a Bill entrando con una mano en el piso deteniendo al pequeño gato de salirse de la casa, cerrando la puerta con excesiva rapidez detrás de él, dejándolo incapaz de notar la presencia del chico, hasta que levanto la mirada y se encontró con los ojos castaños que tanto lo volvían loco, sin poder evitarlo se sonrojó.
—¡Dipper! —soltó sorprendido—. ¿Qué haces aquí? No debíamos vernos hasta en un rato.
—Lo sé, pero quería que nuestra cita fuera una sorpresa —respondió con una sonrisa tímida—. Espero no te moleste.
El castaño sentía que iba a desmayarse, completamente nervioso ante la presencia del chico dándose cuenta que no se había sentido así en mucho tiempo, Bill se acercó a él depositando un beso en su mejilla.
—Para nada... sólo que no estoy seguro de si me veo bien —murmuró más para sí mismo—. Xólotl y Will me dijeron que me arreglara por si se me hacía tarde, pero quería pulir algunos detalles, ya sabes... antes de que llegaras.
Dipper soltó una pequeña risa enternecida.
—Luces maravilloso Bill, más guapo ante mis ojos con cada día que pasa—le confesó con las mejillas sonrojadas.
El rubio se sonrojó totalmente al escuchar aquello, quiso decirle algo, pero se vio interrumpido cuando notó que Wayne estaba intentando acercarse a su novio. Dipper quiso voltear a ver lo que había llamado la atención del chico, sólo para verse detenido por el mayor.
—No te muevas —susurró deteniéndolo.
Dipper se preocupó unos segundos, ¿había algo detrás de él? ¿Una araña quizás que vendría a comerlo?
—Wayne te quiere oler —le explicó con la voz baja—, así que voltea, pero no hagas movimientos bruscos.
El castaño obedeció, girándose poco a poco notando la mirada del gatito llena de curiosidad acercándose a él, Dipper decidió hacer lo que había visto hacer Gleeful con anterioridad, por lo que le extendió su mano para que el gatito pudiera olerla. El gatito se acercó cautelosamente a la mano oliéndola, y una vez que termino, sorprendió a ambos al untarse en los dedos del menor, seguido trató de acariciarlo, Wayne aceptó cariñosamente untándose en sus piernas.
—Wow —soltó Bill con una sonrisa—, ni siquiera deja a Gleeful tocarlo.
El chico sonrió bastante orgulloso al escuchar aquello, sintiéndose realmente importante, ambos se la pasaron acariciando al gatito unos minutos y Bill le mandaba fotos y videos a su hermano para presumirle que Wayne sí quería a su novio. Todo iba bien hasta que Dipper notó la hora y la preocupación regreso a su sistema, sino se apuraba su plan no saldría como esperaba.
—Ya deberíamos empezar a cenar —le dijo ansioso—. Lo lamento Wayne, pero no me gustaría que se enfríe la comida.
Dipper le explico al gatito la situación, provocando un ataque de ternura en el mayor, Bill no se esperaba aquella reacción, pero no podía ocultar aquella sonrisa en sus labios mientras pensaba: ¿Cómo podía el castaño ser tan lindo?
[...]
Gran parte de su cena ya había pasado, y Bill podía jurar que era una de las mejores comidas que había tenido en su vida, había sido la combinación perfecta entre la comida de Will y la comida de la señora Pines, por lo que para el mayor no había sido tan difícil atar los cabos acerca de quién había ayudado al castaño.
El rubio podía notar que el alcohol que Xólotl había conseguido había llegado al sistema de ambos y aunque Dipper se veía evidentemente más afectado por este, Bill debía admitir que se encontraba más risueño que de costumbre.
La hora del postre había llegado, todo parecía haber ido perfecto, el único problema había sido que Dipper no supo cuando parar con el alcohol y ahora era imposible ocultar lo nervioso que estaba, apenas estaba en el paso 10 y estaba mal, lo cual era un enorme problema, ¡en ninguna de sus listas estaba el margen de error de embriagarse antes del paso 18!
Sin embargo, eso no lo detuvo, trató de caminar lo más derecho que pudo llevándole el "postre" al rubio, quién lo miraba con ternura, notando en seguida que el menor no andaba del todo bien.
Bill estaba más juguetón debido al alcohol, aunque aún no lo mareaba ni nada por el estilo, simplemente no podía evitar reírse de cualquier tontería que el menor dijera.
El castaño dejó un plato cubierto frente a él y cuando finalmente lo destapó se encontró con un montón de gomitas, las favoritas de Bill en los sabores favoritos de Bill, en las que destacaba un par de palabras: "Feliz San Valentín, mi vida".
El mayor lo miró emocionado al ver aquel platillo, no podía evitar pensar en lo mucho que el castaño lo hacía sentir, como si realmente estuviera vivo, sin levantarse de su lugar tomó al castaño con una mano acercándolo a él, plantándole un beso en los labios.
—¿Cómo sabías que me encantan las gomitas? —preguntó Bill a unos centímetros de su rostro con una sonrisa de oreja a oreja.
—Suerte —mintió, él le había dicho. Sin embargo, correspondió a la sonrisa con timidez.
El castaño se alejó dispuesto a ir a su lugar de la manera más cuidadosa posible, todo estaba perfecto hasta que cuando trató de sentarse se resbaló, tirando el plato con restos de comida sobre él.
—¡Dipper! —soltó el rubio preocupado levantándose rápidamente mientras iba a ayudarlo.
Corriendo llegó hasta el menor tirado en el piso, tenía un poco de comida sobre su ropa y cara, pero lo que más llamó la atención del mayor fue el pequeño puchero que se marcaba en su bello rostro.
Bill se hincó junto a él ayudándolo a sentarse.
—¿Estás bien, corazón? —le preguntó con preocupación.
—Genial —murmuró Dipper avergonzado—, acabó de arruinar todo.
El rubio le sonrió dulcemente mientras negaba con suavidad.
—¿Estás loco? —cuestiona el mayor—, no has arruinado nada, ahora déjame ayudarte.
Bill apartó los restos de comida de su ropa, lo ayudo a levantarse y le plantó otro beso en los labios cuando ambos estuvieron de pie.
—Ven, te llevaré a mi cuarto para que descanses —le dijo el rubio.
—¿A qué descanse? —preguntó confundido y luego negó con la cabeza soltando a su novio.
No podía ir a su habitación tan pronto, ¡no estaba listo! Era demasiado pronto, arruinaría todos sus planes.
—Oh, vamos Dipper, sé que estás mareado —le respondió rodando los ojos.
—¡Claro que no lo estoy! —exclamó viéndolo con otro puchero—, estoy bien.
El rubio dejó salir un largo suspiro, sabía que el menor era terco y no sabía sí estando ebrio lo iba a ser más, así que simplemente se rindió.
—Entonces vayamos a mi habitación a hacer otra cosa —le dijo con una sonrisa—, puedes usar mi baño para limpiarte, luego podemos hacer algo más.
—Pero... ¿qué hay de tú postre? —preguntó el castaño una vez que Bill lo empezó a guiar hasta su habitación tomándolo de la mano.
—Lo puedo subir a mi cuarto mientras te limpias —le contestó sin detener su andar subiendo las escaleras vigilando con mucho cuidado que nada le pasará al castaño—, ¿te parece?
El menor asintió varias a veces a modo de respuesta sabiendo que el rubio lo vería de reojo.
Una vez que ambos llegaron a la habitación el rubio lo guío hasta su baño personal, y finalmente bajó rápidamente las escaleras llevándose su plato lleno de gomitas y lo que quedaba de su vaso.
Cuando subió de nueva cuenta se dio cuenta de que Dipper se encontraba perdido viéndose en el espejo, aún sin limpiarse, Bill rodó los ojos y se encaminó hacia él, sorprendiendo al menor cuando entró al baño.
El rubio tomó una toalla húmeda y tomó al menor de su barbilla, dispuesto a ayudarlo.
—Bill... puedo hacerlo solo, ¿sabes? —murmuró avergonzado.
—Shh... déjame ayudarte —silenció y con suma delicadeza limpió cada mancha en el cuerpo del chico, el cual estaba avergonzado.
Una sonrisa apareció en su rostro una vez que vio su exitoso trabajo y sin poder evitarlo, tomó ambas mejillas del chico dejando un par de besos en cada zona ahora limpia del rostro del otro haciéndolo reír.
—¡B-Bill! ¡Para!—soltó el menor entre risas y el mencionado obedeció, el castaño lo miró con una sonrisa—, gracias por ayudarme.
—No hay problema, Dipper —el mayor correspondió aquella sonrisa.
El rubio tomó la mano del menor sacándolo del baño, apagando la luz de su baño de paso y lo obligó a sentarse en su cama.
Sin decir nada fue por una playera de su clóset y se la extendió al chico.
—Toma —le dijo con una sonrisa—, cámbiate mientras voy a buscar algo, ¿okay?
Dipper asintió viendo al rubio abandonar la habitación y con su estómago revuelto saco su celular tratando de leer su lista, trató de leer el siguiente paso, pero veía la letra de su celular algo borrosa, simplemente no podía, y de todas formas no servía de nada, ya había arruinado todo, así que simplemente guardó su celular y suspiró, rápidamente se quitó el saco manchado y su playera blanca también, dejándolo con el torso desnudo.
Se colocó la playera del rubio y soltó otro suspiro dejando su ropa sucia a un lado de la cama.
¿Por qué tenía que ser un desastre?
El sólo quería darle el San Valentín perfecto que el rubio merecía, aún recordaba sus palabras cuando habían hablado sobre San Valentín en sus sueños... podía recordar a la perfección su mirada decepcionada clavada en él, y el chico no soportaba aquel recuerdo.
Su tormento tomo una pausa cuando vio al rubio entrar a su habitación con emoción y una caja bastante grande entre manos.
—Quería darte boletos para un concierto para Britney, pero creo es bastante imposible de momento, ¡pero! cuando vuelva a los escenarios te aseguro que iremos juntos... aunque probablemente Will se nos una —le dijo con una sonrisa.
Durante aquella sonrisa Dipper olvido todas sus preocupaciones, Bill era abrumadoramente encantador.
—Así que en su lugar te conseguí esto, bueno... uno lo había conseguido para navidad, pero como estábamos algo raros decidí esperarme para entregártelo —explicó con nerviosismo y luego continúo—; realmente espero que te guste.
Dipper abrió la caja que el chico le extendió, sólo para ver 5 Funko pops de Britney Spears y el castaño no pudo ocultar el chillido emocionado que salió de su garganta al ver el Funko de "I'm a Slave 4 U", "Oops!.. I Did It Again", "Circus", "Toxic" y "Hit Me Baby One More Time" en sus manos, ¿acaso estaba soñando?
—¡Bill! ¡Son perfectos! —exclamó con una sonrisa besándolo con entusiasmo—. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
Dipper besaba varias veces a su novio quien reía nerviosamente ante la reacción del chico.
—Eres el mejor novio del mundo —le dijo sin pensar, deteniéndose al instante, Bill sintió un poco de culpa ante ello, ¿lo era? El no lo creía, porque... ¿cómo podía serlo cuando le mentía sobre Pino?—, ¡mejor de lo que podría haber soñado!
—Me alegra que te haya gustado —le dijo intentando cambiarle de tema.
El castaño lo miró fijamente, sabía que ese era el momento, el momento de en el que finalmente podría decirle la verdad, sólo tenía que armarse de valor para hacerlo, sus ojos se encontraron con aquellos ojos ambarinos y el chico podía jurar que iba a vomitar.
—¡Olvidé tu regalo abajo! —soltó nervioso, sin encontrar el valor de decirlo—, déjame ir por él.
Dipper se paró con rapidez, mareándose de golpe.
—Tranquilo —le dijo dulcemente—, te vas a marear si haces eso.
Demasiado tarde, pensó.
—No te voy a permitir bajar así, déjame a mi ir por el —comentó el rubio—, ¿dónde lo dejaste?
—En la sala... creo —balbuceo completamente aturdido.
—Okay, espérame aquí mientras voy por eso.
El castaño se sentó nuevamente en la cama tratando de respirar, calmándose, ¿qué le pasaba? Reviso su lista nuevamente y aunque no podía leerla claramente, él podía hacerlo, ¿verdad? No era tan difícil, Bill definitivamente no se molestaría con él por ocultárselo por tanto tiempo, ¿verdad?
El mayor llego con el regalo envuelto que Dipper había traído, solo para notar al menor completamente perdido viendo su celular, completamente preocupado.
—¿Es este? —cuestionó tratando de llamar su atención.
—¿Uh? —el chico salió de su ensoñación, bloqueando su celular—. ¡Sí! Es ese.
Bill camino emocionado hasta donde estaba el menor sentado y se sentó a su lado, cuidadosamente intento abrir el regalo del chico, pero Dipper puso su mano sobre la del rubio deteniéndolo.
—Dipper, ¿está todo bien?
El castaño se tensó por completo, Bill notó aquello.
Era ahora o nunca, pensó.
—Yo —empezó tembloroso—, necesito decirte algo.
El mayor vio con preocupación a su novio, debido a la extrema seriedad que éste portaba.
—¿Está todo bien? —repitió Bill.
Dipper negó con la cabeza, por más que intentaba las palabras parecían atadas a su garganta, impidiéndole hablar.
—¿Dipper? —soltó con suavidad el de ojos ambarinos.
—Sí... —balbuceó armándose de valor cuando se encontró con sus ojos—. Hay algo que he querido confesarte desde hace algún tiempo...
La preocupación del chico crecía con intensidad, ¿qué podía decirle que lo tenía así de mal? Bill tomo la mano de su novio y la acaricio delicadamente, esperando que no fuera nada malo.
—Yo soy... —el menor cerró los ojos sin poder sostenerle la mirada a su novio, él podía, él podía decirle, ¿verdad?—. Yo soy... Spiderman.
¡NO! ¡ESO EN DEFINITIVA NO ES LO QUE QUERÍA DECIR!
¿Qué estaba mal con él? ¿Por qué no podía simplemente decirle "Yo soy Pino"? ¿Por qué esas tres simples palabras parecían estar atrapadas en su garganta? ¿Y por qué siempre que planeaba decirle algo tan importante al rubio como eso decía lo mismo?
El rubio lo miró con curiosidad, antes de soltar una pequeña risa.
—Eso ya lo sabía —le dijo el rubio, esa era la segunda vez que el chico hacia lo mismo, por lo que decidió seguirle el juego—, sólo mi sexy novio podía ser el responsable de mantener la ciudad a salvo.
—¡No! —murmuró tapándose la boca—. Espera, no quise decir eso.
—Oh... Dipper —soltó con ternura antes de dejarle un cálido beso en la mejilla—, ¿debo fingir que no lo sé de ahora en adelante?
Le dijo juguetonamente decidido a seguirle su pequeño juego, pero el castaño no quería eso, ¡él quería decirle la verdad! El rubio decidió abrir su regalo encontrándose con un dibujo de ellos dos, enmarcado, hecho de grafito, el rubio miró los detalles de aquel dibujo completamente enternecido.
—Dipper, esto es maravilloso —soltó sonriendo con cariño—, es el mejor regalo que pude haber pedido y tengo el lugar perfecto donde ponerlo.
¡Mentiras! Dipper sabía que es lo que realmente quería, el rubio mismo se lo había dicho noches atrás, pero ahí estaba el, como un imbécil diciéndole que era Spiderman en vez de decirle la verdad.
—Claro que no lo es —murmuró tratando de no quebrarse.
El mencionado lo vio confundido, ¿qué estaba pasando?
—¿De qué hablas, Dipper? —cuestionó el mayor y el castaño bajó la mirada llevándola hasta sus manos, donde apretaba sus puños—, ¿hice algo mal?
El menor negó con la cabeza suavemente.
—Soy una pésima persona —le dijo con un nudo formándose en su pecho haciéndole cada vez más difícil hablar, ¿cómo había podido ocultar la verdad por tanto tiempo?—, ni siquiera puedo decirte, hice estas estúpidas listas dispuesto a decirte... incluso traje ese tonto regalo de repuesto si no te decía lo que quería, contestarte la pregunta que ronda tu cabeza, pero no puedo... no estoy listo.
Bill no estaba entendiendo nada de lo que decía y ya no sabía sí era el alcohol arruinando su cerebro o sí simplemente lo que el castaño decía no tenía sentido para él.
—Dipper... —empezó el mayor tomando la mejilla del chico para alzarle la mirada—, tranquilízate, ¿qué es?
El nudo subió hasta la garganta del menor, quería llorar, Bill era demasiado lindo para alguien que no hacía más que mentirle una y otra vez a la cara. Negó con la cabeza varias veces y sin aviso alguno se lanzó al pecho del mayor abrazándolo.
—Quiero decírtelo Bill... de verdad quiero —soltó sintiendo como el aire le empezaba a faltar en sus pulmones—, pero no puedo... no entiendo porque me es tan difícil decírtelo.
El chico pasó sus brazos por la espalda del menor y depositó un pequeño beso el cabello del chico.
—Escúchame Dipper... ¿es algo malo? —el castaño negó con la cabeza—, ¿es algo urgente?
—No, pero-
—Entonces no te tortures por eso —le explicó con dulzura—, no importa si no puedes decirme ahora... lo importante es que tienes la intención de decírmelo y que haces lo posible por hacerlo, ¿okay? Yo puedo esperarte todo el tiempo que necesites, yo esperaría por ti una eternidad.
—¿Seguro? —cuestionó tembloroso.
—Sí, te lo juro —reafirmó el rubio.
El castaño se separó de él, viéndolo con un puchero en su rostro, Bill limpió cuidadosamente las lágrimas del chico, y después acarició con sumo cariño su mejilla.
—¿Y si eso nunca pasa? —inquirió con la voz rota—. ¿Y si nunca soy capaz de decirte?
—Dipper, eres la persona más valiente, determinada y lista que conozco —le dijo el mayor—, cuando estés listo lo harás y buscaras la mejor manera de hacerlo, ahora simplemente no es el momento... pero tenemos toda una vida para que ese momento llegue a nosotros, por ahora, disfrutemos de este día, disfrutemos de este momento juntos.
—Pero... yo realmente quería hacer esto, soy el peor novio, no te merezco —le dijo al borde de las lágrimas nuevamente.
—Mi vida —le dijo acariciándole el rostro—, no estoy seguro de lo que está pasando por tu cabeza en estos momentos, pero créeme que eres una persona asombrosa... y no sé de qué regalo hablas, el dibujo que realizaste es maravilloso, e incluso si no es lo que esperabas darme tú sola presencia ahora es el regalo de San Valentín que quiero, tu estando en mi vida es lo único que necesito... ahora y siempre, no tienes que forzarte a decirme algo de lo que no estás listo.
El mencionado miro fijamente a su novio, tomando su mano con la que el acariciaba su mejilla, incapaz de decir alguna otra cosa que no fuera un: —Te amo.
Bill miró con sorpresa al chico, ¿había escuchado correctamente? El castaño no se veía mínimamente arrepentido de lo que había dicho, por lo que el mayor cortó la distancia que los separaba dándole un beso a su novio cargado emoción, ternura, dulzura, calidez... todas aquellas emociones que el chico sentía cuando el castaño estaba a su lado, esperando poder transmitirle al menos una pequeña parte de las emociones que Dipper causaba en él.
—Yo también te amo —susurró con sus labios aun rozando los del menor.
Al escuchar aquello el castaño sonrió con un inmenso alivio llenando su pecho, ocultando su cabeza en el cuello de Bill.
Tal vez no era la verdad que esperaba decirle esa noche, pero era la verdad que necesitaba expresar en esos momentos.
El rubio jugaba con el cabello del menor, y realmente no sabía en qué momento se habían acurrucado en la cama, tampoco sabía en qué momento el menor se había quedado dormido en sus brazos, la cabeza de Bill no paraba de cuestionarse las cosas, la situación, sus sentimientos, pero en especial, ¿qué significaba para él su relación con Dipper? Un sentimiento de culpabilidad creció en su pecho.
Mientras Dipper se encontraba queriendo decirle algo importante... él estaba tratando de negarse algo bastante importante también.
Él sabía que jamás lo vio como algo pasajero, puesto que eso solo hubiera puesto en un peligro innecesario su relación con Pino, él sabía que si arriesgaba lo que tenía con Pino era porque lo que sentía por Dipper era algo serio... algo verdadero.
Y por eso los últimos meses antes de dormir, en lo que esperaba que sus pastillas le hicieran efecto, un único pensamiento rondaba por su cabeza... sabía que cuando el momento llegará él tendría que escoger a uno de los dos, estaba consciente de eso... y durante meses creyó que su amor por Pino sería más fuerte que su reciente relación con Dipper, era obvio que una relación de años sería más fuerte que algo de tan solo unos meses, ¿no? Después de todo Bill siempre considero a Pino el amor de su vida, su alma gemela, la persona por la que bajaría las estrellas del cielo, la única persona de sus ojos... pero entonces... ¿por qué ahora no se sentía así? ¿Por qué ahora sentía que siempre estuvo equivocado? ¿Por qué Dipper le hacía querer dejarlo?
¿Era acaso el simple hecho de que su relación con Dipper era tangible? ¿O era el hecho de que Dipper era algo más para el rubio? No sabía, pero había algo en su relación con el castaño que no tenía con Pino, y no, no era que Dipper estaba junto a él, no era el hecho de que estaba despierto, era algo más, pero no estaba seguro qué.
Ese día ninguna de sus acciones habían sido falsas hacía el castaño, nunca lo habían sido, todo lo que hizo y dijo, lo sentía, por lo que de lo único que podía estar seguro era que... él amaba a Dipper.
Pero también sabía que sus sentimientos por Pino no habían desaparecido, y Bill pensaba que tal vez había sido tan comprensivo con el castaño guardándole un secreto no solo por lo angustiado que se veía, sino también porque él también tenía algo que ocultar, algo que lo llenaba de culpa y arrepentimiento. Algo que pronto tendría que confesar también.
¿En qué enredo se había metido?
Con esa preocupación en mente, comenzó a sentirse adormilado, estaba sorprendido, puesto que esa era la primera noche en mucho tiempo en la que pudo conciliar el sueño sin la necesidad de tomarse sus pastillas, pero lo que lo impresionaba aún más era que esa fue la primera vez en años en la que aquella puerta blanca ni siquiera apreció en sus sueños.
¡Hola! ¿Cómo están?
Sé que el capítulo se siente un poquito fuera de contexto, pero tendrá su explicación en el futuro, lo juro, de hecho en el siguiente capítulo contaremos cosas bastante interesantes que hemos estado guardando, pero en fin, ¿les gustó el capítulo?
Aunque no puedo prometer actualizar el siguiente capítulo rápido, prometo hacer lo posible porque llegue a ustedes lo más pronto posible.
¿Les gusto Wayne? ¿Dejara que Gleeful lo acaricie algún día? ¿Dipper le dira que es Pino? ¿Bill le dirá quién es Pino a Dipper? ¿Que ocurrirá entre los dos ahora que Bill sabe la identidad secreta de Spiderman?
POR CIERTO, ACTUALIZACIÓN DE VIDA QUE ES COMPLETAMENTE IRRELEVANTE, ESTE 12 DE OCTUBRE, DESPUÉS DE 744 DÍAS JEAN ME SALIÓ, ustedes no tienen contexto pero aqui se los dejo resumido, yo jugaba Honkai con una escritora de aqui llamada CipherOrigins hace muchisimos años y cuando iba a salir Genshin ibamos a jugar pues porque nos justaba mucho Mihoyo, el punto es que desde la pre-descarga yo quede completamente enamorada de Jean, siendo el unico pj que quería, PERDÍ TODOS LOS 50/50 DEL PROMOCIONAL exceptuando 2, me saqué a Qiqi c5, Keqing c3, Diluc c1, Mona c0 Y JEAN SE NEGABA A VENIR HASTA HACE UNOS DÍAS Y SOY LA MUJER MÁS FELIZ QUE ALGUNA VEZ PISO LA TIERRA.
En fin, les queremos mucho.
Atte. Bebecito Babosin y Bebecita Pincesa de Princesas.
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