El sueño.

Bill miraba su escritorio con fastidio.

Ya era tarde, casi entrando a la madrugada y a pesar de que él no quería hacer esperar a la persona de sus sueños, la escuela le había hecho casi imposible dormirse temprano. Así que con bastante desesperación terminó lo que le quedaba de tarea como pudo y finalmente se dispuso a dormir.

Guardo sus cosas para el día siguiente y se quedó sólo en bóxer, se acostó en su cama y no pasó mucho tiempo cuando se quedó dormido, con algo de inconformidad por su situación, puesto que sólo se verían por un pequeño rato.

Abrió los ojos encontrándose en el mismo lugar de siempre, buscó a su alrededor hasta encontrarse con aquella cabellera castaña.

Soltó un suspiro al verlo, recordando a la perfección todo lo que pasaba continuamente dentro de sus sueños, así que con un nudo en el estómago le sonrió al chico que lo miraba con un pequeño puchero.

—Hola, Pino —le dijo el rubio.

—Hola —le respondió, algo avergonzado.

—Acabas de recordar todo, ¿verdad? —preguntó el mayor, riendo ligeramente.

Dipper asintió suavemente, sintiéndose mal por lo que había hecho, formando un nudo en su estómago.

—Soy un idiota —murmuró el castaño tapándose el rostro con una mano.

Bill sonrió con más fuerza acercándose al menor.

—No más que yo —dijo el más alto—, lamento haberte hecho esperar hoy, tenía demasiada tarea.

—No importa, estaba soñando algo divertido —contestó viéndolo con una sonrisa—, aunque es más divertido que estés aquí, realmente me alegra verte de nuevo.

Dipper se acercó hasta quedar frente a él.

—Igual a mí, Pino —el castaño sonrió aún más, enternecido por escuchar su apodo mientras se lanzaba para abrazar a Bill.

—Me vas a matar mañana —Dipper sonrió al estar en los brazos del mayor—. Hice carteles sobre el debate que tuvimos hoy, ¿puedes creerlo? Mañana buscaré una manera de tocar el tema para poder sacarlos.

Bill soltó una carcajada separándose depositando un beso en la frente del menor, quién se sonrojó.

—Eres tú, ya nada de eso me sorprende —le contestó viendo el rostro avergonzado del castaño—... sólo que... probablemente mañana estaré demasiado molesto e irritado contigo por eso, no quiero eso.

Dipper hizo una mueca apretando su antebrazo, lo último que quería era seguir alimentando la tensión que tenían en la vida real, pero ¿cómo podía cambiar su situación? Si apenas despertaba olvidaba lo maravilloso que Bill era y sólo podía recordar lo mucho que quería molestarlo o lo mal que se llevaban.

—Lo siento —dijo antes de apretar con la palma de sus manos su rostro, frustrado consigo mismo.

El rubio lo miró y bajó sus manos con delicadeza, para después sonreírle en busca de tranquilizarlo, sin soltar sus manos.

—No tienes nada que sentir —contestó el más alto, acariciando su mejilla con su pulgar—, no lo sabes.

—¿Y no lo odias? —preguntó haciendo un puchero.

—¿Mm? —balbuceó confundido.

—Ya sabes —murmuró desviando la mirada apretando las manos, intentando sentir más cerca las manos del chico—... olvidar todo cada mañana, olvidar todo lo que pasamos juntos, olvidarnos.

Bill correspondió el gesto acariciando con suavidad las manos del chico.

—Realmente quiero dejar de pelearme contigo por todo —continuó el castaño—, quiero saber que eres tú la persona que quiero a mi lado, abrazarte y besarte en el mundo real y no sólo en mis sueños.

Los ojos del castaño le empezaron a picar, mientras el peso aumentaba en su pecho.

—¿Por qué todo se siente tan maldita sea real, pero al despertarme sólo puedo olvidar el montón de emociones que provocas en mí? —el menor se mordió el labio inferior tratando de no llorar—, ¿por qué cada mañana olvidó la maravillosa sensación que me provoca tocarte aquí?

—Pino... —dijo con la mirada triste.

Bill estaba deseando fuertemente alejar todo malestar en el menor, sintiéndose impotente al no poder hacer nada para cambiar lo que molestaba al chico.

—¿No deseas llamarme por mi nombre? Porque yo quiero desesperadamente decir el tuyo en un vago intento de recordarlo por la mañana, gritarlo a los 4 vientos... pero cada vez que trató decirlo aquí suena tan distorsionado que ni siquiera vale la pena intentarlo... yo sólo quiero.... —al menor se le quebró la voz y se detuvo.

Dipper negó lentamente con la cabeza.

—No te tortures por eso, sí tan solo supieras cuanto quisiera recordarte cada mañana, Pino... —Bill soltó un suspiro, dejando ir las manos del menor para acariciar el rostro del chico cuando un par de lágrimas se deslizaron por sus mejillas—, pero trata de no pensar tanto en eso... y mejor aprovechemos el rato que estemos juntos aquí, después todo hoy tenemos poco tiempo.

El rubio se acercó al menor viéndolo sonrojarse por el contacto.

—Piensa en que un día podrás sentir todo esto en la vida real —le dijo con una sonrisa cálida—, ¿no quieres pensar en eso mejor?

El castaño no sé resistió más cuando vio al mayor sonreírle y se lanzó hacía el uniendo sus labios.

Un contacto corto, pero desesperado. Un deseo constante de estar cerca del otro, anhelando con sus ojos cerrados poder hacer aquello en la vida real, esperando que no sea en un futuro tan lejano.

—Demonios —murmuró al separarse—, ¿por qué tienes que ser tan perfecto?

Bill soltó una pequeña risa al escuchar aquello, besando de vuelta al chico como respuesta.

Al separarse el rubio miró atentamente los ojos castaños del más bajo.

—¿Crees que sea pronto? —cuestionó Dipper y el mayor lo miró confundido—, después de años así, ¿crees que nos falté poco para darnos cuenta?

Bill sonrió al escuchar aquello, dispuesto a alejar todo pensamiento que atormentará al chico frente a él.

—¿Sabes? —le preguntó sin esperar una respuesta a cambio—, en vez de preguntarme esa clase de cosas simplemente me gusta pensar que cada noche juntos en los sueños, es una noche menos separados en la vida real.

Dipper sonrió enternecido antes de soltar una pequeña risa.

—Eso es tan lindo —le dijo el castaño abrazando a Bill por la cintura—, ojalá hubieras dicho algo idiota, así tal vez me dolería menos el hecho de no recordarte en las mañanas.

—Puedo intentar ser malo —le dijo bromeando—, ¿te he dicho que hay un chico en mi clase que detesto? El maldito llevará gráficas para seguir discutiendo conmigo... creo que le gusto.

—Eres un imbécil —le dijo divertido, mirándolo aun abrazado a él—, me cuesta entender porque me gusta tanto un imbécil.

—Es decir que funcionó —Bill respondió sin querer quitar sus brazos alrededor del castaño.

—No, ahora quiero acordarme aún más y darte un golpe en la vida real, pero sí me hizo sentir mejor —contestó colocando su mejilla contra el pecho del rubio.

El más alto lo miró sintiéndose orgulloso de haber apartado los nubosos y malos pensamientos del castaño.

—Dime Pino, ¿estoy mintiéndote? —le preguntó divertido.

—Eso es lo peor, me pega en mi orgullo saber que tienes toda la razón en eso —le dijo pasando sus brazos alrededor del cuello del mayor—, pero al mismo tiempo, me fascina.

Bill se lanzó esta vez para besar al menor, disfrutando cada segundo y cada minuto que sus labios tuvieron un contacto.

Y un nudo se formó en su pecho sintiendo las lágrimas caer por sus mejillas cuando eso fue lo último que pudo sentir de aquél sueño, puesto que, ya se había despertado.

¡Hola! ¿Les gustó el capítulo? 

Estos dos primeros capítulos son más como para explicar la dinámica de este extraño AU. Espero haya servido. 

Igual cualquier duda, pueden dejarla por aquí.

Also, estoy muy sad porque se borro mi casita en los Sims en la que pasé dos días y pues tengo que volverla a hacerla desde cero.

Anyways! Les adoramos.

Atte. Tania y Karla.