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The Difficult Part.

La parte difícil.

Bill se encontraba en su habitación viendo el techo mientras hablaba por teléfono con su amigo.

—Es que en serio no entiendo, ¿no hace como un semana me trajo sus gráficos todos tontos? —le preguntó Bill—. Y ahora bien amable que es.

—Tal vez le gustas —bromeó Xólotl.

—Seguro, es más no sólo le gusto, de la noche a la mañana se dio cuenta de que soy el amor de su vida y por eso ha estado actuando raro, porque me ama —dijo sarcástico y al escuchar la risa del otro chico regreso a su tono normal—, te estoy hablando en serio, no tengo ni idea de que tiene.

—¿Cómo sabes qué no? Del odio al amor sólo hay un paso —respondió.

—No digas tonterías, Xólotl. No creo que sea eso —le contestó de mala manera.

—Independientemente de sus razones, no sé por qué te molesta tanto si te ayudó en matemáticas —le comentó—, eso ya es que te cae mal.

—No me molesta... sólo me sorprende —le dijo Bill algo confundido—, no entiendo porqué decidiría de un día para otro dejar de molestarme.

—¿Te fue bien en matemáticas hoy o no? —preguntó Xólotl.

—Sí, entendí bien el tema —murmuró el rubio.

—Entonces no hay nada más que pensar, Bill —le contestó su amigo alivianado—, simplemente decidió ser amable. Dipper no es un monstruo, después de todo es el hermano de Mabel. No puede ser el hermano de Mabel y al mismo tiempo un monstruo, no tiene sentido.

El rubio soltó una carcajada.

—¿Eres así o te haces? —le dijo con sorna a su amigo.

—Soy así, mi mami me hizo con mucho amor, lo sabes —contestó con un tono infantil.

—Hablando de ella... ¿qué tanto se enojó contigo cuándo se enteró de lo que hiciste hoy? —le preguntó Bill.

—¿Qué hice?

—¿Escaparte en la última hora con Mabel?

—No sé tiene qué enterar.

—¿Si estás consciente que Ford los vio en el almuerzo? —le dijo el rubio—, a este punto creo que tu mamá ya sabe.

—¡Xólotl Alejandro Alfirk estás en graves problemas! —Bill escucho al otro lado de la línea un grito de una mujer molesta, más específicamente hablando su segunda mamá.

—Oh demonios —dijo el chico—, mañana te cuento si sobrevivo.

Bill soltó una risa mientras escuchaba como comenzaban a regañar a su amigo antes de que cortará la llamada.

[...]

La noche había llegado y con ella, ambos chicos se encontraron en el mismo lugar de siempre.

Dipper miró al rubio acercarse a él, así que simplemente lo saludó.

—Hola —le dijo con una sonrisa inocente.

—Pino —saludó de igual forma dándole un pequeño beso en los labios.

Cuando se separaron el castaño lo miró unos segundos antes de soltar.

—¿Puedes creerlo? ¡Te hablé! —le contó emocionado—, ¡y no fue para molestarte! No tienes idea lo que me había costado hablar contigo, ¡y hoy lo logré!

El mayor lo miró enternecido.

—Lo sé, he notado tus intentos —le comentó sonriéndole orgulloso de su pequeño—, y gracias a estos, por primera vez no me sentí como un idiota en matemáticas.

—No eres un idiota —le dijo Dipper—, o sea, a veces te comportas como uno, pero no eres un idiota, Bill.

El mencionado soltó una pequeña risa, aún un poco extrañado por oír su nombre en ese lugar.

—Mira quién vino a hablar de actuar como uno —bromeó el chico.

—Ya me disculpé por eso —el menor hizo un puchero.

—Lo sé —Bill le sonrió abrazándolo—, y no sabes cuánto te adoro por eso.

Dipper sonrió sintiendo los brazos del rubio alrededor de él.

Por dentro el menor se preguntó cómo se sentiría estar entre los brazos del rubio en la vida real.

—Sobre lo qué pasó hoy... —le dijo Dipper rompiendo el abrazo—, si estabas hablando de nosotros, ¿no?

Bill le sonrió con ternura.

—¿Tu qué crees? —preguntó burlón.

El chico se encogió de hombros con una pequeña sonrisa.

—Te tengo que confesar que me pareció muy tierno —le comentó el menor algo sonrojado.

—¿Tierno? —cuestionó confundido.

—Sí... —el chico empezó a jugar un poco con sus manos—, ya sabes, no sabía que te tomabas lo nuestro tan serio.

—Pues claro que me lo tomo en serio... ¿tú no? —le inquirió divertido.

Dipper soltó una pequeña risa viéndolo antes de besarlo.

—Estoy tragándome mi orgullo para hablarte, ¿tú qué crees? —le dijo a unos centímetros de sus labios.

Bill sonrió tontamente.

—Eso no me dice suficiente.

—Claro que me lo tomo en serio, lo sabes, pero siempre hubo una parte de mi... que creía que si alguien se interesaba por ti en la vida real, lo aceptarías.

—¿Tienes idea de cuántas personas me han invitado a salir o algo así? —Dipper hizo un mueca—, y a todas las he rechazado y rechazaré por ti, me encantas, D#P@¿.

El mayor hizo una mueca, recordando que a pesar de que Dipper ahora podía decir su nombre en los sueños él no podía decir el de Dipper.

Un nudo se formó en su garganta, pero aun así mantuvo su sonrisa cuando habló.

—Pino... me encantas Pino —reafirmo un poco más serio.

Repitiéndose que únicamente podría decirle Pino a la persona que quería.

—Y tú me encantas a mí —le contestó notando la incomodidad de Bill—, me vuelves inmensamente loco.

El mayor lo miró enternecido antes de decidir que lo besaría un par de veces más, al menos hasta que ambos se quedarán sin poder respirar... después de todo tenía que aprovechar cada segundo que tuviera memoria de que estaban juntos.

—Siento que no te he agradecido lo suficiente por lo de hoy, en serio entendí el tema gracias a ti —comenzó la conversación de nueva cuenta una vez que se separaron, después de haberse besado bastante rato—, no le harías tan mal como maestro, tal vez viene de familia.

Dipper correspondió esa sonrisa de igual manera.

—¿Yo? ¿De maestro? —el chico soltó una pequeña carcajada—, no podría. Pero me alegra haberte ayudado hoy, Bill.

El menor lo vio fijamente a los ojos.

—Y que por fin hayamos podido hablar sin discutir por cosas sin importancia... —el menor se sonrojó de golpe antes de hablar—. Y en serio perdón por la tontería que dije sobre soportarte, en serio estaba muy nervioso y no pensé en absoluto lo que dije.

Bill soltó una carcajada al escuchar aquello.

—Lo noté, viéndolo ahora es demasiado tierno de tu parte que estuvieras tan nervioso contando que hablamos todas las noches —le comentó el mayor.

—¡No es tan fácil como crees! —exclamó sonrojado a más no poder—, es muy difícil... especialmente tomando en cuenta que no sólo hablamos por las noches, Bill. ¿Tienes idea de lo difícil que es hablarte y acordarme de las cosas que hemos hecho aquí sin sonrojarme? ¡Es imposible!

El rubio soltó otra carcajada viendo el rostro sonrojado de Dipper.

—¡No es gracioso! —le regañó el castaño de manera divertida—. Hay días en los que ni siquiera puedo verte sin quedar rojo de pies a cabeza.

Bill se acercó aún más al rostro del menor.

—¿Quieres que mañana sea un día de esos? —le susurró coquetamente haciendo sonrojar aún más al menor.

Dipper lo empujó suavemente desviando la mirada, abrumado.

—Vas a pensar que soy raro... ya sabes, mañana —le dijo con su voz más triste de lo normal—, si es que no lo piensas ya.

El rubio lo miró con tristeza, recordando la plática que tuvo con su amigo hacía unas horas.

—Ni siquiera puedo pedirte un corrector sin que me veas raro, Bill —le dijo con su voz quebrándose ligeramente—, es muy difícil... y todo es mi culpa por ser un imbécil contigo.

—No lo es, Pino —le dijo Bill tomando su mentón para poder verlo—, yo igual fui bastante imbécil contigo... aún lo soy, tú mismo lo dices.

—Pero no lo serías si yo no hubiera empezado a molestarte queriendo debatir contigo todo el tiempo —respondió el castaño—, gracias a eso ahora estás cansado de mí.

Bill miró al menor manteniendo su mano en el rostro del castaño.

—Lo siento —le dijo antes de abrazarlo nuevamente—, en serio lo siento.

—No deberías —le preguntó por lo bajo, correspondiendo su abrazo—, yo fui quién lo provocó, así que soy yo quién debería disculparse.

—Ya lo has hecho, pero yo no —contestó el rubio—, y probablemente mañana o pasado siga siendo un idiota contigo... y sólo te haré sentir peor, de verdad lo siento, Pino, lo último que quiero hacer es lastimarte.

Dipper hizo una mueca que ocultó al estar en los brazos del mayor, abrazando con más fuerza al rubio.

—No te preocupes Bill... —le susurró con un nudo en su garganta—, estaré bien... no será tu culpa si lo haces, sé que realmente no quieres hacerlo.

El mencionado lo miró seriamente, separándose pero tomando la mejilla del menor.

—¿Seguro? —le preguntó preocupado.

—Seguro, Bill —mintió sonriéndole acariciando su mano sobre su rostro—, estaré bien.

El mayor desvió la mirada frustrado, tomando su brazo tratando de calmarse, pero en serio no podía... no sé sentía bien, por más que trataba permanecer bien para el menor, simplemente ya no podía.

—¿Bill? —preguntó Dipper preocupado al notar al rubio temblar—. ¡Hey! Esta bien, vamos a dejar de pelear por quién tiene la culpa, en serio, no te sientas mal, yo lo entiendo y lo soportaré, no me molesta si es el precio que tengo que pagar para poder hablar contigo porque quiero que funcione, haremos que funcione.

Dipper sintió su pecho contraerse, sabía que pronto le preguntaría acerca de por qué no simplemente le decía... pero sólo no estaba listo para responder esa pregunta.

—No te merezco —le dijo con una sonrisa llena de amor—, y mucho menos el idiota despierto, te quiero más de lo que te imaginas, Pino.

—Yo también te quiero más de lo que te imaginas, Bill.

El menor trató de abrazar al mayor cuando sus ojos se abrieron abruptamente escuchando su alarma a la distancia.

Con un nudo en su pecho la apagó, tan pronto como había empezado, terminó. Abrazando su almohada, Dipper contuvo las inmensas ganas de llorar al recordar que no podría abrazar al rubio o hablarle decentemente hasta la noche siguiente, incluso si lo vería en una hora.

¿Por qué todo tenía que ser tan difícil?

Hola, ¿cómo están?

¿Le gustó el capítulo?

¿Qué creen que va a pasar? ¿Creen que Bill empezará a trata a Dipper bien? ¿Pino será competencia de Dipper?

Supongo que lo verán pronto.

Atte. Bebé 1 y Bebé 2

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