The Apology.
La disculpa.
Ahí estaba Dipper desayunando mientras su hermana le veía desde el piso de arriba, pensando en cómo le sacaría la información.
No había otra respuesta. Tenía que acorralarlo.
Así que se paró frente a él, cruzándose de brazos.
—Necesitamos hablar —le dijo la chica con seriedad.
Dipper sólo la miró.
—¿Soble qwe? —preguntó con cereal en su boca.
—Sobre tú y Bill.
Al escuchar aquello el menor de los Pines se atragantó con su comida, escupiendo un poco, sonrojándose ligeramente.
—Oh Dios, lo siento Dipper... tal vez debí esperarme a que dejarás de masticar —le dijo pasándole una servilleta.
—¿Tú crees? —le preguntó sarcástico limpiándose la cara y limpiando lo que había botado en la mesa.
—¿Entonces? —le cuestionó la chica.
—¿Entonces qué? —le preguntó fingiendo demencia—, siéntate a comer o se nos hará tarde.
—Por Dios Dipper, no me cambies de tema y sólo admite que te gusta Bill —le dijo la castaña.
El menor se sonrojó de nueva cuenta, viendo su plato de cereales.
—Pero... —balbuceó.
—No trates de negármelo —le interrumpió con tranquilidad—, he visto como lo has mirado estos últimos días, especialmente ayer por la salida y te conozco lo suficiente como para saber que te gusta.
—Estaba fulminándolo... a él y a Xólotl —mintió terriblemente—, porque no los soporto.
—Dipper... sabes que eres terrible mintiendo.
—No es cierto —murmuró el castaño haciendo un pequeño puchero.
—Dipper...
El menor desvió la mirada.
—¿Y tú qué ganarías si te digo que me gusta? —le preguntó nada.
—¿El placer de poder ayudarte con él?
—Eres pésima para eso —le respondió de mala gana.
—Por favor —dijo haciéndole ojitos en un intento de convencerlo—, ¿no confías en mí?
—Bien... tú ganas —murmuró rindiéndose—, puede que me guste... un poquito.
La castaña soltó un pequeño grito antes de pensar bien las cosas y tratar de calmarse, fingiendo una tos un par de veces para finalmente sonreírle a su hermano.
—Honestamente creí que tardarías más en admitirlo —dijo Mabel.
—Y yo que harías más drama al respeto —respondió el castaño encogiéndose de hombros.
—Estoy muy emocionada... pero estoy controlándome por ti —confesó.
—Lo noté, gracias por eso —contestó con una pequeña sonrisa.
—¿Y bien? ¿Podemos hablar del plan de ataque? —preguntó de una manera impaciente.
—¿Plan de ataque? —Dipper soltó una pequeña carcajada.
—Para que ataques a Bill con tu amor, obviamente —le aclaró con su mejor sonrisa haciéndolo sonrojar.
—Para el tren Mabel, ¿qué esperas que haga? Bill me odia porque actúe bastante idiota con él —murmuró algo desanimado.
—Pues espero que le pidas perdón por ser tan idiota con él —contestó más tranquila—, es la única forma en la que puedes empezar una amistad con él... y de esa amistad llegar a algo más.
Dipper hizo un puchero nuevamente.
—Ni siquiera puedo hablarle sin que me ignore o me mire feo —dijo el castaño—, no tiene caso, Bill me odia.
—Tal vez si vas con las mejores intenciones trate de escucharte... acércate y dile que te gustaría arreglar las cosas con él —le explicó—, tienes que empezar bien las cosas con él, Bill no es una mala persona... sólo no le has dado tu mejor actitud.
—Lo sé.
El menor hundió su cara en la mesa, él sabía que Bill no era una mala persona, sabía que el rubio en realidad era una persona maravillosa... pero desgraciadamente eso no era algo que el Dipper de hacía 3 semanas sabía.
Pero algo de lo que estaba seguro es que su hermana tenía razón... la mejor manera de empezar las cosas con Bill... era pidiéndole perdón por ser un imbécil.
[...]
Dipper llevaba todo el transcurso de su casa a la escuela planeando cómo iba a pedirle disculpas al rubio.
Su gemela le había sugerido algunas ideas para hacerlo, pero simplemente no estaba seguro... Bill probablemente lo trataría mal... indiferente si es que estaba de buen humor.
Ambos estaban caminando por los pasillos de la escuela, cuando Mabel se distrajo cuando el de cabello negro apareció.
En esos momentos realmente los consejos de su hermana no estaban siendo del todo inútiles, pero siempre que Mabel veía a Xólotl ella quedaba toda inútil.
—Ay no, ya van a empezar —murmuró de mala manera siendo ignorado por su hermana.
Una pequeña risa hizo a Dipper perder toda la compostura que tenía, su atención instantáneamente se dirigió al de cabello rubio que se encontraba al lado del pretendiente de su hermana.
No se había percatado de la presencia de Bill hasta ese momento, pero eso no importaba ¡había hecho reír al rubio!
Una sonrisa escapó de sus labios sin previo aviso.
Eso le daba algo de esperanza.
[...]
Había pensado en tantas posibilidades, en tantas posibles respuestas tanto buenas como malas... había estado como loco pensando en los resultados que cuando se le presentó una buena oportunidad para hacerlo... simplemente se bloqueó.
Veía a Bill borrar y borrar más de una vez el mismo ejercicio, y él castaño sabía a la perfección cuál era su problema con el ejercicio.
Habían hablado más de mil veces como al mayor se le complicaba muchísimo hacer los procedimientos extensos y obligatorios en matemáticas... él prefería hacerlo de manera directa y ya... por eso cuando Ford pedía específicamente el procedimiento del problema, Bill se frustraba demasiado.
Y eso era lo que le pasaba en esos momentos. Como Xólotl se había fugado ese día, el rubio no tenía de otra más que resolver el ejercicio en esos momentos por su cuenta.
Esa era la oportunidad perfecta para hablar con él... así Dipper le ayudaría con su crisis y podrían hablar un poco, arreglarían las cosas y todo sería mejor.
El problema era que Dipper no sabía cómo podía ofrecerle su ayuda sin que fuera demasiado extraño...
Tal vez simplemente debía dejar de pensar tanto las cosas y sólo debía hacerlo. Sí... sólo debía ayudarlo.
El castaño llenó sus pulmones de aire llevando el suficiente oxígeno a su cerebro para soportar lo que pasaría después de que tocará el hombro del mayor.
Bill lo miró expectante.
—¿Necesitas ayuda? —le preguntó en un intento de ser amable—. Veo que llevas un rato borrando las cosas en tu libreta y pensé que tal vez quisieras un poco de ayuda.
—¿Y tú por qué quieres ayudarme? ¿Para presumirme que sabes más que yo? —preguntó de mala manera.
Dipper desvió la mirada sintiéndose terriblemente mal y culpable por la actitud del mayor... tal vez si el castaño no hubiera sido tan irritante en el pasado Bill no estaría con tan mala disposición, pensando que toda acción del menor hacía él eran para molestarlo.
—No, Bill —dijo suspirando regresando su vista al mayor—, yo... sinceramente quiero ayudarte.
No podía rendirse ahora. Bill estaba mal y él lo sabía. Y su necesidad de ayudar al mayor era más grande que sus inseguridades y malestares en esos momentos.
Bill lo miró totalmente sorprendido y a decir verdad, bastante confundido. ¿De qué iba el chico? ¿Por qué el menor decidía cambiar su actitud tan súbitamente? Su mirada reflejaba sinceridad lo que hacía sentir al mayor aún más confundido.
¿Por qué Dipper Pines quería ayudarlo? No parecía querer burlarse de eso después, pero, ¿por qué?
—¿Quieres mi ayuda? —preguntó nuevamente tratando de calmar sus nervios.
Ayudar a Bill con su crisis era más importante, se repetía en su mente. Al sentir la mirada sorprendida del rubio.
Bill desvío la mirada, demasiado nervioso... demasiado confundido.
Nunca había sido capaz de entender al castaño y ahora todo era peor, no entendía que esperaba conseguir, de verdad él no entendía cuáles eran sus razones y motivaciones para que sinceramente decidiera ayudarlo ahora.
Ugh, lo peor es que sí necesitaba ayuda y aunque odiará admitirlo, el menor de los Pines era asombroso en matemáticas... su ayuda de verdad le sería útil.
Suspiró de manera cansada, decidiendo confiar en el chico, esperando no arrepentirse de eso después.
—Sí —le contestó finalmente—, por favor.
Dipper le sonrió tratando de no demostrar su emoción, dejando una sonrisa sincera en su lugar.
[...]
Bill aún se sentía bastante confundido pero aun así le entregó los ejercicios a Ford, sorprendiéndolo con una calificación perfecta.
Se sintió aliviado una vez que se dirigió a su lugar, ya que para variar, había conseguido él la firma, usualmente sólo le copiaba las respuestas a Xólotl.
Dipper no era en absoluto un mal maestro.
La voz calmada en la que le explicó la manera correcta de hacer los procedimientos y el por qué se debían de hacer lo había hecho sentir menos tonto... sorprendentemente algo que el castaño había hecho no lo había hecho sentir más estúpido.
Y lo más divertido del asunto es que realmente había entendido el tema, se sentó de nuevo en su lugar y vio al chico con su banca aún junto a la suya.
—¿Por qué decidiste ayudarme con esto? —le preguntó aún desconfiado.
Dipper lo miró y entró en pánico, las ganas de vomitar regresaron... pero simplemente pensó en las palabras de Mabel... debía arreglar las cosas con Bill.
—Es sólo que ya no quiero seguir discutiendo por todo, te vi mal, bastante frustrado y... —el castaño se detuvo nervioso—, y quise ayudarte.
—Me sorprende viniendo del chico que hizo un montón de estadísticas para seguir debatiendo de una tontería —murmuró en un tono más agresivo del que planeó viendo al menor sonrojarse por la vergüenza desviando la mirada.
Por un segundo se arrepintió, pero no dijo nada... en verdad quería saber los motivos del chico.
—Eso... —Dipper dudó unos segundos en contestar, bastante avergonzado por hacer aquello—, por eso mismo es que quiero dejar de comportarme así contigo.
—¿Por qué? —volvió a preguntar está vez más tranquilo.
—Porque... ¿guardar rencores engorda? —dijo nervioso tratando de bromear.
No podía decirle a Bill sus intenciones iniciales... no quería que lo suyo empezará así.
El rubio lo miró un segundo dudoso sobre el hecho del menor bromeando con él y no pudo evitar soltar una pequeña risa.
El estómago de Dipper se revolvió ante ese hecho... Bill estaba riendo... de algo que él había dicho, por segunda vez en el día.
Una sonrisa tonta apareció en su rostro cuando el mayor volvió a mirarlo.
—Sé que eso no es cierto, Pines —le dijo con una pequeña sonrisa—, así que deja de evitar mi pregunta y dime ¿por qué?
El castaño entró en pánico... el rubio había reído de algo que él había dicho y ahora se encontraba interrogándolo, dejándolo sin salida, no podía con todo. Su cerebro estaba en blanco.
—Porque estoy practicando soportar personas porque Mabel obviamente va a empezar a salir con Xólotl, y que mejor que empezar contigo. —Soltó sin pensar, arrepintiéndose al instante.
Había intentado bromear de nuevo y había acabado siendo un imbécil de nuevo con el mayor. Se sonrojó avergonzándose.
Al ver al rubio perder su sonrisa simplemente quiso morirse, quería enterrarse vivo, mudarse, desaparecer, lo que sea que lo sacará de esa situación en la que se metió en esos momentos.
—Okay... —murmuró Bill bastante confundido por la actitud del menor.
Trató de no sentirse ofendido, pero fue simplemente imposible, ese comentario le había sorprendido y hasta cierto punto le había dolido.
—Por Dios, perdón, no quise decir esa tontería sólo... —Dipper habló rápidamente—, ¿puedo empezar de nuevo?
—Supongo... —contestó incómodo.
—Ugh —murmuró tratando de calmarse—, la verdad es que me di cuenta de que es muy infantil seguir discutiendo por cosas tan estúpidas como un debate y peor hacer graficas sólo para seguir con aquella discusión... me di cuenta que realmente me había estado comportado como un imbécil contigo y estaba muy nervioso cuando preguntaste, yo... perdón.
—¿Estás nervioso? ¿Por qué? —Bill le preguntó con una extraña mezcla entre confundido y enternecido.
—Yo sólo no estoy acostumbrado a ya sabes... —balbuceó un poco jugando con sus manos—, admitir mis errores... y pensé que bromear ayudaría... pero esa broma sonó demasiado cruel, lo siento, de verdad.
—He llegado a notar que las bromas no son lo tuyo —dijo más tranquilo sonriéndole levemente.
—Para nada —Dipper lo miró y correspondió la sonrisa un poco más tímido—, pero quiero aclarar, que realmente no pienso nada de eso... bueno, tal vez lo de Xólotl un poco... ¡pero! No pienso que seas insoportable, ni nada por el estilo.
Bill lo miró unos segundos bastante desesperado tratando de explicarse.
Sin poder evitarlo soltó una pequeña risa.
—Está bien, lo entiendo —le dijo sonriéndole en un intento de calmarlo.
—No quiero disculparme sólo por eso... sino por todas las veces anteriores que también fui bastante idiota contigo —le dijo viéndolo fijamente de la manera más sincera que pudo.
—No te preocupes Pines —le dijo—, estamos bien.
—¿Lo estamos? —preguntó con un inusual brillo en la mirada.
—Sólo porque eres un excelente maestro de matemáticas —contestó bromeando un poco.
Dipper no pudo evitar sonrojarse por el cumplido.
—Gracias... —murmuró.
—Sólo por favor, déjame las bromas a mí —le sonrió con esa sonrisa que volvía loco al castaño.
El menor le sonrió aún avergonzado.
—Entendido.
Una chica de piel morena y cabello castaño se acercó a ambos, más específicamente al rubio.
—Yo... no quería interrumpirlos —dijo María con una sonrisa amable—, pero realmente quería preguntarte algo Bill y ya tengo que irme a casa.
—Adelante —le dijo con una sonrisa amigable.
—Me gustaría invitarte a salir —le comentó algo sonrojada—, podríamos hacer algo que tu quisieras... y eso.
El corazón del menor se detuvo unos segundos... por un momento había olvidado que Bill era considerado uno de los chicos más atractivos de la escuela.
El mayor cambió su mirada a una más triste.
—Yo... lo siento María —contestó el chico apenado—, pero ya estoy viendo a alguien.
El pulso del menor se aceleró viendo al rubio... se sonrojó ligeramente y trató de desviar la mirada.
Se sentía extraño... suponía que Bill hablaba de él... era lo más obvio. Un sentimiento entre alegría y halago se llenó en su pecho... se sentía tan bien saber que Bill lo quería.
O al menos a una versión de él.
No podía creerse que el mayor se tomaba lo suyo tan serio... volvió a verlo y sonrió tontamente, bastante enternecido por la actitud del mayor.
—Oh —la chica se sonrojo de nueva cuenta—, no sabía... no habría preguntado si hubiera sabido... lo siento.
—No hay nada que sentir, tu misma lo dijiste, no sabías... —respondió con una sonrisa—, gracias por entender.
La chica le sonrió de vuelta.
—Creo que mejor me iré —dijo aún algo avergonzada—, adiós Bill.
—Adiós —contestó.
La castaña se alejó dirigiéndose a su grupo de amigas, saliendo del salón.
—Será mejor que nos vayamos —le comentó Bill al menor—, no había notado que la clase ya había acabado.
—Ni yo —murmuró el menor guardando sus cosas con rapidez, aún algo abrumado.
Ambos se encaminaron fuera del salón, y Dipper no pudo evitar soltar:
—No sabía que tenías pareja, Cipher —le comentó algo burlón con una sonrisa y Bill lo miró.
Una pequeña sonrisa se escapó en el rostro del mayor, pensando en la persona de sus sueños.
—Sí... realmente creo que casi nadie lo sabe —le comentó algo ensoñado—, ya sabes, es complicado.
Complicado es poco. Pensó el menor desviando la mirada.
—¡Dipper! —exclamó su hermana corriendo hacía su hermano antes de detenerse al ver al rubio.
La castaña le sonrió al mayor.
—Hola Bill —le habló y el chico le sonrió—, qué raro es verlos juntos, sin pelear claro está.
—Lo sé, pero tu extraño hermano decidió no ser un tonto él día de hoy —bromeó el rubio—, ¿no es así, Pines?
El mencionado lo miró y se encogió de hombros.
—Es culpa de Xólotl, me pone de malhumor con sus chistes malos y como hoy no estuvo, pues ya vemos el resultado —se burló de igual forma y Bill sonrió viendo a su hermana pegarle ligeramente en el hombro.
—Hablando de eso, ¿dónde está ese imbécil? —dijo el rubio.
—Se fue ahora que te vio, me dijo que te diga que lo siente.
—Debo suponer que estuvieron juntos está hora.
—Hoy salgo temprano —dijo la castaña encogiéndose de hombros.
Dipper no podía detener la emoción que recorría por su ser al estar parado junto a la persona de sus sueños, por primera vez sin estar incómodos o raros, mientras los tres caminaban hacía la salida de la escuela, con él menor de todos quedándose un poco más atrás viendo al rubio hablar con Mabel.
Ese día no había sido tan malo, después de todo, al fin pudo tener una conversación decente con Bill.
Y tal vez su relación tenía esperanzas.
¡Hola!
¿Cómo están? ¿Les gustó el capítulo?
Kala y yo nos vimos Río en el doblaje neutral y no nos gustó porque el doblaje Mexicano tiene una vibra que grita Xólotl.
¡Pero eso no tiene nada que ver! ¿Qué creen que pasará ahora? ¿Dipper le seguirá diciendo mamadas a Bill o empezará a hacérselas? Ahre, mentira, esas ya las hace.
Anyway, esperamos que les este gustando el fic y que hayan disfrutado el capítulo.
Les adoramos.
Atte. "La catifixié" y "Yo les di baje".
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