Prólogo: La persona.

Lo primero que desaparecía al despertar era el rostro.

Luego perdía el sonido de la voz y mientras más rápido se levantaba a apuntar lo poco que recordaba, más rápido se olvidaba de todo, quedándose así con algunas bromas o cosas que la persona le decía, las cuales anotaba desanimado.

Había algunas cosas de las que estaba seguro, como que era un chico, que tenía un gran sentido del humor y que le parecía la persona más hermosa que había visto en su vida. También estaba seguro que era muy dulce y compresivo con él.

Y había otras de las que no estaba tan seguro, la mayoría de las veces pensaba que era rubio, otras que era castaño claro y había otras en las que podía jurar que era pelirrojo, y lo mismo con el color de ojos, piel... todo. Nada era seguro.

Su segunda alarma sonó mientras veía su techo en la oscuridad, con ambas manos apretó su rostro maldiciendo a su cabeza por otra vez no poder recordar a aquella persona.

Apagó con cansancio su alarma en su celular antes de encender la luz, buscando en sus cajones aquel diario en que anotaba lo que recordaba de sus sueños. Y con rapidez anotó cada una de las cosas que habían hecho en la noche, antes de que su cabeza las olvidará.

Rápidamente se vistió y se preparó mentalmente para ir a clases, al bajar las escaleras se encontró con Mabel sentada en la mesa, esperándolo para desayunar.

—Buenos días —le saludó cansada con su rostro contra la mesa.

Probablemente porque aún no se despertaba del todo.

—Buenos días —respondió el castaño de igual manera.

Sentándose frente a ella Dipper tomo el cereal de la mesa y se lo sirvió para desayunar con la castaña.

—¿Dormiste mejor hoy? —preguntó su hermana viéndolo con curiosidad.

El chico negó con la cabeza desanimado, había sido una noche excelente, pero el tener que despertar de aquel sueño y no acordarse de nada era horrible, por eso estaba de tan mal humor, pero no podía decirle eso a Mabel.

—Que mal —le dijo Mabel—, ¿te desvelaste anoche otra vez?

El menor se encogió de hombros.

—Algo así... tenía mucha tarea —mintió.

Se había desvelado pensando en aquella persona, como de costumbre, teorizando sobre quién podría ser.

—Lamento escuchar eso —murmuró la chica—, me sorprende que aún tengas ganas de ir a clases.

Dipper sonrió con un brillo en sus ojos.

—Hoy tengo clase de ética —dijo con emoción—, hay debate como de costumbre, y muero de ganas de destrozar al equipo contrario.

—Oh Dios mío —respondió su hermana antes de reír un poco—, siento pena por el otro equipo.

El castaño le sonrió orgulloso antes de continuar con su desayuno.

[...]

Todos en la clase perdían su tiempo sin prestar ni la más mínima atención a la clase, ya que realmente a nadie le interesaba la clase de ética, unos aprovechaban para dormir lo que no pudieron en sus casas, otros hacían las tareas que entregarían más tarde en otras clases y luego... estaban Bill y Dipper, los únicos que seguían con el debate.

—No Bill, sigue siendo un delito —le dijo el castaño—, y ningún delito tiene justificación.

—Pero donó el dinero a un orfanato, sino fuera por ese dinero no estarían comiendo, si denunciamos el delito se les quitará el dinero y no comerán nada —respondió el mayor cruzándose de brazos—, no puedes hacer eso.

—Pero se podría organizar una recaudación de fondos para donar el dinero sin fomentar el delito —contestó Dipper—. Sin contar que, ¡alguien murió en el robo! Eso no tiene justificación, esa persona merece justicia.

—Es una vida contra la de cientos de niños huérfanos Pines, no hay punto de comparación —dijo Bill rodando los ojos, bastante cansado.

El timbre sonó determinando que la clase había finalizado, al escuchar eso el rubio se giró dándole la espalda al menor, guardando sus cosas.

Bill se había quedado con la última palabra y eso no podría permanecer así, pero antes de que Dipper le pudiera decir algo al mayor, éste había desaparecido entre todas las personas de la clase.

El menor frunció el ceño antes de guardar sus cosas, preparándose para su siguiente clase, luego podría terminar con eso.

[...]

Ya que Dipper ya había terminado el ejercicio marcado para la clase el día de hoy se la pasaba haciendo un sinfín de garabatos al final de su libreta.

Haciendo rostros tras rostros, en busca de que algo en su cabeza hiciera clic al ver alguno de ellos y finalmente saber cómo lucía la persona de sus sueños, lanzó un suspiró de frustración arrancando la hoja de su libreta y arrugándola con el ceño fruncido, notando que nada hacía efecto.

Escuchó el timbre a lo lejos y con rapidez guardó sus cosas dispuesto a ir por su hermana a su clase y poder irse juntos a casa.

Así que, con paso decidido caminó hasta el aula en la que se encontraba su hermana, sólo para verla coqueteando con Xólotl, uno de los amigos de Bill.

Un par de risas se escucharon por parte de la pareja y Dipper los miró con algo de tristeza en sus ojos.

Si tan sólo pudiera recordar el rostro de la persona, ¿estarían como ellos? ¿Se la pasarían dándose besos al final del día? ¿Reirían de chistes absurdos como dos chicos enamorados?

Todas las noches desde hacía como 4 años soñaba con una persona, con un chico para ser más específicos, y Dipper sabía que él era real, podía sentir que no sólo era un ilusión o un sueño recurrente, era alguien que todas las noches soñaba con él, pero no sabía quién era ni porque pasaba.

Sólo sabía que durante aproximadamente 3 años, él había estado saliendo con este chico maravilloso que sólo podía ver en sus sueños... y eso lo mataba.

Un nudo se formó en su pecho mientras bajaba la mirada, Dipper deseaba con todas sus fuerzas no olvidar cada mañana a la persona que amaba, eso hacía que se le rompiera el corazón cada mañana.

¿Por qué tenía que ser tan injusto? ¿Por qué no podía recordar cosas tan básicas como su rostro o su voz o siquiera su nombre? Él sólo quería estar con esa persona en la vida real, no limitarse a estar juntos sólo en los sueños.

Miró sus pies en busca de tranquilidad.

—Hola Dipper —saludó el pretendiente de su hermana.

—Oh, hola Xólotl —respondió el menor con una sonrisa forzada.

[...]

Dipper había pasado toda la tarde investigando, haciendo estadísticas y buscando todas las posibles soluciones al problema planteado en su clase de ética.

No podía permitirse que Bill se quedará con la última palabra, algo en esa clase lo volvía extrañamente obsesivo, así que con orgullo guardo todo dentro de su mochila listo para irse a dormir.

Apagó las luces de su habitación y con algo de nervios se acostó en su cama esperando que la mañana siguiente despertará con algo más que le dijera quien podría ser esa persona.

Con pesar cerró los ojos quedándose dormido casi de inmediato por el cansancio.

Algo nervioso se preparó mentalmente para lo que pasaría, vería a la persona y recordaría todo como de costumbre, hablarían toda la noche hasta despertar con ese sentimiento de estar incompleto, olvidando todo lo que habían hecho.

Sorprendido se encontró frente a alguien que no esperaba... un dragón lo miraba a la distancia dispuesto a atacarlo.

Bueno... parecía que esa sería una de esas noches en las que él tarda en aparecer.

[...]

Corrió con el poco aliento que le quedaba hasta aquella puerta brillante que acababa de aparecer frente a él, entrando con rapidez y cerrándola una vez que él había pasado, dejando al dragón del otro lado, dejándolo respirar después de mucho tiempo.

Cerró los ojos tratando de regularizar su respiración y cuando finalmente los abrió se encontró en aquel lugar con el que estaba bastante familiarizado.

A lo lejos notó esa silueta que de poco en poco iba aclarándose. Y perdiendo lentamente la sorpresa le sonrió.

Parecía que se quedaría sin aliento un poco más.

—Hola Pino —le dijo con una sonrisa.

¡Hola! 

¿Cómo están? 

Hoy les traemos éste nuevo fic.

Un fic que tiene una historia graciosa de fondo, y esa es básicamente que está basado en un sueño que tuve.

Fue como una epifanía.

Como sea, espero que les guste y sí tienen alguna duda no duden en dejarla en los comentarios, a menos que esa duda se conteste más adelante en el fic, entonces tendrán que esperar.Les queremos.

Atte. GirlsWithTheBlueSoul.

Ps: Diganle a Karla que me deje de chingar con Shallow.