Continuación:
La noche hizo acto de presencia en el cielo estrellado. Era tarde, y luego de un largo y horrible día de trabajo lo único que quiso hacer Blitzø era llegar a su cosa, comer él y su perro para darse una ducha e irse a dormir, y en eso estaba.
Sumergido en lo más profundo de los sueños en una de sus más queridas y más fantasiosas experiencias que generaba su cerebro de forma involuntaria.
Movía su cabeza de un lado a otro, removiéndose en sus cómodas cobijas, sonriendo ante lo que sus acontecimientos sensoriales le mostraban.
Veía a Stolas, haciendo la misma movida que hizo la última vez que se vieron. Bajando de su lujoso auto con un caminar tan irresistible que era casi fantasioso.
—Señor Blitzø, Hola — saludo el demonio tal cual lo hizo en la vida real.
Ahora podía verse a sí mismo, fumando un cigarro con una mueca arrogante y más que segura. Sopla todo el humo que conservaba en su boca, suspirando por el sabor que le favorecía la nicotina.
—Hola~ — dijo casi en un susurro, uno tan extasiado que soltó una sonrisa coqueta mediante lo hecho.
—¿Cómo se siente? — pregunta el Goetia con sus manos entrelazadas, apretando su pecho emplumado, demostrando lo abundantemente esponjado que estaba aquella zona. Algo que muchos matarían por solo poner la cara hay y sentir la suavidad del mismo.
—Su auto, señor — llego el mismo demonio botones que la vez anterior, con la diferencia que ahora su vehículo era un convertible, tan lujoso y caro, pintado de blanco con las llantas más finas que el infierno podría encontrar.
Blitzø le hace una seña con su mano el demonio de atrás con su mano, sosteniendo todavía el cigarro que consumía, el demonio entiende y espera lo que diga el imp.
—Ahora estoy bien — formulo aquella oración con una voz tan decadentemente gruesa pero a la vez tan suave. Tirando el cigarrillo de sus manos con un ágil movimiento en sus dedos, todo para acaba con una posición coqueta hacia el búho frente a él.
Eso emociono más al Goetia, sonriendo mientras caminaba hacia el imp. Resonando sus tacones en un vaivén tan sexy que podría derretir la sangre de muchos.
Blitzø espera su acercamiento. Sujetándolo de su cintura, arregostándolo en sus garras, quedando a la par de sus caras sin importa la inmensa diferencia de altura entre ellos. El demonio rojo acercaba su cara, con la intención más que obvia de estimular su tacto labial con el de él, esto fue imprudentemente interrumpido por Stolas, quien con sus manos sujeto el rostro del otro, lamiendo un costado de la misma, llagando a tocar con su lengua parte de la base de su cuerno, degustando cada parte de donde podía, provocándole un sinfín de expresiones a Blitzø, quien no sabía si esto era raro o extrañamente caliente.
Fuera de su sueño frunce el ceño, percibiendo aun las lamidas del otro.
—No, no, no, Stolas...no — negaba por lo extraño que le resultaba. Moviéndose un poco con forme se despertaba sin darse cuenta que estaba dormido —Stolas...— lo sigue llamando, abriendo de una buena vez sus ojos, percibiendo con horror como era Loona quien se dedicaba en lamer su cara sin haberse dado cuenta. Suelta un grito de desagrado —¡Loona! — se acomoda bien en su cama, mirando como la canina se hacía a un lado —No, vete — la corre de su cama soñoliento, haciendo que la misma bajara del colchón —Ahg...ahg~ — seguía quejándose por el desagradable sentir que vivió, eso más lo húmedo de su cara —Me ensalivaste — se quejó con algo de tristeza. Vaya sueño tuvo.
Se retiró sus cobijas, sentándose bien en su cama para prender la pequeña lámpara que tenía en su mesita de mano junto a él. No sabía que ora era, y no le importaba, lo único que vio apenas sus ojos se pudieron enfocar bien a su entorno fue aquel artículo de Stolas en el diario. Lo había recortado y pegado en su espejo pequeño. Su sueño y presenciar aquella foto lo hacía sentir tan miserable. Parecía todo un enfermo acosador necesitado, pero es que con solo aquella figura de ese demonio refinado lo volvía loco.
Se levanta de su cama, arrancando el pedazo de papel con una de sus manos, apreciándola más de cerca. Volvió a sentirse triste. Millie tenía razón y debía de afrontar esa cruel realidad.
—Estúpido~ — se insulta así mismo. Negando con su cabeza por lo insignificante que se estaba volviendo desde que lo conoció —Él nunca te haría caso — lo acepto, arrugando la fotografía con sus garras. Fuera seguido en dañar aquella foto si es que su atención no se fuera enfocado en otro cosa todavía más importante y aterradora.
Esa máscara. Estaba de vuelta, puesta en su sofá como si nunca la fuera tirado. Aquello le pareció algo tan extraño como perturbador.
Extrañado con un ligero miedo se acerca a la misma con recelo, sujetándola mientras se daba cuenta que muy en el fondo, dejando de lado los problema que podría surgirle y lo aterrador que era esa cosa, podía ver una pequeña luz de esperanza y ayuda. Si él no podía estar al nivel de Stolas, conocía a alguien que si podría.
Giro su cuerpo con el objeto, sosteniéndolo, cuestionándose si estaba bien lo que estaba pensando.
—No lo hare — se convence así mismo de que por muy enserio que lo deseaba estaba mal. Tomando toda su fuerza de voluntad para arrojar hacia atrás del sofá la careta que muchos problemas le resulto dar hoy. Debía de ser más listo que eso, y no sucumbir ante los deseos que su mente y corazón anhelaban.
Camino un par de pasos hacia su cama, con la intención de solo olvidar el tema y volverse a dormir. Jadeo en el camino, parando abruptamente, gruñendo tal bestia salvaje ante lo que su llamado de deseo le pedía.
Abrió los ojos como un maniático. Las pocas barreras que tenía para no tener que hacer una tontería fueron fácilmente derribadas por su egoísmo vivo. Corriendo detrás de ese antifaz, arrojándose detrás de su mueble, gritando del desespero que lo llevo en hacer tal cosa.
Se arrepentirá mañana, eso lo sabía, pero podría valer la pena el gozar por una sola vez en toda su vida.
Loona ladra, escuchando otra vez aquellos relámpagos que mucho miedo le causaban, aúlla del miedo, escondiéndose entre las almohadas de su amo, mirando a la perfección como Blitzø volvía hacer consumido por el diabólico poder de la máscara, desordenando por segunda vez su departamento mientras aquel remolino de su cuerpo mismo que era bestialmente desplazado por la sala, parando directo en su tocador, sonriendo, demostrando aquellos largos y afilados dientes que conservaba.
Su apariencia como era de costumbre cambio. Teniendo en vez de su pijama un esmoquin amarillento, con una corbata negra con blanco con estampados abstractos, teniendo abajo de la misma una simple pero elegante camisa blanca. Tomo con confianza la foto de Stolas que hace unos omentos atrás había ligeramente arrugado, mirándolo con deseo y picardía en sus ojos.
—Aguarda, nene. Que esta noche papá ¡Tiene deseos muy dulces! — hablo alborozado, tirando el articulo a sus espaldas, después de todo, estaba detrás de su premio mayor —¡AJAJAAA! — Se carcajeo como un maniático. Un maniático enamorado que lo único que deseaba era verlo. Corriendo a su baño para alistarse.
Se miró al espejo, cepillándose los dientes con un cepillo exageradamente grande, sonriendo para así limpiar sus afilados colmillos amarillentos por naturaleza. Posteriormente tomo un secador, convirtiéndose protagonista de una escena de lo irónico al ver como este carecía de algún cabello en su cabeza. Saco filo a una navaja, luego se dedicó en llenar la parte inferior en su cara en crema para afeitar, pasando la navaja por toda esta zona, quitándose la espuma de su rostro pues a parta del cabello también adolecía de algún bello facial. Se limpió la cara con la espalda de su propia perrita, causando una enorme extrañeza en la canina. Como toque final, le sonrió al espejo apenas se puso su elegante y exótico sombrero amarillento, decorado finamente con una delicada y delgada pluma a su costado, siendo sostenida por una cinta oscura y simétrica.
—Huuu~ ¡No se atrevan a detenerme! — gruño entre un jadeo con confianza. Dándose la vuelta para verificar sus bolsillos —Oh ho — soltó al percibir como una polilla salía de sus pantalones, demostrando la enorme falta de efectivo que tenía consigo —No puedo divertirme si no tengo dinero — reflexiono acomodando su portamonedas. Miro hacia un costado suyo hacia el techo, teniendo una ligera, fantástica y loca idea para él —Debo hacer una pequeña parada — afirmo con determinación. Tomando impulso para tomar la enorme cantidad de energía que tenía, saliendo corriendo a toda velocidad, dejando atrás su brazo con su sombrero, estirándose de una manera para nada normal, jalando consigo su extremidad, provocando que la pluma de su sombrero quedara atrás, volando detrás de su dueño.
El sonido de los grillos aparcaba en cada rincón de la oscuridad de la noche en las galles infernales. Enfocando el claro parque de diversiones ya conocidos por todos. Frente al mismo había una van de electricidad, pasando de apercibido para ir encubiertos aquellos maleantes que le pusieron el ojo unos días atrás.
—¿Cómo van, Vox? — pregunto el Overlord hormiga al demonio de cabeza de televisor por su intercomunicador. Teniendo de fondo a sus compañeros de robo que se alistaban para el atraco.
—Todo va muy bien — aseguro.
—Correcto muchachos, están solos ahora. Debo bajar para que me vean — le explico a su compañero. Rascándose la cara un tanto nervioso pero seguro de que todo saldría a pedir de boca.
—Hazlo. El doctor...está a punto...de operar — aclamo con confianza, presumiendo sus dotes para desembuchar su arma. Listo para el plan.
Los tres demonios liderados por el Overlord de la tecnología se aproximaron a las rejas del parque, vestidos de negro.
Uno de ellos perforaba la cerradura de la entrada con la intención de colarse, esperando un par de segundos para logran tomar todo lo que podían. No obstante, alguien le estropeo los planes.
Un remolino para nada común salió de las puertas, destrozándola al instante. El equipo de asalto caen al suelo, asustándose por semejante abominación, e intentar protegerse de sea lo que fuera sea cosa.
Aclararon sus ojos, detallando como aquella cosa se detenía sus giros, revelando como se trataba aparentemente de un demonio, pero uno nunca antes visto. Llevando consigo además de portar una extraña mascara, como un vestuario extravagante, tenía entre sus garras los enormes sacos llenos de dinero sobre su espalda. Volaron un par de dólares al su alrededor por el impulso, sosteniéndolos el enmascarado pues si iba hacer algo lo haría bien. Eso con una muestra de que no dejaría ir ni un solo billete.
—Lo siento, señores — se "disculpo" sin ninguna pisca de arrepentimiento, sonriendo ante su acto — No siempre se tiene lo que se desea — sin dejarles hablar o decir alguna silaba, la Máscara al estilo del correcaminos sonó sus dientes, manteniendo siempre intacta su sonrisa. Volvió a desplazarse con ese común desastre natural, dejando a los demonios atrás, con su plan arruinado, sin dinero y más confusos que nunca, mirándose uno a otros, gritando en sus cabezas "¡¿Qué carajos es lo que acaba de pasar?!". Su shock no tardo demasiado pues a los segundos se escuchó como un par de patrullas se aproximaban a ellos.
—¡Policía! — grito uno de los maleantes, disparando todos a las patrullas, intentando correr devuelta a su auto de escape. Convirtiéndose también receptores de un tiroteo de la justicia.
Todo valió mierda...
Por otro lado del infierno.
La gran multitud de demonios enfadados y desesperados por entrar al deseado club de Valentino mostraban sus quejas a Boby, que no paraba de negarle el acceso a los diabólicos seres.
—No está en la lista ¿De acuerdo? — peleaba con los imps, súcubos y cualquier clase de demonios que tuviera al frente.
El son de una bocina siendo sonorosamente escuchada por el los pecadores que demandaban sus exigencias de entrar al local fueron pausadas al ver como una dispendiosa y opulenta limosina blanca de larga longitud se estacionaba delante de ellos. Las ventanas oscuras pasaban de una en una, preguntándose que tan grande era aquel lujoso vehículo y de quien podrá ser el propietario.
Uno de los botones se dispuso en tomar el pestillo del espléndido auto para ayudar a bajar a su respectivo dueño, bajándose nada más y nada menos que la máscara, sonriendo con gran egocentrismo y emoción ante todos.
—¡¿Qué tal?! — saludo. Regocijándose mientras sonaba una alocada y alta carcajada, posando con sus enormes colmillos, haciendo que el público sonriera y esbozara una gran exhalación de asombro.
El enmascarado ser se desplazó hacia el guardia, lo reconocía bien, recordando como ferozmente lo había echado ayer de este mismo lugar, pero no guardaba rencores, por ahora, esta era su noche, y en su noche se celebraba.
—Ah...— frunce el ceño el demonio alto, al ver los aparentes lujos que tenía el demonio de mascara blanca, podría ser alguien importante...solo que no reconocía de quien se trataba. Miro parcialmente la tabla con los nombres escritos que tenía, volviendo a encarar al demonio delante de él —¿Esta en la lista? — pregunto sincero.
—Noooo~ — soltó relajado —pero creo que mis amigos si, tal vez lo conozca — sonrió tan ancho como se le era posible en su estado normal, mostrando en cada una de sus manos un fajo abundante de puro billetes, deslumbrándolos en forma de abanico, uno a lado de los otros de manera ordenada —¡Franklin, Hamiiiiil, Jackson!~ — canturreo sonorosamente, escuchando las exhalaciones de asombro de los pecadores y demonios que tenía a sus espaldas. Enrollando sus billetes con una agilidad impecable, soltándolos con delicadeza para hacer lo que la ley del impuso dicte, soltando el dinero en la cara del sujeto, poniéndolo un poco desorientado al portero. Escuchando vociferaciones de asombro en los presentes ante su acción.
La Máscara con un gesto de tranquilidad y una sonrisa galardonada sobaba sus manos lleno de emoción, alegrándose por su llegada, teniendo a sus espalda un completo caos al detallar como los seres del inframundo se peleaban por sus billetes, molestando al guardia que se estaba hartando.
—¡Es todo por ahora, nadie más entrara! — demando con molestia el sujeto, apartando a los demás visitantes en medio del ese gran lio.
Pasando rápidamente a lo que estaba la diversión de adentro. Estaba oscura el lugar, teniendo como únicas iluminaciones unas luces de diferentes colores, además de unas que otras fluorescentes, escuchando una banda sonrosa que presenta el lugar, deteniendo su música al concluir con el prólogo del verdadero espectáculo, teniendo de fondo los aplausos del público. Caminando de un lado a otro las sexys meseras con los tragos. Presentando al fin lo que muchos estaban esperando.
"Y ahora le presentamos al pastelillo más dulce de los Studios xxx. El príncipe...Stolas"
Se escuchó al anunciador llamarlo por su nombre, teniendo la mirada atenta de todos los presentes con el espectáculo. Arriba de todas aquellas escaleras, iluminadas con un rosa pasión, fue cuando deslumbraban un par de palmeras, moviéndose de manera paciente para dejar ver aquel curvilíneo y delgado cuerpo del príncipe a sus espaldas.
Elevo su mano izquierda, para posteriormente mover su pierna derecha hacia un costado suyo, fue ahí donde se da la vuelta, señalando el público con una mirada voluptuosa, caminando hacia el centro de atención de todo mientras pasaba sus delicadas garras por todo su delgado y grandioso cuerpo sin igual, deslumbrando su ajustado y corto vestido dorado, brillando como el oro frente a los reflectores.
Valentino quien era por supuesto uno de sus más grandes espectadores, sentado en su enorme trono era creyente de ser completamente merecedor de ese preciosa creación, mucho más cuando el clan quedo desterrados cada uno de sus integrante sin sus poderes. Jugar con fuerzas más allá del infierno no fue para nada del buen gusto de Lucifer, pero eso no era lo importante ahora, solo desnudaba al Goetia con la mirada con cada sensual movimiento que daba.
Val ríe, llamando la atención de su compañero de lado, soltando un "Hermoso" refiriéndose a Stolas, a lo que el contrario le da la razón entre risas de ambos.
El Goetia llego al centro del escenario, acercándose al micrófono que al igual que su traje coqueto, en su rendijilla era dorada con detalles en diamantes. Desborrándo glamur como codicia en ese sencillo objeto. Aproximando su pico en un delicado movimiento para empezar lo que él sabe que de verdad tiene talento.
Cantar~
Loves makes me treat you
The way that i do
Gee baby , ain't i good to you?
La fina y melodiosa voz de Stolas comenzaba a cautivar a los presentes. Tomo entre sus manos aquel micrófono, separándolo de su suspensión, sin detener su bello canto.
There's nothing too good for a boy that's so true
Gee baby, ain't i goog to you?
Daba un paso a la vez. Dispersando sus galardonados pasos, uno delante del otro, bajando con sumo cuidado y lujuria en aquellas alumbradas escaleras, acercándose de apoco a los presentes que estaban más cerca.
I bought you a fur cout for Christmas
A diamond Ring
A Cadillac car
En medio de su letra, postro su mano con delicadeza y erotismo hacia la mejilla de uno de los demonios que vio de primero, agachándose por unos centímetros, moviendo sus caderas de una forma tan candente, arrojándole una sonrisa coqueta, en respuesta del receptor de aquella tención, tan solo pudo mirar con ojos desfallecidos y una boba sonrisa.
Stolas paso del mismo, aproximándose a otro demonio del público.
En tanto, allá en el fondo, se podría distinguir como Blitzø, poseído por la máscara se sentaba en una de las sillas con unas de las mesas del lugar de una manera tan extravagante, dejando ver como siempre su atractiva sonrisa que no desaparecía, acomodándose para cruzar sus piernas
And everything...
El sexy demonio de la voz angelical restregó su atractivo cuerpo esbelto con el de otro cliente, pegando y moviéndose de manera cariñosa su espalda con el brazo del otro, estremeciéndole la piel ante el contacto.
Esta nuestro amado enmascarado visualizando el lugar, es atendido por unas de las camareras, quien le ofrecía un disto musical, a lo que este con un simple movimientos de dedos los sujeta, ensanchando su sonrisa por ello.
Loves makes me treat you
The way that i do
Gee baby, ain't i good to you?
Stolas tomo con su garra el rostro de otro cliente, siendo tan jodidamente seducido por este que con cada centímetro que el Goetia retrocedía este buscaba en seguirlo, cayéndose un poco de la silla mientras que el demonio de plumas azules meneaba su cuerpo de un lado a otro, casi burlandose de el, sin apartar la sensualidad por delante.
La Máscara busca con la mirada, topándose con el ser que estaba deseando. Por la sorpresa del momento por accidente arroja el CD que momentos antes le había dado la camarera, parándose tan recto como se lo permitía su columna, sintiendo como una parte de su cuerpo se tensaba por completo, queriendo erguirse tanto por la moción del momento y, no precisamente estaba hablando de su cola.
Loves makes me treat you
The way that i do
Gee baby, ain't i good to you?
El demonio príncipe se digno es pasar su afilada garra por todo su cuerpo, estando apoyado en un tubo de bailarín en este, detallando cada curva, cada centímetro de su estrechades, y su fina figura.
Era mucho que procesar para la Máscara. Abriendo su quijada de tal forma que literalmente callo a la mesa en un sonido ensordecedor. Sin ser suficiente su emoción demostrativa, su lengua se fue desdoblando también, arropando su mandíbula caída y parte de la mesa, saliéndose sus ojos de sus órbitas por tal espectáculo.
There's nothing too good for a boy that's so true
Gee baby, ain't i goog to you?
Señalo a alguien más del público, haciendo movimientos circulares con su dedo, siguiendo el ritmo de su enloquecedor cuerpo.
Blitzø tomo las solapas de su traje amarillento, junto con su corbata, separándolas al sentir las pulsaciones de su corazón, siendo tan exageradamente grandes que traspasaban por mucho su camisa blanca, detallando cada botón en la retumbante vibración de sus latidos. Soriendo como un idiota, suspirando con aires de enamoramiento.
I know how to make a good a good man happy
I'll treat you right
With lots of lovin just about every night
Se agacho a la altura de un corpulento demonio toro sentado. Acariciando su hombro, regalándole un sonrisa caliente para rápidamente levantarse y seguir con su recorrido.
A lo que no tenía presente el sexy demonio cantante y el resto de invitados es que uno de los ayudante del Overlord corrió con disimulo a este mismo. Estaba algo exaltado.
—¡¿Que rayos haces aquí?! — pregunto Valentino, enojado y dudoso. Él debería estar en el atraco ahora mismo.
—Tenemos problemas. Más vale que subas — aviso su seguidor preocupado.
Val suspira, inhalando lo poco que le quedaba de su cigarro.
—Vámonos — dijo parándose de su silla, siendo seguido por su otro compañero.
Loves makes me treat you
The way that i do
Gee baby, ain't i good to you?
No paraba de cantar el ave, acompañado de sus eróticos movimiento al público. En el fondo de todo ellos movía sus pies un alocado y excitado Blitzø, elevándolas tanto que parecía un perrito feliz de ver a su dueño, y puede que si lo esté haciendo. Desearía ser propiedad de ese exquisito bombón.
De tanto pensar en los cuadrúpedos su cabeza se trasformó en uno de ellos. Aullando cual lobo emocionado.
They got me paying taxes for what i gave to you
Gee baby, ain't i good to you?
Finalizo su número musical con total pasión, alzando su mano con grandeza y orgullo de si, apagándose un poco las luces en medio de su epilogo.
Los aplausos no demoraron en aparecer, teniendo en cuenta sobre todo los halagos de Blitzø, silbando y regodeándose ante el talento de tan hermoso ser. Sabía que debía de calmarse o explotaría. Propinándose un enorme martillo por la cabeza un par de veces, controlando sus más bajos instintos, sacudiendo su cabeza para deshacer todas las estrellas que veía.
Volvió a su forma original, estirando sus extremidades para desplazarse con una enorme velocidad que fue casi inapercibido por el público que seguía elogiando el show del búho.
Los demonios se dieron cuenta de su presencia al detenerse justo alado del baterista cual flecha en el blanco, estando de pie en sus tambores derechos.
Los músicos extrañados miran a quien sea que estuviera con ellos, llamando la atención de Stolas, quien sin perder tiempo se da la vuelta, mirando con asombro al desconocido entre ellos.
El reflector lo apunto, alegrándose por la atención, alzando sus brazos con entusiasmo.
—¡¿Que tal un rock ahora?! — formulo con su ya conocida sonrisa.
Sin previo aviso, tomo al baterista que estaba a su lado, girándolo de tal forma que dio un gran conjunto de vueltas, dándole un look diferente. El traje blanco del chico demonio paso hacer uno más dark y casual, eso le agradó mucho, mirándose con gracia, regalándole al igual que el un sombrero con su mismo estampado del traje invocado.
El baterista con entusiasmo comenzó a golpear los tambores con sus baquetas, teniendo un solo de batería de comienzo. Sus compañeros se animan al compás del sonido, teniendo una idea de cómo seguir con su tono.
Blitzø chasquea sus dedos al tiempo del joven, alargando sus mejillas en su mueca alegre por lo que escucha. Stolas suelta una carcajada encantadora.
"Esto será interesante" — fue lo primero que pensó al ver el enigmático ser tan energizan te, irradiando tanta confianza con su repentina aparición.
(Canción que canta Stolas/Tina en el club)
https://youtu.be/KUuwb6c8wXg
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro