Capítulo 4 (Policía Celestial)
Continuación:
Un nuevo día llegaba en el infierno. Mostrando los primeros rayos rojizos del sol infernal. Adentrándose en un pequeño departamento de Impcity.
El imp propietario de la habitación se remueve en su cama, despertando de apoco, con un ligero dolor en su cuello. Se sienta en su colchón, estrujándose su rostro con una de sus garras, gruñendo en el proceso, pensando a qué hora se acostó ayer para tener mucho sueño, y fue ahí donde su cerebro soñoliento se activó de una buena vez. Recordando sus fechorías cometidas la anoche anterior, pero con la incertidumbre de si de verdad paso o no.
Rememora en su cerebro cada cosa cometida por su propia mano, pero se cuestionaba una y otra vez si de verdad fue él. No era posible que saltara de un cuarto piso, callera de cara y no tuviera ni un solo rasguño, de hecho, se sintió más vivo como nunca, y ni hablar de cómo aniquilo a una banda completa de criminales con solo un par de globos.
Abrió sus ojos con notoria preocupación, levantándose de su cómoda cama, mirándose al espejo con su ceño tenso. Contemplo como su cara estaba igual de siempre, sin aquella mancha blanca cubriendo la mayoría de su cara. Se tocó aquella parte de su piel facial, impresionado de alguna forma. Miro a su costado aquella mascara de porcelana, teniéndola con una de sus manos, y luego su reflejo otra vez.
—Fue una pesadilla~ — murmuro al ver que todo fue algo salido de su retorcida mente. Se rio de sí mismo —Solo un sueño — siguió con sus leves carcajadas. Alejo su mirada del espejo, mirando al suelo a su costado con algo de alivio —Ya no veré caricaturas — enserio su gesto. Decidido a esto si seguiría teniendo este tipo de experiencias sicológicas.
Salió de su cabeza al escuchar un par de toques en su puerta, mirándola con algo de extrañeza. Abrió los cerrojos de la misma, mirando de quien se trataba.
No esperaba nada y aun así se decepciono. Era uno de esos querubines que formaban parte de la nueva ley de cuidado policial en el infierno. Amargo un poco su gesto, era evidente que no le agradaba en lo absoluto los ángeles ni mucho menos de su calaña, creyéndose mejores que ellos por solo usar pañal sin decirles nada y teniendo alas de por medio que solo te hace elevar medio metro.
—¿Buckso? ¿Blitzø Buckso? — pregunto el pequeño querubín al imp.
—Si — responde Blitzø con algo de desconfianza.
—Teniente Cletus. Comisaria Celestial — se presentó el enano volador, sacando su placa ante el demonio —¿Sabe algo sobre los problemas de anoche? — pegunto guardando su placa en el bolsillo de su saco.
Blitzø niega, con un sabor raro y desentendido en su boca.
—¿Dijo problemas? — repitió lo antes dicho por el querubín oficial.
—Sí, un bandido irrumpió y ataco a la señora Mayberry — explico mirando al pasillo en donde se encontraba la víctima.
Blitzø frunce el ceño en desconcierto.
—¡¿La ataco?! — se expresó sorpresivo por lo mencionado.
—¿Qué no escucho nada? — le cuestiono con extrañeza —Disparo un par de tiros con un rifle grande a solo 10 metros de su puerta — explico señalándole la escena del crimen.
Blitzø sin poder creerlo todavía sale de su departamento brevemente para confirmar las palabras del querubín. Se maldijo en silencio.
—¡Mire el piso! — grito la señora, mandando hacer su trabajo a los oficiales —¡¿Lo ve?! — señalo el enorme agujero que había en dicho lugar a los oficiales del cielo —¡Puso eso en mi piso y luego brinco por la ventana, oficial! — explico exaltada. Blitzø no podía creerlo, de verdad eso había pasado —¡¿Está tomando nota?! ¡Tenía la mitad de su cara blanca y era muy extraño! — se seguía quejando la mujer.
—Esto es...es imposible — se habló así miso sin podérselo creer todavía.
—¡Estaba horrible! — se seguían escuchando los gritos de exaltación de la administradora.
—Su pijama es imposible, esto realmente paso — aclaro Cletus al demonio.
Blitzø piensa en una fracción de segundos, teniendo una muy buena excusa para su libración de cualquier sospecha.
—Es que yo...tengo... — pensó bien su embuste —...un problema con el oído medio — sonrió, tallando el espacio en donde debía de estar su oreja izquierda, pero sí que se podía tallar con sus dedos la fosa donde escuchaba —...y a veces no oigo nada — siguió frotando aquella zona en su engaño.
—¿En serio? — pregunto un poco desconfiado el celestial.
—¿He? — soltó sonriendo el imp al recalcar su supuesta condición.
—Aquí está mi tarjeta por si puede recordar algo sobre el suceso de anoche — le estrega dicho pedazo de cartulina bien hecha, haciendo que Blitzø la recibiera y la leyera por encima —Cualquier cosa solo...llámeme. — aseguro este.
—Aja, por supuesto — asiente con algo de incomodidad el diablillo —Gracias — dice resaltando su falsa gratitud —Yyy...que tenga...suerte con este casó — señalo todos los lugares donde estaban más oficiales.
Cletus tan solo le da una última mirada al diablillo con un ligero aire de desconfianza y desdén. Retirándose del departamento del cuernudo, en tanto a este cerraba su puerta a sus espaldas, pegando la misma en dicho soporte de madera, tapándose la boca con una expresión casi en shock. Definitivamente NO fue un sueño entonces.
Miro el reloj colgando en su cocina, marcando las 08:45am. Provocando que el imp saliera de su superficial trance por la hora.
—¡Por Dios, ya es muy tarde! — exclamo con rabia hacia sí mismo. Haciendo un movimiento brusco en su cabeza para caminar directo en arreglarse.
En un cambio ligero de tiempo ya este estaba buscando algo de su propiedad apenas concluyo casi a medias su rutina mañanera de aseo personal.
—Las llaves. Las llaves ¿Dónde deje las llames? — murmuraba para el en busca del mencionado objeto. Caminando como loco por su departamento con una barra de desodorante en sus manos, proporcionándose una perfecta cantidad en sus axilas gracias a su camisa media desabotonada —Maldición — siseo para él en su cólera. Buscando entre el medio del desorden que hizo ayer, acomodando un par de cosas mientras buscaba su objeto perdido —¡Loona! — llamo a su fiel perrita. Gruñendo está en su cómoda cama en su llamado —¡Busca las llaves. Búscalas. Búscalas! — le dejo en claro, mirándola directo a los ojos.
La canina suelta un rugido de desagrado, parándose de mala gana de su siesta, queriendo solo ayudar a Blitzø para que se fuera de una buena vez y la dejara dormir.
Mientras el imp se terminaba de arreglar, colocándose su larga chaqueta negra, acomodaba su bolsa de suplementos y artículos del circo, teniendo como fondo a la perrita escarbar en cada mueble de la casa en busca de las llaves de su padre.
Blitzø iba por su arma, golpeándose el pie en el camino con una mesita. Maldijo por eso, suspirando con preocupación de lo tarde que era.
Loona toma uno de los cojines que estaban en el sofá. Dejando ver al fin el tan deseado objeto que su amo buscaba. Ella ladra teniéndolas, sujetándolas en su hocico. Blitzø al escucharla sonríe al ver la lista de su chica con sus abre cerrojos.
—Oh, buena perra, buena perra~ — la felicito con ternura, queriendo quitarle el objeto encontrado de su boca llena de colmillos, la misma al sentir la agradables sensación del metal no quiso dárselas, teniendo que Blitzø jalarlas un poco más duro mientras Loona gruñía con determinación —Démelas, Loona. Loo- ¡Suéltalas! — peleaba con su chica que no cedía —¡Loona sueltas! — hablo al fin teniéndolas en sus manos en completo control —Gracias — le agradece. Caminando directo a la puerta
El diablillo deja su bolso en el suelo, colocando sus llaves en el bolsillo de su pantalón, dándose cuenta en el último minuto de algo. Miro de reojo aquella máscara espeluznante, proporcionándole un aire de desconfianza.
"Si todo aquello fue real, definitivamente no me convenía tener a la maldita policía celestial detrás de mi culo" — pensó acertando.
Se acercó al objeto que reposaba en una de las almohadas de su cama. Le dio una mirada llena de desconfianza, frunciendo su ceño, decidido en lo que haría.
Miro su ventana abierta, lanzándola con todas sus fuerzas fuera de su casa. Ya sería problema de otro, viendo con sus propios ojos como esa cosas salía disparada a las afueras de sus aposentos.
A la misma imagen que de un boomerang, la máscara dio un par de vueltas a lo largo, retrocediendo en su dirección acordada. Regresando por donde vino, y aterrizando en el sofá de su ahora dueño justo a tiempo que el cerraba su puerta. Provocando que este no se diera cuenta de lo ocurrido.
Ya a las afueras de Impcity, era un caos como era de costumbre, pero algo mucho más grande ocurría.
Ese mismo taller de autos donde Blitzø fue cliente, estafado y donde precisamente cobro venganza en la noche de ayer, ya hacia una multitud de reporteros y policías por el caso. No es que fuera muy diferente a los demás crimines que se cometían todos los días a cada momento, solo que esta vez fue muy personal y despiadado.
Del interior del establecimiento eran sacados el par de demonios que fueron víctimas de los acontecimientos vividos por la máscara. Siendo trasladados en unas camillas. Llenos de pintura en todo su cuerpo en un auténtico conjunto de colores. Se quejaba y sollozaba del dolor a cada segundo el demonio corpulento, rogándole a los paramédicos que fueran delicados con él, pues del mismo tenia empalado en su recto aquellas piezas enormes que la máscara cargaba con ellas. Siguiéndole su compañero en las mismas condiciones.
—¡Necesitamos un proctólogo! — pidió ayuda uno de aquellos policías celestiales, escuchando lo sorprendida de su compañera en la radio —¡El mejor que tengan! — se aseguró en aclarar el ver la gravedad del asunto.
Los reporteros no se hicieron esperar. Repartiendo preguntas directamente al tendiente Cletus que ahora estaba responsabilizándose en este caso también.
—Trabajo para la estrella de la tarde ¿Podría decirme que paso? — pregunto una demonio de curvas pronunciadas, piel fucsia, y cabello rosado con unos detalles.
—No y puede ponerlo así — contesto con notoria amargura. Lidiar con reporteros en casos así era tan estresante.
—Parece una táctica de la mafia — le respondió con una sonrisa la demonio. Teniendo entre sus manos una pluma y un block de notas con la espera de respuestas.
—¿Se dan cuenta? Ya resolvió el caso — le hablo el teniente a los oficiales con gran sarcasmo. Pidiendo la orden de retirarlos de una buen vez.
La chica reportera no desiste, escabulléndose un poco entre los policías uniformados que se encargaban de desalojar al resto de entrevistadores.
En otro lado...
Blitzø llego al circo con un claro retraso, siendo de una vez recibido por su amiga.
—¡Hola Blitzø! ¡Blitzø! — llamo a este. Un "¿Hum?" salió de la boca cerrada, mirando como Millie corría hacia él —¿Dónde estuviste anoche? — le cuestiona con notoria tristeza —Los chicos y yo te buscamos por todos lados — le aseguro.
Blitzø hace un pechero, enseriando un poco su expresión.
—¿Y por qué no buscaron afuera?...En el callejón — le respondió con algo de rencor. Caminando directo a su camerino para irse alistando.
Millie de inmediato cambia el tema por otro que sabía que le fascinaría a su compañero.
—Oye ¿Leíste el periódico matutino? — le pregunta la chica, llamando la atención del otro —Tu novio tiene un gran articulo — bromeo con este. Mostrándole la imagen del mismo en dicho diario.
La frustración que sentía Blitzø desaparece al instante, mirando con unos grandes ojos anonadados a la perfecta figura de Stolas, teniendo un micrófono entre sus delicadas y sensuales garras. Teniendo una perfecta posición de este con un vestido hermoso y diminuto. Aparentemente cantando.
Una bomba es la que estallo en The Porn Studios XXX.
Eran claras las siglas en el título.
—¡ Blitzo, llega 40 minutos tarde. Es lo mismo que no asistir! — regaño el bufón robótico a su empleado. Llegando a la escena con el par de imps.
Blitzø se traga sus amargas palabras. Teniendo ese horrible sentimiento e impotencia cada vez que debe de demostrarle "devoción" a su jefe y lamerle todo su culo robótico si era necesario. Necesitaba este empleo al fin y al cabo.
—Lo lamento, señor Fizz. No volverá a pasar — le aseguro. Cacheteándose en su interior y rezando las miles y miles de maldiciones y groserías que se sabía en toda su cabeza con la única finalidad de no tener que decirlas en voz alta. Miro el piso, no por sumisión, sino porque no aguantaba verle la cara de idiota a ese ególatra robot —Yo...fui un tonto — se denigro con la función de que se fuera a la mierda y lo dejara tranquilo.
—Bueno. Si no estuviera ocupado mirando fotos de demonios de la alta clase...tal vez realmente podría trabajar — le aconsejo con frialdad en su voz y mirada. Mirando el artículo de Stolas que sabía que el par de diablillos estaba detallando apenas el imp masculino se asomó.
—Ah, señor. Es un cliente potencial de Blitzø — defendió a su mejor amigo de su jefe la imp de cabello negro.
—Oh ¿En serio? — pregunto incrédulo, con un tono irónico. Abrió otra vez la fotografía de Stolas, detallándolo mejor. Por Lucifer, sí que era hermoso. Robot Fizz mira a Blitzø, y luego otra vez la foto, sonriendo con unas intenciones ocultas en el acto —Bueno. La próxima vez que venga...asegúrese de enviarlo a mi oficina — le entrego de una forma sospechosamente amable el periódico al diablillo más alto, teniendo en su robótica sonrisa un deseo más que claro.
—Je, claro, ¿Cómo no? — sonríe Blitzø. Esto definitivamente le lleno de una punzada de celos en su pecho, pero diría lo que sea para que se fuera aquella cosa que le llamaba "Jefe" para seguir su día con normalidad.
El robot elástico se marcha para hacer su trabajo. Haciendo que Blitzø soltara aire de sus pulmones con cierno desanimo ante lo patético que debía de ser ante este tipo de situaciones.
Ambos demonios se sientan en unos taburetes que se encontraban esparcidos por doquier.
—Desearía que mi papá fuera dueño de un circo — comento con algo de juego la imp, intentando animar al joven demonio —Podría ser dueña del mismo y dirigir los demás a mi gusto — hablo. Acentuándose a quien se refería.
Blitzø sonríe, ahora prestándole más atención a otra cosa, idiotizado en la foto del joven y guapo demonio búho que tenía entre sus manos.
—¿Crees que él vuelva Millie? — le pregunto a su mejor amiga. Con las esperanzas de que dijera algo reconfortante para dejar de sentirse tan mal. La última vez que se vieron no es como si fuera actuara tan pésimo, pero ciertamente no quiere que las cosas se quedaran así, ni mucho menos después de la vergüenza que paso con ese maldito auto.
—Oh, viejo. Olvídalo — le aconsejo con relajación en su voz. Arrebatándole el noticiero de papel de sus garras — Blitzø, escúchame — dejo el periódico a lado de un asiento —Un demonio como él busca A.M.P. "Al Mejor Postor" — explico chaqueando sus dedos con clara señal de dinero.
—Tú no puedes saberlo, Millie — sonrió confiado —Él es un artista...es...es sensible — añadió con aquel brillo sin igual de sus ojos, recordando los pocos momentos que han pasado juntos pero que fueron suficientes para ver lo bello de su corazón.
—Blitzø, olvídalo. Ese príncipe te destrozara el corazón. Lo pondrá en una batidora y la hará picadillo — puso el más cruel pero claro de sus ejemplos. Desanimando un poco al demonio que hacia otro buche en sus labios, pensando y analizando mejor las cosas. Sabía que ella quería lo mejor para él después de todo. Negaba con la cabeza todo aquello que su amiga le decía —No lo necesitas, viejo — se paró de su asiento —Necesitas...alguien más terrenal. Alguien con integridad — explicaba ahora estando de píe a su lado. Esto mientras Blitzø miraba a un ponto no especifico, pero vaya que si ido en sus pensamientos y en sus palabras —Alguien...pelirosa — hablo con una cierta picardía —y con labios de negro intenso. Vestido con detalles negros y blancos, abrigo de piel rosa claro y con unos lentes de sol — describió a la sexy demonio que se acercaba a ellos. Millie sonríe con una mirada lasciva, relamiéndose los labios ante lo que se aproximaba.
Blitzø frunce el ceño, desconcertado de la precisa descripción de su amiga.
—Vaya, sí que redujiste posibilidades — se giró hacia ella, arqueando una sola ceja.
—Lástima que ya este apartada — golpeo levemente el hombro de su amigo, acercándose más a la demonio que ya le había echado el ojo.
Mira de quien se trata, pero dándole un poco igual. Su mejor amiga sí que era toda una reina en la seducción.
—Hola ¿Puedo ayudarla en algo? — pregunto con cortesí la chica a la demonio súcubo ante ella.
—¿Blitzø Buckso? — le pregunto apuntándole con su libreta.
Millia alza sus cejas con asombro, señalando al mismo con una sonrisa, esto podría hacer que se olvidara a fin de aquel demonio de plumas azules.
La demonio de cuerpo de reloj de arena se acerca al ser que buscaba.
—Ohh ahh. Hola — lo saludo, extendiéndole la mano de una vez —Soy Verosika Mayday de la tribuna.
El imp se levanta de su asiento, aceptando el saludo.
—Ohh...Hola — en medio del estrechamiento de sus manos Blitzø pudo pensar de inmediato que haría una mujer como ella buscándolo —Escucha, cancele mi subscripción porque robaban mi periódico de mi puerta — le dejo en claro de ante mano por si recibía alguna queja.
—Ah no, no, no — sonrió negando —Solo quiero hacerte unas preguntas — lo tranquilizo, acomodando sus hojas para anotar sus relatos.
—¿En serio? — pregunto sorprendido —¿Sobre qué?
—Taller de autos Ridpleyr. Eres cliente de ahí ¿Cierto?
La sonrisa de Blitzø desaparece apenas escucha el nombre de ese lugar.
Oh ho. Sabía que eso no debía de ser bueno. ¿Era acaso el principal sospechoso? Maldita sea. Ahora ya nadie puede hacer una simple broma de venganza sin hacer mucho escándalo.
¿En que se ha convertido el infierno ahora?
—Bueno...no — niega este, sentándose lentamente en su asiento para intentar evadir los nervios —Ni siquiera tengo auto...y es que... — los ataques en su interior lo estaban reinando, acomodándose con cierto miedo en su asiento —...contaminan —Si claro. Él preocupado por el medio ambiente es como si Hiddler fuera matado a miles de judíos solo por haber crucificado a Dios y tenerle una enorme devoción a este.
—¿No tienes una Van 88? — seguía con sus insistentes preguntas la joven reportera. Mostrándole las facturas de este que encontró en el taller de los demonios atacados.
Blitzø quedo en banco. No sabía que decir ahora preso en su mentira descubierta. Decidió actuar ya.
—¡Ah, ese auto, sii! — asintió. Como si estuviera recordando el hecho de que si tenía vehículo —Sii, siiii. Ahora puedo recordar...— se hizo de desentendido —...señorita...— en medio de los nervios y de casi ser atrapado se le habia olvidado el nombre de aquella demonio —¿Cómo dijiste que te llamabas? — pregunto, haciendo también truco de ello para salirse un poco del tema con el auto.
—Verosika Mayday — le recuerda, mirando su librera para plasmar un par de cosas.
Blitzø se le activa el foco de su cabeza, viniéndosele algo que no recordaba y esta vez ahora si era de verdad.
—Aguarda un minuto — suspira con asombro —¡¿Verosika Mayday?!...¡¿De pegúntale a Verosika?! — Le cuestiono con sorpresa en su expresión.
—Ah JAJA. Sí, es verdad — se sintió alagada de que la reconociera, sonriendo en su oración.
—Imprimiste una de mis cartas hace un año — le refresco la memoria a la demonio también —¿Lo olvidaste?...los sujetos lindos nunca ganan — parafraseo su propio mano escrito.
—¡¿Eres señor sujeto lindo?! — ahora era ella quien volvió a interrogarle, saliéndose por completo de su tema original. Salvadose Blitzø por un pelo y una carta.
La chica se sienta frente al imp.
—¡Si!— le responde con evidente alegría.
—Oh, Blitzo. ¿Te das cuenta de cuantas cartas recibimos al respecto? Bueno, literalmente hay cientos de demonios de todos los sexos que buscan a un sujeto como tú — consolido la chica de atractiva figura al demonio. Dejándolo casi boca abierto.
Se sobo la frente con estupefacción.
—¿De verdad? — pregunto casi sin podérselo creer. Subiéndole el ego como no tenía idea.
—Si — reforzó su oración antes dicha —Sabes lo difícil que es encontrar a un demonio decente en el infierno. Muchos piensan que la monogamia es una especia de simio — bromeo la chica, provocando un par de carcajadas en ambos.
—JA...siii...— Blitzø frunce el ceño un poco extrañado —¿Y...por qué cubres esta historia? — señalo sus papales.
—Porque querida Verosika paga poco — entristeció un poco su cara —Estaba en la ruina. Quiero convertirme en una gran reportera — afirmo segura. Mirando como el diablillo se encorvaba, colocándose en una pose exagerada al pensar —Oye Blitzø...¿Cuándo fuiste al taller Ridpleyr notaste algo sospechoso, lo que fuera? — le insistió con el tema.
Blitzø movía sus ojos, haciéndose el que pensaba y pensaba, un gesto de duda se mostró en su cara.
—No te causare problema...solo quiero la verdad — le garantizo.
Eso era algo difícil de cumplir si quería toda la verdad, teniendo a lado de que podría ir a la cárcel o por el otro de que si le dice que hizo todo eso gracias una sobrenatural máscara que se encontró en un rio, se carcajearía de la burla y no le creería por esa idea tan fantasiosa.
—Cielos, desearía saber. JA. Si desearía saber — se sentó recto otra vez —Mhh...— murmuro con sus labios cerrados, mirando hacia arriba "pensando" —No — respondió amablemente, negando con su cabeza.
—Bueno...si piensas en algo...este es mi número — hablo escribiéndoselo al mismo tiempo que le contestaba, arrancando la hojita para entregárselo —es mi...bueno...número...personal — le contesto con cierta pena en su mirada.
Blitzø sonríe de la sorpresa, guardándose un poco el buen sentir que tenía.
—¿En serio crees que hay muchos seres que buscan a un demonio como yo? — volvió hacer aquella pregunta todavía sin podérselo creer.
—Claro — volvió afirmarle entre una sonrisa. Levantándose de su asiento para marcharse —Cuéntame como una — sonrió, algo que rápidamente se arrepintió de ello al darse cuenta de la terrible revelación dada —Debo irme — volvió a sonar llena de pena —Hasta luego — se fue directamente a la salida.
Blitzø sonríe. Percibiendo un agradable aliento dentro de él. Mirando con curiosidad el número.
Por otro lado, lejos de los acontecimientos.
Un demonio lleno de poder jugaba golf dentro de su oficina, tendiendo todo un panel donde calibraba la distancia que daba su fuerza con el palo y la pelota.
"110 Metros" — dio los resultados su computadora avanzada.
Revelando como aquel personaje era nada más y nada menos que Belcebú, sonriendo por su anotación.
La puerta de su oficina se abre, mostrando a su par de guardaespaldas, acompañado de valentino, quien les pidió que lo buscaran.
El demonio de lentes de corazón lanzo su brazo de manera brusca, odiaba que lo tocaran y mucho menos los lame botas de este demonio en específico.
—Hola Valentino — lo saludo con una voz gruesa y profunda, sin ni siquiera darle la mirada.
El susodicho alza ahora ambos brazos en una demostración de llegada.
—Gracias por venir — le habla con algo que no cuadrante en su oración.
—Sí, bueno,...la próxima vez ¿Por qué no llamas? — sonrió con total muestra de disgusto —Deja a los mensajeros en casa — le aconsejo.
Esa era la falta de respeto que esperaba para que hiciera lo que tenía en mente y el porqué de su solicitud en ese sombrío lugar.
El demonio de categoría alta le hace una casi imperceptible señal con sus cejas a sus gorilas. Tomando a Val de los hombros y obligándolo a costarse en el suelo a punta de pistola.
Los demonios se ríen, metiéndole entre sus labios el soporte de las pelotas de golf de su jefe. Este ante la acción tan denigrante lo escupe. El seguro de la pistola siendo suelta se escucha por toda la sala, posicionándosela más cerca de su cien. Esas malditas pistolas angelicales como le ponían los pelos de punta.
Un quejido salió de la boca del Overlord, siendo sus mejillas apretadas por uno de los guardias, obligándole otra vez a poner ese soporte en su boca, colocándole encima aquella pelota negra de su patrón. Encontrándose este en una posición tan mediacre, que de solo pensarlo le provocaba ganar de vomitar.
—La policía...trato de cerrar el club esta mañana — hablo con total relajación, meneando su palo de golf de un lado a otro, cerca de la cabeza calva de Val —Dicen que has usado el lugar para tus pequeños fraudes — sonreír ante lo demostrado —Cuando oigo cosas así comienzo a perder la concentración — su tétrica sonrisa era tal que no concordaba con lo relajado que sonaba, dándole un aspecto tan atemorizante como lo era en realidad —Mi juego... — poso la punta de su palo al borde de los labios de demonio hormiga —...se va derecho al infierno — afirmo con desagrado. Moviendo sus brazos junto con su tronco hacia arriba, en dirección contraria a la pelota, listo para ejecutar su acción —Igual que tu~ — dio aquella amenaza, golpeando la pelota a una larga distancia, teniendo en el camino la boca de Val que sufrió un rasguño por culpa del otro, soltando un débil gemino por el golpe, rodando hacia un lado para quedar en la misma posición.
Como detestaba los palos bendecidos de ese maldito demonio.
"200 Metros"— hablo la compu de fondo.
—Ya me cansaste, Valentino — dijo el demonio de pie aun, mirando como el labio del Overlord en el suelo sangraba por su ataque —pero...voy a darte una oportunidad — Val frunce el ceño enojado y arto. Estaba que estallaba de furia —Una semana para largarte de aquí...después de eso...— poso la punta de su vara otra vez en la cien del demonios, este lleno de frustración separa con rabia de un movimiento bruco de su cuerpo —...usare tu cráneo vacío para guardar mis palos de golf — termino de dar su advertencia. Haciendo que sus secuaces tomen de manera agresiva al demonio, sacándolo del despacho de su jefe cansado de este.
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