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Capítulo 2 (Noche de mierda)

Continuación:


El imp de nombre Blitzø camino por las calles del infierno, siendo casi atropellado por su imprudente paso, teniendo un par de insultos por parte del chofer, y claro que él no podía quedarse atrás, regresándoselos mientras sacaba su dedo en medio de sus gritos ofensivos.

—¡Fíjate por donde caminas, bobo!

—¡Tu esposa es la que se debe de fijar cuando la monto para metérsela por delante y no por detrás! — insulto volviendo a su camino.

Entro en un taller mecánico, tropezándose un poco por la puerta de entrada al tener una plataforma algo alta.

—¡Mierda! — odiaba esas cosas —¡¿Hola?! — anuncio su aparición metiéndose más al local, teniendo como sonido de fondo alguna especie de melodía de ópera, junto con los taladros funcionando. Toco la campana del lugar al no tener respuesta —¡Hola! — grito más alto, mirando a donde sea que estuvieran los dueños de este aceitoso establecimiento.

—¡Espere, espere! — le ordeno un demonio de apariencia robusta y algo sucia de la grasa de carro, dejándose ver ante su cliente —No sea tan impaciente, amigo — le aviso caminando hacia él, siendo detenido por su compañero de trabajo quien estaba saliendo dentro del interior del capo de un auto.

—Beth — lo llamo el diablillo a su compañero —¿Qué rayos es esto? — pregunto teniendo en sus manos la curiosa pieza de auto que no hallaba origen alguno.

—Ah, no lo sé — frunció su ceño con algo de desconcierto, limpiándose la grasa de las manos con un trapo sucio —como unos 700$ — dijo casi en burla para su amigo, riéndose ambos de su corrupta forma de trabajar, terminando su corta platica para que volviera al diablillo de cuernos altos —Bueno, amigo ¿Qué se le ofrece? — pregunto acortando su distancia entre él y la de Blitzø.

—Vine por mi Van — le informo al trabajador.

—Los soportes están rayados y necesita otra transmisión — se unió a la conversación el demonio delgado de gorra y lentes que estaba todavía en el interior del vehículo.

—¡¿Qué?! — exclamo un Blitzø indignado y sorprendido —Si solo quería cambio de aceite — dijo todavía con su sorpresa al tope.

—Tiene suertes de que le hayamos detectados esas fallas antes de que le ocasionaran grandes problemas — hablo con algo de sobrevaloración —Firme aquí y escriba con fuerza — le pidió al demonio de corta estatura, dándole un contrato en donde ahora participaría en un arreglo mayor a su amada van.

Blitzø de mala gana toma el papel y el lápiz, leyendo con cautela las letras por si acaso.

—No tiene precio — hablo mirando lo extraño de no tenerlo en el papel.

—Lo va a tener — le respondió el demonio de apariencia robusta, fingiendo dolor al sacarle más dinero a su cliente del que pensaría.

Blitzø ni siquiera se puso a pensar en ello cuando algo hizo "click" en su cerebro, debía de estar arreglado hoy en la noche con un vehículo a su disposición, pues Millie lo había invitado a una especia de club súper pretencioso en donde solo la crema y nata de la sociedad y la matanza pueden entrar.

—No tengo auto — les dijo con un semblante preocupado —y debo tener uno esta noche

—¡Yrh! — llamo el demonio mecánico a su compañero de atrás quien ya había salido del auto.

—¡¿Si?! — respondió a su llamado.

—Tráeme el auto que prestamos — le hizo un gesto con sus ojos de que esto no sería de lo mejor...para su cliente claro este, siendo muy bien oculta para Blitzø que le estaba dando la espalda.

—¿Ese auto? — pregunto sorprendido.

—¿Cual auto? — cuestiono Blitzø dudoso, arqueando una de sus cejas por lo extraño del momento.

(...)

Para cuando llego su amada noche fueron la música y las buenas vibras que se dieron a resaltar. The Port Studios XXX. Uno de los lugares más privilegiados de esta zona del pentagrama, era lo que más se sabía del lugar. Carros de todos los tamaños y precios de altos rangos pasaban de un lado a otro, bajándose demonios adinerados y otros reconocidos. Demostrando sus lujos de un lado para el otro. Los demonios botones llevaban las lleves de sus respectivos dueños para hacer sus trabajos en tomar sus números y aparcar sus autos en el estacionamiento del lugar.

Un auto entre todos ellos llamo la atención de la mayoría de los demonios y pecadores que aguardaban en la fila por entrar al club, pero no precisamente era por ser uno de los más llamativos o de los más lujosos. No. Todo lo contrario. Blitzø (responsable del ligero alboroto) maldecía y se trababa en su arranque, el vehículo era tan viejo y acabado que todo el electro ventilador se podía oír a millas de ahí, sonando una que otra vez el motor como si fuera un explosivo. Incluso le había costado un poco el solo abrir la puerta. Definitivamente quería matar a esos mecánicos en ese instante.

El eminente "Eww" — de repulsión proveniente los demás hizo eco en todo el lugar, acompañado con el de las demás personas.

—¡Que mierda miran, hijos de puta?! — peleo Blitzø con una cara de pocos amigos, dándole las llaves de su auto prestado al chico que lo atendería, viéndose obligado en ayudarlo arrancar para que de una buena vez se fuera con su carro a otro lugar.

Logrando eso al fin es que pudo caminar entre los demás demonios, encontrándose en la fila a quien buscaba.

—¡Millie! — la llamo llegando hacia ella.

—¡Blitzø! — lo saludo estando a su lado —Chicos, quiero presentarles a mi amigo Blitzø Buckzo... — lo presento a un par de lindos demonios que andaban con ella. Su mejor amiga siempre ha tenido muy buenos gustos. Blitzø los saludo, haciendo que ambos le respondieran también —...importante en el mundo de la comedia — presumió a su amigo. Soltando uno de los demonios de cabellera castaña un largo "Uhh" por la información.

Blitzø se ríe del comentario.

—No es para tanto — fue lo que pudo decir, recordando que no es que le fuera ido de maravilla el día de hoy con su show.

—¿Qué dicen si entramos de una vez? — propuso la diablilla, formándose las manos con entusiasmo. Al grupo de amigos fijo sus ojos a la puerta, viendo a un par de altos guardaespaldas hablando con Valentino, dueño de todo el club por excelencia —¡Oye Bobby! — llamo la imp a uno de los guardias de seguridad, extrañando un poco a Blitzø, pues lo saludaba como si ya lo conociera. Vaya que su amiga era una caja de sorpresas —¿¡Como estas, amigo?! — pregunto con un royo de dinero en su mano —¡Soy Millie! — dijo. El demonio sonríe, acercándose a la chica imp.

—Hola Millie — saludo el demonio de larga estatura, con una vos gruesa y confiada.

—Hola ¿Qué tal?

—¿Cómo te va?

—¿Cómo estas amigo? — estrecharon sus manos en un cordial saludo, tendiendo en sus manos aquel fajo de billetes como manera de soborno para su pase.

—Gusto en verte — respondió el guardia, recibiendo de buena manera el dinero.

Blitzø sí que estaba sorprendió, definitivamente debía de agarrar consejo de Millie.

—Entren — otorgo el pase, abriendo la cinta de seguridad que dividía el comienzo de la fila con la puerta de entrada.

—Bueno, entonces pasen chicos — accedió el paso la chica imp, abriendo camino para que pasaron para seguirles el paso a los demonios de apariencia sexy.

—Nos vemos a dentro — dijo el imp masculino a manera de burla a los que aparentemente se quedarían afuera de la fila, su sonrisa confiada con su determinación le duro poco al sentir como en su pase era denegado tras ser paralizado en su ruta por la cinta rojiza que era puesta otra vez.

—¿He? ¡Bobby! — llamo al guardia con extrañeza, queriendo que le diera el camino libre —¡Millie, Millie! — llamo ahora a su amiga quien estaba entrando el club —¡Millie, Mill-! — no hubo manera, estaba tan concentrada en la música de adentro junto con los bombones que traía que no escuchaba a su amigo llamarla, cerrando la puerta en sus espaldas luego de que pasaron.

El imp sin quedarse con los brazos cruzados pasa por debajo de la cinta, teniendo la queja de los demás demonios que estaban en la espera.

—Es un error — les dijo tranquilizando a la multitud, queriendo darse la vuelta para seguir y caminar a donde estaba la diversión. No obstante, fue bruscamente sujetado de las solapas de su chaqueta de cuero y picos por el demonio anterior, siendo jalado del piso por la diferencia de estatura.

—¡Oye! — hablo de manera amenazadora —Cruzaste el limite~ — gruño con desprecio cerca de su cara —¡Nunca cruces el limite! — le advirtió con todavía más recelo en su cara.

—¡No, pero, mis amigos acaban de entrar! — renegó en una queja el joven diablillo, señalando la puerta. Teniendo a un lado a un Valentino fumando con despreocupación.

—Deshazte de él — ordeno el Overlodr con la lista de invitados especiales en sus manos.

— ¡No, no no! — se negaba el imp a ser desechado —¡¿Oigan! ¡¿Pero qué mierda hacen?! — se movía el diablillo con total dificultad, pues no fue mucho el trabajo el solo tomarlo por el cuello de su chaqueta y la parte trasera de su cinturón —¡Les ordeno, hijos de puta que me bajen ahora mismo! ¡Bájenme! — demando gritándoles con irritación.

Y eso fue lo que hicieron, mandándolo a volar a las afuera del club en las calles del estacionamiento. Un quejido de dolor salió del diablillo al caer en su retaguardia.

—Gracias...cabrones~ — dijo casi sin aliento. Levantándose del suelo con cuidado, teniendo una mano en su cadera —Oh~ por todos los infiernos — exclamo decepcionado al ver como de su chaqueta una de las punta inferiores fueron humedecidas por un charco de agua que hacía en el asfalto frío, sacudiéndose un poco para intentar resolver su problema. Problema que se duplico el pasar por afrente suya un auto blanco a toda velocidad, mojándole toda su vestimenta casi por completo. Reprimió una maldición en alto, no valía la pena sus fuerzas de todas las cosas que le estaba sucediendo, tan solo le quedo que secarse un poco la cara, y mirar con completo odio al maldito imbécil que se ha atrevido a manchar su imagen.

Su sorpresa fue en grande al detallar como del auto blanco estaba afuera un chofer de vestimenta elegante, abriéndole la puerta a lo que paso siguiente seria Stolas, vistiendo un elegante vestido ajustado de franjas negras con blancas, teniendo un bolso de mano costoso entra las mismas,

—Señor Blitzø, hola — lo saludo con notoria sorpresa, resplandeciendo su hermosa sonrisa hacia el imp.

—Hola~...— respondió por un momento hipnotizado, caminando un par de pasos hacia el largo y sexy demonio.

—¿Cómo se siente? — le pregunto con los brazos cruzados, sin borrar la sonrisa de su cara, mirando un poco su atuendo húmedo.

—¡¿Cómo?! Oh...— no supo que responder a la pregunta —Ah pues...yo — se trabo por unos momentos otra vez, recobrando el aire que siempre se le olvidaba tomar cuando estaba adelante de tan Dios de la belleza —Bien, si — Asintió con una voz tan relajada.

Stolas también asiente, ensanchando más su sonrisa sincera, tendiendo los brazos en la misma posición, juraría que eso hacía que las plumas de su pecho se notaran todavía más, curveándolas en una forma tan atrayente y voluminosa.

—Nunca me he sentido mejor — mintió de una forma convincente. Metiendo su mano en su bolsillo en una pose más confiada —Es solo que salí a...a-ah...por un poco de aire fresco — sonrió en su escusa.

Fuera seguido con su farsa segura si no fuera llegado el botones que lo atendió a sus espaldas. Delatando frente a lo que es su parecer el demonio más jodidamente sexy que ha visto su más cruel verdad.

—Su auto, señor Buckso — aviso el demonio rojizo, entregándole su ticket de validación.

Blitzø miro a su espaldas, definitivamente el destino quería reventarle las pelotas. Ya era mucho el que lo viera en esta apariencia, ahora que lo viera con un auto casi igual de miserable que él era el mayor de los colmos.

—Ese no es mi auto — miro con nerviosismo a Stolas, negando por completo aquella carcacha con una sonrisa nerviosa. Stolas le devuelve la sonrisa asintiendo.

—Pero tiene el número de su boleto — seguía insistiendo el demonio miniatura.

Una de dos. O blitzø se suicidaría hay y en ese preciso instante, o mataría con mucho gusto a ese cabrón diablillo que no le seguía el juego para nada.

Sus ojos seguían en los de Stolas, vaya que era muy difícil apartarle la mirada de encima. Blitzø dio un respingón, tomando el boleto de mala gana, todavía forzando su sonrisa de oreja a oreja.

—De acuerdo...lo tomare — dijo rendido, pero todavía haciéndose la idea de que no le pertenecía. Camino hacia el viejo vehículo, parando en seco para retroceder en sus pasos y encarar mejor al bastardo que le devolvió su artilugio descompuesto —¡Pero que quede muy claro que no es mío! — advirtió a la defensiva al botones, con una expresión sorpresiva el joven demonio de traje rojo y pajarita negra. Le da una última mirada a Stolas, alejándose otra vez a su auto —¡¿Entendiste?! — grito estando ya dentro del mismo. El Goetia no borra su calurosa sonrisa —Porque mi auto es una Van — aclaro ante mano con una mueca alegre y segura, encendiendo el auto para echarlo andar he irse.

Stolas antes de darse la media vuelta y entrar al club da una risita de la gracia, despidiéndose con su mano de una manera divertida como delicada, caminando a donde debía de ir.

Blitzø al fin pudo arrancar y salir de la imagen, desbarrancando hubo por el tubo de escape. Menuda forma de irse.

(...)

Estando en medio de un puente su auto comienza a fallar, dando pequeños frenos inconscientes, arrancando de golpe en el proceso y sonando de escandalosamente como siempre. El carro llego a un punto en donde simplemente no se le podía pedir más, y dejo de arrancar, por mucho que Blitzø pasara la llave y el acelerador no hacia ningún movimiento, tan solo sonando su motor de arranque siendo forsado sin conseguir nada del mismo.

—¡Oh rayos! — vocifero harto el imp, pegando su cabeza en el duro volante, ocasionando que diera un quejido de dolor, eso definitivamente no fue una buena idea, se sobo, gimiendo con dolor en el proceso, resignado ante todo salido del auto, abriendo con ira la puerta para azotarla con el evidente mal genio que se cargaba.

Camino desbordando en cada paso pura amargura, sujetando el borde de la tapa del capo para ver qué era lo que le sucedía a su coche, otra muy mala idea. Esta estaba caliente, hirviendo mejor dicho, asándole la palma de la mano en el intento de abrirla, otro aullido del tormento se escuchó de su boca, maldiciendo a los mil diablos en el proceso. Su enojo lo estaba comiendo vivo, gruso y gruño, tomándose la mano lesionada, patio el parachoques delantero, otra MUY mala idea, eso hizo que aquella parte del vehículo se desprendiera del mismo, provocando que dé la impresión se callera, y por si eso no fuera sido poco el borde de la luz delantera derecha también toco el suelo, siguiéndole el borde del capo, paso a seguir con una de las puerta traseras a mano izquierda, eso con el parachoques trasero, y como toque final el propio auto no pudo ni con su mismo peso, cayendo encima de suspropias llantas a no tener el suficiente soporte ahora.

Blitzø se dignó en no seguir más, acomodándose su chaqueta de vestir para mover su cabeza a un lado, haciendo un gesto con su mano hacia la chatarra que tenía como auto, rindiéndose con la misma y haciéndoselo saber muy bien al alejarse de la escena y seguir con su camino a pie.

Camino con una enorme aura deprimente, sus manos juntas en su parte delante, estaba tan cansado, tan estresado de la vida misma y de todo lo que le rodeaba, a veces se preguntaba si de verdad valía la pena seguir con todo este falso espectáculo, no podía descansar de su trabajo de mierda, ni su vida patética. Era un interminable círculo de dolor. Camino con la misma cara deprimente al barandal del puente, mirando el lago que tenía al frente, suspirando en el proceso, queriendo desprenderse por un momento de su deprimente mente.

Un trueno minúsculo se escuchó en el cielo, mirando hacia arriba con horror al pensar el hecho de que llovería, eso sí que sería una muy mala broma de la vida hacia él, pero vaya que no lo era, un trueno se escuchó pero ahora con mucha más fuerza, el diablillo ya se hizo el hincapié que se empaparía por completo, tan solo haciendo una mala cara al respecto.

Miro al riachuelo que tena por debajo, estudiando con algo de extrañeza como una silueta flotaba en las oscuras aguas rojizas. Eso alarmo a Blitzø, pero no de una manera normal, ni mucho menos, estábamos en el infierno después de todo, encontrarse con un cadáver significaba solo una cosa..."Robo de pertenencias"

El joven diablillo con emoción se aproximó al aparente cadáver, mojándose de la cintura para abajo, sujetándose del cuerpo apenas logro llegar a este. Mucha fue su decepción cuando intento revisar en su interior cosas, topándose con nada más que un montón de basura junta con algas atadas.

—¡Maldición¡ — blasfemo con enojo. Vaya jodida le estaba dando la noche.

Detallo con algo de extrañeza el montón de basura que estaba con él, algo sobresaliendo de la misma, aparto su mano con el extraño objeto en sus manos, cubierta de basura encima, teniendo que solo pasar dos manotazos encima para dejarla reluciente, casi de forma literaria pues luego de haberla detallado con más cautela se dio cuenta de que se trataba solo de una máscara, el vivo estilo de la ópera, miro en su cara cóncava como deslumbraba un brillo sin igual, casi como si lo estuviera hipnotizando, llamándole, pidiéndole que la usara.

Blitzø ante este canto magistral dentro de su cabeza sin saber si era real o solo el cansancio en su cuerpo, hizo caso a ciegas a lo que el tal objeto pedía (a manera de broma) pegándole la curiosidad, acercándola de poco a poco a su cara, estando a escasos centímetros de sus fracciones para que sea una con el objeto...si no fuera porque algo detuvo su paso.

—¡Oiga usted! — se escuchó desde la Alemania, mas específicamente arriba del puente. Un oficial angelical lo llamaba desde ahí —¡¿Qué hace allí abajo?! — pregunto el oficial celestial al demonio.

Maldecía la nueva política de que esos enanos celestiales serian ahora los nuevos oficiales del infierno al ver que los mismo demonios no ponían la ley donde correspondía, pues aunque fuera el infierno eso no significaba de que debía de ser un lugar donde exista el caos y el terror la 24 horas del día. Debía de haber micro-seguridades al menos por día.

La linterna del sujeto apuntaba toda la cara del imp, poniendo su mano para protegerse los ojos.

—Ah...solo buscaba...ahm...aah— busco una excusa perfecta, seria ridículo y vergonzoso el delatar como estúpidamente cayo al rio porque creyó que toda esta pila de basura que traía el rio sangriento era un cadáver. Miro en su mano el objeto que acababa de conseguir, ocurriéndosele algo —mi mascara... — se escaso levantándola con orgullo en su mentira —...la encontré — sonrió con algo de pena, pero sin dejar de lado la confianza de su muy buena excusa y libre de preguntas estúpidas.















Ok, otro cap hecho y un paso más cerca de revelar como seria nuestro psicópata favorito con poder infinito. Esta demás decir que muchos de los diálogos se cambio pues la verdad no me imagino a un Blitzø dando explicaciones y escusas sin al menos gritar y soltar groserías y maldiciones en su camino xd

Nos veremos a la próxima, sin más me despido, bye :D!!

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