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s i x t e e n

CHAPTER SIXTEEN

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Siyeon caminaba de un lado a otro ansiosamente, con los ojos fijos en la espalda de la chica más alta, la cual seguía sin darse cuenta de su presencia. Solo tenía una oportunidad de arreglar las cosas y no quería arruinarlo. Ahora entendía porque Sowon y su otra amiga estaban tan estresadas siempre, jugar con las vidas de las personas y las consecuencias, no era agradable.

Sin embargo, la rubia no tenía muchas opciones. Lo que estaba a punto de hacer no la preocupaba, lo que la tenía nerviosa era el resultado de todo eso. Incluso el destino no podía predecir lo que sucedería y Siyeon no pudo evitar sentirse incómoda. Sus planes dependían más de las acciones de Yoohyeon que de las de ella misma.

Se acercó a uno de los enormes estantes llenos de libros y selecciono cuidadosamente uno. El libro era lo suficientemente ligero como para moverlo sin mucho esfuerzo. Siyeon lo giró para confirmar que la cubierta era roja, para luego mirar por encima del hombro de Yoohyeon, verificando si la chica había notado algo, pero la más alta estaba concentrada en su trabajo y ni siquiera sospechó de su presencia.

La rubia respiró hondo, más por costumbre que por necesidad, ya que técnicamente no necesitaba respirar; preparándose para agarrar el libro y tirarlo del estante lo más fuerte que pudo. A los libros de Manuscritos Kim podía moverlos a su antojo, pero a los libros humanos no, se suponía que ya no podía tocarlos. Para hacer esa tarea tan pequeña, tenía que concentrar todo su poder en ella, concentrándose en la sensación del tacto, tratando de recordar cómo se sentía para poder imitarlo.

Como de costumbre, le tomó más de dos intentos poder agarrar el libro y arrojarlo hacia adelante, haciendo que cayera al suelo con un ruido sordo. Esta vez no tuvo que mirar para saber que la morena se había puesto de pie para ver lo que ocurrió.

—¿Cómo se cayó? Alguien debe haberlo tirado— Murmuró Yoohyeon para sí misma, mientras que se agachaba para tomar el libro e inspeccionarlo.

La rubia agradeció que Yoohyeon era la única que se encontraba trabajando en ese momento o de lo contrario tendría que haber lidiado con un espectáculo de personas teorizando sobre el espectáculo paranormal, lo cual no estaba lejos de la realidad.

—Recuerda el otro libro, el que encontraste en la vieja librería— Dijo acercándose a la otra chica con cuidado de no tocarla —Manuscritos Kim. Ve y toma ese libro, te gustó, ¿Recuerdas?— Siyeon no podía saber cuantas de sus palabras eran captadas por el subconsciente de Yoohyeon, pero no podía hacer mucho más. La morena tenía una mirada perpleja, mientras volvía a colocar el libro en su sitio.

Siyeon suspiró. Demasiado para una diosa asistente.

Pasó junto a Yoohyeon y tocó la pantalla de su computadora y luego su celular.

Le tomaría un poco de tiempo, pero esperaba que ella notara las señales. Siyeon necesitaba que esa chica volviera a la tienda lo antes posible.

Yoohyeon comprobó si había algún otro libro fuera de lugar, dándole al estante una mirada escéptica antes de volver a su escritorio. Ya era de noche y aún tenía trabajo por hacer antes de poder irse, y lo último que quería ahora era tener que lidiar con una estantería derrumbada.

Apenas comenzó su revisión sobre una de sus posibles adquisiciones, cuando apareció una pequeña notificación en la esquina de su pantalla. Le hizo click distraídamente, preparada para leer otra de las interminables quejas de su jefa, pero en cambio, sólo encontró un correo simple y directo.

Era una de las librerías que visitó hace un mes, le llevó unos momentos recordar cual era. Sin embargo, tan pronto cuando lo hizo, sintió un nudo de nerviosismo en el estómago. Era el lugar espeluznante lleno de libros en blanco sobre las almas gemelas, el último lugar que visitó antes de conocer a Minji y obtener su marca.

El mensaje del correo era simple, solo una invitación para que pasara y revisará todo. Fue firmado por alguien llamado Kim Sowon, quien presumió que era dueña del lugar.

Yoohyeon se mordió el labio inferior, sintiendo como la inquietud la invadía. Visitar la librería no tenía sentido ahora, su jefa se había olvidado de esa "investigación". Aunque Yoohyeon estaba teniendo dificultades para ignorar la invitación.

Había estado tan centrada dentro de su propia cabeza con todo lo que le sucedió que se olvidó por completo de aquella extraña tarde en aquel lugar. Todos esos libros viejos parecían inútiles en aquel entonces, pero ahora se encontraba deseando haberles prestado más atención.

Tomando su celular, lo desbloqueo y buscó la foto que tomó en ese momento, encontrandola fácilmente. Al igual que el libro que cayó del estante hace un rato, este tenía una cubierta roja, aunque era mucho más grande y pesado. Tal vez debería volver y revisarlo de nuevo, aunque solo sea para darle tranquilidad... Después de todo, se estaba quedando sin opciones.

Decidió terminar el trabajo rápido, esperando lograr hacerlo antes de que fuera tarde para visitar la extraña librería. Yoohyeon necesitaba ir allí y ver el lugar por sí misma una vez más, quizás Sowon podría darle algunas respuestas.

Quizás sería otro intento inútil de resolver todo el lío en el que la marca la metió. Pero aún así, valia la pena intentarlo.

────────⊹⊱✫⊰⊹────────

—¿Por qué no puedes ocuparte de tus propios asuntos por una vez?— Preguntó Sowon. Su tono normalmente tranquilo sonaba un poco molesto por el comportamiento de la mujer más baja.

—No tendría necesidad de interferir si no fueras tan incompetente en tu trabajo. Además, como sabes, tu negocio afecta al mío— La contraria se encogió de hombros, con sus ojos aún centrados en el trabajo que escribía en su celular. Sowon no tenía idea de por qué era sometida a tareas tan mundanas cuando se suponía que debía estar mirando los hilos del destino y asegurarse de que todo saliera bien.

Molestar a la diosa del amor no era sencillo, pero no se enfrentaba a una oponente fácil.

—Solo quieres molestarme y malcriar a tu mascota humana, lo que no creo que sea parte de tus obligaciones— Se quejó, acercándose.

La sonrisa en el rostro de la contraria se mostraba completamente indiferente hacia sus intentos de intimidación.

—Solo le estoy dando la oportunidad de tener la vida que tú le quitaste— La guardiána del destino cruzó los brazos y miró a la mujer con un poco de amargura en sus orbes color marrón. No le agradaba Sowon, era todo lo contrario y no parecía que eso cambiaría pronto.

Sowon la fulminó con la mirada, con una rara expresión molesta en su rostro. La morena más alta también tenía sus razones para estar molesta, de hecho, tenía presente, cuánto esa mujer trabajaba para arruinar su estado de ánimo.

—Deberías saberlo, no es bueno jugar con humanos, Dami.

—Deberías saber que no es bueno seguir cometiendo errores— La chica de cabello castaño siseo la respuesta.

Sus diferencias con Sowon y el consejo no eran nada nuevo. El sistema de almas gemelas era genial, tenía que admitirlo, pero aún así no podía ignorar cuando pasaban cosas como esa. Sowon tenía razón después de todo, ella tenía una humana favorita y estaba haciendo todo lo posible por darle lo que merecía tener. Dami ya había actuado, ahora solo les quedaba observar las consecuencias y ambas lo sabían.

—No tenías derecho a entrometerte tanto en la vida de esa niña. Cambiaste sus líneas de tiempo solo para darle una oportunidad a tu chica —Sowon volvió a presionar, cansada de jugar el juego de la anciana. Al principio trató de pasarlo por alto, pero no podía hacer la vista gorda para siempre, especialmente cuando podría terminar en un desastre. —Dime ¿Cómo se supone que eso es justo?

—¡No afecte sus vidas negativamente! El padre de Minji estaba destinado a morir de cualquier forma, y sabes que ni siquiera yo puedo hacer algo al respecto... la mayoría de las veces. Solo le garantice la oportunidad de vivir en un lugar tranquilo y agradable durante unos años— Y también lo había hecho para retrasar el encuentro de la chica con Yoohyeon, pero no tenía la necesidad de decirlo, seguramente la mayor ya lo sabía.

—¡Diez años es mucho para ellas! Ya le diste a Handong una década con Yoohyeon, ahora ¿No puedes dejar que sigan el camino correcto? Romper el protocolo no nos traerá ningún bien a ninguna de las dos.

Dami puso los ojos en blanco ante la declaración de la diosa del amor. Pasar su larga vida tratando de crear las mejores lineas de tiempo que podía y darle a los humanos la posibilidad de elegir las decisiones correctas, solo para al final verlos elegir el camino más arduo, era un dolor de culo. Cómo la cuidadora del destino, sólo podía darles opciones, siendo restringida por sus colegas y sus propios planes. Se suponía que Sowon debía consultar con ella antes de asignar las almas gemelas, para revisar cada futuro y elegir las mejores coincidencias, sin embargo la otra mujer aún tenía ideas propias y seguía arruinando los delicados planes de Dami.

No era la primera vez que pasaba algo así, por lo general intentaban solucionarlo asignándole un alma gemela entre personas viudas u otra pobre alma desafortunada que no había sido asignada a nadie gracias a los malos hábitos de sueño de Sowon.

Sin embargo, esta vez no fue tan sencillo. Para Handong, tener a Yoohyeon en su vida era esencial para garantizar su futuro. Sowon al olvidarse de asignarle un alma gemela, también había condenado a la chica. Y eso era algo que ella no podría permitir, le daría la felicidad que merecía. Dami había tenido una conexión especial con la chica castaña, hasta el punto de interactuar con ella en su forma humana. Entonces, no dejaría que Sowon lo manejara, aunque recibiera otro siglo de trabajo como castigo.

—Yoohyeon y Handong coincidieron en la línea de tiempo original, la que borraste por error. Por lo tanto, solo les estoy haciendo un favor.

Sowon suspiró, masajeando sus sienes. Dami estaba siendo una molestia en su vida y no ayudaba que su entrometida asistente no estuviera a la vista, seguramente ocupándose de sus propios planes no tan secretos.

—¿Y si Yoohyeon elige a Minji? O mejor ¿Qué pasa si tu humana favorita decide actuar de manera noble e irse?— Cruzando los brazos, miró a la mujer que permanecía sentada en su cómoda silla, en aquella oficina sumamente limpia, que se encontraba al fondo de la antigua librería —Al parecer no planeaste las cosas tan bien ¿Verdad?

Dami presionó los labios. Lo que más odiaba de los dioses, era que no podía predecir lo que harían, por lo que en esos casos tenía que confiar en su propia suerte.

—Está bien, haz las cosas a tu manera, no interferiré más, lo prometo, como sabes, siempre cumplo mis promesas.

Sowon dejó escapar un profundo suspiro. Con un movimiento de mano hizo dar la vuelta al cartel que decía "Abierto" el cual ahora mostraba la palabra "Cerrado", justo a tiempo para que Yoohyeon lo viera. La morena alta parecía frustrada, inspeccionando la puerta cerrada durante unos minutos antes de darse la vuelta e irse.

Las diosas la observaron mientras se intercambiaban miradas agudas. Sowon, enderezó la espalda, su rostro inexpresivo se convirtió en una mueca. Estaba harta y cansada de los juegos de Dami.

—No te estoy dando ventaja, Dami, recuerda que solo eres la guardiana de las líneas, no puedes decidir qué sucede con ellas.

Como se esperaba, la más baja ni se estremeció, en cambio, sus orbes marrones se llenaron de ira mientras miraba a Sowon.

—Tu tampoco amor, no lo olvides— Dijo dando un paso más cerca, de repente su figura pequeña ante la contraria parecía hostil —Es mejor para ti tenerme como amiga en vez de enemiga. Tenlo en cuenta— Dami le dio una sonrisa sarcástica para después darse la vuelta y abandonar el lugar.

Sowon masajeó sus sienes, sintiendo el peso de sus responsabilidades.

Dami se maldijo a sí misma, sus pasos golpeaban el suelo con fuerza.

Ambas tenían sus propias visiones de lo que era correcto y lo que no. Sin embargo, no había mucho que pudieran hacer ahora.

Umji sacudió la cabeza, mirando al dúo desde lejos. No entendía como la mayor de ellas era tan indiferente con los asuntos de los humanos. Echó un vistazo a su reloj y miró al cielo cuando empezó a llover. Ella sonrió para sí misma, una pequeña voz en su cabeza le decía que todo estaba saliendo según lo planeado.

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