CHAPTER SEVEN
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Yoohyeon siempre trató de crear una buena relación con los dueños de las tiendas que visitaba, no solo hacía su trabajo más fácil, sino que también era mucho más cómodo. Con Minji se suponía que no debería ser diferente, solo hablarían un poco, tomaría los datos que necesitaba y se iría a casa temprano.

Pero no fue como las otras veces porque Minji no era como ninguna otra persona que había conocido jamás. 

Yoohyeon sentía curiosidad por ella, las cosas que le gustaban, las que no, como era su vida.

Le encantó como la voz de Minji se llenaba de vida al hablar de sus libros favoritos y el brillo en sus ojos cuando Yoohyeon admitió que también los amaba. Sus gustos se complementaban entre sí y antes de darse cuenta, ya habían hablado sobre muchos temas diferentes.

La realidad la golpeó en el momento que miro por la ventana y noto que el cielo ya estaba oscuro. Frunció el ceño confundida.

¿Cuánto habían estado hablando? Ella no es del tipo que pierde la noción del tiempo, menos cuando se supone debería estar trabajando.

Tomó su bolso, buscando su teléfono para comprobar la hora. Sin embargo, cuando lo agarró, la pantalla reflejó algo en su palma. Algo que se suponía no debería estar allí.

Yoohyeon trago saliva. Una sensación comenzó a apoderarse de su mente. Inquietud.

Ni siquiera se dio cuenta cuando la joven empleada se acercó para hablar con Minji.

Su teléfono sonó. "El diablo", el apodo de su jefa apareció en la pantalla. Sus manos temblaban, pero hizo todo lo posible por ignorar lo que acababa de ver y contestar la llamada.

A pesar de que su jefa estaba siendo normalmente desagradable, Yoohyeon no pudo concentrarse en la conversación como para que le molestara. Ella simplemente contestó de manera automática, explicándole a la mayor como encontrar el proyecto del que le hablaba y terminó la llamada.

Podía sentir la mirada de Minji en su espalda, pero incluso luego de colgar, no se giró. Su mano izquierda tenía el teléfono apretado, lo que bloqueaba su marca.

¿Por qué tenía que aparecer en ese momento?

Yoohyeon pudo ver sólo un objeto: Una pluma. Inmediatamente lo relacionó con la pasión por la escritura de su novia, y una ola de alivio la inundó durante unos segundos, antes de que se diera cuenta.

Las posibilidades de que el nombre de Handong estuviera en su palma eran bajas, muy bajas. Se conocían hace más de diez años, fueron amigas durante mucho tiempo y estuvieron juntas durante muchos años, pero ninguna tenía una marca.

Ella no quería mirar y que fuera el nombre de otra persona.

Pero no tenía opción.

Escucho el sonido de algo cayendo al suelo y miró por encima de su hombro, observando a Minji con una expresión de asombro en su rostro.

Yoohyeon miró hacia otro lado, tratando de mantener la calma, a pesar de que se le dificultaba respirar. Ni siquiera podía mirar a Minji en ese momento, estaba demasiado asustada de lo que podría ver.

Se excusó, saliendo por la puerta a paso apresurado. Corrió hasta que llegó a un pequeño parque que estaba cerca. Se sentó en uno de los bancos sintiendo que se caería si no lo hacía. Respiró hondo durante un tiempo, con la mano todavía apretando el teléfono.

—Por favor, por favor, por favor— Rezó, poniendo el teléfono en su regazo. Respiró hondo antes de finalmente tomar coraje y mirar su palma izquierda.

Yoohyeon dejó escapar un grito, cubriéndose la boca para amortiguar el sonido. Lágrimas comenzaron a formarse mientras miraba fijamente su mano.

Después de tanto tiempo, había obtenido su marca, un elegante dibujo de una pluma, con el nombre escrito con una caligrafía pequeña y refinada.

Tenía razón, era una pluma, pero no estaba el nombre de Handong debajo.

Su alma gemela era, Kim Minji, la persona que acababa de conocer.